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Lectura #4 Sugar Daddy - Sawyer Bennett

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Mensaje por Maga Dom 30 Jun - 0:31

Sela tiene miedo, y es por eso directo al grano con Beck, imagino que nerviosa. Además tener relaciones sin sentir nada para lograr un objetivo no es nada facil


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Mensaje por berny_girl Dom 30 Jun - 2:48

CAPITULO 6

Beck
Por un momento fugaz, creí ver miedo en su rostro. Fue tan rápido que estoy seguro de lo imaginé. Casi como una luz… parpadeando brillante y oscureciendo todo dentro de un microsegundo.
Fue cuando le dije que yo necesitaba estar a cargo.
A veces el miedo es algo bueno. Mejora los sentidos, aumenta el placer. Pero ahora no lo veo y me pregunto si lo imaginé, pero no importa… ahora y siempre estaré a cargo de esta mujer esta noche.
No estoy sorprendido por sus agresivos movimientos, porque desde el momento en que puse los ojos en ella no ha hecho nada más que exudar confianza. Y no me mal interpreten, no hay nada malo con una mujer que quiere chuparme la polla en forma atrevida.
Solo que no esta noche.
Esta noche quiero mostrarle que no tiene nada que mostrarme que no haya visto antes. Un sin número de mujeres han caído de rodillas y suplicado, todo con la esperanza de nunca mirar otro pedazo de coño. Sé que Sela dijo que no me ve así, y que en realidad está hablando con un Sugar Daddy, pero no la conozco, lo que significa que no confió en ella. La confianza no me resulta fácil, porque las personas más cercanas a mí en la vida no han hecho otra cosa que mentir, y hagámosle frente… la confianza no se va a formar esta noche. Por lo tanto, tengo que recalcarle sobre la verdad de mi posición.
Ella no tiene nada que yo necesite.
La mejor manera de mostrárselo es rechazar gratificación sexual instantánea. Pese a sería malditamente fenomenal tenerla chupándome, necesito que entienda y verdaderamente me crea cuando digo que no lo necesito.
La mejor manera de hacerlo es centrarse en su placer y no en el mío.
Y eso nunca ha sido difícil para mí, especialmente con una mujer tan bella y deliciosa como Sela Halstead.
—Vamos a sacarte de este vestido, ¿de acuerdo? —avanzo hacia ella, llevando mis manos a su espalda, y fácilmente encontrando la pequeña cremallera en medio de la espalda. El minuto que la desabrocho, el vestido cae en un latigazo de espuma plateada alrededor de sus tobillos. La tomo de la mano y la ayudo a salir.
Su cuerpo es increíble y me tomo mi tiempo mirándolo. Espectaculares pechos pesados con pezones perfectos que están rogando por pasar algún tiempo entre mis dientes. Pulidos y tonificados músculos, un estómago plano y kilométricas piernas lisas.
—Date la vuelta —murmuro.
Lo hace, y la pequeña tanga de encaje blanco es la perfecta opción para vestirla, porque su culo es espectacular. Sus hombros son gráciles, su espalda arqueada perfectamente fluye hacia ingeniosos y esculpidos glúteos, muslos y pantorrillas cubiertas de cintas son ridículamente torneadas. Esta chica hace un poco de serio entrenamiento.
Continua su lento giro hasta que me enfrenta de nuevo, su rostro está ligeramente enrojecido, pero sus ojos son desafiantes.
Mi mano la corbata y la aflojo. Mientras la jalo por encima de mi cabeza, digo con un movimiento de cabeza hacia el dormitorio—: Ve a la cama.
Sela ni siquiera discute, tomándome por su valor nominal cuando le dije que yo estaba a cargo. Se vuelve y me da otra gran vista de su exquisito trasero balanceándose mientras entra al dormitorio de la suite.
La sigo, trabajando en los botones de mi camisa. Cuando consigo deshacer los tres primeros, simplemente la tomo y la levanto junto con la camiseta blanca sobre mi cabeza. Caen a la alfombra.
Cuando Sela llega a la cama, se inclina a un lado un poco, sus dedos tirando de la cinta plateada que está atada desde el tacón de su zapato alrededor de la pantorrilla.
—No —digo, y se endereza para mirarme por encima del hombro—. Déjalos. Son sexys como la mierda.
Asiente y me da un atisbo de sonrisa, volviéndose hacia mí. me permito deslizar los ojos por su cuerpo lentamente, bebiendo completamente de pura perfección.
—Eres impresionante —digo con sinceridad, porque las palabras son buenos preliminares también.
Sus ojos bajan un poco, y me doy cuenta de cuan gruesas son sus pestañas mientras descansan contra la delicada piel pálida justo debajo. Unos buenos cumplidos y se vuelve tímida. Apuesto que esta mujer no ha tenido montones de hombres en su vida diciéndole lo exquisita que es.
—Voy a comer tu coño —digo sin rodeos, y levanta la cabeza, sus grandes y redondos ojos con sorpresa—. Así que quítate las bragas y ponte en la cama.
Duda por un momento y veo ese parpadeo de miedo de nuevo, y tengo que preguntar, ¿por qué eso le asusta? ¿Tiene miedo de perder el control conmigo? Dios, espero que sí, porque viendo a una mujer perdiéndolo va a ser caliente como el infierno.
Levantando su barbilla, Sela empuja la tanga por esas largas piernas y sale de ellas. Se vuelve y se arrastra en la cama mientras uso la oportunidad de sacar un condón de mi cartera y despojarme de mis pantalones y ropa interior. Empecé a ponerme duro cuando su vestido cayó de su cuerpo en la otra habitación, pero joder… mientras me vuelvo hacia ella ahora y verla descansando sobre la cama con nada más que esos tacones plateados con cintas, mi polla saluda por respeto a su hermoso cuerpo.
Echo el condón sobre la cama y la miro. Me sostiene la mirada, y el único signo de su incomodidad es un ligero enrojecimiento de sus mejillas. La hace no solo hermosa, sino con esos brillantes ojos azules y pecas, la hacen parecer increíblemente joven, fresca e ingenua.
Eso me da ganas de ensuciarla un poco, así que la empujo hacia sus tiernos límites.
—Extiende las piernas, Sela —ordeno, mientras me arrodillo en la cama—. Entierra esos tacones en el colchón y extiéndelas amplio.
Un pequeño sonido escapa de su boca y no puedo decir si es porque esto la está avergonzando o excitando, pero no tiene ninguna consecuencia real. Una vez que mi boca golpee ese coño, no le importará de todas formas.
Me inclino, colocando las manos sobre el colchón justo debajo de su culo. Bajo el rostro y estudio su belleza delante de mí. Me encanta una mujer que se depila con cera, y con un pequeño toque, corro un dedo sobre la delicada y suave piel de su montículo.
Un estrangulado sonido sale de Sela, pero no la miro. En su lugar, bajo la cabeza más, y con la punta de mi lengua, suavemente incito a su clítoris.
En el momento que hago contacto, las caderas de Sela se disparan de la cama y me congelo cuando dice—: No.
Mis ojos se levantan para encontrar los suyos, y tiene una salvaje y fiera mirada mientras mira abajo fijamente hacia mí, su jadeante pecho levantado por sus codos apoyados sobre el colchón.
Su respiración es difícil y lame sus labios. —Quiero decir… no estoy segura…
A pesar de que estoy confundido por ello, creo que entiendo lo que está pasando. —¿Alguna vez un hombre te ha hecho esto?
Su rostro pasa a rojo remolacha y sus ojos bajan. Sin dejar rastro, se ha ido la mujer confiada que entro a esta suite conmigo y se niega a confirmar o negar mi teoría.
Imposible, pero estoy bastante seguro de que esto es nuevo para ella.
¿Cómo en la mierda una mujer así de bella ha llegado tan lejos en la vida sin un hombre atiborrándose a morir entre esas perfectas piernas?
Coloco la mano sobre el pecho de Sela y la empujo hacia abajo suavemente a la cama. Trepo por su cuerpo, presionando mi peso sobre ella. Mi polla descansa pesada contra su coño, pero no hago nada más que simplemente besarla tiernamente.
Ella se sobresalta en sorpresa, pero su boca inmediatamente se abre para mí, y sus manos se curvan alrededor de mi cuello. Permito a mi lengua enredarse con la suya, prolongando el beso hasta que puedo sentirla moverse debajo de mí.
Cuando retiro mi boca de la suya, abre los ojos lentamente y me mira con confusión.
—Sela —digo, mi voz áspera con lujuria—. Juro que se va a sentir bien. Va a ser intenso y está bien jalarme el cabello, maldecir, o gritar. Mierda… por favor, grita o dime como jodidamente bien te estoy haciendo sentir, ¿de acuerdo?
Solo parpadea, casi sorprendida.
—¿Confías en mí, Sela?
Nunca responde, pero tomo su falta de negativa como luz verde. Me deslizo por su cuerpo, sin vacilar un momento antes de colocar la boca de nuevo en ella.
Sus caderas se mueven de nuevo y deja escapar un gutural gemido. Mientras dejo a mi lengua trabajar lentos y deliberados círculos alrededor de su clítoris, corea—: Mierda, mierda, mierda.
Esto me hace sonreír.
Mi lengua está bien contra su clítoris, luego frunzo labios y lo chupo.
Las manos de Sela se cierran de golpe en mi cabeza, sus dedos cavando en mi cabello. Me jala en un intento de moverme, y luego rápidamente me empuja el rostro hacia ella. Esto me dice que está peleando consigo misma. Le gusta la forma en que se siente, pero se preocupa por la sucia naturaleza de tener a un hombre cerca e íntimo en su lugar más sagrado.
Eso me excita como nada más y comienzo a mover la lengua más rápido.
—No puedo —gime Sela mientras gira las caderas contra mí—. No puedo. No puedo.
Sí, malditamente puede. Deslizo dos dedos dentro mientras azoto su clítoris con mi lengua, trabajando cada vez más rápido. Puedo decir que está enterrando esos tacones puntiagudos en el colchón duro porque sus caderas se empujan todo el camino fuera de la cama.
—No, no, no, no —murmura para sí misma, incluso tiene mi rostro apretado contra ella con un loco agarre en mi cabeza.
Completamente contradictorio, sus palabras tienen un significado, su cuerpo otro.
Desconcertante y fascinante para mí, me hace quemar con la necesidad de hacer su orgasmo. Saco los dedos de su coño, añado un tercero, y los empujo de nuevo profundamente. Raspo los dientes sobre su clítoris, luego cierro los labios a su alrededor y succiono duro con intermitentes golpes de mi lengua.
—B-e-e-e-e-c-k —grita Sela en una larga y tartamuda respiración mientras su espalda se arquea fuera de la cama y siento su coño abrazar a mis dedos mientras comienza a correrse. Sostiene esa posición por unos momentos mientras puedo sentir el placer atravesándola y luego vuelve a caer al colchón.
Miro de su cuerpo a ella, mi lengua ahora arrastrando perezosos patrones alrededor de su clítoris. Me mantengo alejado del sensible botón de carne porque no creo que pueda manejarlo de nuevo tan pronto. Sela levanta la cabeza y me mira.
Confusión total.
Completa saciedad.
Miedo.
Aceptación.
Su cabeza vuelve a caer sobre la cama y deja escapar un tembloroso suspiro. Saco los dedos de su cuerpo, presiono un suave beso en el montículo calvo de su pelvis, y hago mi camino de regreso por su cuerpo. Sostengo mi peso fuera de ella, a pesar de que mi polla está prácticamente esforzándose para empujarse dentro de su apretado y húmedo calor.
Su rostro se vuelve a un lado mientras me cierno sobre ella. Mastica su labio en consternación.
—Sela —digo para llamar su atención. Vuelve esos ojos azules en mi camino y libera su labio con un estallido
—¿Esa fue tu primera vez? —pregunto suavemente
Sus mejillas se vuelven a enrojecer y trata de apartar su rostro. Mi mano sale, manteniéndola inmóvil. Me agacho, dándole un roce de mis labios contra los suyos, y digo—: Oye… no te avergüences. Me encantó hacértelo. Planeo hacerlo de nuevo antes de que acabe la noche.
Jadea, esos ojos se vuelven más redondos, así que se lo explico tan honestamente como puedo.
—Bebé… tu coño es tan malditamente dulce, me alegro de haber sido el primero en tomar un bocado.
Sela comienza a menear la cabeza de lado a lado con firmeza. —¿Qué?
—No fuiste el primer tipo en… ya sabe… besarme allí.
Inclino la cabeza, sin entender a dónde va con esto. Toma una temblorosa respiración, la deja salir lentamente, y dice—: Esa fue la primera vez que un hombre me hizo tener un orgasmo.
Mi barbilla se sacude reflexivamente con atónita sorpresa, y antes de que mi cerebro pueda completamente procesar lo que eso significa, juro por Dios que mi polla se vuelve aún más grande y más dura. Sabe lo que eso significa.
—¿Nunca has tenido un orgasmo antes? —pregunto incrédulo, y ahora mi polla comienza a punzar con necesidad de entrar en ella.
—Puedo darme uno por mi cuenta —aclara.
—Tienes que estar bromeando —murmuro mientras me empujo fuera de su cuerpo y llego a un lado para agarrar el condón. Rompo el aluminio abriéndolo y lo enrollo sobre mi polla. Mi mirada vuelve a ella y me está mirando cautelosamente—. ¿Con qué clase de idiotas has estado que no saben cómo darte placer? —Abre la boca, pero sacudo la cabeza. —No importa. No respondas. Probablemente solo me enojará.
Muevo mi cuerpo y mi polla cubierta de goma justo en la base de la cama hasta que estoy arrodillado en la alfombra. Agarro las piernas de Sela y las empujo hacia abajo hasta que su culo llega al borde del colchón.
—¿Qué estás haciendo? —jadea.
—Voy a comerte otra vez… te daré un orgasmo más antes de follarte —digo simplemente antes de aferrarla en mi boca de nuevo.
—No, no puedo —grita, pero de nuevo, esas manos regresan a mi cabello y presiona mi rostro contra ella.
Oh, sí que jodidamente puedes, pienso y me pregunto cuántos puedo darle esta noche.


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Mensaje por Yani Dom 30 Jun - 14:47

Gracias!!! Y esto continúa se ve...


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Mensaje por Leshka Dom 30 Jun - 18:43

Me uno gracias!
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Mensaje por berny_girl Dom 30 Jun - 22:41


CAPITULO 7

Sela
Me quedo inmóvil, contemplando mi próximo movimiento.
El sol salió hace unos veinte minutos y me desperté completamente, entendiendo que estaba en la cama de hotel de Beck North.
Él está sobre su espalda, un brazo sobre la cabeza en la almohada, el otro descansando sobre la parte baja de su estómago. Es completamente hermoso tendido allí totalmente desnudo, ya que las cubiertas y sábanas fueron pateados a la alfombra hace horas. Su boca está ligeramente abierta mientras duerme, y recuerdo en vividos detalles lo que esos labios me hicieron anoche.
Levanto la cabeza y me tomo un momento para aprovechar el acceso sin restricciones que tengo para mirar su cuerpo. Mis experiencias sexuales anteriores han sido apresuradas y en su mayoría con los ojos cerrados. Normalmente, había un montón de torpe toqueteo entre besos calientes antes de caer a la cama, ya que con mi experiencia previa no había mucho que ver. Después, nunca miré el cuerpo de mi compañero. No tenía ningún interés, de verdad, y siempre me cubría después de que el calor de la pasión se enfriaba.
¿Pero Beck?
Estoy totalmente muriendo de curiosidad, así que cedo ante ella mientras duerme.
Su cuerpo es perfecto. Está bien construido, pero no es demasiado musculoso. Su piel es de un bronceado de color dorado claro. Hay un poco de cabello castaño oscuro en el pecho, y otro rastro que comienza bajo el ombligo y viaja hacia abajo. Claramente se cuida, porque todo el vello alrededor de su pene está muy recortado. A pesar de que sus manos son grandes y masculinas, están bien cuidadas, y su cabello se ve perfectamente desordenado... como si estuviera hecho para lucir tan bien mientras aún es un desastre.
Miro su pene. Supongo que podría estar cansado por lo de anoche. En este momento yace suavemente entre sus piernas, todavía bastante grueso y largo, incluso en reposo.
Sé exactamente cuán grueso y largo se pone cuando está hinchado a su máxima capacidad, ya que me folló no menos de tres veces anoche, dándome orgasmos como si fueran regalos de un camión de helados.
Suavemente, sitúo mi cabeza boca abajo sobre la almohada y lo considero.
Un hombre me dio un orgasmo.
Múltiples orgasmos.
Con su boca, con sus dedos. Una vez, solo con el golpe de su pene dentro de mí. Fue como sí una vez que comencé, mi cuerpo estuvo compensándose por años y años de no tener gratificación sexual.
Ese primero... oh, Dios... me asustó como la mierda. Nunca supe que algo pudiera sentirse tan bien. Claro, me habían dado el “O” antes, pero era un leve temblor de placer que traía una suave sonrisa a mi rostro.
¿Cuando Beck me hizo venir esa primera vez?
Se sintió como la fuerza de una explosión nuclear siendo disparada dentro de mí, y me destrozó de adentro hacia afuera. Fue tan poderoso que casi me dejó ciega y sorda por unos momentos. Mi cerebro todavía estaba tratando de ponerse al día con el significado de todo antes de llevarme al extremo de la cama y pusiera su boca en mí de nuevo.
La segunda vez que me hizo venir, lágrimas se filtraron de mis ojos no solo por la alegría de un placer tan perfecto, sino por años desperdiciados en los que nunca antes sentí tal cosa.
No tengo ni idea de porqué sucedió y porqué fue él el que lo hizo, pero claramente Beck North simplemente no tiene un problema sacándolos de mí. No estoy segura de si es mago o solo muy dedicado a la causa, pero fue sin esfuerzo por su parte. Apuesto a que probablemente solo podría mirarme de cierta manera y yo explotaría.
Mis labios se curvan en una sonrisa satisfecha, y por primera vez me pregunto si tal vez no estoy completamente rota. Sé que estoy jodida en un millón de diferentes maneras, pero tal vez mi capacidad para apreciar realmente el sexo como algo placentero estaba latente y no fue completamente destruida cuando fui violada.
Girando la cabeza a la almohada, miro de nuevo a Beck. No creo que ninguno de nosotros esperara quedarse dormido, y casi apuesto a que él no es del tipo que le gusten las conversaciones incómodas a la mañana siguiente. Si yo fuera una Sela Halstead más amable y gentil, le haría un favor al tipo y me iría de la cama en silencio y luego me deslizaría aún más silenciosamente fuera de su vida.
Pero no soy amable o gentil.
Sin embargo, estoy agradecida y quiero agradecer a este hombre por lo que me ayudó a lograr.
Me levanto, poniéndome de rodillas, y me inclino hacia abajo en la cama. No vacilo cuando tomo su pene ablandado en mi mano y lo aprieto suavemente. Al principio, no consigo ninguna reacción, pero cuando la aprieto de nuevo, comienza a expandirse contra mi palma. Suavemente empiezo a acariciarlo, observando fascinada mientras se alarga y las pequeñas arrugas de la piel suelta comienzan a desaparecer a medida que la sangre llena su eje. Nunca he visto a un hombre ponerse duro antes y es fascinante.
—Sela. —Escucho murmurar a Beck, e inclino mi cabeza para mirarlo. Sus ojos están cerrados, pero hay una sonrisa en su rostro—. ¿Qué estás haciendo?
No le respondo.
Simplemente se lo muestro.
Me inclino y lo tomo en mi boca, directamente hasta mi garganta.
—Joder —gime Beck, empuja los dedos de una mano en mi cabello y me agarra la parte posterior de la cabeza—. Se siente bien.
Gimo en acuerdo contra él, subiendo y bajando por su polla con las mejillas ahuecadas y la lengua arremolinándose. Beck, a su vez, hace gruñidos y jadeos estrangulados desde lo más profundo de su garganta. Sus dedos sujetan mi cabello, pero no con fuerza, solo lo suficiente como para alentar mis movimientos.
Soy implacable con él, llevando mi mano libre a sus bolas, las cuales suavemente ruedo entre mis dedos. Mi otra mano sigue a mi boca subiendo y bajando por su pene, apretándolo de tal manera que maldice y me suplica que vaya más rápido.
Lo hago.
—Maldita sea... Sela —murmura Beck mientras levanta sus caderas. Lo tomo más profundo y eso lo impresiona—. Joder, eso es bueno.
Voy arriba y abajo, arriba y abajo. Probando su sabor y textura satinada de su piel contra mi lengua. Me detengo en la parte superior y arrastro mis dientes sobre la punta antes de tomarlo profundamente nuevo.
—Oh, joder —gime, y su mano tira de mi cabello—. Sácalo... me voy a venir.
Trágalo.
Todo.

