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Lectura #2 PUCKED-HELENA HUNTING

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Mensaje por yiniva Jue 4 Abr - 10:57

17


Solo porque se siente bien no significa que sea una buena idea 


Violet

Mi estado de maravillosa dicha dura poco en mi cara debido a la inoportuna pregunta de Kirk. Estoy empezando a pensar que el sexo en el vestuario no fue la mejor idea. Especialmente durante el tercer periodo. Que mal que ya lo hice.
Alex sostiene mi cabeza contra su cuello, protegiéndome de las miradas de sus compañeros de equipo.
—Espera un minuto. ¿Violet? ¡De ninguna manera! ¡De ninguna jodida manera! ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! —grita Buck—. ¿Está tu polla en mi HERMANA?
Es tan humillante que es ridículo. Es suficientemente malo que esté desnuda, envuelta alrededor de mí… Alex, con quien estoy en una aún-por-ser-definida-relación. Tener a mi hermanastro gritándole mientras todavía está dentro de mí está más allá de los niveles razonables de mortificación.
Levanto la cabeza así puedo aclarar de manera poco adecuada lo obvio. —Soy tu hermanastra. —Como si los tecnicismos fueran a detener lo que está por suceder—. Y Alex puede meter su polla en mí cuando quiera. —La última parte es innecesaria. Ignoré la advertencia de Buck y follé con Alex, salvo que lo llevé al siguiente nivel haciéndolo en un lugar público con todos sus compañeros de equipo como testigos.
Podría muy bien tirar dinamita en un incendio de gasolina.
—¡VOY A PATEAR TU CULO, WATERS! —Continúa Buck gritando. Su volumen es excesivo, como si no estuviera a unos pocos metros de distancia.
Alex no parece encogerse. Acaricia suavemente la parte baja de mi espalda, un marcado contraste al sexo caliente y sucio que acabamos de tener.
Separándonos, Alex desenvuelve mis piernas de su cadera y me baja con cuidado, usando su cuerpo para cubrir mi desnudez de Buck, Kirk y quienquiera que esté viendo el espectáculo. Estoy pasando un mal rato estando de pie sin ayuda así que me sujeto de sus hombros. No bromeaba sobre follarme hasta que no pudiera caminar.
—Déjame manejar esto, bebé.
—¿Acabas de llamarla “bebé”? ¿Hace cuánto tiempo esto ha estado sucediendo? ¡Quita tus malditas manos de mi hermana! —El rostro de Buck es de un tono rojo poco natural, casi morado. Parece como que estuviera a punto de tener un ataque al corazón.
Me encantaría ponerme mi ropa, pero están esparcidas por todo el suelo. No puedo alcanzarlas sin que alguien obtenga un vistazo de mi bien usado coño. Alex no puede conseguirla para mí tampoco, pues está actuando como un escudo humano, protegiendo mi desnudo cuerpo de los hambrientos ojos del equipo. Está bien, quizás estoy siendo un poco dramática. La mayor parte de ellos no están mirando en absoluto.
—Waters, no voy a decírtelo de nuevo. Aléjate de mi hermana.
El tono de Buck ha cambiado a una voz casi tranquila que usa cuando está tan furioso que apenas puede funcionar. Antes lo he visto  un par de veces así. Generalmente con la Xbox. No es bueno. Tengo la sensación que va a tratar de lastimar a Alex.
Alex se gira para enfrentarlo. Ya que estoy mirando el suelo, veo su polla balancearse en el proceso. Contengo una inapropiada risa cuando lo escucho golpear contra su muslo. Amo su pene. Quiero darle un baño de esponja y vestirlo como un súper héroe.
Echando un vistazo sobre su hombro; veo unos pocos miembros del equipo de pie detrás de Buck, mirando boquiabiertos en lugar de ocuparse de sus asuntos. No puedo culparlos. Esto es bastante entretenido.
Buck cambia su furiosa mirada de Alex a mí. —¿Qué está mal contigo? —Vuelve a gritar.
—¿Disculpa? —pregunto, sarcásticamente.
—¿Crees que podemos conseguir una toalla? —pregunta Alex.
—¡Jódete! No voy a conseguirte ninguna mierda —responde Buck.
—No es para mí, imbécil. Es para Violet. A menos que quieras que el equipo entero la vea desnuda. —Lo enfrenta Alex, incluso lo dice calmadamente.
Darren, quien está valientemente tratando de apartar la vista, le tira una toalla a Alex, que a su vez me la da a mí. Una vez que estoy envuelta, Buck le da un puñetazo a Alex, es totalmente inesperado; al menos yo no lo esperaba. Aparentemente Alex sí. Me agarra de la cintura y nos mueve lejos del camino. Siento el aire silbar en mi mejilla mientras el gigantesco puño de Buck evita dar en mi cara por meros centímetros.
Alex me deja y empuja duramente a Buck. —¿Qué está mal contigo? Pudiste herirla.
Buck todavía lleva puestos los patines; tropieza hacia atrás, luchando por mantenerse de pie. Darren y Kirk se mueven con intención de separarlos.
—¡Suficiente!
Agarrando la toalla con una mano para mantenerla en su lugar, coloco una palma en el pecho de Buck. Es asqueroso cuan sudado está. Su camiseta está empapada. Alex está detrás de mí, su pecho contra mi espalda. Soy una persona en miniatura comparada con ambos; se miran el uno al otro sobre mi cabeza,
—¿Qué diablos estás haciendo con él? —escupe Buck en mi cara mientras grita.
Esto es tan repulsivo. Nunca más tendré sexo en un vestuario. Podría conseguir verrugas en los pies, parada en el suelo sucio sin zapatos. Está bien, el suelo no está del todo sucio. Esto es como un maldito cuarto de hotel excepto porque huele como a hombres sudados, equipo de hockey, y sexo, gracias a Alex y a mí.
—¿Puedes parar de gritar? Estoy parada justo aquí. Definitivamente puedo escuchar muy bien lo que estás diciendo, sin que trates de bañarme en saliva y destrozar mis tímpanos.
Buck hace un gesto a Alex, su expresión refleja su incredulidad. —
¡Folla a todo lo que tiene pulso!
—Dice la enfermedad venérea andante. —Dios, hoy soy buena.
—¡Uso malditos condones! No tengo hongos creciendo en mi polla. No puedo decir lo mismo de este imbécil. —Buck señala con el dedo acusatoriamente a Alex.
—¿Qué diablos está pasando aquí? —Entra el entrenador, examinando la escena con ojo crítico y confundido—. ¿Quién contrató a una puta? Conocen la política sobre ello.
—Oh por Dios. —Agarro la toalla apretadamente y me escondo detrás de mi mano, completamente mortificada.
—Mire, entrenador. Esta es mi hermana. —El tono de Buck, aunque controlado, contiene advertencia y un montón de ira contenida. Creo que en mayor parte debido a que nos sorprendió teniendo sexo en el vestidor, oh, y el hecho de que ahora he sido fichada como una conejita de la clase más baja.
—¿Tu hermana es una puta? —pregunta el entrenador.
¿Qué diablos? ¿Es que todos en esta habitación están por debajo del promedio intelectual a excepción de Alex? Más importante, ¿me veo como una puta? Supongo que mi desnudez me pinta como tal. Me asomo entre mis dedos, lo asocio a la infantil idea de que si no puedo ver a nadie, nadie puede verme.
Alex se impone nuevamente, tomando una protectora postura frente a mí. —¡No es una puta; es mi novia! —ruge.
Literalmente, ruge. Es fuerte y gutural. Lo que hiere mis oídos puesto que se encuentra cerca.
Ser atrapados teniendo sexo es solamente la punta del embarazoso iceberg. Ahora que el entrenador me ha acusado de ser una prostituta, Buck pareciera como si fuera a estallar. Estoy esperando a que la parte superior de su cabeza salga disparada y salga vapor junto con la limitada cantidad de materia cerebral que tiene allí.
Levanto la vista hacia Alex y susurro—: ¿Puedo vestirme ahora?
El entrenador sopla un silbato alrededor de su cuello y la charla se detiene. —El espectáculo se acabó. Será mejor que esperes que nadie se entere de esta mierda, Waters, o tendrás un maldito desastre que limpiar. Lleva a tu amiga y su ropa al salón de descanso; luego ven a verme. —Su desaprobación es clara—. El resto de ustedes, cámbiense.
Alex me coge por la cintura y me lleva hacia mi ropa desechada, mientras el entrenador se lleva a Buck.
Una vez que he tomado mi ropa, Alex me lleva por la puerta a otra habitación. Sofás y una gigante pantalla plana ocupan la mayor parte del espacio.
—¿Por qué tuvimos caliente y enojado sexo contra los casilleros si pudimos tenerlo aquí, en este sofá? Quiero decir, Dios, Alex, pudiste haberme inclinado aquí y…
Aprieta los dientes y un músculo en su mejilla se contrae.  —Hay un sofá en mi apartamento donde puedo inclinarte mañana en la noche si quieres. Ahora mismo, deberías vestirte.
Sosteniendo la toalla frente a mí, chequea sobre su hombro cada pocos segundos para asegurarse que estamos solos.
Me coloco de nuevo las bragas. —¿Vas a meterte en problemas?
—Estaré en problemas por la pelea más que otra cosa. Debo haber esperado hasta que estuviéramos solos.
—Es mi culpa.
—Estoy seguro que yo te desnudé.
Me pongo la blusa sobre la cabeza mientras Buck aparece en la puerta. Alex envuelve la toalla alrededor de su cadera para ocultar su erección. 
Buck toma nota de que estoy vestida antes de tomarla contra un casi desnudo Alex. Sus puños se aprietan, y murmura algo. Suena como un mantra de yoga o algo así.
—Debería golpearte el culo por esto, Waters.
—No necesito que defiendas mi honor, Buck. No fue como si fuera virgen antes de Waters.
Alex tose, su expresión se ensombrece. Quizás está molesto por mi revelación. Nunca entenderé a los chicos, particularmente aquellos que claramente han compartido su madera con un montón de castores, se vuelven todos territoriales con el que están. Alex tiene suficiente confianza en sí mismo para que le diga que es de lejos el mejor.
—Waters. Afuera. Ahora. —El entrenador llama desde la puerta, su teléfono celular sujeto en la mano.
—Sí, señor. —Alex besa mi sien—. No te preocupes, nena, no habrá ningún problema.
—¡No la llames “nena”! —señala Buck con un dedo de peludos nudillos a Alex.
Lo enfrento. —Sucede que disfruto cuando Alex me llama “nena”.
—Giro mi rostro hacia el hombro de Alex y digo en voz baja—: Particularmente en medio de la pasión.
Buck levanta las manos con exasperación. —¿Se detendrán?
Alex besa la cima de mi cabeza y sale sin prisa, con algo de arrogancia en sus pasos. Podría ser atribuido a la semi erección que aún lleva o los comentarios que pintan su potencia sexual en una muy positiva perspectiva. Se aleja de Buck, solamente en caso que decida golpearlo. Es una posibilidad real ya que se ha vuelto a poner morado.
—¿Qué demonios, Violet? —pregunta tan pronto como Alex está fuera de la habitación.
—¿Qué demonios, qué?
—¿Estás follando a Waters? ¿En el jodido vestidor? ¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? —Las manos de Buck están en sus caderas como una madre cabreada, una madre yeti cabreada.
Me encojo de hombros. —Supongo que desde la primera vez que lo conocí.
Buck abre los ojos como platos. Está tratando de entenderlo. Puedo casi ver el vapor salir de sus orejas porque su cerebro está funcionando   a toda marcha. Lo lamento por él; por más que le he cogido cariño en los últimos cinco años, obtuvo el extremo corto de los palillos en la fortaleza intelectual. Es lindo completamente vestido, y a veces, cuando no sale a prostituir su polla, puede ser extremadamente considerado.
—¡Pero eso fue hace casi dos meses! ¿Has estado ocultándome esto todo el tiempo? —Anda de un lado para el otro, pasando una mano por su cabello. Su furia cambia a una expresión de dolor.
—Debido a que sabía que reaccionarías así.
—Bueno, sí, Vi. ¡Es incluso peor que yo! —Buck se rasca la nuca como si estuviera verdaderamente desconcertado—. No entiendo por qué te involucraste con alguien que solamente sale para mojar su polla contigo. —Es probablemente una de las cosas más profundas y sinceras que alguna vez me ha dicho.
—Eso no es de lo que se trata. —Lo que está sucediendo entre Alex y yo es más que sexo. Me quería aquí este fin de semana. Debe significar algo—. Él es diferente cuando estamos juntos.
—¿Quieres decir que no te folla todo el tiempo en público?
Ciertamente reconfortante, Vi.
—Dice el chico que fue atrapado con las manos debajo de la falda de una chica en un cubículo abierto de un baño público. —Es un golpe bajo.
—Conseguí que me cambiaran por eso, Vi. Transferido. ¿Entiendes lo que significa eso? Tuve que empezar de cero con un nuevo equipo, y ahora descubro que tú estás haciendo ¿qué? ¿Saliendo con este idiota?
¿Qué pasa si está jugando contigo? ¿Crees que puedo dejarlo pasar?
No consideré que tan lejos podrían llegar a ser las consecuencias   si las cosas se ponían feas con Alex. Buck tiene un buen punto. Es el chico nuevo del equipo, y mi implicación con su capitán podría hacer las cosas más difíciles para él más que nadie. De repente me siento culpable por no ser honesta con él en primer lugar. Buck podría haberse puesto furioso sobre la situación, pero hubiera sido mejor que sorprendernos in fraganti teniendo sexo, junto con sus compañeros de equipo.
Pongo una mano en su hombro. —Lo siento, Buck. Pensé que no sería nada serio, y se ha vuelto algo más.
Suspira. —No quiero verte lastimada. Sé que puedo ser un idiota y un gran imbécil la mayor parte del tiempo, pero tengo corazón. No me he olvidado del idiota de las menores con el que te metiste.
Estoy asombrada. Buck renunció a los comentarios tontos después de que el idiota y yo rompimos. Asumí que fue porque tuve lo que probablemente se consideraría una completa crisis emocional.
Debo haber estado mucho más emotiva de lo que pensé si ahora Buck está trayendo esto a colación. En ese momento, intentó ser tan sensible como se lo permitió su masculino cerebro. Dejó a un lado su tiempo con sus conejitas para mirar películas de terror conmigo y dejarme ganarle en los video juegos.
—Sé que tienes buenas intenciones. Prometo que no cometeré el mismo error dos veces. Alex es un chico decente. Veo un lado diferente de él que tú no ves. Uno que no es totalmente impulsado por la testosterona y el semen.
—No lo sé, Vi…
—Prometo que si te necesito para darle una paliza a Alex sobre algo, te dejaré saberlo.
Sus ojos se iluminan como si estuviera en un bar nudista.
—¿De verdad?
—De verdad. —Asiento, sabiendo que nunca en un millón de años voy a arrojar a Buck hacia Alex si las cosas no funcionan. Tengo rodillas. Sé cómo usarlas.
Asiente, su alivio es evidente. —Me voy a duchar. ¿Lo arreglamos con un abrazo? —Abre los brazos ampliamente.
Hago una mueca y me echo atrás. —Creo que esperaré hasta después de la ducha para eso, gracias.
—Está bien. —Se mueve con pesadez y torpeza a la puerta, llevando todavía sus patines.
Una vez que nuestra sesión de hermandad ha acabado, encuentro un espejo y me dedico a arreglar mi cabello, el cual es en gran medida producto de un tornado de sexo. En todo caso, me veo como una dama  de compañía costosa, lo cual no es ni mucho tan malo como una puta. Mientras realizo una intervención de emergencia a mi cabello con mis dedos, me pillan los recuerdos del idiota, Steve.
Ejemplificó el término idiota. Aunque no al comienzo. Al principio, era encantador. Lo conocí en mi último año de universidad en la cafetería del campus por una confusión de latte. Su especialización no estaba definida, y se encontraba en su segundo año. Era un poco más joven que yo, pero era lindo. En nuestra tercera cita, descubrí que se hallaba en las menores, buscando ser reclutado. Muchas banderas rojas, ¿verdad? Debí haberlo dado por terminado allí mismo. No lo hice porque a veces soy cegada por lo atractivo y los dientes bonitos.
Nos estuvimos viendo por unas pocas semanas cuando sugirió conocer a mis padres. Estaba anonadada. La mayoría de los chicos evitarían ese asunto como la plaga. Así que lo presenté a Sidney, que se ofreció a verlo jugar. Fui, también, solamente para apoyarlo como su novia, y descubrí que Steve nunca iba a ser un jugador suficientemente bueno como para llegar a las ligas menores, mucho menos a la NHL. Sid lo llevó a un lado y se lo dijo con delicadeza. Aun así, un ego herido es un ego herido.
Unos pocos días después me detuve en la cafetería para recoger un latte entre clases. No me encontraba sorprendida de verlo. Lo que me sorprendió fue la morena de lo más cómoda en su regazo. Era del tipo zorra, vestida con una falda muy corta con el escote desparramándose de su blusa de corte bajo. Sus pechos eran mucho más grandes que  los míos.
Ahora, déjame ser clara, sabía que esta relación no iba a ninguna parte. De hecho, no estaba sinceramente interesada en verlo más. El sexo con él era, como mencioné anteriormente, mediocre como mucho. Sus orgasmos sonaban como una hiena en celo y tenía una carencia por debajo de la cintura. Era lo peor en sexo decepcionante. En ese momento me encontraba cansada de estar sola, y la aguda insatisfacción del sexo parecía ser mejor que nada. Era algo deprimente.
Steve y la zorra se hallaban acurrucados en el sofá. Estaba tan enfadada como aliviada hasta que hizo el tipo de jugada más mierda en la historia de las citas. Se quedaría conmigo por el resto de mi vida, aparte de los gemidos sexuales de silbido de perro.
Me miró como si no supiera quien era yo. Incluso me preguntó si podía ayudarme. Antes hacer de mí misma una gran tonta, le dije que se parecía a un puto imbécil con una polla pequeña al que conocía, y me fui.
Eso fue hace más de ocho meses. Desde entonces he estado en una pausa de citas. Los jugadores de Hockey de cualquier clase estuvieron estrictamente fuera de la mesa. Hasta Alex.
La ironía de que estoy involucrada con el que podría ser el puto que nunca ha sido puto no se me escapa. En mi defensa creo que sabía en lo que me metía. No es mi culpa que todos los rumores resultaran ser falsos y Alex sea un chico simpático.
Varios miembros del equipo de Alex vagan por el salón de descanso. La mayoría se sienta en los sofás y ven la televisión mientras esperan que el resto de los chicos termine de asearse.
Todos están vistiendo trajes, luciendo elegantes. Un chico llamado Spencer coloca un cepillo y una goma para el cabello en frente de mí. Su cabello es largo y está recogido en uno de esos moños para hombre que he visto mucho últimamente.
—Se ve como que podrías necesitar esto. —Sus mejillas están coloreadas mientras su mirada está en mi cabello. Lo apreciaría más si no estuviera tan avergonzada.
—Gracias.
—No hay problema.
Para cuando he cepillado mi cabello en una casi lisa cola de caballo, Alex vuelve al salón, recién duchado y vestido en un traje negro a rayas.
—Dejar el vestidor debería ser interesante, eh, ¿Walters? —dice uno de los chicos, asintiendo en mi dirección.
Me toma unos pocos segundos procesar esta información. Tengo que salir por la misma puerta por la que entré. Siempre hay equipos de televisión esperando, incluso después de que las entrevistas han acabado. ¿Cómo demonios voy a salir de aquí sin que el mundo descubra que me he convertido en la conejita de Alex?


