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Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett

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Leshka
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Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett  Empty Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett

Mensaje por Maga Dom 4 Ago - 21:16

Gracias por seguir las lecturas, continuamos con la siguiente.
Gracias a @berny_girl 


Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett  27774345._SY475_

Después de hacerse pasar por escolta del servicio de citas en línea de Sugar Bowl, Sela Halstead está buscando una cosa: venganza. Se está acercando al fundador desalmado del sitio, Jonathon Townsend, y necesita a Beckett North, el socio comercial de Townsend, y su amante, de su lado. Ella había pensado que sus noches íntimas habían forjado un vínculo irrompible, pero después de una traición sorprendente, Sela comienza a dudar del brillante chico malo.


Cuando llegue el momento, ¿puede confiar en que Beck hará lo correcto?




Ahora comprendiendo la verdad, Beck no se detendrá ante nada para asegurar el reconocimiento que Sela merece. Pero entre su deseo por ella y su disgusto por JT, Beck no tiene exactamente mucho control sobre su estado emocional. Sin otra opción, debe convocar toda su disciplina para mantener la confianza de JT y pretender que todavía son amigos. Pero, ¿hasta dónde llegará Beck para demostrar su lealtad hacia Sela? Él casi la pierde una vez. Para mantenerla, Beck podría tener que matar por ella.


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Mensaje por Leshka Lun 5 Ago - 1:01

Me uno!! 
Gracias!
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Mensaje por berny_girl Lun 5 Ago - 1:11

Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett  Bienvenida-4

Su petición fue escuchada... si que nos volvemos a encontrar con la segunda parte... y quien sabe que hasta la tercera, pero eso lo veremos mientras avanzamos en esta...

Mañana iniciamos la lectura, para ver que nos depara esta rara relación...

Espero me acompañen y compartir todos sus pensamiento...


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Mensaje por Yani Lun 5 Ago - 6:22

Gracias!


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Mensaje por berny_girl Lun 5 Ago - 13:38

Capitulo 1

Sela
Lanzo toda la precaución al viento y le abro mi alma.
—JT… me violó.
Ojos fríos.
Mirada de disgusto.
—Otra mentira más, Sela.
Luego cierra de un portazo en mi rostro.

Un dolor como el que nunca he sentido se apodera de mi pecho.
Es como una garra ennegrecida envolviendo mi corazón, apretando tan fuerte que me quita el aliento. Exprimiendo y empujando cada parte de bondad, esperanza y luz. Intento respirar, pero mis pulmones no se mueven. La sensación de opresión en mi pecho se vuelve más fuerte, hasta que creo que en realidad podría estar sufriendo un ataque cardíaco.
Estoy sobre mis manos y rodillas, con un brazo extendiéndose hacia nuestra puerta.
Corrección.
La puerta de Beck.
Ya no es mía.
Espero, y luego espero un poco más para que vuelva a abrirla, mi pecho se derrumba.
Y espero.
Mi cabeza cae, mi cabello forma una cortina mientras observo la alfombra gris oscuro. Mi brazo sucumbe a la gravedad y mi palma presiona para mantener el equilibrio. Recuerdo el momento en que vi por primera vez a JT en la televisión y vomité por toda la alfombra raída. En ese entonces, me asaltaron recuerdos terribles y me di cuenta de que no solo eran pesadillas, sino que despertaba, vivía y respiraba acontecimientos que me habían sucedido a mí. Estaba atrapada bajo una avalancha de miedo, vergüenza y autodesprecio. Vomité, lloré y expulsé mocos por toda la alfombra.
No esta vez.
En este momento, mis ojos están secos y sé que esto se debe a que mi cuerpo está dejando de funcionar, negándose a aceptar la magnitud de lo que acabo de perder. Si realmente considero todo lo que Beck es para mí, y que ya no volveré a tenerlo, no estoy segura de sobrevivirlo físicamente.
Estoy segura de que, si doy crédito al hecho de que acabo de destruir toda la confianza y preocupación que él tenía hacia mí, mi corazón terminará enroscándose sobre sí mismo. Se convertirá en un nudo seco y ennegrecido de amargura que nunca superaré, y será mucho peor que cualquier dolor que haya experimentado en mi vida.
Sí, incluso más doloroso que eso y no está en mí el ser capaz de soportar ese tipo de sufrimiento de nuevo.
Entonces tengo que empujarlo… ignorar… olvidar.
Poniéndome de rodillas, coloco mis manos sobre mis muslos para mantener el equilibrio y vuelvo a intentar respirar. De mala gana, mis pulmones se expanden y atraen precioso aire y lo dejo escapar en un tembloroso suspiro de derrota.
Mi mirada cae al suelo otra vez y veo que el contenido de mi bolso se ha dispersado por el pasillo. Vuelvo a inhalar profundamente, siento que mi corazón todavía se aprieta con agonía.
Dios, duele
Tanto.
Mi corazón, mi pecho, mi cabeza.
Mis pulmones.
Mis huesos. Incluso siento el peso aplastante de la derrota y la pérdida en mis huesos.
Extendiendo la mano, agarro la correa de mi bolso y lo jalo hacia mí. Miro dentro de la abertura y veo que mi billetera y llavero están adentro. Saco las llaves y suelto la llave del condominio de Beck. Me toma un momento y me doy cuenta de que estoy torpemente temblando porque me siento mareada.
Tomo conscientemente otra bocanada de aire, dándome cuenta de que el dolor justo al otro lado de mi esternón consume tanto que me quita la capacidad natural de mi cuerpo de querer vivir. Incluso de tomar la cantidad básica de aire que necesito para sobrevivir.
Inhalo profundamente.
Lo dejo salir.
Inhalo.
Exhalo.
Respira, Sela. Solo jodidamente respira.
Un sollozo agonizante sale de mi boca cuando las imágenes de la cara de Beck aparecen ante mí. Su mirada tan enojada y condenatoria. Su renuencia a darme cinco preciosos minutos para explicarme. Saco la llave del anillo y la arrojo a la puerta, un repentino estallido de ira me llena y me da fuerzas.
Así de rápido sale de mí.
Y por un breve y glorioso momento, mi pecho se relaja… la opresión se desvanece. Tomo una respiración tentativa y descubro que mis pulmones se expanden fácilmente. Una sensación de alivio me llena y aprovecho la oportunidad para ponerme de pie.
Me quedo quieta, temerosa de que alguna otra emoción desagradable o miserable me tome como rehén. Espero que llegue, que haga que mis rodillas se doblen, pero… nada.
No siento absolutamente nada.
—Beck —rogué con un sollozo—. JT… me violó.
Vaciló, con los ojos muy abiertos por la conmoción y el rostro pálido. Incluso me acerqué a él, sin dudar que querría ayudarme.
Pero entonces mi mundo se hizo añicos de nuevo cuando me miró con disgusto y dijo:
—Otra mentira más, Sela. —Antes de cerrarme la puerta en la cara.

Pienso en Beck hace unos momentos, empujándome por su puerta, mirándome con disgusto y diciéndome, a mí, la víctima de violación, mentirosa.
Y nada.
Hay un vacío absoluto dentro de mí, pero en realidad es una sensación de felicidad, porque no duele.
Mi mirada vuelve a la alfombra. Brillo labial, cambio, tampones, goma de mascar y una caja de fósforos que tomé de un club de jazz al que Beck y yo fuimos. Un recuerdo, por así decirlo.
Hay un pequeño retorcijón en mi pecho. Lo aparto y miro hacia el elevador, ignorando todos los artículos dispersos.
Me doy vuelta y dejo todo atrás.
Todo.
Atrás.


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Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett  Empty Re: Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett

Mensaje por Yani Lun 5 Ago - 14:22

Sin palabras!! Ojalá cuando Beck se dé cuenta y la busque lo haga sufrir muuuuuchoooo


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Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett  Empty Re: Lectura #5 Sugar Rush - Sawyer Bennett

Mensaje por berny_girl Mar 6 Ago - 15:27

CAPITULO 2

Beck
En el momento en que la puerta se cierra de golpe, bloqueando a Sela y sus ojos traicioneros y mentirosos, me apoyo contra ella. Inmediatamente me desplomo hasta el suelo, mis piernas abiertas frente a mí, los dedos de los pies hacia afuera y mis manos se sienten como bultos inútiles en mis muslos.
La primera vez que vi a Sela sentada en mi oficina, me llené de rabia como nunca había sentido. Estaba caliente y mis oídos zumbaban con estática mientras la adrenalina bombeaba como ácido en mis venas.
Lo sabía.
Inmediatamente supe que me había mentido sobre la necesidad de dar un paseo ese día después de Acción de Gracias porque estaba abrumada. Rápidamente me di cuenta de que había cogido mi llavero y había hecho una copia para poder entrar a mi oficina. Todo cuadraba.
¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Cómo pude no haber visto la copia?
¿Cómo demonios me la jugaron tan bien?
Mi cuerpo se puso en piloto automático, mi cerebro negándose a aceptar una sola palabra de lo que dijo, porque es una mentirosa, y odio a los mentirosos más que a nada. Odio los jodidos secretos y las zonas grises, el engaño y el encubrimiento. Mis padres me enseñaron a odiarlo, creando un ambiente tan vil para lo que se hizo pasar por una familia que sin darse cuenta me convirtieron en un hombre sin tolerancia.
Estoy seguro de que siguió soltando mentiras de su boca incluso después de que la atrapara. Demonios, ni siquiera estoy seguro de lo que estaba diciendo cuando la arrastré por el condominio; mi única preocupación era sacarla de mi vida. Rabia, furia, amargura… era todo el combustible que necesitaba para expulsarla, cuando me di cuenta de que Sela no solo estaba jugando con mi vida, sino que estaba jugando con mi corazón.
Mientras me siento aquí, sintiéndome como si no tuviese una sola onza de fuerza dentro de mí, me doy cuenta de que a medida que la rabia disminuye, me quedo con un vacío desolado. Hace solo unos minutos, estaba lleno de Sela y ahora hay un vacío rodeado de una cáscara amarga.
Oigo un sonido al otro lado de la puerta y, por supuesto, sé que es Sela.
Un ladrido ronco… ¿un sollozo tal vez? ¿Un intento de hacerme sentir mal por lo que hice?
Mis dedos se curvan, se presionan en mis palmas y tengo que luchar duro contra la abrumadora necesidad de abrir esa puerta para consolarla.
Me levanto del suelo y camino ofendido por la sala de estar, tratando de alejarme de la puerta y del sonido de Sela llorando. Cruzo los brazos sobre mi estómago, abrazándome casi de forma protectora y camino de un lado a otro a lo largo del ventanal que da a la bahía.
Algo golpea la puerta. Un sonido metálico, apenas perceptible, y mi cabeza se gira en esa dirección. Doy un paso hacia allí y me detengo.
Me doy la vuelta, miro hacia la ventana.
Mi cuerpo se tensa, esperando escuchar algo más. Tal vez Sela no haya terminado y comenzará a llamarme a través de la puerta. Tal vez trate de arrojar más cosas, y de hecho, quizás es por eso que está en silencio en este momento. Su cerebro está trabajando en una nueva red de engaños en la que intentará capturarme.
Espero y espero, pero no escucho nada más.
Por favor, Sela… di algo y demuestra que me equivoco en este momento.
Dejando caer mis brazos, camino vacilante hacia la puerta y me inclino para que mi oreja quede contra ella. No escucho un sonido. Pongo mi ojo en la mirilla, preparándome para ver a Sela acurrucada en una lamentable posición fetal.
No hay nadie en el pasillo, aunque no puedo ver todo el camino hasta el ascensor. Por lo que sé, Sela está esperando allí, lista para saltarme encima.
Pienso en sus últimas palabras. Las que recuerdo.
JT me violó.
Mis dientes rechinan por la ridiculez de esa afirmación. Aunque no he pasado cada minuto despierto con Sela, he pasado suficiente tiempo con ella para saber que eso no podría haber ocurrido. No solo hubo muy pocas oportunidades, sino que creo que sabría si algo horrible como eso le hubiera sucedido a mi novia.
Sé lo que la violación le hace a una mujer. Lo he visto.
Joder, lo he sentido. He sentido a una mujer sollozando y estremeciéndose en mis brazos, sumida en la desesperación y el dolor después de haber sido brutalizada. JT es una mierda, un abusador de
mujeres, y no estoy seguro de hasta qué punto iría. Pero no hay una maldita forma en que JT haya violado a Sela en las últimas semanas que hemos estado juntos. Hubiera sabido absolutamente que algo estaba mal. No puedes ocultar algo así.
No puedes.
Sé que la única solución es el tiempo y eso ni siquiera es una solución completa. Una víctima de violación necesita tiempo, apoyo y seguridad. Necesita amor y la capacidad de superar la vergüenza y la humillación. Esa mierda no ocurre en días. No sucede en meses.
Jodidamente sucede en años.
Y, de repente, algo me golpea con tanta fuerza y claridad detallada que realmente retrocedo un poco de la puerta.
Es un recuerdo de Sela la primera noche que nos conocimos.
Sentada en un taburete de bar y mirando a través de la sala a JT.
Con rabia.
Recuerdo haberla visto claramente en su rostro, y pensar que era extraño que lo estuviera mirando de esa manera. Había supuesto que esa noche era la primera vez que Sela conocía a JT, y por eso era tan extraño que lo estuviera mirando de esa manera.
A menos que esa no fuera la primera vez que se conocieran.
JT me violó.
Ella no dijo cuándo, ¿verdad?
Mi mente se acelera mientras trato de recordar los últimos diez minutos de mi vida y no puedo ver nada. Solo puedo recordar a ella mirándome, con el brazo estirado, mientras decía: JT me violó.
Supuse que se refería a desde que ella y yo habíamos empezado a salir. Supuse que estaba mintiendo diciendo que JT había hecho algo nefasto, sabiendo que mi relación con él había estado tensa y esperando tomara su lado. Inmediatamente ignoré su proclamación porque sé lo que es la violación, y no hay forma de que pueda haber sucedido desde que nos conocimos.
Pero, ¿y si él la violó mucho antes de que nos conociéramos? ¿Qué pasaría si ella estuviera en el Mixer del Sugar Bowl esa noche con la intención de confrontar a su atacante?
Esa primera noche que estuvimos juntos. Los jugos de Sela en mi boca, su cuello y pecho enrojecidos por el orgasmo.
Esa fue la primera vez que un hombre me hizo tener un orgasmo.
Sela no había tenido un orgasmo con un hombre antes.
Me había parecido imposible en ese momento, conocer a una mujer hermosa, sexy y vibrante como Sela y que no pudiera atraer a un hombre que se inclinara para hacerla venirse. Nadie podía echarle un vistazo a Sela acostada en una cama, con las piernas abiertas y los ojos llenos de incertidumbre, pero con un poco de esperanza, y no hacer todo en su jodido poder para hacerla venir hasta que gritara tu nombre al cielo.
Una mujer que no alcanza el clímax con un hombre.
Esa es una situación sexual seria.
Una situación que podría ser causada por la violación.
Todo me golpea a la vez. Estoy prácticamente cegado por las imágenes y los recuerdos de las últimas semanas, todos los pequeños detalles que ahora puedo conectar.
Sela no es la típica Sugar Baby. Es una estratagema para acercarse a JT.
Sela es ingenua cuando se trata de sexo.
La naturaleza distante con la que se mantuvo alejada de mí.
Los momentos de incertidumbre que vi en su rostro cuando éramos íntimos.
Esa absoluta antipatía que tenía por JT las pocas veces que estuvieron juntos en la misma habitación.
El hecho de que he llegado a ver que JT tiene el potencial de dañar realmente a una mujer.
Lo juro por Dios, Beck… esto es sobre JT, ella me gritó mientras la sacaba de mi condominio.
Sela fue violada por JT antes de que nos conociéramos.
La verdad absoluta de eso me golpea en el centro de mi pecho con la fuerza de una bola de demolición.
—Mie-e-e-e-e-rda —gimo dolorosamente mientras me lanzo hacia la puerta, absolutamente asqueado por lo que acabo de hacer.
La abro, mis ojos se dirigen inmediatamente a los artículos que recuerdo vagamente haber lanzado del bolso de Sela cuando lo pateé por la puerta. Mi cabeza se mueve hacia la derecha, hacia los ascensores, pero se ha ido. Su bolso se ha ido, y ella se ha ido, pero dejó atrás toda esa mierda que se derramó. Mi mirada se extiende aún más y veo la llave del condominio con la cubierta de goma azul en la cabeza.
Es como una patada a mis bolas verla tirada a mis pies.
—No, no, no, no —canto con agonía mientras me pongo en cuclillas para recoger la llave—. No tú, Sela. Esto no pudo haberte sucedido. No a mi Sela.
No quiero creerlo porque literalmente no creo que pueda soportar saber que Sela sufrió de esa manera. No quiero creerlo porque lo que le acabo de hacer me convierte en un monstruo.
Me pongo de pie y saco mi teléfono, buscando rápidamente el número de Sela en la parte superior de mi lista de favoritos. En el segundo timbre, noto que puedo escuchar débilmente un sonido
proveniente del dormitorio.
—Mierda —murmuro, y regreso corriendo a nuestra habitación,
donde veo su teléfono sobre la mesita de noche junto a la cama. Cuelgo
y miro frenéticamente por la habitación, tratando de descubrir qué hacer.
Una rápida mirada a mi reloj y noto que Sela no pudo haberse ido
por más de cinco minutos, diez como máximo. Todavía podría estar abajo en la próxima parada del bus, esperando que el transporte público la
aleje de mí.
Tomo el teléfono de Sela de la mesita de noche y corro hacia la puerta
principal. Me palmeo los bolsillos, aliviado de sentir la llave de mi auto
ahí si la necesito y prácticamente salgo volando del lugar mientras trato
de cortar camino. Agarro la perilla y cierro con fuerza la puerta detrás de
mí, sin siquiera detenerme para poner seguro.
Tengo que atrapar a Sela antes de que pueda escapar.
Alguien arriba me está cuidando porque el ascensor se abre en
segundos. Salto, aprieto el botón del lobby e insto a que vaya más rápido.
Comienzo a orar a quien sea que esté escuchando que me deje arreglar
esto con ella. Estoy tan avergonzado por la forma en que la eché de mi
vida y cuán fácilmente descarté su afirmación de violación. Puede ser el
peor error que haya cometido y espero poder arreglarlo.
Cuando el ascensor se detiene y las puertas se abren, salgo
corriendo, doy vuelta a la izquierda y corro hacia las puertas de entrada.
Prácticamente atropellando a John, nuestro portero, y me disculpo
cuando piso la acera.
La parada del bus está a una cuadra y media y afortunadamente las
aceras están bastante vacías. Ya pasó la hora pico de la mañana, pero
todavía no ha llegado la hora del almuerzo. Corro a la vuelta de la esquina
de Mission y Fremont, y mis ojos van inmediatamente al banco frente a
la parada de autobús. Solo hay dos personas esperando y ninguna es
Sela.
Con el pecho subiendo y bajando, miro hacia ambos lados de la calle,
esperando desesperadamente poder verla. Entorno los ojos, sigo
buscando… deseando que aparezca
Mierda… ni siquiera puedo recordar lo que estaba usando.
Jodidamente inútil.
Se ha ido y lo sé, así que empiezo a correr un poco más despacio
hacia mi edificio. Me disculpo con John cuando lo paso rozando en el
vestíbulo, me dirijo a la escalera de servicio y bajo hasta el garaje. Sela
tiene que ir a su apartamento y puedo llegar fácilmente allí conduciendo.
Estaré esperándola en la puerta de su casa y, con suerte, tendré algo
monumental resuelto para deshacer esta enorme mierda que he creado.