Mi cabeza gira por el recuerdo no deseado mientras succiono con fuerza en mi camino hacia arriba, lo dejo salir de mi boca y luego lo acaricio vigorosamente.
Uno, dos, tres... cuatro veces y comienza a derramar semen sobre mi mano y sobre su estómago. Continúo acariciarlo mientras miro el placer contorsionar su rostro y los tendones del músculo en su cuello se contraen por la fuerza de su orgasmo. Lo acaricio suavemente cuando empieza a bajar y finalmente suelta un largo suspiro de alivio.
Sus ojos se abren y me mira. —Eso fue asombroso.
Le doy una sonrisa mientras limpio la mano en la sábana junto a su cadera. Encogiéndome de hombros, solo digo—: Quería hacer algo bueno por ti.
Beck frunce el ceño mientras contempla el regreso de un favor. —¿Te gustó hacer eso de la manera en que yo disfruté de tener en mi boca entre tus piernas anoche?
Me niego a sonrojarme y a mantengo sus ojos. —Sí. Mucho.
Y esa es la verdad. Hasta el final, cuando el pasado y el presente empezaron a difuminarse, lo que más me gustó de esa experiencia fue escuchar a Beck hacer todos esos sexys sonidos. Sabiendo que yo era la responsable de tanto placer fue afrodisíaco de por sí.
—Entonces no es el pago de un favor —dice Beck.
—¿Qué no es? —pregunto, ahora perdida en la conversación.
—Dijiste que me estabas haciendo un favor. Eso habría golpeado gravemente mi ego si solo lo hicieras como un gesto en retribución.
Asiento en comprensión. —Entiendo. Lo hice porque quería mostrarte mi aprecio, pero también disfruté mucho haciendo eso para ti.
Ninguno el hecho de que no lo tragué y me pregunto cuán importante es eso para él.
No es algo que haga por los hombres, habiendo teniendo mi primera experiencia de manera forzada, pero por alguna razón creo que lo haría con Beck. Si no me hubiera retirado, estaba tan pérdida en la experiencia que podría haberlo tragado y estoy bastante segura de que no habría estado sorprendida de él.
—Escucha —dice Beck mientras se sienta, apoyando su peso en una mano plantada en el colchón—. Voy a tomar una ducha.
Y aquí viene.
El desprecio.
Puede que no me haya echado anoche después de la última ronda, pero sospecho que es porque estaba demasiado cansado. Pero ahora Beck está reiterando el punto que me hizo anoche y que acepté de inmediato.
Esto fue una aventura de una noche y nada más vendría de eso nunca.
Empiezo a salir de la cama, con la intención de encontrar mi bolso y mi ropa, cuando me detiene en seco. —¿Quieres unirte a mí?
Mirando por encima de mi hombro hacia él, levanto una ceja. —¿En la ducha?
—Bueno, sí —dice con una sonrisa—. Nos ducharemos, follaremos... y luego te llevaré a desayunar.
Parpadeo lentamente hacia él, preguntándome qué demonios está pasando aquí. Me está mirando como si no quisiera dejarme ir.
Y por primera vez desde que salí de la fiesta con Beck anoche, tengo un ataque de conciencia. Por lo que he leído y observado hasta ahora, es aparentemente un buen tipo, y estoy aquí usándolo. Me mostró un placer increíble anoche, me hizo sentir semi-normal como una mujer, y al parecer quiere llevarme a comer panqueques.
Esto no cuadra.
—Um... necesito revisar los mensajes en mi teléfono, pero estaré allí en un momento —digo, necesitando unos minutos para recomponerme. Tengo demasiadas emociones arremolinándose y compitiendo por la supremacía. Tengo que organizar mi cabeza y recordar por qué demonios estoy aquí.
Me giro lejos de Beck y deslizo mis piernas fuera de la cama. Ni siquiera soy consciente de mí propia desnudez, simplemente salgo del dormitorio y voy a la sala principal de la Suite. Beck dice—: ¿Me traes una botella de agua de la nevera?
—Claro —digo por encima del hombro, y puedo escucharlo encender la ducha.
Camino hacia la mini nevera que forma parte de un armario de licor empotrado y saco una botella de agua. ¿Qué diablos debería hacer?
Beck North no estaba en mi radar ayer. Ahora he pasado una noche increíble con él, y todavía tiene un interés aparente en mí. Aunque no me apresuro a pensar que va a entrar en una sugarship conmigo, definitivamente no voy a ser echada a la calle. Ahora solo tengo que averiguar cómo aprovechar esto.
¿Salir por esa puerta ahora mismo y terminar con esto? ¿Averiguar alguna otra forma de llegar a JT, lo cual tomará más tiempo?
¿O trato de enganchar a Beck aún más, acercarlo a mi red, y usarlo para acercarme lo suficiente para atacar? No hay garantía de que funcione. Quiero decir, por lo que sé, me va a joder de nuevo, comprarme el desayuno y luego me dejará libre para siempre.
Mis dedos juguetean con la etiqueta de la botella en mis manos, contemplando cuál ruta debo tomar. Cualquiera de las dos me pondrá en camino a mi meta. Uno será más fácil, aunque voy a sacrificar algunos de los pocos principios que me quedan por utilizar a Beck de esa manera.
La parte positiva es más tiempo con Beck. Un poco más de tiempo con un hombre que me hace sentir como una mujer de verdad... completa, sin daños, y llena de potencial. Eso es un beneficio que nunca habría esperado, y me avergüenza un poco que es algo que incluso estoy considerando como importante.
Pero mierda... Me gusta cómo me hizo sentir anoche.
Decisión tomada, ignoro mi montón de ropa en el suelo y me dirijo de nuevo hacia el dormitorio. Pongo la botella de agua en el borde del colchón y marcho en silencio hacia el baño. Una ola de vapor sale por la puerta, y en el espejo sobre el gran tocador puedo ver la forma desnuda de Beck mientras inclina su cabeza hacia atrás bajo el chorro de agua, al mismo tiempo que una de sus manos frota una barra de jabón sobre su pecho.
Luego baja hacia su estómago y derecho entre sus piernas, donde se desliza alrededor de la base de su pene, sobre sus bolas y sube de nuevo a su estómago.
Dios, eso es tan caliente.
Luego se da la vuelta y me doy cuenta de que voy a ver su culo, algo de lo que todavía no he tenido el placer. En el momento en que se gira, solo consigo un vistazo de esos apretados globos gemelos más pálidos que el resto de su piel bronceada, pero entonces mi respiración se atasca cuando miro a su espalda. Mi mano se extiende, agarrando el marco de la puerta para mantener el equilibrio y miro a Beck con los ojos entrecerrados.
En su omóplato derecho, ocupando no más de diez centímetros más o menos, un tatuaje.
Un ave fénix rojo tomando vuelo con alas y la cola en llamas.
Oh, santa mierda
Pájaro rojo en una caja torácica.
Pájaro rojo en una muñeca.
Pájaro rojo en un hombro.
Pájaros rojos follando por todas partes, acercándose a mí.
Una oleada de terror mezclado con adrenalina golpea mi estómago y giro desde la puerta, tropiezo, pero me recupero, antes de correr por el dormitorio y entrando a la sala. Rápidamente me pongo mi vestido, abandonando mi tanga y tacones, que están atrás en el dormitorio. Ni siquiera puedo imaginar lo ridícula que me veré caminando a través del vestíbulo para tomar un taxi a principios de noviembre sin zapatos, pero no puedo pensar en otra opción.
Tengo que salir de aquí.
Con mi corazón latiendo tan fuerte que puedo oírlo en mis oídos, agarro mi bolso de la mesa en la puerta principal de la suite donde lo había dejado anoche y me voy, cerrando la puerta silenciosamente detrás de mí.
No tengo ni idea de lo que significa ese tatuaje de fénix, pero sé una cosa:
Ahora mismo, me asusta hasta la mierda.


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Mensaje por Leshka Lun 1 Jul - 1:38

Ooh! El camino de la vergüenza, q Pasara?
Graciad
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Mensaje por Yani Lun 1 Jul - 14:22

Espero que Beck no sea uno de los violadores!


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Mensaje por Maga Lun 1 Jul - 20:37

Bueno tuvieron una noche bastante caliente. Beck parece un chico decente. Sela se permitió disfrutar del sexo por tal vez primera vez. Ahora las cosas con ese tatuaje esta delicada, no creo que Beck sea uno de los atacante.


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Mensaje por berny_girl Lun 1 Jul - 23:18

CAPITULO 8

Beck
Cuelgo el teléfono con mi abogado y me reclino en la silla de mi escritorio. Sus noticias no son buenas, pero tampoco son inesperadas. No puedo forzar una compra con JT a menos que básicamente haga algo ilegal con respecto al negocio. Y no… inhalar coca en tu oficina no cuenta. El lenguaje es claro y significa actos delictivos específicamente relacionados con las operaciones de la empresa y que son perjudiciales para dicho negocio.
Pero, por mucho que me moleste el comportamiento de JT en los últimos meses, y me preocupe extremadamente continuar, ciertamente no quiero encontrar que ha hecho algo ilegal. Eso solo pone demasiada responsabilidad y riesgo sobre mí, y prefiero caminar que enfrentar el potencial de una investigación criminal provocada por un socio idiota y fuera de control.
Así que necesito aguantar o dejarlo ir.
La elección es fácil en este momento... voy a tener que aguantar y solo montar su culo para mantenerlo concentrado. Con nosotros preparándonos para desplegar la nueva plataforma web que está en desarrollo, esto podría significar un aumento del 40 por ciento en los ingresos sin prácticamente ningún gasto adicional, lo que significa una enorme cantidad de cambios. No poseo los derechos de propiedad de la codificación; de acuerdo con mi abogado, de manera que, si me marcho ahora mismo, perdería todas las ganancias cuando se inicie el próximo año.
Así que me mantendré firme y vigilaré con cuidado a mi compañero.
Tengo que decir, que, aunque las noticias de mi abogado no eran buenas, fue un bienvenido alivio para la multitud de pensamientos dementes que han estado corriendo por mi cabeza todo el día con respecto a mi encantadora y aparentemente asustadiza compañera de la noche anterior. Me duché y enjaboné la mañana siguiente, pensando en la forma que trabajó mi pene con su boca. Me puse duro de nuevo y la llamé para que se diera prisa. No obtuve respuesta.
Así que la llamé de nuevo.
Todavía nada.
La curiosidad se apoderó de mí, así que cerré el agua y salí de la ducha. Con una toalla alrededor de mi cintura, caminé alrededor de la suite tres veces antes de convencerme de que realmente me había dejado. No tenía sentido, sobre todo porque dejó sus zapatos y bragas. Podía entender lo de las bragas, pero ¿dejar los zapatos a principios de noviembre?
No es posible.
Así que se fue en un apuro y tengo que preguntarme qué la hizo correr.
No puedo creer que la perspectiva de una ducha conmigo y un desayuno pudiera ser aterradora.
A menos que...
A menos que ella fuera totalmente seria acerca de acercarse a ese Sugar Daddy en Santa Clara. Tal vez realmente quería una aventura de una noche y tenía su vista puesta en otro lugar. Y no es que ese tipo fuera un mejor prospecto que yo, pero teniendo en cuenta que le dije indiscutiblemente que no tenía relaciones y ni siquiera me molestaba en fantasear sobre ellas, tal vez fue exactamente por eso que salió disparada del hotel sin siquiera despedirse.
Honestamente, pensé que el Sugar Daddy de Santa Clara fue solo un cuento que inventó para cubrir el hecho de que realmente estaba husmeando a mi alrededor por una potencial Sugarship. Pero ahora no estoy tan seguro.
Lo que complica las cosas aún más es el hecho de que le di el primer orgasmo que había tenido con un hombre. No puedo ni siquiera empezar a describir cómo se sintió, sabiendo que era el responsable de dárselo, y luego estuve completamente perplejo por el hecho de que una mujer tan hermosa como esa pasara tanto tiempo sin encontrar un hombre real que la complaciera. Sus experiencias pasadas deben haber sido horribles, y solo pensar en ayer por la noche me envía en un frenesí sin sentido para hacerla venir una y otra vez.
Sela gritó mi nombre muchas veces e incluso me maldijo cuando dijo que no podía correrse más. Entonces probé que estaba equivocada y obtuve dos más de ella. Fue la noche más caliente de mi vida, mostrándole a esa hermosa mujer todas las alegrías de una realmente fantástica follada. También me mantuve puramente vainilla con ella, poniéndome duro con tan solo pensar en algunas de las maneras en que podía hacerla gritar.
Joder.
Tengo que dejar de pensar en ella.
Se acabó.
Fin.
Se fue.
No hay manera de encontrarla.
Excepto... que eso no es cierto. Creé el sitio web de The Sugar Bowl. Si es una Sugar Baby, con unas cuantas teclas puedo acceder a la base de datos y tener su dirección.
Tamborileando mis dedos en el escritorio, miro fijamente la pantalla de mi computadora y reflexiono sobre las ganancias de hacer algo así. Quiero decir, ¿cuál sería el propósito? ¿Solo para follarla otra vez?
Eso realmente suena como una razón fantástica.
Arrastrándome hacia adelante en mi asiento, agarro mi teclado y lo jalo hacia mí. Navego en la base de datos interna de las Sugar Babies, a partir de este mes suma un total de más 1,6 millones de usuarios registrados de todo el mundo. Eso no es nada comparado con los casi 5 millones de Sugar Daddies registrados que pagan un mínimo de mil dólares para unirse, renovándose automáticamente cada año. Haz las cuentas... puedes averiguar lo que eso significa. Aunque nuestro dinero proviene de los Daddies, nuestros actuales esfuerzos de marketing están dirigidos a tratar de conseguir más Babies. Cuanto más grande sea nuestro grupo de Babies, más Daddies se unirán.
Escribo Sela Halstead, y estoy sorprendido cuando en realidad tres mujeres aparecen con ese nombre. Inmediatamente descarto dos, ya que residen en Texas y Georgia. La tercera Sela Halstead tiene una dirección en Oakland, así que elijo ese perfil.
Soy recompensado inmediatamente cuando una foto de ella aparece en mi pantalla. Sí, esa es la hermosa mujer que follé hasta dejar mi polla en carne viva la otra noche, pero la foto no le hace justicia.
Mis ojos escanean sus datos personales, de los cuales no requerimos mucho.
Tiene veintiséis años y no me parece sorprendente. Su rostro se ve definitivamente más joven con las pecas y ojos grandes e inocentes, pero hay una sabiduría allí dentro de sus profundidades que me dice que tiene unos años más en su haber que su promedio de Baby. Matriculada en la Universidad Golden Gate y alquila un pequeño apartamento en Oakland. Parece que trabaja medio tiempo en un restaurante para ayudar a financiar su matrícula. Sin antecedentes penales. Ni siquiera una multa por exceso de velocidad. Es la clásica Sugar Baby.
Miro hacia el botón Comm y considero husmear más. El botón Comm me llevaría a los mensajes encriptados que las Babies y los Daddies usan para comunicarse. No estoy haciendo nada ilegal, ya que nuestros términos de servicio incluyen el consentimiento de todos los miembros a permitirnos monitorear la actividad para asegurar que no se producen ninguna actividad criminal o fraudulenta.
Pero, ¿realmente quiero saber cuán profundamente está metida en una potencial Sugarship? ¿O debería solo cerrar la pantalla y volver al maldito trabajo?
Imágenes de la espalda de Sela arqueándose fuera de la cama y los músculos de su coño aferrándose duro a mis dedos la primera vez que se vino destellan en mi cerebro y doy clic al botón sin otro segundo de duda.
Escaneando a través de los mensajes, puedo ver varios Daddies potenciales que se han contactado con ella. Respondió a algunos, pero nada más que una declinación educada de que no está interesada. Y luego veo un largo historial de intercambio con fecha de casi dos semanas atrás, con un hombre en Santa Clara, California.
Frank Webert.
Y mierda... dejando el nombre horrible a un lado, él prácticamente es la captura perfecta para ella. Está en el lado más joven a la edad de cuarenta y dos años, razonablemente en forma y atractivo, e hizo su dinero con robótica. Eso significa que es súper malditamente rico.
Leo los mensajes y coqueta fuerte con Sela. Mientras que no hay solicitudes públicas o pedidos de sexo, hay suficiente insinuación en sus mensajes hacia ella de que lo espera. Las respuestas de ella son coquetamente vagas, pero prometedoras y acordó encontrarse con él este fin de semana.
Apuesto que él tendrá un acuerdo firmado con ella para el domingo.
Pienso sobre cómo me hace sentir eso.
Me pregunto si puede hacerla venir de la forma en que yo lo hice.
Me pregunto si ella chuparía su polla como...
Saliendo de mi silla, agarro mis llaves y teléfono de mi escritorio. Miro a la dirección de su casa una vez más y la repito para recordarla, antes de cerrar sesión en mi computadora.
Camino fuera de mi oficina y le digo a Linda mientras paso—: Voy a salir por el resto del día. Devolveré las llamadas mañana.
—No hay problema —dice ella con una sonrisa cariñosa—. ¿Necesitas que haga algo mientras no estás?
Me detengo y miro de regreso a ella, preguntándome si me he vuelto temporalmente loco. —Sí... de hecho... imprime para mí un acuerdo sugar en blanco.
Linda parpadea en mi dirección sorprendida, momentáneamente abrumada e inmóvil. Levanto mis cejas y elevo mi barbilla hacia la impresora en la esquina de su escritorio. De inmediato, salta hacia allí, golpea sus dedos sobre el teclado varias veces y luego la impresora comienza a escupir el documento.
Lo saca, engrapa las páginas y me lo entrega con ojos amplios. —¿Vas a firmar eso?
—No tengo idea de qué mierda estoy haciendo —murmuro mientras camino por el corredor hacia la puerta principal.
●●●
Reviso mi reloj por vigésima vez y doy un vistazo a la calle Diecinueve. No hay señales de Sela aún.
He estado estacionado fuera de su departamento en Oakland, en la esquina de la Doceava y la Diecinueve, sin estar seguro de por cuál dirección vendrá. Estoy suponiendo que usa el metro para ir y venir de la escuela, así que espero verla caminando por la Diecinueve desde la estación de tren. Todo es una suposición, y por lo que sé, puede tener un auto que la lleva y trae, pero lo dudo. Es un gran cambio pagar por gasolina y estacionamiento en Golden Gate, y si ella está en el mercado por un Sugar Daddy, supongo que es una chica de metro.
Apenas son las cinco p.m., está oscureciendo, y estoy a punto de rendirme por el día. He estado sentado en mi auto casi dos horas y mi culo está dormido. También estoy hambriento, ya que no he comido desde el desayuno. Siempre puedo intentar de nuevo mañana. O, diablos, quizás deba solo llamarla. Tengo su número de teléfono de la base de datos.
Justo cuando mi mano se estira hacia la ignición, veo a Sela dirigiéndose directo hacia mí. La acera no está completamente concurrida, aunque hay varias personas caminando en varias direcciones, pero a pesar de eso... la reconozco de inmediato. Pasé mucho tiempo tocando y lamiendo ese cuerpo, lo reconocería en cualquier parte.
Está vestida muy distinta al sexy vestido de anoche. Hoy tiene unos vaqueros desgastados que están rotos en una rodilla, zapatillas Converse negras, y una sudadera de Raiders desgastada que la escuda del frío. Su cabello está atado en una cola de caballo y tiene una mochila que luce pesada colgada en su hombro derecho mientras camina arduamente hacia su complejo de apartamentos.
Salto fuera del auto y lo bloqueo, esperando que permanezca lo suficientemente seguro en este vecindario. No es el peor, pero ciertamente no es el mejor, y he oído que los Audi son autos populares para robar.
Dirigiéndome hacia la puerta frontal del edificio, alargo mis zancadas y llego allí casi un segundo antes que ella. Agarro la puerta, la abro y su cabeza se eleva mientras dice—: Gracias. —Sus ojos se vuelven enormes con preocupada sorpresa y retrocede un paso—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Mi mano sale disparada y agarra la mochila de su hombro, y mierda... está pesada. —Vine a verte. Te fuiste sin despedirte.
—No era necesario —dice fluidamente—. Fue una cosa de una sola noche, ¿cierto?
—Cierto —digo con una sonrisa conveniente—. Pero tengo que decir que me tenías preocupado cuando te fuiste sin siquiera molestarte en ponerte zapatos. Eso me dice que estabas huyendo y quiero saber por qué.
Por un momento, pienso que podría decirme que me vaya al diablo, pero sus hombros se hunden. Con un pequeño suspiro, pasa junto a mí hacia su edificio y dice sobre su hombro. —Bien podríamos subir y hablar al respecto.
Ahora, eso me sorprende. Supuse que tendría un poco más de pelea, pero gentilmente tomo su oferta y la sigo al interior.