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Mensaje por yiniva Jue 4 Abr - 11:05

18


Pensé que podía caber en una bolsa de Hockey


Violet

Cerrando los ojos, rezo por la capacidad de atravesar el vestidor y salir. Por desgracia, cuando los abro todavía estoy aquí de pie mirando a Alex. Es agradable a la vista, lo que es un consuelo.
—No puedo salir del vestidor.
Alguien empieza a hablar. Le hago callar con un golpe de karate en el aire. Esto no es razonable. Soy consciente de que tendré que salir de esta habitación eventualmente. Estoy tan asustada. Debo verme como esas extrañas tarjetas de felicitación con animales cuyos ojos son de la mitad del tamaño de su cabeza. No quiero imágenes de mí así. Incapaz de contenerme, me paseo por la habitación, continuando mi mini- diatriba, explicando por qué no puedo irme en caso de que Alex o cualquiera de sus compañeros de equipo al alcance del oído estén interesados.
—La gente va a pensar que soy tu puta del hockey. O que estoy follándome a todo el equipo. ¿Entonces sabes qué va a pasar? —Alex abre la boca, pero lo interrumpo—: Te diré lo que va a suceder. Algún productor porno lo intentará ponerme en una película. Se llamará Puta del Hockey se folla a los Hawks.
Inhalo profundo. No es suficiente; No puedo meter suficiente aire en mis pulmones. Estoy sudorosa y húmeda. Si esto es un ataque de pánico, no quiero otro. La habitación está completamente en silencio, excepto por Kirk.
—Compraría una porno totalmente contigo en ella —dice.
Le disparo láser con mis ojos. Supongo que lo quiere decir como un cumplido. Miro a Alex, avergonzada por disfrutar del brillo asesino en sus ojos. Primitivo pero sofisticado en su traje, le muestra los dientes a Kirk.
—No voy a estar en una película porno. —Trato de parecer indignada, pero mi voz es chillona y ahogada.
Estoy llena de pánico. Será mejor que Alex me folle hasta el olvido esta noche para que pueda olvidarme de este fiasco.
No importa si parezco a una prostituta o no, seré etiquetada como una si dejo el vestuario con el equipo.
La bolsa de hockey de Buck tiene que estar en alguna parte. La he visto suficientes veces como para reconocerla. Mejor aún, tal vez pueda encontrar la bolsa de Alex. Esas bolsas son enormes, y yo soy pequeña. Si su mierda no está ahí, puedo ciertamente meterme dentro. Buck me puede llevar y nadie más sabrá.
Camino a zancadas a la otra habitación,  ignorando  los  ojos  en mí. Tengo un objetivo: evitar la caminata de la vergüenza de los vestuarios en las garras y mandíbulas de los medios. Abro la bolsa de Buck y casi soy golpeada por el olor.
—Santo infierno, Buck. Creo que algo murió aquí. —Levanto su camiseta sudada, en busca de un cadáver de roedor o restos humanos.
—Esos son mis calcetines de la suerte. No voy a lavarlos hasta que perdamos un juego. —Como si la suerte fuera a impedir que sus pies huelan como un cadáver.
—¿Cómo es  que  no  tienes  pie  de  trinchera  de  usar  estas  cosas? ¿Has comprobado para asegurarte de que tienes todos los dedos de los pies?
Cruza los brazos sobre su pecho. —¿En serio? ¿Te metes conmigo en este momento?
Meto el ofensivo calcetín en la bolsa y la cierro. El olor es tan pútrido que mis ojos se humedecen. Incluso los vellos de mi nariz se sienten chamuscados. Miro alrededor y descubro la bolsa de Alex. Sé que   es    suya    porque    dice    “WATERS”    en    grandes    letras    rojas. Acercándome, la abro. Todo huele a sudor pero no asqueroso, así que estoy dispuesta a hacer un hogar temporal en la misma. Empiezo a sacar los contenidos, sorprendida por la cantidad de cosas que caben allí.
Alex se arrodilla a mi lado. —Violet, nena, ¿qué estás haciendo?
Saco sus patines y un par de artículos más grandes, haciendo espacio para meterme. No huele mal; estar en su bolsa de hockey debe ser manejable por unos minutos.
—Así es como vas a sacarme de aquí. —Quiero decir, ¿no es obvio?
—Nadie va a pensar que eres una puta.
—¿De verdad, Alex? Estás siendo muy ingenuo si crees que la gente no va a pensar que soy una gran puta cuando salga de este vestidor con todo el equipo detrás de mí. O frente a mí. O rodeándome.
Muestra un hoyuelo. —Vas a estar conmigo.
Bajo mi voz a un susurro. —Y eso es mejor ¿cómo? La gente ya cree que eres un mujeriego. ¿Cómo voy a evitar la etiqueta de conejita si salgo de aquí, viéndome como una prostituta costosa colgando de tu brazo? — Agrego la parte de costosa para sentirme mejor por toda esta situación.
Alex pone una mano en mi brazo, su dolor es evidente por la caída repentina de sus hombros. —No tienes que hacer esto.
—Esto ya es complicado. No quiero crear más problemas. —La bolsa de hockey es estrecha, similar a como imagino que una bolsa para cadáveres se sentiría excepto por el equipo maloliente.
—Hay otra salida.
—¿Sí? —No he visto una, pero de nuevo, he estado muy preocupada hasta ahora.
Asiente lentamente. —La hay.
—Esa es una opción mucho mejor que acurrucarme con tu suspensorio.
Alex le dice al entrenador que nos reuniremos con ellos en el autobús. Abre la puerta de emergencia, también conocida como la “puerta de atrás”. Pongo mi mano sobre mi cara y miro a través de las rendijas entre mis dedos. Nadie está esperando para emboscarnos. Tomo su mano extendida y lo sigo por el desierto pasillo a la salida. Empuja la barra de liberación, y salimos a la fría noche canadiense de invierno.
Alex envuelve su brazo alrededor de mi cintura. —¿Ves? Mucho mejor que meterte en mi bolsa de hockey.
—Estoy de acuerdo. —Me acurruco en su pecho mientras me guía  a través del estacionamiento, permaneciendo en las sombras. Me mantiene acurrucada en su costado cuando algunos periodistas  aparecen de la nada para perseguirnos. El conductor abre la puerta, salvándome de la adicional vergüenza potencial. Una vez que estamos en el autobús, me doy cuenta de que mis padres y Charlene no tienen idea de dónde estoy. Saco mi teléfono, lo enciendo, y reviso mis mensajes. Hay veintisiete. Alex envió quince entre las cuatro de la tarde y justo antes del comienzo del juego. El resto son de mi mamá y Charlene.
Después de haberlo comprobado antes de salir al Gran Norte Blanco, descubrí que las tarifas itinerantes eran súper caras, de ahí la razón por la que apagué mi teléfono. Envío rápidamente un mensaje a Charlene y mi madre para hacerles saber que no he sido secuestrada por un asesino en serie. El plan es encontrarme con todo el mundo en el bar para celebrar la victoria.
Cuando termino de enviar mensajes, miro a Alex. Está mirándome.
—¿Por  qué  no  respondiste  a  ninguno  de  mis  mensajes  hoy? —Suena como si hubiera pateado a su mascota castor.
—¿Tienes alguna idea de lo caras que son las tarifas itinerantes en Canadá? Ni siquiera tiene sentido. Canadá es como un gran estado en el norte. Sé que es territorio autónomo y todo, pero ¿no sería más conveniente si tuviéramos el mismo dinero y gobierno?
La boca de Alex cuelga abierta. Me temo que lo insulté. —Cada mensaje que envío cuesta setenta y cinco centavos fuera de los EE.UU.,   y no compré un paquete. Pensé que te vería muy pronto, y si te enviaba un mensaje te diría que venía, y quería que fuera una sorpresa.
—Voy a pretender que no dijiste nada de esa mierda sobre que Canadá es una extensión de los EE.UU., Violet. Sé que no quieres decir eso.
Ooooh, definitivamente lo ofendí. Lo sacaré a colación de nuevo más tarde. Será la manera perfecta para sacarlo de quicio antes de desnudarnos. Podría golpear mi trasero por ello. Curiosamente, la posibilidad me emociona un poco.
El conductor gira el autobús para recoger al resto del equipo. Buck está ocupado respondiendo preguntas de los periodistas. Está concentrando. Hace que su frente se arrugue.
—¿Qué te dijo ese chico en el hielo, de todos modos?
—¿Eh? —Su expresión está cuidadosamente en blanco. Estoy segura de que sabe a lo que me refiero.
—¿Qué te dijo para provocarte? —Recuerdo su arrebato violento, y lamento decir que la pregunta sale un poco entrecortada.
—No me acuerdo. Estaba siendo un idiota. —Es una respuesta evasiva, y no la creo ni por un segundo. Está demasiado tenso. Está mintiendo; no sé por qué. Su teléfono suena, salvándolo de más preguntas. Mete la mano en su bolsillo y comprueba la pantalla—. Mierda. Es Dick.
—¿Quién es Dick?
—Mi agente. —Silencia la llamada y mete su teléfono en el bolsillo.
—¿No vas a responder?
—No esta noche. No necesito que salte a mi garganta a causa de la pelea o el vestidor.
Sus compañeros de equipo se acumulan en el autobús, frustrando mi capacidad de hacer más preguntas. El agente de Buck lo regaña por las cosas estúpidas que hace regularmente. Supongo que el agente de Alex debe hacer lo mismo.
Los compañeros de equipo de Alex se burlan por la pelea en el hielo durante todo el camino al bar. Nadie siquiera menciona el vestidor. Independientemente, se pone cada vez más molesto, mientras lo acosan por ser tan impulsivo. Aunque soy un fan de un Alex irritado, no quiero que tenga ese estado de ánimo el resto de la noche. Incluso si me podría beneficiar más tarde.
Nunca he experimentado la llegada del equipo desde esta perspectiva. Es abrumador. Los medios y fans emocionados están por todo el lugar, los flashes de las cámaras de celulares aparecen como luces estroboscópicas. Le gritan a Alex, preguntando por la lucha y yo, queriendo saber si los rumores del vestuario son ciertos. Me meto en su costado, perturbada por la rapidez con la que las noticias corren. Como la única mujer entre la multitud de hombres gigantes, soy como un par de tetas en un mar de pollas, justo como me temía.
Agarro el brazo de Alex con fuerza. —Por favor, dime que no hay imágenes.
Niega con la cabeza. —Todo es especulación.
Su respuesta no hace mucho para aliviar mi preocupación.
A través de las manchas en los ojos por los flashes, busco valientemente a mis padres y Charlene en la multitud. Todos los rostros son manchas indistintas.
Alex toma mi mano y se inclina para que su boca esté cerca de mi oído. —Mi familia está aquí. Quiero presentarte.
Oh Dios. Tengo que conocer a sus padres. Estoy agradecida de que tuviera tiempo para arreglar mi cabello, de lo contrario todavía llevaría el aspecto de recién follada. ¿Qué pasa si digo algo estúpido? Esta soy yo, después de todo; tengo una tendencia a soltar idioteces. ¿Y si la madre  de Alex me odia? ¿Y si los rumores del vestidor ya llegaron a ella?
Mi palma está sudorosa cuando Alex desliza sus dedos entre los míos y le da un apretón. La aprieto en respuesta, incapaz de soltar mi agarre.
Me acerca y me besa la sien. —Van a amarte.
Ya lo veremos. Inmediatamente después de entrar en la sección VIP, una mujer de la edad de mi madre lanza sus brazos alrededor de él.
Una vez que lo deja ir, observo el resto. Mierda. Si hubiera un concurso de belleza, sería una candidata ideal. Su impresionante cara y rasgos delicados son eclipsados por su cabello. Es enorme.
La complejidad del estilo debe mantenerse en su lugar por siete latas de spray para el cabello. Si encendiera un fósforo dentro de un radio de tres metros de su cabeza, estallaría en llamas. Simplemente no puedo superarlo. Mientras la miro con asombro horrorizado, mantengo la boca cerrada e intento mostrar una sonrisa natural.
Alex está radiante. Sería lindo si no estuviera tan malditamente atónita por la reina de belleza frente a mí.
—Mamá, esta es mi novia, Violet. Violet, ella es mi madre, Daisy.
—Encantada de conocerla —digo a través de mi sonrisa falsa.
Qué adorable. Ambas tenemos nombres de flores. Su nombre es completamente diferente a su loco cabello lleno de spray Aqua Net. Daisy es un nombre que le atribuyo a niños hippies que usan camisetas multicolores y fuman hierba.
Más allá del cabello y el nombre discordante, Alex me presentó como su novia de nuevo. A su madre. Al menos no tiene que decirle que no soy una prostituta, pero esto es una locura. Ni siquiera tuve la posibilidad de decir que quería ser su novia, solo aplicó la etiqueta. ¿Las personas no hacen esa clase de preguntas en estos días? ¿O se asume una vez que llegamos a la fase de viajes de fin de semana? ¿Esto califica como un viaje de fin de semana? Tengo muchísimas preguntas.
—No tenía idea de que Alex tenía novia. —Mira a Alex—. ¿Por qué querrías mantener esto en secreto?
Oooh. No me está gustando la Sra. Waters hasta ahora.
—No he estado manteniendo a Violet en secreto. —Sonríe, pero hay un atisbo de algo en su tono y una advertencia en sus ojos mientras mira a su madre.
Puedo ver el momento en que decide que no soy lo suficiente buena para su hijo. Extiende una mano y me da un apretón flojo, como si yo tuviera una enfermedad. Esto está yendo tan bien.
Alex es inconsciente de la mina terrestre de estrógeno en la que hemos caído, o está buscando un modo de salvarme, porque me presenta a su padre. Santos sonidos sexuales. Alex puede tener los ojos y el color de cabello de su madre, pero tiene el aspecto de su padre. El Sr. Waters está emitiendo un vibra de hombre maduro y experto seductor. Sus ojos son de un asombroso tono de azul. Esta familia ha sido bendecida con genes oculares maravillosos. Y algo más. Su elección de ropa es algo único. Está usando un par de vaqueros desgastados y una camisa blanca abotonada. Los tres primeros botones están desabrochados, exponiendo un pedazo de camiseta. También está usando unas sandalias de cuero Birkenstocks, con calcetines.
Se agacha para no tener que gritar—: No le hagas caso a Daisy. Piensa que necesita saber hasta lo que Alex desayuna. No le gusta ser dejada de lado. —Me guiña y se endereza—. Puedo ver por qué podría estar intentando mantenerte toda para sí mismo. Luces bastante peleadora para mantenerlo en línea, lo cual parece necesitar después de la artimaña que hizo esta noche. La lucha es para novatos, hijo.
Contengo mi suspiro de alivio, contenta de que no se esté refiriendo a los vestuarios.
El padre de Alex es mucho más cordial que su madre. Su nombre es Robert, pero pide que lo llamen Robbie. Es todo tranquilo y relajado. Cuelga un brazo sobre el hombro de Daisy, y ella apoya su cabello bien esponjado en su pecho. Ya no se ve como que quisiera matarme, tal vez dejarme lisiada solamente.
Mientras Robbie me hace preguntas sobre cómo conocí a Alex, una chica cercana a mi edad viene pavoneándose por el bar con un trago frutal en su mano. Arroja sus brazos alrededor del cuello de Alex.
Mi primera inclinación es agarrarla por el cabello, pero la reconozco de las fotos de la semana pasada. Es la hermana de Alex. No tengo nada de qué estar celosa. Aparte del hecho que es puras piernas y tiene cabello rubio oscuro, suelto y largo. Maldita sea ella y su casi perfección. Usa unos vaqueros envejecidos y una camiseta que dice “Material 100% Reciclado”. También está usando sandalias Birkenstocks con unos calcetines con dedos color arcoíris. La hermana de Alex es una hippie certificada. La chica y su padre son dos gotas de agua.
—¡El amaretto sours es lo mejor! —dice a nadie en particular.
Daisy mira una de sus uñas de color rosa oscuro. —No te embriagues y te pongas en ridículo.
La hermana de Alex ignora a Daisy o no la escucha mientras traga el resto de su bebida y finalmente se fija en mí. —¡Oh Dios mío, eres la chica besuqueo! —Su grito es tan fuerte que toda conversación alrededor de nosotros se detiene—. ¡Eres más bonita en la vida real! Totalmente veo por qué Alex metió su lengua en tu garganta.
Quiero salir corriendo. Fingir que esto no está sucediendo. Daisy tiene una expresión confundida que me dice que no ha visto las fotografías de Alex y yo besuqueándonos. No puedo imaginar cómo, ya que están en todas partes. Las mejillas de Robbie se ruborizan y sus orejas se vuelven rojas. El padre de Alex debe haber visto las fotos de mí jugando hockey de amígdalas con su hijo. Esto está tan mal.
—¡Alex, no de nuevo! —exclama Daisy con las manos en sus caderas—. ¿Cuándo vas a aprender?
Mientras Daisy lanza un sermón sobre el afecto adecuado en público, Alex se vuelve más y más como un niñito siendo reprendido. Sus hombros se desploman y asiente, disculpándose repetidamente. Es espantoso. Es entonces que entiendo que su madre está en negación sobre su hijo siendo un mujeriego.
De repente estoy muy, muy interesada en el funcionamiento de la familia Waters. Es como ver un experimento social que salió mal. Me siento mucho menos perturbada por el comportamiento de mi propia madre mientras observo la interacción entre Alex, Daisy y el resto de su familia.
—Sabes cómo los medios tuercen las cosas. Solo le daba un beso  de buenas noches —dice Alex.
—Con lengua —responde Sunny, moviendo sus pestañas rubias.
—¡Sunny! —Daisy le da una mirada desaprobadora.
—Yo no era la que metía la lengua en la boca de alguien más para que todo el mundo lo vea —responde Sunny.
—¿Podemos no hablar de esto ahora? —pregunta Alex, moviéndose incómodo.
—¡Vi! Ahí estás.
Buck se abre camino dentro del grupo, inadvertidamente salvándonos de un interrogatorio mayor. Bueno, abrirse camino probablemente no es la palabra correcta. Es demasiado grande para ser capaz de entrar en algo, así que empuja su trasero de yeti dentro del grupo y saluda a los padres de Alex. Incluso los llama Sr. y Sra. Waters. Daisy suelta unas risitas y le dice que la llame por su primer nombre. Me recuerda a mi mamá.
Entonces Buck se presenta a la hermanita de Alex. Tengo que ser formalmente presentada a ella; el foco habiendo estado en Alex metiéndome la lengua en la garganta en fotos publicadas en todos los medios. Su nombre es Sunshine. Usa Sunny. Sunshine y Daisy. Violet y Skye. Veo un tema aquí. Alex es suertudo de que su nombre no fuera Woody, o Bark8.
—Ustedes dos podrían ser hermanas —dice Buck a Daisy mientras besa la parte posterior de la mano de Sunny.
Sunny y Daisy se ríen. Alex luce como si fuera a tener un infarto. Robbie está irritado y receloso, fulminando con la mirada a Buck. Y con razón. Estoy segura que si ha visto las fotos de Alex y yo, ha visto las de Buck. Espero que lo haya hecho, y más que eso, espero que le preocupe. Buck está en completo modo de coqueteo de mujeriego del hockey.
Sunny pone una mano en el brazo de Buck. —Tienes un aura tan fuerte.
—Solo uso Axe después de ducharme —dice Bucks—. No es  mucho, ¿verdad?
—Es genial.
—¿Puedo traerte algo para beber?
Observo con horror mientras Buck entrelaza su brazo en el de ella y la guía a un lugar disponible en la barra, y su familia permite que suceda. Lo que quiero decirle a Sunny es que el aura fuerte de Buck es  un resultado de su Enfermedad Venérea, o tal vez de la inmensa cantidad de vello corporal que posee que hace parecer que tiene un aura cuando realmente está haciéndose pasar como un Pie Grande.
Alex parece muy atónito para moverse. Puedo entenderlo. Nunca he visto a Buck actuar así. Jamás. Robbie vuelve a hacerme preguntas, ignorando completamente la repentina partida de Sunny con Buck.
Daisy está callada y es observadora, me pone nerviosa. Las preguntas de Robbie sobre mi familia me recuerdan que aún no he visto a mis padres o Charlene. Quiero revisar mi teléfono porque ha estado vibrando en mi bolsillo implacablemente por un tiempo, pero no quiero ser mal educada.



Woddy o Barck: Leña o corteza de árbol. Hace referencia a que las chicas tienen nombre de flores.