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Mensaje por berny_girl Miér 7 Ago - 13:05

CAPITULO 3

Sali
Hace diez años…

-Bryce es un imbécil —dice Whitney mientras apoya los codos en la barandilla que bordea el nivel superior del centro comercial. Tiene vistas al patio de comidas de abajo y el olor a hamburguesas grasientas y comida china rancia nos llega. Mi nariz se arruga con repugnancia.
—De acuerdo —digo mientras mis ojos vagan lentamente por el nivel superior, revisando la acción de esta noche. Ya había escaneado el patio de comidas, y nada de interés estaba pasando.
—¿No dijo por qué? —pregunta.
—No —digo con calma, aunque se me revuelve el estómago cuando pienso en el desprecio público que recibí ayer después de clases. Bryce y yo habíamos estado saliendo por tres meses, y mi rostro se sonroja de vergüenza cuando pienso en todas las proclamaciones de amor que le había dado. Él fue mi primer novio real en la secundaria y había estado locamente enamorada.
Bryce era muy alto, con un aspecto bronceado que hubiera sido común en el sur de California, pero solo lo hacía destacar como un faro en nuestra escuela en Menlo Park. Él era la estrella de nuestro equipo de baloncesto, todas las chicas querían estar con él, y cada chico quería ser él. Algunos de los mejores días de mi vida los pasé pavoneándome por los pasillos entre clases, mi mano aferrándose con fuerza a la suya mientras me acompañaba a mi siguiente clase.
Fue como un sueño, y estaba mareada, feliz y enamorada.
Y luego me aplastó dejándome después de la escuela en el estacionamiento de pie fuera de la puerta del conductor de su Mustang, rodeado de sus amigos. Pensé que me llevaría a casa como lo hacía todos los días después de la escuela desde que terminó la temporada de baloncesto. En cambio, simplemente me dijo:
—Escucha, Sela… quiero terminar.
Estaba aturdida, y seguro escuché mal.
—¿Qué?
—Es el final de mi último año. Me voy a la universidad en unos meses. No quiero estar atado, especialmente no con una chica tan joven como tú. No podrás estar conmigo y será incómodo, ¿sabes?
No, no lo sabía.
No entendía en absoluto.
—Pero tengo dieciséis años —dije sin convicción.
—Mañana tendrás dieciséis —señaló y uno de sus amigos rio ruidosamente. Al menos Bryce tuvo la gracia de lanzarle una mirada desagradable y una pequeña sacudida de cabeza.
—Y terminas conmigo el día antes de mi cumpleaños —dije maravillada y no con él en particular, y tampoco era una pregunta. Solo una declaración de su idiotez.
Bryce solo se encogió de hombros y alcanzó la puerta de su auto. Pero luego, como una ocurrencia tardía, dijo:
—Mira… eres una niña agradable y todo…
Dejé de escuchar mientras daba vuelta y me alejaba. Eso es todo lo que necesitaba saber de él.
Él pensaba que era una niña.
Y ahora mis ojos recorren los concurridos pisos del centro comercial un sábado por la noche, lleno de compradores y adolescentes pasando el rato, buscando pasarla bien. Mis ojos se dirigen al Gap, directamente frente a mí, y veo a tres chicos salir. Todos en vaqueros y camisetas… parecen más o menos de mi edad, tal vez un poco mayores. Dos de los chicos están bien, pero uno es realmente lindo. Lleva una bolsa en la mano y se ríe de algo que dice uno de sus amigos. Luego hace una pausa, saca su teléfono del bolsillo trasero y responde. Sus ojos viajan a la izquierda mientras habla con una sonrisa en su rostro, recorre el centro comercial, y luego su mirada se posa en mí.
Mientras conversa con quien esté en la otra línea, él me mira… sus labios se arquean hacia arriba y sus ojos brillan con interés. Le devuelvo la sonrisa, mostrando interés porque es muy, muy lindo, con el cabello castaño claro un poco largo y lo que parecen ser ojos marrones.
Mi corazón se acelera cuando termina la llamada, dice algo a sus amigos sin quitarme los ojos de encima, y luego comienza a dirigirse hacia el otro lado del puente que conecta con los lados opuestos de la segunda planta.
Whitney está hablando de Bryce, algo sobre querer aplastar sus bolas en una prensa, pero no le presto atención. Él se acerca, sus amigos lo siguen unos pasos detrás.
Puedo decir en el momento en que Whitney lo ve porque su voz se vuelve suave:
—Oh, guau.
—Hola —dice él cuando se detiene a unos metros de mí. Sus ojos se dirigen a Whitney y luego a mí. Mientras que no me mira abiertamente, puedo decir que le gusta lo que ve. Estoy agradecida por mis vaqueros más favorecedores y los tacones rojos de mi madre que robé de su habitación antes de irme, escondiéndolos en mi bolso grande mientras salía por la puerta en baletas negras. Esas ahora están en mi bolso y los tacones rojos agregan diez centímetros a mi altura.
—Hola —digo, mis ojos mirando su bolsa—. ¿Buena compra?
Él se encoge de hombros, y es genial, creo.
—Simplemente matando el tiempo. Nos estamos preparando para ir a una fiesta.
—Genial —digo, esperando sonar bien y no rara.
—Soy Dallas —dice, y luego asiente con la cabeza a sus amigos—. Ellos son David y Blake.
Me giro levemente y tomo la mano de Whitney, jalándola hacia adelante para pararse a mi lado.
—Esta es Whitney… mi mejor amiga.
Dallas asiente y sus amigos se apartan, ambos mirando sus teléfonos. Ninguno de los dos miró a Whitney dos veces, lo que no entiendo. Ella es realmente bonita, con cabello castaño rojizo y ojos marrones suaves.
Pero luego Dallas me hace olvidar eso cuando se inclina hacia mí y dice:
—¿Quieres ir a la fiesta con nosotros?
—¿Dónde es? —pregunto casualmente, tratando de no sonar emocionada.
Pero estoy muy emocionada. Esto es exactamente lo que estaba buscando. Algún tipo de validación de que soy interesante y digna de notar por un hombre.
—En Atherton —dice—. La casa de algún tipo rico. Mi hermana va a la universidad con él.
La forma en que dice “tipo rico” me lleva a creer que Dallas no es rico, pero eso no me molesta. Él es muy lindo y me mira como si no viera una niña.
—Suena divertido —chillo—. ¿Verdad, Whitney?
—Um, no puedo —dice Whitney—. Mi toque de queda es a las diez p.m.
Qué mal. Mis padres dijeron que podía hasta medianoche, ya que era mi cumpleaños.
—Disculpa un momento —digo a Dallas, y aparto a Whitney. Me inclino hacia ella y le susurro—: Vamos, Whitney. Realmente quiero ir. Llama a tu madre y dile que te quedarás a pasar la noche conmigo.
Ella niega y me mira con ojos preocupados.
—De ninguna manera. La última vez lo intentamos y fuimos atrapadas, me castigaron durante una semana. Y además… no conocemos a estos tipos.
Mis ojos se dirigen a Dallas, que está mirando su teléfono.
Maldita sea, es lindo. Mucho más que Bryce.
—Es bueno —digo—. Y será divertido, y además… es mi cumpleaños. La cumplimentada hace lo que quiere.
—No, Sela —dice con firmeza—. No quiero meterme en problemas, y no deberías irte con extraños. Es peligroso.
Algo en lo profundo de mi cerebro reconoce la verdad de esta afirmación, pero la aparto. Tengo dieciséis, un chico caliente está interesado en mí y quiero ver qué aguarda la noche. Me siento aventurera y un poco vengativa, quiero divertirme en mi cumpleaños con Dallas y disfrutar de poder aparecer en algún lado con él en mi brazo y Bryce estando celoso.
—Yo voy —digo a Whitney resueltamente—. Y realmente desearía que vinieras.
—Sela, no —implora.
Alejándome de ella, le digo a Dallas—: Tengo que estar en casa antes de la medianoche. Vivo en Belle Haven.
—No hay problema —dice con una sonrisa encantadora, y no lo sería. Está solo a unos kilómetros de distancia, cualquier cosa, siempre podía tomar un taxi. Tenía el dinero que mamá y papá me dieron para celebrar mi cumpleaños con Whitney y, hasta ahora, solo habíamos comprado un helado.
—Última oportunidad —digo resueltamente a Whitney con la cabeza inclinada a un lado.
—Esta no es una buena idea —advierte, pero mi decisión está tomada.
Impulsivamente, extiendo la mano y la abrazo.
—Estaré bien.
Ella me da una sonrisa débil, pero no le llega a los ojos. Está preocupada y molesta porque estoy haciendo esto, pero estoy demasiado emocionada como para preocuparme. Me vuelvo hacia Dallas y estoy más que aturdida cuando toma mi mano.
—Vamos, hermosa —dice mientras empezamos a alejarnos—. Esta será una noche para recordar.
Sé totalmente que lo será. Ideas grandiosas llenan mi cabeza con Dallas viniendo a mi escuela a verme; tal vez llevándome al baile. Juro que no me pavonearé demasiado cuando pasemos junto a Bryce y su boca se abra con incredulidad. Miro por encima del hombro para ver a Whitney mordiéndose el labio inferior con preocupación y la saludo. Ella no lo devuelve.
Salimos del centro comercial hacia el estacionamiento del nivel superior, Dallas tomándome de la mano mientras David y Blake caminan delante de nosotros. Nos conducen a un Nissan que tiene vidrios polarizados oscuros, múltiples adhesivos en el paragolpes y una gran abolladura en la parte trasera. Blake va hacia la puerta del conductor, David al asiento del pasajero, y Dallas y yo nos arrastramos al asiento trasero.
—Entonces, se supone que esta fiesta debe ser en alguna mansión o alguna mierda; en su mayoría universitarios, pero nadie nos dirá una mierda —dice Dallas—. Todos tenemos dieciocho años.
Yo no, pienso, pero no voy a decirle eso. Él no pregunta y estoy agradecida.
Blake enciende el auto y suena una canción de rap que no reconozco.
David golpea con sus manos el tablero rápidamente y grita:
—Sí… enciende eso.
Dallas se ríe y coloca su mano en la parte posterior del reposacabezas de David.
—Dame un palo, hombre.
Estoy perdida, no tengo idea de lo que están hablando. David alcanza la guantera, saca algo y se lo pasa a Dallas.
Lo toma, busca en su bolsillo y saca un encendedor. Luego se pone un delgado palito blanco en la boca y lo enciende. Miro con fascinación cómo ahueca sus mejillas y el extremo brilla intensamente. No es el primer porro que he visto, porque demonios, los chicos de mi barrio pasean a plena luz del día fumando, pero es la primera vez que estoy tan cerca.
Dallas retiene el humo en sus pulmones y exhala lentamente, antes de pasármelo con un guiño.
—¿Quieres?
Sé que debo prestar atención a las campanas de advertencia dentro de mi cabeza, y el pequeño hormigueo de miedo en mi estómago, pero luego pienso en Bryce llamándome niña y sé sin lugar a dudas que no quiero que me vean de esa manera.
Además… es mi decimosexto cumpleaños y merezco pasar un buen rato.
—Me llevarás a casa antes de la medianoche, ¿verdad?
—Absolutamente —dice con una amplia sonrisa.
No puedo evitarlo mientras le devuelvo la sonrisa, le quito el porro de la mano y me lo llevo a los labios.
Presente…
—Serían cincuenta dólares —dice el taxista, sacándome de mis recuerdos. Giro la cabeza hacia la derecha y veo la casa gris de mi infancia.
Saco mi única tarjeta de crédito de mi billetera y la deslizo a través del lector digital conectado al asiento que tengo enfrente. Espero a que procese y agregue un 15 por ciento de propina, dándome cuenta de que, por primera vez desde siempre, puedo usar mi tarjeta sin preocuparme de que se vaya a agotar.
Gracias, Beck. Realmente aprecio todo el dinero que me has dado para pagar la escuela. Significa que realmente puedo pagar cosas como un largo viaje en taxi a Belle Haven.
Le agradezco al taxista y salgo del vehículo, caminando penosamente por la acera. Estoy cansada y estoy triste y este es el único lugar donde pensé venir. Mi apartamento es extraño para mí, ya que dejé esa vida firmemente atrás cuando me comprometí a mudarme con Beck. No parecía correcto ir allí, y todo lo que podía pensar era en meterme en mi cama y dormir mi miseria.
Mañana miraría las cosas con ojos nuevos y un corazón claro, y averiguaría a dónde iría a partir allí. Supongo que tendría que volver a mi apartamento, y espero que Beck me entregue rápidamente mi ropa para que pueda tener algo que ponerme. También necesito mi teléfono, y mañana tengo clases a la una de la tarde, pero estoy pensando en saltármelas. En este momento mi corazón no tiene nada más que sueño.
Saco mis llaves, encuentro la que necesito y abro la puerta. Papá y Maria están trabajando y me alegro. No creo que pueda manejar las preguntas que inevitablemente vendrán sobre porqué aparecí aquí de la nada a mitad del día. Lidiaré con ellos cuando lleguen a casa.
Por ahora, dejo caer mi bolso en la pequeña mesa al lado del sofá, dejando caer mis llaves dentro. Camino a mi habitación, que realmente ya no se parece a mi habitación. Todavía tiene mi cama y mi tocador, pero no queda nada de la chica de secundaria que una vez vivió aquí. La máquina de coser de Maria está en mi viejo escritorio donde solía escribir en mi diario.
Me quito los zapatos y saco las sábanas de la cama. Me arrastro, las pongo sobre mi cabeza y cierro los ojos. Intento no pensar en Beck, pero eso es prácticamente imposible. Él fue tantas cosas para mí en tan poco tiempo. Él fue una nueva vida.
Un nuevo comienzo.
Una posibilidad que pensé que nunca tendría.
Pero en este momento, es el hombre que acaba de romperme.


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Mensaje por Maga Miér 7 Ago - 21:35

Bueno bueno bueno, Beck es un tonto, pero supongo que no es una verdad facil de creer aunque debió dejar que Sela le explicara.
Y leer el pasado de Sela cuando tomo esta mala elección me dio escalofríos, en verdad era bastante inmadura, irse con gente que no conoce solo para sentirse una mujer  adulta y madura es lo más inmaduro y peligro por hacer.


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Mensaje por Yani Jue 8 Ago - 6:46

Gracias! Qué imprudentes pueden llegar a ser los jóvenes, pensar que yéndose con gente desconocida a un lugar desconocido la hará sentirse mejor es una locura, me dio mucha pena la Sela joven.

Y a Beck no le tomó mucho tiempo reaccionar, lástima que ya es tarde...


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Mensaje por berny_girl Jue 8 Ago - 13:22

