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Lectura #3 Nick - Simone Carter

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Mensaje por yiniva Vie 3 Mayo - 10:08

CAPÍTULO 9


No iré. —Darcy apretó sus labios y cruzó sus brazos.
—Darcy, tienes que ir. Es la única forma de protegerte.
—¿Quieres arrastrarme a alguna cabaña en el bosque y mantenerme ahí por Dios sabe cuánto tiempo? No lo creo.
Un ceño frustrado arruinó los hermosos rasgos de Nick.
 
—Mira, ¿quieres morir?
 
Su franca declaración fue como un golpe en el estómago, y sus mejillas palidecieron.
—Porque eso es exactamente lo que podría pasar si te quedas aquí. Y no solo tú. Estás poniendo a Nora y a Natalie en peligro también. Son policías. Morirían tratando de protegerte, y lo sabes.
Darcy lo sabía. Las gemelas habían jurado mantenerla a salvo, pero sabía que era un peligro para la salud de ellas. Tragó un gordo bulto que había crecido en su garganta.
Nick se arrodilló frente a ella y puso sus manos en sus rodillas.
 
—Darcy, no será para siempre. Solo hasta que arrestemos a Pasquale. La cabaña solo está a unas cuantas horas al norte de aquí. Nadie sabrá donde estamos. Solo mi capitán y mi familia.
Darcy no quería poner en peligro a las gemelas. No tenía un trabajo, así que en realidad no había razón para no ir. Pero la idea de estar a solas con Nick por días… y noches… solo ellos dos… bueno, la sola idea hizo que su aliento quedara atrapado en su garganta. Era demasiado apuesto, demasiado macho.
Y estaba demasiado privada de sexo para resistirse; admitió para sí misma.
Había estado sin un hombre por demasiado tiempo.
 
Por supuesto, Nick no había mostrado un interés en ella además de profesional. ¿Qué la hizo pensar que se sentía atraído sexualmente por ella?
Darcy nunca se había considerado una cobarde, pero estaba empezando a darse cuenta de que era una cobarde. Era natural estar preocupada sobre Pasquale, pensó, pero ¿por qué estaba tan asustada de estar a solas con un hombre que la había tratado con nada más que respeto? Un hombre que era un detective de la policía.
—No puedes estar lejos del trabajo, ¿verdad?
 
—Tengo algunos días de vacaciones. Iba a ir a la cabaña de todos modos. Ya lo he hablado con mi capitán. No hay problema.
Darcy cerró sus ojos y luchó una silenciosa batalla. Ella no quería irse de Chicago; nunca había pasado mucho tiempo en el bosque. Le gustaba ser capaz de salir en cualquier momento por café o que le arreglaran las uñas. Le gustaba ir de compras, salir a comer e ir a bailar. Adoraba su casa, amaba la cercanía con Sophie, y amaba su vida, al menos cuando tenía un ingreso además del subsidio de desempleo. ¿Podría soportar dejarlo todo atrás?
Sin embargo, aún más apremiante… ¿podría soportar ser responsable por la vida de Nora o Natalie? Las dos mujeres no habían sido más que amables con ella. La habían acogido en su casa, habían reído y llorado con ella mientras miraban películas juntas, se habían ofrecido a protegerla. Independientemente de sus propias razones egoístas para evitar a Pasquale, ¿tenía el derecho de poner en peligro la vida de estas dos hermanas?
No. No podía ponerlas en esa posición. Realmente no tenía otra opción. Tenía que irse lejos para mantener a salvo a Nora y a Natalie.
Sus hombros se desplomaron, y una expresión de derrota apareció en su rostro.
—Está bien. Iré.
 
Estaban de camino antes de las cuatro de la tarde. Una vez que la decisión había sido hecha, no perdieron tiempo. Una vez más, Darcy empacó para salir a la carretera. Hicieron una rápida visita a su casa, revisaron la ventana reparada, y volvió a empacar. A continuación, hicieron una parada en la casa de Nick. Notó el ambiente minimalista mientras esperaba en su sala de estar simplemente decorada en blanco y negro mientras empacaba. Era tan diferente de su propia y acogedora casa. Sus únicas decoraciones eran unas cuentas impresiones en blanco y negro sobre en las paredes, mientras que ella tenía habitaciones repletas de piezas eclécticas y coloridas.
Sin embargo, había algo sexy sobre las elegantes y limpias líneas que Nick había elegido. Era frío pero sofisticado. Incluso si su cocina se veía como si nunca hubiera sido utilizada. Le recordó a él, vestido en sus trajes oscuros hechos a la medida y flamantes camisas blancas.
—Sírvete una bebida del refrigerador —gritó él desde la habitación.
 
Darcy entró a la cocina y abrió el refrigerador. No había mucha comida, básicamente solo salsa de tomate, mostaza y un galón de leche de aspecto sospechoso, pero había suficientes bebidas para escoger. Soda, agua, cerveza, todas estaban ahí. Darcy agarró una soda y la abrió.
—Tomaré una de esas, también —habló Nick detrás de ella, y se giró para enfrentarlo.
No estaba preparada para la transformación. Lejos se había ido el serio y reticente detective. Sin traje, sin corbata, sin camisa blanca. En su lugar, miró a un apuesto tipo musculoso, vestido en pantalones de mezclillas ajustados y desgastados, una camiseta azul ceñida y una simple camisa de franela a cuadros azul y negra colgando sobre la camiseta. Sus pies ya no estaban cubiertos con zapatos negros de vestir, sino que usaba botas para escalar de cuero negro.
Se veía como un modelo que había salido de un catálogo de LL Bean7. Se veía más joven, más relajado y natural. Era sorprendentemente sexy en su traje, pero de alguna manera, se veía incluso más atractivo en ropa casual. Sintió que su aliento quedaba atrapado en su garganta, un estremecimiento bajó por su espalda.
Él la miró con curiosidad y ella intentó disimular sus hambrientas hormonas.
Dejó que su mano volara a su pecho y dijo:
 
—Me sorprendiste.
 
—Lo lamento. No quise hacerlo. —Su voz era brusca, pero su sonrisa suavizó su tono—. Estoy listo para irnos si tú lo estás.
 
Dos horas y media más tarde, Nick se estacionó en una tienda de comestibles en una pequeña ciudad al noroeste de Wisconsin. Estaban aproximadamente a media hora de Eau Claire, en una zona boscosa y montañosa. El sol estaba deslizándose detrás de las colinas, un pálido crepúsculo filtrándose a través del aire.
 
 
7 LL Bean: empresa de venta por correspondencia, ventas por internet y al detalle. Especializada en vestuario y equipamiento recreativo en exteriores.


Darcy estaba sorprendida por lo agradable que había sido el viaje. Habían conducido en silencio, suave música country sonando en la radio. Estaba sorprendida que les gustara la misma estación. Nick habló sobre la cabaña, que en realidad pertenecía a la familia, pero él era el único que la usaba en su mayoría. Por lo que le dijo, la cabaña había estado en su familia por tres generaciones. Era aislada y estaba ubicada en las colinas sobre un pequeño lago. Según Nick, era uno de los lugares más hermosos del mundo.
Su voz se calentó mientras hablaba de la cabaña. Amaba el lugar, podía verlo.
 
—Sin embargo, está bastante lejos de la tienda —admitió—. Ese es el por qué necesitamos abastecernos de lo básico antes de llegar ahí.
Darcy salió del SUV y se estiró. Solo se habían detenido una vez en el camino para poner gasolina y usar el baño.
Se sintió extraño estar en la tienda de comestibles comprando comida con Nick. Definitivamente tenían gustos diferentes. No pasó mucho tiempo antes que Darcy decidiera tomar su propio carrito y comenzara a llenarlo con sus elecciones.
Por cada pizza congelada puesta en su carrito, ella seleccionó carne fresca. Cada vez que él añadía una bolsa de patatas, ella añadió productos frescos. Para cuando colocó una barra de pan francés en su carrito, él estaba ampliamente sonriendo.
—Espero que te guste cocinar —dijo.
 
—Me gusta comer; por lo tanto, cocino. —Inclinó su cabeza hacia él, un brillo en sus ojos.
—Bueno, me gusta comer, pero no me gusta cocinar. Por lo tanto —Sonrió malignamente—, uso el microondas.
—Veremos la comida de quién se come más.
 
—Acepto. —Estiró su brazo para estrechar su mano y cuando sus palmas encontraron, Darcy sintió un estremecimiento a través de ella y luego un destello de calor se acumuló rápidamente. Empezó en las yemas de sus dedos y ardió a través de su brazo directamente hacia sus mejillas, desviándose hacia sus partes femeninas. Le dio a su mano una breve sacudida y trató de alejar la suya, pero él la apretó en la suya y la mantuvo.
Darcy levantó la mirada, y se estrelló con la suya. Por largo tiempo y congelado momento en el tiempo, estuvieran parados ahí, manos estrechadas, su corazón saltando erráticamente. Su respiración revoloteó en su garganta, sin alcanzar sus pulmones.
 
Finalmente logró remover su mano de la suya y giró rápidamente hacia su carrito de compras. ¿Qué acaba de pasar? No había sentido una sobrecarga como esa en… bueno, no pudo recordar la última vez.
—No sé para cuántos días necesitamos comprar —murmuró ella, escaneando el contenido de su carrito.
—Compraremos lo suficiente. Más vale prevenir que lamentar.
 
Más vale prevenir que lamentar, repitió silenciosamente sus palabras. Buen consejo          en más de un sentido.


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Mensaje por yiniva Vie 3 Mayo - 10:10

CAPÍTULO 10


El sol se había puesto completamente cuando llegaron a la cabaña. Pudo apreciar la estructura de madera con un amplio porche delantero y muchas ventanas, pero eso era todo. Nick estacionó el auto cerca de la
casa y se apresuró a abrir la puerta principal, encendiendo la luz del porche antes de regresar y empezar a descargar el auto. Darcy agarró un par de bolsas de compras y se unió a él adentro.
Esta no era la cabaña rústica que había esperado. La sala de estar corría a lo largo de la casa y tenía una pared completa de cristal en un extremo. Una chimenea de rocas de ríos se extendía sobre una pared, y muebles acogedores estaban esparcidos alrededor. Las paredes, los pisos, y los techos estaban construidos de madera con un rico y cálido acabado, y aquí y allá suaves alfombras hacían charcos de color.
—Vaya. ¿Esto es una cabaña? —Darcy miró alrededor apreciativamente mientras se movía a colocar las bolsas que ella cargó a la isla de granito—. Es mas como una mansión.
Nick rio.
 
—Difícilmente. Pero cuando hay muchas personas en una familia, y la mayoría son hombres buenos con las herramientas, puedes hacer algo bastante especial.
—Efectivamente. —Fue todo lo que susurró, todavía adsorbiendo lo espacioso del lugar.
—Guardemos estos comestibles y te daré un recorrido.
 
—Me parece bien. —Se giró y regresó al auto para recuperar la caja de Warlock y una maleta. Un viaje más por lo último de los comestibles y habían terminado de traer las cosas, y luego Darcy se giró para guardar las provisiones. Nick ayudó, señalando a dónde iban las cosas mientras guardaba sus compras. No pudo evitar notar la alacena bien abastecida llena con comida y alimentos enlatados.
—Mi madre y las chicas se aseguran de mantener la casa abastecida —confesó Nick—. Bien, ahora te mostraré dónde puedes dormir.
Tomaron sus maleas y subieron las escaleras con su hermosa baranda de ramas y aterrizaron en un gran y espacioso loft con cuatro sofá-cama esparcidos alrededor. Se apoyó en la baranda y admiró la vista abierta del piso de abajo.
Nick esperó un momento y luego giró hacia la izquierda y abrió la puerta de una habitación al final.
—Aquí es donde te quedarás —informó.
 
—Es hermoso —exclamó Darcy. Los ojos de Nick brillaron.
—Sabía que te gustaría.
 
—Me encanta. —Giró alrededor mientras observaba la cama de latón, el colorido edredón de retazos, y una pequeña silla mecedora de madera en una esquina. Al parecer, a Warlock, también le gustaba, pensó mientras observaba a su gato girar en círculos antes de acostarse en el medio de la cama.
—Estoy al otro lado del loft —dijo—. Si me necesitas durante la noche, solo grita.
No, no, de ninguna manera. No lo necesitaría durante la noche. Eso era demasiado riesgoso.
—Vamos, te mostraré el sótano y después podremos buscar algo para comer.
 
Darcy lo siguió escaleras abajo y vio un sótano terminado que incluía una mesa de billar, otra habitación y baño enormes. Vaya, su pequeña casa podría caber en la mitad de este sótano.
Darcy todavía estaba sorprendida cuando regresaron a la cocina. No podía creer la belleza de la cabaña. Se sintió agradable, en paz, cálida y segura. Sin embargo, no debía bajar su guardia. Había mucho en riesgo.
—¿Qué te parece un sándwich de queso a la parrilla y algo de sopa? — preguntó Nick—. Puedo preparar eso.
—Tan cansada como estoy esta noche, acepto. —Movió su trenza sobre su hombro y sonrió irónicamente—. Haré el desayuno en la mañana.
—¿Eso es una promesa? —preguntó.
 
—Lo prometo.
 
—Tenemos un trato. —Sonrió cálidamente y comenzó a silbar cuando empezó a poner mantequilla el pan. Notó con asombro que el tono que estaba silbando era Can’t Help Falling in Love with You.
 
Después que terminaron de comer, una incómoda sensación cayó sobre Darcy. Ellos, básicamente, iban a vivir juntos por al menos unos cuantos días y apenas lo conocía. Todo lo que realmente sabía era que le gustaba lo que veía. Nick era grande, fuerte y caliente como el infierno. Estar aislada aquí con él iba a ser… bueno… desafiante.
Darcy llevó los tazones de su sopa al fregadero y los enjuagó antes de meterlos en el lavavajillas. Sin embargo, tenía que admitir que estaba más intrigada por su aspecto. Él era dedicado a su trabajo, devoto a su familia. Y, ella suspiró, a Warlock le agradaba. Warlock había sido conocido por arañar la mejilla de las citas de Darcy que no aprobaba. Pero aceptó a Nick sin preguntas. Sabía que sonaba tonto, pero confiaba en el juicio de su gato.
Solo había una cosa que le impedía saltar sobre sus huesos, pensó mientras pasaba un paño mojado sobre la encimera. Él era un policía.
Nunca había olvidado la noche en que murió su padre. Darcy había estado ocupada haciéndole una tarjera de cumpleaños, su madre en la cocina decorando su pastel. Su madre nunca había sido muy doméstica, pero se esforzó mucho. El pastel que había hecho tenía cinco capas de chocolate, pero desafortunadamente, solo tenía cinco centímetros de grosor. Marie Campbell estaba ocupada apilando el grueso glaseado de chocolate extra, intentando hacer que el pastel se viera más alto cuando sonó el timbre.
Darcy no había prestado mucha atención hasta que los gritos de su madre llenaron el aire. Cuando los sollozos histéricos siguieron el arrebato, Darcy se había sigilosamente levantado de la silla y había echado un vistazo alrededor de la pared de la sala. Su madre estaba sobre sus manos y rodillas, su pecho subiendo y dos grandes oficiales de policía cerniéndose sobre ella. Escuchó decir a su madre una y otra vez:
—Quiero morir. Dios, llévame ahora, no tengo nada por qué vivir.
 