—¿Asumo que vendrán a la casa mañana a la tarde, Alex? —Daisy deja su copa vacía en la barra.
La última parte suena más como una orden que una pregunta.
Daisy Waters lleva los pantalones en esta familia.
—De hecho, voy a quedarme en Toronto por una noche más. Quiero mostrarle a Violet la ciudad. Planeo llevarla al campus Guelph el sábado por la tarde. Podríamos pasarnos después.
—¿Entonces, cenarán con  nosotros?
Alex me frota la espalda. —Claro, suena bien.
No me detuve a pensar que habría una visita familiar incluida en este fin de semana. Deseo llevar a Alex a una esquina y decirle que no es una buena idea en lo absoluto. Vine aquí pensando que estaríamos encerrados durante el fin de semana, teniendo sexo en cada posición concebible conocida por el hombre y un par que podríamos inventar nosotros mismos. Seguido por una bañera de hidromasaje y algunas sales de baño Epsom para disminuir la inflamación, de lo que estoy esperando sería  mi  ligeramente  extenuada  vagina,  y  eso  es  lo  que  yo habría llamado un plan. Debería estar feliz de que quiera que conozca a su familia, pero esto es rápido. No estoy lista para ser apropiada por horas en una sola vez.
—Si crees que estarán allí temprano, llama y avísanos. —Su  sonrisa se ve forzada. Quiero llorar. Me odia.
Como si las cosas no fueran lo suficiente malas, escucho a mi mamá detrás de mí. Conocer a los padres es estresante. Que también se conozcan entre ellos, va a ser una muerte segura.
—¡Vi, nenita, ahí estás! —Mi mamá agita las manos con entusiasmo, casi golpeando a Sidney en la cara mientras viene detrás de ella—. No me preocupé por ti. Sabía que debías haber desaparecido para encontrar a tu hombre y hacerlo sentirse mejor. —Dice la última parte en mi oído, pero está gritando, así que todos la escuchan. Los ojos de Daisy se ponen como platos. Robbie, quien usa una media-sonrisa, parece de inmediato inquieto. Entendible, ya que una mujer loca ha irrumpido en nuestra fiesta.
La vergüenza real está viniendo. Esto es solo el calentamiento. Reviso detrás de su cuerpo por Charlene, mi respaldo en estas situaciones. No la veo en ningún lado.
—Hola. —Mi mamá ondea su mano con entusiasmo a Daisy y Robbie. Me preparo para el impacto de su demencia. Probablemente está demasiado ebria. Hay una botella sobresaliendo de su bolso. Qué manera de ser discreta, mamá.
—Ustedes deben ser los padres de Alex. Soy Skye, la madre de Violet. —Extiende una mano hacia Daisy en lo que puede ser considerado uno de sus gestos más apropiados. Daisy sonríe educadamente y se presenta a sí misma, su cabello abombado moviéndose en conjunto con la sacudida de su cabeza.
—Y tú debes ser… —Vuelve su encanto al padre de Alex. Definitivamente está borracha. Puedo notarlo en su balanceo ligero. En silencio ruego que no coquetee con él en frente de su hijo, su esposa y yo, sin mencionar a Sidney. Sin embargo, es demasiado pedir.
—Robbie Waters.  —Le da una sonrisa explota coños.
Es la misma que Alex me mostró la primera noche que nos conocimos, justo antes de que me dijera que no teníamos que hacer nada que yo no quisiera y posteriormente se metiera en mis bragas.
—Es un placer. —Le guiña, pero se ve como que está parpadeando sin parar—. Definitivamente puedo ver de dónde Alex consiguió su aspecto.
Esto es bochornosamente repugnante. Contemplo ordenar unos chupitos para estar menos lúcida.
Mi mamá le da a Daisy una enorme sonrisa, como si no debiera estar ofendida por el coqueteo evidente sucediendo. —Y si la manzana no cae lejos del árbol, debes ser una mujer muy, muy satisfecha. —Mueve las cejas.
Por el amor de Cristo, ¿mi madre está hablando sobre las habilidades del pene de Alex con su propia madre? Le echo un vistazo a Sidney, que está parado allí. Articulo—: Haz algo. —Se encoge de hombros, obviamente igual de borracho y entretenido. Los odio a los dos.
Daisy mira fijamente a mi mamá, luciendo casi tan perturbada como yo por este comentario. Se sonroja y palmea nerviosamente su cabello duro estilo reina de belleza. —No estoy segura de a qué te refieres.
Agarro el brazo de Alex, mis uñas clavándose en su piel. Me contempla con un pánico agitado.
—Lo siento tanto —digo, porque está a punto de ponerse peor.
Mi madre está demasiado ebria para callarse. Pone una mano en el hombro de Daisy y se inclina como si estuviera por decirle un secreto. No obstante, el bar está ruidoso, y cualquier cosa por debajo de un grito es demasiado silencioso.
—Sidney me dijo que cuando Buck nació las enfermeras querían tomarle fotos. Decían que se veía como que usaba un trípode. Sabes cómo es. De tal padre, tal hijo.
Los ojos de Daisy se amplían hasta que temo que vaya a verse como un animé permanentemente.
—¡Oh! Ya veo. Yo… eh, supongo que es el caso entonces. De tal padre, tal hijo.
No soy la única que morirá de vergüenza esta noche.


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Mensaje por Tatine Jue 4 Abr - 15:49

jajajaja que vergüenza!!
gracias
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Mensaje por berny_girl Jue 4 Abr - 17:45

Capitulo 17
Buck creo que actúa como cualquier hermano... aunque no me gusta la actitud de Violet, tiene a una persona que desea que sea feliz, a su forma y ella lo menos precia adelante de sus compañeros... puede que el chico no sea el mas inteligente de la historia, pero ella y Alex tampoco se destacan de ser los mas sensato... su calentura es constante y no muy apropiada en muchas ocasiones.

Capitulo 18
Ambas familias están un poco locas... Creo que la mamá de Alex es más conservadores y la tipo matriarca de su familia... Completamente enamorada de su gran hijo... Ahora falta que los hermanos terminen revolcados en una noche de pasión, al igual que Alex y Violet...


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Mensaje por Yani Jue 4 Abr - 23:54

Jajaja qué loca esa madre, que situación más ridícula, desde lo que paso en el vestuario y ahora en la fiesta...me paaaartooo de risa!!!!! Jajaja


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Mensaje por yiniva Vie 5 Abr - 11:06

19


Las madres son motivo de vergüenza


Violet

—Bueno, es momento de irnos a casa —dice Robbie, su voz suena quebrada.
—Y sabes —Daisy se inclina cerca de su nueva mejor amiga, mi madre, y le grita por encima del ruido—, definitivamente estoy satisfecha.
—Al igual que mi madre, gesticula mucho con sus manos y golpea accidentalmente a Robbie en los genitales.
Él está de pie contra la barra, por lo que no puede escapar. Esto es terriblemente entretenido. Robbie se protege envolviendo un brazo alrededor de su cintura y tirándola contra su pecho. Coloca su boca en  su cabello y le dice algo. Las ondas sonoras que viajan alrededor deben ser absorbidas por la laca, porque no escucho nada.
Lo que sea que le dice, funciona. Daisy abandona la conversación con mi madre, para alivio de todos, y agarra a Alex. Lo besa en la mejilla, dejándole una marca de labios rosa pastel. Luego molesta a mi madre, bromeando, y acaban abrazándose. Daisy las invita a cenar a ella y a Sidney. Afortunadamente mañana temprano se van. No puedo imaginarme la experiencia loca que se convertiría la casa de los padres  de Alex si tal evento ocurriera.
Daisy me abraza y me da palmaditas. Es como un débil apretón de manos.
—¿Qué pasa con tu hermana? —le pregunto a Alex mientras ella y Robbie deambulan hacia la salida.
Alex se abre paso a través de la multitud para detenerlos. Están demasiado lejos para que escuche su breve conversación. Alex no se ve feliz. No puedo creer que sus padres estén dispuestos a dejar a su hija con alguien como Buck.
Sidney utiliza esto como una oportunidad para llevar a mi madre de vuelta a su habitación, salvándonos a Alex y a mí de una mayor humillación.
Alex regresa un minuto después, frotándose la nuca.
—¿Qué dijeron? —pregunto.
Examina la barra con el ceño fruncido. —Se va a quedar con unos amigos en la ciudad. Pensé que esta noche estaría con mis padres en el apartamento.
—¿Por qué no vemos si podemos encontrarla? Quizás está con el equipo.
—Jodidamente espero que sea así.
La sección VIP está llena, pero ni Sunny ni Buck están por ningún lado. Será mejor que Buck no esté usando esto como una manera de vengarse de Alex, de lo contrario es posible que ocurra un encuentro de lucha libre.
Tan gigantesco como es Buck, y Alex cuando está enfadado es agresivo. Ahora que he sido testigo de su temperamento, no estoy interesada en verlo estallar en respuesta a mi desconsiderado, a veces adorable, hermanastro.
Mirando alrededor, veo a Charlene sentada junto a Darren. No está sobre su regazo, pero se encuentra cerca. Darren es la viva imagen de la caballerosidad: su brazo envuelto holgadamente alrededor de la parte trasera de su silla, su atención totalmente centrada en ella mientras habla animadamente. Se los señalo a Alex.
—No se acaban las sorpresas. —Mira de reojo—. ¿Esa no es Charlene? ¿Qué está haciendo aquí?
—También vino. Más que nada para encontrarse con Darren.
—Es una buena amiga. Fue extremadamente servicial cuando no me hablabas. —Afloja su corbata.
Eso es totalmente un golpe. Hay agudeza en su declaración. Antes, hizo un buen trabajo ocultando su dolor, aunque el sexo telefónico probablemente fue útil.
—Lo lamento. —Es una disculpa que le debo desde hace mucho tiempo—. Debería haberte llamado y dejado que me explicaras. Me preocupaba que me dijeras que salías con alguien más e iba a ser tu conejita de apoyo, por lo que te evité por completo. —Miro fijamente a su barbilla mientras divago—. ¿Estoy perdonada?
Si esta relación va a alguna parte, tendré que aprender a lidiar con toda la mierda de los medios de comunicación, lo cual significa hablar con Alex. Mi principal preocupación es convertirme en una de esas novias paranoicas que requerirán garantías infinitas. Asusta ser la novia de alguien, especialmente cuando ese alguien es un famoso jugador de hockey con ilimitadas conejitas buscando dar un paseo en su  monstruosa polla.
Levanta mi mentón y roza sus labios contra los míos. —Estás aquí,
¿verdad? Te invité. Quiero estar contigo.
—Entonces, ¿estoy perdonada? Sonríe. —En su mayoría.
—¿En su mayoría? —Mi corazón se estruja. Quiero estar totalmente perdonada.
Aparta mi cabello por encima de mi hombro. Parece un gesto de ternura hasta que me doy cuenta de que está mirando mi escote. —Creo que lo superaré mejor si pudiera pasar un tiempo con tus pechos en nuestra habitación.
—Esa es una demanda razonable. Mientras seas equitativo. No me gustaría que el resto de mi cuerpo se sintiera celoso. —Puedo sentir su semi erección contra mi estómago cuando se presiona en mí—. Hablando de nuestra habitación, deberíamos regresar allí.
—¿No crees que primero deberías hablar con Charlene?
—Oh. Cierto.
Me toma un momento llamar la atención de Charlene. —¡Oye! — Salta—. Tengo que ir al baño de mujeres, y necesito que vengas conmigo.
Muy sutil, Char.
Me doy la vuelta hacia Alex y Darren. —Regresaremos después de que terminemos de hablar de ustedes en un baño público.
Darren resopla mientras Charlene me empuja. Una vez que estamos dentro de un cubículo, agita sus manos y articula cosas que no puedo descifrar.
—Charlene, no puedo leer los labios.
Me agarra las manos y hace esa cosa que hacen las chicas en las películas cuando el chico que les gusta les corresponde, chilla en voz alta y salta en el limitado espacio. Si los cubículos fueran más pequeños, se estaría golpeando contra la pared.
—¡Estoy enamorada! —Me agarra de los hombros y me sacude—.¡Está bien, bueno, eso es una mentira, pero Darren es el chico más sexy que he conocido, es inteligente y tiene todos sus dientes! ¿Eso no es algo inaudito en un jugador de hockey? ¿Alex tiene todos sus dientes?
Respira profunda y ruidosamente, y continúa. Sé que no es bueno interrumpir uno de sus monólogos, y éste va a ser divertido.
—Así que después de que te marcharas para hacer sentir mejor a Alex en el vestidor…
—¡Shh! Esto no es una burbuja insonorizada. La gente puede escucharte.
Pone sus ojos en blanco. —Todos los chicos están hablando de ello. Bueno, no todos. Algún idiota llamado Kirk no se callaba, incluso cuando Darren le dijo que iba a patearle en los huevos. Incluso hablaba de eso con Buck allí, pero la rubia amante de los árboles parecía ser una buena distracción…
La agarro del brazo. —¿A dónde fue Buck?
—No estoy segura. Debió irse justo antes de que aparecieras. Él y  la rubia se follaban con la mirada, por lo que supongo que fueron a divertirse un poco. Un tanto extraño, de verdad. No pensé que fuera del tipo de Buck.
—La amante de los árboles es la hermana de Alex.
—¿En serio? Se ve tan diferente en la vida real.
No comparte mi preocupación por esta situación, por lo que continúa con su historia. —De todos modos, después del partido, fui con Skye y Sidney al vestidor. Darren salió y dio esta entrevista donde defendió completamente la posición de Alex y habló sobre el estrés del juego —suspira Charlene.
—Cuando llegamos aquí, hice que Sidney me lo presentara. Hemos estado hablando desde entonces. Es el hombre más dulce del mundo. Es cercano a su familia, le gustan las comedias románticas, y tiene una licenciatura en gestión deportiva. ¿Mencioné que tiene todos sus dientes? Quiero tener a sus pequeños bebés de hockey.
Imagino pequeñas mezclas de Charlene y Darren con patines, camisetas, y cascos.
Alguien golpea la puerta y pregunta si terminamos con nuestra sesión de terapia. Es divertido, incluso si es de mala educación.
—¡Vete a la mierda! —grita Charlene y levanta su falda. Me doy la vuelta. No somos tan cercanas como para querer verla haciendo pis.
No tengo que decirle a Charlene que no mencione a Buck y a Sunny. Es lo suficientemente inteligente como para entender que no quiero que Alex sepa que pueden haberse ido juntos. Las visitas conyugales no son excitantes.
Cuando regresamos a la mesa, Alex sigue revisando su teléfono. Es obvio que está tratando de ponerse en contacto con su hermana sin éxito. Odiaría que se viera involucrada con Buck sin saber qué clase de persona es. Le envío a Buck un rápido mensaje de texto, amenazándole con depilar sus bolas mientras duerme si está planeando follarla y dejarla. Si amenaza con follar a la hermana de Alex, cumpliré con mi amenaza.
Finalmente, convenzo a Alex de que es hora de ir a nuestra habitación. No es difícil convencerle. Charlene y Darren están completamente absortos el uno en el otro. Ya que se suponía que compartiríamos una habitación, tiene la nuestra para ella sola. Tengo la curiosidad de si Charlene cederá esta noche, si se le presenta la oportunidad. Por mucho que hable acerca de montar a Darren hasta que salga el sol, es una chica tradicional y no es probable que caiga en la cama en la primera noche. Aunque tampoco yo, y mira lo que pasó con Alex.
Nos detenemos en la habitación en la que se supone que iba a dormir para agarrar mi bolso y luego nos dirigimos a la de Alex. Me adueño del baño y me pongo mi nuevo pijama, lista para una celebración post-partido.
Salgo para encontrar a Alex de pie en medio de la suite. Su chaqueta está abierta, los primeros dos botones de su camisa están desabrochados, y su corbata cuelga floja. Está concentrado en su teléfono, por lo que no me escucha aclararme la garganta. Supongo que sigue intentando localizar a Sunny.
—Oye. —Tenía la esperanza de utilizar el marco de la puerta como un lugar para posar. En cambio, estoy frente a él sin nada para utilizar como apoyo.
Alex levanta brevemente su mirada, y luego la baja cuando vibra  su teléfono. Me encuentro al borde de las lágrimas por su falta de respuesta. Afortunadamente, se da cuenta de lo que llevo puesto y deja caer su teléfono al suelo.
Eso es más parecido a lo que estoy buscando.
Ahueca mis pechos. Estoy usando una camiseta de los Hawks y un par de bragas a juego con el logotipo encima de mi entrepierna. El mismo logotipo se extiende sobre mi pecho. Las pedí tan pronto como supe que iba a venir al partido.
Estira del dobladillo de mi camiseta, presumiblemente para que poder tener acceso, sin obstáculos, a mis pechos.
—Espera. —Levanto un dedo—. Déjame mostrarte una cosa, después mis pechos serán todos tuyos.
No parece impresionado. —Será mejor que sea bueno.
Me doy la vuelta, lanzando mi cabello sobre mi hombro. En la parte de atrás, en letras blancas, está el número once con WATERS a lo largo de mis hombros. En las bragas se lee: TRASERO DE WATERS.
Alex baja sus manos por mis costados y aprieta mi trasero. —¿Estás segura de que es salida solamente?
—¿Qué? —Me tambaleo, alejándome, y corro al otro lado de la habitación mientras cubro mi trasero con mis manos, protegiéndolo de la posible invasión. Alex me acecha.
—¡De ninguna manera, Alex! No es una opción. ¡Acceso denegado, acceso denegado! —Mi voz es tan alta que sueno como si hubiera estado inhalando helio.
Alex sostiene sus manos hacia arriba suplicando y habla suavemente—: Solo estoy bromeando, nena, lo prometo. Regresa aquí y déjame ver de nuevo esas bragas.
Sigo siendo cautelosa. Esta no es la primera vez que dice algo sobre meterse por allí. Creo firmemente que si está hablando de eso, quiere hacerlo. Incluso ha admitido que ha pensado en ello.
Casi me acorrala en una esquina, por lo que lo esquivo para escapar. No soy lo suficientemente rápida. Me encuentro en el aire, y de repente estoy sobre la cama, boca abajo con el cuerpo de Alex cubriendo el mío. Su monstruosa polla se presiona contra la mejilla de mi trasero.
—¡Que Dios me ayude, Alex, nunca dejaré que vuelvas a tocar mis pechos!
Lo digo muy en serio. Quizás.
El peso de su cuerpo me deja, y giro sobre mi espalda. Se apoya en sus brazos por encima de mí. Es impresionante.
—Solo bromeaba. Me gustan las bragas. —Su polla monstruosa se alinea con la parte correcta de mi cuerpo.
Sus besos son suaves, como si estuviera pidiendo disculpas por asustar a mi trasero. Después de unos minutos celestiales de besarnos,  ya no me preocupa su deseo de entrar en la zona “prohibida”.
Agarra el borde de mi camiseta y la tira por encima de mi cabeza. No estoy usando sujetador, por lo que su vista no tiene obstáculos. Junta a mis chicas y las acaricia, mordisqueándolas y besándolas. Se mantiene alejado de mis pezones, evitando el contacto completo. Me está matando.
Soy un desastre de gemidos porno, retorciéndome debajo su cuerpo cuando finalmente hace círculos en mi pezón izquierdo con la punta de su nariz.
—¿Se siente bien? —Puedo sentir a Alex sonriendo contra mi pecho.
Me muerdo la lengua para evitar suplicarle que simplemente lo lama ya. Cederá tarde o temprano. Hay una manera de hacer que suceda. Serpenteo mi mano hacia la cintura de sus pantalones, lucho con su cinturón, y desabrocho el botón. No hay juegos. Meto la mano dentro y acuno la PM. Alex hace un ruido bajo en su garganta.
Un momento después siento la celestial presión húmeda de sus labios, seguido de una suave succión.
Aprieto alentadoramente, no es que necesite algún estímulo una vez que comienza.
Mientras le dedica atención a mi mitad superior, empujo sus pantalones sobre sus caderas y alineo nuestras mitades inferiores. Incluso con mi ropa interior interponiéndose, aún soy capaz de conseguir un poco de fricción.
—Dios, quiero follar tus pechos.
Es casi un gruñido. Detengo mis movimientos.
Con su boca, todavía sobre mi pecho, levanta su mirada y murmura—: Oh mierda, ¿dije eso en voz alta?
Basándome con todo el amor a los pechos, no es como si fuera una sorpresa que quiere deslizar su polla entre ellas. Lo que es sorprendente, es lo atractiva que es la idea.
—Puedes hacerlo si quieres. —Ofrezco una sonrisa vacilante. Alex me mira boquiabierto. —¿Qué?
—Puedes... follar mis pechos. —Suena sucio. Me gusta.
Se apresura a incorporarse sobre sus rodillas. —¿Estás segura? Mordiendo mi labio, aprieto mis tetas juntas en invitación.
Nunca he visto a nadie desnudarse tan rápidamente. Alex está desnudo antes de que pueda parpadear. Se sienta a horcajadas sobre mi torso, agarrando su gigante polla. Oh Dios, está goteando. Frota su pulgar sobre la punta y acaricia el eje mientras mira fijamente mis pechos. Sus ojos salvajes suben hasta los míos. —¿Esto está bien? No tenemos que estar en esta posición.
Esta tan sexy así, con su polla dura en la mano, cerniéndose sobre mí, esperando que le dé el visto bueno. Me meneo hacia arriba en la cama, reordenando las almohadas, así estoy medio incorporada. Envuelvo mis dedos alrededor de él, lamiendo la cabeza.
Escapa de sus labios una maldición en voz baja. Hurga en la mesita de noche, sacando una botella de lubricante. Ante mi ceño fruncido, rápidamente ofrece una explicación. —Mis manos son ásperas. Esto hace que sea mejor. Además, esperaba que vinieras a verme, y pensé que sería bueno estar preparado en caso de que tengamos mucho sexo.
—Eres como el Boy Scout del sexo, ¿no es así?
Le quito la botella, derramo una cantidad generosa en mi palma, la masajeo sobre mi pecho, y luego acaricio su longitud. Guiándolo entre mis pechos, los aprieto. Alex está boquiabierto mientras agarra la cabecera y mueve sus caderas. La vista es bastante increíble desde donde estoy.
Después de unos minutos, suelta la cabecera y se hace cargo de sostener juntas mis tetas. Pellizca mis pezones mientras acelera el ritmo. Agarro su sólido trasero, ayudando en lo que puedo. Cuando está cerca de correrse, es lo suficientemente amable para advertirme, alejo sus manos, agarro su polla, y envuelvo mis labios alrededor de la cabeza.
—Dulce y jodido… —No termina la frase. En vez de eso, gime cuando se viene.
Mentalmente me doy palmaditas en la espalda por ganar uno para l equipo. Prefiero tragar que tener su esperma enfriándose en mi pecho.
—No tenías que hacer eso —dice sin aliento.
—Siempre puedo aprovechar las vitaminas.
Acunando mi cara entre sus manos, Alex me besa. —Me encanta esta boca.
Se mueve por mi cuerpo, depositando besos a medida que se dirige a la tierra castor. Entonces me muestra con su boca, lo mucho que aprecia el amor a los pechos.
Si es así como van a ser las cosas, estoy a favor de pasar el resto del fin de semana en la cama. Espero que Buck no haya coaccionado a Sunny al mismo tipo de situación, de lo contrario las cosas están a punto de complicarse.