CAPITULO 4

Beck
Me detengo en la casa de William Halstead en Belle Haven, estaciono el auto y apago el motor. Mi pulso está martilleando, mi garganta está seca y mis palmas están sudando.
Eso es porque Sela está en esa casa y no tengo ni idea de si puedo arreglar lo que rompí descuidadamente hace varias horas.
He estado fuera de quicio todo el día preocupado por ella. Fui a su departamento y la esperé.
Por tres horas.
Nunca apareció.
Volví al condominio, esperando que ella fuera allí.
Nunca vino.
Al final, busqué información y obtuve el número de casa de William Halstead. Gracias a Dios que tenía un teléfono fijo en un tiempo en que la mayoría de la gente solo tenía celulares. Llamé tres veces, colgando cada vez que se iba al contestador automático. Él finalmente respondió hace una hora.
—Hola —había dicho en voz alta.
—William… habla Beck North. —Me siento obligado a identificarme porque, a pesar de que ya nos hemos visto una vez, probablemente no reconocería mi voz.
—Beck… es bueno saber de ti —dijo jovialmente, y por el tono de su voz pude decir que Sela no estaba allí. Él nunca me saludaría tan bien de lo contrario.
—Escucha… estoy buscando a Sela —dije, no queriendo irme por las ramas—. Tuvimos una pelea. Una mala, y no puedo encontrarla.
—Acabo de entrar, pero ella no está aquí —dijo, su tono pasó de amable a preocupado—. ¿Cuándo fue la última vez que la viste?
—Alrededor de las diez y media de esta mañana.
—¿Intentaste llamar…? —Comenzó a preguntar, pero luego dijo—: Espera un momento. Su bolso está en la mesa.
Contuve la respiración y no pude escuchar nada. Varios segundos pasaron, y luego volvió a la línea, su tono era bajo.
—Está en su habitación… dormida. ¿Qué está pasando?
—Voy para allá —dije, haciendo caso omiso de su pregunta.
—Beck —dijo William con preocupación—. ¿Qué está pasando?
—Eso es de Sela para contar, no mío. Pero estaré allí en menos de una hora. —No puedo decirle cómo se desmoronó, porque no tengo idea si sabe que su hija fue violada. No me corresponde decirle eso.
Silencio, luego un suave suspiro.
—Bueno. Te veo pronto.
Colgué, salí corriendo de mi apartamento y fui al garaje. La hora pico estaba terminando, pero era un infierno salir de San Francisco.
Y a pesar de que solo tenía una hora para tratar de perfeccionar mi disculpa, estaba tan perdido como nunca en mi vida. No tengo idea de cómo compensar el hecho de que fui un imbécil de primera y que la llamé mentirosa sobre su violación. Solo puedo esperar que Sela tenga un corazón indulgente y me permita intentar compensarla, porque no sé qué haré si no puedo tenerla en mi vida.
Mi progreso es lento mientras me dirijo hacia la casa. William aparentemente me ha escuchado, porque abre la puerta de entrada y sale al porche, con las manos metidas en los bolsillos. Me detengo al final de la pasarela y miro hacia él.
—¿Está bien? —pregunto vacilante.
—No tengo idea —dice William, inmovilizándome con una mirada dura—. La desperté después de que llamaste. Le dije que vendrías, pero se quedó en su habitación. Le estoy dando espacio.
—No puedo darle espacio ahora —digo con firmeza. De ninguna manera me voy a irme sin hablar con ella.
—No estoy seguro de que sea una buena idea…
—William —interrumpo—. Estuve aquí hace solo tres días, cenando en tu casa. Me dijiste que Sela a veces se retrae. Me dijiste que, si alguna vez la atrapaba haciendo eso, tenía que sacarla. Entonces eso es exactamente lo que voy a hacer.
—Ella puede ser frágil a veces —dice en voz baja.
—Eso no es algo que respeté de ella hoy —digo con brutal honestidad. Sela puede querer que su padre sepa exactamente lo que pasó y estoy preparado para que este hombre oso intente golpear mi trasero por ello—. Pero te lo juro, lo entiendo ahora y voy a tratarla con el cuidado que se merece. Solo necesito hablar con ella.
—¿La lastimaste? —Su voz es ronca y dolorida.
—Mucho —admito.
Los ojos de William se humedecen y su mirada se aleja de mí y sale a la calle. Él traga saliva, respira profundamente y me mira.
—Sela tuvo un inmenso sufrimiento en su vida. Ella es…
—Lo sé —digo, porque con esas palabras es claro para mí que William Halstead sabe que su hija fue violada y que él también lo ha sufrido.
—¿Lo sabes? —pregunta con sorpresa.
—Sí y lo manejé mal. La lastimé mucho. Así que te lo ruego, William… por favor, déjame entrar y suplicarle perdón. Déjame mostrarle que puedo ser un buen hombre. Déjame asumir la responsabilidad de mis errores y dame la oportunidad de hacer las cosas bien para ella. Por lo menos merece saber cuánto lo siento.
Él levanta una mano y se pasa los dedos por el cabello, rascándose la parte posterior de su cuello en contemplación. Finalmente, asiente y se aparta a un lado del porche, dándome permiso silencioso para entrar.
Espero que gruña palabras de advertencia, o amenace con echarme si la molesto, pero él simplemente dice en voz muy baja:
—Por favor, hazlo bien.
—Lo haré —digo con confianza, aunque estoy tan asustado de que Sela nunca me vuelva a mirar con calidez, afecto o deseo.
La casa está en silencio cuando entro y supongo que Maria no está. Camino a la habitación de Sela y no me molesto en llamar a la puerta. Giro el picaporte y lo abro lentamente, mirando hacia la oscuridad. Las luces están apagadas, y la única forma en que puedo ver la cama de Sela es desde una luz del exterior que está justo fuera de su habitación, iluminando el patio delantero. El brillo se filtra a través de las persianas abiertas y puedo ver a Sela acostada en la cama, de lado, acurrucada en una bola. Mi corazón se contrae de dolor por su intento de alejarse de todo.
Hay suficiente luz natural para dirigirme a un lado de su cama, extendiendo la mano para encender la pequeña lámpara en su escritorio cuando paso junto a esta. Mi mirada se fija en ella y me sorprende ver que me mira directamente, con los ojos azules planos y vacíos.
Tres pasos más y estoy al lado de la cama. Me arrodillo en el piso alfombrado, evitando llegar a ella. Su rostro está en blanco, sin mostrar una gota de emoción, pero sus ojos están ligeramente rojos, lo que me dice que ha estado llorando.
Respiro, lo dejo salir y digo—: Fuiste violada por JT.
Es una declaración. No es una pregunta, ni una conjetura, ni una posibilidad. Es un hecho. Es verdad.
Entonces lo reconozco.
No responde, pero no quiero que lo haga. Tengo mucho más que decir y me temo que sus próximas palabras pueden ser para decirme que me vaya.
Así que sigo continúo.
—Solo tardé unos minutos en procesarlo después de que te cerrara la puerta en la cara. La verdad de lo que estabas diciendo. Que te creyera de manera inequívoca. Pero ya te habías ido.
Otro aliento, y rápidamente avanzo, necesitando explicar mi mal comportamiento antes de poder pedir la absolución.
»Sela… no sabes mucho sobre mi pasado, y si me das la oportunidad, quiero contarte todo, pero solo debes saber esto… ni siquiera pude enfocarme en lo que me estabas diciendo. Es como si tus palabras no pudieran penetrar la ira y lamento muchísimo lo mucho que me enojé. Mi pasado me ha formado, y una de mis debilidades es la falta de tolerancia a la deshonestidad. No pude ver más allá de que estuvieras en mi oficina. Reaccioné tan mal y estoy avergonzado y asqueado de lo que te hice. No tengo excusa, sin embargo… no realmente. Debería haberte dado tiempo para explicar. Debería haber confiado en que había una explicación. Y cuando me dijiste que JT te había violado, realmente no me parecía posible. Pensé que estabas hablando desde que tú y yo nos conocimos, y simplemente sabía que ese no era el caso. Lo sabía en mis entrañas. Pero luego, rápidamente, comencé a pensar en todo lo que sabía sobre ti y recordé cómo miraste a JT ese día que te acercaste a él en el Mixer del Sugar Bowl. Esa mirada en tu cara. Lo odiabas y me di cuenta… fuiste violada por él. Pasó mucho antes de que tú y yo nos conociéramos, ¿verdad?
No espero su confirmación, pero me inclino un poco más hacia ella mientras me mira. No creo que ni siquiera haya parpadeado una vez durante mi historia.
»Salí corriendo del condominio a buscarte, ni cinco minutos después de que te fueras. No pude encontrarte. Fui a tu apartamento y esperé una eternidad. Volví al condominio, con la esperanza de que volvieras. Finalmente te rastreé hasta aquí, y tenía que venir y decirte cuánto lo siento por actuar tan duramente y no creerte. Tienes que saber que voy a suplicar tu perdón después de que hablemos, pero por favor, tienes que saber esto… nunca me perdonaré por lo que hice. Me preocupo por ti, así que…
—¿Cómo lo sabías en tus entrañas? —pregunta en voz baja, sus primeras palabras para mí y casi me estremezco de alivio solo por escuchar su dulce voz. Es como música para mis oídos.
—¿Lo sabía en mis entrañas? —pregunto, confundido.
—Dijiste que sabías en tus entrañas que no podría haber sido violada por JT desde que nos conocimos.
No oculto nada, porque si Sela me concede su gracia y me perdona, no habrá ningún jodido secreto entre nosotros.
—Caroline fue violada —digo en voz baja y ella jadea en respuesta.
—Oh, no —dice, sentándose ligeramente y apoyándose en su brazo para mirarme—. ¿Caroline?
Asiento, mi corazón girando sobre la mierda que mi hermana ha pasado.
—He visto el infierno que atraviesa una mujer inmediatamente después de eso. No estabas pasando por eso, así que finalmente lo descubrí… tenía que haberte violado hace mucho tiempo. No quiero decir que no vivas con eso día tras día, pero también he visto cómo puede ocurrir la curación y cómo puedes seguir adelante con la vida. Claramente estabas haciendo eso también. Conmigo. Finalmente, tenía sentido que estuvieras hablando en algún momento en el pasado con JT.
Asiente levemente y baja su mirada de la mía, sus dedos punteando ausentemente en la sábana.
—Fue hace diez años.
—Lo siento mucho, nena —digo y llevo mis manos al borde del colchón. Mi voz se quiebra, casi me deja, cuando digo—: Lo siento muchísimo, Sela. No soporto saber que fuiste herida así. Me está desgarrando y quiero hacer algo para que te sientas mejor, pero no sé qué hacer, aparte de rogarte que me dejes intentarlo.
Ella vuelve a bajar la mirada, frunciendo el ceño con consternación. Por un momento, sé que lo que hice fue tan atroz que siento que ella simplemente comienza a escabullirse de mí, pero luego sus ojos vuelven a mirar los míos en cuestión.
—¿Realmente me crees?
—¿Que JT te violó? —pregunto, pero sé que eso es lo que quiere saber—. Sí. Te creo absolutamente y lamento jodidamente muchísimo no haberte dicho eso inmediatamente cuando lo dijiste. Estaba tan enojado por encontrarte en mi oficina.
—Pero yo estaba en tu oficina. Robé la llave, hice una copia y estaba hurgando en tu oficina —dice con una mirada penetrante.
—Me perdonas, Sela, por lo que hice y tienes un jodido pase en mi oficina. De hecho, puedes buscar todo lo que quieras allí.
Y Cristo respondió mis oraciones, ella sonríe. Es pequeña y bastante delgada, pero es genuina.
Se empuja más en su brazo, se inclina hacia mí.
—Me lastimaste.
—Sí —susurro, mi aliento ahora congelado en mis pulmones mientras espero su veredicto.
—No lo hagas de nuevo.
—Nunca —juro.
—En realidad es algo bueno —dice en voz baja, y su mano se desliza sobre la cama para descansar sobre la mía—. Que me lastimaras.
Parpadeo con sorpresa, mi muñeca gira para poder agarrar sus dedos.
—¿Disculpa?
—Que me lastimaras así, significa que me importó profundamente, de lo contrario tu reacción no me hubiera importado.
La agarro con fuerza, casi con miedo a la esperanza.
—Y que estés tan enojado —continúa—. Hasta el punto en que ni siquiera estabas realmente entendiendo lo que estaba tratando de decirte… bueno, supongo que eso habla por sí mismo. Tuviste sentimientos por mí que sentiste que fueron traicionados.
—Sí, pero eso no es excusa para…
—Beck —interrumpe Sela, inclinándose más hacia mí. Apoya su frente sobre la mía antes de susurrar—: Estoy cansada y realmente me gustaría ir a casa, a nuestro apartamento.
—Gracias —murmuro antes de subirme al colchón y empujarla con fuerza a mis brazos. Ella presiona su cara contra mi pecho, sus brazos se envuelven alrededor de mí y siento que finalmente puedo respirar por primera vez en horas.


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Mensaje por Yani Jue 8 Ago - 13:51

Ooookkkkk demasiado fácil para mi gusto pero bueno, entiendo el razonamiento de Sela, él reaccionó mal porque la quiere y pensó que ella estaba traicionando su confianza...y lo de Caroline, imagino que también fue JT, es muy probable, pero puesto que las drogas para que no recuerden ella no debe saber quién fue su violador


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Mensaje por Maga Vie 9 Ago - 18:02

Seeehhh demasiado fácil. Pero imagino que Sela esta cansada con todo el estrés de ocultarle a Beck todo y de los que siente por el y su venganza.


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Mensaje por berny_girl Vie 9 Ago - 21:49

CAPITULO 5

Sela

El viaje de regreso a San Francisco es tranquilo, pero no hay tensión. No tengo la energía para mantenerla, ni la fuerza para considerar lo que sucedió hoy. Beck sostiene mi mano con fuerza, todavía manejando expertamente su Audi en la oscuridad. La hora pico ha terminado y el viaje a la ciudad pasa rápidamente.
A pesar de lo que le hice hoy. A pesar de lo que él me hizo. A pesar de lo que ha aprendido, a pesar del dolor que ambos nos causamos, el silencio es cómodo y sin pretensiones. Sé que tenemos que hablar, y sé que necesita detalles. Pero Dios… me da miedo darle los detalles. Sé que, en el fondo, la única razón por la que Beck parece tan calmado en este momento es porque está conmocionado por lo que ha aprendido hoy, y sospecho que todavía está sumido en la culpa por la forma en que me
trató. Cuando él sepa toda la verdad de lo que me sucedió … cuando obtenga los detalles terribles y sórdidos… él va a ponerse agresivo. Simplemente lo sé.
También necesito detalles, porque Beck ha visto la devastación que la violación puede causar a una mujer. Sobrevivió a esto con Caroline, y a pesar del dolor que constantemente llevo debido a esa horrible noche de mi vida, mis pensamientos siguen volviendo a Caroline y el horror que ella comparte conmigo. Probé con un grupo de terapia de sobrevivientes unos seis meses después de mi primera hospitalización, y en la tercera sesión, supe que no era para mí. No quería compartir lo que me pasó, y no quería saber qué pasó con las otras mujeres. Mucho de eso tenía que ver con el hecho de que realmente no sabía lo que me había sucedido.
Tenía recuerdos repentinos que no sabía que eran recuerdos, pero sospechaba que eran pesadillas. Vivas salpicaduras de imágenes y sentimientos que pensé que no eran más que mi mente jugándome trucos horribles. Los doctores explicaron que el Rohypnol, además de relajarme hasta el punto en que no hubiera podido luchar contra mis atacantes, causa amnesia parcial. Existí en un mundo donde no podía separar la realidad de la ficción. Significaba que podía dar muy poca información válida a la policía para ayudarlos a perseguir a mis atacantes.
No tenía idea de dónde me habían llevado Dallas y sus amigos, por lo que la policía no pudo investigar. Estaba demasiado drogada para prestar atención. Ni siquiera conocía los nombres completos de Dallas y sus amigos, ni idea de dónde eran o cómo la policía podría localizarlos.Tenía muy poca memoria que podía dar sobre lo que sucedió antes de que me dieran una bebida mezclada con una droga para violación llamada Rohypnol, y eso se debía al hecho de que me quedé atónita cuando llegamos a la fiesta. Fue tremendamente embarazoso admitir esas cosas a los oficiales mientras mis padres escuchaban. Nunca mostraron una onza desilusión, lo que fue una bendición, porque el peso
de mi propio odio hacia mí misma por ponerme en esa situación era paralizante.
Así que solo tenía pequeños destellos de imágenes, casi como si estuviera viendo una película mientras estaba punto de ir a dormir. No estoy segura de lo que estaba viendo, no estoy segura de si lo había visto antes, y no tengo idea de si realmente sucedió. La única prueba sólida que tenía la policía de que me habían violado era la sangre en mi ropa interior, las lágrimas y moretones en mis lugares más privados, y el semen en mi cabello. Obviamente, no había coincidencia con el ADN en
ninguna base de datos criminal, lo que significaba que mis atacantes no tenían antecedentes penales.
Entonces el caso fue abandonado por falta de pruebas, y me dejaron reconstruir mi vida en torno a un crimen que nunca se resolvería.
Beck se detiene en el garaje de la Torre Milenio y sale. Él abre mi puerta y toma mi mano para ayudarme a salir del asiento del pasajero. Su toque es cálido, seco y reconfortante mientras subimos al apartamento.
En el momento en que entramos, tengo un estallido de alivio inmediato mezclado con un toque de incertidumbre.
Quiero decir… ¿a dónde vamos desde aquí?
Pero Beck es Beck, y él se hace cargo. Sospecho que esto se debe a su experiencia con Caroline, y aunque los crímenes contra mí no son recientes, los recuerdos de esta noche lo son.
Él me lleva por el pasillo a nuestra habitación, directamente al baño. Al soltar mi mano, se arrodilla junto a la gran bañera y comienza a llenarla con agua caliente. Abre una botella de mi baño de burbujas y vierte una cantidad generosa. Meto las manos en los bolsillos, observo cómo prueba la temperatura del agua y la ajusta antes de pararse y limpiarse las manos con una toalla.
Girándose hacia mí, coloca sus manos sobre mis mejillas y se inclina para besar mi frente. —Sospecho que me dirás que no tienes hambre, pero de todos modos te haré sopa. Y algo de té. Métete en el baño, tómate tu tiempo y simplemente relájate.
Asiento, porque eso suena bien y también me da tiempo para prepararme para la inevitable charla que sé que necesitamos tener. Mis manos van hacia el suéter azul marino que llevo puesto, tirando del él sobre mi cabeza. Beck me mira por un minuto, sus ojos cálidos y tiernos, pero completamente carentes de deseo. Esto me consuela por el momento, y tiro el suéter al piso de mármol.
Beck se da la vuelta, regresa al dormitorio y, en unos momentos, regresa. Pone una de sus camisetas blancas dobladas en el tocador con un par de mis bragas encima. Girando hacia la parte posterior de la puerta, saca su bata del gancho y la coloca al pie de la bañera. Otro beso en mi sien mientras su mano se envuelve alrededor de mi nuca, y él se da la vuelta para irse.
—¿Beck? —digo en voz baja.
—Sí, nena —responde suavemente.
—Voy a contarte todo.
—Estoy listo para escucharlo cuando estés lista para contarlo. — Sus ojos son tristes pero tranquilizadores—. Te ayudaré. No puedo hacerlo bien, pero lo mejoraré. Lo prometo. Y tengo cosas que necesito decirte también.
Me pregunto si me ayudaría a matar a JT. Me pregunto exactamente
cuán fuerte será su lealtad para mí.
Me pregunto exactamente cómo demonios podrá mirar a JT a la cara mañana en el trabajo.
—Ahora date un baño. Volveré a ver cómo estás —instruye.
—Está bien —susurro, y lo miro mientras me da otra sonrisa triste y sale del baño.
●●●
Mis ojos se abren, parpadeando contra la dura luz de la mañana que entra por la pared de ventanas a mi izquierda. Me froto los ojos, trato de despejar la borrosidad de mi cabeza que dejó el día de ayer, un día increíblemente agotador, y giro la cabeza hacia la derecha. El lado de Beck en la cama está vacío y las sábanas están empujadas hacia un lado. Hay una muesca en sus almohadas, así que parece que durmió aquí anoche, aunque no tengo ningún recuerdo.
Entonces vuelve a mí.
Mi baño.
Comer casi medio plato de sopa antes de tirarlo.
Bebiendo la taza de té de manzanilla que él había preparado para mí.
Tomando mi mano… levantándome de la mesa del comedor.
Llevándome a la cama y tirando de las sábanas.
Arrastrándose detrás de mí, todavía en vaqueros y camiseta blanca, su camisa lavanda abrochada. —Déjame abrazarte. Podemos hablar cuando estés lista.
Mis ojos se cierran y luego… la brillante luz del sol me ilumina.
Sentándome, me quito la sábana, saco las piernas y me pongo de pie. Me estiro, sintiéndome bien descansada y extrañamente en paz por el momento. Es casi como si los acontecimientos de ayer hicieran una purga masiva de emoción en mi sistema; la liberación de un enorme y terrible secreto para Beck; su aceptación y apoyo. Él no sabe ni un solo detalle de lo que me sucedió. No tiene ni idea de los agujeros en mi memoria, o mi venganza asesina. Me conoce desde hace un mes y me sorprendió cuando irrumpí en su oficina, pero aceptó mi palabra sobre que su compañero y amigo me violó. Beck me trajo a casa anoche, me bañó y me dio de comer, y luego me dejó dormir en sus brazos.
Sí, me siento extrañamente en paz sin absolutamente nada para hacer después, salvo encontrar a Beck y contarle mi historia completa.
Uso el baño, me lavo las manos y me cepillo los dientes. Me amarro el cabello en una cola de caballo y considero ponerme un par de pantalones de chándal, pero luego descarto la idea. No olvido el hecho de que Beck se arrastró a la cama conmigo anoche completamente vestido, algo que nunca había hecho. Él me estaba manejando con cuidado, tratándome como un recipiente de vidrio frágil. Me duele el corazón con el recuerdo de lo que me contó anoche.
Caroline fue violada.
Él ha pasado por esto, y ahora, después de las duras realidades de todo lo que pasó ayer, no está muy seguro de cómo manejar la intimidad conmigo. Si bien las últimas veinticuatro horas nos han dado mierda dolorosa, no ha cambiado mi deseo por él. Que Beck de repente sepa que fui violada, no me hace protectora de mi cuerpo. Le di eso sin límites en el momento en que prescindimos de los condones, y no estoy dispuesta a renunciar a eso ahora que lo he encontrado. Tampoco estoy dispuesta a que tenga dudas o inseguridades acerca de mis habilidades para involucrarme con una mierda profunda y sin restricciones de la forma en que lo hemos estado haciendo bastante bien.
Así que descarto el pantalón de chándal y salgo del dormitorio con su camiseta blanca que huele igual que Beck y mis bragas blancas a juego.
Mis ojos se dirigen a la cocina cuando llego al final del pasillo, pero está vacía. Se deslizan a la izquierda a un sofá vacío, antes de aterrizar en Beck, que está sentado en el suelo, con la espalda contra la ventana. Todavía vestido con sus jeans y camiseta, sus pies descalzos plantados en el piso de madera y sus rodillas levantadas. Sus brazos están alrededor de sus espinillas y me mira con ojos cálidos.
—Buenos días —dice en voz baja.
—Buenos días —digo, mi voz todavía un poco áspera con sueño—. ¿Qué estás haciendo?
—Solo estoy esperando que te levantes. Pensé que necesitabas dormir.
—¿Cuánto tiempo has estado despierto?
Beck levanta su brazo, gira su muñeca para mirar su reloj. —Unas horas.
Dirijo mi mirada al reloj de la repisa de péndulo de caoba y plata sobre la chimenea y veo que son más de las siete de la mañana. Miro a Beck y veo su rostro demacrado, sus ojos rojos por la falta de sueño. Luce cauteloso.
Asustado.
Me ve mirándolo y su rostro se transforma en una sonrisa tierna mientras se levanta del piso. Inmediatamente, ha eliminado la vulnerabilidad que acabo de ver, un breve momento en el que ahora sé que carga el peso de mis problemas sobre sus hombros porque se preocupa por mí.
—Hagamos un poco de té —dice casi bruscamente. Se acerca a mí, coloca sus manos sobre mis hombros y me da un casto beso en la mejilla.
Beck comienza a alejarse, pero mis manos se disparan, agarro la parte posterior de sus brazos, y lo sostengo en su lugar. Me levanto de puntillas y coloco mis labios sobre los suyos. Su aliento explota casi en un estremecimiento y me presiono contra él, abro mi boca para él, y le doy un penetrante beso.
Un suave gemido retumba en su pecho, y su lengua se desliza en mi boca mientras sus brazos caen para rodear mi cintura. Él me atrae hacia sí para que nuestros cuerpos se fusionen, incline su cabeza y profundice la conexión. Mi corazón duele porque acepta lo que estoy ofreciendo, y estoy contenta de dejar que su boca se mueva contra la mía por unos momentos íntimos.
Nos separamos y él lleva una mano a mi mejilla. —¿Dormiste bien?
—Sí —digo en voz baja—. Estoy bien.
Él sonríe, toma mi mano y me lleva a la cocina. Me apoyo contra el mostrador mientras él pone la tetera a hervir. No se molesta con el café, y sé que ya ha tomado su única taza del día, la taza vacía en el fregadero es la evidencia. Lo miro en silencio, su cintura esbelta y su culo fantástico en sus jeans. Me llena de deseo, que parece ser más penetrante y consumidor que nunca. Creo que esto puede ser porque Beck y yo somos muy diferentes del otro esta misma mañana. En este momento, él sabe
casi todo, y no huyó.
Me cuidó y continúa haciéndolo ahora mientras prepara mi té.
Cuando está hecho con un pequeño chorrito de leche descremada, se da la vuelta y me lo da. —¿Qué quieres hacer hoy?
Es un hecho que no va a trabajar. Sé que no se va a ir de mi lado hasta que entienda completamente todo de mí, por qué llegué a su vida y cuál es mi agenda. También sé que, en el fondo, no está preparado para manejar lo que significará todo respecto a JT. Supongo que las emociones de Beck van a burbujear de furia no expresada para cuando termine, y me preparo para tener que controlarlo y no actúe precipitadamente.
Sé lo suficiente sobre Beck para saber que su relación con JT ha terminado, y estoy preocupada por las consecuencias con respecto al Sugar Bowl. Si bien matar a JT aún está en mi agenda, también siento una necesidad abrumadora de asegurarme de que Beck esté protegido cuando todo salga mal.
—Deberíamos hablar —digo antes de soplar mi té para enfriarlo.
—Sí —dice en voz baja—. Necesito saber todo.