Su madre nunca había sido la misma después. Había sido tan dependiente del padre de Darcy que ella simplemente nunca volvió a estar completa. Fue como si sus dos padres hubieran muerto. Marie cambió dramáticamente. Se volvió incluso más nerviosa e insegura. Nunca habiendo manejado las finanzas antes o haber tenido un trabajo, la desestabilizó. Se alejó de Darcy, que se parecía mucho a su padre y trató de ahogar su dolor en el alcohol y otros hombres.
 
Esos fueron años difíciles para Darcy. Su madre apenas funcionaba, raramente cocinaba, a menudo bebía demasiado. Hubo ocasiones en que su madre trajo a hombres a casa. Una noche se había despertado y encontrado a uno de esos hombres de pie sobre su cama. Había gritado en terror, y él se fue, pero su madre durmió todo el tiempo.
Y luego Marie conoció a Bruce. Bruce era apuesto, grande y encantador. Marie parecía hipnotizada por él. Pero él era malo. Era malo con su madre y malo con ella. Una noche golpeó a su madre frente a Darcy y Darcy enloqueció, saltando hacia Bruce con sus dedos como garras y fuego en sus ojos. Por supuesto, como si una Darcy de doce años tuviera oportunidad contra un hombre de cien kilos. La alejó de él como si estuviera alejando un mosquito, enviándola a rodar por el piso y se estrelló en el aparador. Cuando se levantó, ella encontró a su madre muerta y Bruce se había ido.
—Darcy. —La voz de Nick parecía venir a través de una nube. Perdida en sus recuerdos, se dio cuenta que había estado mirando al espacio—. Darcy.
Sacudió su cabeza y enjuagó el paño que había estado usando.
 
—Lo lamento. Supongo que estoy más cansada de lo que pensé. Creo que subiré, desempacaré e iré a dormir. —Darcy limpió sus manos en sus pantalones de mezclilla y se movió para irse—. Buenas noches.
Nick no dijo nada, solo la miró por un largo momento debajo de sus gruesas y largas pestañas. Cuando ella pasó a su lado, dijo su nombre, colocando la palma de su mano sobre su brazo superior. Ella se detuvo, girándose para enfrentarlo.
—Dulces sueños —murmuró, una suave sonrisa en sus labios.
 
Dulces sueños. Improbable, pensó. No con los pensamientos de su madre, Pasquale y el mismo Nick moviéndose a través de su mente.
—Gracias. Tú también. —Logró darle una débil sonrisa antes de apresurarse a salir de la cocina.


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Mensaje por estefazapata Vie 3 Mayo - 19:22

Me uno


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Mensaje por beth Sáb 4 Mayo - 17:13

Me uno, muchas gracias!!
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Mensaje por carolbarr Dom 5 Mayo - 4:52

Gracias!
que terrible historia, pero seguro que el padre de Nick fue el policía que estuvo en la escena del crimen


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Mensaje por IsCris Dom 5 Mayo - 7:54

Sera interesante leer la convivencia de Darcy y Nick en la cabana-mansion. Esperemos que Pasquale no los encontré.

Y la historia de Darcy cada vez más triste, esa chica si que pasó por muchos contratiempos


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Mensaje por yiniva Lun 6 Mayo - 9:52

CAPÍTULO 11


Para su sorpresa, Darcy durmió profundamente esa noche. La cama se moldeó alrededor de ella, pareciendo que la acunaba cómodamente.
Una suave brisa pasaba a través de las ventanas ligeramente abiertas, y ella se acurrucó bajo las mantas. No soñó en lo absoluto, ni sueños ni pesadillas. Sus reservas finalmente se habían agotado, y se rindió ante la profunda y regocijante nada.
Fue la quietud del amanecer lo que finalmente la despertó. Ningún motor acelerando, ni ruidosos camiones de basura o ruidosas sirenas llenaban el aire. Ningún vecino gritando, ni ninguna puerta cerrándose de golpe.
En cambio, una suave sinfonía de pájaros cantó en el aire y, aparte de eso, hubo silencio. Ella yació ahí, parpadeando en la pálida luz dorada, respirando en la tranquilidad. Un repentino destello de curiosidad la atravesó. Quería ver este lugar a la luz del día.
No perdió tiempo en salir de la cama, inmediatamente atraída por el balcón fuera de las puertas francesas. Se puso una bata sobre su camisón, salió a la superficie de madera y jadeó. No había esperado ver una vista como esta.
Abajo, el patio rodaba hacia una amplia franja de árboles y luego descendía a un lago azul acero que se extendía como una botella de tinta derramada. Una capa de neblina se extendía justo por encima la superficie tranquila del agua y rayos rosa dorados jugaban sobre las suaves olas que golpeaban la costa.
Darcy era consciente del frío de la helada mañana, pero estaba demasiado hipnotizada por la vista como para retirarse. Los colores del otoño se movieron ante ella, pintando un mosaico de patrones y matices de diferentes tonos y tonalidades.
Contuvo su respiración mientras media docena de ciervos salían del bosque y empezaban a beber en el borde del lago. Había ciervos justo frente a ella. Casi parecían lo suficiente cerca para estirar el brazo y tocarlos.
Observó fascinada hasta que el húmedo frío empezó a molestarla. Se dio vuelta, tirando de su bata rosa más fuerte a su alrededor y volvió a entrar. Fue entonces cuando vio a Nick.
Estaba de pie ahí mirándola. Una bata de lana a cuadros hizo poco para disfrazar su físico. Sus hombros hinchados bajo la tela. Se ejercitaba, era obvio por el tamaño de sus bíceps. Un cinturón ceñía la bata alrededor de una cintura delgada y unas piernas esculpidas cubiertas de rizos negros y espesos, terminando en mocasines de cuero.


Ella se quedó inmóvil al verlo. Sus ojos la miraban intensamente. No pudo evitar mirarlo fijamente, sus ojos ensanchándose mientras lo miraba enmarcado por el fondo natural.
Una lenta sonrisa se deslizó por su rostro mientras evaluaba la mirada arrugada de ella. Su cabello estaba suelto y caído, brillando bajo el sol de la mañana, sus senos libres debajo de la bata.
De repente, estaba muy consciente de sus senos, una pesadez hinchando sus puntas. Un bajo zumbido palpitó en sus partes de mujer, casi convirtiéndose en un gruñido. Sus ojos ámbar se encontraron con sus plateados y permanecieron un largo rato sin hablar.
Él fue el primero en romper el silencio.
 
—Buenos días, Darcy. Hermoso, ¿verdad?
 
—Absolutamente. Increíble. —Apartó un rizo suelto por la brisa de su mejilla, finalmente rompiendo el contacto visual con él.
—Estaré feliz de mostrarte más de los alrededores después del desayuno que prometiste.
Los ojos de Darcy se agrandaron. Se suponía que ella debería estar preparando el desayuno está mañana y, en cambio había estado observando la vista, además de comerse con los ojos al hombre que se suponía debía protegerla. Infiernos, alguien tendría que protegerlo de ella y sus hormonas hiperactivas si ella no renunciaba a esa mierda.
—Estoy en eso, jefe —respondió ella, dándole un saludo. No quería que él viera el efecto que tenía sobre ella, así que lo mantuvo casual—. Te veré abajo.
Darcy casi corrió hacia su habitación, estaba tan ansiosa por escapar de su presencia de macho. Una ducha rápida y fría, luego se puso un par de cómodos pantalones de mezclilla y suave suéter de color azul-turquesa. Deslizó sus pies en un par de suaves botas al tobillo y peinó su cabello en una rápida trenza. Un roce de rímel y un toque de brillo labial y estaba lista para enfrentar el día con Nick.
La cabaña era aún más impresionante a la luz del día. No pudo evitar quedarse boquiabierta por el espacio mientras se dirigía a la cocina. Todo se sintió atemporal como si hubiera estado en este ambiente rústico desde siempre. Casi se volvió a distraer por la vista desde la ventana, pero se obligó a seguir caminando.
Estaba asombrada por la moderna cocina en un ambiente tan rural. Había una isla enorme, una alacena bien surtida, y una estufa de gas de seis quemadores. La cocina la inspiró. Amaba cocinar, y este espacio era el sueño de un cocinero. Rápidamente empezó a preparar una tanda waffles belgas y tocino crujiente.
Nick entró a la cocina, su cabello todavía húmedo por la ducha. Darcy intentó no mirar su cuerpo cubierto con pantalones de mezclilla y una camisa de franela. Dios, se veía caliente.
Él se sirvió una taza de café negro y se sentó en la barra mientras ella se apresuraba alrededor. Estuvo consciente de su mirada sobre ella todo el tiempo. Casi quiso gritarle que dejara de mirarla. Giró un trozo de tocino y jadeó cuando la grasa saltó y quemó su mejilla.
—¡Auch! —gritó y elevó una mano a su mejilla.
 
Nick estaba de pie y alrededor de la isla en un segundo.
 
—Déjame ver —ordenó, retirando su mano de su cara.
 
—Estoy bien —protestó.
 
La atrajo más cerca para examinar su cara cuidadosamente. Contuvo su aliento cuando sintió que su cuerpo se presionaba entre el suyo y los armarios, y sus brazos se apretaron a su alrededor manteniéndola en su lugar. Su mirada azul- plateada escaneó su rostro, observando su superficie libre de imperfecciones.
—Se ve bien. —Habló en voz baja.
 
—Está bien. —Insistió, retorciéndose en un intento de escapar de su cercanía, pero él ni siquiera pareció notarlo.
—Sabes —continuó mientras sus ojos se enfocaban en los suyos—, mi madre solía decir que un beso mejoraría cualquier herida. —Una sonrisa apareció en sus labios justo antes de que él bajara su boca y colocara un gentil beso en la mejilla de ella—. También cree que las pecas son lugares besados por ángeles.
Los ojos de Darcy aletearon cuando sintió que sus labios rozaban tiernamente su piel. Su corazón tropezó, y sintió una sacudida bajar a sus regiones inferiores. Dios, si solo un beso en su mejilla la afectaba tanto, no podía imaginar lo que le haría un beso completo de labios.
—Tengo que darle vuelta al tocino. —Su voz sonó jadeante en sus propios oídos.
Nick sonrió y se alejó de ella. Ella se movió alrededor de él y se enfocó en el tocino. Maldito sea, de todos modos. Él estaba jugando con ella, y ella ni siquiera lo apreciaba. Se suponía que debía protegerla, pero lo que quería saber era ¿quién lo protegería de ella?
Con el desayuno terminado, Nick la animó a tomar un abrigo y salir a explorar al aire libre con él. Se puso una chaqueta de cuero y se le unió en su examinación de la propiedad.
El terreno era asombroso. Para una chica de ciudad acostumbrada al paisaje urbano, era increíble caminar entre los altos árboles, escuchar el sonido de la naturaleza. La brisa susurró entre los árboles, casi pareciendo cantar. Siguió a Nick por el camino a través del bosque, disfrutando del entorno natural, la paz y la tranquilidad.
Se detuvo para dejar que un conejo saltara frente a ella. Esto era un atasco de tráfico aquí. Tan diferente de la ciudad.
Siguió a Nick mientras él seguía un sendero hacia la orilla del lago. Había un largo muelle que llevaba al lago, un cobertizo para botes a la derecha.
—Estaré feliz de sacar el bote y llevarte alrededor del lago —informó Nick, metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones de mezclilla azul. Darcy no pudo evitar notar cómo la tela se tensaba en su entrepierna. Cambió la dirección de su mirada, pero el hormigueo todavía se disparó a través de ella.
—Eso suena genial. ¿Qué tan grande es el lago?
 
—Trescientos sesenta acres. —No pudo evitar notar tono de orgullo en su voz.
 
Miró hacia arriba mientras una bandada de gansos volaba por encima, su graznido llenando el aire.
—Vamos esta tarde cuando la neblina se haya ido. Serás capaz de ver realmente el paisaje.
—Suena bien. —La idea la emocionaba. Amaba los botes, y la idea de cruzar la suave superficie del lago verdaderamente excitante. Como si necesitara algo más que la excitara, pensó de mal humor. Solo estar cerca de Nick parecía excitarla. Y lo último que necesitaba era tener sexo con Nick. Era un policía. Una pesadilla esperando a suceder. Tenía que dejar de sentir hambre por él y empezar a actuar como si solo fuera un hombre común y corriente.
Sí, claro.


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Mensaje por yiniva Lun 6 Mayo - 9:56

CAPÍTULO 12


Pasaron el resto de la mañana caminando por el bosque. Nick señaló lugares interesantes de su infancia, incluyendo donde él y sus hermanos habían construido una casa club y el lugar donde habían
escondido un ciervo herido y lo cuidaron hasta sanar. Fácilmente podía imaginar a los tres hermanos trabajando juntos para salvar la vida del joven cervatillo.
Finalmente regresaron a la casa, y Darcy preparó algo de salteado para el almuerzo. Luego Nick anunció que era momento de su viaje en bote. Ella casi saltó de emoción.
Resultó ser que había tanto una lancha a motor como un puente flotante en el cobertizo.
—Llevemos el puente. Puedes moverte en él y ver ambos lados.
 
Darcy concordó, y unos momentos más tarde estaban en el lago. Inhaló profundamente el dulce aire, inclinando su rostro hacia el sol. El aire era frío pero rico con el aroma del agua y las colinas circundantes. Escuchó aves piando y el salto de peces ocasional. Además de eso, era silencioso.
Sin embargo, no hubo ninguna incomodidad en el silencio. Darcy y Nick disfrutaron de la tranquilidad durante varios minutos antes de que Nick hablara.
—Arriba a la derecha, probablemente mirarás un dique de castor. Usualmente construyen en este arroyo que conecta al lago. Mantén tus ojos abiertos.
Darcy se estiró para mirar la construcción natural y jadeó cuando vino a la vista. Madera y rocas estaban apiladas intrincadamente sobre la boca del arroyo, agua acumulándose detrás de él.
—Oh por Dios. Ahí hay un castor —susurró, mirando en fascinación al roedor marrón—. Es tan grande.
—Sí. Los castores pueden crecer hasta casi un metro y diez o veinte centímetros, contando su cola. Uh-oh, nos vio. Observa.
Darcy miró al animal golpear su amplia cola contra el agua varias veces antes de desaparecer debajo de la superficie del agua.
—Ese es su sistema de advertencia para sus amigos. Les hizo saber que podrían estar en peligro. —Nick detuvo el bote y se movió para pararse junto a ella en la barandilla.
 