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Mensaje por Leshka Mar 2 Jul - 0:14

Bueno tuvo el valor de ir la a buscar, esperemos q Sela le cuente sus temores Gracias!
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Mensaje por berny_girl Mar 2 Jul - 23:20

CAPITULO 9

Sela
Sí. Sin lugar a duda... el fénix rojo en la parte posterior del hombro de Beck me asustó cuando lo vi por primera vez. Fue casi una bofetada en la cara después de lo que habíamos compartido unas horas antes.
Después de lo que mandó a mi cuerpo que hiciera.
Así que corrí sin mis bragas o zapatos. Afortunadamente tomé un taxi que se encontraba esperando justo fuera del lobby del hotel, y no tuve un chofer entrometido preguntándome dónde estaban mis zapatos.
Estuve dando vueltas toda la noche, pero cuando salió el sol, creo que había razonado con algo de aceptación dentro de mi cabeza.
En primer lugar, no tengo idea de qué significa ese jodido tatuaje. Por más siniestro que fueran mis violadores, al principio pensé que podría ser un símbolo de culto entre los jodidos enfermos a los que les gusta violar juntos. Lo busqué en Google implacablemente hace seis meses cuando vi por primera vez a JT en la televisión y me di cuenta de que era muy real y no solo un producto de la pesadilla de mi imaginación. Lo investigué a fondo y no ocurrió nada. Cualquiera que sea la razón detrás de ese tatuaje, no se ha publicitado de ninguna manera.
Segundo, tengo que considerar que el tatuaje podría ser algo tan inofensivo como una fraternidad. De hecho, esa es la respuesta más obvia, y dado que Beck y JT fueron a la misma universidad y eran amigos incluso antes de eso, es lógico que tal vez estuvieran en alguna hermandad juntos. O mierda... tal vez estaban en algún tipo de equipo deportivo con tatuajes a juego. ¿Quién sabe por qué los chicos hacen una mierda tan estúpida como esa?
Y tercero, y probablemente lo más importante, lo que razoné fue que el hecho de que Beck se hiciera un tatuaje que coincidiera con el de mi violador no significaba que él, por asociación, fuera uno. No tengo ningún recuerdo de su presencia esa noche. Aunque, soy la primera en admitir que el Rohypnol que me dieron ha jodido mis recuerdos. Solo dependo nada más que de un profundo instinto en mi interior. Solo no siento esa vibra en cuanto a Beck. Claro, podría estar muy equivocada, tener el juicio de mierda nublado. Quizás, seguía sumergida en la ola de orgasmos interminables de la noche anterior, pero simplemente no creo que él tenga que ver. Parece un tipo decente, aunque aún cuestiono su elección de socio de negocios, quien es la encarnación del mal.
A pesar de todo, cuando salí de la cama esta mañana, pensé que había cometido un error crucial al dejar a Beck en la ducha. Fue una oportunidad perdida de mi parte para intentar mantener su despertado interés en mí. Era mi mejor oportunidad de acercarme a Townsend, y en un arranque de pánico emocional, lo había estropeado. Lo cual, significaba que tendría que empezar de nuevo mi plan.
Pero ahora, Beck está aquí y me ha dado una segunda oportunidad para aprovechar la oportunidad.
Me sigue a través de mi pequeño departamento, cargando mi mochila como un caballero. Quiero decir, el mero hecho de que buscó mi información y condujo hasta aquí porque estaba preocupado parece dar crédito a mi instinto de que es un tipo decente. Por supuesto que, si lo es, entonces soy una perra suprema por querer usarlo para mi propia agenda, pero nunca dije que era una santa.
Sin embargo, tengo que ser cuidadosa, no puedo permitir que mis sentimientos personales de afinidad por él me impidan llegar a la meta. He invertido mucha furia en mi plan de venganza, y si no hago esto, me temo que el fracaso me destruirá.
—¿Quieres algo de beber? —pregunto mientras camino hacia la cocina. Abro el refrigerador y lo escaneo rápidamente—. Tengo cerveza o leche que probablemente está vencida. El agua del grifo es decente.
—Estoy bien —dice, así que cierro la puerta y me volteo hacia él.
Dios, luce muy bien. Casualmente se vistió con un par de pantalones oscuros, mocasines marrones y una camisa de botones azul y a cuadros. Tiene su cabello al mejor estilo GQ y solo una pizca de barba, lo que sugería que no se afeitó esta mañana.
—Entonces, ¿por qué huiste? —pregunta sin rodeos, su cara luce plácida con solo un mero indicio de preocupación. Tengo la sensación de que este hombre es muy bueno controlando sus emociones.
Ciertamente no puedo decir: Bueno, tu tatuaje rojo me asustó y pensé por un breve momento que podrías ser un violador.
Pero pienso rápido. Así que, respondo con una pequeña pizca de verdad.
—Estaba un poco abrumada por todo lo que pasó entre nosotros. Fue... umm... intenso. Entré en pánico, supongo.
Beck inclina su cabeza y sus cejas se dibujan hacia adentro como si no estuviera del todo bien con él. Da un paso hacia mí a través del linóleo descolorido, extiende una mano y mete la punta de los dedos en la pretina de mis vaqueros. Con un pequeño tirón, me empuja hacia adelante, así que estoy a solo unos centímetros de él. Su voz es baja, ronca... y me provoca escalofríos. —¿Quieres decir que te provoqué tu primer orgasmo por parte de un hombre?
—Múltiples —susurro, sintiéndome hipnotizada por la intensidad de su mirada.
—No deberías haber huido. Tenía más para darte. —Me acerca aún más por la cintura, lo suficiente como para que mis pechos rocen contra su pecho inferior.
—Mi error —digo. Una ola de decepción recorre a través de mí. Quizás nunca vuelva a sentir esto otra vez.
Beck me mira y tengo la sensación de que quiere besarme, pero no estoy segura. Nunca he sido inteligente o he estado en sintonía con las nociones del romance y la seducción. Los chicos que quieren follarme, por lo general, solo me lo dicen directamente.
Con su mano libre, Beck saca algo de su bolsillo trasero, luego lo levanta entre nuestros cuerpos, haciendo que retroceda un paso. Sus dedos permanecen alojados en mi cintura, así que no voy muy lejos. Agita un documento delante de mí que está engrapado y doblado por la mitad a lo largo.
Mis ojos van del papel a él.
—¿Qué es eso?
—Un acuerdo sugar —dice.
Un arrebato de excitación hace que me arda la piel, pero aún no estoy segura de a qué se refiere. —¿Para quién?
—Tú y yo —dice sombríamente e incluso con una leve mueca. Claramente no quiere hacer esto. Sin embargo... aquí lo está ofreciendo.
Doy un paso atrás, desalojando su mano de mis vaqueros y cruzo mis brazos. Inclinando escépticamente mi cabeza, afirmo—: No eres un Sugar Daddy.
—Cierto.
—Y me dijiste inequívocamente que no quieres dedicar tu tiempo o recursos a una sola mujer.
—También es cierto.
—Entonces, ¿por qué estás aquí en mi departamento con un acuerdo? —pregunto con exasperación.
—Porque necesitas un Daddy para financiar tu educación y me siento generoso —dice con picardía, y sé que eso no tiene nada que ver con el porqué está aquí.
—Ya tengo a alguien que está interesado en eso. De hecho, planeo cerrar el trato este fin de semana —argumento.
En realidad, no tengo ninguna intención de firmar un acuerdo con el muy rico y ligeramente prepotente Frank Webert. Esa conversación fue comenzada para mantener mi cubierta como una ingenua Sugar Baby en el merodeo... nada más.
Y por la tensa mirada en el rostro de Beck, supongo que eso no le agrada en lo absoluto.
—Puedo darte algo que él no puede —dice confiado, mientras pone el acuerdo sobre la mesa de mi cocina.
—Oh, sí... ¿Qué es eso? —pregunto, casi sin aliento, pero sé malditamente bien qué puede darme.
Beck camina de nuevo hacia mí, haciéndome retroceder directo contra mi refrigerador, y abre mis vaqueros con dedos eficientes y experimentados. Jadeo cuando su mano se desliza hacia abajo por mis bragas y sus dedos se arrastran contra mí lentamente.
—¿Qué tal si te lo muestro? —murmura, casi en un tono burlón.
Pero no me importa.
Inmediatamente voy.
Puedo decir, por el fácil deslizamiento que tiene contra mí, que estoy húmeda y empapada. Me pregunto en qué punto ocurrió eso.
¿Cuándo me dijo que puede darme algo que ningún otro hombre puede?
¿Cuándo me mostró el acuerdo?
Diablos... probablemente cuando me abrió la puerta de abajo.
A pesar de eso, mi cuerpo reacciona a Beck en una forma que es totalmente lo contrario a mi ser entero. Desde esa noche cuando mi inocencia y parte de mi cordura fueron tomadas, nunca dejé que nadie llegara a mí de la forma en que Beck lo hace. Siempre he sido capaz de mantener separada la emoción del sexo, pero por alguna extraña razón, mi cuerpo no quiere comportarse cuando él está así de cerca.
La punta del dedo de Beck hace círculos lentamente alrededor de mi clítoris y pone una mano sobre el refrigerador, junto a mi cabeza. Inclinando la suya, se inclina y presiona sus labios en mi mentón. Se desliza por un lado y susurra en mi oído—: ¿Cuán rápido te vas a venir para mí, Sela?
Gimo en respuesta, mi sangre corriendo, y mi corazón a punto de salirse de mi pecho.
—Apuesto que será bastante rápido —dice con una risa ronca—. Solo mira la forma en que tus caderas se mueven... tratando de montar mi dedo.
No tengo que mirar. Parece que no puedo detenerme.
La presión se construye, hay un indicio tensándose en mi espalda baja, casi un calambre de frustración de placer entre mis piernas, entonces Beck presiona mi clítoris y exploto. Mi cuerpo se empuja fuera del refrigerador, presionándose a él con fuerza, mientras mi cabeza cae hacia atrás. Un largo gemido desgarra mi garganta, liberándose, y noto que mis dedos están enterrados profundamente en sus bíceps. Ni siquiera estoy segura de cuando pasó eso, pero tengo que flexionar mis dedos conscientemente para soltarlo.
Cuando abro mis adormilados ojos, lo veo mirándome desde arriba, triunfante. Saca sus manos de mis bragas, mete su dedo en su boca y lo chupa con deleite. —Delicioso —dice con un destello en sus ojos.
—Maldita sea, eres realmente bueno —digo mientras succiono el oxígeno de regreso a mis pulmones.
—Entonces, firma el acuerdo —dice despreocupadamente—. Te haré eso con bastante frecuencia.
—¿Y qué que ganas tú? —pregunto, sospechando, porque no puedo creer que dejará su persistente soltería para ofrecerme un compromiso.
Y sí... un sugarship es un compromiso... al menos monetario.
Beck retrocede de mí y uso la oportunidad para arreglar mis vaqueros. Voltea, agarra el acuerdo y me lo entrega. —Estoy fascinado por ti —dice sin rodeos—. Hay cierta inocencia respecto a ti. El hecho de que pueda darte algo que ningún otro hombre puede... bueno, solo digamos que hace cosas geniales por mi ego.
—¿Este es un regodeo ególatra para ti? —pregunto, asombrada.
—En parte —dice sin una onza de vergüenza—. Y en parte porque estoy atraído a ti en un nivel que no he experimentado previamente. Eso dice algo, ¿cierto?
—Y además de orgasmos, ¿yo que obtengo?
Agita el documento hacia mí y lo tomo. Desdoblándolo, echo un vistazo a través del lenguaje formal y volteo a la segunda página, donde está escrito:
El Sugar Daddy por la presente acuerda a:
Y escrito en tinta azul, en un desastroso garabateo que asumo, es la letra de Beck:
Pagar por la maestría de Sela Halstead en la Universidad Golden Gate, la cual incluye, pero no se limita a, matrícula, libros y hospedaje, así como a un estipendio que cubre el sueldo que debería ganar en cualquier trabajo que tenga actualmente. El Sugar Daddy también pagará por cualquier deuda escolar existente, sea como estudiante universitario o graduado, adquirido por Sela Halstead hasta la fecha.
Levanto mi cabeza y mi boca cuelga abierta. —¿Pagarás por toda mi educación?
Se encoge de hombros y empuja sus manos en sus bolsillos. —Es lo que pagaría por unas vacaciones solo para mí. No es gran cosa.
“No es la gran cosa” mi culo, y también está lleno de mentiras cuando dice que pagaría esa cantidad por unas vacaciones para él solo. Beckett North no es así de ostentoso. Mientras que tener mis títulos pagados nunca, jamás, fue una consideración cuando decidí volverme una Sugar Baby para perseguir a Townsend, el simple pensamiento de tener esa deuda fuera de mí casi me pone mareada. Es casi demasiado bueno para ser cierto.
Mis ojos se entornan hacia el acuerdo. —¿Y qué tengo que hacer?
Pero no responde, en lugar de eso me deja leer el siguiente párrafo resumiendo mis obligaciones. De nuevo, en su letra a mano, tendré que estar de acuerdo en:
Mudarse a casa de Beck North por un periodo de un mes. Renunciar a todos los trabajos actuales en los que se emplea. Apartarse de conflictos escolares, asistir a todas y cada una de las actividades con Beck North y atuendos apropiados serán proveídos.
Y eso es todo.
Nada más.
Requerimientos muy cortos y simples escritos a mano por Beck.
Mi cabeza se eleva y casi estoy decepcionada cuando digo—: ¿Quieres que me mude a tu casa por un mes y solo sea tu cita de eventos?
Beck suelta una profunda risa, saca un bolígrafo de su bolsillo en el pecho y me lo entrega. —No, Sela. Espero que también estés en mi cama cada noche, la cual es la razón por la que no quiero que trabajes en algún restaurante, y luego me dejes follarte en cualquier manera en que yo quiera. Pero, por supuesto, no puedo poner eso en el acuerdo.
Mis rodillas casi se doblan. La forma en la que acaba de decir que quiere que lo deje follarme en cualquier forma que quiera es casi amenazante, y para alguien con mis problemas, un poco aterrador. Aun así, mis rodillas casi se doblan, mayormente por la posibilidad del inmenso placer que creo que vendrá con eso.
Lo miro fijamente por un momento y mis ojos se deslizan al bolígrafo que está extendiendo. No dudo antes de tomarlo. Volteo, estiro el documento sobre la encimera, y garabateo apresuradamente mi nombre en el fondo. Beck toma el bolígrafo, añade su nombre bajo el mío y el trato está sellado.
Levanto mi rostro, preguntándome si añadiría un beso en el acuerdo, pero en lugar de eso, lo encuentro mirándome con decisión. —Sela... es solo un mes. Nada a largo plazo.
—Entiendo —digo, y pienso, Eso debe ser más que suficiente para descubrir un plan mejor y más seguro para ir tras Townsend.
Finalmente, me da una sonrisa y se inclina, rozando sus labios contra los míos. —Entonces, vayamos a empacar tus cosas. Te mudarás esta noche.