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Mensaje por berny_girl Sáb 10 Ago - 6:16

CAPITULO 6

Beck
Necesito saber todo. Cada último detalle sórdido así realmente puedo entender a Sela y no habrá más muros y secretos entre nosotros. Necesito escuchar la verdad absoluta, y luego necesito moverme rápidamente para hacer las cosas bien.
Aun así, mi estómago rueda con ansiedad, por lo que sé estoy a punto de escuchar lo que probablemente va a destruirme. El dolor que me perfora por Caroline era diferente. Yo era su roca… el pilar de fortaleza que usó para superar su terrible experiencia.
Sela ha hecho la mayor parte de esos sin mí. Si bien es obvio que tiene una agenda con respecto a JT, la mierda se abrió de par en par ayer y sé que está sufriendo de nuevo. No solo por lo que le sucedió a ella, sino principalmente por la forma cruel en que lo manejé.
Dándome la espalda, Sela entra a la sala de estar. Pone su taza de té en la mesa de café y se sienta en un extremo del sofá blanco de gamuza, acurrucando sus pies debajo de ella. Con las piernas desnudas, los pechos delineados contra mi camisa que hundiéndose en el corte V, se ve increíblemente sexy. Sin embargo, me siento mal por mirarla de esa manera. Realmente no tengo derecho.
No está bien este momento.
La sigo hacia la sala y ella me mira mientras rodeo el sofá. Pero en lugar de sentarme a su lado, o incluso en el extremo opuesto, me acerco nuevamente a la ventana. Metiendo mis manos en mis bolsillos, miro hacia la bahía y encuentro consuelo en la distancia, lo cual es extraño, lo sé.
Mis instintos internos me empujan a caminar hacia ella, levantar a Sela y acomodarla en mi regazo. Quiero envolver mis brazos alrededor de ella, así sabe que nunca volveré a lastimarla, también tengo una vibración de violencia que se desliza profundamente en la boca de mi estómago ahora que sé que se está preparando para explicarlo todo.
Giro mi cabeza sobre mi hombro y la miro. Ella me sonríe comprensivamente, se inclina hacia adelante y toma la taza de té en sus manos. Cuando la lleva hacia su pecho para sostener el calor contra ella, murmura—: ¿Por dónde quieres que empiece?
Mi corazón se contrae cuando me vuelvo para enfrentarla por completo. Me pongo de puntillas y me muevo hacia atrás en un movimiento de energía nerviosa. —Desde el principio, supongo.
Sela toma un sorbo, pareciendo anormalmente compuesta. Se inclina hacia adelante, deja el té sobre la mesa y se apoya en los cojines. Con las manos cruzadas sobre su regazo, levanta la barbilla y dice—: Tenía dieciséis años. Era mi cumpleaños.
Mi aliento sale entre mis dientes, haciendo un sonido silbante. Sus ojos se suavizan y me da una sonrisa de complicidad.
Ella jodidamente me sonríe para darme comodidad.
Mi corazón se aprieta nuevamente, y casi doy un paso hacia ella, pero las siguientes palabras me detienen en seco.
—En realidad, fue mi culpa.
—De ninguna manera —gruño, mis manos saliendo de mis bolsillos y haciéndose puños.
Ella alza su mano, la palma extendida como señal de que guarde silencio. Mi boca se cierra de golpe.
—Solo escucha —susurra.
Obligo a mis manos a relajarse y abrirse, y que no lo hagan de nuevo, engancho mis pulgares en mis bolsillos y cierro mis rodillas por estabilidad.
—Mi novio terminó conmigo un día antes. Era unos años mayor que yo y pensó que yo era solo una niña. Estaba herida, con solo dieciséis años podría ser que tuviera todo el tipo de tontas y románticas nociones en su cabeza y estaba decidida a probarme como una mujer.
No puedo soportarlo. Poniendo esta… esta… culpa en sí misma. Me giro ligeramente de ella y doy unos pasos mientras ella habla.
»Fui al centro comercial con mi mejor amiga la noche de mi cumpleaños. Conocí a un chico bonito.
—¿JT? —No puedo evitar el gruñido saliendo de mi boca mientras giro, doy unos pasos hacia el otro lado mientras la miro fijamente.
Ella baja su mirada a su regazo y sacude su cabeza con una sonrisa irónica. —No. Solo un chico guapo que tontamente pensé que sería el boleto que necesitaba para demostrar que era digna de atención. Dejé a mi mejor amiga y me fui con él y algunos amigos a una fiesta. Nos drogamos de camino allí. La primera vez que fumé marihuana y estaba fuera de mí. No tenía ni idea a dónde me llevaron, pero era una gran mansión y era lo más increíble que había visto en mi vida. Lleno de gente joven, en su mayoría estudiantes universitarios. Tenía un chico guapo con su brazo alrededor de mi hombro, estaba aturdida y me estaba riendo. Pensé que era lo mejor de todo.
Me detengo porque sus últimas palabras tienen un tono siniestro en ellas.
—¿Qué sucedió?
Levanta sus ojos a los míos. —El chico guapo encontró a una niña más bonita que yo, y pronto fui dejada sola. Eso me molestó, hiriendo mis sentimientos. Me hizo sentir terrible y sola. Pensé en irme, pero entonces…
Sela duda, tose un poco, y continua con un poco más de fuerza en su voz. »Pero luego tuve la atención de otro lindo chico. Mayor. De edad universitaria, supongo. Él coqueteó conmigo, me dijo cuán hermosa era. Habló de la universidad y fiestas de fraternidad, e insinuó que tal vez podríamos salir juntos. Así que le devolví el coqueteo. Batí mis pestañas, saqué mis pechos, hice lo que pude para demostrar que podía pasar el rato con una multitud mayor. Que era madura y mundana, y que era tan estúpida, pero incluso pensé… fastidiar al chico con el que vine. Él era solo un chico. Este era un hombre. Un universitario interesado en mí. Incluso pensé en cómo me llevaría al baile de primavera, y mi exnovio estaría tan celoso. Dejé que me besara y frotara su mano sobre mi culo. Me presioné contra él, y aunque realmente no sabía lo que estaba haciendo, le gustó y me hizo más audaz.
—No es tu culpa —susurro roncamente, y ella asiente.
—Quizás no —susurra. Se vuelve a aclarar la garganta, y su voz es fuerte de nuevo—. En cualquier caso, no sé cuánto tiempo pasó. Me dieron cerveza. Salimos. Bailamos. Estaba pasando el mejor momento de mi vida y todo lo que podía seguir pensando era que este era el mejor cumpleaños de todos.
Se detiene, su historia golpea un muro. Su mirada vuelve a su regazo y sus dedos trabajan nerviosamente uno alrededor del otro. Espero, sabiendo que está llegando a la parte de horror de su historia, trago contra la bilis acumulándose en mi garganta.
Cuando finalmente me mira, sus cejas se fruncen con frustración.
—Después de eso no recuerdo mucho de nada. Pedazos y piezas. Pequeños destellos de imágenes, sonidos, olores.
—No necesito detalles —digo en voz baja. Rogándole, tal vez, para que no me diga los detalles.
—Pero los necesitas —responde simplemente, y no me da margen para discutir—. Eran tres. No recuerdo mucho, pero estoy segura de que eran tres.
—Sela —susurro. Una simple declaración de remordimiento y dolor que tres hombres la violaron. Esto fue peor de lo que podría haber imaginado.
Me clava con su mirada, su barbilla subiendo más en una pose de absoluto desafío al horror que sobrevivió. —El primero tomó mi virginidad. Estaba tan fuera de mí que ni siquiera creo haber sentido dolor, pero recuerdo que él gruñó encima de mí. El siguiente quería que le chupara la polla, pero tenía miedo de que lo mordiera, así que violó mi culo.
—No —resoplo, el aire quema mi pecho cuando es expulsado.
Su barbilla se levanta más. —JT estaba sobre mí mientras alguien más me detenía. Recuerdo las bragas en mi boca así no podía gritar, pero honestamente… no tenía fuerza para detenerlos. Simplemente me quedé allí… y lo tomé.
Me encorvo con las manos sobre las rodillas, y miro el suelo mientras trago saliva… dispuesto a no gritar o vomitar.
—Solo tengo flashes… fragmentos de escenas. Él salió de mí, quitó las bragas y entró en mi boca. Puso su mano sobre mi nariz y mi boca y me hizo tragar todo. Ese es uno de los recuerdos más claros.
Me tambaleo, la habitación gira y mi visión se oscurece por un momento hasta que me enfoco en la puerta de entrada al condominio. Me precipité hacia ahí, gruñendo—: Voy a matarlo. Golpearlo hasta convertirlo en una pulpa sangrienta.
Sela vuela fuera del sofá y se interpone en mi camino, con las manos firmemente en mi pecho. La miro, veo la fuerza y la resistencia en sus ojos, y mis manos rodean sus muñecas. No en un esfuerzo por apartarla, sino con una necesidad ardiente de atraerla hacia mí. Mis brazos se envuelven alrededor de la parte superior de su espalda y encorvo mis hombros para protegerla.
—Voy a matarlo —susurro, con la garganta ardiendo y lágrimas picando en mis ojos.
—No, no lo harás —dice en voz baja, sus propias manos se mueven hacia la parte inferior de mi espalda y presionan hacia adentro. Frota círculos lentos, deseando que me calme. Pero todo lo que puedo imaginar es mis puños golpeando el rostro de JT, hasta que su nariz se rompa, luego su rostro, luego se ahogue en su propia sangre. Voy a poner mi mano en su nariz y boca y no voy a quitarla hasta que sus pulmones se llenen de sangre.
—Cálmate —murmura, frotando mi espalda más fuerte—. Necesitas escuchar todo.
—No puedo —lloriqueo, inhalando profundamente y parpadeando para aclarar la humedad.
Sela se inclina hacia atrás, lo suficiente para mirarme. —Déjame sacarlo todo, Beck. No has escuchado lo peor.
—No puedo —imploro. Porque solo me motivará a pensar en algo aún más atroz para darle a JT.
—Por favor.
—Sela.
—Por favor, Beck —dice, y luego envuelve con una delicada mano en mi muñeca. Me lleva al sofá, y mis piernas de plomo no se mueven por un momento, así que tira de mí más fuerte. Sigo aturdido y ella me empuja hacia abajo sobre un cojín, arrastrándose directamente sobre mi regazo para montarme a horcajadas. Mis brazos rodean su espalda baja automáticamente, los de ella van a mis hombros mientras me mira.
—De alguna manera llegué a casa. JT me puso en un taxi, pagó al conductor, supongo. Estaba fuera de mí, no muy segura de lo que me sucedió… solo esos flashes que te describí. Estaba empezando a sentir dolor; hematomas empezaron a formarse y, mientras aún estaba drogada, tenía este tipo de comprensión profunda de que había hecho que esto sucediera.
Mi cuerpo se tensa, pero ella continúa, sin permitir que vuelva a reprocharle lo de la culpa.
—Saqué una cuchilla del cajón de la cocina. Fui al baño. Me odiaba tanto por lo que dejé que me ocurriera, por ser lo suficientemente estúpida como para ir con extraños a esa fiesta, por coquetear y fingir ser una chica grande, que me corté la muñeca izquierda.
Aspiro una respiración sobresaltada antes de agarrar su muñeca, girándola para poder ver. La había visto antes, me di cuenta. Mi pulgar roza la pequeña cicatriz de tres centímetros que corta en un ángulo interno. Es delgada y roja con un borde ligeramente elevado y lleno de baches, pero es tan pequeña que nunca la habría conectado con el deseo de acabar con su vida.
—No me esforcé lo suficiente —susurra, y levanto los ojos hacia ella—. Presioné, y en el momento en que golpeó mi piel, me arrepentí. Había mucha sangre, pero no era un corte grande y no corté una vena. Todavía estaba drogada y caí al piso, creo que me sentí más impresionada por lo que acababa de hacer que por lo demás. Despertó a mis padres y me encontraron rápidamente. Llamaron una ambulancia.
—Cristo —murmuro, mirando la cicatriz.
Se queda en silencio, dándome un momento para reunirme. Considero todo lo que me ha dicho. Una brutal violación en grupo, la pérdida de su inocencia, y un breve y desesperado momento en el que pensó en terminar con el dolor para siempre. La fuerza que debió tener, para apartarse del borde antes de que pudiera hacer daño irrevocable.
—Nadie se dio cuenta de que me violaron hasta que el médico me examinó. Mis padres enloquecieron. Intenté suicidarme, sin tener idea de lo que realmente sucedió. Obviamente atendieron primero la muñeca, pero una vez que se dieron cuenta de lo que me había sucedido, usaron un kit de violación. La policía vino y me entrevistaron por lo que pareció una eternidad. Encontraron Rohypnol en mi sistema, y es por eso que no recuerdo mucho.
Todavía sosteniendo su muñeca, acariciando la cicatriz, pregunto—: No entiendo. Esto fue hace diez años. ¿Por qué JT no fue arrestado?
—Porque no sabía quién era él. Ni siquiera podía recordar mucho sobre mis atacantes más que características vagas. Color de cabello, tal vez una idea de lo altos que eran. Ni siquiera sabía dónde estaba ubicada la mansión. Me puse en contacto con las compañías de taxis locales para ver si podían encontrar al que me llevó a mi casa, pero no pudieron encontrar nada.
—Entonces, ¿cómo supiste que fue JT? —pregunto, no de una manera incrédula, porque confío completamente en que Sela sabe que él estuvo involucrado.
Las manos de Sela se mueven, dejando la mía para poder unir nuestros dedos. —Fui hospitalizada involuntariamente debido a mi intento de suicidio. Fue un intento lamentable, pero fue suficiente. Fue la primera de tres hospitalizaciones en los años siguientes. Me volví loca tratando de recordar los detalles. Pasé por derrumbes absolutos alimentados por culpa y odio a mí misma incluso por ponerme en esa situación. Apenas me gradué de la escuela secundaria. Perdí a todos mis amigos porque no podía soportar que me miraran, preguntándose qué estaba pasando dentro de mi mente trastornada. Me volví paranoica, me preocupaba que me atacaran nuevamente, así que casi nunca fui a ninguna parte. Mis padres se acercaron un poco más, se volvieron casi obsesivos en su protección por mí. Intenté consejería y terapia de grupo, pero nada de eso me ayudó. Es como si me llenara de todos estos horribles sentimientos combinados con la impotencia de no tener resolución, hasta que simplemente saltara y me comprometiera nuevamente, aunque nunca intenté suicidarme después de ese primer intento.
—¿Cómo sobreviviste? —pregunto suplicante, porque necesito que llegue a la parte donde me dice que salió adelante.
Se encoge de hombros y suelta una risa ligera. —Yo solo… desistí de tratar de resolverlo todo. Además, tomé algunos antidepresivos realmente buenos, pero finalmente tuve que seguir adelante. Ayudó inscribirme en la universidad, me dio un nuevo enfoque.
—Pero llegó un punto en el que creíste que era JT —indiqué.
—Sí —dice con ojos serios—. Hace poco más de seis meses. Estaba viendo un programa de noticias de entretenimiento y JT estaba allí. Estaban haciendo propaganda al Sugar Bowl.
—¿Y lo reconociste? —supongo.
Sus ojos se vuelven de un tono más oscuro de azul, sus labios se aplanan en una mueca. —No. Reconocí el tatuaje del fénix rojo en su caja torácica. Fue una de las cosas que recuerdo claramente de esa noche. Uno de los otros chicos también tenía uno en su muñeca.
Eso me sobresalta tan fuerte que salgo volando del sofá, agarrando a Sela por las caderas para que no se caiga. La pongo rápidamente en el suelo y doy tres pasos a un lado, lejos de ella. Mi boca se abre con incredulidad, y mi brazo izquierdo cruza mi pecho, sobre mi hombro derecho, donde las yemas de mis dedos presionan el área donde se encuentra la parte superior de mi tatuaje de fénix.
Me mira con atención, sabiendo el impacto que esto está teniendo.
—No estaba allí —me quejo, pensando que la razón por la que ella me está mirando es para ver si hay culpabilidad.
Inmediatamente, sus ojos se vuelven apologéticos y da un paso hacia mí rápidamente. Retrocedo, pero eso no la detiene. Ella se clava en mí, sus manos se cierran a los lados de mi cabeza. Presiona sus dedos y me abraza fuertemente. —Sé que no lo estabas. No podrías. Te conozco, Beck, y sé que nunca le harías eso a una mujer.
—Es por eso que huiste —murmuro—. La mañana después de que nos conocimos. Viste mi tatuaje… cuando estaba en la ducha, ¿verdad? Pensaste que podría haberlo hecho.
—Fue antes de conocerte, Beck —regaña—. Sí, me asusté, pero cuando llegaste a mi apartamento al día siguiente, ya lo había razonado. No hay forma de que el hombre que me haya dado mi primer orgasmo… me hizo sentir lo suficientemente segura como para dejarlo ir, podría hacerme eso alguna vez. No entiendo la conexión con el tatuaje, pero sé que no gira en torno a la violación. Lo sé en mi corazón.