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Mensaje por yiniva Vie 5 Abr - 11:13

20


Pasar el rato con la familia Waters es un negocio peligroso


Violet

Por mucho que me gustaría decir que Alex y yo pasamos el resto del fin de semana teniendo sexo loco y salvaje, esto no es del todo cierto. El viernes en la mañana dejamos el hotel y tomamos un taxi por toda la ciudad a su condominio, donde sus padres se quedaron anoche.
La unidad de trescientos metros cuadrados y dos dormitorios se encuentra en el último piso de un edificio alto, con vistas al puerto de Toronto. El espacio está amueblado para la funcionalidad, y el dormitorio principal cuenta con una impresionante vista de la ciudad, como la Torre Nacional de Canadá.
Una nota de su madre está en la mesa del comedor, dándole las gracias por dejar que utilizaran el condominio. Alex envía a su hermana otro mensaje mientras me muestra todo el espacio, posiblemente revisando por signos de su presencia, también. Afortunadamente, esta vez recibe una respuesta casi inmediata de ella diciéndole que está en casa en Guelph. Sunny ama los emoticones. Sus textos son más  imágenes que palabras. Me siento aliviada porque ya no está preocupado por la situación de Buck y mucho más centrado en mí.
Pasamos la mayor parte de la tarde del viernes esquivando cámaras y arrastrándonos en pequeñas tiendas de moda en Queen Street. Cada vez que expreso entusiasmo por algo, Alex lo compra. Es tan excesivo como encantador. No tengo más remedio que aceptar forzada sus regalos, de otro modo finge que hiero sus sentimientos.
Le agradezco más tarde por todos sus regalos permaneciendo desnuda durante toda la noche. La mayoría de las veces termino debajo de él, no es que me queje.
 El sábado por la mañana tenemos sexo en la ducha, empacamos las maletas y salimos del condominio. La madre de Alex nos invitó para el almuerzo, y no pudo decir que no. Alex carga todo en la parte posterior de una camioneta deportiva. El hombre ama sus vehículos. Tiene dos en Toronto: un Mercedes para el verano y la camioneta para el invierno.
Tengo nervios por pasar tiempo con su familia. Comer una comida en su casa, donde voy a tener que hacer una pequeña charla y contarles sobre mí es muy diferente a encontrarlos en un bar ruidoso.
Manejamos en silencio por un rato mientras miro distraídamente por la ventana. No noto el cambio en mi entorno hasta que Alex se introduce en una carretera que desaparece en un bosque.
—¿Dónde estamos?
—Una carretera destapada.
—¿Vamos en una camioneta por una carretera destapada? —Alex es un hombre inteligente, por lo que debe saber que este coche no está hecho para un terreno así. Camioneta o no, está cubierto de nieve, y podemos atascarnos. Además, vamos de camino a un almuerzo con su familia.
—No. —Alex parquea el coche y desabrocha su cinturón de seguridad. Se inclina y me besa. ¿Sesión de besuqueo en carretera? Sí y por favor.
—Quiero que me digas qué está mal.
—No hay nada de malo.
—Mentirosa. —Me besa el punto en el cuello que me hace desear que estuviéramos desnudos.
Cierro los ojos y debato si debo o no decir la verdad. —Estoy nerviosa.
—¿Por qué?
Alex se sienta de nuevo, con una expresión sombría. Es ardiente. Aunque soy parcial; encuentro ardientes todas las expresiones faciales  de Alex.
—Creo que tu mamá me odia. ¿Qué pasa si digo algo tonto en frente de tu familia? No hemos estado saliendo mucho tiempo, y no sabes cómo de ridículamente inapropiada puedo ser en situaciones sociales. Me mortifico a mí misma a veces, muy a menudo, en realidad. Está bien con mis amigos, no cuando estoy tratando con los padres de mi exitoso novio muy bien dotado, extra inteligente y excesivamente caliente.
—Una vez que te conozcan te van a amar, lo prometo. —Besa la palma de mi mano—. Mi papá es súper relajado, igual que mi hermana. En cuanto a mi madre, probablemente necesita tratamiento mental, pero es inofensiva.
—¿Qué pasa si accidentalmente hago un comentario sobre tu polla monstruosa? ¿Qué si sirven salchichas para el desayuno, y comparo su tamaño insuficiente con tu palo del amor?
Estas pueden parecer preguntas estúpidas, pero cuando estoy nerviosa, me pongo en peligro de decir algo así de humillante.
—¿Acabas de llamar a mi polla un “palo del amor?” —Sonríe.
—No creo que te estés concentrado en el problema aquí.
—Nena, todo va a estar bien. No tienes nada de qué preocuparte.
Sus garantías están empezando a funcionar. Es como si me hipnotiza con su voz y su tacto y sus bonitos, bonitos ojos. Me besa suavemente.
El calor entre nosotros explota y terminamos besándonos durante quince minutos. Es suficiente tiempo para tenernos excitados y haciendo que casi lleguemos tarde. La tensión sexual en el coche es espesa como una sopa de puerros y patatas. Le ayudaría con su problema, pero creo que es más que justo que ambos suframos a través de almuerzo insatisfechos.
Guelph es más un pueblo que una ciudad, y no es nada como Chicago. El centro es pintoresco, lleno de pequeños cafés y tiendas intercaladas con bares y pubs, atendiendo a las multitudes de la universidad. A pesar de la fría mañana de invierno, las calles bullen de gente, jóvenes y viejos por igual. Nos dirigimos a una calle lateral y parqueamos en el camino de entrada de una casa grande, de ladrillo antiguo.
—¿Lista? —Me aprieta la mano.
—Creo que sí.
Cuando sale del coche se ajusta los pantalones. Tiene una evidente erección. Con suerte, el aire frío ayudará a reducirla. La única cosa más horrible que yo haciendo comentarios sobre su paquete sería él luciendo una madera frente a sus padres.
Daisy nos saluda en la puerta. Estoy asombrada una vez más por  el horror de su cabello. Parece que los años ochenta se arrojaron sobre  su cabeza. Parece incluso más grande de lo que era la otra noche. Su atuendo de los ochenta a juego es una distracción útil, sin embargo. Si bien los pantalones lavados con ácido y de talle alto han hecho una reaparición en los últimos años, Dios nos ayude, parece como si hubiera desenterrado sus trapos originales del ático. Huelo, no hay olor a naftalina. Cómo se las arregló para evitar ser linchada por la policía fashionista está más allá de mí.
—¡Alex!
Él voltea la cara lejos de su cabello mientras se abrazan.
—Violet, es tan agradable que hayas podido venir. —Me abraza, también. Es otro de esos abrazos sueltos sin ningún afecto real.
Su cabello es tan sólido que me preocupa que pudiera atraparme como una mosca en una telaraña. Cometo el error de hablar mientras abrazo a Daisy.
—Muchas gracias por invitarme. —Cabellos perdidos se pegan a mis labios, y la laca de cabello invade mi boca. Es simplemente horrible. Quiero escupir el sabor. En su lugar, trago en repetidas ocasiones, esparciéndolo alrededor de mi lengua.
—Alex, por qué no traes tus bolsas, y Violet puede ayudarme en la cocina.
Alex se queda ahí durante unos largos segundos con una sonrisa plasmada en su rostro. Se pasa una mano nerviosa por el cabello. —Ya nos reservé una habitación…
—¿En un hotel? ¿Por qué harías eso? —Mira de él a mí y viceversa, su sonrisa calculadora. La madre de Alex es una especie de perra.
—Esta es la primera vez de Violet en Guelph…
—Y ese es exactamente por qué debe quedarse aquí. Puedes cancelar sus reservas. —Daisy enreda su brazo con el mío y me dirige hacia la cocina—. No puedo ver lo suficiente a mi bebé, y Violet te ha tenido la mayor parte del fin de semana. Creo que debería ser capaz de compartirte por una noche. Coge tus maletas y llévalas dentro, cariño.
Presa del pánico, miro por encima del hombro mientras Daisy me lleva lejos. Las cejas de Alex se alzan, y sus labios se muelen en una línea. Se ve tan feliz por esta situación como yo. Almorzar con los papás es una cosa, una maldita fiesta de pijamas es otra.
—Estoy tan contenta de que Alex fuera capaz de encontrar un poco de tiempo para estar con nosotros mientras está aquí. Lo vemos tan poco estos días con su agenda.
Me paro con torpeza en el medio de la cocina, sin saber si debería sentarme o quedarme de pie. —Viaja mucho.
Coge el cuchillo más grande que he visto en mi vida y rebana la parte superior de una piña. —Mmm. Las relaciones han sido siempre un reto para Alex a causa de ello.
Espero que las próximas veinticuatro horas no vayan a estar llenas de golpes hacía mí. No creo que pueda manejarlo sin decir algo de lo que me vaya a arrepentir.
Daisy inmediatamente me da una tarea; por suerte, no es una difícil porque no puedo cocinar ni en defensa propia. Mientras corto la parte superior de las fresas, Daisy hace mimosas. Alcohol es exactamente lo que necesito para hacer retroceder a la ansiedad y el asqueroso sabor persistente de laca para cabello.
Me entrega un vaso mientras Alex y su papá entran en la cocina. Robbie lleva un par de pantalones de pijama a cuadros y una camiseta  de la banda Grateful Dead.
—¡Robbie! ¡Se supone que tienes que vestirte! Tenemos compañía.
—Daisy pone las manos en sus caderas—. ¿Estás haciendo investigación de nuevo?
Miro de Alex, que está sonriendo, a su padre, también sonriendo, y de nuevo a su madre, que no está sonriendo. Le doy una mirada detenida a Robbie. El blanco de sus ojos está escandalosamente rojo. Si no lo conociera, diría que está tan elevado como una cometa.
—Estoy probando un nuevo lote medicinal esta semana. Se supone que aumenta el apetito en un cincuenta por ciento.
Supongo que mi hipótesis es correcta. Desliza su mano por debajo de su camisa y frota su estómago con pereza. Tiene algunos abdominales debajo. Aparto la mirada. No quiero comerme con la mirada al padre de Alex.
—¿Cómo estás, Violet?  —Agarra un puñado de fresas sin hojas y  se sienta.
—Estoy muy bien. ¿Usted?
Ablandado sería el término científico.
Sólo he “conocido a los padres” un par de veces en mi historial de citas. Ningunas de esas experiencias fueron tan extrañas como ésta resulta ser.
Mientras Alex y su padre charlan sobre el grado medicinal de Mary Jane9, sigo cortando la fruta. La mayor parte termina en la boca de Robbie en lugar de en el plato. Yo diría que si el punto es aumentar el apetito, está funcionando bien.
Hasta ahora he estado tan concentrada en ser cortés que he fallado en tomar en consideración la decoración de la casa. Parece como si una gitana bohemia se hubiera metido en una pelea con una belleza sureña,  y explotó por todo el lugar. Todo tiene demasiados volantes o es un retroceso a los años setenta. Es difícil procesar todo. Me pregunto cómo un hombre relajado como Robbie puede manejar tanta sobre- estimulación visual. Tal vez le gusta drogarse con eso alrededor.
 
9 Nombre para referirse a la marihuana.


Mientras tomo mi mimosa y reflexiono sobre esto, la hermana de Alex entra en la habitación. Casi me ahogo cuando Buck viene detrás de ella. La mierda está a punto de ocurrir, estilo estruendo.
Alex está de espaldas a ellos. Hago lo más lógico del mundo. Agarro su mano, acercándolo a mí. Mi intención es molestarlo. Sin embargo, este plan tiene agujeros, el más importante es la presencia de sus padres. Así que me quedo allí, mirándolo mientras acaricio su pulgar con los dedos. Alex me da una mirada divertida.
—¡Alex! ¡Estás aquí! —La voz de Sunny le distrae de mi distracción.
Se da la vuelta. Supongo que no está muy feliz en base a la forma en que aprieta mi mano ya que ahora no puedo ver su rostro.
—¿Qué demonios? —Asusta a su madre casi hasta la muerte, y a  mí también, con sus gritos atronadores.
—¡Alex! Usa tu voz interior —dice Daisy.
—Alex —le digo suavemente mientras su agarre en mi mano se aprieta. Si sigue así, va a romperla. Necesito mi mano, no sólo por mi trabajo, sino para otras tareas importantes, como masturbarme.
Desafortunadamente, su enfoque no está en la mano que está aplastando, sino en Buck de pie junto a su hermana y muriéndose de la risa. Por lo menos no la toca.
—Hola hombre. ¿Cómo te va? —pregunta Buck como si no fuera nada del otro mundo que esté aquí.
Jalo la manga de Alex con mi mano libre.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta con calma.
Estoy perdiendo la sensibilidad en los dedos. Me inclino y muerdo el brazo de Alex.
—¡Ay!
Funciona. Suelta mi mano.
Su cabeza da la  vuelta.  Oh  hombre,  realmente  está  enojado.  Tan  rudo como es en el hielo, y dominante y juguetón como puede ser  en la cama, no me intimida. Además, su familia está aquí, y también Buck, así que voy a estar bien.
Se frota el brazo. —¿Por qué me mordiste?
—Aplastabas mi mano y hablarte no funcionaba
Inspecciona la mano con sus labios. —Mierda, bebé, lo siento.
—Alex, cuida tu lenguaje.
—Lo siento, mamá. —Luego, Alex mira a su hermana y se mueve hacia Buck—. ¿Te importaría explicar esto?
Sunny mira a Buck de arriba abajo. —¿Explicar qué?
—¿Por qué eres tan grosero? —pregunta Daisy. Nadie le presta atención.
Sunny tira su cabello sobre su hombro.  Lleva una camisa teñida  de color arcoíris y una falda ondeante hasta los tobillos. No es el tipo de Buck en absoluto. Va por las zorras, por las cosas casi desnudas y seguras. Sin embargo, aquí está con Sunny, que no parece nada de eso.
Alex abandona el cuestionar a su hermana, que parece genuinamente confusa, y se mueve a Buck. —¿Quién te invitó?
—Yo lo invité —responde Sunny.
—¿Por qué? —Los puños de Alex se aprietan a los costados.
—Uhm, ¿porque me gusta? —Su lenguaje corporal me dice las cosas que sus palabras no. Ajusta un mechón de cabello alrededor de su dedo, y sus ojos caen a sus pies. Buck la ha atrapado con su magia yeti.
—¿Te gusta? —La voz de Alex se levanta junto con sus cejas—. ¡Es una basura!
Una parte de mí quiere defender a Buck, hay un buen tipo bajo toda su promiscuidad. Pero si Sunny fuera mi hermana, castraría a Buck antes de que pudiera conseguir su polla dentro de ella. Lamentablemente, con la forma en Sunny mira a Buck y Buck le devuelve la sonrisa, parece que esto ya sucedió. Podría ser demasiado tarde para que Alex salve a su hermana. Debería ofrecerse llevarla a un centro de salud hoy más tarde.
Sunny apoya su puño en la cadera. —Mira quién habla de moral con el pipí en la mano.
Ella y Buck pueden estar en igualdad de condiciones intelectualmente juzgando por la forma en que masacró completamente ese dicho.
Al parecer, Daisy entiende lo que Sunny está tratando de decir. Defiende la virtud inexistente de Alex. —¡No le hables así a tu hermano!
O está realmente en negación completa o está demasiado cegada por su amor maternal para ver la verdad. Alex puede no ser un mujeriego, pero puede ser un chico sucio, sucio.
Miro alrededor de la habitación; las diversas expresiones son hilarantes. Sunny se enfurece, Daisy parece que podría llorar, Buck está mirando el pecho de Sunny, de modo que no tiene idea de lo que está pasando, y Robbie haló la bandeja de fruta más cerca. Mete los alimentos en su boca y mira a escondidas en alguna ocasión para comprobar si alguien se da cuenta. Me gusta.
Sunny apoya un puño en su cadera. —Vi el periódico esta mañana.
¿Y tú?
—¿Qué periódico? —pregunta Alex.
—Los tabloides. Hay todo un artículo sobre lo que pasó ayer en el vestidor.
—Espera, ¿qué? —Buck se pone súbitamente alerta. Al igual que Alex y yo.
—No es como que realmente creería ninguna de las cosas allí. Incluso si es en su mayoría inventado, seguro que no hace que ninguno de ustedes se vea bien.
—¿Qué tipo de tabloides lees? —Buck lleva su expresión constipada.
Está claro que tiene miedo que Sunny haya leído acerca de sus hazañas sexuales en los tabloides. Está demasiado involucrado con averiguar qué podría saber Sunny de él, que se olvida de la discusión amenazadora con Alex y se apresura a una conversación en voz baja con ella.
Alex y yo nos miramos el uno al otro, queriendo saber con claridad la misma cosa, qué vio Sunny en los tabloides y cuánto debo preocuparme.
No tengo ni idea de lo que sucede entre Buck y Sunny, pero tengo que admitir que, a pesar de que los dos parecen tan profundos como un charco, se llevan bien. Buck en realidad está siendo educado.
El almuerzo es incómodo, en parte debido a nuestra inhabilidad para conseguir la información que necesitamos. Robbie dirige la conversación. Es increíblemente elocuente para un tipo bajo la influencia de la hierba. Alex menciona que después va a llevarme al campus de Guelph, y Robbie se va por la tangente sobre las mujeres en las clases de Literatura que tomó cuando fue estudiante.
Le da golpecitos a la mano de Daisy. ―Ahí fue donde conocí a mi Daisy. Era la mujer más inteligente y hermosa del salón, así que por supuesto tenía que pedirle que saliera conmigo.
―Eso no es verdad. Perdí el curso, y me pediste que saliera contigo porque ninguna de las otras mujeres de la clase se encontraban interesadas en ti ―responde Daisy.
Y eras la chica más hermosa del salón. ―Besa su mejilla sin
conseguir un bocado de cabello inmanejable. Eso es increíble.
―¿Qué hay de ustedes dos? ¿Cómo se conocieron? ―Daisy me
dirige la pregunta.
―Nos conocimos en el juego de los Hawks.
―¿Oh?
―Fui con mi familia a ver el juego de Buck.
Sonríe de la misma forma calculadora que usó al principio, cuando Alex y yo llegamos. ―Eso es tan lindo. Sunny viene a los juegos si puede, pero en este momento se encuentra en la escuela y sus estudios son importantes para ella. ¿Y tú? ¿Qué haces?
―Soy contadora.
-¿En serio? Pero eres demasiado joven. ―Daisy dobla las manos
bajo su barbilla. El brillo maligno en sus ojos me pone nerviosa.
―Me gradué de mi licenciatura en contabilidad y finanzas la primavera pasada, así que he estado trabajando en mi firma por menos de un año.
―¿Qué tipo de contabilidad manejas?
―Vi maneja las cuentas de mi banco. ―Buck toma un pedazo de carne de hamburguesa y lo mete a su boca.
―¿Entonces manejas las cuentas de las figuras del deporte?
―Generalmente. Soy una contadora principiante, así que solo
manejo cuentas pequeñas, aparte de la de Buck.
Inclina  su  casco  hacia  un  lado,  su  curiosidad  es  intimidante.
―Debes estar muy familiarizada con lo que estos chicos hacen durante
su carrera.
―Mamá. ―Puedo oír la tensión en la voz de Alex.
―¿Qué? Solo estoy interesada en lograr conocer a Violet. Ha pasado mucho tiempo desde que trajiste una chica a casa para que nos conociera. ―Daisy le da una sonrisa angelical y luego regresa su atención hacia mí―. Suena como un trabajo muy interesante. Debe ser mucha responsabilidad.
Asiento con entusiasmo. ―Oh, lo es. Me encanta trabajar con
números y cifras.
Daisy no pregunta nada más acerca de mi trabajo. Su obvio desagrado me pone tan nerviosa que apenas puedo comer. Me obligo a bajar la comida para así no ofenderla más. Alex no dice mucho además de dirigirle la ocasional pulla a Sunny y a Buck. Ninguno de ellos contesta, están demasiado ocupados jugando con sus pies bajo la mesa.
Después del almuerzo, Alex lleva nuestras maletas al segundo piso y me da un recorrido por el resto de la casa.
―Realmente lo siento por eso ―dice una vez que nos encontramos lejos de su familia―. Solamente planeé una comida. Pensé que si almorzábamos podríamos salir para la cena.
―Tu familia quiere tiempo contigo. Es entendible. ―Sin embargo deseo que estuviéramos en un hotel en donde no tengo que preocuparme por mi comportamiento durante la noche.
Subimos un estrecho tramo de escaleras hacia el tercer piso. Es una habitación increíble si eres un chico de dieciocho años. Parece que nada ha cambiado desde que Alex se mudó. Los techos son altos e inclinados, y una gran ventana enmarca cada extremo del amplio espacio. La parafernalia del hockey cuelga por todas partes, y los afiches de la Revista Sports Illustrated Swimsuit Edition tienen un sitio primordial sobre su cama.
Alex deja caer al suelo nuestras maletas, al lado de su cama  doble y saca su computadora.
―¿Qué estás haciendo?
―Buscando el artículo del que Sunny hablaba. ―Da clic furiosamente durante algunos segundos. Sus cejas se fruncen mientras mira la pantalla.
Me siento y leo con él. Muy poco del artículo tiene relación con la pelea, el misterio del vestuario es mucho más interesante. No hay nada concreto. Es especulación aparte de algunas fotos borrosas de Alex llevándome hacia la salida de emergencia del estadio y unas pocas más de él guiándome al bus. Mi cara no es visible.
Lanza un suspiro de alivio y aprieta mi nuca. ―Nadie te reconoció.
―Eso es bueno. ¿Y sobre Buck y Sunny? ¿Crees que también habrá
imágenes de ellos?
Un montón de fotos llenan la pantalla cuando pone sus nombres juntos en la barra del buscador. ―Mierda. Esto no es bueno. Es mejor que Buck las vea él mismo.
Todas ellas son muy inofensivas por lo que puedo decir. Nada como las de Alex y yo follando nuestras bocas.
―Si sirve de consuelo, no creo que Buck haya hecho alguna vez
toda la cosa del almuerzo con los padres.
―Probablemente lo está haciendo para vengarse de mí.
―Quizá se gustan de verdad.
―Si hace algo para lastimarla, voy a patear su trasero.
―Totalmente razonable. Incluso ayudaré. ―En realidad tengo la esperanza de que eso no sea algo que tendré que hacer. Cambio de tema, no quiero que esto arruine el resto de nuestro día. Honestamente, me sentiría de la misma forma si fuera Alex.
―¿Por qué no salimos? Dijiste que me enseñarías Guelph. Me
encantaría ver en dónde viven los Hobbits.
Alex me lleva a la Universidad de Guelph, donde no hay Hobbits. Extendida en la amplitud de una milla cuadrada, el campus es una fusión increíble de antigua arquitectura y diseño moderno. Incluso me lleva a la pista de hielo de hockey en donde fue cazado por la NHL. Trato de imaginar lo que habría sido tener una oferta de millones de dólares al año para jugar con cuchillas en mis pies apenas saliendo de la secundaria.
Cada vez que Alex se encuentra con alguien que conoce, lo que es  a menudo, me presenta como su novia. Es dulce. Nadie toma fotos o le pide un autógrafo. Lo tratan como una persona normal. Es un cambio refrescante de escena después de los juegos. Especialmente considerando todo el fiasco de los vestidores.
―Me gustaría sacarte esta noche para que conozcas a algunos de mis amigos, si eso está bien ―dice Alex cuando regresamos al auto.
―Seguro, suena genial. ―Esto es grande. Lo de la familia es enorme,
pero los amigos son con los que llegas a salir.
Nos dirigimos de vuelta a la casa de sus padres para refrescarnos después de nuestra pequeña aventura. Alex no me dirá nada sobre nuestros planes. Todo lo que sé es que debería vestir casual y que tendremos una cena con quien sea que nos encontremos. Está siendo demasiado vago. Estas son las clases de sorpresas que no me gustan.
Tengo una idea. No sería capaz de usar métodos de persuasión semidesnuda para lograr el interés que necesito. Excusándome para ir al baño, me desvisto para quedar en camiseta y ropa interior.
Alex se encuentra sentado en una silla pequeña de computador dándome la espalda, hablando desde su Bluetooth cuando salgo. Definitivamente voy a divertirme con él después.
―¿Espacios     publicitarios?     El    momento    es    muy    inapropiado.
―Golpea impacientemente el escritorio―. Sí. Lo sé. No oíste la mierda que
lanzaba. Bien. Lo entiendo. Mantendré mi temperamento bajo control.
Alex chasquea su cuello. Evidentemente no se siente feliz con quien sea que está hablando.
―Todo es una conjetura. No hay fotos de anoche. Solo había dos de nosotros… ―Gira en su silla―. Escuchar y ver no es lo mismo. Solo envíame un correo electrónico con las preguntas y dime qué quieres que diga. ―Hace una pausa―.¿Por qué tendría que hablarte de ella? Es muy obvio, ¿no? ¿Qué? ¿Por qué haría eso? ―Alex le da clic al mouse en su mano izquierda, abriendo un archivo adjunto. Reconozco la imagen de la otra noche. Una de él y yo en donde mi cara está oscura―. ¿Y qué? ¿Cómo afectaría cualquier apoyo? —Sigue otra larga pausa―. ¿Qué importan un par de semanas?
Están hablando de mí en relación al apoyo. Me pone incómoda, especialmente con lo agitado que Alex se ha puesto.
―Eso no es justo. Debiste haber dicho algo mucho antes que ahora si esto iba a ser un problema. No es como si hubiera tratado de mantenerlo en secreto. Hijo de… No. Sí. Lo entiendo. ―Pasa una mano por su cabello―. Sé que es una buena publicidad, pero… sí. El dinero no es un problema… bien, qué demonios se supone que diga…
Doy un paso hacia atrás, volviendo a pensar en mi plan. El piso cruje bajo mi pie, y Alex se voltea en su silla.
―No me gusta… ―Su mandíbula cae―. Me tengo que ir. Te llamaré
el lunes.
Se quita el auricular y lo deja caer en el escritorio. Falla, así que aterriza en el suelo.
―¿Quién era? ―Toco el dobladillo de mi camiseta.
―Mi representante, Dick. ―Sus ojos van de mi pecho a mi cintura.
―¿Estás en problemas por la otra noche? Se encoge de hombros. ―Lo superará.
No estoy segura si debería creer en su indiferencia. ―Sonabas
demasiado enfadado.
―Solo molesto. Tengo una entrevista publicitaria tan pronto como
regrese a Chicago.
―¿Por la pelea o por lo del vestuario?
―Ambos. Pero no tienes que preocuparte por eso. ―Agarra los apoyabrazos y gira en su silla―. A propósito, esas son mis bragas favoritas.
―Creo que técnicamente son llamados calzoncillos. ―Trazo el contorno del Hulk. Su cuerpo en caricatura se encuentra estratégicamente ubicado así se ve como que está perforando mi coño.
―Me importa una mierda como las llamas, son perversamente fantásticas en ti. ―Gira un dedo, señalándome que dé una vuelta.
Obedezco y soy recompensada con una pesada exhalación y una blasfemia murmurada. Volteo de nuevo para enfrentarlo y camino hacia él.
Cuando me encuentro lo suficientemente cerca, sube sus palmas por mis piernas y envuelve sus manos detrás de mis muslos. Aun mira fijamente mi ropa interior.
―Amo la solapa. ―Toco la abertura―. Es muy conveniente.
―Lo es, ¿no? ―Alex quita mi mano del camino. Gimo en anticipación mientras mete sus dedos en el pequeño bolsillo. Su otra mano viaja por mi muslo y baja el elástico para palmear 