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Mensaje por Leshka Miér 3 Jul - 1:30

Esto va ser un uy buen cambio para Sela
Gracias!
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Lectura #4 Sugar Daddy - Sawyer Bennett - Página 2 Empty Re: Lectura #4 Sugar Daddy - Sawyer Bennett

Mensaje por Yani Miér 3 Jul - 14:29

Gracias! Y así de rápido se la lleva a vivir con él...


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Mensaje por estefazapata Miér 3 Jul - 19:26

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Estefa Zapata M
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Mensaje por berny_girl Miér 3 Jul - 20:51

CAPITULO 10

Beck
Abro la puerta de mi apartamento, anticipando ver a Sela. Ha estado aquí por una semana en el pent-house en Millennium Tower, y todavía me sorprende cuando regreso del trabajo y la encuentro aquí. No es que sea difícil acostumbrarse a compartir mi espacio con otra persona; es que ella lo hace tan jodidamente fácil, y eso es lo que me tiene sorprendido.
Honestamente pensé que vería una pequeña escena una vez que se mudara. Solo me comprometería a un mes, pensando que estaría cansado del arreglo, porque, seamos realistas… ¿cómo malditamente puedo estar loco por ella de verdad? Quiero decir, sí… cuando se corre en mi lengua, mis dedos, o mi polla, es como la cosa más milagrosa que he visto. Se hace cargo de todo su ser… la transforma de una hermosa y distante criatura a una quien, solo por unos instantes, parece abrir una parte de su alma. Es prácticamente fascinante.
En todo caso, tal vez ella imagina que me ha deslumbrado, porque la escena nunca ocurrió. He escuchado lo suficiente de JT y algunos de los otros Sugar Daddies que cuando te enfrentas a una Sugar Baby, te dan un trato como la realeza bastante espectacular. Esa primera noche que llegué a casa, medio esperaba que me encontrara con sexy ropa interior y una cacerola en el horno. Esperaba que cayera de rodillas y me diera la mejor mamada de todos los tiempos.
Ya sabes… así podía mostrarme que merecía estar aquí más de un mes.
En cambio, la encontré en el sofá estudiando, su frente se arrugaba mientras masticaba la goma de un lápiz. Levantó la cabeza, me dio una media sonrisa, y dijo—: Hola. —Antes de regresar a su libro de texto.
Y eso fue todo.
Admitiré… una pequeña parte de mí estaba decepcionado, porque ¿quién no querría una mamada tan pronto entras por la puerta? Pero la mayoría de mí la respetaba por ello, porque me estaba demostrando claramente que era más que una simple follada.
No significó que no la follé.
De hecho, inmediatamente me acerqué al sofá, saqué el libro de su mano, y la levanté. Por si acaso pensaba en luchar o negarse, me agaché y empujé mi hombro en su estómago antes de cargarla como un bombero. Y, música para mis oídos, creo que incluso escuche una pequeña risa.
Porque no la follé esa primera noche que se mudó, estaba un poco impaciente en mi necesidad y evité pesados preliminares, haciendo lo suficiente con mis dedos y sucias palabras para mojarla. La folle duro, con la intención de sacarla solo con el poder de mi polla, y fue hermoso cuando se vino, especialmente cuando mi nombre salió en un desgarbado grito de alivio y gratitud.
Me pregunto esta noche lo que voy a conseguir con Sela. La mayoría de las noches ha estado en el sofá estudiando. Una noche ni siquiera llegó a casa hasta casi las diez de la noche, declarando una sesión de estudio en la biblioteca. Otra noche, entré con olor a lasaña horneada y una Sela desnuda en mi cama esperando por mí. Con la sábana descansando sobre sus pechos y luciendo insegura de sí misma, pero me invitó a jugar. Su idea de jugar fue montarme lentamente hasta que mi cerebro casi explotó y mi polla casi lo hizo cuando me vine.
Colocando las llaves en la pequeña mesa lateral cerca de la puerta, atravieso el oscuro piso de madera en el pasillo a la masiva sala de estar confinada en ambos lados por las ventanas de suelo a techo con vista de la bahía Oakland, la bahía Bridge y las colinas Oakland a la distancia. Sela no está en la sala estudiando, pero sé que está aquí porque su mochila esa en el piso junto al sofá.
Me muevo al pasillo que conduce al otro lado del condominio, que ocupa toda la planta superior de mi edificio. Los dormitorios están separados de la apertura de la sala, cocina, y comedor, mi atención siempre esta atraída por las mismas ventanas de piso a techo que dan al distrito financiero y Coit Tower, pero en su lugar me siento atraído por Sela sentada en mi piso alfombrado con una pila de mi ropa a su alrededor. Actualmente está doblando una camiseta blanca mía en un definido y pulcro cuadrado y colocándola cuidadosamente en un cajón.
—¿Qué estás haciendo? —pregunto, observándola con una mezcla de asombro y confusión.
—Organizando tus cajones y arreglando tu ropa —dice sin siquiera mirarme—. Supongo que simplemente volcar la ropa en cualquier cajón es más fácil de llegar desde la secadora.
Su voz contiene una pizca de risa divertida, pero todavía no puedo decirlo porque esta de espaldas a mí. Me despojo de la chaqueta, ya que tenía que vestirme para algunas reuniones, y aflojo la corbata. Me muevo hasta el final de la cama y me siento, lo que ahora me permite ver el costado de su rostro… la elegante curva de su cuello… las pecas a través de su nariz y mejilla.
Y joder… ¿Cuándo las pecas comenzaron a ponerme duro?
—No tienes que hacer eso por mí —digo mientras saca otra arrugada camiseta blanca del montón a su lado y comienza a doblarla.
Se encoge de hombros. —No me importa.
Me inclino hacia adelante. —Pero a mí sí.
Sela gira su hermosa cabeza en mi camino y me sonríe. —Eres un desastre total con quien vivir, así que mientras estoy aquí, espera que haga un poco de limpieza y organización. Además, estoy cansada de vivir con mi maleta, quiero un pequeño cuarto propio.
La jalo más fuerte y se pone de rodillas mientras que la camisa cae de su mano, y cuando la sigo jalando, finalmente, se pone de pie. Llevo mis manos a su cintura, me inclino hacia atrás, y la empujo encima de mí mientras me recuesto contra el colchón. Cae sobre mi cuerpo, sus manos van a mi pecho y su largo cabello cae hacia adelante para protegernos.
—En serio —digo, con nuestras narices casi tocándose—. No tienes que limpiar este lugar. U organizar. O hacer cualquier cosa por mí en absoluto.
La sonrisa se desliza de su rostro un poco y murmura—: Pero tengo que hacer algo por ti, ¿verdad? Después de todo eres mi Sugar Daddy.
Hago una mueca y llevo una mano a su rostro, agarrándole la barbilla. —No me llames así.
Parpadea sorprendida por la vehemencia en mi voz. Inclinando su cabeza, pregunta—: No te gusta tu propio negocio, ¿verdad?
Ahora soy el que parpadea hacia ella con sorpresa. —Al contrario, me gusta mucho mi negocio. Ofrecemos un gran servicio tanto a los hombres como a las mujeres que se han unido.
—Entonces, ¿por qué no quieres ser llamado Sugar Daddy? —pregunta.
Ruedo nuestros cuerpos, colocándola de espaldas y descansando sobre ella. Presiono los codos en el colchón y la miro. —Tenía que firmar ese ridículo acuerdo para tenerte aquí sin discusiones. Pero no te obligaré a cumplirlo. Te tengo aquí porque te encuentro fascinante y me gusta mucho follarte. No hay más que hablar.
—Pero el dinero que pagaste…
—Es tuyo pase lo que pase —digo, y eso es cierto. Le pedí que me diera un resumen de todos los gastos relacionados con el curso que ya tiene en cuenta y el que está terminando, así como la información sobre sus préstamos de pregrado, y deposite esos fondos en su cuenta bancaria. Es una cantidad que es insignificante en comparación con mi fortuna y no voy a extrañarlo ni un poco.
Sus ojos se ponen cálidos y tristes a la vez. —Siento que estoy tomando ventaja de ti. Me pagas la universidad y me das asombrosos orgasmos, y puedo salir cuando quiera. Simplemente no entiendo.
—Soy así de jodidamente magnánimo —digo con una sonrisa, y luego presiono mis labios contra los suyos. Ríe, lo que hace que su boca se abra y deslizo mi lengua dentro.
Nos besamos por un momento, pero mi polla parece pensar que es una invitación abierta para venir a jugar, así que retiro mi boca de la suya y la empujo. Rodando al costado, me levanto y le extiendo una mano. —Vamos… vamos a comer en The Slanted Door. Disfrutemos de las ostras y ceviche.
Coloca su mano en la mía y me deja tirar de ella de la cama. Se ve absolutamente increíble en vaqueros y una camiseta, sin maquillaje en el rostro. Imagino que la mayoría de las Sugar Babies caminan con maquillaje perfecto y el cabello arreglado con cualquier ropa de diseñador que sus Daddies deciden comprarles. Lo único que Sela pidió desde que nos mudamos fue una tetera, ya que prefiere té a café.
—Voy a terminar de guardar esta ropa —dice mientras suelta mi mano y comienza a arrodillarse de nuevo sobre la alfombra. Y luego, como una idea tardía, pregunta—: Estaba limpiando el polvo del condominio hoy, pero la habitación del medio está cerrada. ¿Quieres que limpie allí?
Pongo los ojos en blanco y comienzo a tirar de la corbata en mi cuello. —No, cenicienta… no quiero que limpies esa habitación.
—¿Qué hay allí? —pregunta, mientras dobla otra camiseta—. ¿Algunas cosas secretas?
Me rio mientras me vuelvo para mirarla, tirando de la corbata. —Es mi oficina.
Espero a que se ría con diversión y pregunte por qué la puerta está cerrada, lo cual no me molestaría en lo más mínimo. Tengo alguna información propietaria con mis registros financieros y copias de mis acuerdos comerciales. Cosas que no son asunto de nadie sino míos, y antes que Sela se mudara, me aseguré de cerrar esa puerta.
Sí, espero que ría y bromee por la puerta cerrada con llave, pero en cambio, veo que algo nubla sus ojos. ¿Consternación, tal vez? ¿Cálculo?
No estoy seguro, y vuelve el rostro de mí a la siguiente camiseta, así que no puedo continuar analizándolo.
Pero entonces Sela dice—: ¿Quieres una mamada antes de ir a cenar? —Y estoy completamente fuera de juego. Cualquier mirada en su rostro está completamente olvidada.
Se vuelve para enfrentarme, redondos e inocentes ojos azules con solo un toque de travesura en sus profundidades.
Comienzo a desabotonar la camisa mientras la miro sentada en mi piso con una de mis camisetas en la mano. —¿Por qué tengo la sensación de que estás cambiando de tema?
Se encoge de hombros y me da una pequeña sonrisa. —Solo quería regresar a la idea de que me dijeras que no esperabas nada, porque eso no exactamente cierto. Esperas tener sexo conmigo, y solo te lo estoy recordando. Solo estoy vaciando la bondad de mi corazón.
Mis dedos se congelan en los botones mientras pienso en lo que dice, y me doy cuenta de que mientras disfruto mucho de una mamada de ella, está completamente equivocada acerca de por qué esta aquí en mi condominio. No está aquí para yo tener un coño disponible 24/7 sin tener que trabajar por ello. Y no está aquí por mi placer o capricho. Eso es todo fácil para mí.
Traje a Sela Halstead a mi casa solo por una razón, y eso es porque esa primera noche que estuvimos juntos, con mis labios chupándole el clítoris y tres dedos dentro de ella, algo sucedió cuando se vino que cambió el curso de su vida y la mía. No puedo explicarlo, y tal vez no sea más que un viaje de ego para mí como le dije hace unas noches. Pero sé que una cosa es segura… hay algún tipo de conexión entre Sela y yo que nunca he experimentado, y francamente, estoy malditamente curioso por ello.
Cualquiera que sea la conexión… por la razón que sea que le he dado algo que otro no, tengo un profundo instinto que es algo que desafía la razón o la lógica. Casi tengo la sensación de que es de naturaleza mística, y estoy interesado más allá de toda medida. Así que, por primera vez en mi vida, estoy haciendo algo que es completamente diferente a cualquier cosa que Beck North haya hecho antes.
Estoy explorando algo más profundo con una mujer.
Esta mujer para ser exactos.


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Mensaje por Leshka Jue 4 Jul - 0:01

Suggar Daddy se está empezando a enamorar? O solamente le gusta lo hot, hot
Gracias
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Mensaje por berny_girl Vie 5 Jul - 1:29