—¿Y en verdad hicieron todo eso solos? —murmuró, todavía estudiando la represa.
—Síp. Son grandes arquitectos. Guardan su comida para el invierno en el agua y en su dique. La mayoría de los diques en realidad tienen dos habitaciones, una para secarse cuando salen a través del agua para entrar y una para socializar y dormir. —Darcy lo escuchó hablar, disfrutando el suave timbre de su voz—. Sabes, dicen que los castores se aparean de por vida.
Darcy sintió color inundar sus mejillas cuando sintió su mirada en ella. Maldición, no debería hablar sobre aparearse. Ahora en todo lo que podía pensar era en él y ella… apareándose.
—¿Entonces entran a su casa a través del agua? —Tomó la información adicional para intentar cambiar de tema. Él asintió y siguió manteniendo sus ojos sobre ella. Maldición, él necesitaba dejar de mirarla de esa manera. Como si se preocupara por ella, como si en verdad le gustara. Ella no quería ese tipo de relación con él. No tenía ningún deseo de tener una relación con un policía.
Pero ¿quién dijo que tenía que dejar que las emociones se involucraran? Quizás solo pudiera usarlo para satisfacerla sexualmente. La idea fue extraña para ella porque en realidad no era del tipo promiscuo. Sí, había estado con unos cuantos hombres, pero tenía que admitir que había tenido sentimientos por ellos y tal vez incluso un poco de esperanza para un futuro juntos, pero ninguno de ellos había funcionado.
Pero, ella nunca había estado con alguien solo por tener sexo. Y sabía que nunca quería vivir una vida con miedo como había hecho su madre. Había pasado demasiadas noches con la mujer nerviosa que había dependido tanto en su esposo. Viviendo con un policía añadía demasiado estrés en su vida.
Darcy apartó la mirada de él y se giró para estudiar el horizonte. No podía penar sobre esto en este momento. Su vida ya había sido puesta patas arriba. Ella no necesitaba más complicaciones.
Nick volvió al motor para maniobrarlo de nuevo, y se alejaron. Darcy giró su rostro hacia el viento y dejó que sus pensamientos confusos desaparecieran rápidamente.
 
Una vez que regresaron a la casa, Darcy escapó a su habitación. Usó el tiempo a solas para dominar sus furiosas hormonas en exceso. Nick Baker solo era un hombre. Un hombre que, definitivamente, era un delicioso bombón y que también parecía tener una atracción hacia ella. Pero ahora no era el tiempo de permitirse una jugada sexual. Necesitaba enfocarse en mantenerse con vida el tiempo suficiente para testificar contra Dimitri Pasquale.
Después de un rato, se sintió más calmada y llamó a Sophie. Su amiga estaba preocupada por ella.
—No te preocupes, Soph. Nadie además de ti, Nick, sus hermanos y su capitán saben dónde estoy.
—Quiero verlo con mis propios ojos. No me gusta que estés desaparecida. Darcy rio en voz alta.
—Sophie, cariño, no estoy desaparecida. Sabes dónde estoy.
 
—Sí, pero te fuiste sin que yo te viera, asegurándome que estuvieras bien. No me gusta.
—Lo lamento. Si supiera cómo hacerte llegar aquí, lo haría.
 
—Solo espero que todo este asunto se termine pronto y las cosas vuelvan a la normalidad.
—Ya somos dos, hermana, ya somos dos. —Darcy suspiró con frustración. No le dijo que una de las razones principales por la que quería terminar estas “vacaciones” forzadas era para alejarse de Nick Baker. Él se sentía casi tan peligroso para su salud mental como Dimitri Pasquale para su seguridad física.
Darcy terminó la llamada con Sophie todavía molesta por su ausencia. Tenía que bajar y empezar a preparar la cena. Un poco de orgullo le hizo querer mostrar sus habilidades culinarias ya que él se había burlado de la compra de sus comestibles. La vida era mejor cuando comías comida de verdad.
Ese pensamiento la hizo sonreír cuando entró a la cocina y vio a Nick en el sofá en la sala familiar viendo las noticias. La saludó y se enderezó en su asiento, colocando sus pies cubiertos de calcetines en la mesa de centro.
Se veía joven y cómodo, como si no tuviera una preocupación en el mundo. Y completamente diferente del detective formal y profesional que había conocido. Estaba empezando a gustarle este nuevo chico, más hogareño.
—Te ves feliz —comentó él.
 
—Acabo de hablar por teléfono con Sophie. Está preocupada, como de costumbre. —Darcy se movió alrededor de la encimera y abrió el refrigerador—.
 
 Está molesta porque no pudo verme por sí misma para asegurarse de que realmente estoy bien.
—Es una buena amiga, ¿verdad? —De verdad sonaba interesado.
 
—La mejor —respondió Darcy con una sonrisa. Sacó un paquete de pechuga de pollo deshuesada del refrigerador. Pronto tuvo fajitas que chisporroteaban en un sartén de hierro fundido y algunas frutas picadas con miel y crema de yogurt para el postre
Miró con placer cuando Nick se lanzó a la comida. Comió enérgicamente, disfrutando verdaderamente de la comida.
—Entonces, ¿esto es mejor que la pizza congelada? —No pudo evitar molestarlo.
—Oh por Dios, mucho mejor. —Metió su fajita en el guacamole fresco que había hecho.
No pudo evitar notar lo cómodo que estaban juntos. La conversación fluía fácilmente a pesar de que ella estaba constantemente consciente de su sensualidad. Él la hacía reír, y eso la hizo relajarse. Cuando se movió para ayudarla a limpiar, sintió una llama de admiración cobrando vida. No solo era un buen conversador, también lavaba los platos.
Después que la cocina fue limpiada, se dirigieron a la sala y miraron una película divertida en la televisón. Él hizo palomitas de maíz antes de que comenzaran otra película y pasaron una tranquilla y cómoda noche juntos antes que Darcy dijera buenas noches y se dirigiera a la cama.
Se sintió más feliz de lo que se había sentido en mucho tiempo. A pesar del peligro que se avecinaba a su alrededor, se sintió mejor de lo que se había sentido desde los asesinatos. Nick y ella podrían estar ocultándose, pero no se sentía así. En realidad, se sentía como si simplemente estuvieran pasando tiempo juntos y disfrutando el ambiente y la serenidad de la belleza natural de los bosques de Wisconsin.
Si tan solo fuera realidad. Un estremecimiento bajó por su espalda y tragó una gran dosis de realidad. Sin importar lo bien que se sintiera la situación, necesitaba recordar que no estaban aquí por diversión. Necesitaba recordar que esto era un asunto de vida o muerte.
Tragó mientras entraba a la habitación. Ahora eso era algo en lo que pensar.


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Mensaje por carolbarr Lun 6 Mayo - 20:53

Gracias!!!


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Mensaje por yiniva Mar 7 Mayo - 9:53

CAPÍTULO 13


Warlock la despertó la mañana siguiente cuando se paró en su pecho y amasó su piel. Su ronroneo fue un fuerte estruendo, su cabeza frotándose contra su barbilla.
—¿Estás tratando de decirme que es momento de levantarme, amigo? —Ella acarició su negra cabeza y movió su mano a lo largo de su cuerpo y sobre su cola. Él se arqueó en apreciación, y ella lo hizo de nuevo para complacerlo—. Está bien, empecemos este día, chico grande.
Darcy se duchó, vistió y empezó lo que se convertiría en una rutina los próximos días. Alimentó a Warlock y luego empezó a preparar el desayuno. Pronto tuvo el desayuno sobre la mesa, y Nick entró desde el exterior y se reunió con ella. Comieron, limpiaron y volvieron al exterior. Escalaban las colinas o exploraban el lago. Por la tarde comían el almuerzo y volvían a salir. Un día incluso tuvieron un almuerzo picnic en una colina con vistas al lago.
Darcy se sentía cada vez más y más cómoda alrededor de Nick. No era que lo encontrara menos sexy. Para nada. Pero se sintió más en control. Nick era un perfecto caballero, y solo tenía que preocuparse por ella atacándolo, no por luchar contra sus avances. Logró mantener su libido bajo control, así que todavía no habían tenido ningún enfrentamiento.
Las noches fueron pasadas leyendo y viendo televisión. Nick a menudo encendía un fuego para ellos para que se relajaran frente a él, y un par de noches ella hizo sidra caliente. La paz y serenidad fue lo que el médico había recetado en lo que respectaba a Darcy. Se sintió relajándose y tranquilizándose.
Un día se despertaron y el cielo estaba gris, el viento azotándose en las esquinas de la casa. No pensó en nada de eso cuando él decidió quedarse dentro esa mañana, y Darcy empezó una tanda de lavandería mientras Nick colgaba un estante en el comedor. Estaba ocupada doblando un montón de ropa blanca cuando el timbre sonó.
Darcy se congeló. Pareció un sonido tan extraño después de estar completamente aislados. Mi Dios, qué si Pasquale la había encontrado. Empezó a sentir pánico, pero luego recordó, los asesinos no tocan el timbre. Su corazón se tranquilizó un poco, pero Darcy todavía no salió del cuarto de lavandería. No tenía idea de quién estaba ahí afuera.
Hasta que escuchó una voz familiar. No, no podía ser Sophie, no aquí. ¡Pero lo era! Oh mi Dios, Sophie estaba aquí.
 
Darcy se apresuró fuera del cuarto de lavandería para envolverse alrededor de su mejor amiga. Las dos chicas chillaron, se abrazaron y saltaron de arriba abajo como si hubieran estado separadas por meses en lugar de solo días.
—Mi Dios, no puedo creer que estés aquí. ¿Cómo llegaste? —jadeó Darcy.
 
—Cortesía de Nate Baker. —En el delicado rostro de Sophie apareció una sonrisa, y agitó sus manos como una modelo de juego en un programa de televisión.
Ahí es cuando Darcy miró al hermano de Nick de pie junto a Nick, una sonrisa tonta en su apuesto rostro.
—Tienes una testaruda amiga aquí, Darcy. No dejó de presionarme hasta que le prometiera que la traería aquí.
—Te dije que necesitaba verte por mí misma, asegurarme que estabas en un lugar seguro. —La barbilla de Sophie sobresalió con determinación—. Sabes que cuando quiero algo lo consigo.
—Pero ni siquiera habías conocido a Nate, ¿verdad?
 
—Bueno, no antes de ayer.
 
—Sophie, chica, te quiero. —Darcy rio y abrazó a su amiga más fuerte—. Pasa.
Déjame hacerte algo de café.
 
Los cuatro se reunieron alrededor de la isla de la cocina. Darcy sirvió café, se sentaron y hablaron. Nate trajo noticias que Pasquale estaba fuera del radar y se asumía que estaba fuera de la ciudad. Así que, ¿cuánto más tiempo necesitaría ocultarse? Nadie parecía tener una respuesta a esa pregunta.
Sophie estaba impresionada con la cabaña. A pesar del cielo gris, ella se sorprendió por el escenario.
—Es como un mundo totalmente diferente.
 
—Lo sé. Deberías verlo cuando el sol está brillando. —Darcy no podía ocultar el orgullo en su voz. Casi sonó como si se hubiera adueñado del lugar. Es algo bueno que no viera la sonrisa deslizarse sobre el rostro de Nick mientras la escuchaba hablar.
Darcy y Sophie trabajaron juntas para hacer un almuerzo de chili y sándwiches de mantequilla de maní a la parrilla, y después del almuerzo los cuatro se sentaron y jugaron cartas por un rato. Después que las mujeres vencieran a los hombres en euchre8, Darcy y Sophie se dirigieron al piso de arriba para ver el resto de la casa.
—¿Puedes creerlo? Esta es mi habitación. —Darcy giró alrededor de la espaciosa habitación—. Y mira esa vista.
—No es exactamente lo que esperabas cuando decidieron arrastrarte a un escondite, ¿eh?
—No exactamente. No esperé amarlo tanto.
 
—¿Y qué hay sobre Nick?
 
—¿Nick? —Dary jugueteó con las cortinas en las puertas francesas.
 
—Sí, Nick. Te mira como si quisiera comerte. —Sophie se dejó caer en la cama y soportó su cabeza con sus manos—. ¿Te gusta?
Darcy inclinó su cabeza para pensar un momento antes de hablar.
 
—Me gusta. Me gusta mucho, pero…
 
—¿Pero qué? Tú le gustas, es caliente, y tiene empleo. Eso es mucho mejor que algunos de los tipos con los que has salido.
Darcy ligeramente golpeó el brazo de Sophie.
 
—Oye, mira quién habla. Pero en serio, Soph, es un policía. Un policía. Eso no es para mí.
—Vamos, Darcy, nadie dijo que tienes que casarte con el tipo. Pero puedes imaginar la diversión que podrías tener. Yupi, te imaginas el mambo horizontal, los movimientos en la cama. Sería una forma increíble de pasar el tiempo aquí.
Color ardió en las mejillas de Darcy, y su boca se secó ante las imágenes que las palabras de Sophie llevaron a su mente. Dios, de verdad deseaba al hombre. Pero en realidad, ¿podría solo tener sexo con él y no dejar que su corazón se involucrara? Algo le dijo que eso no iba a pasar. Él era demasiado peligroso para sus emociones, demasiado peligroso para su salud mental.
—No va a pasar, Sophie. Ya deberías sacar esa idea de tu cabeza. —La voz de Darcy fue casi triste cuando hizo la declaración—. No voy a dormir con un policía, especialmente no con Nick Baker.
 
8 Euchre: juego de cartas para jugar a los trucos que se juega con más frecuencia con cuatro personas en dos asociaciones.


—Me parece que la dama protesta demasiado —bromeó Sophie de vuelta—. Espero que no te importe si me siento diferente. Podría decidir hacer eso con su hermano Nate.
—¿En serio?
 
—Podría. Es tan guapo como Nick, ¿sabes?
 
Darcy notó un rubor rosa moverse sobre la tez marfil de Sophie. Había algo sobre la suavidad en sus ojos, el tono defensivo en su voz que hizo que Darcy mirara un poco más intensamente a su amiga.
—Sé que él no está en busca de nada permanente y yo tampoco. Sabes que no tengo deseo de casarme o nada parecido. Y desde donde yo lo veo, tampoco Nate. Suena como un arreglo perfecto de amigos con beneficios para mí.
—¿Estás segura, Sophie? Tengo la sensación de que los chicos Baker son suficientes para amenazar el corazón de cualquier mujer.
—Soy una chica grande. Puedo manejarlo. —Sophie sonó confiada, pero Darcy vio la duda en sus ojos.
—Así lo espero. Solo recuerda el viejo dicho sobre jugar con fuego. —Y Darcy sabía que no quería quemarse.


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Mensaje por IsCris Mar 7 Mayo - 13:14

Oh lindos capítulos, ya siento que se acerca el momento entre Nick y Darcy hahaha pronto pronto


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Mensaje por yiniva Miér 8 Mayo - 9:37

CAPÍTULO 14


Darcy abrazó fuertemente a Sophie mientras Nate y ella se preparaban para irse. Parecía que estaba dejando ir todo lo familiar cuando Sophie salió por la puerta. Por mucho que disfrutara estar aquí en la cabaña,
extrañaba su vida. Extrañaba su casa, su gimnasio, y sus restaurantes y bares favoritos. Sintió como si estuviera en el limbo sin saber cuánto tiempo más tendría que esconderse aquí. ¿Cuándo recuperaría a su vida?
Se sentía deprimida después que la otra pareja se fue, y Nick pareció sentirlo.
Incluso se ofreció a cocinar la cena.
 
—Eso es dulce, pero no estoy de humor para pizza congelada.
 
—No. Estaba pensando hacer un lote de mi famoso estofado de carne de res. Es la única otra cosa que sé hacer que no involucra el microondas. ¿Cómo suena eso?
 