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Mensaje por Yani Vie 5 Abr - 20:01

Gracias!!! Estos dos son como conejos Rolling Eyes...la madre es una perra y Buck se pasó con la hermana, seguramente termina super enganchado...se me hace que el representante de Alex va a arruinar su relación con Violet


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Mensaje por Tatine Sáb 6 Abr - 14:13

gracias
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Mensaje por yiniva Sáb 6 Abr - 14:54

21


Me voy a volver loco


Alex

—¡Oh, Dios mío! —Mi madre levanta mi humillante foto delante de su cara como un escudo.
—¡Mamá!
Saliendo de la habitación, busca a tientas la puerta y la cierra de
golpe.
—Como si ya no me odiara bastante. —La cara de Violet es roja
como la remolacha y con manchas.
—No te odia. —Hago círculos en su clítoris con mi dedo pulgar como una distracción—. Lo siento mucho.
Empuja mi mano. No puedo decir que la culpo por renunciar a la búsqueda del orgasmo, considerando todas las cosas. —Todavía podemos conseguir una habitación de hotel esta noche. Voy a hacer una llamada.
—No lo hagas. No quiero ofender a tu mamá. Más de lo que ya lo he hecho, de todos modos. —Agarra su bolso del suelo—. Debería estar lista para ir a donde vamos.
Desaparece en el baño, cerrando la puerta detrás de ella. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y me paso la mano por la cara. La misma que estaba justo en el interior de los calzoncillos de Violet, lo que significa que froté su coño por toda mi maldita cara. Esos malditos calzoncillos.
¿Por qué son tan calientes? Eso está más allá de mí. Cristo. Tengo un infierno de erección, y no parece como si ahora fuera a ser capaz de hacer algo al respecto.
Hoy se ha convertido en una puta pesadilla. Primero Buck aparece para el almuerzo con mi hermana, solo Dios sabe dónde han ido ahora.
Seguido de la llamada de mi agente sobre la mierda del vestidor y enfriar las cosas con Violet hasta que la publicidad del Soltero del Año esté fuera del camino, fue bastante malo. Entonces mi madre entra mientras tengo mi mano en la ropa interior de Violet. ¿No puede un hombre tener un descanso y un poco de privacidad de mierda cuando lo necesita?
Mientras Violet se esconde en el baño, porque eso es lo que hace, quiero aprovechar la oportunidad para hacerle frente a mi madre. Se encuentra en la cocina, tarareando como si nada pasara.
Me apoyo en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre  el pecho. —¿Quieres decirme de qué se trataba todo esto?
Salta, fingiendo estar sorprendida. —¡Oh, Alex! ¡No te vi!
Sí, no me engaña. En absoluto. Su voz es alta, de la forma que solía ponerse cuando me decía que íbamos a salir a recoger nuevo equipamiento para el hockey. En lugar de eso me llevaría a conseguir uno de esos atuendos de lentejuelas para otra competición de patinaje.
—Necesitas disculparte.
—¿Por qué?
—No finjas que no lo sabes.
—Oh, quieres decir acerca… de eso. —Ondea su mano hacia el techo—. Lo siento, cariño. Miraba algunas fotos antiguas. Encontré mi foto favorita de competencia. Te acuerdas, ¿verdad? Te encontrabas tan cerca de la clasificación para los Juegos Olímpicos.
Me mira expectante; lo recuerdo vívidamente. Si no hacía saltos triples, disparaba un disco. Siempre me encontraba exhausto, y eso apestaba. No tenía vida.
Sigo con la mirada fija.
Incómoda, mi madre mira hacia otro lado. —De todos modos, pensé en compartirla contigo y Violet. Supongo que debí tocar.
—¡Malditamente cierto que debiste hacerlo!
Lanza el paño de cocina sobre la encimera. —¡No uses ese tono conmigo! ¡No esperaba que tu pequeña novia estuviera desfilando alrededor medio desnuda!
Su implicación es clara: cree que Violet trata de aprovecharse de mí. No lo entiendo. Mi madre siempre ha tenido la cabeza tan lejos del sentido común cuando se trata de mí. Es como si yo siguiera siendo un adolescente, no un hombre adulto que puede tomar sus propias malditas decisiones.
La única razón por la que no hice las cosas a mi manera en la escuela secundaria fue mi completa falta de vida social, gracias a equilibrar el maldito patinaje artístico con el hockey. También era un nerd, pero elijo no centrarme en esa parte. Tenía apenas dieciocho años cuando me reclutaron en la NHL. Esa fue una revelación.
Levanto mi mano en señal de advertencia. —No empieces.
Por supuesto, mi madre ignora esa advertencia. Expresa su opinión, como de costumbre, no importa si es o no solicitada.
—¿Qué? Soy tu madre. Tengo un presentimiento sobre esto. ¡Su padre es un cazatalentos, Alex! Sabe exactamente lo que ganas al año. Está acostumbrada a un cierto estilo de vida, estoy segura, y estás perfectamente equipado para proporcionárselo. —Golpea una revista vieja en el mostrador con las fotos de mi primer beso con Violet—. No quiero que mi bebé salga herido por alguna zorra del hockey.
Sunny debe haberle dado la revista, porque no es algo que mi madre suele comprar. Cruzo la habitación, golpeando mis manos sobre  la foto.
—Vamos a dejar algunas cosas claras. Tengo veinticinco años. Cualquier hipócrita tuvo lugar hace años. Todo el mundo en el puto planeta puede saber lo que gano en un año. No es un maldito secreto.
Abre la boca para interrumpir, pero la silencio con mi dedo.
—Oh no, no lo hagas. No he terminado. Violet no es una zorra del hockey, y no está tras mi dinero.
—¿Cómo puedes estar seguro?
—Porque sí. Fin de la discusión. ¿Quieres saber por qué no traigo novias a casa? Es porque las tratas como una mierda. —Sus ojos se amplían. Nunca he sido tan sincero con mi madre antes—. No voy a tolerarlo. No con Violet. Me preocupo por ella, y es importante para mí. Esta será la última vez que me alojo aquí si no puedes ser agradable.
Su mirada cae el piso, ocultando su dolor. Cuando sube los ojos, emergen con ira. —Esto es lo primero que hemos escuchado de esta chica de ti. No me puedes culpar por estar preocupada, especialmente con toda la prensa que recibes últimamente.
—¿Así que la interrogas en el almuerzo y la haces sentir incómoda?
¿Cómo es eso útil? Haría las maletas y me llevaría a Violet a un hotel, pero no quiere ofenderte. En cuanto a mí, realmente me importa un comino cómo te sientas por eso.
—Alex. —Se estira a través del mostrador en busca de mi mano, pero doy un paso atrás.
—A menos que vayas y le pidas disculpas, guárdalo para ti.
No dejo que diga otra palabra. En su lugar, dejo la habitación y me dirijo al piso de arriba. Seguro que voy a recibir un regaño de mi padre más tarde, pero necesitaba ser confrontada. El comportamiento de mi madre está completamente fuera de lugar.
Violet se encuentra navegando por la red, en busca de más artículos del vestidor. Hasta ahora sigue siendo conjeturas y nada más. Por desgracia, no es como si fuera a detener a la prensa de informar sobre lo que descubran.
Lleva pantalones vaqueros muy ajustados y la camiseta roja de Blackhawks de la otra noche. El logotipo se extiende a través de sus tetas. Me encantan. La camiseta, sus tetas, lo que sea que se encuentre bajo la camiseta ahuecando sus tetas… me gustaría ser su sostén.
—Te ves…
Se sobresalta con mi voz. —¿Debería cambiarme? No sabía qué ponerme. —Violet ajusta su camisa.
—Eso es perfecto. —Señalo su pecho—. Quiero que te pongas eso.
Definitivamente.
Me gustaría tener sexo con ella mientras usa esa camisa. Le conseguiré una blanca en su lugar. Entonces la meteré en la ducha por   lo que vería a través de la camisa y la follaría contra la pared. Mi teléfono suena en el bolsillo, alertándome de que es hora de irse. Sin tener sexo.
Meto mi teléfono en el bolsillo y la cartera. —Deberíamos irnos. — De lo contrario voy a tratar de tenerla desnuda. Podría resistirse primero gracias a la interrupción anterior, pero soy convincente cuando lo quiero ser.
—¿Hay una puerta trasera? —Juguetea con el dobladillo de su camisa.
—La hay. Sin embargo, el auto se encuentra estacionado en frente.
—Bueno. Sí. Uh… —Violet hurga en su bolso buscando algo. Es enorme, casi del tamaño de una bolsa de lona. No me encuentro seguro de por qué las chicas necesitan carteras tan grandes. Parece que hace que sea difícil encontrar las cosas. Después de un par de minutos todavía no ha encontrado lo que busca. Sus hombros se desploman y suspira.
—¿Qué pasa? —Pongo mi dedo bajo su barbilla y la convenzo de mirarme.
—Oh, no lo sé. Tu madre solo nos atrapó con tu mano en mi ropa interior. No estoy interesada en encontrarme con ella en este momento.
—Acabo de hablarle acerca de eso…
Violet parece que está a punto de tener un ataque al corazón. —¿Tú qué?
—Sobre sus problemas de privacidad. —El resto de la conversación la mantendré para mí mismo. Violet ya se encuentra estresada lo suficiente; no necesita saber que he estado discutiendo con mi madre por ella.
—Oh. —Sus hombros se relajan un poco—. Aun así no quiero verla ahora mismo, ¿así que podemos ir por la parte trasera? Ya me encuentro nerviosa por conocer a tus amigos. Evitar más incomodidad sería genial.
—Seguro, nena. Lo que quieras. —Le robo un beso.
Violet se ablanda, lo que me permite profundizar el beso durante unos segundos antes de que se aleje.
—Mis amigos son tan relajados como mi papá. Llevarte bien con ellos no será problema.
—¿Eso crees?
—Confía en mí. Les vas a encantar.
Tomamos las escaleras traseras y caminamos por el lado de la casa para evitar otro encuentro con mi madre.
—Entonces… —Me encuentro a punto de presentarle a mis amigos más cercanos. Estos son los chicos con los que crecí, los que me conocían antes de convertirme en una fuente de ingresos de siete cifras. Tienen un montón de suciedad sobre mí… y no del tipo que me hace quedar bien.
—Voy a superar la cosa con tu mamá —dice—. Mientras nunca lo mencione. Nunca.
—No lo hará. —Mejor que no lo haga. Coloco la mano en la pierna de Violet y le doy a su muslo un apretón—. Hay algo que deberías saber.
—Por favor, no me digas que te hiciste la cirugía de cambio de género. No creo que pueda manejar eso hoy.
—¿Qué?
—Lo siento. —Cruza y descruza las piernas—. Suenas serio. Me pones nerviosa.
Trato de no reír. —Te aseguro que todas mis partes son mías.
—Eso es un alivio; de lo contrario habrías tenido la vagina más grande en el mundo siendo una mujer.
Me río porque, honestamente, la mierda que pasa por su cabeza a veces me desconcierta.
—Probablemente ganarías el récord mundial Guinness por eso. — Se hunde en su asiento y pone su mano sobre la mía—. Querías decirme algo.
—Solo un preaviso. Era un poco nerd de niño.
—Tengo una licenciatura en contabilidad y finanzas. El premio nerd me pertenece. —Me da un vistazo por el rabillo del ojo—. Realmente no puedo imaginarte con apariencia nerd.
Si mi madre saca más fotografías como la que utilizó como escudo hoy, Violet sabrá exactamente de lo que estoy hablando.
—Los chicos que vas a conocer esta noche son más del club de ajedrez que de jugadores de hockey.
—¿Al igual que Jimmy y Dean del trabajo?
—¿Quiénes?
—Los chicos con los que te reuniste el día que me encerraste en la sala de conferencias.
Lo hace sonar tan malo. —Oh. Sí. Como esos chicos.
Solo toma unos minutos hacer el viaje al centro, y me las arreglo para encontrar un lugar cerca del pub. Reid y Dave ya han separado una mesa y ordenado una jarra de cerveza. Nos golpeamos en las espaldas en forma de saludo, y les presento a Violet.
Dave la envuelve en un tieso abrazo. —Es muy bueno conocerte finalmente. Alex no ha dejado de hablar de ti por las últimas semanas.
—¿Ah, sí? —Violet me da una mirada inquisitiva—. ¿Qué tipo de cosas dijo?
—Eso queda entre nosotros, hermano —le respondo.
—No te preocupes. Tendrá que ir al baño en algún momento. Me puedes contar todo entonces —susurra Violet.
Reid se ríe. —Ya me agrada.
Acerco a Violet y la beso en la sien. —¿Ves? Te lo dije.
Nos instalamos en la cabina, y Dave y Reid alegremente me delatan, deleitando a Violet con historias embarazosas de mi juventud. No era un chico divertido.
Ya estamos a través de la cena y en nuestra segunda jarra de cerveza cuando Violet se excusa para ir al baño. La dejo salir de la cabina y observo su culo mientras hace su camino a través de la multitud. Hay un poco de tambaleo en su paso. Es pequeña; la cerveza la golpea con fuerza.
—Debe realmente gustarte esta —dice Reid.
Mantengo mis ojos en la mesa. —Las cosas son casuales, por  ahora.
Dave se burla. —Corta la mierda. Dime la última vez que trajiste a una chica a casa por el fin de semana para conocer a tus padres.
—O a nosotros —añade Reid.
—Es divertido pasar el rato a su alrededor.
Dave vierte lo que queda de la jarra en el vaso de Reid. —Vamos, Alex. Tiene que ser más que eso. ¿Cuál es el asunto?
Todavía estoy incómodo por la conversación que tuve con Dick antes. —Mi agente quiere mantener nuestra relación en privado hasta que estemos más cerca de las eliminatorias.
—¿Por qué harías eso? —pregunta Reid.
—Puedo estar en la lista de finalistas del Soltero del Año. Piensa que se verá mejor si luzco disponible.
—Eso va a ser un reto después de este fin de semana, ¿no te parece?
—Eso es lo que dije. —Si bien me importa una mierda el título, la promoción potencial es difícil de rechazar—. Además Dick cree que eso me lanzará para la campaña de Sports Pro. Podría abrirme la puerta a más oportunidades.
—¿Sports Pro? Eso es enorme, hombre. Espero que lo logres. — Reid se inclina sobre la mesa y baja la voz—. ¿Cuál es el asunto con la historia del vestidor, de todos modos? Los rumores son una locura. ¿Fue por publicidad o algo así?
Niego. —No fue un truco si es eso a lo que te refieres. Me alegro de que los informes de los medios sean vagos.
Ninguno de nosotros se da cuenta de que Violet volvió hasta que palmea a Reid en la parte posterior.
—Hubiera sido fantástico si no hubiéramos sido atrapados por el resto del equipo. Lamento volver antes de que Alex pudiera darles más detalles. —Se desliza dentro de la cabina a mi lado.
Reid se frota la nuca. —Lo siento. En realidad no es de mi incumbencia.
—No importa. Totalmente me gustaría saber si se tratara de un amigo mío. Tendré una noche de chicas con mi mejor amiga la próxima semana para compartir los detalles. Somos mucho peor que ustedes. — Me mira—. A menos que quieras que me los guarde para mí misma.
Me alegra de que ya no esté enloqueciendo. Aunque las cervezas pueden tener algo que ver con su falta de preocupación. Sé que la atención de los medios la afecta. —La historia del vestidor es un juego justo.
Pasa el resto de la noche con su mano en mi muslo, rozando mi erección de vez en cuando para torturarme. Para el momento en que dejamos el pub, Violet está borracha y mis bolas duelen.
Una vez que regresamos a la casa de mis padres, es una hazaña conseguir que Violet llegue a mi habitación sin despertar a toda la casa. Lo único que quiere hacer es besar; en el pasillo, en la escalera, frente a la habitación de mis padres, en frente de mi habitación. Una vez que estamos dentro, cierro la puerta.
Violet saca mi camisa sobre mi cabeza.
—Dios, eres el hombre más sexy. Tengo una carpeta de fotos tuyas en mi portátil. ¿Eso es raro? Siempre elijo las más calientes, así puedo masturbarme con tu bonita cara. El anuncio de la leche me calienta cada vez. Todavía quiero la copia de tamaño natural. Obviamente, no es lo mismo a cuando estoy contigo. Nada se compara a ti y a tu polla monstruosa. Él está en una liga por sí solo. —Violet frota mi pene a través de mis pantalones.
—Tenemos que ser silenciosos, ¿de acuerdo? —Le susurro. Está siendo muy ruidosa.
—Oh, cierto. No queremos que tu mami nos escuche. —Presiona un dedo en sus labios—. Puedo estar callada. Lo prometo.
—Buena chica.
Con las inhibiciones silenciadas por el alcohol, Violet se despoja de su camiseta y lanza su sostén al suelo. Sus vaqueros son los siguientes, pero su ropa interior se queda. Abre el botón de mis pantalones y los tira hacia abajo por mis rodillas. Salgo de ellos, viendo como sus manos se mueven a mis muslos. Sus labios se abren y humedece su labio inferior. La forma en que prácticamente adora mi polla es el mejor levantamiento de ego en el mundo.
—Hola ahí. —Le da una palmadita. Ha toqueteado mi polla toda la noche; estoy tan duro que duele.
Contengo la respiración y aprieto mis manos a mis costados cuando se inclina y besa la punta. Violet me mira mientras rodea la cabeza con su lengua. —Tanto pene. —Separa sus labios y envuelve la cabeza con su cálida y suave boca.
Comienza a acariciar y chupar mi polla. Me gustaría decir que duro mucho tiempo, pero Violet sigue gimiendo, en voz muy baja, y sigo mirando. Demasiado pronto, suelto una advertencia. Me libera de la succión de su boca caliente, y gimo mucho más fuerte de lo que debería cuando me vengo en su pecho.
Violet baja la mirada. —Huh. Eso no fue tan repulsivo como pensé que sería. Es casi como una película porno, ¿verdad?
Me interesaría saber más sobre el porno que ve y si miraría un poco conmigo. —Eres la mejor novia del mundo.
Violet lleva una sonrisa comemierda mientras limpio el desorden con un puñado de pañuelos.
—¿Me dan un trofeo por eso?
—¿Qué tal un orgasmo en su lugar? —La sigo mientras se recuesta en la cama y me coloco a horcajadas sobre sus caderas.
—Eso es un premio de consolación decente.
—He estado esperando toda la noche para poner mis manos y boca sobre ti. Dudo ser capaz de detenerme.
Me inclino para besar su hombro, rozando los costados con mis dedos. —Voy a hacer que te sientas tan bien —le susurro.
El grito de Violet es sofocado por mi cuello, el cual está mordiendo.
Corro mi pulgar sobre su pezón. Hace otro ruido, esta vez más fuerte.
—Shh, bebé. —Cubro su boca con la mía.
—Lo siento —dice después de que retrocedo—. Haré silencio.
—Esa es mi chica. —Beso mi camino desde su barbilla hasta el valle entre sus pechos, evitando sus pezones. Arquea su espalda, buscando algún tipo de alivio.
Sacudiendo mi lengua sobre su pezón, exhalo y lo veo endurecerse.
Esta vez Violet amortigua una maldición. No voy a admitir que probablemente puede ser tan ruidosa como quiera. La habitación de mis padres se encuentra en el piso debajo de nosotros en el otro extremo de la sala. Es poco probable que vayan a escucharnos. Debido a la remota posibilidad de que Violet se ponga un poco demasiado exuberante guardo esa información para mí mismo. Hemos tenido suficiente mierda pasando este fin de semana.
Aún así, no estoy siendo muy agradable al mantener sus piernas juntas. Por lo general, cuando paso un tiempo con sus pechos, tiene la oportunidad de frotarse contra mí. No es así en este momento. No puede correrse sin la fricción que le niego.
Cuando sus gemidos se vuelven desesperados, beso mi camino por su estómago y por una parte de sus piernas.
—Por favor, Alex. Solo quiero correrme.
Soplo sobre su clítoris, y gime. Estampa una mano sobre su boca.
—Lo siento. Lo siento. No detengas. Por favor —murmura desde detrás de su palma.
Me encuentro a punto de estar dentro de ella, pero se merece un poco de tortura por las horas que soporté con la erección esta noche. Beso la piel justo encima de su clítoris.
Se aferra a mi cabello firmemente con su otra mano. —Tu boca está hecha de magia.
Mantengo sus piernas juntas, subiendo más mis manos hasta que mis pulgares están peligrosamente cerca de su zona de "enloquecer".  Es a propósito. Todo su cuerpo se sacude ante el contacto. Lo hago de nuevo. Violet gime, en voz alta.
Me detengo. Tan malo como suene, la quiero muy cachonda. Cuanto más la provoque, más intenso su orgasmo será. Cuanto más húmeda esté, más profundo podré entrar. Es un ganar-ganar para los dos.
—¿Qué haces? —exclama en un susurro furioso.
—Estás teniendo demasiadas complicaciones para mantenerte callada. —Corro mis pulgares sobre su clítoris.
Se halla tan cerca de un orgasmo que no debe haberlo notado o no le importa. Levanta sus caderas, presionando mi cara en su coño. Ni siquiera tuve que usar mis dedos antes de que se corra.
Su cuerpo se sacude por la restricción de tener que permanecer callada.
Dejo un camino de besos húmedos desde su estómago hasta su boca, colocándome entre sus muslos. Se queda quieta, sus ojos revoloteando mientras sigo adelante. Me quedo cerca y me muevo lentamente hasta que no es suficiente para ninguno de los dos. Agarrando su culo con una mano, voy más duro, más rápido, más profundo. Cerniéndome sobre ella, me encuentro listo para silenciar los sonidos que sé que no será capaz de contener.
Violet se pone rígida cuando reajusto mi agarre y rozo accidentalmente su área de "acceso denegado".
Clava sus uñas en mi piel y muerde mi hombro para amortiguar  su gemido. Su coño se aprieta con tanta fuerza que es como si mi polla estuviera siendo sostenida por el agarre más cálido y aterciopelado en la tierra. Así que, por supuesto, me vengo como un maldito buldócer.
Nos ruedo, así Violet descansa sobre mi pecho y froto su espalda mientras su respiración se ralentiza. Las réplicas la hacen gemir cada cierto tiempo.
—Tus dedos estaban muy cerca de la zona de restricción.
—Lo siento. —Froto su espalda. No del todo arrepentido. Resopla. Es un sonido agotado. —Mentiroso.
—Yo nunca… —Dudo, tratando de decidir qué es exactamente lo que nunca haría.
Si se me da la oportunidad, ¿lo haría? Infiernos sí. ¿Es probable que eso suceda en un corto plazo? No, a menos que pueda convencer a Violet de que me deje acercar mis dedos al país de Nunca Jamás—. No fue intencional.
—Sí, claro.
Levanto su mano, llevando sus dedos a mi boca y muerdo su nudillo. —Solo quiero hacerte sentir bien.
—Lo haces sonar tan inocente. —Se acurruca y mete su cabeza debajo de mi barbilla.
Esto es lo que extrañé, la fácil cercanía que compartimos.