CAPITULO 11

Sale
Mudarse con Beck fue un poco desorientador al principio.
Nuevo hogar.
Nueva cama
Nueva vida sexual
Sexo todas las noches, generalmente varias veces.
Orgasmo tras orgasmo, no hubo una vez que Beck no pudo darme uno. Es casi sin realizar algún esfuerzo para él, ni siquiera yo puedo llevarme a esas alturas tan rápido y vertiginoso como él.
Durante los primeros días, fue fácil ceder. Iría a mis clases y luego regresaría a su lugar. Me dio una llave y me dijo que me pusiera cómoda, y así lo hice. Traté su casa como si fuera la mía, y mantuve mi agenda de la misma manera, fuera de renunciar a mi trabajo en el restaurante. El “sueldo” de Beck para compensar eso fue muy generoso, y dado que mis gastos escolares fueron pagados, no tendría que volver a trabajar hasta que obtuviera mi título y, con suerte, nunca más en un restaurante. Así que, en mi tiempo de inactividad, estudié aún más, y la única desviación es cuando Beck demanda mi atención. Es ridículamente fácil para él hacerlo.
Pero después de unos días, me instalé y comencé a pensar nuevamente en mi plan para vengarme. Beck y yo necesariamente no hemos hablado mucho. No tengo la sensación de que sea cerrado, es solo que ninguno ha hecho un gran esfuerzo para conocer al otro fuera de la mejor manera de darnos placer. Para él, creo que eso se debe a que está centrado en el sexo. Para mí, es porque necesito permanecer distante... desapegada. Es la mejor manera de mantener mi corazón protegido.
Pero en el frente sexual, sabemos mucho sobre el otro, y me imagino que cuanto más distraído esté con el sexo, menos posibilidades habrá de que descubra a la mujer detrás de la fachada.
Después de haber estado aquí cuatro días, decido que necesito orientarme y averiguar si había algo en mi arreglo actual que me ayudaría a asesinar a Jonathon Townsend. Registré la casa de Beck de arriba abajo una tarde después de que saliera de mis clases. Era prístino, casi estéril, y en un ataque de ansiedad por no encontrar nada, saqué toda su ropa de sus cajones para asegurarme de que no me perdía algo. Eso, por supuesto, me llevó a una mentira improvisada cuando llegó a casa y me encontró sentada en medio de toda su ropa.
Pero si solo llevo aquí un mes, el tiempo corre y me acerco rápidamente a mitad de camino. Tengo que acercarme a Beck y averiguar más sobre su relación con JT. Solo entonces podré determinar si hay alguna forma en la que pueda ayudarme inconscientemente a lograr justicia.
El único potencial que he visto hasta ahora es su oficina cerrada. He buscado una llave arriba y abajo, y la única que he podido identificar es la que Beck guarda en su llavero con las llaves de su auto y de la casa. La ha usado dos veces desde que estuve aquí, simplemente entrando después del trabajo y colocando algunos documentos que trajo a casa allí. Siempre tiene esas llaves en el bolsillo cuando está fuera, pero cuando llega a casa las coloca en la mesa lateral junto a la puerta del vestíbulo. Todavía no he descubierto cómo llegar a su oficina, pero lo estoy pensando.
Y aunque mi objetivo final es utilizar a Beck para mi ventaja en mi búsqueda, hay un objetivo más urgente que me llamó la atención apenas anoche. Beck había llegado al apartamento alrededor de las seis de la tarde, que por lo general era habitual. Como de costumbre, tenía su correo en su mano, hojeándolo. Estaba sentada en la mesa de comedor, que estaba perpendicular a la longitud de la sala de estar abierta y ofrecía una hermosa vista de la bahía al atardecer.
Había empezado a caminar hacia mí y besarme en la parte superior de mi cabeza. La primera vez que lo hizo, me sorprendió. Había pasado tanto tiempo desde que se me mostró un acto de afecto espontáneo que no estaba segura de que me gustara. Pero la noche siguiente que lo hizo, se sintió bien. Y la noche después de eso, incluso mejor.
Había llegado a donde lo esperaba ahora, y es un ritual tonto que me da algo de vértigo casi de colegiala, algo que no creo haber experimentado desde que mi interés en los chicos de la secundaria fuera asesinado esa noche hace diez años. Los evité como la peste a partir de entonces y ni siquiera besé a otro hombre hasta que tuve veinte años y estaba bastante borracha.
Entonces Beck camina hacia mí en la mesa del comedor y deja caer el correo junto a mis libros. Me besa en la parte superior de mi cabeza, y luego agarra mi cola de caballo, tirando de ella para que mi cara se inclinara. Me besó desde arriba, esta vez en mi boca, y murmuró—: Hola, hermosa.
—Hola —susurré.
—¿Qué te apetece para la cena? —pregunta, soltándome el cabello y quitándose la chaqueta.
—No soy exigente —dije—. Y he terminado de estudiar.
—Hagamos algo casual —dice y comienza a caminar hacia su habitación. Mis ojos se posan en la pila de correspondencia, y veo un sobre que ya había abierto con lo que claramente era una tarjeta de cumpleaños encima. Mi mano se extiende, nunca considerando su privacidad, y tomo la tarjeta. Es de aspecto genérico con un pastel de cumpleaños al frente. En el interior hay un simple mensaje, FELIZ CUMPLEAÑOS.
Debajo de eso ni siquiera estaba firmado, pero estaba estampado en caligrafía con los nombres SR. Y SRA. BECKETT NORTH.
Sus padres.
Una ráfaga de ira y tristeza me golpea de repente, que este sea el tipo de tarjeta que enviarían a su hijo. Me levanto de mi silla y entro al dormitorio de Beck. Ya se había quitado la ropa de trabajo y se estaba poniendo un par de vaqueros. Me mira con una sonrisa, luego sus ojos bajaron a la tarjeta en mi mano, de vuelta a mí con la misma sonrisa.
—¿Hoy es tu cumpleaños? —pregunto en voz baja.
Se ríe y asiente hacia la tarjeta en mi mano. —En realidad, fue hace dos días. La secretaria de mi madre aparentemente está retrasada en enviarme eso.
Di un grito de indignación. ¿Sus padres realmente tenían a alguien que le enviara una tarjeta? ¿Y tarde además?
Beck abrocha su bragueta y camina hacia mí, toma mi cara en sus manos. Me mira con simpatía.
A mí.
Con simpatía.
—Relájate, Sela —dijo con una sonrisa y luego me dio un beso en los labios—. Eso es parte del curso. No esperaba nada diferente.
Y aunque eso me hace sentir un poco mejor, todavía me siento terrible. —Pero estuve aquí hace dos días contigo. Salimos a comer a The Slanted Door. Te atiborraste de ostras y ceviche y nunca me dijiste que era tu cumpleaños.
—Es solo un cumpleaños —dice mientras me envuelve con sus brazos. Me besa de nuevo en la parte superior de la cabeza, una medida de seguridad y afecto que me molesta en su nombre y este acto causa que mi corazón de piedra comenzara a resquebrajarse.
Luego Beck comienza a hablar sobre un nuevo restaurante que quería probar que se había abierto a unas pocas cuadras del condominio y el tema de su cumpleaños fue puesto a descansar.
Hasta hoy, eso es.
●●●
Me despierto con un plan ya formado. Voy a mis clases, y tan pronto como dan a la una p.m., me apresuro al mercado local. Compro unos hermosos filetes de salmón, espárragos frescos y un pastel de chocolate y frambuesa de la panadería. Pensé brevemente en prepararle un pastel, pero apesto horneando, soy mediocre en la cocina, así que para preservar la santidad de la única fiesta de cumpleaños que estaba celebrando este año, fui con artículos que no podía arruinar. También compré un gran rollo de cinta floral de seda en un color rosa pálido.
Estudio, después me ducho y me unto de loción y arreglo mi cabello. Me echo un poco de maquillaje y me lavo los dientes. Usando una de las batas de Beck, logro meter los filetes de salmón y los espárragos en el horno, dejarlos cocer el tiempo requerido y luego apagar el fuego. Son las seis menos diez cuando vuelvo corriendo al dormitorio, me deshago la bata y tomo la cinta de seda.
Y ahora a las seis estoy al acecho en el vestíbulo cuando oigo la llave de Beck en la cerradura.
Rápidamente enciendo las velas del pastel que sostengo en una mano y luego tiro el encendedor a la mesa de buffet cercana. Tengo el tiempo justo para colocar mi mano libre en mi cadera y ponerla en una pose sexy cuando Beck abre la puerta.
Ojalá tuviera un video para capturar la expresión de su rostro. Sus ojos van al pastel primero, luego a mi cara mientras le sonrío y le digo—: Feliz cumpleaños, Beck.
Sus labios se curvan y sus ojos recorren mi cuerpo, volviéndose más y más calientes con cada centímetro que cubren.
—¿Eres mi regalo? —pregunta con voz ronca mientras sus ojos se iluminan. Cierra la puerta detrás de él suavemente y mueve la cerradura.
Me miro, una vez más impresionada con mi ingenio. Estoy completamente desnuda, excepto por dos cosas. Las sandalias de plata de tacón alto con cintas que recorren mis pantorrillas que Beck me había devuelto, y una cinta de seda rosa envuelta desde la parte superior de mis muslos, alrededor de mi culo y pelvis, cubriendo mi estómago, y hacia arriba para envolver mis pechos. Terminé el envoltorio con un arco justo en el centro de mi pecho.
—Ven y sopla tus velas y puedes desenvolverme —susurro.
Lo que estoy haciendo ahora es una hazaña monumental para mí. Es la única vez en toda mi vida que he hecho un esfuerzo consciente por seducir a un hombre. Nunca me he ofrecido de una manera tan sexy y abierta. Hace dos días, cuando esperé en la cama de Beck desnuda, no cuenta, porque ese fue mi terrible intento de ser una buena Sugar Baby, y fue completamente poco convincente. Lo hice porque sentía que le debía dinero por pagar la universidad, y no por otra razón. Lo hice porque pensé que lo estaba esperando.
Esta noche es diferente, sin embargo.
Estoy haciendo esto por Beck porque quiero hacer esto por él. Quiero que tenga un cumpleaños memorable porque el que tuvo hace tres días fue una mierda. Y quiero verlo sonreír por eso y saber que alguien en esta tierra está pensando en él de la manera que se merece.
—Eres demasiado —murmura mientras deja caer sus llaves en la mesa auxiliar y merodea hacia mí.
Se detiene a centímetros de distancia, la luz de las velas hace que su rostro brille y sus ojos chisporrotean. Le doy una sonrisa. —Solo puse cinco velas. No quería quemar la casa, viejo.
Beck se ríe y se gira para apagar las velas. —Solo tengo veintiocho y voy a hacer que pagues por ese comentario de “viejo”.
Beck toma el pastel de mi mano y se gira para colocarlo en la mesa junto a sus llaves. Cuando se vuelve hacia mí, mira la parte inferior de la cinta que abraza mis muslos. —¿Tienes algo bajo ese bonito lazo?
—No —digo, mi mano todavía descansa en mi cadera y trato de mantener mi pose sexy. No tengo ni idea de si está bien, pero Beck parece apreciar lo que ve.
—Perfecto —murmura Beck, y sus manos se posan en mis hombros. Me da la vuelta y comienza a empujarme hacia la mesa del comedor. Patea una de las masivas sillas cubiertas de cuero color crema a un lado y usa un brazo para apartar mis libros, despejando un espacio justo enfrente de mí.
—Inclínate —dice mientras coloca una mano en el centro de mi espalda y comienza a empujarme hacia adelante.
Inmediatamente me sonrojo con calidez y conciencia de cómo debe ser esto. Sé que cuanto más me inclino, más va a subir la cinta en lo alto de mi culo y me voy a desnudar.
Pero incluso cuando experimento la emoción por la posición en la que me está poniendo, una ola de ansiedad me golpea con fuerza. Mi pecho y músculos se tensan. Mis manos prácticamente tiemblan de nervios, miedo y deseo mientras esas emociones luchan dentro de mí.
Considero presionar contra él, negándome a darle mi trasero. Sé que aliviará inmediatamente mi miedo porque no follo a lo perrito.
Nunca.
No desde esa noche.
Apuesto las pocas parejas que he tenido que asumen que eso significa que soy demasiado vainilla para eso, o tal vez simplemente no les importa mientras me follen, pero nunca me han presionado antes para hacerlo. Solo un hombre tenía un problema y finalmente me declaró demasiado aburrida en la cama para satisfacer sus necesidades cuando me negué.
Por supuesto, solo dijo eso después de que me folló de misionero y se le pasó la erección.
Pero por mucho que me preocupa esta situación, hay una parte que está igual de curiosa. Mi respuesta de lucha o huida normalmente me llevaría a huir, demasiado aterrorizada para hacer algo que se pareciera demasiado a esos vagos destellos de recuerdos que me acechan.
Pero Beck ha demostrado ser diferente. Eso fue aparente en el momento en que me hizo llegar al orgasmo esa primera vez, y, por lo tanto, hay una parte de mí que ha formado una medida de confianza en él para no dañarme. Esta parte de Sela Halstead quiere empujar mis límites a pesar de que tengo miedo de hacerlo.
Con una respiración profunda, me tomo un momento para recordarme que no quiero hacer nada para alejar Beck. No quiero que pierda interés en mí, y así perder mi conexión tenue que me da a Townsend. Entonces, como si ese sentimiento casi me diera permiso para explorar mi deseo por él, decido dejar que Beck se salga con la suya conmigo desde una posición en la que no puedo ver nada de lo que me está haciendo.
Mis manos bajan a la oscura madera danesa de teca para sostenerme y bajo mi torso hasta que mis pechos cubiertos de cinta se aplastan contra la mesa. Vuelvo la cabeza hacia un lado, apoyo la mejilla contra la superficie fría y miro por la ventana las luces titilantes del Bay Bridge. Respiro profundamente para tratar de calmar mi acelerado corazón, que se alimenta en partes iguales por aprensión y deseo.
—Creo que este podría ser el regalo más hermoso y sorprendente que jamás haya recibido —dice, y sé que está arrodillado detrás de mí porque puedo sentir su cálido aliento susurrar contra la carne entre mis piernas.
Aunque no me toca y no dice nada más, lo que hace que mi corazón palpite más fuerte. Solo siento el calor de su aliento revolotear y comienzo a tensarme con anticipación.
Crack.
Su mano cae sobre mi mejilla derecha con la fuerza de lo que parece ser un estampido sónico. Me asusta tanto que grito. —¡Mierda! —Y empujo hacia arriba desde la mesa, pero luego gimo tan rápido y vuelvo a caer cuando hunde un dedo dentro de mí.
Mis piernas comienzan a doblarse cuando Beck pasa sus labios sobre la piel punzante en mi trasero y su dedo se mueve suavemente dentro y fuera de mi coño. Muerde mi carne, y murmura contra mí—: Eso fue por el comentario de que soy viejo.
Me río solo por un breve momento, casi histéricamente, cuando me doy cuenta con alivio de que solo me dio una palmada y no fue tan malo. Pero ya no es tan gracioso cuando su dedo se va y su lengua toma su lugar. Me trabaja desde atrás, finalmente, pone sus manos en juego para ayudar a extender mis piernas con extrema delicadeza.
Beck gime de placer mientras lame y me chupa, haciéndolo sonar como si fuera el regalo más delicioso que haya tenido. No importa cuántas veces haya tenido su boca en mí, todavía me maravilla su apetito voraz y su claro amor por hacerme venir. El hombre tiene algunas habilidades orales serias.
—Cristo, Sela —dice Beck mientras aleja su boca de mí y reemplaza su lengua con dos dedos ahora—. Estás muy mojada. Tu coño está jodidamente pidiendo mi polla, ¿no es así?
Asiento con la cabeza contra la madera, pero para que sepa que mis pensamientos todavía están con él, le susurro—: Te lo ruego, Beck.
Ríe oscuramente, empuja sus dedos más profundos, pero igual de rápido se van cuando siento que se para detrás de mí.
Una corriente de pánico me invade cuando lo escucho abrir un paquete de condones y el sonido de su cinturón ser liberado de sus pantalones. Cuando sus manos se agarran a mis caderas, tengo que reprimir el impulso de alejarme de él. La única vez que un hombre estuvo detrás de mí, me jodió por el culo sin lubricante, y me desgarró tanto que sangraba terriblemente. Me imagino que fue una gran sorpresa para los médicos que trabajaron conmigo en el hospital cuando me trajeron sangrado de la muñeca, para encontrar sangre en mis bragas también.
La mirada de lástima en sus caras...
Mis ojos se pinchan con lágrimas no deseadas y parpadeo furiosamente contra ellas. Quiero decirle que se detenga, o tal vez que solo tenga cuidado conmigo, pero luego la punta de su pene está presionada contra mi coño. El alivio inmediato y la lujuria me golpean tan poderosamente que realmente tengo que reprimir el impulso de empujarme hacia atrás sobre su eje. Esto es una prueba positiva de que Beck North definitivamente ha roto algunas barreras que tengo con respecto al sexo.
—Feliz cumpleaños —digo suavemente, un permiso tácito para que haga con su regalo lo que quiera, pero también para mí. Es un permiso para que yo pueda disfrutar esto.
Él no me defrauda, golpeando sus caderas hacia adelante y llenándome en un golpe sin interrupciones.
Grito por la fuerza del placer que se dispara a través de mi cuerpo.
—Mierda, sí —gime Beck, e inmediatamente establece un ritmo rápido. La sensación de su longitud moviéndose dentro y fuera de mí, la fricción y los sonidos, el olor de su colonia y las velas apagadas en el aire. Todo esto me marea de lujuria, hambre de conseguir que termine, y una necesidad casi salvaje que él ha creado dentro de mí para un orgasmo nuclear que aparentemente solo él puede entregarme.
Beck golpea dentro de mí, la cabeza de su polla golpeando ese punto más sensible, y mi orgasmo se curva hacia adentro antes de explotar. Lloro su nombre, ya que se ha convertido en mi hábito hacerlo, y esto hace que Beck se impregne profundamente a medida que comienza a venirse conmigo, y todo lo que puedo pensar es que este es el mejor sentimiento en el mundo entero.
Dobla su cuerpo a mi alrededor, sus manos se deslizan por mi cintura. Su laborioso aliento me revuelve el cabello y no puedo evitar sonreír cuando murmura—: El. Mejor. Cumpleaños. De. Mi. Vida.


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Mensaje por Yani Vie 5 Jul - 14:45

Gracias! Ya quiero que haga un movimiento sobre su venganza o que le cuente a Beck!!


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Mensaje por berny_girl Vie 5 Jul - 21:25