—Suena bien. —Ella sonrió, pero no alcanzó sus ojos.
 
Nick empezó a moverse en la cocina, y Darcy vagó alrededor sin descanso. Finalmente se dejó caer en el sofá y encendió las noticias. Una curvilínea meteoróloga rubia hablaba seriamente sobre la tormenta de invierno dirigiéndose sobre Wisconsin. Esto podría convertirse en una tormenta de hielo, advirtió. Ráfagas de viento, lluvia helada, y ramas de árboles caídas, así como las líneas eléctricas.
Nick escuchó la voz femenina flotando a través del aire y detuvo su tarea de cocinar para escuchar.
—Ella dice que probablemente estallará mañana en la noche. Creo que deberíamos ir a la tienda en la mañana y volvernos a abastecer de perecederos como leche y pan, solo para estar seguros. He visto esas tormentas antes por aquí. Pueden ser bastantes feroces.
—Seguro, eso suena como un plan —concordó ella, pero sintió que su espíritu caía incluso más. Parecía que el clima emparejaba su estado de ánimo.
Darcy tuvo que admitir que el estofado de Nick estuvo delicioso, aunque picante. Ella había hecho sándwiches de queso tostados para acompañarlo, de la forma que tía Liz siempre los había hecho, y cuando terminó la cena ella estaba llena. Limpiaron la cocina juntos, y posteriormente Darcy se excusó para ir a su habitación.
 
Tomó una ducha y luego se acurrucó en la gran y cómoda silla junto a la ventana e hizo sus uñas. Sus pensamientos permanecieron en casa y en cuánto tiempo más tendría que esperar estar allí. Incluso después de que atraparan a Pasquale, ¿estaría a salvo? Él tenía largos brazos que todavía podrían ser capaces de alcanzarla desde la prisión.
Bueno, ese era un pensamiento deprimente.
 
Darcy leyó un rato y después se metió a la cama. Cayó en un sueño inquieto; sueños perturbadores siguiéndola.
Lo siguiente que supo fue que estaba cara a cara con Pasquale. Él se burló de ella con sus rasgos afilados, una sonrisa horripilante apareciendo sobre su cara. Sostenía una gran pistola en su mano y empezó a disparar a su alrededor. Entonces Papa estaba ahí, su cuerpo acribillado con balas, bailando con cada disparo que lo golpeaba.
Dios, no. Detente. Deja de disparar. Sophie apareció a continuación, uniéndose a la danza mórbida de Papa, su hermoso rostro contorsionado por el dolor. Cuando Nick apareció en escena, Pasquale rio maniacamente y le apuntó.
Darcy gritó, gritó y gritó. Se apresuró hacia Pasquale desesperada por detener la masacre. Ahí es cuando él se giró hacia ella y levantó su pistola.
—Darcy. Darcy, despierta. Estas teniendo una pesadilla.
 
Continuó luchando, volviendo a gritar. Luchó, arañó y golpeó con sus puños. Nick intentó despertarla, sacudiéndola y gritando su nombre. Cuando se despertó de repente, sus ojos se abrieron de par en par y estaba jadeando por aire. Las sábanas fueron arrancadas de su sudoroso cuerpo, y su camisón estaba envuelto alrededor de su cintura, exponiendo sus bragas de encaje negro.
Darcy reconoció a Nick e inmediatamente se lanzó a sus brazos.
 
—Nick, oh, Nick, estás vivo. Gracias a Dios.
 
Nick la abrazó, enterrando su nariz en sus rizos enredados que caían alrededor de su cuello.
—Por supuesto que estoy vivo, tonta. Solo fue un sueño. Está bien, todo está bien. —Le apartó el cabello de su frente y colocó un tierno beso en su ceja—. No temas. Estoy aquí, cariño.
Su cuerpo todavía temblaba, y su respiración salió en jadeos. Se aferró a él con fuerza. Había parecido tan real, tan genuino. Ella movió una mano a través de su grueso cabello solo para asegurarse que en realidad estaba ahí.
 
Lo siguiente que supo es que él estaba besándola, sus labios gentiles al principio, luego hambrientos y exploradores. Su sabor era embriagador, la sensación de su boca era hipnótica. Sus brazos la trajeron más cerca, y ella sintió que sus senos se aplanaron contra su pecho, los pezones endureciéndose automáticamente. Ella deslizó sus brazos hacia abajo para agarrar sus musculosos hombros. Él solo estaba usando un par de bóxers, así que la parte superior de su torso estaba desnudo, la piel lisa y satinada. Sus manos se deslizaron sobre su suave piel, casi ardiendo con cada toque.
Nick la colocó a horcajadas sobre él, sus labios exploraron su boca con su lengua, moviéndose alrededor del cañón de terciopelo. Sus manos se deslizaron por su espalda, acariciando y tocando su espalda. Después sus labios se movieron para jugar sobre su cuello, haciéndole cosquillas en el hueco y besando su mandíbula. Cada lugar que saboreó se sintió en llamas, y dejó un rastro ardiente en su piel. Ella inclinó su cabeza hacia atrás y le dio libertad para viajar sensualmente por su garganta, temblando en respuesta.
Ella colocó sus manos a ambos lados de su cara, acunando sus mejillas con barba. Dios, ayúdala, estaba cayendo en un profundo, profundo pozo hacia una vorágine de emociones. Cuando su mano cayó a su muslo expuesto, ella sintió un gemido escapar de sus labios.
Darcy movió su mano por su pecho, sintiendo los músculos ondularse bajo su toque. Su palma se deslizó sobre su pezón y el pequeño brote se endureció bajo sus dedos. Podía sentir el latido de su corazón y saboreó la sensación de vida.
Su mano se deslizó lentamente por su muslo, provocando un estallido de sensaciones, y su cuerpo gritó por más. Había pasado demasiado tiempo desde que había estado con un hombre, demasiado vacía, demasiado sola. Ahora todo lo que quería era estar con este hombre, hacer el amor con él y perderse en él.
Sus dedos se arrastraron hasta tocar el borde de seda de sus bragas, y ella gimió. Él gimió y se movió para acunar el trasero de ella, apretando y masajeando las mejillas regordetas.
Sabía que hacer el amor con Nick sería especial, probablemente una experiencia como nunca había tenido. Y quería eso, quería eso con un deseo ardiente en lo profundo de su alma.
Pero entonces recordó con quién estaba. Nick Baker, un policía, un hombre que ponía en peligro su vida por otras personas cada día, un hombre que no podía prometer que siempre estaría ahí para su familia. Sí, seguro, podía permitirse maravillarse por este placer momentáneo, pero ¿qué hay del mañana? ¿Qué si ella se enamoraba de él? Y ella tenía la sospecha de que lo haría.
 
 Oh, quería enamorarse, pero no de un policía. Era desgarrador esperar que pasara. Tenía que detener esto ahora antes que fuera demasiado tarde. Sí, dolería, pero no tanto como dolería perderlo más adelante.
—Nick —logró decir—. Nick, espera.
 
Sus ojos azul-plateados la miraron, estudiando su expresión seriamente.
 
—¿Qué pasa, nena? ¿Qué está mal?
 
—No puedo hacer esto —susurró—. No puedo. —Lágrimas inundaban sus ojos ámbar. No podía decirle que era porque tenía miedo de enamorarse de él. No podía decirle que era porque él era policía. Él no había mencionado un arreglo a largo plazo, y no quería que pensara que ella estaba dispuesta a “atraparlo”.
Nick hizo una pausa, una expresión confusa en su rostro. No lo culpaba; un minuto estaba arrastrándose sobre él, y al siguiente poniendo señales de alto.
—Lo siento, Nick. Es solo que no estoy lista para esto. —Su voz se quebró cuando confesó su miedo.
Él tomó una profunda y agitada respiración luego besó gentilmente su frente.
 
—Está bien. No lo lamentes. No debería haberme aprovechado de ti estando vulnerable.
—No —protestó—. Lo estaba disfrutando tanto como tú… probablemente más. Es solo que… tengo pies fríos. Sería tan incómodo.
—Está bien. ¿Pero no te importa si me reservo el derecho de intentar hacer que cambies de parecer? —Él sonrió suavemente y deslizó sus brazos alrededor de ella—. He tenido una probada de ti ahora, y estoy hambriento de más.
Estaba agradecida que la habitación estuviera a oscuras para que no pudiera ver el rojo arder en sus mejillas. Porque la verdad sea dicha, ella se sentía de la misma manera. Los siguientes días iban a ser difíciles.
—¿Estás bien ahora? ¿Crees que podrás dormir? —Una vez más, su mirada se encontró con la suya. Todo lo que pudo hacer fue un rápido asentimiento. De otra manera, le suplicaría que se quedara, que la abrazara mientras dormía.
—Bueno. Entonces, buenas noches, princesa. —Dejó un beso en la cima de su cabeza y salió de la habitación con Darcy mirándolo fijamente.
Dios, ella necesitaba fuerza. Ayúdala a atravesar esto con su corazón en una sola pieza.


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Mensaje por yiniva Miér 8 Mayo - 9:45

CAPÍTULO 15


La mañana siguiente amaneció fría y gris, una quietud en el aire que se sintió casi escalofriante. Darcy yacía en la cama, renuente a levantarse.
Era tentador simplemente acurrucarse debajo de las sábanas y quedarse ahí.
Su mente viajó a la noche anterior y la sensación de los labios de Nick recorriendo su piel. Se alegró que se hubiera retirado con elegancia cuando ella le había pedido que se detuviera. Sabía que muchos hombres no habrían insistido en el tema, algunos incluso podrían haberse contenido. Había visto el bulto en los bóxeres de Nick; sabía que no había sido fácil para él dejarlo ir.
Ahora tenía que enfrentarlo. Gimió y puso su brazo encima de sus ojos. Que la parta un rayo si dejaba que esta atracción destruyera la paz que había encontrado aquí. Estaba determinada a actuar con normalidad e ignorar el magnetismo que los unía.
Juntando su determinación, se levantó y se vistió con pantalones de mezclilla y una camisa cuello de tortuga rosa y una sudadera blanca. Recogió su cabello en una coleta y se preparó para enfrentar a Nick como si nada hubiera pasado entre ellos.
Nick ya estaba en la cocina empezando a hacer café. Le dio los buenos días de manera casual y volvió a concentrarse en su tarea. Gracias a Dios, debe haber decidido tomar la misma ruta que ella esta mañana. Bien, ellos solo actuarían como si nunca hubieran saboreado al otro.
—Necesitamos ir a la ciudad antes que empiece la tormenta —comentó mientras tomaba asiento en la barra.
—No hay problema. Solo preparé huevos revueltos, y nos iremos.
 
Comieron el desayuno y luego salieron. Darcy estuvo aliviada que no hubiera estrés entre ellos. Hablaron sobre lo que querían comprar y se prepararon para lo peor.
—No te preocupes. Si se va la luz, tenemos el generador —aseguró Nick—. Y siempre está la chimenea.
Darcy no estaba preocupada. Se sentía segura con Nick y sabía que él podía manejar una tormenta. Tenían que estar aquí de todos modos. No es como si tuvieran que ir a otro lado.
 
Nick sintonizó la radio en una estación reproduciendo clásicos de oro del rock y Darcy aplaudió. Amaba las viejas canciones. Había crecido con ellas. Cuando Rag Doll de The Four Seasons empezó a salir de los altavoces, Darcy no pudo evitar cantar. Pronto Nick se le unió y, armonizaron perfectamente para su gran sorpresa.
—Eres un gran cantante —dijo—. No sabía que cantabas.
 
—Deberías escucharme en la ducha —dijo él riendo entre dientes.
 
¿Escucharlo? Infiernos, le gustaría verlo en la ducha. Por un momento dejó que su imaginación volara libre, imágenes de Nick desnudo con agua deslizándose sobre su piel dorada y goteando desde su cabello.
Tosió, casi atragantándose. Maldición, tenía que dejar de hacer esa mierda. Esa no era la forma de mantener esta relación casual.
Nick giró sus ojos alarmados y extendió su mano para darle palmaditas en su espalda.
—¿Estás bien?
 
Después de un par de ruidos estrangulados más ella asintió con los ojos llorosos. Cielos, tenía que dejar de pensar en cosas así; ahora era peligroso para su salud. Casi se había ahogado.
Condujeron a través de las colinas boscosas y llegaron a la ciudad. Una vez más, llegaron a la tienda de comestibles, pero esta vez compartieron un carrito de compras. La tienda estaba llena de personas abasteciéndose para la tormenta, los estantes vaciándose rápidamente de pan y leche. Su propio carrito estaba lleno cuando llegaron a la caja registradora. La cajera, una señora mayor con cabello rizado plateado, levantó la vista y una mirada de reconocimiento iluminó su rostro.
—Nick. Nick Baker. ¿Cómo has estado? ¿Cómo están tus padres? —La señora habló rápido y sin parar—. Oh, y esta hermosa señorita debe ser tu esposa. Finalmente te casaste, ¿no es así? Parece que escogiste una ganadora. Y, señorita, definitivamente te ganaste el premio. Las chicas de los alrededores han estado persiguiendo a los chicos Baker desde siempre, me parece.
—Ella no es mi… —Empezó a decir Nick, pero Margie, como decía el nombre en su etiqueta, habló tan rápido como sus dedos volaban sobre las teclas de la registradora.
—Bueno, es bueno verte. Ha pasado mucho tiempo desde que uno de ustedes, Baker, ha estado en los alrededores. ¿Tú mamá está bien? Lo juro, ella es la mujer más dulce. Serían setenta y dos con ochenta y tres, por favor. Me pregunto cuándo recibiremos una visita de los mayores. Tus padres no han estado en los alrededores en mucho tiempo.
Nick buscó su billetera con torpeza e intentó volver hablar, pero Margie no tenía tiempo para escuchar. Continuó con su diatriba.
—Ustedes los Baker necesitan venir de visita más seguido. Sabes que todas las personas del pueblo los extrañan. Ahora, aquí está tu cambio y espero verte de nuevo pronto. Mucho gusto en conocerte, señora Baker. —Y luego se despidió de ellos y saludó a los siguientes clientes. Dejaron la fila y se dirigieron a la SUV.
Las mejillas de Darcy todavía estaban en llamas para el momento que tuvieron los comestibles guardados y subieron de vuelta al vehículo. La idea de ellos como una pareja casada trastornó su equilibrio. No sabía por qué se sintió tan incómoda por la idea; fue solo una tonta equivocación. Margie simplemente había llegado a esa conclusión. Pero eso no hizo que Darcy se sintiera menos preocupada por ser llamada la esposa de Nick.
Nick rio a carcajadas cuando la miró mientras salía del estacionamiento.
 
—Pensé que ibas a explotar cuando te llamó mi esposa.
 
—Lo que me hizo querer explotar es que tú no la corregiste.
 
—Lo intenté. No me dejó decir una sola palabra.
 
Darcy sabía que era cierto, pero no estaba lista para dejarlo ir tan fácil.
 