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Mensaje por Maga Dom 11 Ago - 14:46

Rayos que horrible, me imagino que ella tenia que sacar todo eso, supongo que nunca tuvo a alguien con quien desahogarse. Y Beck esta como impotente por no saber como hacer para ayudarla. 


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Mensaje por Yani Dom 11 Ago - 15:23

Y ahora? Quiero saber qué van a hacer con JT!


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Mensaje por berny_girl Lun 12 Ago - 14:07

CAPITULO 7

Sela
Beck se aleja de mí, da un paso atrás, y su mano cubre su boca mientras me mira con ojos salvajes. Me recuerda a un animal asustado, pero sabía que la conexión del tatuaje iba a enviarlo
a un torbellino.
—No has hecho nada malo, Beck —digo suavemente, con la esperanza de calmarlo.
Él deja salir un casi histérico grito de risa mientras baja su mano.
—Te eché de nuestro condominio cuando me dijiste que fuiste violada. Yo... yo... tomé el lado de un violador en grupo sobre el tuyo y te jodidamente deseché en el pasillo como un pedazo de basura.
—Es fácil, bebé —susurro mientras me a cerco a él—. Necesitas dejarlo ir.
—Mierda. —Él grita en un profundo bramido de miseria mientras me mira con ojos torturados—. ¿Cómo podrías siquiera confiar en mí? Soy amigo y socio de negocios de un jodido violador; no te creí cuando dijiste que JT…
—Me crees ahora —digo con firmeza mientras doy un paso más en su espacio y coloco mis manos sobre su pecho—. Y te disculpaste por esa porquería de ayer. Tenías razón de estar furioso conmigo. Allané tu oficina, Beck. También traicioné tu confianza, pero tienes que dejarlo ir. Tienes que confiar en que también puedo dejarlo ir.
Deja caer su cabeza con un suspiro ruidoso y enrolla una mano alrededor de la parte posterior de mi cuello. Él inclina su rostro hasta que su frente se apoye contra la mía. —Jodidamente lo siento que esto te haya pasado a ti, Sela. Ayudaré a hacer esto bien, lo juro. Voy a hacer que JT pague por lo que hizo.
No digo nada por un momento, dejando que Beck siga tomando respiraciones profundas mientras que la gravedad de todo lo que acaba de enterarse se asienta. Finalmente, levanta su cabeza ligeramente, roza sus labios contra mi frente y pregunta—: ¿Por qué estabas en mi despacho?
Tomándolo de la mano otra vez, lo llevo de regreso sobre el sofá. Creo que debe estar sentado durante el resto de mi historia, porque sé que va hacerlo enojar.
Después de un ligero empujón, se sienta, pero en lugar de sentarme a horcajadas en su regazo otra vez, me siento en la mesa de café, justo enfrente de él. Nuestras rodillas se rozan una con otra, un toque reconfortante. Aun así, sigo preparada y alerta de que enloquezca conmigo otra vez.
—Cuando me enteré de que JT era uno de mis violadores, me obsesioné con la venganza. Consideré solo brevemente ir a la policía, pero no resultó nada atractivo para mí porque no podía estar segura de que se mantendría mi palabra contra la suya. Mi memoria está plagada de blancos, y solo estoy razonablemente segura de lo poco que recuerdo. Tienes que saber, que por años pensé que los recuerdos ni siquiera no eran reales. Pensé eran solo producto de mi imaginación... pesadillas por
así decirlo. Porque mi memoria no era fiable como prueba, no estaba segura de poder conseguir justicia, y además... solo sería justicia contra JT. Quería saber quiénes eran los otros dos.
—¿Así que pensaste en enfrentarlo la noche en que encontramos? — Beck pregunta con las cejas levantadas—. ¿Solo pensabas en acercarte, preséntate como la mujer que él violó, y que iba a admitirlo?
—No —dije suavemente y resisto a la tentación de bajar mi mirada—. Iba a estar a solas con él y hacerlo decirme mientras le apuntaba con un arma en su cara.
La mandíbula de Beck cae.
»Entonces, iba a poner una bala en su cerebro —digo con promesa mortal.
—Estás jodidamente bromeando conmigo —susurra con incredulidad.
—No lo estoy —asegurándole—. Me obsesioné con él. Iba a torturarlo con el miedo de morir, después iba a librar al mundo de su maldad. Luego iba a encontrar a los otros dos hombres y darles la misma retribución.
—Sela —amonesta Beck, negándose a creer que podría ser sangre fría.
—No —dije bruscamente—. No me juzgues en un lugar que nunca podrías esperar a estar. No puedes nunca empezar a entender lo que esos monstruos me hicieron.
Beck niega rotundamente, se inclina hacia adelante y coloca sus manos en mis muslos. —No, no estoy juzgando tu intención o tu deseo. Yo mismo quiero matarlo. Pero no puedo dejarte hacer algo que
mancharía tu alma. Cristo, podrías ser arrestada por asesinato y ser enviada a la cárcel.
—Lo sé —susurro—. Y he cambiado de opinión finalmente. Decidí renunciar a mi búsqueda.
—¿Cuándo? —apunta.
—Cuando te dejé entrar a mi cuerpo sin condón —murmuro y veo sus ojos volverse suaves y tiernos—. Cuando te di mi confianza. Sabía que eras más importante que mi venganza, y no quería perderte.
Un silbido bajo sale de labios de Beck, pero entonces inclina su cabeza hacia un lado en confusión. —Pero entonces, ¿por qué estabas en mi oficina? Dijiste que era sobre JT.
Ahora dejo caer mi mirada, porque esta es la parte que me da vergüenza admitir. Si hay un obstáculo restante entre lo que Beck y yo podríamos tener un futuro, está aquí.
Coloco mis manos encima de las suyas, trago duro y mira hacia arriba en él. —Esa noche fuimos a cenar con JT. Vi lo feliz que eras. Sabía que toda la mierda que te estaba lanzando era nada más que mierda. Él estaba actuando, haciéndote creer que elegiste sabiamente un amigo y socio. Era el total opuesto conmigo. Me menospreció y provocó. Vi la forma en que te reías y contabas historias y chistes con JT, sabía que era un jodido acto y me molestó. Aunque creo que en cierta medida lógicamente sabía que no cambiaste tus sentimientos acerca de mí, renovó mi furia contra él. Solo... me rompí. De repente, quería venganza otra vez. Lo quería fuera de mi vida para no tener que sufrir otra jodida cena y sentarme en la misma mesa con tu socio de negocios, el hombre que me violó, y al mismo tiempo tener una conversación educada. Lo quería fuera de tu vida. Quería liberarte de su veneno y que tuvieras el control del Sugar Bowl y entonces finalmente… finalmente, tú y yo
podíamos tener la vida que estábamos destinados a tener. Juntos. Así que decidí seguir adelante con mi plan y estaba buscando en tu oficina cualquier cosa que me ayudara a lograrlo. Conseguí la dirección de su casa.
Termino con una respiración vacilante, esperando a ver qué hará Beck. No sé si puede entender cuán fácilmente fui llevada otra vez hacia la venganza y el asesinato, pero no sé si seré capaz de manejarlo si no puede aceptar mis debilidades.
Una mirada recorre la cara de Beck, una llena de angustia y fatiga. Saca su mano de la mía y la pasa por su rostro. Sus ojos moviéndose y toma una respiración profunda, y cuando regresan a mí, lo que me dice a continuación hace que mi mundo caiga.
—Sela… JT es mi hermano.
—¿Qué? —susurro en asombro mientras retrocedo.
—Jodidamente me mata incluso decir que compartimos la misma sangre, pero sí… él es mi hermano. Medio hermano para ser exactos.
—No entiendo —susurro, no puedo entender esta revelación—. Nunca leí nada sobre eso. Tú nunca has dicho nada.
—Nadie sabe —dice amargamente—. JT no sabe. Solo mi padre y su madre. Y yo, por supuesto.
—Yo… yo… —Mierda, estoy sin palabras.
Beck se inclina hacia adelante, coloca sus manos sobre mis hombros. Su rostro se acerca al mío y sus ojos me mantienen en mi lugar. —No te estoy diciendo esto para obtener cualquier simpatía por tu parte. El hecho de que compartimos la sangre no va a salvarlo de mí. Voy a hacerle pagar, pero necesitas saber porqué seguí dándole oportunidades. Quise todo, pero perdí la confianza en él como amigo y socio de negocios. Ese lazo de sangre fue la última gota que estaba haciéndome darle una
última oportunidad. Y sí... me dejé llevar por él en la cena esa noche. Actuó para mí, al parecer, y saber que compartimos la misma sangre hizo más fácil creerle. Pero ya no. Él está jodidamente muerto para mí y te juro que voy a hacerle pagar.
El calor me recorre con su intenso voto. Mientras que definitivamente quiero saber más sobre este lazo de sangre que comparte con JT, me interesa más saber cuán cómplice Beck se convertirá en mis
planes. Tengo un ángel vengador de mi lado ahora, y juntos podemos eliminar a JT de nuestra existencia.
—¿Me ayudarías a matarlo? —susurro.
La sangre drena de la cara de Beck, y ahora él es el que se retira. —Cristo, Sela. No, no podemos jodidamente matar a JT. Tenemos que ir a la policía.
—Pero dijiste…
Pasa por encima de mí. —Dije que le haría pagar. Podría golpearlo hasta hacerlo entrar en sentido en primer lugar, pero entonces vamos a la policía. Él va caer por esto, pero dejaremos que el sistema lo maneje.
Intento aplacar la rabia que hierve caliente dentro de mí y me levanto de la mesa de café hasta que estoy de pie sobre Beck en el sofá. —Me violó con dos de sus amigos. Se llevó mi inocencia, me sostuvo mientras un monstruo sin rostro hizo pedazos mi culo y luego se burlaron de mí cuando el esperma que no trague se secó en una costra en mi cabello. Me puso en un taxi, sin importarle que fuera agarrado, y luego regresó a la fiesta con sus amigos. Estoy segura de que el único pensamiento que ese hombre ha tenido de mí en los últimos diez años es masturbarse a la memoria de lo que me hizo, y ¿no crees que él merece morir?
—Sí, merece morir —dice Beck con un borde duro en su voz—. Pero no a riesgo de puedas ser atrapada
—Pero podríamos elaborar un plan…
—Por el amor de Dios, Sela —ruge Beck mientras se levanta del sofá y se acerca a mi cara. Está furioso y por primera vez durante esta discusión, es hacia mí y no hacia sí mismo o JT—, no podemos conspirar para asesinar a alguien. No funcionará. Nos atraparán.
Sé que tiene razón, y porque está en lo cierto y matando mi sueño de venganza con su sentido práctico, estoy igual de enojada, así que le grito de regreso. —¿Entonces cómo en el infierno vas a hacer que pague, Beck? ¿Eh? ¿Qué gran plan tienes que podría posiblemente compensar por lo que me hizo?
—No lo sé —dice con cansancio, caminado al lado y a mi alrededor. Giro mi cuerpo, manteniendo mis ojos en él mientras él camina de un lado a otro por la ventana. Mete sus manos en sus bolsillos y sus hombros se hunden con el peso de lo que acabo de poner en él.
—No puedo dejarlo ir —digo suavemente, y espero que escuche la determinación en mi voz.
—Tampoco yo —dice mientras mira hacia el agua de la bahía—. Pero necesito tiempo para pensar. Procesar todo. Necesito averiguar cómo podemos vengarte y mantener el Sugar Bowl intacto.
—Asesinato —susurro, aunque sé que no es la respuesta correcta. A pesar de querer la sangre de JT en mis manos, joder, a pesar de querer bañarme en su sangre, sé que hay demasiado en riesgo. Sé que son bajas las posibilidades de hacerlo limpiamente y sin sospecha. También sé que la verdadera razón por la que sé que no puedo hacerlo es porque si fuera atrapada, pierdo a Beck, y él es lo más preciado en mi vida. Es más importante que mi deseo de la cabeza JT en un plato.
Beck no me contesta, pero no es necesario. Sospecho que su cerebro está a toda marcha ahora, intentando pensar en algo.


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Mensaje por berny_girl Lun 12 Ago - 14:09

No me esta gustando nada como Sale esta manipulando a Beck, para que se una en su venganza...


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Mensaje por berny_girl Lun 12 Ago - 14:33