CAPITULO 12
Beck
Corto dos rebanadas de la torta que Sela compró, y aunque detesto la frambuesa, sé que daré mi mejor gemido de placer cuando me toque la lengua para que sepa cuánto aprecio lo que ha hecho. Ni siquiera recuerdo la última vez que alguien se acordó de mi cumpleaños, fuera de que Linda me diera una tarjeta cada año y Caroline me llamara por mi cumpleaños, que es mucho mejor que una tarjeta.
Mis padres, siendo los robots fríos y sin emociones que son, nunca celebraron cumpleaños de una manera íntima. Cuando Caroline y yo éramos más jóvenes, por supuesto, organizarían grandes fiestas e invitarían a todos de su círculo social. Habría comida ostentosa, paseos en poni, payasos, casas inflables y un montón de regalos para Caroline y para mí. Pero eso no era realmente para nosotros. Eso era por espectáculo.
Era una forma para que nuestros padres demostraran al mundo que eran buenos y benevolentes, y que mi hermana menor y yo estábamos bien cuidados. A medida que fuimos creciendo, las fiestas se detuvieron, pero los regalos caros no. Me dieron un Porsche por mi decimosexto cumpleaños. Caroline recibió un Mercedes convertible. Cuando llegamos a la edad adulta, obtuvimos acceso a nuestros fondos fiduciarios y solo la tarjeta de cumpleaños impersonal enviada por la secretaria de mi madre o padre.
Como de costumbre este año, recibí una tarjeta de Linda y una tarjeta dos días tarde de mis padres. Caroline me llamó el día de mi cumpleaños mientras yo estaba en el trabajo, y luego puso a Ally al teléfono, que me cantó “Feliz cumpleaños”. Hasta hoy, ese había sido mi recuerdo favorito de cumpleaños.
Pero tanto como amo a mi sobrina, y es más que adorable cantándome por teléfono, lo siento... el regalo de Sela fue infinitamente mejor.
No solo porque era sexo, porque, hola... sexo. El de por sí sexo es increíble. El sexo con Sela es incomparable. ¿Inclinarla sobre la mesa de mi comedor, escuchando sus pequeños gemidos y sintiendo su empuje hacia mí para dársela más profundamente? Absolutamente alucinante.
Pero no es por eso que es mi favorito.
Es mi favorito, porque, aunque solo conozco a Sela desde hace una semana, he aprendido lo suficiente como para saber que lo que hizo esta noche fue muy lejos de su zona de confort.
Sela, la estudiante frugal, que está más feliz tener una tetera que una cartera Louis Vuitton de dos mil dólares de parte mía. Sela, la mujer segura de sí misma, que es más sexy con un par de vaqueros y una camiseta que con lencería de Victoria’s Secret. Sela, la apasionada introvertida, que todavía tiene que intentar atraparme con movimientos y promesas sexualmente abiertas.
Cuando entré esta noche, de pie en esa cinta, hice más que empezar a ponerme duro por ella. Sentí un cambio en mi escepticismo sobre la naturaleza de las mujeres y lo lejos que irían para obtener lo que quieren. He visto de primera mano cómo algunas mujeres pueden tomar sin dar nada a cambio, y aún creen que merecen más. Pero Sela se paró frente a mí, dándome con indecisión su cuerpo, no para obtener nada a cambio, sino simplemente porque se sentía mal por no haber celebrado mi cumpleaños.
Sela, la inexperta, se expone a sí misma con todo el riesgo sobre sus hombros y el único motivo de su plan es que tenga algo solo para mí.
Simplemente me tocó.
—No tienes que limpiar. —Escucho detrás de mí y me giro para encontrar a Sela de pie con su atuendo normal de dormir, su cabello recogido sobre su cabeza en un desordenado y húmedo moño alrededor de su cuello por la ducha que acaba de darse. Una blusa sin manga negra y unas bragas negras de algodón, con la piel rociada por una loción que huele a melocotón, y es la cosa más sexy que he visto en mi vida. Por supuesto, viene a la cama cada noche usando algo similar, y cada noche termina desnuda por mis manos.
Me pregunto si alguna vez vendrá un día en el que simplemente ceda a la parte desnuda y abandone la linda, pero sexy, ropa de dormir. ¿Pasará esta semana, ya que la sorpresa de mi cumpleaños muestra que está saliendo un poco de su caparazón? ¿O tal vez tomará unas semanas más para sentirse realmente cómoda? ¿Unos meses?
Detengo mi cerebro a mitad de camino y solo parpadeo a Sela en confusión. ¿De verdad estoy considerando más que nuestro mes planeado junto?
El pensamiento inmediato no infunde miedo en mi corazón.
Interesante.
—Nos corté un trozo de tarta —digo mientras tomo un tenedor del cajón y se lo paso, seguido de un plato lleno de chocolate y bizcocho de frambuesa—. Y no me importa limpiar la cocina. Hiciste un gran esfuerzo en mi nombre.
—Sí, pero es tu celebración de cumpleaños, así que no deberías tener que hacer nada esta noche —señala mientras sumerge el tenedor en el pastel. Se lo pone en la boca, cierra los ojos y gime—. Me encanta el chocolate y la frambuesa juntos.
Y a la mierda... ese pequeño gemido. Tan malditamente sexy que me da ganas de quitarle el plato de la mano y arrastrarla al piso.
En cambio, me aclaro la garganta y recojo la porción que me había cortado, con la intención de comer el pastel sin ahogarme. —Entonces, ¿qué quieres hacer el resto de la noche?
Sela levanta sus cejas con sorpresa, porque esa es una pregunta inusual. Nuestras noches normales son cuando vuelvo a casa, salimos a comer o comemos aquí, y luego follamos durante horas hasta que nos quedamos dormidos.
—Lo que sea que quieras hacer —dice mientras hunde el tenedor en el pastel—. Es tu fiesta.
Corto un pedacito del pastel con la menor parte de frambuesa y lo recojo. —Bueno, normalmente, diría que nos desnudemos y metamos en la cama, pero hacemos eso prácticamente todas las noches. ¿Qué tal si pasamos el rato?
Puedo decir que esto aturde por completo a Sela, porque su rostro se nubla con escepticismo. Le sonrío y me meto el tenedor en la boca, tiro la basura de sabor ofensivo y mastico. Sela me mira y sus ojos se entrecierran, preparándose para decir tonterías sobre mí solo por querer pasar el rato y no solo llegar al caliente y sucio sexo.
—Odias el pastel, ¿verdad? —acusa, sexo completamente olvidado.
Miro su media pierna y fuerzo un trago. —¿Qué? No claro que no.
—Lo odias por completo —dice mientras me señala con el dedo—. Lo sé por la expresión de tu cara.
—Estás imaginando cosas.
—Oh, sí —dispara con una sonrisa traviesa—. Entonces come un poco más. Ahora mismo. De hecho, cómetelo todo.
Dios, es jodidamente linda.
Le devuelvo la sonrisa y me vuelvo para dejar el plato en el mostrador. —Está bien, odio la frambuesa. Me tienes.
Hace una mueca y levanta los hombros en señal de disculpa. —Lo siento. No estaba segura de lo que te gustaría y solo pensé que a todos en este planeta les gustaba el chocolate y la frambuesa juntos. ¿Estás seguro de que no eres un extraterrestre?
—Me gusta mucho el chocolate. Vainilla o incluso la fresa. Pero frambuesa, no. —Me estremezco solo para demostrar mi punto.
—Eres tan raro —dice y toma otro bocado.
—Entonces, ¿quieres pasar el rato esta noche? —pregunto, disfrutando de este pequeño intercambio.
—¿No hay sexo? —pregunta para aclarar.
—Por supuesto que va a haber sexo. —Me burlo—. Pero no hasta después. Podemos ver televisión, escuchar música, jugar cartas, salir a tomar algo. Lo que quieras.
Sela toma un bocado más de pastel, mastica y luego traga. Me da el plato y dice—: Toma eso, y voy a cepillarme los dientes para que no tengas que probarme con sabor a la frambuesa.
—¿Qué te hace pensar que probaré frambuesa contigo? —bromeo mientras se aleja—. Solo quiero hablar y pasar el rato. No planeo besarte o algo así.
Ni siquiera me mira mientras se pasea por el pasillo, su trasero balanceándose y esas bragas negras que dejan al descubierto las nalgas que son jodidamente sexys como el infierno. —Oh, vas a besarme mucho. No vas a poder evitarlo.
Me río para mí cuando me vuelvo para raspar el resto de su pastel en la basura, porque joder si no tiene razón sobre eso.
●●●
—Bueno, ¿estás lista? —pregunto a Sela mientras alcanzo la caja. Saco una tarjeta y espero a que ella elija.
Se sienta en el extremo opuesto del sofá, todavía con su blusa sin manga negra y sus bragas, lo que obviamente distrae. Su espalda está presionada contra el reposabrazos y sus largas piernas están estiradas, un tobillo cruzado sobre el otro. Se presionan contra mis piernas vestidas de mezclilla mientras me siento en el extremo opuesto del sofá, con mi espalda también contra el reposabrazos.
Sela mordisquea su uña y dice—: Deportes y ocio.
Somos demasiados perezosos para jugar un juego completo de Trivial Pursuit, por lo que solo nos turnamos para leernos las preguntas triviales. Si obtenemos la respuesta equivocada, le debemos favores sexuales al otro. O al menos esa era la premisa original cuando comenzamos, pero los dos pasamos de eso, los favores se acumulan.
Pero de todos modos es discutible, ya que nunca parecemos tener problemas para darnos favores.
Mis ojos escanean la tarjeta hacia el círculo naranja con “SL” en el medio y se la leo en voz alta. —¿En qué se paran los traficantes de blackjack de Las Vegas?
Sus cejas se arrugaron y mordió con más fuerza su uña. Con un encogimiento de hombros, dice con gran incertidumbre—: ¿Un taburete?
Rompí una carcajada al momento en que esas palabras salen de su hermosa boca. La tarjeta cae a mi regazo y mis manos van a mi estómago porque me río tanto que duele. Sela me mira exasperada, se inclina hacia delante, toma la carta de donde reposa sobre mi muslo derecho y lee la respuesta en voz alta. —¿Diecisiete?
Cerré la boca, sofoqué una risita y la miré.
—No entiendo —dice en una voz confusa, y casi me caigo del sofá riendo de nuevo. Ella descruza las piernas, levanta las rodillas y me da un bufido fingido de indignación—. ¿Qué es tan gracioso?
Al enderezarme, me controlo y le digo—: Diecisiete es el número al que un traficante de blackjack debe dejar de recibir hits.
—Todavía no entiendo —dice con más fuerza—. Y creo que la forma en que se está la pregunta “taburete” puede ser una respuesta lógica.
Se produce un resoplido e intento no volver a perderlo. —¿Alguna vez has jugado blackjack?
Niega.
—¿Póker? ¿Espadas? ¿Rummy? —pregunto, lanzando juegos de cartas populares.
Niega otra vez, pero agrega con una sonrisa traviesa—: He jugado Monopolio. En realidad, soy bastante buena en eso.
Riéndose, la tomo por los tobillos y tiro de sus piernas para que se relaje. Paso mi palma arriba y abajo de su pantorrilla, en realidad acariciarla de una manera casual denota que todavía estamos relajados. Si fuera algo más que relajante, mi mano se movería más arriba entre sus muslos, pero estoy bien por ahora.
Muy bien, en realidad.
—¿Alguna vez has estado en Las Vegas? —pregunto, mi mano ahora se mueve hacia su pie. Le miro los dedos de los pies, cubiertos de un color púrpura claro. Levanto su pie y comienzo a masajearlo.
Gime y su cabeza se inclina hacia atrás cuando dice—: Nunca. ¿es divertido?
—Para algunas personas —digo—. Si te gustan los juegos de azar, los espectáculos cursis y los bufés de todo lo que puedas comer, ninguno de los cuales me gusta realmente.
—Creo que es un hecho que no sería una gran apostadora —dice mientras me mira.
—Deberíamos ir —digo de repente—. Este fin de semana. Te mostraré todo lo que necesitas saber y luego podrás decir que has experimentado Las Vegas.
Sela no hace más que mirarme por un momento con la cara en blanco. Luego, muy cuidadosamente, muy neutralmente dice—: Esto se está desviando un poco, ¿no crees?
Mi mano se queda quieta contra su arco. —¿Qué quieres decir?
Aparta su pie y levanta ambas rodillas, sentándose más derecha en el sofá. Envuelve sus brazos alrededor de sus espinillas y me mira con preocupación en sus ojos azules. —Es solo que... como tu Sugar Baby, estoy aquí para servirte. Ambos sabemos que eso significa sexo, pero también significa que, si quieres que vaya a algún lado contigo como tu cita, lo haré también.
—Está bien —digo, porque es bastante preciso, aunque odio el maldito título de Sugar Baby, y estoy seguro de que no quiero ser considerado un Sugar Daddy. No necesito pagar a una mujer para que quiera estar conmigo—. Entonces, ¿cuál es el problema?
—No quieres ir a Las Vegas. Quieres que yo vaya y lo experimente porque aún no lo he hecho.
—Cierto. —Estoy de acuerdo con ella, aún confundido en cuanto a qué punto podría estar tratando de hacer.
Sela baja la barbilla a la parte superior de una rodilla y juro que veo ojos llenos de culpa devolviéndome la mirada. —No tienes que hacer cosas buenas para mí, Beck. Ya me diste todo lo que podía desear cuando pagaste mi educación. No necesito nada más.
Una sensación intensa de tristeza me llena ahora que Sela ha hecho su punto. Y estoy triste porque tiene toda la razón. No le debo nada más de lo que he dado. Ciertamente no debería preocuparme si ha estado o no en Las Vegas.
Pero a la mierda.
No puedo evitarlo.
—Me diste una fiesta de cumpleaños —lanzo—. Eso está totalmente fuera de las obligaciones normales de Sugar Baby.
Sela pone los ojos en blanco. —Eso fue sexo.
—No —digo con firmeza mientras me inclino hacia adelante, tomo sus muñecas y la atrapo. Se pone de rodillas y cae hacia mí cuando sigo tirando—. Hiciste eso porque te horrorizaba que mis padres enviaran una tarjeta dos días tarde.
—Bueno, eso no es realmente…
—Y querías hacer algo bueno por mí. Fuiste de compras, hiciste la cena, conseguiste un pastel y un regalo, y el regalo, debo decir, fue realmente, realmente bueno. Probablemente mi favorito de siempre.
—Pero lo jodí con la frambuesa —señala con una sonrisa mientras se tumba sobre mí, sus manos descansando a cada lado de mi pecho.
—Lo que intento decir es que tú y yo no tenemos una “sugarship” convencional: tengo que conseguir que alguien en marketing cambie ese nombre. Es estúpido como la mierda.
—De acuerdo —dice ella.
—¿Que “sugarship” es estúpido como la mierda?
—Bueno, sí estoy de acuerdo con eso, pero más sobre esto que no es muy convencional.
—Así que para cerrar esto —digo mientras pongo las manos debajo de sus axilas y la arrastro por mi cuerpo un poco más arriba—. Digo que hagamos de esto lo que queramos. Si quieres hacer algo bueno para mí, increíble. Si quiero llevarte a Las Vegas para mostrarte los lugares interesantes, también es increíble. Vamos a hacer de esto nuestra propia cosa.
Los ojos de Sela se ablandan y me doy cuenta de que nunca la había visto tan tierna. Siempre hay una parte de esta mujer que siento que está guardando. Asiente en acuerdo conmigo, pero luego me devuelve un poco a la realidad cuando dice—: Al menos durante las próximas semanas hasta que nuestro acuerdo termine.
No estoy seguro de cómo me siento realmente sobre eso, pero no es algo para debatir esta noche, así que simplemente asiento. —Hasta que nuestro acuerdo termine


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Mensaje por Leshka Sáb 6 Jul - 3:16

Parece q se están acoplando como pareja
Gracias por los cap
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Mensaje por Maga Sáb 6 Jul - 23:13

Me gusto lo del cumpleaños, es obvio que su relación esta avanzando más allá de un contrato, Sela se le ha olvidado la venganza.


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Mensaje por berny_girl Dom 7 Jul - 0:00

CAPITULO 13

Sale
A pesar de que una vez estuve en la sede corporativa de Townsend-North Holdings, todavía estoy un poco intimidada por la grandeza del vestíbulo. Townsend-North es la empresa matriz propietaria de The Sugar Bowl. No estoy segura de qué más posee, ya que nunca he hablado de “negocios” con Beck, pero independientemente de lo que abarque su imperio, gana tanto dinero que prácticamente sale del suelo de mármol.
La otra vez que estuve aquí fue para encontrarme con mi “amiga” Karla Gould para almorzar. Ese fue el día en que eché un vistazo dentro de la oficina de JT y me imaginé conduciendo un abrecartas a su cerebro. Si realmente hubiera estado sentado allí, me pregunto si me hubiera visto obligada a atacar porque esa fantasía era tan vívida. Solo de pensarlo ahora me da un escalofrío de emoción en la espalda. No es el tipo de escalofrío que recibo de Beck. Ni siquiera cerca, en realidad, pero sigue siendo un sentimiento agradable y de hormigueo que ciertamente no me desanima.
Camino hacia la estación de recepción, que parece estar tallada a mano en una madera de color claro pulida a un alto brillo con acento plateado cepillado. La parte superior de granito negro con motas de plata combina con el suelo de mármol negro contra el que mis tenis rechinan. Mientras observo a los ruidosos imbéciles, creo por una fracción de segundo que tal vez debería haberme vestido para ir a ver a Beck a su oficina.
Pero luego lo descarto de inmediato. No necesito impresionarlo en este momento, y además... cuando me envió un mensaje de texto hace una hora invitándome a almorzar, estaba terminando uno de mis exámenes antes de las vacaciones de otoño y no tuve tiempo de volver a casa, al condominio, para cambiarme. Tendrá que aceptarme tal como soy, aunque me tomé un poco de tiempo esta mañana maquillándome un poco. Me encuentro haciéndolo cada vez más a menudo, y solo porque vergonzosamente quiero lucir bonita para Beck.
Vergonzoso de hecho.
Llamar la atención sobre mí de esa manera.
Hoy es mi cumpleaños número 16.
Fui violada.
Creo que me lo merecía.

Un escalofrío me recorre cuando pienso en esa entrada de mi diario y me quemo por dentro con mortificación. Aunque no recuerdo mucho de lo que me sucedió en esa fiesta, solo destellos de recuerdos y, por supuesto, registros médicos que documentan mis lesiones, sí recuerdo mucho de lo que me condujo a esa fiesta. La humillación de hoy es tan fuerte como lo era hace diez años, cuando me doy cuenta de que todo se reducía sobre mí tratando de jugar a ser una chica grande en el mundo de un hombre rudo.
Trago saliva, me hago un apretón de manos para juntarme y le sonrío a la recepcionista, que es increíblemente bella, con el cabello rojo vivo arreglado en un elegante moño y ojos verdes que brillan casi inquietantemente. Esos deben ser contactos.
—¿Puedo ayudarte? —pregunta secamente.
—Estoy aquí para ver a Beck North.
Clarista, veo en su placa de identificación, desliza su mirada por mi cuerpo, asimilando mi atuendo casual y arruga la nariz. —Déjame verificar eso con su secretaria antes de enviarte. ¿Tu nombre?
—Sela Halstead —digo, tratando de reunir confianza dentro de mí. Me enderezo e incluso echo mis hombros hacia atrás para que pueda ver mis fantásticas tetas, según Beck, naturales, a diferencia de las suyas.
Ella realmente me da la espalda, hablando en voz baja al teléfono mientras llama a quien supongo es la secretaria de Beck. Sé que su nombre es Linda porque anoche me dijo que ella es la única persona que no es su hermana que realmente reconoce su cumpleaños. Dijo que es como su abuela sustituta o algo así, y me parece fascinante que ella trabaje para un hombre que esencialmente vende carne, de una manera legal, por supuesto.
Clarista se vuelve hacia mí y muestra una sonrisa tensa mientras se para detrás de la mesa. —Sígueme.
Camino detrás de ella hasta una puerta cerrada con un panel de seguridad sujeto en la pared al lado. Tira de un seguro de seguridad unido a su cintura que se mantiene conectado por una cadena retráctil, y lo sostiene hasta el panel. Una pequeña luz roja parpadea una vez y luego se vuelve verde. Abre la puerta, me mira por encima de la nariz y dice—: Puedes dirigirte directamente a este pasillo. Linda se encontrará contigo.
—Conozco el camino —digo, y me alejo de ella, ahora sintiéndome un poco emocionada al ver a Beck. Me resulta extraño y fascinante sobre las maneras en que aparentemente ha comandado mi atención. Nunca he estado emocionada de ver a un hombre antes. Definitivamente nunca he disfrutado de sexo como este.
Y maldición... anoche... solo sentados en el sofá y riéndonos mientras leíamos trivialidades para el otro; era casi surrealista. Fue lo más cerca que he estado de tener una relación normal con un hombre donde la conversación fluía libre y sin esfuerzo.
Dejando de lado el hecho de que me ha pagado una gran cantidad de dinero para sentarme en ese sofá con él, por supuesto.
Una mujer unos sesenta años, supongo, entra en la sala principal desde una intersección, y debo suponer que es Linda. Está un poco en el lado pesado, pero viste un elegante traje pantalón azul marino con una bufanda azul, roja y dorada atada en su cuello. Su cabello es blanco como la nieve y sus ojos de un marrón suave. Me da una cálida sonrisa cuando me acerco y extiende su mano. —Debes ser Sela. Beck me dijo que ibas a robarlo para almorzar hoy.
Inmediatamente me invade su cálido afecto por su jefe y, cuando le estrecho la mano, digo—: Es un placer conocerte.
Ella aprieta mi mano y luego deja que su mirada se deslice por mi cuerpo y vuelva a subir, excepto que no hay ni una pizca de condescendencia o juicio. Me sonríe brillantemente y dice—: ¿No eres solo la más encantadora de las criaturas? Beck realmente tuvo suerte contigo.
Mi cara se pone roja porque no sé si alguna vez me ha dado un cumplido más genuino en mi vida, y estoy más que un poco avergonzada de que si supiera mi motivo ulterior, nunca pensaría que Beck tuvo suerte conmigo.
Sigo a Linda por un pasillo, bajamos a otro y reconozco el área. Me lleva a una oficina en la esquina, y mientras miro por el pasillo que corre a lo largo del edificio, puedo ver la esquina del escritorio de Karla desde donde estoy parada. La oficina de JT está justo al lado de eso.
Linda abre la puerta y me invita a pasar. —Beck ahora se encuentra en la planta baja con los programadores. Está unos minutos tarde, pero llegará pronto. Solo ponte cómoda.
—Gracias —murmuro cuando entro y examino la oficina de Beck. Es tan prístino, contemporáneo y minimalista como su hogar. No hay fotos personales ni chucherías. La decoración es en negro, blanco y gris con algunas obras de arte modernas en las paredes que parecen nada más que manchas de pintura en tonos amarillos, naranjas y rojos.
Me pregunto si la naturaleza impersonal de su hogar y lugar de trabajo tiene algo que ver con lo que parece ser el entorno familiar estéril en el que creció. Sé que mi familia no tenía mucho dinero, pero ciertamente teníamos amor dentro de nuestra pequeña casa. Mientras era la más cercana a mi madre, que era muy joven cuando me tuvo, también tengo un vínculo afectuoso con mi padre, que se fortaleció brevemente justo después de que mi madre muriera hace tres años, pero luego comenzó a enfriarse un poco cuando comenzó a salir de nuevo. Él ha estado con Maria por un año y espero que se casen pronto. No le envidio eso, y Maria es lo suficientemente amable, pero después de que mamá murió, papá era todo lo que me quedaba y ahora tengo que compartirlo. Eso no me gusta mucho
—Bueno, ¿qué tenemos aquí? —Escucho detrás de mí, y mi piel se vuelve gélida de aprensión y aversión.
Me giro para ver a Jonathon Townsend de pie en la puerta de la oficina de Beck. Sus manos están metidas casualmente en los bolsillos de sus pantalones muy costosos de corte navy y sus ojos se posan en mis pechos, que completan bastante bien mi camiseta Pepsi de manga larga.
Claramente ni siquiera recuerda cuando me presenté con él hace casi dos semanas. La forma en que me está mirando me asusta, y cuando da un paso hacia la oficina, tengo que resistir el impulso de salir corriendo detrás del escritorio de Beck.
Cálmate, Sela. No puedes tenerle miedo a este hombre. Intentas matarlo, después de todo, entonces debes estar cómoda en su presencia.
—Soy Sela Halstead —digo, orgullosa de encontrar que mi voz sonaba fuerte y no temblorosa como me siento—. Nos encontramos en el fin de semana del Mixer.
Descuidadamente se encoge de hombros, indicando que no recuerda, ni le importa no recordar. Eso me llena de una furia burbujeante, porque este hombre me violó y, sin embargo, se encuentra a no más de metro y medio de mí sin un rastro de reconocimiento. Mis dedos se curvan en puños y la necesidad de atacar y sacar sus ojos casi hace que mis piernas cedan.
Townsend da dos pasos más hacia mí, casi deslizándose, y levanta la vista de mis pechos a mi cara. Él me da lo que sé que piensa que es una sonrisa encantadora, y dice—: No puedo creer que no te recuerde. Estoy casi decepcionado de mí.
Mantengo mis ojos clavados en él, resistiendo el impulso de rodarlos, y sin ningún cuidado en el mundo si esto perjudica mis planes en algún momento. —Bueno, afortunadamente conocí a Beck poco después, así que todo salió a la perfección.
Asqueroso, cabrón, amoral y bastardo enfermo.
Tener un ego tan grande y no darse cuenta de que era un insulto para él, extiende una mano para tocarme. No estoy segura si está apuntando a mi cara, a mi cabello, o tal vez a un apretón de senos, pero retrocedo un paso apresurado.
—Pequeña cosa asustadiza —murmura, y puedo ver que eso lo excita por el chisporroteo en sus ojos.
La bilis se eleva en mi garganta incluso cuando voy al modo de lucha. Me preparo para lanzar un pie hacia sus huevos si se acerca otra vez e incluso pienso, me pregunto si hay un abrecartas en el escritorio de Beck que pueda usar para terminar el trabajo, pero entonces la voz de Beck flota sobre mí como una manta protectora. —¿Sela? ¿Todo bien?
Inclino la cabeza hacia la derecha, miro más allá de JT, y veo a Beck caminando con cara de no muy contento de ver a su compañero parado allí.
Mi alivio es evidente por el temblor ahora claro en mi voz. —Hola... ¿estás listo para ir a almorzar?
Entrecerró sus ojos hacia mí, ya que acaba de escuchar claramente en mi tono todo lo que esperaba ocultar. Miedo, ansiedad y alivio.
Su mirada se dirige a JT, inmovilizándolo con ojos duros. Mientras se concentra en su compañero, su pregunta es para mí. —¿Qué está pasando aquí?
La tensión es espesa y no tengo ni idea de qué decir. Ciertamente no quiero causar problemas, pero JT se ríe suavemente y pasa junto a los dos. —Solo me estoy presentando.
Beck y yo giramos ligeramente nuestros cuerpos para verlo caminar hacia la puerta. JT se detiene justo antes de salir y se gira hacia mí. Su mirada lujuriosa es dirigida solo a mí, y en voz baja dice—: Fue un placer conocerte, Sela. Espero ver más de ti.
Todo mi cuerpo se estremece y puedo ver a Beck tensarse visiblemente a mi lado. Sin una pizca de respeto hacia el socio comercial de Beck y sin ningún cuidado en el mundo si esto ofende a Beck, le digo a JT. —Ojalá pudiera decir lo mismo.
La cabeza de Beck se inclina hacia mí, pero no quito los ojos de JT. No me puedo permitir darle siempre mi mirada baja o mi miedo, tan tortuoso como ha demostrado ser, y quiero que sepa que no estoy intimidada por él.
JT solo se ríe y se da vuelta para salir por la puerta y cerrarla detrás de él. En el momento en que desapareció de mi vista, dejo escapar un suspiro de alivio y siento mis hombros relajarse.
Beck pasa sus dedos por mi cabello, curvando su mano alrededor de mi cabeza. Con ojos preocupados, se inclina hacia mí y me pregunta con voz amenazadora. —¿Te hizo algo?
Niego. —No, es solo que... se estaba acercando a mí y fue bastante espeluznante.
—Idiota —gruñe Beck.
Doy una risa nerviosa. —Debo decir... no me gusta mucho tu compañero.
—Ya somos dos —dice, y parpadeo sorprendida. Beck y yo no hemos hablado de JT antes que la primera noche que nos vimos, cuando me dijo que a JT no le gustaban las mujeres seguras, por lo que nunca supe cuáles eran sus sentimientos. Por lo que sabía, eran mejores amigos.
Acercándome a Beck, presiono mi frente brevemente en su pecho y le digo—: Bueno, me alegro de que hayas venido cuando lo hiciste. Me estaba preparando para patearlo en las bolas.
—Habría pagado por ver eso —dice riendo, y luego con un tirón en mi cabello quita mi cabeza de él. Inclina mi cara hacia atrás y me da un ligero beso lleno de nada más que afecto.
Es agradable.
Muy agradable.
—¿Hambrienta? —pregunta con una sonrisa.
—Famélica.
—Bien, vámonos.
Beck me toma de la mano, entrelaza nuestros dedos.
Esto también es muy agradable y en realidad tengo una sensación cálida dentro de mi pecho cuando salimos de su oficina, y los ojos de Linda inmediatamente notan que nos tomamos de la mano. Se pone casi sentimental cuando nos sonríe.
—Quita esa mirada de tu rostro, mujer —gruñe Beck, pero está hecho con una gran dosis de cariño.
Linda pone su mano sobre su boca, mira a Beck con ojos brillantes, y sacude la cabeza ligeramente ante lo que claramente cree que es un milagro enfrente de ella. —No puedo evitarlo. Ustedes dos se ven adorables.
—Cristo —murmura Beck, y me arrastra más allá de su escritorio.
Me río y le doy un pequeño saludo a Linda por encima del hombro.
Cuando llegamos al vestíbulo, Beck suelta mi mano, pero inmediatamente me rodea el hombro con el brazo, atrayéndome hacia él y dándome un beso en la sien antes de murmurar—: Vas a estar en la boca de todos los chismosos con tu visita hoy aquí.
Mis ojos se dirigen a la fríamente hermosa Clarista, que nos mira a Beck y a mí con la boca abierta. No puedo evitarlo: le rodeo la cintura con un brazo y me acerco a él mientras caminamos por su escritorio, y le lanzamos una dulce sonrisa. —Adiós, Clarista. Fue un placer conocerte.
Beck mira a Clarista, me aprieta más cerca. Los ojos de Clarista se mueven hacia Beck, casi suplicándole que le diga que esto no está sucediendo. Beck North, el soltero más codiciado, está con una chica en una camiseta y zapatos Converse.
—Iba a salir a almorzar, pero ahora que lo pienso, me tomaré el resto del día libre —dice Beck impetuosamente a Clarista—. ¿Le avisas a Linda?
—Sí, señor North —dice, su voz completamente estupefacta.
—Excelente —dice Beck con una sonrisa y luego me acerca más mientras salimos del vestíbulo.