—Vamos, interrogas a violadores y asesinos. ¿Y ahora dices que no puedes contestarle a una cajera mayor? —Puso tanto sarcasmo en su voz como pudo.
—Confrontar a Margie sobre algo es más aterrador que atrapar a un asesino.
—Rio entre dientes—. Solía darme bolas de goma de mascar y corregir mi gramática. Nunca le he replicado.
—Bueno, ahora piensa que estás casado. ¿Qué vas a hacer al respecto? — Intentó sonar severa, pero fue distraída por la imagen de Nick cuando era niño. Apostaba que había sido un verdadero encanto.
—No voy a hacer nada en este momento. Margie ha estado tratando de juntarme con chicas locales durante una docena o más de años. Me vendría bien un descanso. —Una sonrisa apareció sobre sus labios cuando hizo la declaración.
—Eso está mal, Nick. —Sacudió su cabeza, sorprendida que estuviera tan dispuesto a renunciar a su estatus de soltero—. No quiero ser parte de tu mentira.
 
—Oh, relájate, Darcy —respondió—. Además, ¿qué tiene de terrible la idea de estar casada conmigo?
Darcy sintió que su boca se abría y luego se cerraba. Simplemente no sabía qué decir. ¿Ahora era el momento de confesar sus sentimientos acerca de los policías?
¿O solo debería no hacerle caso?
 
No sabía si estaba lista para explicar sus sentimientos, así que decidió ir por la otra ruta.
—¿Qué te hace pensar que sería tan genial?
 
Movió su mirada hacia ella por un momento y elevó una ceja.
 
—Parece que hay varias mujeres a las que le gusta la idea.
 
—Bueno, algunas mujeres están dispuestas a conformarse.
 
—¿Conformarse? ¿Conformarse? —La voz de Nick subió en volumen—. Soy una buena pareja. Tengo un buen trabajo, no soy adicto a nada, y soy un tipo bastante agradable. Y me han dicho que no estoy mal a la vista.
—Uf, el olor de la arrogancia es bastante fuerte aquí dentro —comentó ella con una pequeña sonrisa sobre sus labios.
—Eso no es arrogancia. Es confianza —respondió—Aunque en serio, ¿por qué te aborrece la idea de estar casada conmigo?
Darcy no dijo nada por un minuto. ¿Realmente quería decirle la verdad? No le gustaba hablar sobre la muerte de su padre. Había sido tan cercana a él como era posible para un padre y una hija. Pero no sabía qué más podía decirle a Nick, excepto la verdad.


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Mensaje por IsCris Miér 8 Mayo - 12:48

Si Darcy llega a contarle la verdad creo que Nick la entendería hasta ahora se ha visto como alguien comprensible. Espero que durante esta tormenta no pase nada malo con Pasquale también desaparecido.


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Mensaje por yiniva Jue 9 Mayo - 9:56

CAPÍTULO 16


Es porque eres un policía, ¿de acuerdo? —Finalmente espetó ella—. Mi padre era policía. Fue asesinado cumpliendo su deber cuando yo era una niña.
—Lo lamento, Darcy. No lo sabía. —Su voz era suave, sorprendida—. ¿Eran cercanos?
¿Cercanos? Darcy sabía que nunca amaría a nadie más de lo que había amado a su padre. No sabía si cercanos era la forma de describir la relación con su padre.
—Era mi mejor amigo —respondió al final. No pudo esconder la emoción en su voz.
—Lo lamento tanto, Darcy. ¿Qué sucedió? —Podía ver que no solo estaba preguntando por ser amable. En verdad quería saber.
—Era solo una parada de tráfico ordinaria. Nada especial. Detuvo a alguien porque tenía una luz trasera apagada. Caminó hacia la ventana del lado del conductor, y el conductor solo le disparó. No tuvo oportunidad de defenderse. —Su voz tomó un tono tranquilo mientras trataba de desconectarse del recuerdo, pero no fue posible. El dolor apuñalaba su corazón cada que vez que pensaba en eso. Cerró sus ojos contra el ardor de las lágrimas y tragó pesadamente.
Nick le lanzó una mirada y detuvo el SUV fuera de la carretera. Antes de saberlo, la había atraído a sus brazos y estaba besando la cima de su cabeza. No dijo nada, solo la sostuvo, y fue más de lo que pudo soportar.
—Mi madre era toralmente dependiente de papá y simplemente se derrumbó cuando fue asesinado. Empezó a beber y a salir con todo tipo de hombres. Uno de ellos la golpeó hasta la muerte cuando yo tenía doce años. —Parecía que no era capaz de detener las palabras para que no se derramaran de su boca, sollozando mientras despotricaba.
—Ah, Darcy, atravesaste más de lo que cualquier niña debería soportar. —Su suave barítono rodó sobre ella, calmándola y reconfortándola. Ella enterró su rostro en su hombro y lloró como no había llorado desde que era una niña.
Finalmente logró controlar sus emociones y sus sollozos disminuyeron a hipos. No podía creer que se había desmoronado de esa manera. Él probablemente pensaba que era una gran niña llorona. Se apartó de él y movió sus dedos sobre su nariz.
—Lo lamento. No quise desmoronarme de esa manera —dijo gimoteando.
 
—Creo que has estado reteniendo eso por un largo tiempo —dijo mientras abría la guantera, sacaba algunos pañuelos de papel y se los entregaba.
—Creo que tienes razón.
 
Se movió a un lado y puso el auto en marcha.
 
—Necesitamos volver a la carretera para refugiarnos de la tormenta, pero, Darcy, hablaremos más cuando lleguemos a casa.
No si puedo evitarlo, pensó desobedientemente. Había tenido suficientes montañas emocionales por hoy.
 
En el momento en que se detuvieron en el camino de entrada de la cabaña, había aguanieve cayendo contra el parabrisas. El viento había aumentado de velocidad y casi derribó a Darcy mientras ayudaba a llevar los comestibles dentro. Guardó los comestibles y se apresuró para esconderse en su propia habitación. Navegó por la red por un tiempo y habló con Sophie por teléfono, pero eventualmente tuvo que rendirse y volver a bajar.
Encontró a Nick en la cocina mirando impacientemente dentro del refrigerador.
—Parece que estás listo para la cena —comentó ella cuando entró a la habitación—. ¿Qué tal goulash9?
—Suena bien para mí —concordó él entusiásticamente.
 
—¿Qué, mejor que pizza congelada? —No pudo evitar burlarse de él.
 
—Lo admito, me has arruinado.
 
—Buena, esta noche voy a ponerte a trabajar. ¿Sabes cómo picar cebollas?
 
—Soy un fantástico picador de cebollas.
 
—Entonces empieza a picar, amigo —ordenó, agarrando una cebolla y lanzándola.
—Sí, señora —dijo él mientras tomaba un poco de ajo y empezaba a calentar una cacerola. Trabajaron juntos con ella cantando junto a la radio y él siendo un
 
 
9 Goulash: estofado especiado, elaborado principalmente con carne de res, cebollas, pimiento y pimentón, originario de Hungría.


obediente asistente. Fue gracioso ver a Nick como un subordinado. Su gran y poderosa personalidad estaba escondida, reemplazada por un tipo tranquilo y relajado que de vez en cuando lanzaba bromas cómicas. Darcy estaba sorprendida de no sentirse incómoda después de la escena emocional de esta tarde, pero sorprendentemente, estaba perfectamente en paz.
Sin embargo, afuera nada estaba tranquilo. El viento rugió, lanzando granizo en el banco de las ventanas de cristal. Rugía tristemente alrededor de las esquinas de la casa, ocasionalmente añadiendo un alto gemido que sonaba como una mujer gritando. Era un sonido escalofriante, pero el interior de la cabaña estaba tan cálido y brillante que Darcy pudo ignorar el cantar del viento.
Un fuego crepitaba en la chimenea, y el aroma condimentado del goulash y el pan de ajo llenaban el aire. Warlock se acurrucó en el sofá, yaciendo en una suave manta cuadrada. Los pisos de madera brillaban en la suave luz, y música clásica llenaba la habitación.
La comida estaba caliente, llena de sabor y abundante, perfecta para una noche fría y ventosa. Se permitieron tomar vino tinto con la cena y se sentaron mucho después de haber terminado solo hablando de una variedad de temas. Nick le contó historias de su niñez y las travesuras que había hecho con sus hermanos y hermanas. Ella habló sobre aventuras con la tía Liz y la amplia variedad de amigos de la tía Liz.
Finalmente empezaron a limpiar y lavar los platos. Casi habían terminado cuando Darcy escuchó la rica voz de Elvis empezando a ronronear de la radio. Era Can’t Help Falling in Love with You. Su mirada voló para encontrar sus ojos y ver si la había escuchado.
Encontró su mirada fija sobre ella. Simplemente se miraron fijamente el uno al otro por un momento, luego Nick se movió para tomarla en sus brazos. Empezó a bailar con ella, murmurando las palabras de la canción de amor en su oído.
Darcy cayó bajo su hechizo. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y le permitió guiarla a través de algunos movimientos sensuales, perdiéndose en el momento. La calidez de su cuerpo se filtró en ella, y se sintió acercándose más y más al calor. Dejó que su cabeza cayera en su pecho y respiró su aroma, una mezcla de jabón y almizcle que giraba alrededor de sus sentidos.
Nick balanceó sus caderas al ritmo de la música y Darcy pudo sentir una hinchazón creciente contra ella. Su respiración aumentó, y Darcy sintió que sus pezones se endurecían mientras estaban presionado contra el pecho de él. Se movieron juntos con fluidez, como si fueran una pareja perfecta. Darcy esperaba que la música nunca terminara.
Se sintió como si estuviera fundiéndose con él. No podía decir dónde terminaba él y dónde empezaba ella. De repente estuvo perdida en una nube de fantasía, de movimiento y música. Estaba flotando, solo sus brazos sosteniéndola.
A pesar de sus deseos, la canción empezó a llegar a su fin. Ella ralentizó sus movimientos y empezó a regresar a la realidad.
Y entones él la besó.


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Mensaje por yiniva Jue 9 Mayo - 9:58

CAPÍTULO 17


Y la besó… y la besó. La besó gentilmente, apasionadamente, probando la embriagadora dulzura de ella, bebiendo todo. Al principio, estaba tan asombrada que no pudo reaccionar. Luego la respuesta se hizo cargo y
lo besó de vuelta. Sus labios eran como terciopelo, cálidos y suaves mientras exploraban sus labios. Sus labios que ansiosamente buscaban los suyos, abriéndose para que pudiera deslizar su lengua en la húmeda boca y bailar con la suya.
Los brazos de Nick la sostuvieron más cerca, sus labios deslizándose sobre su mandíbula, encontrando el hueco detrás de su oreja. Su lengua la provocó, acariciando y saboreando su piel, y sintió que sus rodillas amenazaban con doblarse. Ella envolvió sus brazos apretadamente alrededor de su cuello para sostenerse y dejó que sus manos examinaran la profundidad de su cabello.
Las sensaciones que la recorrieron la cegaron de toda sensibilidad. Olvidó que era policía, un hombre con el que no tenia deseos de involucrarse. Olvidó que básicamente había jurado alejarse de los hombres después de su última relación desastrosa, y había perdido su sentido común.
No fue hasta que sus manos se deslizaron por su espalda y gentilmente acunaron su trasero que la realidad se asentó. Dios, lo deseaba desesperadamente, pero necesitaba resistirse… no podía hacer esto.
Un gemido salió de sus labios cuando se forzó a alejarse de él. Dios, era difícil dejar de besarlo, experimentando la magia de su boca.
—Nick, no puedo hacer eso. —Sonó sin aliento, poco convencida.
 
Nick hizo una pausa, obviamente tratando de recuperar su aliento. Miró sus ojos, y eso fue casi su perdición. No podía negar el dolor que le atravesó el pecho.
Tomó sus manos y caminó hacia el sofá. Él se sentó, luego la atrajo hacia su regazo.
—Hablemos —dijo, su brazo cayendo alrededor de su cintura.
 
Darcy tomó una profunda y temblorosa respiración y apoyó la cabeza en su hombro, evitando sus ojos intensos.
—Ángel, no te culpo por sentirte cómo te sientes. La única relación que has tenido con un policía terminó de forma traumática y cambió tu vida para siempre.
—Empezó lentamente, mientras la acariciaba suavemente—. Pero has sido tan valiente, tan audaz. Has salido fortalecida. No eres débil, nena.
—Lo sé —susurró.


—Pero no confías en ti misma. Tu cerebro está diciéndote una cosa y tú corazón otra. Tu cerebro se está adelantando mucho. Está determinado que, si estamos juntos, terminarás casada conmigo, siguiendo los pasos de tu madre, solo esperando que catástrofes futuras caigan sobre nosotros.
»Cariño, odio decírtelo, pero no te he pedido que te cases conmigo. Estás buscando problemas antes que lleguen. Te deseo. Me deseas. A eso es a lo que se resume. —Él le levantó la barbilla para enfrentarlo—. ¿Nos vas a negar eso por lo que podría ser un día? ¿Por problemas que nunca podrían surgir?
Darcy lo miró a los ojos, el intenso azul-plateado parecía penetrar en su alma. Vive el momento, vive hoy, siempre se había dicho. Pero ahora estaba retrocediendo de esas creencias. Tenía miedo de un futuro desconocido, de lo que podría pasar. Eso no era en nada parecido a ella.
Tenía razón. Sabía que tenía razón. No tenía idea si una noche de hacer el amor con él la llevaría a una vida permanente juntos. Estaba huyendo de un problema que no existía.
Pero algo dentro de ella le dijo que una vez que cayera en los brazos de Nick, nunca querría dejarlos. Hubo algo en él desde la primera vez que la intrigó, que la había atraído a él. Como un encantador de serpientes atrayendo su presa, ella estaba siendo atraída, atraída cerca y más cerca al desastre.
Sin embargo, Dios, ella lo deseaba. Cada nervio en su cuerpo vibraba con deseo. Cada célula estaba hambrienta de su toque, para ser besada por él. ¿Cómo podría decir no?
Fue entonces cuando tomó la decisión. No iba a vivir con miedo por lo que podría venir. No iba a negarse esta única cosa que quería tan dolorosamente. Especialmente cuando el espectro de Pasquale se cernía sobre ella. Todo parecía bien y seguro aquí en su pequeño mundo privado, pero la realidad era que era el objetivo de un asesino, un demente que la quería muerta. Cuando volvieran al mundo real, lo que tendrían que hacer pronto, podría estar terminada. Él o uno de sus secuaces podrían asesinarla en cualquier momento. No era solo Nick quien podría morir joven. Ella podría no vivir para ver el próximo mes.
Esa cruda realidad la abofeteó en la cara. ¿Quería morir sin conocer la intimidad de estar con Nick, sin compartir el mágico viaje con él, aunque fuera solo una vez? No, no lo quería. Quería su toque, ansiaba su cuerpo, anhelaba sentir su piel desnuda ardiendo contra la suya.
Lo miró profundamente a los ojos y levantó sus manos para deslizarlas a través de su cabello.
—No, Nick, no voy a negarnos esta noche. Te deseo.


Besó sus labios con ternura, una, dos, tres veces.
 