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Mensaje por Yani Dom 7 Abr - 14:14

Jajaja ok, seguimos igual entonces...bien por el que le puso los puntos a la madre!


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Mensaje por yiniva Lun 8 Abr - 9:54

22


Hijo de un castor.
Hijo del jodido disco.


Violet

Alex me deja en el aeropuerto, y hacemos planes para vernos tan pronto como regrese a Chicago. Duermo en el avión todo el camino a casa. Estoy agotada por el maratón de sexo del fin de semana. No mentía acerca de su resistencia. Es como una máquina, excepto que Alex es mejor. Me despierto de un sueño acerca de su pene cuando el avión está aterrizando. La azafata me da una mirada extraña, por lo que tengo que preguntarme si he estado hablando en sueños. La ignorancia es, probablemente, mejor en este caso.
Charlene, siendo la increíble mejor amiga que es, me recoge la mañana siguiente de camino al trabajo. Espero un interrogatorio completo sobre mi fin de semana con Alex, el cual estoy dispuesta a compartir, pero ha tenido un poco de emoción por su cuenta.
—¡Tengo tanto que contarte! Darren es increíble. Ya he fusionado nuestras caras para ver cómo lucirían nuestros bebés, ¿sabías que hay  un sitio web para eso? —Se detiene el tiempo suficiente para tomar un respiro—. Serían tan bonitos.
—Estás bromeando acerca de la última parte, ¿verdad?
—Mmm, no. ¿Por qué? ¿Es raro? Lo hice para ti, también. —Maneja hacia el Starbucks. Estoy agradecida teniendo en cuenta mi nivel de agotamiento.
—No, Charlene, no es raro en absoluto. —Lo es, pero quiero ver las fotos.
Charlene es una romántica empedernida. Se zambulle de cabeza en todas sus relaciones. Es normal que me diga que está enamorada después de la primera cita. Dos semanas más tarde, generalmente lo ha superado y pasa al siguiente chico. Es por eso que no suele acostarse con ellos de inmediato; de lo contrario tendría una lista muy larga.
Comparte los detalles de su noche con Darren, incluyendo el tamaño de su pene, en nuestro trayecto al trabajo.
—Espera un segundo, ¿tuviste sexo con él?
—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no!
—¿Cómo sabes qué tan grande es su polla? ¿Sólo se la sacó?
—Desearía. Agarré su pene. Únicamente para comprobar, ¿ya sabes? No quiero perder su tiempo, o el mío, si tiene uno pequeño. De todos modos, fue un caballero. Si yo no hubiera hecho un movimiento, él probablemente me habría besado en la mejilla y sentirse satisfecho con eso. Tiene los labios más suaves, Vi. Debemos habernos besado como por, no sé, ¿una hora?
—¿Dónde tomó lugar esta épica sesión de besuqueo?
—En mi habitación de hotel. Se suponía que sería sólo un beso de buenas noches. Me dejé llevar y comencé a tocarlo. Quiere llevarme a cenar la semana que viene. Tal vez podamos salir en una cita doble en algún momento.
—Sería genial. —Sin embargo, no contendría la respiración, sólo en caso de que Darren terminara en su pila de descartes.
—¿Y qué contigo? ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
—Mi fin de semana fue bueno.
—¿Bueno? Pasaste el fin de semana con Alex, ¿y eso es todo lo que tienes que decir? ¿Qué pasó contigo quedándote donde sus padres?
¿Cómo fue eso? —Toma un enorme aliento—. ¿Has visto fotos de su infancia? ¿Fue siempre tan caliente? ¿Qué pasa con el cabello de su madre? Es enorme.
Estas son más preguntas que esperaba. —Definitivamente tiene su propio código postal. Las fotos de su infancia fueron épicas. Era un nerd caliente en la escuela secundaria.
Esperaba que las cosas fueran incómodas con Daisy puesto que atrapó a Alex con su mano en mis pantalones, y lo estuvieron, pero fue mucho más amable conmigo al día siguiente. Al igual que mi madre, Daisy está en la onda de compartir demasiado. Llegué a ver de cerca la incomodidad de Alex en todas sus fotos de patinaje.
Era delgado, torpe y completamente adorable. Los trajes de patinaje de licra eran otra cosa; a Alex le crecieron sus partes inferiores, fue inevitable. Puedo ver por qué las niñas en la escuela secundaria habrían tenido miedo de la anaconda en su pantalón.
La noche siguiente, me apresuro a casa desde el trabajo para poder ducharme y empacar una bolsa de viaje antes de que Alex venga a recogerme. Abro la puerta para descubrir a Buck en mi cocina, asaltando mi refrigerador. No sé por qué hace esto. No es como si la mantuviera completamente equipada con el tipo de alimentos que come un jugador de hockey. Tengo los aspectos básicos cubiertos, y eso es todo. Para ser honesta, la mayor parte es basura azucarada.
—¿Se quedan sin comida en la Tienda Central de Vaginas10 o sólo estás cansado de comer lo mismo una y otra vez?
Pierde por completo la indirecta. —Nunca he oído hablar de esa tienda de comestibles. Un nombre un poco jodido.
—¿Qué haces aquí? Aparte de asaltar mi nevera.
—Pensé en parar y ver cómo fueron tus pequeñas vacaciones. Me gustaría darte las gracias por las cicatrices de por vida que me ocasionaste con el sexatón del vestuario. —Encuentra un alimento saludable en mi nevera, un pepino excesivamente grande, y le da una enorme mordida.
—Eso es repugnante.
—No me digas, joder. Imagínate cómo te sentirías si entraras y me vieras follando a una chica. —Apunta el pepino en mi dirección.
—Hablo de la fálica verdura que estás comiendo.
—¿Así que estarías bien si me sorprendieras follando a una chica?
Un trozo de comida masticada se sale de su boca y aterriza en su barba cuando resopla. Parece moco. Se la quita y aterriza en el suelo.
—No creo que sea algo con lo que debas bromear, teniendo en cuenta que la chica a la que actualmente te estás tirando es la hermana pequeña de Alex. No me opondré si él decide patearte hasta la muerte.
—No me estoy tirando a Sunny.
—Llámalo como quieras. Follar aún es follar, no importa qué término vulgar utilices.
 
 10 En el original “Poon” puede significar tanto vagina como persona tonta. Por eso Buck
no comprende la indirecta de Violet.