CAPITULO 8

Beck
La completa verdad fue dicha, y ahora es momento de destruir a JT.
Sela tiene dos clases en Golden Gate esta tarde. Le sugerí que se las saltara porque estamos emocionalmente exhaustos, y pensé que tal vez podríamos dar un paseo por la costa para seguir hablando de cosas. Todavía tenía que contarle los detalles sobre la relación de JT conmigo, y supongo que quiere saber más sobre Caroline.
Pero Sela se negó a mi idea, obstinadamente insistiendo en que, aunque claramente teníamos cosas que decidir y aún más cosas para discutir, necesitaba mantener su vida en orden también. Esto terminó siendo lo mejor, porque me obligó a saltar sobre el problema de averiguar cómo derribar a JT. Idealmente, me gustaría ir a la policía y dejar que se encarguen de eso. Tienen ADN, y según Sela, es de JT. Pero no sé si su palabra y su memoria defectuosa serían suficientes para obligarlos a realizar una prueba de ADN. Y no quiero que JT sepa que vamos tras él. Quiero golpearlo cuando no tenga la oportunidad en el infierno de protegerse.
Después de que Sela se fue, abrí la puerta de mi oficina y no tuve intención de volver a cerrarla. Si bien es posible que no estemos de acuerdo sobre cómo manejar la situación con JT, voy a mostrarle que no pretendo que haya secretos entre nosotros nunca más.
En unos instantes, saqué la carpeta correspondiente de mi archivador y estuve en línea, ingresando al servidor seguro en el Sugar Bowl. Unos golpes en el teclado y estaba mirando una foto y el perfil personal de Melissa Fraye, la Sugar Baby que JT trató de drogar hace poco más de dos semanas en la fiesta. Un toque más en mi teclado y estaba mirando su número de teléfono y domicilio. Los anoté en una libreta adhesiva amarilla que estaba sobre mi escritorio y saqué la nota después de pararme de mi escritorio. Otros quince minutos para tomar una ducha rápida y ponerme ropa fresca, y estaba en camino a visitar a Melissa Fraye.
Toco la puerta del apartamento y doy un paso atrás, para que así, si Melissa está adentro, pueda ver mi cara claramente a través de su mirilla. Inmediatamente escucho pasos al otro lado de la puerta antes de que se abra unos centímetros, asegurada con una cadena.
Una mujer que no es Melissa Fraye me mira por el borde.
—¿Melissa está aquí? —pregunto.
—Sí, solo un minuto —dice antes de cerrar la puerta, lo que no me molesta en lo más mínimo. Este no es el mejor vecindario, así que no es prudente abrir la puerta a hombres extraños.
Espero pacientemente durante unos minutos, luego la puerta se abre de nuevo, esta vez completamente, y estoy mirando a Melissa Fraye mientras me evalúa. Los ojos se deslizan hacia abajo, observando mis vaqueros John Varvatos, la camiseta de Tomas Maier que probablemente cuesta más que todo su guardarropa y mis botas de gamuza Aquatalia, no hay dudas de que sabe que llevo una fortuna en ropa de diseñador, y lo sé porque cuando sus ojos me alcanzan de nuevo, casi puedo ver signos de dólar en ellos.
—¿Sabes quién soy? —pregunto.
Asiente, mueve la cadera y la presiona contra el borde de la puerta. —Beckett North.
—Necesito hablar contigo. ¿Puedo pasar un momento?
—Por supuesto —dice con una sonrisa brillante y un nervioso movimiento de sus dedos a través de su cabello. Es una chica bonita y todo, pero no le llega ni a los talones a Sela.
Melissa abre la puerta y se hace a un lado para darme entrada. Inmediatamente hago una toma del apartamento pequeño pero limpio, decorado con muebles usados, desiguales y con estampados baratos en las paredes enmarcados en acrílico. La mujer que abrió la puerta está de pie en la pequeña cocina, encorvada sobre una revista de chismes, masticando chicle con fuerza.
—Necesitamos privacidad —digo a Melissa.
Los signos de dólar se vuelven más brillantes y dice—: Podemos ir a mi habitación.
No discuto con ella. No me importa si hablamos aquí o en su habitación, y no estoy preocupado por mi virtud. Puedo manejarla, pero no necesito oídos indiscretos para lo que voy a discutir.
La habitación de Melissa está desordenada, con ropa esparcida por todo el piso. Hace un espectáculo al patear algunas cosas debajo de su cama sin hacer mientras cierro la puerta detrás de mí.
—Perdón por todo esto —dice mientras se inclina para recoger un sujetador del suelo. No lo mete debajo de la cama, sino que lo pone encima donde supongo que quiere que admire las copas de encaje grandes, azul pálido o algo así.
No le doy otra idea y voy directo al grano. —Necesito hablar contigo sobre el último Mixer del Sugar Bowl al que asististe el día veintiuno.
Su cabeza se inclina hacia mí con curiosidad. —Estuve ahí. Tomé un trago con tu compañero, de hecho, pero él se echó para atrás.
Asiento con la cabeza. —¿Esa fue la primera vez que conociste a JT?
—Sí —dijo con una sonrisa cariñosa—. Nunca pensé que tendría una oportunidad, pero se centró en mí bastante rápido. Realmente pensé que algo saldría de eso, pero como dije… se echó para atrás.
Busco en mi bolsillo trasero, saco la copia del acuerdo que JT dijo que Melissa firmó, y se lo paso. Lo abre, lo mira una vez, y luego vuelve a mirar hacia mí con confusión en sus ojos.
—¿Esa es tu firma en la parte inferior? —pregunto, asintiendo hacia el papel en sus manos.
Lo mira con el ceño fruncido y dice—: Eso parece.
—¿Lo firmaste?
Sus ojos comienzan a volar a través de las palabras del acuerdo, todo mientras su ceño se frunce más y más profundo. Finalmente, sus ojos se levantan a los míos y los signos de dólar desaparecen. Veo un destello de ira cuando me lo devuelve. —No firmé eso. Ni siquiera haría algo así.
Le quito el documento y lo guardo en mi bolsillo. —Eso pensé.
Se me revuelve el estómago al darme cuenta de que JT iba a violar a esta mujer. Iba a drogarla, al igual que a Sela, e iba a hacer con ella lo que quisiera. Joder, por lo que sé, tiene un grupo de amigos que violan, y sé que al menos uno de ellos está en nuestra fraternidad, porque Sela vio su tatuaje.
—¿De qué se trata esto? —pregunta sospechosamente, con los brazos cruzados en su pecho.
Había sospechado que no había firmado este acuerdo. En el camino hasta aquí, debatí en decirle o no la verdad de lo que casi le había sucedido. En solo una consideración rápida, podría haber sido una buena jugada. Sin duda, está enojada y apuesto a que querría informar esto a la policía. Se entablaría una investigación criminal, pero luego sé lo que sucederá. JT se ofrecería a pagarle y creo que lo tomaría y retiraría los cargos.
Así que le miento, sintiendo solo un poco de culpabilidad, que rápidamente rechazo diciéndome a mí mismo que la salvé de ser violada. Eso debería ser lo suficientemente bueno por ahora.
—Es una broma que alguien está tratando de jugar conmigo —digo sin problemas—. No hay nada de lo que preocuparse ahora que confirmé que no firmaste esto.
Espero que me pregunte más. Por lo menos, después de lo que leyó en ese documento, debería preocuparse por su seguridad. En cambio, solo asiente y pregunta—: ¿Quieres, um…? ¿Quieres salir a tomar algo o algo así?
Toma cada esfuerzo el poner una sonrisa en mi rostro. —Gracias Melissa, por esa oferta. Pero de hecho tengo que estar en un lugar.
—Bueno, tal vez en otra ocasión —dice desesperada mientras me giro hacia la puerta de su dormitorio.
—Tal vez —digo, solo para dejarla tranquila. Es bonita. Encontrará un Sugar Daddy pronto.
●●●
En el minuto que estoy de vuelta en mi coche, pero antes de encender el motor, paso por mis contactos en mi teléfono hasta que encuentro a quien estoy buscando, y presiono la pantalla para llamar.
Él contesta al segundo timbre. —¿Qué hay, hombre?
Robert Collin es uno de mis hermanos de fraternidad, y mientras él no lleva el tatuaje del fénix rojo, todavía somos muy cercanos. Él fue a la escuela de derecho y ahora maneja divorcios sórdidos y desastrosos aquí en Bay Area.
—Necesito un favor —digo mientras enciendo el coche.
El Bluetooth se conecta y su respuesta sale de los altavoces de mi coche.
—Lo que sea. Dime.
—Necesito una recomendación de un buen investigador privado, y me gustaría que fuera uno de baja moral. Que no tema ensuciarse las manos un poco.
Robert chista en el teléfono. —Maldición, hombre… ¿qué estás planeando?
—No puedo contarlo.
—Vamos a fingir que soy tu abogado y los privilegios han sido invocados. Puedes decirme.
—No puedo —digo con resolución—, pero te compraré una cerveza pronto como pago.
—Apestas —dice con una risa—. Te mandaré la información por mensaje de texto tan pronto colguemos. Tengo al tipo perfecto. Altamente confiable y hará lo que sea para ti por el precio correcto.
—Eres el mejor, hombre —digo.
—Solo no me llames para que te saque de la cárcel cuando cualquiera que sea tu plan vaya mal —advierte juguetonamente.
—No lo haré —digo, a pesar de que él probablemente sea la primera persona a quien llame si soy arrestado y necesite que me saquen.
Cuelgo y dejo caer el teléfono en el asiento del pasajero para esperar su mensaje de texto. Poniendo mi Audi en marcha, reviso el espejo retrovisor del lado del copiloto, viendo si la calle está libre, alejándome del bordillo. Sosteniendo el volante con mi mano derecha, mi mano izquierda recorre mi pecho y sobre mi hombro, muy parecido a cómo lo hice esta mañana, y presiono mis dedos en el músculo debajo de la cima de mi tatuaje.
No es nada más que una estúpida membresía dentro de un círculo interno de mi fraternidad. Durante la semana punta, se me acercaron y me ofrecieron la admisión de algunos de los estudiantes de último año, lo que irónicamente incluía a JT. Él estaba en su último año cuando yo era estudiante de primero. Todo lo que tenía que hacer era una broma estúpida que eligieran para demostrar mi valía, y fui admitido. Ciertos beneficios vinieron con la admisión, incluida una habitación codiciada dentro de la casa de fraternidad.
Mi broma fue fácil. Todo lo que tenía que hacer era pintar con espray algunos grafitis en el costado de la casa del decano. Elegí una fraternidad rival, que a mis hermanos les pareció graciosa. Me escapé, y después de ser admitido en la fraternidad, me hice mi tatuaje el siguiente fin de semana.
Pero, ¿y si se hubiera exigido algo más siniestro a los demás miembros? ¿La violación de Sela fue parte de una iniciación? Ella dijo que otro chico tenía el tatuaje en su muñeca, pero no lo vio en el otro. No significa que no lo tuviera, pero ¿y si era un hombre de clase baja y su inducción a nuestra sociedad secreta fue participar en la violación de Sela?
Es una posibilidad clara, una que no pensé que hubiera existido hasta hace solo un día. Pero ahora no pongo nada más allá de JT. Pude fácilmente verlo embaucar o atraer sociópatas con ideas afines para saltar sobre ese plan de acción, especialmente si todo el mundo estaba alcoholizado y drogado.
Sela no puede recordar mucho sobre los otros dos hombres involucrados. Uno tenía el cabello oscuro, el otro rubio pálido. Eso es todo, y con solo eso como descripción, dudo que pueda identificarlos a través de los registros de fraternidad
Sin embargo, intentaré extraer algunas posibilidades y ver si desatasca su memoria un poco más. Esa es una de las razones por las que quiero un investigador privado.
Hablando de eso, mi teléfono suena con el sonido familiar de un mensaje entrante. Lo recojo del asiento del pasajero, y mientras tengo los ojos entre el camino y la pantalla, navego entre los mensajes.
Robert envió solo el nombre y el número del investigador privado.
Toco en el enlace azul del número del teléfono y el Bluetooth conecta la llamada. Después de algunos timbres, recibo un mensaje grabado:
Este es Dennis Flaherty. Lo siento, no contesté. Deja tu información y me pondré en contacto contigo pronto.
Después de un pitido, digo:
—Sí… Dennis… mi nombre es Beck North. Fuiste recomendado por Robert Colling. Tengo un trabajo para el cual me gustaría contratarte. Es urgente y grande, y el dinero no es un impedimento. Me gustaría reunirme contigo hoy para discutirlo.
Dejo mi número y cuelgo, ansioso por que me devuelva la llamada.
Creo que antes de que Sela y yo podamos decidir qué hacer con JT, tenemos que desenterrar cada pedazo de tierra que podamos de él. Necesito revisar la pila de mierda sucia en la que estoy seguro de que ha estado involucrado y descubrir qué puedo usar para mi beneficio.
Y no hay dudas… probablemente JT tiene mucha mierda sucia que ha dejado atrás, probablemente no le importe que alguna vez vaya a usar contra él. De hecho, estoy seguro de que está sentado en su oficina en este momento, probablemente en internet, tal vez planeando su próxima violación, o lo que sea.
El punto es que sé que su ego nunca lo dejaría considerar la posibilidad de que pueda ser derrotado.
No puedo esperar para demostrarle que está equivocado sobre eso.


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Mensaje por berny_girl Mar 13 Ago - 19:56

CAPITULO 9

Sela
Entro al condominio y veo las llaves de Beck en la mesa del vestíbulo, así que sé que está en casa. No estaba segura de lo que hizo hoy, pero sé que no fue a trabajar. Había dicho, Sela, no puedo estar en el mismo edificio que esa basura. No sé lo que haría.
Entiendo exactamente su sentimiento. Es como me sentí la primera vez que me encontré cara a cara con JT en el Mixer cuando todavía tenía el asesinato como mí argumento número uno para obtener mi venganza. Recuerdo el verdadero dolor dentro en mí después de ver a su rostro malvado, la fuerza de voluntad casi desesperada de no sacar mi arma y dispararle a quemarropa frente a doscientos testigos.
Incluso sin mirar en la cocina, puedo sentir que Beck no está allí.
Demasiado tranquilo.
Y puedo ver que no está en la sala de estar.
Así que dejo caer mi mochila en el suelo y me dirijo a nuestra habitación. Tan pronto como doy vuelta en el pasillo, veo la puerta de su oficina abierta iluminada con la luz del sol de la tarde brillando a través de las ventanas de la sala de estar que dan a la bahía.
Camino suavemente, las baletas azul marino de gamuza que estoy usando me hacen mucho más silenciosas que mis chirriantes zapatillas deportivas. Cuando me dirijo a la puerta de su oficina, veo a Beck inclinado sobre su escritorio, una mano frotando su nuca mientras el dedo índice de la otra mano se desliza sobre las líneas de un documento mientras lo lee.
Siente mi presencia y levanta la mirada con una sonrisa fatigada mientras me quedo vacilante en la puerta.
—Hola —dice cuando se inclina hacia atrás en su silla y estira sus brazos por encima de su cabeza. Flexiona su cuello de lado a lado, aflojando los nudos que indican que ha estado curvado sobre su escritorio por bastante tiempo.
—Hola —digo de vuelta.
—Puedes entrar, sabes —dice con una mueca de sus labios.
—¿Estás seguro? —bromeo, feliz de que no parece que hay ni un gramo de resentimiento persistente por haber entrado a su oficina ayer.
Beck mueve su mano hacia el archivador.
—Sumérgete si quieres. No hay secretos.
Río entre dientes y entro a su oficina, caminando alrededor de su escritorio y deteniéndome junto a su silla. La gira para mirarme.
—¿Te fue bien en la escuela hoy?
—Sí, todo bien —digo mientras miro los documentos en su escritorio.
—El acuerdo operativo de Townsend-North —dice Beck con una mueca. Mueve su mano a él—. Demonios, deberías leer la jodida cosa. Lo he hecho diez veces. Mi abogado lo revisó. No hay ni una sola jodida cosa allí que pueda usar para sacarlo.
Ignoro el documento. No tiene sentido leerlo si Beck y su abogado ya lo hicieron. Aun así, tengo que preguntar—: ¿Acaso él posee la mayoría de la compañía?
Beck sacude su cabeza.
—Tenemos cincuenta-cincuenta. Él contribuyó con el capital inicial, el cual ya se le pagó con las primeras ganancias. Yo puse la experiencia técnica, y obtuve de pago una cantidad igual a su capital de inicio. Ahora dividimos todo a la mitad. Todas las decisiones importantes tienen que ser aprobadas bilateralmente por ambos.
—¿Y eso siempre ha pasado?
—No. Él ha hecho algunas malas inversiones sin consultarme. Pero fueron menores y terminaron siendo una buena reducción de impuestos.
—¿Entonces no puedes usar eso? —animo.
—Nop. No es lo suficientemente bueno, pero me reuniré mañana con un investigador que voy a contratar para profundizar en la vida de JT. Solo sé que el idiota tiene que tener algunos acuerdos sucios. Es demasiado amoral para no tenerlos, y espero que haya algo que podamos usar allí.
Asiento en comprensión, un cálido núcleo de seguridad empezando a florecer profundo de mi pecho. Mientras estuve hoy en la escuela y jugué a ser la estudiante universitaria, Beck había estado tratando de descubrir cómo hacer caer a JT. Mientras que mis padres siempre han sido mis campeones, nunca he tenido a otra persona en mi vida que se preocupe por mí en esa medida. De hecho, es bastante humilde.
Y algo excitante a la vez.
Anoche estaba muerta para el mundo y Beck durmió a mí lado en nuestra cama completamente vestido. No ha hecho ni un solo movimiento hacia mí desde que volvimos, y ha habido oportunidad. Hubo mucho esta mañana antes que me preparara para mis clases de la tarde, pero él permaneció ligeramente reservado a mí alrededor después que sacamos todos los trapos sucios.
Sospecho saber el porqué, y eso no servirá.
Inclinándome hacia adelante, coloco mis manos en el reposabrazos de su silla y me inclino hacia él. Sus ojos inmediatamente se posan en mis labios a medida que se acercan a los de él, y brevemente veo que sus ojos se calientan antes que nuestras bocas se presionen juntas. Lo beso suavemente al principio, pero después deslizo mi lengua contra la suya en una atrevida muestra de seducción.
Alejando mi boca, tomo sus dos manos y lo levanto de la silla. Se para vacilantemente, sus ojos recelosos y confundidos. Me giro y salgo de la oficina, tirando de lo que creo es un reticente Beck detrás de mí.
Giro a la derecha, y después al final del pasillo, donde entro a nuestra habitación.
En el momento que cruzamos umbral, me giro y entro en el espacio de Beck. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, una mano en la parte trasera de su cabeza, y lo tiro hacia mí para otro beso. No duda y esto me anima. Hago el beso profundo y húmedo y gimo mi necesidad en su boca.
Pero necesito más. Me acerco más, presiono mi cuerpo en el suyo, y lo siento endurecerse contra mí. Incluso cuando Beck gime por el contacto, sus manos están sobre mis hombros, alejándome.
Cuando abro mis ojos, me está mirando con cautela.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres salir a cenar?
—No —digo mientras bajo mi mano hacia su entrepierna y toco su erección. Y gracias a Dios tiene una erección. Creo que me acurrucaría y moriría si no se excitara por mí—. Quiero que me folles.
—Sela —dice Beck en un tono condescendiente que sé que no puede evitarlo, y su mano cubre la mía—. No hay prisa…
—Pero la hay —digo, apretándolo—. Podemos tener todos nuestros secretos sobre la mesa, pero todavía hay algo interponiéndose entre nosotros. No podemos dejar que lo que JT me hizo interfiera entre nosotros.
—No lo hará —asegura rápidamente—. Pero las cosas están recientes en este momento. Quiero que estés cómoda…
—¿Te doy asco por lo que él hizo? —suelto.
—¿Qué? —exclama.
—¿Te repugna… saber lo que me hizo?
—Dios no —prácticamente me ladra—. Pero esto complica un poco las cosas. No sé cómo te sientes y…
—No —digo urgentemente mientras me pongo de puntillas. Cepillo mis labios contra los suyos suavemente, y luego susurro contra su boca—. No me trates como si fuera frágil. No podría soportarlo si lo haces. Necesito que me demuestres que crees que soy fuerte y hermosa, y tan dura como ladrillos. Si no crees eso sobre mí, no lo creeré yo misma. —Inclino mi cabeza hacia atrás, lo miro a los ojos y suplico—: Necesito que me hagas sentir como si fuera normal, Beck.
—Cristo. —murmura, y luego su mano está sosteniendo la parte posterior de mi cabeza, con los dedos fuertemente apretados en mi cabello. Él golpea su boca contra la mía mientras dobla sus rodillas, se sumerge, y con su otro brazo, me levanta hacia su cuerpo. Mis piernas se envuelven alrededor de su cintura e inclino mi rostro para obtener un mejor ángulo para profundizar nuestro beso.
Deslizo mi lengua contra la suya, mis dedos cavan profundamente en sus hombros. Mis caderas giran, tratando de entrar en contacto con su polla y hago un ruido extraño cuando no consigo un poco de fricción.
Moviendo una mano desde el hombro hasta la parte posterior de su cabeza, agarro su cabello con fuerza y tiro de su cabeza hacia atrás al mismo tiempo que aparto mi boca de la suya. Nos miramos, sus ojos brillando con una mezcla de lujuria y ternura.
—No te contengas, Beck. Por favor, no te contengas.
—Sela —dice mientras un poco de preocupación se filtra en su mirada—. No puedo evitar tratarte como algo precioso. Eso no es lo mismo que frágil.
—Entendido. Puedes susurrarme palabras dulces y preciosas, pero será mejor que me folles duro mientras lo haces.
—Jesús —murmura, y su boca está de vuelta en la mía.
Me besa por unos dos o tal vez tres segundos, luego gira su cuerpo hacia la cama. Deslizando sus manos bajo mis axilas, quita mi en él y me arroja al colchón.
—Desnúdate —ordena, y no dudo ni por un segundo. Mis manos trabajan sobre mi ropa mientras Beck hace lo mismo, nuestros ojos fijos en el otro. Titubeo solo un momento cuando sus pantalones y ropa interior desaparecen y su polla se inclina hacia arriba en ansiosa anticipación. Y Dios… mi boca saliva ante la vista.
Entonces estamos desnudos y él me está cubriendo.
Suspiro con dichoso abandono mientras me besa de nuevo, movimientos urgentes y desesperados de su boca contra la mía. Sus manos vagan por todo mi cuerpo. Las suaves yemas de sus dedos contra mi clavícula seguidas de un fuerte pellizco a mi pezón. Su pulgar presionando ligeramente y arrastrándose por mis costillas me hace cosquillas y me excita en la misma medida.
Su lengua en mi ombligo, girando de manera burlona, es seguida por un mordisco a mi cadera.
Beck se mueve hacia abajo por mi cuerpo y me tenso, en una buena manera, esperando que su boca conecte conmigo. Por cualquier razón que nunca me he molestado en preguntarle, al hombre le encanta trabajar su boca entre mis piernas. Él es tan malditamente bueno en eso que puede hacer que me corra casi al instante.
Pero ahora mismo, me provoca con besos suaves y lametones a mi montículo. Sus dedos presionan alrededor de mi coño, pero no se deslizan dentro. Me tortura hasta que mis caderas están empujando hacia arriba en una desesperada necesidad de tener más contacto.
Y finalmente… finalmente me da lo que necesito. Sus pulgares me abren y su lengua se arremolina en un patrón en forma de ocho en mi clítoris.
—Sí —gimo, arqueando la espalda fuera de la cama.
La boca de Beck se cierra sobre mí y él gime con deleite cuando introduce su lengua tan profundo dentro de mí como puede llegar, azotándola de un lado al otro en mi interior. Mis ojos ruedan a la parte posterior de mi cabeza, y estoy a punto de deslizarme en el borde.
—Sela —dice Beck suavemente, y levanto mi cabeza para poner mis ojos nublados en él.
Él mira fijamente mi cuerpo. —¿Ves esto?
Beck baja la cabeza y acaricia con su lengua mi centro. Devolviéndola nuevamente a su boca, se relame los labios en una muestra exagerada.
»Esto aquí mismo —dice, dándome otra lamida y luego volviendo a mirarme—. Esto es mío. No hay nada más aquí que tú y yo. El coño de Sela y mi boca, y eso es lo único aquí. No importa lo que sucedió en el pasado. Eso está hecho y se ha ido. Completamente ido. Solo tu hermoso coño y mi boca, y bueno… eventualmente mi polla, pero eso es todo lo que hay aquí. Todo lo que alguna vez habrá. No veo nada más ante mí que una mujer fuerte cuyo cuerpo exclusivamente pertenece a mí, y que cuando la miro, sé sin lugar a dudas que fue creada para mí. Nada antes de mí importa, ¿entiendes eso?
Parpadeo con fuerza para contener las lágrimas que quieren salir. Sus palabras son burdas y hermosas, sexys y dulces. Solo un hombre como el, que está entre mis piernas justo ahora, podría hablar sobre pollas y coños y hacer que suene casi como si estuviera diciendo que me ama. Mi corazón palpita en adoración.
—Dime que entiendes para hacerte correr y luego follarte duro —dice con una sonrisa.
—Entiendo —digo con una tierna sonrisa.
Sus ojos se suavizan y murmura—: Mi coño. —Antes de volver a descender sobre mí otra vez.
Mi orgasmo llega rápido y me golpea duro, y es más un producto de sus palabras que de su toque, pero me deleito en él de todos modos.
—Eso es —susurra Beck mientras presiona besos en mi estómago y se arrastra por mi cuerpo. Él tiene el control y levanta con fluidez una de mis piernas con una mano en la parte posterior de mi rodilla, presiona su polla justo en mi entrada, y se sumerge dentro de mí.
—Ooohhhh —gimo ante la gruesa y profunda invasión dentro de mí.
—Cristo, eso se siente bien —dice Beck con su boca presionada en mi cuello.
Sus caderas se mueven, su polla se desliza hacia atrás, casi hasta la punta. Beck levanta su rostro y me mira antes de sumergirse de nuevo. Él toca fondo dentro de mí con dureza y gruñe su placer por la sensación.
Retrocede nuevamente, lento… medido… deliberado.
Ojos conectados a mí.
Embiste.
De vuelta a mi interior de nuevo.
Sus acciones son pausadas, su mirada es tierna, y su polla es dominante.
Es exactamente lo que necesitaba para estar segura de que Beck no me ve como una víctima. Su boca entre mis piernas y su declaración de posesión era lo que necesitaba para que asegurarme de que seguía siendo tan bella para él como siempre, a pesar de las cosas perversas que le fueron hechas a mi cuerpo hace diez años.
Beck continúa retirándose lentamente, empujándose de vuelta dentro de mí con firme reclamación. Su ritmo se eleva solo un poco, pero su follada en mí es deliberadamente posesiva. Sus acciones hablan en voz alta, y cuando me empuja cada vez más cerca de otro orgasmo, siento a mi corazón volverse más y más esclavo de él.
Vamos a resolver esto… lo que sea que deba hacerse sobre JT.
Pero ese es un problema secundario en este momento.
Lo que es más importante es lo que tenemos entre nosotros, y prometo que es ahí donde voy a centrar mi atención a partir de este momento y en adelante.