—¿Estás segura, ángel? —Su voz estaba llena de preguntas, sus ojos llenos de preocupación.
—Segura —susurró y luego lo acercó a ella, basándolo apasionadamente, deslizando su lengua en su boca, girando y aventurándose a través de la húmeda hendidura.
Nick gimió y la acercó a él mientras se acomodaba en su regazo. Sus manos estaban en su espalda, una detrás de sus omóplatos, una acunando sus caderas. Sus senos pegaron a su pecho, sus pezones hinchándose. Sintió que un torrente de humedad se formaba entre sus piernas.
Una de las manos de él se deslizó hacia arriba a la mata de rizos, tirando su cabeza ligeramente hacia atrás para darle acceso a su cuello. Mordió suavemente un camino por su garganta hacia el hueco en su hombro, su lengua moviéndose sobre la piel sensible ahí.
Darcy agarró sus hombros y los tiró a ambos sobre el sofá esponjoso, su espalda aplanándose contra los cojines del asiento. Movió sus manos debajo del dobladillo de su camiseta y acarició su firme y satinada piel.
Nick igualó sus acciones y movió sus manos por el frente, deteniéndose sobre los hinchados pezones y luego deslizándose debajo de su camisa. Sus palmas se movieron sobre su piel, pareciendo marcar cada lugar que tocaba. Cuando empujó el material para exponer su sostén rosa de encaje, ella le ayudó a quitarlo del camino. Sus manos rápidamente soltaron el broche del sostén, y sus senos desnudos se veían dorados en la luz del fuego parpadeante.
—Eres tan hermosa, ángel —gimió, estudiando su cuerpo—. Tan increíble. Necesito saborearte. —Con eso, la volvió a bajar, y sus labios tomaron un pezón prominente en su boca, succionando gentilmente la piel. Su lengua se movió sobre su pico, girando y moviéndose sobre él.
Darcy apretó sus manos en su cabello, arqueando su espalda con deseo. Cuando sus dientes mordieron juguetonamente el brote, un espasmo de placer y dolor se disparó a través de su núcleo y aterrizó profundamente en su útero. No pudo evitar el grito que brotó de sus labios.
Ahora él estaba trabajando en sus pantalones, bajando la cremallera y abriéndolos. Darcy agarró sus manos y las desaceleró, alejándolas para que ella pudiera tirar de su camiseta y removerla. Dios, era tan apuesto, sus hombros tan amplios, sus abdominales marcados.
 
Él sonrió y volvió a trabajar en sus pantalones, deslizando su mano debajo de la pequeña braga estilo bikini que usaba. Sus dedos se deslizaron sobre su abdomen, despertando una oleada de aleteos en su pelvis. Cuando empezó a tirar de sus pantalones, ella levantó sus caderas para facilitar su extracción. Por fin, estaba libre de las prendas que las restringían y dejó que sus piernas se abrieran libremente
Nick movió su mano por su muslo y luego hacia arriba. Giró alrededor de la cabeza de sus labios, provocándola, jugando hasta que ella pensó que iba a ahogarse con deseo. Por fin, sus dedos se hundieron entre sus labios hinchados, deslizándose entre los jugos acumulándose ahí. Encontró el botón mágico y movió su dedo sobre él, rodeando el nudo palpitante. Su dedo se hundió en su cavidad húmeda, después un segundo dedo entró junto a él.
Las sensaciones fluyeron a través de Darcy, vertiéndose sobre ella como cintas de satén de colores envolviéndola en un capullo de sensaciones. Fue atraída hacia el interior, girando y retorciéndose, y de repente explotó como cuando una oruga sale convertida en mariposa. Alas de éxtasis la llevaron alto, más alto con estallidos de luz por todas partes, y luego fue traída flotando hacia abajo, suavemente cayendo de vuelta a la tierra.


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Mensaje por yiniva Vie 10 Mayo - 16:30

CAPÍTULO 18


Nunca he visto nada tan hermoso en mi vida. —El tono de Nick era asombrado, reverente—. Eres tan especial.
Darcy se estiró y atrajo sus labios a los suyos. Estaban lejos de terminar aquí. Ahora su hambre era incluso más aguda, más intensa. Sus manos se deslizaron por su abdomen y empezaron a tirar de sus pantalones, impaciente por quitárselos. Nick obedeció y le ayudó a deslizarlo por sus largas piernas y al igual que sus bóxeres. Verlo desnudo y bañado por la luz del fuego danzante le quitó el aliento.
Su piel era dorada, su físico esculpido. Su polla saltó entres sus piernas como un martillo pulido.
Su polla. Mi Dios, notó Darcy, era enorme. Larga y gruesa, una gota de color blanco cubriendo la cabeza en forma de hongo. Extendió la mano y la envolvió alrededor de su longitud, frotando la humedad con su pulgar.
—Te deseo —gimió—. Te deseo ahora. Dentro de mí.
 
Un largo gemido escapó de la garganta de Nick cuando la besó. Él dejó sus labios y alcanzó sus pantalones, sacando un cuadrado de aluminio de su bolsillo y abriéndolo. Darcy extendió la mano y tomó el látex enrollado y lo deslizó a lo largo de su enorme polla, luego se recostó y levantó los brazos.
La cubrió con su cuerpo, el calor la abrasó. Sintió la cabeza de su eje deslizándose contra sus labios húmedos, sus manos guiándola hacia arriba y abajo por el húmedo canal. Ella estaba gimiendo y retorciéndose con deseo cuando finalmente entró en ella.
La cabeza se deslizó lentamente, dándole a su carne tiempo para estirarse y amoldarse. Luego se introdujo completamente, y Darcy gritó de emoción. Era tan grande que la llenaba toda. Él estableció el ritmo, y sus caderas instintivamente lo igualaron.
Él tomó sus brazos y los levantó por encima de su cabeza, sujetando ambas muñecas con una mano. Entonces empezó a salir de ella, justo hasta el borde, antes de hundir su polla hasta sus bolas. Se azotaron contra ella, sirviendo de fondo para los sonidos sensuales escapando de ellos. Le dio a sus caderas un balanceo extra y ella no pudo evitar el grito de goce.
Juntos subieron la montaña luego bajaron por el acantilado. Darcy sintió que su mente la abandonaba, navegando hacia su propio mundo lleno de estrellas y lentejuelas. Alegría, pura alegría corrió por sus venas y justo cuando explotaba escuchó a Nick soltar un grito gutural, y su polla tembló dentro de ella.
Ninguno de los dos habló por largo tiempo, solo yacieron ahí con Nick colapsado medio encima de ella mientras recuperaban el aliento. Al final, él se levantó y la miró.
—Eres mágica, como una princesa de cuento de hadas.
 
—No, eres tú quien tiene poderes mágicos.
 
Se acurrucaron y se dieron pequeños besos; Nick regando besitos sobre sus pómulos, sus parpados, y su frente. Ella enterró su nariz en su cuello, inhalándolo y llenando sus sentidos con su olor.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo, antes que su pasión reavivara y estuvieran haciendo el amor de nuevo, esta vez lentamente, explorando el cuerpo del otro con fascinante lentitud. Pronto volvió a tener otro orgasmo, y luego, media hora después, una vez más estalló en llamas, calor disparándose a través de ella como oro fundido.
Cuando por fin se durmieron, acurrucados en la alfombra frente a la chimenea y cubiertos con una manta, ella durmió el sueño de los saciados. Cada vez que empezaba a levantarse, sintió que sus brazos se tensaban a su alrededor y ella se acurrucó más cerca de él, buscando y encontrando consuelo y comodidad. No recordaba cuándo había dormido mejor.
 
El mundo estaba en completo silencio cuando los ojos de Darcy se abrieron. Se dio vuelta, golpeando su trasero contra la ingle de Nick y sus brazos automáticamente se tensaron alrededor de ella. Parpadeó ante la tierra mítica visible a través de la pared de cristal. Rayos de sol brillaban en el mundo cubierto de hielo que yacía inmóvil y pálido. Cada rama de árbol, cada brizna de hierba, cada pequeña ramita estaba cubierta en su propia capa brillante de hielo. El sol brillaba desde atrás, creando un mundo de encanto plateado.
—Uhmm, hermoso. —Escuchó a Nick murmurar somnolientamente.
 
—Lo es, ¿verdad? Como una tierra de cuentos de hadas rodeada en joyas.
 
—Oh, ¿estabas mirando la vista de afuera? —Él rio entre dientes y la sostuvo cerca—. No había mirado tan lejos.
 
Se giró hacia él y lo besó, permaneciendo en sus labios, moviendo su lengua a lo largo del borde de su boca. Él ni siquiera tenía aliento mañanero. Sabía tan delicioso como la noche anterior.
Hicieron el amor de nuevo, despacio y dulce. Darcy sabía que estaba perdida. Estar con Nick era muy diferente a estar con cualquier otro hombre que hubiera conocido. Él la hacía sentir segura, protegida, pero sensual y peligrosa.
Darcy se estiró extravagantemente y se movió para recoger su ropa.
 
—Voy a darme una ducha. ¿Te gustaría unirte a mí?
 
—Intenta detenerme —gruñó y la persiguió juguetonamente escaleras arriba.
 
Darcy se sintió bien, así que horneó. Siempre le gustaba cocinar cuando estaba feliz. Primero, una sabrosa frittata10 para el desayuno junto con bayas frescas, luego preparó un lote de brownies con chispas de chocolate. Golpeó los dedos de Nick cuando robó uno mientras todavía estaban calientes. Él chupó las migas pegajosas de las yemas de sus dedos, luego se inclinó y le dio un sonoro beso. Darcy lamió sus dedos después, disfrutando del sabor a chocolate.
Jugaron un juego de Trivial Pursuit11 y luego decidieron explorar el mundo congelado afuera. Darcy se abrigó y sostuvo la mano de Nick mientras se aventuraban a las colinas cubiertas de hielo. En sus primeros pasos, sus pies resbalaron y se deslizaron y terminó agarrando el brazo de Nick y aferrándose a él por su vida.
Caminaron por las colinas, cada paso crujiendo en el suelo cubierto de hielo. Una brisa helada los azotó, y pronto las mejillas de Darcy se pusieron rosas, pero no quería regresar. Era demasiado encantador, demasiado pacifico.
Terminaron bajando por la orilla del lago, de pie con los brazos envueltos alrededor de la cintura del otro, mirando el borde del agua congelado. Una sensación de paz rodeó a Darcy, la serenidad se posó sobre ella como una vieja y cómoda manta. Escuchó la quietud, observando las olas agitando el agua. Se pararon ahí por un largo tiempo mientras el sol se deslizaba lentamente hacia el oeste, una explosión de color cobrando vida en el horizonte más allá del agua.
Al final se estremeció, y Nick la acercó más.
 
 
10 Frittata: especialidad de la cocina italiana similar a la tortilla francesa y que se suele rellenar de diferentes ingredientes tales como carne, vegetales, quesos, setas, etc
11 Trivial Pursuit: juego de mesa.


—Vamos, princesa, hace frío aquí afuera. Volvamos adentro.
 
Una vez dentro, se quitó su abrigo y empezó a preparar la cena, pero aparentemente Nick tenía otras ideas. Se colocó detrás de ella mientras tenía su cabeza metida en el refrigerador y envolvió sus brazos a su alrededor, acurrucándola contra él. Sus labios se hundieron debajo de su cabello e hicieron un camino de besos ardientes a lo largo de la parte posterior de su cuello. Oh, Dios, ahora un apetito completamente diferente fue despertado y demandaba atención.
Nick la giró y cerró la puerta del refrigerador con su pie. La apoyó contra la isla de la cocina, sus manos vagando sobre su cuerpo, sus labios besándola una y otra vez. Darcy se derritió como un trozo de hielo y le permitió a Nick remover sus pantalones y bragas y colocarla sobre la fría superficie de la isla. Se recostó contra la amplia encimera y dejó que sus piernas colgaran del otro lado.
Nick levantó cada pierna doblada por la rodilla y puso sus pies sobre el granito. Empujó sus piernas más abiertas y bebió la vista ante él. Darcy gimió, y él extendió su mano y pasó un dedo por sus labios, luego se inclinó y tocó su hinchado brote con su lengua.
Darcy se sacudió cuando sintió la cálida punta de su lengua en su área más sensible. Sus caderas se movieron, pero sus manos la sostuvieron mientras su lengua se movía sobre su clítoris. Lo acarició y giró implacablemente, hasta que Darcy explotó, jugo saliendo libremente de ella.
Yació ahí jadeando, recuperándose, sosteniendo su cabeza contra sus senos. Se sintió como una virgen, así de extraños eran los sentimientos que él despertaba en ella. Solo él podía hacerla volar, elevarla hasta las estrellas y de vuelta. Sabía que estaba en problemas. Maldición, debería haber protegido su corazón con más cuidado. Ahora sabía que se rompería cuando se separaran como debían hacerlo algún día.
Intentó contener las lágrimas, pero no pudo detener el ardor, no pudo detener la humedad que se acumulaba en sus ojos.
—Darcy, cariño, ¿qué pasa? —preguntó Nick con urgencia—. ¿Te lastimé?
 
—No —gimoteó—. No todavía, de todas formas. Nick se alejó y la miró.
—¿Y qué se supone que significa eso?
 
Darcy intentó reprimir las palabras. Estaba siendo tonta, demasiado dramática, pero no pudo evitarlo. Finalmente, las palabras salieron de ella.
 
—Tengo miedo, Nick. Tengo tanto miedo. —Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lloró como un bebé.


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Mensaje por IsCris Vie 10 Mayo - 23:17

Vale, ya estuvieron juntos, todo pasó tan rápido hahahaha ahora seguro que aparece Pasquale hacer la vida imposible....


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Mensaje por yiniva Lun 13 Mayo - 9:52

CAPÍTULO 19


Calla, calla ahora, princesa. ¿De qué tienes miedo? —Nick la sentó, alejó su cabello de su frente y dejó un suave beso ahí—. ¿Es Pasquale?
—No. —Sacudió su cabeza obstinadamente—. Eres tú.
 
—Yo. ¿Por qué yo? Nunca te lastimaría.
 
—No, no físicamente. Pero te dije que no quería involucrarme con un policía.
Es desgarrador esperar que suceda. Pero me temo que ahora es demasiado tarde.
 
Él se giró por un momento y movió una mano a través de su cabello en frustración. Cuando se dio vuelta hacia ella, tenía una dura mirada en su rostro.
—No puedo evitarlo, Darcy. Soy un policía. Probablemente siempre seré un policía. Pero, maldita sea, eso no significa que me vayan a asesinar mañana. Demonios, mira a mi padre, lo ha sido por casi cuarenta años y nunca ha tenido que disparar su arma en el trabajo. ¡La mayoría de los policías viven!
—Pero algunos no. Mi padre no lo hizo, y eso cambió mi vida para siempre. Mi madre lo amaba tanto que se desmoronó sin él.
—Darcy, cariño. —La atrajo hacia él—. No eres tu madre. Tu madre era débil, dependiente. Nunca aprendió a cómo sostenerse sobre sus propios pies. Pero tú no eres tu madre. Eres una joven fuerte e independiente. Sabes cómo cuidar de ti misma. Eres audaz y valiente; nunca tendrás que depender de alguien más para cuidarte.
Dejó de hablar por un momento y miró su rostro manchado de lágrimas, apartando el cabello de sus mejillas mojadas.
—Cariño, no hay garantías en la vida. El amor no viene con la garantía del para siempre, y en ocasiones llega cuando menos lo esperas. Tienes que aferrarte a ese amor y tomarlo por todo su valor. Así es la vida. Sin garantías. Mañana podrías ser comida por un oso y morir, pero no quiero perderme un minuto de compartir la vida contigo mientras estés aquí, incluso si solo es un día más.
Ella no pudo evitar reírse ante su analogía.
 