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Mensaje por Leshka Dom 7 Jul - 0:25

Hoooo! Cada capitulo me gusta Beck
Gracias por el cap
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Mensaje por berny_girl Dom 7 Jul - 17:11

CAPITULO 14

Beck
—¿Es esto extraño? —pregunta Sela mientras se alisa el vestido en las caderas con manos nerviosas.
—No y deja de inquietarte —digo mientras la guío hacia el salón de baile por el codo.
—Parece extraño —sostiene.
—No lo es —digo por centésima vez—. Y no tenemos que quedarnos mucho tiempo. Solo lo suficiente para hacer una aparición y luego podemos irnos.
—Mira, te dije que era una pérdida de dinero comprar este vestido. —Se queja mientras caminamos hacia la barra—. Tonto, ya que solo tienes que quedarte por un rato. Debería haberme quedado en el condominio y haberte esperado, y podrías haberte ahorrado un buen dinero.
Me río y le aprieto el codo. —La Sela siempre práctica.
Dios, su sentido práctico es jodidamente adorable. Cuando le dije a Sela en el almuerzo hace unos días que The Sugar Bowl tenía otro Mixer a la que necesitaba asistir, primero se puso celosa. Oh, fue apenas perceptible... un endurecimiento de su mandíbula, una chispa de ojo. Quería desafiarla, pero sabía que la avergonzaría, así que rápidamente le hice saber que quería que fuera conmigo como mi cita. Le aseguré que solo tenía que hacer una aparición y que no nos quedaríamos mucho tiempo.
Entonces, después del almuerzo de ese día, fuimos a comprar un vestido de cóctel. Dejé que Sela escogiera lo que quería, y aunque la boutique a la que la llevé no tenía nada que costara menos de mil dólares, me sorprendió que eligiera un vestido simple. Es de seda color champán con mangas que se asientan sobre sus hombros, un corpiño ceñido y una falda que cae debajo de sus rodillas. En realidad, es bastante elegante y no es nada que una Sugar Baby usa, lo que significa que me encantó.
Combinando con un par de tacones altos del mismo color champán y ajustándose el cabello en la parte posterior de su cuello. Parece que podría estar asistiendo a una cena de caridad de lujo, y me doy cuenta cuando entramos al salón de baile que mi pecho está realmente hinchado un poco con orgullo por la mujer que está conmigo.
Subimos al bar y un camarero se acerca a nosotros tomando nuestros pedidos de bebidas. Le ofrezco un taburete vacío a Sela. Cómo se mete con esa falda apretada agraciadamente, está más allá de mí, pero cuando cruza una pierna sobre la otra y una rendija larga aparece corriendo por su muslo, inmediatamente lo entiendo. No puedo evitarlo... colocar mis dedos sobre su piel desnuda y subirlos hasta que el material vuelva a unirse.
—Eres la mujer más sexy de esta habitación —digo mientras inclino mi cabeza hacia un lado y beso su hombro desnudo. Se estremece y suelta un pequeño jadeo de placer.
Me alejo y le sonrío, encontrándola mirándome confundida.
—¿Cómo haces eso? —pregunta con asombro.
—¿Hacer qué?
—Me haces sentir como una chica de secundaria enamorada del chico más guapo de la clase y solo con mirarla la hace toda masilla —responde.
—Conozco la sensación —digo en voz baja y me sonríe.
Una sonrisa rara, genuina y completa de Sela sin nada oculto. Me cautiva y todo lo demás en la habitación se derrite. Nuestros ojos se mantienen cerrados. Siento un estallido casi eléctrico entre nosotros, como si acabara de tener algún tipo de epifanía.
Pero luego la mirada de Sela oscila y se desliza más allá de mi hombro izquierdo, se estrecha por un instante, y luego se llena de disgusto. Doy vuelta a mi cuerpo en esa dirección, miro sobre mi hombro e inmediatamente veo lo que causó esa mirada.
La barra es curva como una herradura y JT está parado al final a unos seis taburetes de Sela y de mí. Él tiene su brazo alrededor de la parte posterior de uno de los taburetes que sostiene a una chica rubia con poca ropa y con un enorme pecho, a comienzos de los veinte, lo mejor que puedo decir, y le está susurrando al oído. Es claramente su objetivo de esta noche.
JT toma su mano, la deja caer a su cintura, y luego se desliza por sus costillas. Ella se ríe, se mueve en su asiento y mueve su brazo para darle más acceso. Él la desliza hacia arriba y sus dedos rozan la parte exterior de su pecho. Ahora se vuelve tímida, aleja su mano, y se ríe de nuevo. JT no se ríe y pone su mano justo detrás de sus costillas.
Es un clásico espectáculo de dominio y lo he visto muchas veces.
—Realmente tiene los movimientos, ¿no? —murmura Sela a mi lado.
No me vuelvo para mirarla, pero continúo viendo a JT casi en disgusto hipnótico. —Supongo que es tu voz sarcástica, ¿verdad?
Ella ríe. —Es así de obvio, ¿eh?
JT va por otro toque al pecho de la mujer y nuevamente aparta su mano, pero ríe coquetamente mientras lo hace. Quiero decirle que no está haciendo nada más que enojarlo, pero ¿de qué serviría? Cualquier Sugar Baby en esta sala con la excepción de Sela no va a dejar pasar una oportunidad con JT.
Nuestro barman regresa con nuestras bebidas, Martini Sucio para Sela y whisky para mí. Sostengo mi vaso junto al suyo y chocamos los bordes de nuestras bebidas. —Salud.
—Salud.
Sela saca el palillo cargado con tres aceitunas y saca uno con sus dientes. Es un movimiento sexy y me fascina hasta que señala el palillo que ahora sostiene dos aceitunas en JT. —Sabes... tengo que preguntarme, ¿ves algo bueno en tu compañero?
No es una pregunta extraña, pero su tono tiene una extraña inflexión. Casi combativo por naturaleza. Sé que a Sela no le gusta JT, y esa mierda... no me gusta mucho en estos días, pero parece un poco personal para Sela. Miro hacia él, y comienzo a regresar a Sela para decirle la verdad de mis sentimientos cuando veo a la rubia levantarse del taburete y agarrar su bolso. Ella se pone de puntillas, le susurra algo a JT al oído y luego se dirige al baño. JT la mira por un momento, con los ojos fijos en su culo, y luego se vuelve hacia la barra. Alcanzando dentro de su bolsillo izquierdo, saca algo.
Lo hace tan rápido y seguro que casi no creo lo que estoy viendo. Con indiferencia, sostiene su mano sobre la bebida de la mujer y un polvo blanco flota en ella. Mira rápidamente al barman, cuya espalda está girada, y luego toma la bebida para hacer girar el polvo hasta que se disuelva.
—¿Acaso él acaba…? —Sela comienza a preguntar, pero ya estoy alejándome de la barra como un toro enfurecido.
Me dirijo hacia JT con paso enojado, mirándolo mientras mira la bebida que ahora tiene en la barra con una sonrisa satisfecha. Justo cuando estoy a un pie de distancia de él, levanta la cabeza y hace contacto visual conmigo. Sonríe al principio en señal de bienvenida, pero cuando ve la expresión en mi rostro, se desliza hacia atrás.
Cojo la bebida, pongo un pie en la parte inferior de la barra y me inclino sobre ella, vertiendo la bebida en el fregadero del otro lado.
—¿Qué mierda? —dice JT con indignación.
Golpeo el vaso con fuerza y mi mano sale disparada, agarrando un puñado de la camisa y corbata de JT. Lo aparto del bar y empiezo a empujarlo hacia la salida. La gente se aparta de nuestro camino, la mayoría con cara de sorpresa de que los dos dueños de The Sugar Bowl parezcan estar a punto de pelear a puñetazos.
Trata de ignorarme, pero le gruño—: Ahora sígueme, jodidamente afuera ahora, imbécil, o si Dios me ayuda, voy a llamar a la policía por lo que acabas de intentar hacer.
JT se queda inmóvil de inmediato y le doy un fuerte empujón hacia la salida mientras le quito el agarre. Él va tropezando por un momento, luego se pone de pie. Mira a todos mirando fijamente y levanta las manos. —Nada de qué preocuparse, amigos. Solo un agradable tira y afloja por una Sugar Baby.
Les da una sonrisa maliciosa, y las personas más cercanas que escucharon eso se ríen nerviosamente. No me río y le doy un empujón brusco al hombro, haciéndolo tropezar nuevamente. Eso hace que JT se mueva y salgamos rápidamente del salón de baile. JT no me mira, sino que va directamente al baño de hombres. Lo sigo y se vuelve hacia mí. Puedo decir por la tranquilidad de la habitación que está vacío, excepto por nosotros y me lanzo contra él. Ahora agarrando puñados de camisa, chaqueta y corbata, lo empuje hacia atrás a través del piso de baldosas varios pasos hasta que su espalda golpea contra la pared y gruñe por el dolor.
—Jesús jodido Cristo, Beck —dice, lo aparto y lo vuelvo a golpear.
—Estás enfermo, mierda —gruñí—. Acabas de intentar drogar a esa chica. ¿Qué carajos por el jodido amor de Dios está mal contigo?
Estoy tan furioso ahora que casi siento que podría matar a JT. Veo el brillo en sus ojos por las drogas y el alcohol, imagino lo que le habría hecho a esa chica esta noche, y veo todo mi imperio empezar a derrumbarse a mi alrededor. No veo nada del hombre que creía conocer en su mirada empañada. Un hombre que pensé que era como yo, pero estoy empezando a darme cuenta de que no era más que un sueño tonto.
—Relájate, hermano —dice con calma—. Fue solo para relajarla.
—Maldito idiota hijo de puta —grito y dejo caer mis manos. Levanto una, lo señalo y veo que está temblando—. Nos vas a derribar, JT, y estoy cansado de esta mierda. Te quiero fuera de esta compañía. Quiero que te vayas y puedes hacer lo que sea, que continúe la mierda perversa y enferma en esa cabeza tuya lejos de mí, pero no voy a dejar que me lleves contigo.
—No me puedes forzar…
Lo interrumpí al agarrarlo de nuevo, alejándolo de la pared y estrellándolo de nuevo contra ella. Sus ojos se abren de miedo. —Cállate la boca. Ahora quiero que salgas de este hotel y te subas a un taxi y te vayas a casa. Si veo que vuelves a ese salón de baile, llamaré a la policía y se acabó para los dos.
No es una amenaza vacía esta vez. Ahora estoy preparado para hacer lo que sea necesario, idealmente para sacar a JT de The Sugar Bowl, pero al menos hacer lo que sea necesario para proteger a esa mujer esta noche.
—Bien —dice, y mis manos se caen—. Bien, me iré.
—Estarás en la oficina mañana a las ocho de la mañana y prepárate para resolver esto —digo mientras me paso las manos por el cabello de la frustración—. Esta mierda está hecha, JT. No estoy bromeando.
—Bien, está bien... lo que sea —dice, levantando las manos en señal de rendición—. Lo tengo bajo control. Lo prometo.
Señalo hacia la puerta. —Ve a casa, JT. Ahora.
Agarra su chaqueta de la solapa, tira del material para enderezarlo. Luego se arregla la corbata y asiente. Se vuelve hacia la puerta y comienza a caminar.
Se lo recuerdo. —Mañana... ocho a.m., JT. Vamos a resolver esto.
—Estaré allí —murmura, y luego se va.
Me tomo unos momentos, junto mis pensamientos y tomo algunas respiraciones profundas, pero todavía estoy temblando de ira y frustración mientras regreso al salón de baile. Sela se sienta en el bar, sus ojos se clavan en mí con preocupación en el momento en que vuelvo a entrar.
Cuando la alcanzo, su mano se acerca a mi pecho y pregunta—: ¿Está todo bien?
Suelto un suspiro, recojo mi bebida y tomo un saludable trago. Bajo a dejar el vaso, vuelvo a restregar mi mano por el cabello y me encojo de hombros. —No lo sé.
La mano de Sela agarra a la mía. Se levanta del taburete y con gracia coloca sus pies en el suelo. Tirando de mí, dice—: Vamos... bailemos.
No quiero bailar.
Es lo último que quiero hacer en este momento, pero tampoco quiero soltar la mano de Sela, así que la sigo casi en trance hasta la pista de baile. Cuando llega al medio y se vuelve en mis brazos, me doy cuenta de que está sonando una canción lenta. Sela entra en mí y uno de mis brazos va automáticamente alrededor de su cintura; la otra toma su mano y la lleva a mi corazón.
Curva una mano detrás de mi cuello y me acaricia suavemente mientras susurra con voz tranquilizadora. —Solo relájate y cálmate.
La miro y me mira con ojos llenos de preocupación. Mi ritmo cardíaco cae de repente cuando siento su mano en mi cuello y huelo su loción de melocotón. Dejo escapar un gran suspiro de frustración contenida y luego le doy una sonrisa cansada. —Perdona que tuvieras que ver eso.
Se encoge de hombros y se acerca más a mí. Sus ojos son redondos, claros y llenos de respeto. —Honestamente... lo que hiciste… lo rápido que reaccionaste. Fue lo más increíble que creo que he visto en mi vida.
Intento ignorarlo, porque la forma en que me mira me avergüenza y me humilla. —Solo estaba tratando de impresionarte para que te acostaras conmigo esta noche.
Ella da una risa tintineante, sus ojos brillantes de diversión. —Eso ya es un hecho, Sr. North.
No puedo resistirme. Me inclino, capturo sus labios con los míos y le doy un beso lento. Suspira en mi boca y mi brazo alrededor de su cintura la empuja más fuerte hacia mí.
Se siente tan jodidamente bien abrazarla así.
Bailando.
Besándonos.
Simplemente mágico.
Retiro mis labios de los de ella y antes de que pueda comprender lo que estoy haciendo, digo—: Vamos a acabar con el acuerdo.
Sela se sobresalta y sus labios se detienen consternados. —¿Quieres terminar las cosas ahora?
—Dios, no —digo rápidamente con una risa nerviosa, volteándola más cerca—. Quiero decir... el marco de tiempo. Era solo por un mes. Vamos a acabar con eso.
—¿Quieres que me quede en tu apartamento? —pregunta con duda—. Como, ¿mudarme de verdad?
—Bueno, sí... claro —digo, ahora no estoy completamente seguro de lo que quiero o si esto es lo correcto—. Quiero decir... tus cosas están ahí, ¿por qué no?
Rueda sus ojos hacia mí. —Bueno, por Dios, Sr. Romántico... ¿cómo puede una chica decir que no a esa oferta?
Me río, le doy un rápido beso y luego digo—: Lo siento. Eso no fue muy sino. Lo que quiero decir es que no quiero que te vayas dentro de dos semanas cuando el acuerdo termine. ¿Bueno?
Los ojos azules de Sela se oscurecen un poco mientras me mira con solemne consideración. Finalmente, inclina su cabeza de acuerdo. —Bueno. Puedo hacer eso.
—Excelente —digo y luego me inclino para besarla de nuevo.
Sela apoya su cabeza en mi hombro y por unos momentos nos limitamos a la música. Otro pensamiento me impacta. —La próxima semana es Acción de Gracias. Mi hermana y mi sobrina nos visitarán por unos días.
—¿Quieres que vuelva a mi apartamento mientras están aquí? —pregunta en voz baja.
—¿Qué? —pregunto sorprendido mientras la alejo de mí. Mirándola hacia abajo le doy una mirada de castigo—. Quiero que las conozcas. Realmente quiero que me ayudes a cocinar la cena de Acción de Gracias. Ciertamente no quiero que vuelvas a tu apartamento.
Me sonríe de nuevo.
Primero en alivio.
Entonces con felicidad.
Una de esas sonrisas auténticas, sin filtro, donde me da el cien por ciento de Sela Halstead.
Y es jodidamente brillante.