 —No he dormido con ella. —Tiene la decencia de parecer horrorizado por mentir.
Le doy mi mejor cara de perra. —No soy idiota, Buck.
—No puedes decirle a nadie. —Agarra el pepino con tanta fuerza que comienza a gotear por la parte superior, el jugo cayendo por sus dedos.
Asimilo su postura y expresión. Se encuentra evidentemente aterrorizado. —¿De verdad, en serio?
—Sé que es difícil de creer, pero ni siquiera he intentado follármela.
—Sí, claro.
—¡Estoy diciendo la verdad! Nos besamos y le toqué las tetas, y tal vez intenté… no importa. —Su rostro se contorsiona mientras piensa—. Me encanta hablar con ella. Me entiende.
Este no es el Buck que conozco. Sus ojos están muy abiertos, y sigue tragando. Lo hace tan fuerte que puedo oírlo desde donde estoy parada. Buck está asustado. Me siento mal por él. No tiene idea de lo que es querer más que sexo y tal vez acurrucarse ocasionalmente.
—Lo digo en serio, Vi. No puedes decirle a nadie.
—¿Sería tan malo si la gente sabe que no estás intentando entrar en los pantalones de la hermana de Alex? Podría ayudar a resolver algo de la tensión entre ustedes dos.
—Trataré de entrar en sus pantalones, pero no de inmediato porque… —Se rasca la barba—. Bueno, no sé por qué exactamente. Sin embargo, los chicos no pueden saberlo. Creen que ya he dormido con ella.
—¿Les dijiste que te acostaste con ella?
Estaré enojada con él por hacer lucir a la hermana de Alex como una puta. Soy afortunada de que Alex no sea del tipo presumido. Incluso cuando las únicas cosas que sabía de mí eran lo gritona que soy en la cama y mi amor por su monstruosa polla; aun así no ensució mi reputación. Estoy bien equipada para hacer eso por mi cuenta, ve a los vestuarios en busca de detalles.
—En realidad no. —Toma otro bocado de su pepino.
—¿Te importaría explicar?
—No les dije que lo hice. Tampoco les dije que no lo hice. —Tiene  la sensatez de no mirarme a los ojos.
—Así que les mentiste.
—No.
—Sí, lo hiciste.
Todavía se ve confundido.
—La hermana de Alex no es una chica al azar a la que follas. Es la hermana de uno de tus compañeros de equipo, así como yo soy tu hermana.
La bombilla parece titilar, por lo que imagino que es seguro continuar.
—Hay cientos de fotos de Sunny y Alex juntos. No es un secreto que son cercanos. Ella pasa mucho tiempo bajo el escrutinio… — Buck frunce el ceño; tal vez estoy usando palabras que no entiende—. La atenta mirada de los medios. Si haces que parezca que estás interesado, ¿cómo crees que se verá?
—Sé lo que significa “escrutinio”. No quiero que la gente piense que
Sunny es una conejita.
Sigue rascando su barba mientras reflexiona lo que he dicho.
—Estoy segura de que no. Al igual que no quieres que la gente piense que soy una por dormir con Alex, a pesar de que he hecho un buen trabajo en hacerme parecer una, de todos modos.
—Pensé que acordamos no hablar de eso. Fue bastante malo tener que controlarme al final. No me gusta que estés con él. El hecho de que Waters ya no lleve a conejitas a casa, no significa que sea un hombre diferente.
—Ese es el yeti llamando peludo a pie grande.
Auto-consciente, se pasa la mano por su antebrazo. —¿Qué?
—Te das cuenta de que Alex piensa que estás tras su hermana para vengarte de él por mí, ¿verdad? Imagínate cómo se siente al pensar que lo haces con su hermana, sabiendo el número de chicas que te has tirado.
—Sí, porque la reputación de Waters es mucho mejor.
Pongo los ojos en blanco. —No es realmente un prostituto. Es todo un simple malentendido público.
Oh, Dios. Creo que no debí haber dicho eso. Alex no siendo un prostituto es probablemente algo que debemos discutir, lo cual es absolutamente loco.
—¿Dónde escuchaste eso?
—Olvídalo. Olvida lo que dije. —Algo incorrecto que decir porque evoca curiosidad.
—¿Con qué clase de mierda te alimenta Waters?
La cara de Buck comienza a ponerse roja mientras una furia innecesaria se asienta. Me recuerda a Hulk, lo que me recuerda a mi ropa interior, que a su vez me recuerda a la madre de Alex entrando a su habitación, mientras que la mano de su hijo se hallaba dentro de mi ropa interior. Estúpida, humillante puerta abierta.
—No importa. Además, esto no es sobre Alex y yo. Es acerca de ti y Sunny, y de ti diciéndole a tus compañeros que la follaste para que puedas ser el hombre. Es inmaduro. La estás haciendo quedar mal. ¿Eso es lo que quieres?
Agacha la cabeza, avergonzado. —No. Definitivamente no.
—Entonces deja de ser un imbécil. Ahora sal de mi casa de la piscina. Tengo una cita, y no te quiero aquí cuando Alex me recoja.
Apunta con el pepino hacia mí. —Todavía no me gusta que estés saliendo con él.
—Y todavía no me importa. —Abro la puerta y lo echo.
Quizás Sunny pueda hacer lo imposible y domar a Buck. Si él arruina esto, hará las cosas jodidamente más difíciles para Alex y para mí.
 Alex y yo pasamos juntos tanto tiempo como podemos en las semanas siguientes a su regreso, aunque la práctica constante, partidos fuera de casa, y la preparación para las eliminatorias lo mantienen ocupado. No salimos mucho, además de ir por comida para llevar de vez en cuando; Alex trata de mantener las cosas bajo el radar después de la pelea y el sexo en el vestuario.
Durante sus entrevistas para disipar los rumores, es tan evasivo como siempre, sin confirmar ni negar nada. Me recuerda a la entrevista de la Tripleta. Entiendo las razones de sus no-respuestas y la omisión, pero me pone nerviosa. Aunque las fotos de nosotros saliendo del estadio después del sexo en el vestuario no son claras, hay un montón de más tarde en la noche de nosotros juntos.
Cuando nuestra relación sale a la luz en una entrevista, esquiva la pregunta por completo, como si ni siquiera se la hubieran hecho. He pasado de ser nadie importante a ser el máximo tema de especulación en las revistas de chismes. La atención es extraña. No quiero ser vista como la conejita de Alex. Más allá de eso, me preocupa lo que pensarán de mí mis colegas.
No puedo decidir si estoy siendo paranoica o si mis temores tienen fundamento legítimo. Es tan considerado cuando estamos juntos; es difícil saber cuánto de esto es el resultado de mis propias inseguridades.
Nuestras semanas se funden, y el deshielo de abril da lugar al clima húmedo seguido por la promesa de sol y calor de mayo. Esta noche es una noche rara, sin obligaciones; por lo que hacemos uso de su patio trasero. Sin tener sexo. Todavía.
Descubrí su tablero negro ónix de Scrabble y lo desafié a un juego.
—Vamos a hablar de las reglas —dice mientras apoya el tablero y sacude la bolsa con las piezas.
—Están aquí. —Levanto el folleto que contiene las normas, así como la lista de palabras de dos letras que he memorizado. Esas son útiles al final del juego.
—Tengo algunas nuevas.
—¿Nuevas reglas?
Alex cruza las piernas, encontrando una posición cómoda. —Mmm.
Me gustaría aumentar la diversión un poco.
—¿Ah, sí? —Soy tan buena en el Scrabble como en el hockey de aire. La clave para el Scrabble no está en las palabras creativas, sino en los puntos.
—Todas las palabras tienen que ser de un mínimo de cuatro letras, con no menos de diez puntos, y necesitan ser sucias.
—¿O qué pasa?
Sonríe. —O te quitas una prenda de vestir.
—¿Scrabble de striptease? —Hago sonar mis nudillos—. Me sorprendes.
—Le dice la contadora al especialista en Inglés. Prepárate para perder.
—Pfft. —Tomo un delicado sorbo de mi vino. Está muy bueno. Alex tiene toda una bodega de vinos. Le tiene un especial cariño al Niagara Riesling, y ahora yo también. Es dulce y estridente, y podría engullir una botella sin problema. Quiero ganar este concurso de Scrabble de striptease, así que no lo haré. —Tu snuffie estará fuera mucho antes que mi vagina.
—Ya lo veremos.
Amontonamos las piezas para ver quién va primero. Tengo suerte con mi elección y empiezo el tablero con "clítoris".
El reto de las palabras sucias con cuatro letras no es tanto la cuestión; es que muchas de ellas contienen la letra C.
Vamos de ida y vuelta, yo haciendo consistentemente obscenas palabras de cuatro letras, como puta, coño y anal. A Alex se le ocurre una palabra cuestionable con Q que quiere utilizar en el título de triple letra. Dejo que se salga con la suya puesto que estoy pateándole duro el culo.
Actualmente Alex tiene siete vocales, por lo que tiene problemas para formar una palabra obscena. Creo que está fingiendo para que así yo beba más vino y sea incapaz de formar buenas palabras. Deja caer una A entre la letra V en vagina y la G en gónadas para dar lugar a la palabra VAG.
—Esa es de sólo tres letras. Quítate algo. —Lamo mis labios en anticipación.
Estamos a mitad del juego, y ya ha perdido sus calcetines, su reloj, y sus pantalones. El siguiente artículo lógico es su camisa.
Por supuesto, Alex decide que va a perder su bóxer en su lugar. Se pone de pie, con sus ojos en mí, y los baja por sus muslos. Se desliza hasta el suelo, y lo tira a un lado con el resto de su ropa descartada.
Apoyo mi barbilla en mi mano y suspiro. —El Scrabble de striptease es mi favorito.
—Pensé que mi pene era tu favorito.
—También eso.
Alex tiene una semi erección. Probablemente porque estoy en mi sujetador. Me quité la camisa primero, como una distracción, por lo que me lo está devolviendo. Cada vez que miro al tablero, echo un vistazo a  la creciente PM de Alex.
Tengo una palabra impresionante gracias a las fichas blancas que he marcado, pero el jodido VAG de Alex no ayuda nada a abrir el tablero.
—Estoy pensando en ir en busca de apartamentos la próxima semana — le digo mientras busco un lugar creativo para poner mis letras. Estoy tratando muy duro de no centrarme en su erección. Es un reto, ya que sigue acariciando su monstruosa polla ausentemente.
—¿Oh? ¿Por qué necesitarías hacer eso?
—Así puedes venir a mi lugar, y no tendremos que preocuparnos por mi mamá irrumpiendo en nuestras fiestas. —Alex sólo ha pasado la noche en mi casa una vez. Ella entró mientras nos besábamos, mayormente desnudos, en el sofá. Desde entonces, he estado viniendo a la casa de Alex y buscando apartamentos cerca de mi trabajo.
—¿Qué hay de malo en que vengas aquí?
—Nada. Sólo pensé que sería bueno si fuera equitativo. —Registro el tablero por última vez. No hay buen lugar para poner mi palabra, y sin una puntuación de doble letra de algún tipo, únicamente manejaré ocho puntos.
—Deberías mudarte aquí —dice con indiferencia, pero sus ojos se encuentran puestos en sus fichas y su mano todavía está envuelta alrededor de su, mayormente, dura polla.
Mi corazón hace esta cosa oscilante. No estoy segura si es una broma.
—Hemos estado saliendo por como, ¿dos meses? Sí, creo que vivir contigo es totalmente razonable. —Si hubiéramos estado saliendo unos meses más, saltaría ante la oportunidad. Las cosas han sido tan locas últimamente. Sus evasivas en las entrevistas no han evitado la cantidad de tiempo que pasamos juntos, o presentarme a sus amigos y familiares.
—Cerca de tres meses. ¿No quieres vivir conmigo? —Me da una mirada por debajo de sus bonitas y largas pestañas de hombre, luciendo herido.
—No es eso. —Recojo mis fichas y me inclino a través del tablero. No sé cómo lidiar con esto, sobre todo porque, tan irracional como es, totalmente quiero mudarme a la cueva de Alex y jugar a la casita con él.
En lugar de darle más de una explicación, pongo la letra P en su snuffie, seguido de una O, la ficha en blanco y una A. Sonrío triunfalmente.
—Buena palabra. Excepto que no cuenta si no la puedes poner en el tablero. Quítate el sujetador. —Hace un gesto hacia mi pecho.
No sigo sus instrucciones. En su lugar, me quito el pantalón y lo tiro al suelo. Alex luce poco impresionado. Estoy usando la ropa interior con volantes, por lo que no debería estar demasiado molesto. Se levanta, totalmente duro ahora, y golpea el tablero con su polla, derramando nuestras cuidadosamente elaboradas palabras obscenas por todo el suelo.
—¡Oye! Iba ganando.
—Difícilmente. —Alex empuja mi silla hacia atrás y se arrodilla delante de mí.
—Iba ganando por cincuenta puntos.
—¿Por qué no quieres vivir conmigo? —Engancha sus dedos detrás de mis rodillas y separa mis piernas para poder colocarse entre ellas.
—¿Qué tiene que ver eso contigo saboteando el juego de Scrabble de striptease?
—Deja de evitar la pregunta. ¿Crees que te cansarás de mí? —Sus manos recorren hasta la parte exterior de mis piernas.
—No. Por supuesto que no.
—¿Entonces qué es?
—Es un poco prematuro, ¿no crees? —Me gusta la idea, pero es demasiado pronto. Ni siquiera hemos dejado caer la bomba A, aunque estoy empezando a sospechar que estos oscilantes sentimientos significan que es exactamente en donde me encuentro.
—¿A quién le importa? Estoy fuera la mitad del tiempo por los juegos lejanos y la práctica. Es una casa grande. Hay un montón de espacio. —Sacude el broche de mi sujetador—. Para cuando termine la temporada, habremos estado saliendo durante la mayor parte de cuatro meses, tal vez incluso cinco, dependiendo de hasta dónde lleguemos en las eliminatorias.
—Creo que seis meses deben ser el límite para mudarnos.
—¿Ese es un número arbitrario que estás lanzando? —Traza el delicado encaje en mis bragas con la punta de su dedo.
Cierro los ojos, absorbiendo la sensación por un momento antes de trabajar en formar una respuesta. —Leí un artículo sobre ello. —No le diré que era de alguna tonta revista de chicas.
—¿Cuál es el significado de los seis meses? —Pone un beso húmedo en mi ombligo.
—En ese momento todo el polvo de hadas se ha asentado. Sabrás todas mis extrañas peculiaridades, y tal vez entonces decidirás que no puedes vivir con la manera en que cepillo mis dientes, o cómo mi cabello obstruye el desagüe de la ducha, o mi obsesión con el pescado sueco.
—Me gustan todas tus extrañas peculiaridades. —Saca su camisa por su cabeza.
—Me gusta tu cuerpo desnudo —le digo, pasando mis manos por su pecho.
—Entonces debes irte a vivir con él.
—Pregúntame de nuevo después de las eliminatorias.
—No creo que pueda esperar hasta entonces.
—Son sólo unas semanas más. —Tiro su boca a la mía. Toda mi paranoia parece haber sido en vano. Alex no me pediría irme a vivir con él si nuestra relación no fuera importante.
Ni siquiera intentamos llegar a su dormitorio. Tenemos sexo en el piso. Es intenso y cargado, y quiero que permanezca así entre nosotros. Quiero desearlo con este tipo de necesidad insaciable siempre. Pero la pasión se desvanece con el tiempo, y el cálido bálsamo suave de amor es lo que mantiene el fuego encendido.
 Los Hawks siguen ganando los partidos, lo que debería ser algo positivo. En lugar de estar emocionado, Alex se pone más malhumorado cuanto más se acercan a asegurar un lugar en las eliminatorias. Cuando Dick llama, lo que es frecuente, se tensa y sale de la habitación. Odio a Dick. Alex siempre está enojado después de que hablan. Igualmente, siempre está caliente, lo que es lo único positivo. Después de las llamadas, me encuentro siendo llevada rápidamente por las escaleras y amada hasta el olvido.
Mientras que los orgasmos son estelares como de costumbre, siento como que me estoy perdiendo algo importante.
Me doy cuenta del patrón y se lo pregunto—: ¿Qué pasa con Dick?
Se tensa, mirando hacia el techo. —No estamos de acuerdo en cómo manejar algunos de mis promociones.
—¿Qué promociones?
—Las del Soltero del Año.
Mencionó esto hace unas semanas y no sacó el tema desde entonces. —¿Cuál es el problema? —El silencio se extiende tanto tiempo que le sostengo el codo—. ¿Alex?
Mueve la mirada del techo hacia mí. —Dick cree que es mejor para mí parecer disponible hasta que se acabe.
—¿Disponible?
—Soltero. —Traga.
Mi estómago toca fondo. —Hay fotos de nosotros juntos en todas partes.
—Lo sé. Él también. Es una estupidez —suspira—. Podría ayudarme a asegurar esa gran campaña de promoción, Violet. Tengo que empezar a pensar en mi carrera fuera del hielo.
Sé esto. Las carreras de hockey son cortas. Es la razón por la que tengo mi trabajo y también la razón por la que tengo que hacerlo bien. Sin embargo, no significa que tiene que gustarme lo que me está diciendo.
—¿Es por eso que hemos estado quedándonos en las últimas semanas?
—Estoy tratando de pasar desapercibido. No quiero atraparte en toda mi mierda.
Otra respuesta evasiva. Intento desde un ángulo diferente. —¿Dick sabe que me has pedido vivir contigo?
—No.
—¿No crees que deberías decirle si vas en serio acerca de estar conmigo?
Alex roza mi mejilla con sus nudillos. —Tienes razón. Debería. Lo haré. Hablaré con él esta semana.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo, bebé. —Extiende sus brazos—. Ven a acurrucarte conmigo.
Me acuesto con mi mejilla en su pecho. Sus brazos se enrollan firmemente a mi alrededor, su corazón latiendo con fuerza por debajo de la jaula de carne y hueso. Nuestra conversación debería hacerme sentir mejor. En su lugar, me preocupa qué más podría estar ocultándome.
En lugar de que las cosas se calmen cuando los Hawks hacen la primera ronda de partidos de eliminatoria, Alex parece más estresado. Más necesitado. Me quedo en su casa casi todas las noches rumbo al primer partido de la eliminatoria.
—Me voy a casa esta noche —le digo mientras succiona un amontonado plato de pastas.
Termina de masticar antes de responder—: ¿Por qué?
—Necesitas tener una buena noche de sueño hoy. No seré responsable de echar a perder tu primer partido en eliminatorias, por mantenerte despierto con éstas. —Gesticulo hacia mi par de tetas.
—Duermo mejor cuando mi cabeza está descansando en tus delicadas almohadas de amor.
Ruedo los ojos. —Puedes acurrucarte en ellas después de la cena, pero yo y las chicas nos vamos a casa a las nueve.
—Eso es menos de dos horas a partir de ahora. —Alex empuja su plato a un lado, me levanta de la silla, y me tira por encima de su hombro—. Se acabó la cena. —Toma las escaleras en una carrera.
Dos horas y media más tarde, estoy completamente vestida y de pie en la puerta principal. He estado tratando de irme los últimos veinte minutos. Alex tiene algunas dificultades para dejarme ir.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y beso el hoyuelo en su mejilla izquierda. —Me quedaré mañana por la noche.
—Ya que estamos en las eliminatorias, pensaba que tal vez reconsiderarías mudarte.
Sonrío. —Pensé que hablaríamos de ello después de que terminaran.
—No. Tú dijiste que hablarías de ello después de eso, no yo. Te has quedado aquí las últimas seis noches. Bien podrías quedarte y hacerlo permanente.
No puedo entender por qué está presionando ahora. —¿Así que tenemos el sello de aprobación de Dick?
—No necesito el sello de Dick para nada. ¿Lo considerarás?
—Eres imposible.
—Prefiero el término tenaz.
—Te llamaré antes del partido de mañana. —Espero a que me bese por septuagésima quinta ocasión. Toma otros diez minutos para salir por puerta, pero no me importa.
 La noche siguiente, Charlene viene a mi casa y nos amontonamos en la Hummer de Sidney, emocionada de estar al frente y en el centro del primer juego de las eliminatorias. El estadio vibra con emoción.
Ahora miro la parte trasera de la cabeza de Alex mientras Charlene se queja por el atractivo de Darren. Han salido un montón de veces desde que regresó de Toronto. Y ha estado por todas partes de los círculos de chismes, lo que es una bonita distracción de la menos positiva atención que Alex y yo hemos estado recibiendo. Los fanáticos del hockey se encuentran sorprendidos. Darren nunca ha sido captado con nadie, excepto sus fans. Él y Charlene pasando tiempo juntos da lugar a una buena publicidad. Está teniendo mucha más prensa dentro y fuera del hielo. Ella finge no estar en absoluto perturbada por la atención; sin embargo, le tomó dos horas y doce cambios de ropa estar lista para el juego.
—Sólo míralo —suspira Charlene mientras Darren patina sobre el hielo.
 —Es impresionante. —Es lo que quiere oír. También es cierto.
—Realmente lo es, Violet. Tiene que ser el hombre más romántico que he conocido.
Gimotea una y otra vez, pero no puedo estar enojada con ella. Sin duda, le he hecho la misma cosa respecto a Alex en el último par de meses.
Alex está en su partido esta noche, al igual que el resto del equipo. Nadie tontea o pelea con la oposición. El objetivo es singular: Conseguir el disco en la red y ganar el primer partido de las eliminatorias. Este es un gran juego; que establece el tono de la serie.
Estos chicos están determinados y al parecer, fuera de un impresionante comienzo, la puntuación es de dos a uno a favor de los Hawks al final del primer periodo. Buck tiene mucha adrenalina, ya que esta es la primera vez que ha logrado estar en las finales. Se encarga de mantener el disco alejado de la red de los Hawks. Ese tipo espeluznante, Kirk, incluso se las arregla en una asistencia, demostrando que puedes ser poco fiable y un increíble jugador de hockey al mismo tiempo. Los Hawks mantienen su ventaja hasta el final y se llevan el juego. El resultado final es de cuatro a uno, poniéndolos en una gran posición de avanzar en la serie.
La emoción es contagiosa, mi propia agitación girando mientras absorbo el estado de los fanáticos a mi alrededor. Las entrevistas están siendo televisadas en las pantallas grandes después de la victoria, y los bulldogs del entretenimiento están sobre el equipo. El rugido de la multitud hace que sea difícil escuchar. Los reporteros le disparan preguntas a Alex.
—Dos partidos de suspensión a principios de temporada...
—Reflejados en ti como el capitán...
—Soltero más sexy...
Es incoherente, pero la última parte me llama la atención. Me empujo hacia adelante a través de la multitud, con la esperanza de oír mejor.
—Es un honor estar nominado —dice Alex, pasándose la mano por su sudoroso cabello.
Parece incómodo. Un mar de gente lo rodea, y yo soy baja, por lo que no puede verme.
Otra pregunta fragmentada se filtra a través de la multitud. Maldita sea, me gustaría poder oír lo que están preguntando.
—...rumores sobre tu relación...
Alex parpadea nerviosamente. —Pensé que hablaríamos sobre el juego, no sobre mi vida personal.
Otro reportero empieza a hablar. —¿Así que los rumores son ciertos?
El micrófono crepita con estática, pero su próxima respuesta como un vozarrón claro—: Sin comentarios. —Explora a la multitud, y su expresión culpable me revuelve el estómago.
Todo parece moverse en cámara lenta. Quiero patear a alguien. Quiero llorar. Esto es lo mismo que una completa negación, lo que me hace quedar como una total puta del hockey. Estoy cabreada.
Es obvio que mintió acerca de hablar con Dick, y anoche me pidió irme a vivir con él. Otra vez. Nada de esto tiene sentido.
Su respuesta alimenta a los buitres. —... La mujer con la que has sido visto...
Las palabras simplemente amigos caen como un globo lleno de aguas residuales.
Todo lo demás es drenado por las preguntas de los medios de comunicación. He escuchado suficiente, de todos modos. Si tengo que oírlo un segundo más, proyectaré vómito por todos sus jodidos fanáticos.
Empujo a través de la muchedumbre, desesperada por escapar. No miro atrás. Estoy segura que podré ver mi propia humillación en YouTube después.
He aprendido una lección muy valiosa hoy: Nunca confíes en un jugador de hockey.


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Mensaje por berny_girl Lun 8 Abr - 11:33

Nuevamente no me llagan las notificaciones... me pondré al día y dejare mis comentarios... 