—En serio, Nick, ¿comida por un oso?
 
—Bueno, sabes lo que quiero decir. Disfrutemos este tiempo juntos, nena. Es precioso.
 
Lo besó y sintió que su interior se derretía nuevamente. Maldición, le gustaba, tal vez incluso lo amaba. Pero no podía negar la sensación de pavor residiendo profundamente dentro de ella.
 
Eventualmente comieron una cena ligera y bebieron un par de copas de vino luego se acurrucaron en la cama de Nick. Hicieron el amor varias veces, intentando diferentes posiciones y descubriendo nuevos placeres. Una vez lo hicieron al estilo perrito con Darcy sobre sus manos y rodillas y Nick detrás de ella. En verdad le gustó esta posición inhibida porque le permitía girar la cabeza y moverla alrededor, y sus bolas azotaban su trasero con un ritmo ruidoso. Sus tetas colgaban libremente para que Nick pudiera agarrarlas y tirar de sus pezones, y él frotaba su clítoris mientras bombeaba en ella. Fue increíble y cuando terminaron Darcy colapsó en la cama.
—Detente. Me rindo. Tenemos que detenernos antes de que me dé un infarto
—jadeó ella, sus senos elevándose mientras trataba de recuperar el aliento.
 
Nick se apoyó en su codo y la miró, sus ojos brillando.
 
—¿En serio? ¿Ya estás cansada? Desertora. —Tiró de un mechón de su cabello juguetonamente.
—¿Desertora o sobreviviente? —preguntó con una ceja elevada.
 
—Está bien, tal vez necesitemos un descanso. Pero es difícil dejar de amarte.
—Respiró sus palabras mientras mordía gentilmente sus labios. Sus ojos adquirieron un toque soñador mientras los saboreaba.
—Uhmm. Tal vez tenga fuerza para una ronda más.
 
Durmieron acurrucados juntos, su cabeza descansando en su brazo. Darcy durmió pacíficamente, el muslo de Nick sobre su pierna. Nick roncaba ligeramente, profundamente dormido. Darcy estaba soñando. En el sueño, estaban aquí en la cabaña, y era verano. Estaban en el lago, y estaban desnudos. Su cabello mojado caía sobre su espalda, sus manos sujetaban los hombros de Nick. Uhmm, un dulce sueño.
 
Un sueño dulce que terminó abruptamente cuando un estruendo explotó durante la noche. Ambos se levantaron a la vez. ¿Qué demonios? Incluso Warlock saltó de su posición acurrucada al pie de la cama, pelos parándose al final.
Sonó como cristal rompiéndose.
 
El corazón de Darcy rugió en su pecho, y su mano apretó el brazo de Nick.
 
—Dios mío, ¿qué fue eso? —dijo.
 
—No lo sé. Tal vez el peso del hielo rompió una de las ramas de los árboles, y se estrelló en la ventana. Iré a ver.
—No. No me dejes.
 
—Estará bien, cariño. Espera aquí. Volveré pronto.
 
Contuvo el aliento cuando Nick salió de la cama y se puso sus pantalones. Vacilantemente, alcanzó la mesa de noche y sacó su pistola.
 
—Solo para estar seguros. Podría ser un oso.
 
—Oh, Dios, ¿un oso?
 
—Probablemente no, pero es mejor prevenir que lamentar. Ya vuelvo —dijo entonces salió silenciosamente de la habitación.
Darcy se puso de rodillas, tratando de controlar sus estremecimientos. Extendió la mano y tomó la bata del banco al final de la cama y se deslizó en ella, cerrándola alrededor de su tembloroso cuerpo.
Parecía que Nick se había ido por una eternidad. ¿Qué le estaba tomando tanto tiempo? Se esforzó por escuchar cualquier sonido viniendo del piso de abajo, pero el silencio fue su única recompensa. ¿Debería ir a revisarlo? ¿Y si se había caído o se hubiese cortado con el cristal roto?
Esperó unos minutos más y después se decidió. Necesitaba ir abajo y buscar a Nick.
Acababa de salir de la cama y ponerse las zapatillas cuando la puerta de la habitación se abrió. Nick estaba de pie ahí, balaceándose de un lado a otro, sangre brotando de un profundo corte en su cabeza. Sus ojos estaban desenfocados.
Y no estaba solo. Un hombre estaba directamente detrás de él, una pistola apuntaba a la espalda de Nick. Otro hombre era visible en las sombras detrás de él.
Su corazón se detuvo cuando miró al hombre con la pistola.
 
Dimitri Pasquale le mostró su sonrisa malvada.
 
—Hola, Darcy. ¿Sorprendida de verme?


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Mensaje por yiniva Lun 13 Mayo - 9:53

CAPÍTULO 20


Una furia violenta la recorrió mientras miraba a un Nick lastimado.
 
—¿Qué le hiciste? —demandó, sus manos apretándose en puños.
—¿A quién, al chico Nick aquí? En realidad, fue solo un golpecito. Solo un pequeño golpecito de amor.
—Está sangrando. —Se movió para apresurarse al hombre semiconsciente.
 
—Ah, ah, ah. —Pasquale agitó la pistola en su dirección—. Quédate ahí si no quieres que tenga una bala en su cabeza.
—¡No! —gritó—. No lo lastimes.
 
—Si eso es lo que quieres, entonces tendrás que hacer lo que digamos. Mi hombre Tank y yo. —Movió su mano y el segundo hombre dio un paso adelante. Era horrible. Cabello oscuro rodeaba un rostro ancho, su nariz parecía aplanarse sobre ella. Sus ojos parecían estar bizcos, envueltos en grasa de las mejillas, su cuello tan grueso como un jamón. El hombre era robusto y redondo, pero bajo. Cubierto en una sudadera y pantalones de chándal verde, lucía como un árbol de navidad andante.
Lo opuesto a Pasquale. Mitad italiano/mitad chino, Dimitri era alto y delgado. Sus rasgos estaban hechos finamente, y exudaba un aire de arrogancia y superioridad. Sedoso cabello negro llenaba su orgullosa cabeza.
Darcy se quedó congelada. Dios, ella y Nick se habían puesto tan cómodos aquí en su aislada cabaña que se habían olvidado de Pasquale. Un error fatal.
—¿Qué quieres? —Por qué no los había asesinado y terminado con eso. Había tenido la oportunidad perfecta.
—Oh, sabes lo que quiero. Pero no tiene que ser en este momento, ¿no es así?
Tal vez quiero tener algo de diversión primero.
 
¿Diversión? ¿Qué consideraría diversión este demente? Tenía la sensación de que no quería saberlo.
Ella sabía, sin embargo, que tenía que permanecer calmada, sin importar qué. Tenía que controlarse, aprovechar cualquier oportunidad para invertir la situación con estos tipos. O morir intentando.
Por supuesto, si ella no resolvía esto, estaría muerta de todos modos.
 
Cuadró sus hombros con determinación. Lo resolvería.
 
—En este momento, estoy hambriento. ¿Qué tal tú, Tank, estás hambriento?
 
—Infiernos, sí. Estoy hambriento. Pasquale sonrió.
—Siempre tienes hambre.
 
—Jodidamente cierto.
 
—Bueno, Darcy, ¿qué vas a hacer al respecto?
 
—Les haré algo de comer.
 
—Excelente idea.
 
Una vez más, empujó la pistola en la espalda de Nick y lo giró.
 
—Después de ti, Darcy.
 
Darcy ajustó el cinturón de su bata y pasó junto a Dimitri, su mano rozando los dedos flojos de Nick. Espera. ¿Le apretó la mano?
Pasquale fue detrás de ella y Tank caminó detrás. Llegaron a la cocina y Dimitri medio arrastró, medio empujó a Nick en el taburete de la isla de la cocina. Su cabeza inmediatamente cayó hacia adelante hacia sus brazos en la encimera de granito. Darcy caminó alrededor de la isla y abrió el refrigerador, mirando dentro.
Quería envenenar a los hombres. Dios mío, deseaba tener algo de arsénico. No dudaría en usarlo. Cualquier cosa que pusiera a esos dos fuera de servicio.
—Ya casi amanece. ¿Qué tal tocino y huevos? —dijo Dimitri mientras se sentaba junto a Nick. Tank se sentó al otro lado del hombre lastimado.
—¿Revueltos está bien? —preguntó ella secamente.
 
—Eso estaría bien.
 
—Y algo de café —demandó Tank.
 
—Oh, definitivamente café.
 
Las manos de Darcy temblaron cuando puso el tocino en el sartén. Se le revolvió el estómago, y tuvo que reprimir la bilis.
—Que tal algunos extras en esos huevos. Quizás un poco de cebolla, pimiento y algo de queso —gritó Tank desde la barra.
 
Darcy no respondió, solo se giró y sacó una cebolla del armario. Abrió el cajón y sacó un cuchillo para picarla. Por un largo momento, pensó en enterrarlo en el pecho de Pasquale, pero sabía que no podía atacar a ambos. En su lugar, se giró y empezó a limpiar la cebolla.
—¿Cómo nos encontraste? —demandó.
 
—Oh, no fue difícil. No cuando tienes amigos en los lugares correctos. — Sonrió—. En realidad, no debería decirte, pero ya que no serás capaz de decirle a nadie, supongo que no importa. La secretaria del capitán Baker, Sharon, puede ser de mucha ayuda cuando tienes la persuasión correcta. Mantener a su hijo a salvo parece funcionar.
El estómago de Darcy cayó. Los empleados del padre de Nick. Que nauseabundo.
—Eres bastante atractiva, Darcy. Es una lástima que tengas una boca tan grande. Ahora, gracias a ti, necesito un lugar para esconderme. Tiene sentido que sea aquí. Quiero decir, quién nos buscaría en el mismo lugar en el que estás escondida sana y salva. En realidad, es brillante.
Darcy quitó la jarra de café del fogón y se giró para servirle a cada hombre una taza. Mientras estuvo enfrentado la isla, tomó la oportunidad de examinar a Nick. Estaba pálido, la sangre roja derramándose por su frente era un marcado contraste con la blanca encimera.
Y entonces lo vio guiñar un ojo.
 
Oh Dios mío. ¿En realidad había visto eso? ¿Solo estaba fingiendo estar desmayado? Esperanza ardió en su corazón.
—Al menos déjame limpiar la sangre de su cabeza —suplicó Darcy.
 
—¿Eso te haría feliz, Darcy? Bien, está bien. Limpia su cabeza. —Pasquale puso sus ojos en blanco, suspirando cuando dijo las palabras—. Aunque, no sé por qué deberías molestarte. Estará muerto pronto… igual que tú.
Hielo rodeó el corazón de Darcy cuando escuchó sus palabras, dichas casualmente como si estuvieran hablando sobre el clima. Ella apenas disimuló su jadeo de horror.
Tomó un paño limpio y lo humedeció con agua fría, luego se apresuró hacia Nick. Limpió la sangre, examinando el corte profundo justo por encima de la línea de su cabello. Cuando colocó su mano sobre la suya que estaba descansando en la barra, lo sintió tensarse. Él movió sus dedos tan ligeramente, haciéndole saber que estaba coherente. Gracias a Dios. De repente no se sintió tan sola.
 
El siguiente movimiento dependía de ella. No sabía cuál sería, pero estaba determinada a arriesgarse. Si no lo hacía, ellos morirían.
—Vamos, hazlo rápido. No quiero que quemes la comida.
 
Darcy terminó de limpiar la sangre del rostro de Nick, dándole una suave palmadita mientras volvía para seguir preparando el desayuno para Pasquale. Sacó los huevos del refrigerador y empezó a romperlos en un tazón. Usando un tenedor, los batió despiadadamente, su tensión nerviosa explotando en el movimiento.
Vertió los huevos en otro sartén y regresó su atención al tocino. Explotó y chisporroteó, haciendo saltar grasa caliente que aterrizó en su mejilla. La repentina quemadura le dio una idea. ¿Estaría listo Nick para apoyarla? Solo podía rezar.
Darcy tomó las tenazas y empezó a sacar el tocino del sartén, “accidentalmente” subiendo la temperatura debajo del sartén de grasa caliente. Se tomó su tiempo colocando las tiras de tocino cuidadosamente en un plato cubierto con toallas de papel.
Darcy vaciló, esperando el momento perfecto. Cuando escuchó a Pasquale decirle a Tank que se preparara para comer, ella casi había terminado, hizo su movimiento.
Tomando el sartén de hierro fundido lleno de grasa hirviendo, se giró y levantó el brazo sosteniendo el sartén. Dejó que la grasa volara sobre la isla directamente a la cara de Pasquale. Su chillido de dolor llenó el aire, y su mano voló para cubrir sus ojos escaldados.
En el segundo después de tirar la grasa, Nick volvió a la vida. Saltó y dirigió su puño directamente a la cara de Tank, haciendo volar al hombre a través de la habitación y aterrizando sobre su trasero. Nick se giró para agarrar la pistola de Pasquale de la barra y al mismo momento Tank sacó su arma. Ambas estallaron simultáneamente, el ruido explotando en el espacio. Darcy gritó y observó cuando Tank se desplomó, una mancha roja expandiéndose sobre su pecho.
Luego se giró para abrazar a Nick, pero se sorprendió al verlo, también, cayendo al piso, sangre saliendo de una herida en su abdomen.
Antes que pudiera comprender lo que había sucedido, sintió una presencia detrás de ella y se giró. Pasqueale estaba de pie ahí, su cara ampollada y escaldada, su boca torcida en una posición de dolor. Sus manos se extendieron, buscando su garganta. Ella no dudó.
Levantó su brazo y con el sartén golpeó su cráneo.


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Mensaje por carolbarr Lun 13 Mayo - 18:50

Uy que nervios!!! Yo me hubiese puesto a llorar histerica, jajaja
Gracias!


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Mensaje por IsCris Mar 14 Mayo - 0:16

Jajajaja igual yo caro!