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Mensaje por berny_girl Lun 8 Jul - 21:07

CAPITULO 15


Sale

Por primera vez en solo seis meses, en realidad considero dejar mi venganza contra JT.
Por solo un momento, considero lo que pasaría si me enfoco en su lugar en lo que tengo aquí con Beck. Me ha dado mucho más que dinero para mi educación. Me ha dado placer y respeto. Me ha dado autoestima. Beck lo hizo para que no me considere una víctima. Sin el peso de la victimización sobre mis hombros, me pregunto por qué se necesita venganza. Y qué pasaría si dejo que la furia y la ira se vayan y abran el espacio vacío dejado a Beck North. Creo que entiendo, en el fondo de mi corazón, que él llenaría ese espacio perfectamente.
La idea es emocionante pero aterradora.
También es de corta duración, ya que me doy cuenta de que esta noche Beck salvó a una mujer de las garras de JT. Sin embargo, ¿qué pasa con la próxima mujer? ¿Y la que sigue después de esa?
Porque, aunque Beck piense que es un incidente de su compañero, sé que una cebra no cambia sus rayas.
Cuando vi a JT con valentía y con toda seguridad rociar polvo en la bebida de esa mujer, me sobrevino la desesperanza de la situación inundada de miedo por los desprevenidos e inundada de dolorosos recuerdos de vergüenza y humillación. Mi estómago se cuajó, las náuseas se elevaron, y miré atónitamente fascinada mientras caminaba enfurecido hacia JT y lo apartaba bruscamente. Lo miré mientras gritaba y empujaba a su compañero, su rostro lívido y enrojecido. Internamente, me cantaba a mí misma, mátalo, mátalo, mátalo, quería que Beck fuera mi ángel vengador, y me decepcionó no ver el derramamiento de sangre antes de que salieran de mi línea de visión.
Consideré en seguirlo, pero estaba congelada en mi asiento. Temblorosamente bebí mi Martini hasta el fondo justo antes de alejar la copa vacía. ¿Qué si Beck llama a la policía ya mismo y JT es arrestado? ¿Cómo podría llegar a él?
Pero tal vez si eso sucediera, podría presentarle a la policía mi historia y él también iría por mi asalto. Eso no era ideal para mí, porque, aunque había considerado brevemente esa ruta cuando me di cuenta por primera vez de quién era Jonathon Townsend, lo descarté inmediatamente porque no me pareció lo suficientemente satisfactorio. Necesitaba saber la identidad de todos mis violadores y no había garantía de que los abandonara. Tampoco quiero que JT ocupe esta tierra. Por mucho con su miserable vida para que su clase de maldad ya no exista. Finalmente, quiero hacer sufrir a JT antes de terminarlo. Los quiero asustados, los quiero aterrorizados tanto como a él. Quiero que todos sufran, y si bien no puedo derrotarlos con los mismos horrores que ellos perpetraron contra mí, puedo terminar con sus vidas, y hacerlos sufrir, ¿verdad? ¿No para vivir su vida malvada y sociópata?
Después de que el Martini encendió su calor a través de mí, luego considero brevemente tomar mi bolso y seguirlos. Dentro de ese bolso estaba mi Walther PPK.
Bueno, era la pistola de mi madre, porque dada mi historia psiquiátrica, no hay forma de que me otorguen un permiso, pero ahora la tengo en mi poder. Alrededor de un mes después de su muerte, mi padre y yo revisamos todas las cosas. Dimos su ropa a un refugio para indigentes y papá insistió en que obtuviera su modesta colección de joyas, excepto su alianza. Todos sus adornos mantuvieron sus lugares exactos dentro de la casa de mi familia, excepto que durante el año pasado noté que algunos habían sido empacados, y creo que podría ser Maria afirmando su influencia. Me imagino que papá los tiene en una caja y listos para mí cuando los quiera.
No había quedado mucho, salvo en adición a la joyería, conseguí su pistola. Mis padres siempre habían tenido armas por lo que puedo recordar. Crecí disparando con ellos de cuando era pequeña. Mi padre llevándonos seguido a Marin County para pasar el fin de semana en un campo de tiro. Algunas veces iríamos a la playa McClure temprano en las mañanas brumosas y disparar a latas de cerveza en una madera flotante. Otras veces nos dirigíamos al parque estatal Mount Tamalpais donde era fácil alejarnos de las personas y disparar en el silencioso bosque.
Yo estaba cómoda con la pistola. Sabía cómo cargarla y dispararla.
Si mi objetivo estuviera a larga distancia es probablemente una mierda porque no he podido disparar desde la ilegalidad de mi posesión de esta arma, pretendo ser muy cercana y personal con JT cuando lo use.
No fallaré.
Pero, en última instancia, antes de que pudiera salir apresuradamente del salón de baile y cometer un asesinato a sangre fría para aliviar mi dolor, Beck camina de regreso a mí. Tiene la mandíbula apretada, sus ojos apagados y sombríos. Con una rapidez que me sorprende, los pensamientos de venganza y sangrienta muerte se evaporaron, y me invadió una preocupación abrumadora por Beck y su salud mental. No hay duda de que está preocupado por lo que vio, y también no hay duda de que cuando se lo provoca, es un hombre que reaccionará rápida y severamente. Mi empatía por Beck en realidad supera mi odio hacia JT, y me veo obligada a ayudar a aliviar su angustia. Por supuesto, bailar puede haber sido una cosa estúpida, pero nos pone en una situación en la que puedo ponerle las manos encima de manera tranquilizadora.
Está tenso y aún vibra con ira contenida cuando toma mi mano y presiona la otra en mi espalda baja, en solo momentos de que nos tocáramos, siento sus hombros relajados y su respiración apagada. Inmediatamente después, Beck me invita a quedarme en su casa por tiempo indefinido y me dijo que estábamos anulando todo el engaño de la sugarship que habíamos estado haciendo.
Luego me invita a cocinar la cena de Acción de Gracias con él.
A conocer a su hermana y su sobrina.
Me dice que me estoy volviendo importante para él.
Todas las cosas que nunca imaginé que ganaría cuando comencé esta búsqueda.
Y una vez más, me pregunto si el camino en el que busco la retribución es una tontería cuando considero lo que puedo perder. En el mejor de los casos, logro mis planes y me salgo con la mía con el asesinato y Beck nunca es tan inteligente. Continuamos buscando un potencial para siempre.
En el peor de los casos, me atrapan y me paso la vida en la cárcel preguntándome si perdí algo que pude haber tenido el potencial de darme una vida normal y plena.
—¿Lista para salir de aquí? —pregunta bruscamente Beck, su mano frotando sensualmente mi espalda baja.
—Si tú lo estás —digo mientras saco mi cabeza de su hombro y lo miro.
Me sonríe suavemente, inclinando la cabeza hacia abajo y frota su nariz contra la mía.
Con una ligera inclinación de mi rostro, mi boca encuentra la suya y respondo con un beso lleno de lengua que ocasiona que él gima y me acerque así puedo sentir su erección a través de nuestra ropa. La adrenalina, las emociones y el anhelo sexual en sus ojos me abruman.
—Vámonos —murmuro, y eso es todo lo que él necesita antes de llevarme fuera de la pista de baile, a través del salón y al vestíbulo del hotel mientras busca en su bolsillo para sacar su celular. Con unos rápidos toques, le marca al chofer y simplemente dice—: Estamos listos. Acércate.
La mano de Beck está apretada contra la mía mientras salimos al aire frío. No dice una sola palabra, solo mira fijamente la calle hasta que ve a la limosina rodear la esquina y luego deteniéndose frente a nosotros. Él no espera a que el chofer abra la puerta trasera, lo hace por sí mismo y me ayuda a entrar.
Arrastrándose justo detrás de mí, le dice al conductor—: Puedes llevarnos de vuelta al Millennium, pero da vueltas al edificio cuando llegues hasta que te diga lo contrario.
El conductor apenas responde—: Sí, señor. —Antes de que Beck apriete el botón que cierra la ventanilla que nos separa de él.
Beck se reclina en el asiento a mi lado, y yo jadeo sorprendida cuando se da vuelta, me pone las manos en las caderas y me arrastra hacia su regazo para que mi culo presione su erección y mi espalda esté contra su pecho. Sus brazos rodean mi cintura donde me aprieta brevemente, coloca sus labios en mi oído, y susurra—: Te necesito ahora mismo. No puedo esperar.
La cabeza me da vueltas y todo mi cuerpo se enrojece con la lujuria provocada no por la situación comprometedora en la que acaba de ponerme, sino por la necesidad en su voz. Respondo moviendo mi trasero y moliéndome sobre él.
Beck sisea, de placer... de dolor... no lo sé, pero luego sus manos se dirigen al dobladillo de mi vestido y él tira bruscamente del material por mis piernas, justo más allá de mis caderas, donde se junta alrededor de mi cintura. Apenas quita el vestido de su camino, su mano está entre mis piernas y sus dedos se inclinan bajo el encaje de algodón blanco de mis bragas. Apenas está su mano en mis bragas, sus dedos están contra mi clítoris, sumergiéndose dentro de mí, masajeándome dentro y fuera. Mis talones golpean el piso alfombrado del auto, mis piernas se enderezan, y mi espalda se arquea lejos de él cuando la parte de atrás de mi cabeza se apoya en su hombro para ejercer presión.
—Así es —gruñe mientras me folla con los dedos, moviendo la otra mano sobre mi pecho para pellizcar un pezón a través de mi vestido—. Quiero que te vengas en mi mano, bebé. Vente para mí, Sela.
Mis ojos ruedan en la parte posterior de mi cabeza cuando el placer amenaza con consumirme. Su toque de fuego, sus palabras sucias, el mero hecho de que no podía esperar hasta que nos alejáramos del hotel me hace correr hacia el clímax a la velocidad de la luz. Me pregunto vagamente si el conductor sabe lo que estamos haciendo, imagino que probablemente sí, y que Dios me ayude ... eso me excita aún más.
—Vamos, Sela. —Beck se retuerce, su dura polla roza mi culo—. Dámelo para poder follarte. Por favor, dámelo... necesito estar dentro de ti tan mal.
Y santa mierda... se lo doy con un grito que retumba a través de la limusina y sin duda el conductor escuchó eso. Mi pelvis se dispara, roza su mano, y un gruñido de alivio animal se libera.
—Oh, jódeme, eso es caliente —dice Beck mientras sigue frotando círculos alrededor de mi clítoris mientras tiemblo y tiemblo en su abrazo.
Mi cabeza todavía está dando vueltas, mi cuerpo deliciosamente débil cuando Beck me hace girar en sus brazos, jalándome en una posición a horcajadas sobre su regazo, así que ahora estoy frente a él.
—Abre mis pantalones —resopla con urgencia mientras su mano se clava en su bolsillo por su billetera. Me pongo de rodillas y rápidamente me desabrocho el cinturón mientras él trata de sacar un condón, con los dos arcones agitándose con un fervor desenfrenado.
—Joder —ladra Beck de frustración mientras revisa su billetera—. No tengo un maldito condón.
Mis manos se congelan y levanto la cabeza para mirar a Beck. Su cara está inundada de dolor y necesidad, y su voz se quiebra cuando me mira directamente a los ojos y dice—: Cristo... quiero estar dentro de ti tan malditamente mal.
El sonido que creo que escucho es el de mi corazón de piedra se abrirse aún más en respuesta a Beck. Vacilo solo un momento antes de que mis manos comiencen a trabajar de nuevo.
—Por favor, Sela —grita mientras sus dedos se clavan en mis muslos—. Chúpamela... haz que este dolor desaparezca.
Con su cremallera abierta, tiro de sus pantalones, alcanzo sus bóxers, y saco su polla del material. Salta en mi mano y veo líquido pre-seminal en la punta. Lo miro con intensidad, caliente y palpitante por la necesidad, lo aprieto con fuerza y lo acaricio varias veces.
Beck gime y su cabeza cae hacia atrás contra el asiento, con los ojos fuertemente apretados. —Por favor, Sela...
—Shhh —murmuro mientras me alejo de su regazo—. Te tengo.
Sus ojos se abren y me mira con fascinación cuando mis rodillas golpean el suelo alfombrado de la limusina y me levanto sobre su regazo. Con una mano en su muslo, la otra estrujándolo alrededor de la raíz de su pene, me llevo la punta a la boca y lo chupo ligeramente. Beck gime aliviado, y los dedos de ambas manos se enredan en mi cabello a cada lado de mi cabeza. Él me agarra suavemente, presionando sus dedos en mi cuero cabelludo como un medio para mantenerme firme y no forzar la acción.
Esta no es la primera vez que tengo a Beck en la boca, pero es la primera vez que realmente lo he querido allí. La primera vez en toda mi vida sexual que he visto la belleza de un acto tan íntimo, y me tomo mi tiempo lamiéndolo y chupándolo para poder saborear esta experiencia. Estoy dividida entre querer volverlo loco y tener que poner fin a su sufrimiento. Tan bueno como le parezca a él en este momento exacto, quiero que se sienta mejor para él en el próximo. Así que aprieto, jalo, lamo, chupo, zumbo y revoloteo contra su piel caliente. Chupo el pre-semen que me da y me apoyo contra sus manos cuando llega el momento inevitable de que él me saque de su polla.
Beck es un amante considerado, y por las razones que sean, me advierte antes de descargar. Nunca ha envidiado mi falta de voluntad para tragar y ha parecido satisfecho con que lo acaricie hasta el final.
Estoy seguro de que me dará la misma cortesía aquí, pero se sorprenderá al descubrir que no es necesario.
No ahora.
Las caderas de Beck comienzan a golpear hacia arriba, buscando más profundidad. Él gime cuando lo derribo y gruñe cuando ahueco mis mejillas contra el tirón. Dice mi nombre cuando deslizo mi lengua por su eje y maldice fuertemente cuando chupo suavemente sobre sus bolas. Mientras lo acaricio más rápido en la base y meneo la cabeza con más vigor, Beck suena como si estuviera estrangulando.
Luego viene el ligero jalón contra mi cabello y murmura—: Retrocede, Sela. Me voy a venir.
Lo agarro más fuerte, respiro profundamente, y me hundo, así lo tomo profundamente, muevo mi otra mano para acariciar la piel detrás de sus bolas, y luego chupo con fuerza en el camino hacia arriba.
—Santo cielo —grita Beck mientras llega al orgasmo y casi gimo de satisfacción mientras trago todo lo que él ofrece.
Lo trago.
Todo.
Y deseo que hubiera más para así seguir chupándolo.
—Oh, Dios, Sela —gime mientras sigo apretando y acariciando, pasando mi lengua alrededor de la gruesa cabeza de su pene, tratando de encontrar las últimas gotas que podría haber perdido.
Sus manos se apartan de mi cabeza y encuentran su camino bajo mis axilas, y luego me está arrastrando. Su polla cae lejos de mi boca y lo siguiente que sé es que me tiene acunado en su regazo con su cara presionada en mi cuello. Su respiración es trabajosa y puedo sentir su corazón bajo mi mano mientras la pongo sobre su pecho.
Los brazos de Beck se envuelven a mi alrededor y me aprietan fuerte.
Mi propio corazón está corriendo junto con el suyo y estoy entusiasmada con mi nueva revelación.
Una epifanía que me hará comenzar a cuestionar todo lo que pensé que sabía sobre mí.
Yo, Sela Halstead, no estoy tan destrozada como pensé que estaba. Aunque pensé que Jonathon Townsend me quitó todo, me acabo de dar cuenta de que no se llevó nada. Solo distorsionó mi percepción.
Por supuesto, todavía estoy bastante combada, pero aprendí algo muy importante cuando Beck me cubrió la garganta con su semen.
Me di cuenta de que la intimidad es realmente algo que podría aprender a desear con un hombre como Beckett North y que apenas he comenzado a descubrir el verdadero potencial dentro de mí.


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