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Mensaje por Maga Mar 13 Ago - 20:21

Por dios ahora es su hermano, que horror, sera que descubren quienes son los otros dos violadores. Por lo menos Beck ya se quitó la venda de los ojos y sabe la clase de mierda que es JT, me gusta que esta buscando un investigador privado. 


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Mensaje por berny_girl Jue 15 Ago - 12:25

CAPITULO 10
 
Beck
Apoyo mi codo sobre la encimera de la isla de la cocina, los dedos de mi otra mano moviéndose sobre la almohadilla del mouse de mi laptop para levantar mi calendario.
—Mueve la sesión de planeación del jueves para dentro de dos semanas —digo a Linda, quien está escuchando por mi teléfono sobre la encimera, en modo altavoz—. Cancela la cita de mañana con JT y pídele que me envíe un correo con la propuesta de negocios y los planes de mercadeo. No necesitamos una junta para eso.
—Lo tengo —responde en el altavoz—. ¿Qué hay de la segunda ronda de revisiones de los componentes de vídeo? Los programadores están listos para comenzar los cambios el lunes.
—Trabajaré en esos remotamente —digo.
Con suerte, remotamente significa muy lejos de aquí, si puedo convencer a Sela de ser impulsiva conmigo.
—¿Algo más? —Su tono es mordaz y brusco. Está en modo de secretaria ejecutiva por completo
—Sí —digo cuando un pensamiento me golpea—. ¿Por qué no te tomas el resto de la semana libre también?
—Solo porque tú no estarás en la oficina no significa que no haya trabajo que hacer —reprende.
—Sí, bueno, yo digo que ignores el trabajo y tomes tiempo libre —declaro.
—Ya veremos —Es todo lo que dice, pero puedo escuchar la sonrisa en su voz—. Avísame a dónde irás y haré las reservas por ti.
—Gracias, Linda —digo antes de estirarme a mi teléfono y desconectar la llamada.
Mientras agarro mi taza de café junto a mi laptop, mis ojos aterrizan sobre Sela, que está caminando en el área de la sala principal. Da un enorme bostezo y rasca la piel de su vientre, la cual está asomándose desde debajo del dobladillo de una apretada camiseta de tirantes que usa para dormir.
—¿Por qué te levantas tan temprano? —pregunta, su voz aún pesada con sueño.
Y, enfrentémoslo. Ella no durmió mucho anoche, ya que tuvimos varios días que compensar en el departamento del sexo.
No voy a mentir... esa primera vez fue toda clase de incomodidades al principio. Racionalmente, sabía que la violación de Sela fue hace años y ella claramente había superado sus acostones. No hay dudas de eso en nuestro tiempo juntos, ella estaba entregándose por completo a mí y lo disfrutó tanto como yo. Diablos, solo la forma en que puedo hacerla venir tan duro y rápido es evidencia de que está cómoda conmigo y confía en mí.
Pero aun así... las heridas con costras se abren y comienzan a sangrar, y entonces manejas el cuerpo con cuidado. Lo mismo sucede con las heridas emocionales, y mi instinto fue ser delicado con ella.
Sin embargo, Sela se sentía diferente, y admitiré que su posición tenía sentido. Ella no quería que la acariciara con guantes especiales. Quería sentirse viva y normal.
Quería sentir.
Así que la toqué amablemente. La follé tres veces anoche, tocándola en el proceso. Me recordó la noche que chupó mi pene en la limosina, tragando y buscando más. Esa noche, estábamos furioso por el otro.
Anoche fue lo mismo.
Hoy quería más de lo mismo, y el día siguiente, y el día después de ese.
—Me levanté a las seis —digo mientras alejo la computadora y camino hacia la estufa. Agarro la tetera, abro el fregadero y la lleno con suficiente agua para hacerle una taza de té. Una vez que está calentándose, me giro de regreso hacia Sela. Me observa con una sonrisa suave, mientras se sienta en uno de los banquillos del lado opuesto de la isla.
Mientras su agua se calienta, regreso a la encimera y me inclino sobre ella, la parte inferior de mis brazos presionadas contra el frío granito. —¿Tienes pasaporte?
Ella parpadea hacia mí lentamente, pero asiente. —Hice un semestre en Londres en mi primer año de la universidad.
—¿Ah, sí? —pregunto, impresionado ligeramente de que ella hiciera algo tan fuera de su zona de confort. Llegué a descubrir en solo unos cortos días lo muy jodida que estuvo la existencia de Sela por un largo tiempo, debido a lo que le hicieron—. Eso fue bastante valiente.
Sela me da una sonrisa traviesa y dice—: Salí de mi caparazón con el pasar del tiempo, ¿sabes? Probé cosas nuevas.
—Estoy impresionado.
—Sí, bueno... no es como si hubiese ido de mochilera a las afueras de Kenia o algo —dice en forma autocrítica, y eso me hace reír.
—De acuerdo... entonces empaquemos y tomemos un vuelo fuera de aquí esta noche. Podemos ir a donde quieras. Paris, Vienna, Berlín, Praga.
—¿Hablas en serio? —pregunta, con sus cejas prácticamente tocando el techo.
—Muy, muy serio. Podemos irnos por algunas semanas, solo holgazaneando por Europa si quieres. Alejarnos de toda esta locura y reorganizarnos. O podemos ir a algún sitio tropical si quieres, porque si solo quieres usar un pequeño bikini y nada más, estoy de acuerdo con eso también.
—No puedo simplemente despegar e irme así.
—Diablos, claro que puedes.
—Tengo escuela, Beck. Clases a las que asistir, trabajo que hacer —dice, poniendo los ojos en blanco.
—Retírate de las clases. Suspende un semestre —digo con simpleza. Quiero decir... ¿por qué mierda no?
—¿Solo retirar mis clases? ¿Suspender un semestre? —Su tono es uno de asombro y exasperación conmigo.
—Bien, dos semanas. Pagaré por ello —digo suavemente—. No te quedarás sin dinero.
Espero que eso la moleste (el no tan sutil recordatorio de que pagué por su educación a cambio de que se entregara a mí), pero la haré ver que le pagaría al mundo si pudiera y no esperaría una maldita cosa a cambio.
En lugar de eso, entorna sus ojos hacia mí. —Eres la persona menos impulsiva que conozco. Beck North no solo despierta una mañana y decide volar a Europa. ¿Qué sucede realmente?
Tomando una profunda respiración, me empujo fuera de la encimera y rodeo la isla hasta llegar a su banquillo. Ella se gira hacia mí, sus ojos llenos de preocupación.
Soltando mi respiración, tomo sus manos y las jalo a mi pecho, donde las sostengo fuerte. —Necesito alejarme, Sela. No puedo ir a la oficina porque no puedo arriesgarme a toparme con JT. No sería capaz de contenerme porque todo esto está tan fresco y crudo. Temo a lo que podría hacerle, a nuestro negocio... todo esto... si pierdo el control a su alrededor. Así que quiero irme por un tiempo, serenarnos. Quitarnos la carga. Relajarnos y llegar a conocernos mejor. No sé qué tiene preparado el futuro, pero si JT va a pagar por esto, necesitamos ser organizados. Las cosas se pondrán estresantes, y me gustaría algo de tiempo contigo y lejos de toda esta mierda.
Sus ojos se suavizan y su cabeza se inclina en entendimiento. —No puedo irme dos semanas. Solo puedo saltarme tres clases de cada curso.
—Una semana entonces. —Es mi contraoferta.
—¿A dónde iremos? —pregunta ella.
—A donde quieras. No me importa.
—Entonces, ¿nos iremos esta noche?
—Me iría ahora mismo si pudiéramos, pero desafortunadamente, dos cosas evitan eso. Primero, tengo cita con el investigador después de almuerzo. Voy a contratarlo para que comience a indagar en JT. Y segundo, y probablemente más importante, necesito hacer la lavandería, ya que no me queda ropa interior limpia.
Sela se ríe y me llena de esperanza de que vamos a pasar por esto. Se inclina hacia adelante sobre el taburete, presiona sus pies descalzos hacia abajo en el peldaño, y empuja hacia arriba para llevar su boca a la mía. Solo hay suaves besos y una sonrisa aún más grande en su rostro cuando se retira. —Está bien. Me voy para iniciar la lavandería, luego voy a escribir a mis profesores y hacerles saber las clases a las que voy a faltar. Tú has cualquier trabajo que necesites para conseguir las cosas despejadas.
—¿Así que nos vamos?
—Me gustaría ver a Viena —dice mientras se empuja del taburete. Doy un paso hacia atrás para darle espacio y se desliza más allá de mí, hacia el hervidor de agua, que ahora está hirviendo—. O Praga. Eso sería bueno.
—Voy a conseguir que Linda nos reserve los vuelos y hacer reservaciones de hotel —digo, admirando su culo en unas pequeñas bragas blancas que parecen virginalmente dulces.
Luego camino alrededor del mostrador a mi computadora portátil, y empiezo a poner las cosas en orden.
●●●
Dennis Flaherty se sienta frente a mi escritorio en mi oficina en casa, viéndose nada como lo que yo pensaba que un investigador de mala calidad se vería. Estaba esperando bajo y corpulento con tal vez una camisa hawaiana con manchas de mostaza. Pero es alto y construido sólidamente vistiendo un traje azul marino hecho a medida con un empate amarillo. Su cabello es rojo fuego, pero recortado cerca de su cabeza en un corte estilo militar. La única cosa que noto es un anillo de bodas en su cuarto dedo izquierdo.
—Me estás evaluando —dice Dennis con una sonrisa.
—¿Tan obvio? —pregunto con una sonrisa.
—Me pagan para observar —dice secamente.
—Bien, lo que me estoy preparando para preguntarte que hagas podría cruzar algunas líneas éticas. Necesito cosas sucias. Luces como un asesor financiero, banquero o algo.
Dennis asiente en comprensión. —No dejes que mi amor por los finos trajes de seda italianos te engañe. He tenido un montón de suciedad en mis manos.
Miro más allá de Dennis a la puerta de mi oficina abierta. Sela está nuestra habitación empacando. Le pregunté si quería a sentarse en esta reunión, pero ella solo movió la cabeza y dijo—: Preferiría no hacerlo. Conozco en detalle minucioso sobre lo que vas a estar hablando con él. Voy a dejarte tomar esto por el equipo.
Equipo.
Me gustó el sonido de eso.
—Quiero investigar a mi socio, Jonathon Townsend. ¿Supongo que has hecho una investigación de fondo sobre mí?
—Lo hice. De tu socio también. Un interesante negocio que tienes.
—Bueno, quiero el negocio para mí y parece que no puedo desalojarlo. Necesito algo que lo convenza de irse.
—¿Hasta dónde quiere ir con esto?
—Todo el camino no es lo suficientemente lejos —digo suavemente—. No me importa lo que cueste o lo que se tarde en conseguirme en lo que necesito.
—Es personal para usted —señala Dennis mientras saca su teléfono de su bolsillo interior de su pecho. Veo como golpea un par de veces, probablemente abriendo una app o algo, entonces sus pulgares corren a través de la pantalla mientras escribe.
—Solo hago algunas notas —dice sin mirarme hacia arriba—. Necesito saber por qué es personal así sé en qué dirección quiere que busque.
Su cara se inclina hacia arriba y me sujeta con una mirada directa. Sé que él tiene que saber esto, porque quiero que también busque a hermanos de la fraternidad como posibles sospechosos, pero todavía quema tener a alguien que sepa por lo Sela pasó. Pero tengo su permiso para divulgar esta sordidez y él vino muy recomendable, por lo que seguí adelante.
—Hace diez años, tres hombres violaron a mi novia —digo, y Dennis hace un sonido de un disgusto profundo en su garganta—. Ella estaba drogada y no pudo identificar a sus agresores, pero recordaba pequeños pedazos y trozos. Uno era un tatuaje distintivo de un ave fénix rojo en una de las costillas de sus agresores.
—Después vio ese tatuaje y fue capaz de identificarlo —supone Dennis, su rostro ahora sumergido otra vez así puede escribir en su teléfono.
—Pertenece a mi socio, JT... también conocido como Jonathon Townsend —digo, y cabeza de Dennis vuela hacia arriba, sus ojos abiertos con sorpresa.
—¿Usted está jodidamente bromeando? —prácticamente se ahoga.
—Desearía estarlo —respondo ceñudo—. Pero era él y una de las cosas que quiero usted haga es buscar a uno de los otros sospechosos que tenía un tatuaje a juego en su muñeca. Pertenece a un exclusivo grupo de hermanos de la fraternidad.
—Necesitaré un dibujo o algo para guiarme —dice Dennis, aun escribiendo.
—No es necesario. Tengo uno a juego en la parte posterior de mi hombro.
Una vez más, la cabeza de Dennis se inclina hacia arriba, pero esta vez sus ojos están enfadados. —¿Qué coño está pasando aquí?
—Yo estaba en la misma fraternidad que JT, pero tres años detrás de él. Todavía en la preparatoria cuando ocurrió la violación, así que puede quitar esa mirada de su cara. No estoy seguro de que el tatuaje tenga algo que ver con la violación, pero claramente hubo al menos dos de mis hermanos de fraternidad que estaban allí. Quiero que trate de identificar por lo menos uno de los otros por el tatuaje en la muñeca. Sela no recuerda nada además de que era moreno y tenía el cabello oscuro.
Y que violó su culo, pero no le digo eso.
—Entendido —dice—. ¿Qué otra cosa?
—Quiero escarbar profundo en JT. Averiguar en qué porquería está involucrado fuera de la empresa. Sé que se droga y todavía pone algo en las bebidas de las mujeres para violarlas, así que supongo que está profundo en alguna mierda sucia. Quiero cualquier cosa que pueda usar para arruinarlo.
—¿Por qué no solo reporta la violación a la policía? —pregunta de Dennis.
—Sela lo está considerando, pero teme que su memoria sea demasiado irregular para que puedan investigarlo. También con miedo de que no continúen con los otros. Nos gustaría ver si podemos averiguar las identidades de los otros primero y si hay cualquier otra suciedad en JT. La policía es un último recurso.
—¿Cuándo quieres que empiece? —pregunta, revisando su teléfono... probablemente su calendario.
—El minuto en que salgas por esa puerta. Y lo quiero exclusivamente en esto. Rechace su otro trabajo o asistente —digo firmemente.
—Eso le costará demasiado —advierte.
Abro mi cajón del medio y saco mi chequera. Quema como ácido profundo en mi tripa sabiendo que comparto ADN con el monstruo de mi medio hermano, y voy a hacer todo lo necesario para hacerlo sufrir. Es buena cosa que soy jodidamente rico y gastaría cada centavo que tengo para ayudar a Sela. Después de hacer un cheque, pongo mi firma en la línea de abajo y se lo paso a través del escritorio. —Hay un cheque en blanco. Rellene la cantidad.
Mi movimiento no parece sorprender a Dennis, pero toma el cheque y lo mete en su bolsillo.
Levantándose de su silla, golpea un dedo en su teléfono y dice—: Déjame tener una foto de ese tatuaje.
Tiro de mi camiseta hacia arriba y encima de mi cabeza, me giro para darle la espalda a Dennis. Oigo el sonido de tomar fotos antes de que él diga—: Lo tengo. Deme dos horas para despejar mi agenda y soy todo suyo hasta que encontremos lo que necesitamos.
—Buen trato —digo con una sonrisa aliviada después de tiro de mi camiseta hacia abajo. Extendiendo una mano a él y él le da un movimiento firme.
Tengo a Dennis que cavando profundo, una semana lejos de la oficina y una hermosa chica que quiere recorrer Europa conmigo. Por primera vez en días, siento que puedo respirar.