Darcy fue muy valiente e ingeniosa, eso no se me hubiese ocurrido de echar aceite caliente jajajja 
Ojalá Nick quede bien


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Mensaje por yiniva Mar 14 Mayo - 10:14

CAPÍTULO 21

La habitación del hospital era ruidosa. Las máquinas conectadas al cuerpo de Nick pitaban y sonaban, las enfermeras fuera de la UCI hablaban y corrían de un lado a otro. Darcy pensó que sería silencioso
aquí, pero ese no era el caso. Cada ruido sonaba dolorosamente fuerte. Los pasos de las enfermeras deberían haber sido silenciosos, pero parecían resonar a través de la habitación. Quería gritarles que se callaran cuando escuchó el sonido de risas flotando desde la estación de enfermeras.
No había apartado los ojos de Nick durante horas, no desde que había sido acomodado en su cama de hospital.
Recordó lo que había pasado antes de eso. Su voz había temblado mientras llamaba al 911 y trataba de explicar la situación. Finalmente, solo suplicó por ayuda y trabajó en Nick, tratando de detener la sangre. También tenía que ocuparse de Pasquale, asegurar su cuerpo inconsciente en caso que despertara. No se podía permitir que escapara. Ató sus manos detrás de su espalda y envolvió un cordón de extensión alrededor de sus tobillos y esperó a que la policía y los paramédicos llegaran.
Lo que más había temido había sucedido. Le habían disparado a Nick, y no sabía si él viviría. No solo había sufrido una herida de bala que desgarrara su abdomen e hígado, sino que la lesión en su cabeza era igual de amenazante para su vida. Su cráneo fue fracturado, su cerebro estaba hinchado. Cómo se las había arreglado para enfrentarse a Tank todavía la sorprendía.
Tank había muerto y Pasquale había sido llevado con esposas al hospital. Nick había estado en la UCI casi dos días ahora y no había recuperado la consciencia. Había sido sometido a una cirugía tan pronto como ingresó y de nuevo cuando descubrieron que no habían visto una hemorragia en su abdomen. Su rostro estaba tan pálido, tan quieto, excepto por la ocasional contracción de dolor. Había tubos por todos lados: oxígeno en su nariz, intravenosas en sus brazos, y sabía que un catéter estaba escondido debajo de la manta blanca.
Estaba sola por primera vez desde que Nick había sido traído al hospital. Sus hermanos, Nate y Noah, habían estado aquí poco tiempo después que de que salió de su primera cirugía. Su madre todavía estaba recuperándose de una cirugía, y su padre optó por quedarse con ella, pero había llamado frecuentemente. Las gemelas habían venido ayer en la tarde, y se habían acurrucado juntas a esperar. Ahora los otros se habían ido a la cafetería, pero Darcy decidió permanecer aquí con Nick.
Sus ojos se sentían pesados y ardían por la falta de sueño. Su espalda dolía por estar sentada encorvada en la silla o inclinándose sobre su cama, hablándole, frotando sus manos. Sabía que se veía peor que un gato en una tormenta. Había logrado ponerse unos pantalones de mezclilla y una sudadera antes de venir al hospital, pero su cabello todavía caía locamente sobre sus hombros. Había círculos debajo de sus ojos, y su piel estaba pálida.
El agotamiento finalmente estaba viniendo a por ella, y se encontró dormitando en la silla. No podía evitarlo; tenía que tomar una pequeña siesta.
Se despertó cuando escuchó a Nick decir su nombre. Al principio, pensó que estaba soñando, pero luego volvió a la realidad. Se apresuró para llegar al costado de la cama y respiró su nombre.
—Nick. Oh, Nick, estás despierto. —Una lágrima solitaria bajó por su mejilla y cayó en su pecho. Intentó sentarse, pero hizo una mueca de dolor e inmediatamente se recostó, su rostro contorsionándose con agonía.
—No, quédate quieto. Estás lastimado. —Darcy gentilmente presionó su mano contra su hombro.
—Estás viva. —Respiró las palabras con satisfacción.
 
Darcy contuvo el aliento. Los médicos habían estado preocupados por su memoria, pero parecía que estaba bien.
—Sí, estoy viva gracias a ti.
 
Una leve sonrisa apareció en su rostro.
 
—Te amo, Darcy.
 
Las palabras fueron un simple susurro cuando sus ojos se volvieron a cerrar.
¿En realidad le había escuchado decir eso? Sus ojos se ampliaron cuando su mano voló a su abdomen. Su estómago cayó, un estremecimiento helado se deslizó a través de ella. Esto es exactamente lo que había temido.
Darcy sabía que tenía que actuar rápido. Se apresuró a la estación de enfermeras e informó que Nick había despertado momentáneamente y parecía recordar lo que había sucedido. La enfermera rápidamente llamó al médico y fue a revisar a Nick. Mientras hacía eso, Darcy entró al baño, y garabateó una nota en la parte trasera de un sobre que encontró en su bolso. Se deslizó de vuelta a la habitación donde el médico y enfermera estaban cerniéndose sobre Nick y colocó la nota en la silla donde había pasado las últimas cuarenta y ocho horas.
Se detuvo en la puerta y volvió a mirar a Nick yaciendo en la cama. Parpadeó para alejar las lágrimas, silenciosamente articulado las palabras: “Yo también, te amo, Nick”, y salió de la habitación. Debería ser capaz de tomar un taxi a la estación de autobuses y dirigirse a casa desde ahí.
Darcy se paró junto a la ventana de su sala de estar y miró afuera, observando la nieve que caía afuera. Eran poco más de las cinco, pero el sol ya había desaparecido, y sombras se movían alrededor de los bordes. El mundo brilló ante sus ojos cansados, y observó apáticamente cuando un taxi pasaba por la calle. Cierto, esta era la primera nevada real de la temporada., normalmente un evento que amaba, pero parecía sin brillo en comparación a años anteriores.
Por supuesto, todo parecía sin brillo desde que había regresado a casa. No encontraba nada emocionante o divertido. Cada día parecía arrastrarse, cada uno más largo que el anterior. Intentó mantenerse ocupada; no creía que hubiera una superficie en la casa que no hubiese sido lavada o pulida. Había estado aplicando a puestos de trabajos, pero en realidad nada le atraía.
Inquietud vagaba dentro de ella. Nada parecía satisfacerla; nada parecía calmar la ansiedad que la rodeaba. Las festividades estaban acercándose rápidamente. Normalmente Darcy amaba esta época del año, pero ahora no sentía el mismo entusiasmo por las festividades venideras.
El clima había igualado su estado de ánimo en las pasadas semanas. Gris, y a menudo nublado, llovía casi todos los días, y el viento gemía alrededor de las ventanas. Si esto era una señal del invierno que se avecinaba, no iba a disfrutarlo, de eso estaba segura.
Incluso Warlock parecía afectado por su humor. Merodeaba inquietamente alrededor de la habitación, ocasionalmente emitiendo un maullido descontento.
Darcy tomó un sorbo de la taza que sostenía en su mano. Había hecho chocolate caliente, con la esperanza de consolarse y calmar sus tensos nervios, pero parecía no estar funcionando. El cacao sabía bien, pero carecía de sus poderes mágicos normales de relajación.
Mientras miraba las sombras profundizándose, su mente vagó hacia pensamientos de Nick, pero los alejó. Se sintió como si pasara una enorme cantidad de tiempo intentando no pensar en él. Sophie le había informado que estaba recuperándose bien y que ahora estaba en casa. Sophie era la única con la que hablaba de eso. Se negaba a hablar con cualquiera de la familia Baker. Si ella no hablaba o los veía, no existían, ¿verdad?
Fue difícil ver el nombre de Nick aparecer en su identificador de llamadas y no responder. Quería escuchar su voz, asegurarse que estaba bien. Ansiaba ver sus ojos plateados y anhelaba saborear sus dulces labios.
 
Pero estaba determinada a no ceder a sus ansias. Es por mi propio bien, se regañó a sí misma. Ahora dolía, pero no tanto como podría doler después si él no sobrevivía a su próximo encuentro con un asesino.
Había jurado que no se casaría con un policía hace más de una década. Por años se prometió que no quería tener nada que ver con ningún oficial de policía, sin importar qué. Podía ser el hombre más apuesto en el mundo, y ella no querría nada que ver con él. No había imaginado estar aislada con tal hombre, sola con él por días. No había imaginado llegar a conocerlo tan íntimamente.
Él había dicho que era valiente, audaz, independiente. Que ella no era como su madre. Su madre solo había tenido dieciocho años cuando se enamoró de su padre oficial de policía. Acababa de perder a sus padres en un accidente automovilístico, y Darcy había llegado para el momento que su madre tuvo veinte años. Su madre nunca trabajó fuera de casa, nunca se había ocupado de los asuntos financieros. Darcy tenía que admitir que su madre había sido verdaderamente inútil.
Pero su dolor había sido real cuando Asa Campbell había sido asesinado. Su miedo había sido palpable… y contagioso. Darcy lo había sentido, lo había vivido. Había observado a su madre desintegrarse a un desastre indefenso. La miró descender a un mundo de drogas y alcohol. Señor, ella no quería vivir así. La única forma que conocía para prevenir eso era evitar al detective Nick Baker a toda costa.
Acción de Gracias era pasado mañana. Siempre lo había pasado con Sophie. Ella no estaba de humor, pero esas tartas de calabaza no se hornearían solas. Abatidamente, se giró hacia la cocina y empezó a precalentar el horno.


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Mensaje por yiniva Mar 14 Mayo - 10:16

CAPITULO 22
Antes de que realmente empezara a cocinar el teléfono sonó. Cuidadosamente revisó el identificador de llamada y vio que era Sophie, así que respondió.
—Hola, señorita, ¿qué pasa?
 
—Hola, amiga. Oye, quería hablar de una idea contigo.
 
—Está bien, dispara.
 
—Bueno, ¿sabes que normalmente tú y yo pasamos Acción de Gracias juntas con un par de otros maestros? Estaba pensando no hacer eso este año. Una amiga mía está organizando una cena para algunas personas que han sido poco afortunados y me ha pedido que le ayude a servir. Ella dijo que en verdad le vendría bien manos extras, así que te sugerí. ¿Qué dices?
—¿Quieres decir personas que son menos afortunadas que nosotras? Vaya, siento lástima por ellos. —Darcy intentó inyectar algo de humor a su voz, pero tenía miedo de que saliera sin viveza.
—Ah, vamos, Darcy. No estamos tan mal. Todavía tenemos techo sobre nuestras cabezas, vehículos que conducir, suficiente ropa cálida, y la una a la otra.
¿Qué más quieres?
 
Un destello de culpa atravesó a Darcy. Sophie tenía razón. Estaban mucho mejor que algunas personas. ¿Entonces, qué si estaba anhelando ver a Nick Baker? Esa fue su elección, y fue la decisión correcta… ¿verdad?
—Bien, está bien, iré. Por cierto, ¿quién es esta amiga tuya que está siendo tan generosa?
—Oh, solo una chica que conocí recientemente. Es maravillosa. Vas a amarla.
Su nombre es Nancy.
 
—Bueno, dile a Nancy que me encantaría ayudar. ¿A qué hora deberíamos estar ahí y dónde es?
—Genial. Te recogeré a los once e iremos en mi auto. Oh, y adelante, trae tus tartas de calabaza y el resto de las cosas que haces normalmente. Entre más comida mejor.
Darcy terminó la llamada y volvió a sus tartas. Al menos tenía un poco más de propósito ahora. Alimentar a los hambrientos. Eso era algo bueno.
El día de Acción de Gracias amaneció soleado y brillante, rayos solares bailaban sobre el suelo cubierto de nieve. Darcy salió de la cama temprano e hizo un lote de último minuto de macarrones con queso y algo de galletas extra. Mientras los macarrones con queso se horneaban entró a la ducha y se puso un suéter verde bosque con un profundo cuello holgado y suaves pantalones de franela grises. Eligió un par de botas negras al tobillo y arregló su cabello en un moño festivo. Ella podría sentirse deprimida, pero no tenía que lucir deprimida.
Sophie llegó, y apilaron la comida en el asiento trasero y luego se pusieron en marcha a su destino, villancicos de navidad reproduciéndose en la radio. Condujeron a un vecindario no muy lejos y se estacionaron en frente de una enorme casa victoriana. Darcy salió, tomó un par de recipientes de comida y empezó a caminar.
Fue entonces cuando vio a las gemelas aparecer en el porche, Nate y Noah justo detrás de ellas. Los pasos de Darcy se detuvieron, su boca cayendo abierta.
—Sophie, me mentiste —refunfuñó.
 
—No lo hice. Solo no te dije que es la madre de Nick la que organizó esta fiesta.
 
—Me voy.
 
—No seas ridícula, Darcy. No hay razón para huir como una cobarde.
 
Su columna se puso rígida. ¿Una cobarde? Ella no era una cobarde. Mi Dios, había enfrentado a un asesino armado con solo un sartén de hierro fundido. No había forma que fuera una cobarde.
Los cuatro hermanos Baker las saludaron cálidamente animándolas a entrar. Darcy fue guiada a un espacioso vestíbulo con una amplia escalera de madera y relucientes pisos de maderas. Se dirigieron a través de un enorme comedor luego terminaron en una espaciosa cocina llena de actividad.
Una pequeña mujer rellenita se apresuró hacia ellos cuando entraron a la habitación. Darcy supo de inmediato que esta era su madre. Sus ojos eran del mismo color único que el de sus hijos.
—Me alegra tanto que pudieras venir.
 
—Señora Baker, me gustaría que conociera a Darcy Campbell. —Sophie hizo las presentaciones luego dio un paso atrás.
 
—Por favor, chicas, llámenme Nancy. Darcy, he escuchado tanto sobre ti que siento que ya te conozco. —Extendió sus brazos y atrajo a Darcy para un rápido abrazo.
Luego fueron tragados por la emoción de los preparativos. Plato tras plato de deliciosas creaciones fueron llevadas a la mesa del comedor. Rellenos, puré de papas, batatas, cacerolas de judías verdes y enormes tazones de ensaladas tomaron su lugar. Salsa de arándano casera y bolas de queso siguieron, y todo tipo de postres vinieron al final.
—Mi Dios, ¿Cuántas personas van a venir? —preguntó Darcy.
 
—En realidad nunca sabemos —respondió Nancy—. Este es el quinto año que hacemos esto. Invitamos a personas que los chicos han conocido durante el servicio, muchos de los cuales han tenido mala suerte. Pobrecitos. En ocasiones traen a otros. Seguimos sirviendo siempre que haya comida.
Darcy saltó a ayudar a las otras mujeres, colocó comida y les dio la bienvenida a personas mientras entraban. El garaje de tres autos tenía varias mesas, cada una cubierta con manteles blancos. Los invitados entraron por la puerta principal, llenaron sus platos con comida y luego comieron en el garaje con calefacción. Cuando terminaron, se fueron, y otros tomaron su lugar.
El evento estuvo lleno de risas y buen ánimo, los invitados agradecidos por la generosidad. Nate, Noah y las gemelas se aseguraron de que todos tuvieran todo lo que necesitaban y entregaban pequeños obsequios a las personas mientras se iban. Guantes, bufandas, y sombreros de lana para los adultos, pero había juguetes y dulces para los niños.
Darcy la estaba pasando de maravilla, pero parte de ella no pudo evitar preguntarse dónde estaba Nick. No lo había visto desde que llegó. ¿Sabía que ella estaba aquí? ¿Estaba evitándola? Los pensamientos la atormentaban mientras llenaba vasos y cortaba tartas. Estaba determinada a no preguntar, y nadie parecía ofrecerle voluntariamente la información.
La multitud disminuyó alrededor de las cuatro, y la familia se acomodó para comer su propia comida de Acción de Gracias. Norman, el Baker mayor, dio las gracias y todos atacaron la comida como si estuvieran famélicos. Todavía nada de Nick.  ¿Dónde  estaba?  Se  sentía inquieta  de  solo esperar  a  que  él apareciera.


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Mensaje por IsCris Mar 14 Mayo - 14:38

Ansiosa de ver a Nick sin embargo salió huyendo, debe de dejar tener ese miedo, como Nick le dijo ella no es su madre codependiente de una persona, es valiente y con grandes capacidades


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