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Mensaje por Yani Jue 15 Ago - 13:59

Bueno, esta historia no para de dar giros, así que Beck y JT son hermanos!!!! Pienso, si JT violó a Caroline también entonces violó a su hermana... será que fue otro el que violó a Caroline? JT no sabe que son hermanos...

Y ahora Beck se centra más en su negocio, quiere pruebas más para quedarse con la empresa que para mandarlo a la cárcel por lo de Sela.

Gracias!


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Mensaje por berny_girl Jue 15 Ago - 18:03

CAPITULO 11

Sale
Golpeo suavemente mi cuchara contra la cáscara del huevo pasado por agua, que está en una taza de porcelana blanca. Cuando lo pusieron ante mí, no tenía ni idea de qué hacer con él. Miré a Beck a través de la mesa, que miró los suyos sospechosamente. La camarera, sin embargo, no era inmune a nuestro aspecto indefenso y claramente había tratado con su parte de turistas estadounidenses ignorantes, y le enseñó a Beck cómo golpear el cuarto superior del caparazón y girarlo para poder sacar el huevo de adentro.
Estamos sentados en la mesa de una ventana codiciada en el Café Schwarzenberg, uno de los primeros cafés vieneses verdaderos, que fue construido en 1861. Perdimos nuestro vuelo de conexión de Zurich a Viena, lo que precipitó un retraso de cuatro horas por lo que tuvimos que pasar el rato en el aeropuerto, solo para descubrir que cuando llegamos al Grand Hotel Wein esta mañana temprano nuestra habitación no estaba lista. Aparentemente, algún jeque árabe también se hospedaba en el hotel y nuestra habitación había sido confiada por error a uno de sus guardias de seguridad.
Nos aseguraron que prepararían otra habitación para nosotros inmediatamente y sugirieron que desayunáramos en el Café Schwarzenberg, que estaba justo al final de Kärntner Ring. No creía la historia del jeque, pero justo cuando estábamos saliendo por la puerta doble de la entrada, nos quedamos asombrados al ver cómo unos veinte reporteros salían de las sillas alrededor del vestíbulo y corrían hacia el banco de ascensores. Efectivamente, un hombre vestido con todo el estilo de Lawrence de Arabia salió rodeado de cinco guardaespaldas vestidos con trajes negros, gafas de sol negras y micrófonos en sus oídos. Se abrieron paso a través de la multitud y Beck me tomó del codo, tirando de mí hacia atrás para darles paso. El jeque salió por la puerta y entró en un auto negro sin matrícula que lo esperaba, con dos autos idénticos detrás que llevaban a sus guardaespaldas.
Con un fuerte golpe contra mi huevo, causa que un pedazo de cáscara caiga sobre la mesa, soplo la parte superior de mi huevo, haciendo que la yema amarilla se filtre por todo el lugar. Doy un suspiro de descontento cuando Beck se ríe de mí y aleja la taza con el huevo. En su lugar, saco un croissant del lateral del plato y tomo un pedazo.
Y oh Dios… no estoy segura de que haya probado alguna vez algo más delicioso. Reprimo un gemido y pongo una pieza más grande entre mis labios antes de masticarla lentamente para poder saborearla.
—¿Qué crees que deberíamos hacer hoy? —pregunta Beck mientras toma la pequeña cuchara de huevo y saca parte de la carne blanca cubierta de yema caliente del interior de la cáscara.
—Estoy cansada como el infierno —digo después de tragar, y luego lo acentúo con un bostezo—. Pero estoy emocionada de salir y explorar. Tal vez solo caminar por la ciudad un poco. Una siesta por la tarde para que podamos ajustar nuestros relojes internos.
—Definitivamente deberíamos tomarlo con calma hoy —dice Beck asintiendo, y toma otro pedazo de huevo perfecto de su caparazón agrietado—. Nos has reservado completamente con cosas durante los próximos cuatro días, así que este podría ser nuestro único día para relajarnos.
Es verdad. Tomé una guía sobre Viena en el aeropuerto de San Francisco y estoy tratando de ver todo lo que pueda. Vamos a recorrer los palacios imperiales de Hofburg y Schönbrunn; ver actuar a los caballos Lipizzan, de fama mundial en la Escuela de Equitación de Invierno de Spanische Hofreitschule; y disfrutar de una actuación en la famosa Ópera Estatal de Viena.
Tenemos el conserje tratando de conseguirnos entradas para la actuación del Coro de Niños de Viena para mañana en la noche en la Capilla Hofburg en el Palacio Imperial, y tengo la intención de atiborrarme de una arquitectura deslumbrante dondequiera que caminemos, Wiener schnitzel y café vienés en el medio. Porque este café, bajo mi croissant para tomar un sorbo de la cremosa y dulce bondad, es jodidamente increíble. Podría tomar esto en lugar de té si pudiera encontrar la manera de hacerlo cuando volvamos a casa.
—Gracias por hacer esto —dice Beck mientras deja la cuchara y recoge su café. Fue con el negro regular.
Le sonrío desde el borde de mi taza. —Como si fuera tan difícil aceptar una oferta para viajar a Europa contigo.
—Tenías obligaciones escolares —señala.
—Todavía las tendré cuando regrese —digo con total naturalidad—. Pero tenías razón… necesitabas un descanso de la locura que puse en tu puerta.
—También necesitabas un descanso, Sela. Tenemos que andar con cuidado cuando vayamos tras JT, así que necesitamos nuestra inteligencia.
—¿Crees que Dennis encontrará algo? —pregunto antes de tomar otro sorbo. Beck me había informado sobre su reunión y en este momento, supuestamente estaba investigando la vida de JT.
—Te garantizo que hay algo —gruñe él con odio hacia su compañero—. Su alma es negra.
—Lamento que esto te lastime —digo en voz baja antes de bajar mi taza—. Especialmente desde que es… ya sabes… tu hermano y todo.
—Oye —dice Beck mientras baja el café para que su mano pueda tomar la mía. La aprieta y mis ojos se elevan hacia él—. No es mi hermano. Podemos compartir el ADN de mi padre, pero está muerto para mí. No te preocupes por mis sentimientos en ese asunto, porque los únicos que tengo ahora son asco y odio hacia él.
—Aun así —digo mientras mi cabeza gira a la izquierda y miro hacia la acera, que cada vez está más ocupada a medida que avanza la mañana—. Probablemente hubieras estado mejor sin saber esto. Ya sabes… la dulzura de la ignorancia y todo eso.
—Prefiero tenerte, incluso si es con eso —asegura—. Lo vales.
Sonrío, tratando de evitar el escozor en mis ojos causado por sus palabras. —Por cierto, ¿cómo es que están relacionados y tú lo sabes, pero él no?
Tengo curiosidad sobre eso, así como sobre otras cosas que no hemos podido discutir. Un avión no es un lugar muy propicio para hablar de detalles tan sórdidos.
Beck me suelta la mano y vuelve a tomar su café. Toma un sorbo y traga con una mueca. —Mis padres y los padres de JT han sido amigos mucho antes de que fuéramos concebidos. Cuando yo tenía nueve años, estaba jugando en la oficina de mi padre, debajo de su escritorio. Tenían una cena elegante y estaba aburrido. De todos modos, vinieron mi papá y la madre de JT y no salí de mi escondite. Sabía que mi padre estaría enojado por encontrarme allí. Así que me escondí debajo de ese escritorio mientras él la follaba al otro lado, y luego, escuché mientras hablaban sobre JT.
Mi mano se levanta involuntariamente para cubrir mi boca en estado de shock. Era solo un niño… escuchando eso. ¿Siquiera entendía lo que estaban haciendo?
—¿Qué dijeron? —susurré.
—Su madre le estaba diciendo a mi papá que JT estaba metido en problemas en la escuela. Al principio no estaba prestando atención porque acababan de tener relaciones sexuales a metro y medio de mí y no estaba seguro de qué demonios era eso.
No puedo evitar el bufido que sale, pero luego aclaro mi garganta y lo miro con ojos serios.
—De todos modos, comenzaron a pelear por JT. Mi padre sugirió mudarlo a otra escuela, y su madre no quería eso, y luego papá se enojó mucho y dijo: “Bueno… él es mi hijo, así que debería poder decir algo sobre eso”.
—Oh Dios mío.
—¿Cierto? De repente comencé a prestar atención a lo que estaban diciendo. Siguieron discutiendo sobre el papel de mi padre en la vida de JT, y estaba claro que el padre de JT, el hombre que lo crio, no tenía idea de que no era su hijo. Estaba claro que nadie lo sabía, excepto esos dos.
—¿Así que has mantenido este secreto desde entonces? —pregunto, asombrada de que alguien tan joven pueda llevar un peso tan terrible.
Beck niega. —Le dije a mi padre que sabía hace unos años. Habíamos entrado en una discusión sobre Caroline, en realidad. Cuán lejos iría mi familia para guardar sus preciosos secretos. Me enojé y simplemente lo confronté al respecto.
—¿Lo negó?
—No —dice Beck con una sonrisa irónica—. Pero me indicó que debía olvidarme de eso y no volver a mencionarlo.
Observo mientras Beck toma otro sorbo de su café, juguetea con el extremo de su croissant. Respiro y comparto algo que he tenido en mente. —Lo lejos que tu familia iría para guardar secretos. Una discusión sobre Caroline. Estaban hablando de su violación, ¿verdad?
Los ojos de Beck se deslizan hacia los míos y están llenos de dolor e ira. —Mis padres no querían que Caroline denunciara su violación a la policía. No querían el escrutinio público.
—Pero los nombres de las víctimas de violación se mantienen en secreto —digo en defensa de Caroline. Lo dé por experiencia personal.
Con una mueca, Beck dice—: Trata de decírselo a ellos. No querían arriesgarse.
—¿Entonces qué pasó?
—Llevé a Caroline a la estación de policía y la apoyé mientras lo informaba —dice en voz baja—. Mis padres nunca lo reconocieron, se negaron a apoyarla y, como puedes imaginar, eso es lo que alejó a Caroline. No ha hablado con ellos desde entonces.
—Eso es horrible —digo con disgusto—. Lo siento, pero tus padres suenan como personas horribles.
—Lo son —acuerda con una sonrisa triste—. No se parecen en nada a tus padres. Te apoyaron todo el tiempo, ¿verdad?
Bajo los ojos a mi taza de café y recordando con cariño su manejo casi perfecto de una hija brutalizada. Indignados por lo que me sucedió, reconociendo que no hice nada malo, aunque me resistía a creerlo, me dieron protección para hacerme sentir segura, y un ambiente abierto y honesto en el que pudiera procesar mis sentimientos.
—Fueron increíbles. —Es todo lo que puedo decirle a Beck sobre ellos.
—Bueno, mis padres no valen la pena y Caroline está feliz de deshacerse de ellos.
—Si no te importa, ¿podrías decirme qué le pasó a Caroline? La experiencia también te ha afectado, dado que entiendes mejor por lo que pasé, pero me gustaría saber qué sucedió exactamente.
Beck se inclina hacia adelante y pone sus codos sobre la mesa. Sus ojos son claros con honestidad, pero no menos nublados por el dolor. —No creo que le importe que te lo diga. Puede ser bueno que ustedes dos hablen.
Asiento rápidamente porque me siento mal porque Caroline no tuviera el apoyo que necesitaba.
—Sucedió hace casi cinco años para esta temporada del año. Mis padres estaban teniendo su fiesta anual de navidad, y ambos asistíamos como niños obedientes. Caroline acababa de cumplir veinte el mes anterior.
Extiendo una mano, hago un cálculo mental con los dedos y digo—: Entonces Caroline es un año más joven que yo.
Beck asiente. —Salimos de la fiesta después de unas pocas horas, pero Caroline estaba borracha, porque esa es realmente la única forma de superar a mis padres. Este tipo que ella había traído como cita la llevó a su casa así que pensé que estaría bien, ¿sabes?
Su voz adquirió un tono lleno de culpa, lo cual hace que mi mano salga volando para tomar la suya. Aprieto fuerte… dolorosamente duro hasta que sus ojos se centran en mí. —No lo hagas. Ni siquiera vayas allí. No podrías haberlo sabido y podría haber sucedido en cualquier parte.
Sin reconocer mis palabras, pero dándome un apretón de regreso, lo que hace que mi agarre se afloje un poco, continúa:
—Ella realmente no recuerda mucho. No recuerda el camino a casa, ni a su apartamento. Solo que se despertó a la mañana siguiente, y ella… bueno, podría decir que tuvo sexo duro y que no se usó protección. Tenía moretones en su garganta y muñecas, por todas sus piernas y estaba sangrando en medio… bueno, ya sabes.
—Dios… lo siento tanto —susurro.
—Me llamó justo en ese momento y fui a su apartamento —dice Beck, sacando su mano de la mía así puede tomar otro sorbo de café—. Su memoria estaba a trozos, estaba borracha, y no estaba segura que fuera consensual. Se sintió…
—Responsable —proporciono automáticamente.
—Sí… se culpó a sí misma. Pero dada su condición, tampoco creo que fuera consensual y fui directo al punto y le pregunté a Caroline si ella era del tipo de rendirse en la primera cita.
—¿Esa era la primera vez que había estado con un tipo?
—Michael Schaefer es su nombre. Ella lo había conocido en la escuela. Era exactamente el tipo opuesto de chico que mis padres aprobarían, lo cual es exactamente el porqué lo llevó.
Mi recuerdo de haber visto el archivo en la oficina de Beck mientras estaba buscando se estrelló contra mí. Tenía investigación Schaefer en la pestaña. —¿Fue arrestado?
—Ella no quiso reportarlo en un principio porque no estaba cien por ciento segura que fuera una violación. Ella no quería arruinarlo si fue consensual, pero la presioné. Ella quería tomar una ducha, limpiarse, pero no la dejaría. Fue horrible, saber lo que le sucedió y discutir con ella para mantener el semen de ese cabrón dentro de ella para que pudiéramos ir a la policía.
No puedo controlar la repentina ola de lágrimas que llena mis ojos. Sé exactamente lo que se siente tener el semen de tu violador sobre ti, y es lo más desagradable que puedas imaginar. Incluso ahora, la náusea agita mi estómago, amenazando con regresar mi café vienés.
—¿Qué le hizo cambiar de opinión? —pregunto mientras parpadeo apresuradamente.
—Sentí la necesidad de involucrar a nuestros padres, con la esperanza de que la ayudaran a alentarla a denunciarlo —dice con una risa desdeñosa.
Y sé lo que va a decir, así que lo digo en su lugar con todo el disgusto que puedo reunir—: Déjame adivinar… ellos hicieron lo opuesto. Le dijeron que no lo reportara porque le traería vergüenza a la familia. La hicieron sentirse jodidamente avergonzada, ¿verdad?
—Síp —dice Beck mientras me señala con un dedo y asiente—. Pero eso solo va a demostrarte que ellos no conocen a su hija. Caroline lo tomó como un reto, y en realidad enderezó su espíritu. Ella y yo siempre nos unimos contra nuestros padres, así que en el minuto en que ellos fijaron su posición opuesta a mí, ella estaba lista para reportarlo.
—¿Qué sucedió?
—Atraparon a Michael Schaefer y lo entrevistaron. Lo negó, sosteniendo que él la dejó en su apartamento. Él no la encaminó a su puerta… solo la dejó enfrente y luego se alejó.
—Un real caballero —murmuro.
—Es por eso que ella lo eligió para la fiesta de mis padres. Él era de clase baja. Pero no un violador.
Mis cejas se alzaron. No estaba esperando eso. —¿No lo era?
—Donó voluntariamente su ADN y lo eximieron.
—¿Entonces alguien la tomó en su apartamento?
Beck asiente, sus labios planos y sus ojos brillando con amenaza. —Suponemos que fue emboscada.
—Eso es horrible. Yo… ni siquiera sé que decir.
Él no responde, pero arranca un pedazo de croissant y lo mordisquea.
»Así que es por eso que Caroline no tiene nada que ver con tus padres —continúo—. No le creyeron; la hicieron sentirse avergonzada, y ella los cortó.
—En parte —dice Beck, partiendo otro pedazo de croissant. Me hace un ademán con su mano mientras me dice—: Pero tiene más que ver con el hecho de que una vez que Caroline descubrió que estaba embarazada, querían que abortara.
Ante esto, mi mandíbula se abre con asombro. —¿Ally… fue concebida por la violación?
—Sí —dice él, y sus ojos se suavizan ante la sola mención de ella—. Caroline rechazó una píldora del día siguiente en el hospital. Ella no iba a arriesgarse a matar una vida si estaba embarazada. Mis padres se volvieron locos cuando se enteraron. Realmente intentaron forzarla a abortar a su propia hija, pero Caroline nunca, nunca haría eso. Estaban desperdiciando sus energías y alegando que Caroline desaparecería para siempre de sus vidas.
—Tus padres son una mierda absoluta, Beck. Lamento decir eso, pero realmente lo son.
—Estoy de acuerdo —dice con una sonrisa torcida—. Y espero que entiendas un poco por qué eso me hace de la forma que soy. Por qué me puse así cuando pensé que me estabas mintiendo. Cuando te encontré en mi oficina. Odio el engaño, a los mentirosos. Si no es mi padre el que oculta su paternidad de JT, son ambos los que avergüenzan a Caroline por haber sido violada y quieren mantenerlo en secreto. Es solo… no puedo soportarlo.
Mis ojos vuelven a la calle brevemente y de vuelta a él. —Lo entiendo. Entiendo por qué hiciste lo que hiciste.
—Todavía lo siento mucho —dice.
—Ya pasó. —Sonrío—. Entonces, ¿supongo que el violador de Caroline nunca fue atrapado?
Negando, Beck se reclina en su silla. —No. La policía verificó videos de vigilancia en el área, pero no había nada que le permitiera ver su apartamento directamente. Se podía ver a Michael Schaefer dejándola en el estacionamiento y yéndose, pero ningún ángulo proporcionaba una clara toma de la puerta de su apartamento. Tampoco había testigos. El ADN no coincidía con ningún delincuente conocido.
Mis dedos juegan con el croissant, pero no como más. En vez de eso, pongo mis manos en mi regazo y me inclino un poco más sobre la mesa. —Beck… ¿le dirás a Caroline lo qué me sucedió? Quiero que sepa que no está sola en lo que se siente al no saber, y que tal vez es aún peor saberlo. Quiero que ella pueda hablar conmigo si quiere.
La sonrisa de Beck ilumina su rostro y se inclina hacia adelante, incluso más que yo, se levanta de su asiento, y coloca sus labios suavemente contra los míos antes de decir—: Caroline te adora, y estoy seguro de que se sentiría muy consolada compartir esto contigo. Eres increíble, Sela.
Mi suspiro se extiende por sus labios antes de presionarlos y aceptar el beso que había estado rondando allí. Cuando nos separamos, digo:
—Gracias por compartir eso conmigo.
—Compartiré todo contigo a partir de ahora —asegura—. Y harás lo mismo conmigo.
—Entonces lo haré. Todo.


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