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Mensaje por yiniva Mar 9 Abr - 9:50

23


Butterson tiene un tremendo gancho derecho


Alex

Lamento las palabras tan pronto como salen de mi boca. Odio que haya hecho esto por el bien de una promoción. Nada de esto vale la pena si eso significa que tengo que lastimar a alguien que me importa. Y eso  es exactamente lo que he hecho. Mi remordimiento es una patada en las bolas.
Desde mi derecha, Butterson grita —¡Tu idiota!
Me giro a tiempo para ver su puño salir disparado hacia mi cara. Conecta con mi nariz; el crujido y el estallido del cartílago vienen de dentro de mi cabeza. Me lo merezco, pero condenadamente duele.
—Hijodep… —El flujo de calor de la sangre golpea mis labios y viaja por mi barbilla
Estoy tan enojado. Fui un idiota con Violet, Sunny está hablando con Butterson todos los días, según mi madre, y ahora me dio un puñetazo en la cara. Gracias a los consejos estúpidos de mi agente cara de polla, he puesto mi orgullo antes que Violet. Todas las malditas evasivas no tienen sentido ahora que he jodido mi relación con ella. Quiero desquitarme con alguien. Butterson es el blanco perfecto dado que rompió mi nariz.
Agarra mi camiseta, con la intención de pegarme de nuevo. —¡Te voy a dar una paliza!
—¡Vamos, folla hermanas! —le grito de regreso.
Kirk agarra a Butterson mientras Darren me hace una llave en el cuello y me arrastra lejos. Bajo un velo rojo, soy consciente de que he perdido el control.
—Mantén la boca cerrada, Waters. Te van a colgar de los malditos cordones si no consigues controlarte.
Balanceándome alrededor, me empuja a los vestuarios, lejos del circo mediático.
A pesar de mi ira, tengo los medios para no arremeter de nuevo. Lo último que quiero, adicional a haber destruido la única relación que valía la pena, es añadir juegos a lo que podría convertirse en una suspensión. Uno más y estaré en la banca para las eliminatorias y decepcionaré a todo mi equipo.
—¡Hijo de puta! —Pisoteo alrededor de la habitación. Mis patines tomando el ritmo.
Darren lanza sus guantes sobre el banquillo —¿Te  das cuenta  de lo que hiciste ahí? ¿Qué te poseería para que digas algo así a los malditos medios de comunicación?
Butterson entra como una tormenta al vestuario flanqueado por nuestros compañeros de equipo —¡Voy a arrancarte la cabeza y empujarla por tu garganta!
—Me gustaría verte intentarlo. —Jalo mi camiseta por encima de mi cabeza y arranco el relleno, feliz de dar rienda suelta a algo de la ira reprimida actualmente gobernando mi cuerpo.
—No seas un idiota, Waters. —Darren me empuja hacia atrás.
No estoy pensando con claridad. En lo que solo puede ser considerado como una acción reflejo, le lanzo un puñetazo a Darren. Solo le toma un segundo noquearme, con su rodilla en mi garganta. No me muevo porque unida a su rodilla está una pierna y un pie con un patín con una afilada cuchilla al final.
—¿Qué diablos está mal con ustedes chicos? —grita el entrenador, metiéndose en la mitad—. Nunca he visto una exhibición más embarazosa en todos mis jodidos años en el hockey.
Darren empuja su rodilla, cortando mi suministro de aire. Luego libera la presión y se levanta. Ruedo hacia un lado, batallando por respirar. Me toma un minuto recuperar la compostura y levantarme. Nadie se ofrece a ayudarme.
—Butterson, ¿qué está pasando contigo? Los medios de comunicación están en llamas con esta mierda. ¿Te importaría decirme por qué demonios le diste un puñetazo a tu propio maldito capitán?
La cara del entrenador está más roja de lo que nunca he visto antes. No le da a Buck una oportunidad de responder, es hora de la diatriba. El entrenador puede continuar por horas cuando entra en uno de sus estados de ánimo. Algunos de los chicos se sientan y lanzan una mirada en mi dirección. Este va a ser uno de los más largos.
—Se supone que deben ser un equipo. Deberíamos estar celebrando la victoria, no discutiendo nuestra mierda personal en frente de todo el maldito mundo. —Nos lanza a Butterson y a mí una mirada de desprecio—. Nadie va a recordar que ganamos el primer partido de las eliminatorias o lo bien que se jugó. Todos ellos van a hablar sobre como el nuevo miembro del equipo fue tras el capitán del equipo. Puede que solo sea un titular por un día o dos, pero ¿saben quién va a apegarse a esto? Boston. Van a saber que tenemos un punto débil, y van a aprovecharse de éste.
Los hombros de Butterson se desploman y mira al suelo.
—Así que, Waters, ¿qué hiciste para cabrear a Butterson? —El entrenador me mira expectante.
Me siento como una mierda absoluta por una multitud de razones. No solo decepcioné a mi equipo y potencialmente nos jodí durante esta serie, destruí mi relación con Violet. En lugar de celebrar con ella, estoy sentado en un vestuario con la nariz rota, un ego aniquilado y todo mi equipo enojado conmigo.
—Seguí el consejo de Dick. —Bajo la mirada a mi regazo y sacudo la cabeza. Tengo que despedir su culo.
—¿Crees que podrías explicarte mejor, Waters? Que dios me ayude, si estás siguiendo el consejo de tu pene, voy a golpearte yo mismo.
—Dick, mi agente. Se supone que debo parecer disponible hasta que El Soltero del Año de mierda sea escogido —diciéndolo en voz alta, suena absolutamente loco.
—¡Tienes que estar bromeando! —Butterson fuerza su camino a través de los chicos que lo contienen—. ¿Humillaste a mi hermana y rompiste su corazón en frente de millones de personas por publicidad?
¿Así tu podrías, qué? ¿Entrar a esa maldita lista y anotar con una nueva conejita? ¿Conseguir algo de dinero?
—No es así. —Me golpea lo que ha dicho. Rompí el corazón de Violet. Estoy abrumado y a la defensiva, así que hago lo único que puedo, le doy un golpe bajo—. ¿Quién eres tú para hablar, de todas formas? Sé que estas follando a mi hermana, hijo de puta.
—No he tenido sexo con Sunny. —Esas son las últimas palabras que esperaba oír de la boca de Butterson.
Lo miro y no digo nada. No está mintiendo; puedo decirlo. Es igual de malo para mentir como Violet. Si estuvieran verdaderamente relacionados, creería que es un rasgo genético.
—Espera un maldito minuto. —El entrenador rompe el incómodo contacto visual entre Butterson y yo—. ¿Esto es por una puta?
—Violet no es una puta —decimos al unísono.
El entrenador sacude la cabeza y se gira hacia mí. —Quiero verlos  a los dos mañana. Van a hacer entrevistas para enderezar esta basura, así que bésense y reconcíliense, e inventen una historia que no suene como una completa mierda.
Con eso, el entrenador sale hecho una furia. Nadie me habla mientras se despojan de sus uniformes y alcanzan las duchas. Por lo general, los chicos consiguen superar las cosas rápidamente. No esta noche. Darren ni siquiera me reconoce.
Una vez que todo el equipo se ha ido, me ducho. No me molesto con mi traje, ya que no voy a celebrar. En cambio, me coloco de nuevo mi ropa de calle, consigo un taxi a mi casa y entro en mi coche. Tengo que conseguir que revisen mi nariz, pero eso tendrá que esperar hasta más tarde. Conduzco hasta donde Violet y parqueo en frente de su casa. Su camioneta no está allí, así que la llamo. Como era de esperar, se va a buzón de voz. Dejo caer mi cabeza hacia atrás mientras escucho de nuevo su mensaje.
—Hola. Te has contactado con Violet, la idiota puta del hockey. Estoy muy cabreada y humillada para contestar mi teléfono, pero puedes dejar un mensaje. A menos que seas Alex “cabrón” Waters. En ese caso, puedes irte al maldito infierno. Que tengas un buen día.
Me siento allí durante unos largos segundos después de que el teléfono pita, simplemente respirando, hasta que me doy cuenta que debo hablar o colgar. Elijo la segunda opción porque está claro que Violet no quiere saber de mí. Enseguida llamo a Dick y lo despido. Me dice que me arrepentiré de la decisión. Le digo que se joda el culo con un disco de hockey y cuelgo.
Intento con el número de Violet de nuevo. Va directamente al correo de voz. He arruinado todo.
 La reunión a la mañana siguiente con el entrenador y Butterson es brutal. Logramos elaborar una posible historia que me hace quedar como un completo idiota. Como con la nariz rota, me lo merezco.
Los próximos días son un completo tiempo de mierda. Las radiografías demuestran que mi nariz está definitivamente rota. Otra vez. Está hinchada y duele como una perra. Los ojos negros son un apestoso recordatorio del terrible error que cometí.
Más allá de eso, recibo llamadas interminables de periodistas que quieren entrevistas. Es un dolor en el culo. No estoy acostumbrado a tratar con estas cosas por mi cuenta. Hago un montón de llamadas telefónicas y encuentro un nuevo agente que esté dispuesto a aceptarme a pesar de la tormenta de mierda que he creado recientemente.
Si eso no es lo bastante malo, el teléfono de Violet fue desconectado, lo que me dice que cambió su número. No tengo manera de comunicarme con ella, aparte de por correo electrónico, la cual no es la forma en que quiero explicar lo que pasó.
Además de eso, las prácticas son duras. El entrenador tiene razón; si Butterson y yo no podemos lidiar con nuestra mierda, vamos a destruir nuestras posibilidades de llegar a la final. No quiero ser la razón de ello. Nos lleva a Butterson y a mí a un lado y nos dice que debemos mantener nuestros problemas personales fuera del hielo o incentivará al director general para que nos negocie a los dos. Creo que lo dice en serio.
Butterson ve al entrenador alejarse. —Por el bien de nuestro equipo, voy a dejar esto fuera del hielo, pero no pienses ni por un segundo que te he perdonado por lo que le hiciste a Violet.
—Lo entiendo. Realmente me gustaría pedirle disculpas…
Apunta un dedo hacia mí. —Mantente malditamente lejos de ella. Violet está lo suficientemente lastimada. No necesita que lo empeores dando algunas disculpas de mierda.
Empujo su mano. —No es mierda. Me preocupo por ella.
—¿Si? Es bueno saberlo si esa es la  manera de tratar a la gente  que te importa, no me gustaría ver cómo eres con las personas que no te gustan. ¿Cómo conseguiste ser el capitán de este equipo? Está más allá de mí. Eres un maldito bastardo egoísta. —Se gira y regresa patinando sobre el hielo. No está equivocado, lo que me hace sentir un millón de veces peor.
A pesar de las advertencias de Butterson sobre Violet, trato de ponerme en contacto con ella. Llamo a sus padres, con la esperanza de que si encuentro a Skye, puedo convencerla de poner a Violet en el teléfono.
—Residencia Hall-Butterson.
—Hola, Skye.
—Alex. —Basado en su tono helado, no está feliz conmigo—. Lo jodiste a lo grande.
Lanzo un suspiro. —Realmente lo hice.
—Violet no quiere hablar contigo.
—Lo sé. Buck lo dejó bastante claro y también Violet. —Pateo la pata de la cama, notando que algo rojo se asoma desde la parte inferior. Recogiéndolo, encuentro un par de bragas de Violet. Las rojas con mi nombre en su trasero. Me siento en el borde del colchón y resisto las ganas de olerlas.
—Me temo que no puedo ayudarte a salir de esta —dice después de una larga pausa.
Exhalo un suspiro abatido. Esperaba esto. Es la madre de Violet, después de todo. Es su deber proteger a su hija. Tengo la suerte de que no me está lanzando un nuevo “idiota”. —Me imaginé eso.
—En serio, Alex. Eres un luchador en el hielo. ¿Por qué no puedes ser de la misma manera fuera de él? Deja de ser un idiota y haz un movimiento. Ni siquiera le has enviado flores y siempre le envías flores, sin importar si lo arruinaste o no. ¿Cómo creer que eso se ve?
Esto es lo que necesito; más personas diciéndome lo mucho que he jodido esto y qué hacer para arreglarlo. —¿Crees que debería enviarle flores?
—No, Alex. No creo que debas enviarles flores. —Utiliza el tono reservado para las madres que quieren hacerte sentir como un idiota completo.
—Pero entonces cual…
—Eres un chico inteligente… —Se detiene—. Con algo de tiempo. Estoy segura de que lo descubrirás, de lo contrario no mereces estar con mi hija. —Un tono de llamada sigue. La madre de Violet me colgó el teléfono.
Llamo a Darren. Es la única persona que se me ocurre que podría estar dispuesto a ayudarme. Por desgracia, no me contesta, y está claro que todavía no me habla fuera del hielo.
Intento con una última persona: mi padre. Su capacidad de ayudar es cuestionable.
—Hola, Alex.
Hago una pequeña charla por un minuto o dos hasta que no puedo soportar la incómoda charla. —Cometí un error con Violet.
—Lo sé. Al igual que la mayor parte de América del Norte y los otros países que ven hockey.
—Has arruinado algo con mamá, ¿cierto? —Puede ser un poco loca. Estoy seguro de que mi padre ha estado en la casa del perro un montón de veces.
—Por supuesto. —Mi padre suspira—. Tengo el beneficio de mantener mi vida privada, privada. Ese no es el caso de Violet y de ti,
¿verdad?
—No. No lo es. No debería haber seguido el consejo de Dick.
—No, Alex, no debiste.
—Lo despedí.
—Ya era el maldito momento. —Mi papa exhala a través del receptor con un silbido. Hay una buena posibilidad de que estuviera investigando—. Sé que fue difícil cuando comenzaste a jugar hockey profesional. Entiendo que quieras ser el mejor, y que quieras demostrar que lo eres. No necesitas el apoyo financiero para hacer eso.
—Solo quería esto, ¿sabes?
—¿Pero a que costo, Alex? No necesitas validación. Eres el capitán del equipo. Haces más dinero en un año de lo que yo haré en la vida. Lo que tienes que hacer es ser un hermano mayor que tu hermana pueda admirar, no uno que tenga que defender porque te has ganado una reputación de mierda por viejos rumores. Y necesitas a alguien como Violet para mantener la cabeza bien puesta. Deja de preocuparte por lo que otros piensan y has lo que es mejor para ti.
—Violet es lo mejor para mí.
—Entonces lucha por ella.
—No quiere hablar conmigo.
—¿Y vas a dejar que eso te detenga? ¿Desde cuándo te rindes tan fácilmente?
Tiene un punto. —No lo hago. —Puedo encontrar una manera de llamar la atención de Violet. No dejaré que nada se interponga en mi camino. En especial, no una promoción. No importa cuanto lo quiera, no vale la pena perder a Violet.
—Bueno. Espero que resuelvas esto, hijo. Me gusta mucho Violet.
Es buena para ti.
—Esperemos que pueda convencerla de que soy bueno para ella, también.
—Tienes el arte de la persuasión de tu lado.
—Gracias papá. Lo voy a necesitar.
Tengo que salir con algo mejor que flores o dulces para arreglar esto. Tengo que demostrarle de manera inequívoca que la necesito mucho más que cualquier apoyo financiero.
Pienso durante varias horas, tratando de encontrar una manera creativa para conseguir que Violet me escuche. Si no va a responder a mis llamadas telefónicas, hay una opción que funcionó en el pasado. Perseguirla es la mejor oportunidad que tengo.
Me cambio de mi ropa sucia a unos pantalones de vestir y una camisa abotonada. Debería estar presentable. No puedo hacer nada con mi nariz. El vendaje blanco y la férula cubren lo peor de la hinchazón y los moretones.
La barba de las eliminatorias tiene que quedarse, aunque me hacer ver menos presentable. Es una tradición que nunca he roto. La única manera en que podré llevar al equipo de regreso por el camino correcto es jugando bien. El juego cuatro de la serie es mañana por la noche, y estamos dos a uno. Afeitarme la barba podría traer mala suerte al juego. Cedo limpiándola en los bordes, así solo me veo parcialmente una mierda.
Supongo que parar en su casa es mi mejor primera opción. Las flores no van a ser suficientes esta vez. Necesito algo mejor. Me detengo en la cafetería donde tuvimos nuestra primera cita. Tienen una de esas tortas de caramelo crocante, pero le faltan unas rebanadas. Una tajada no es suficiente; tiene que ser la cosa entera. Sin embargo, aun así consigo una de esas bebidas de algas verdes que le gusta.
Una tienda de helados en la calle sigue abierta. A las chicas les gusta el helado cuando sus novios lo joden, basado en mi experiencia con Sunny, y a Violet le gusta el pastel, por lo que parece una opción lógica.
Limpio mis manos sudorosas en mis pantalones después de aparcar en la calzada de  Violet detrás  de su SUV. Algunos idiotas  de  los medios están tras de mí, algo que parece ser común por estos días. Permanecen en la acera, manteniendo una distancia respetable, mientras gritan preguntas.
Sidney me intercepta antes de que consiga alejarme dos metros de mi coche. Somos de la misma altura, pero en este momento, me siento pequeño.
—Hola, Sr. Butterson. ¿Cómo está esta noche? —Compruebo para asegurarme de que no tiene un bate de béisbol oculto detrás de la espalda. Lastimé a Violet, lo que significa que de alguna manera él está sufriendo por lo que hice. Tiene sentido que sea protector con Violet en estas circunstancias. Sé lo que es vivir con una mujer despechada. Si Sunny o mi madre eran miserables, todos los demás en mi casa lo eran también.
—Alex. —Da un paso delante de la puerta, bloqueando el camino a la casa de la piscina.
—Me preguntaba si Violet está en casa.
—Sí, está en casa. Está ocupada empacando.
—¿Empacando? —Exploro la casa de la piscina.
—Se está mudando. Quiere su propio lugar. —Lo dice como si fuera mi culpa. Tal vez lo es.
—¿Se quedará en la ciudad?
—Si Violet quiere que sepas a dónde se está mudando, estoy seguro de que se pondrá en contacto.
No lo va a hacer fácil. —¿Crees que podría hablar con ella?
—Violet dejó bastante claro que no quiere verte ahora mismo. De hecho, dijo que no quiere volver a verte de nuevo. Realmente no puedo decir que la culpo. —Realiza una mueca con los labios, su desdén por mí evidente.
Tengo una sensación de hundimiento de que cada vez que Violet toma una decisión sobre algo, no suele arrepentirse.
—Entiendo. ¿Podría darle esto entonces? —Le extiendo la copa para llevar y la caja—. Esto tiene que ir en el congelador; es un pastel de helado.
Sidney la toma con el ceño fruncido y espera que vaya a mi coche. Todavía está de pie en medio de la calzada cuando me alejo, apenas evitando atropellar a los reporteros que nunca parecen desistir. Esto definitivamente no salió como estaba previsto.
La noche siguiente, tengo un juego, así que no tengo tiempo para seguir acosando a Violet. No oigo nada de ella al día siguiente, o el día después de eso. Recurro a enviarle un e-mail. De nuevo. El mensaje ya debe ser claro, pero no estoy dispuesto a renunciar, así que voy a su trabajo. Paso la seguridad sólo para encontrarme con que Violet está en una reunión.
Charlene viene por el pasillo, su sonrisa lejos de amistosa. Desliza su brazo a través del mío y me lleva por el pasillo hasta el ascensor.
—Quiero una oportunidad para explicarme.
—¿Explicar qué, exactamente, Alex? —Se coloca un puño en la cadera—. ¿Que la invitaste a vivir contigo una noche y a la siguiente estás diciendo esa mierda de sólo amigos en televisión nacional? ¿Ha pasado casi una semana, y ahora tienes la audacia de presentarte aquí como si fuera a querer hablar contigo? ¿Qué tipo de juegos de cabeza estás jugando?
Debería haber actuado antes. —Mi agente quería que mantuviera
las cosas ocultas. Hay una campaña de promoción…
—¿Se supone que eso lo hace mejor? —Golpea el botón del ascensor, mirándome con desprecio—. Deja a Violet sola. Ha tenido suficiente con los medios olfateando alrededor, no es necesario que aparezcas para empeorarlo. La próxima vez que te vea aquí, te voy a pinchar los testículos con mis tacones de aguja.
—Charlene…
Me da su dedo del medio. Cuando se va por el pasillo, echo un vistazo a sus zapatos. No los quiero cerca de mis bolas.
Vuelvo y trato de ver a Violet de nuevo unos días más tarde, a pesar de la amenaza. Los medios de comunicación son insoportables, me siguen hasta las puertas, acosándome con preguntas que me niego a contestar porque no tengo respuesta. Esos tipos que trabajan con ella son tan malos como Charlene, y no puedo conseguir acercarme ni a cinco metros de Violet. Incluso intento pasar por su casa otra vez, los medios de comunicación constantemente detrás mío. Su camioneta no está en el camino de entrada, y nadie abre la puerta.
Violet no está con Sidney y Skye en los asientos de primera fila en los próximos partidos de las eliminatorias en casa, y Butterson no dice nada. Pongo mi energía en la práctica y los juegos porque no tengo otra opción. Estamos en la tercera ronda, y quiero compartir mi entusiasmo con Violet, pero han pasado más de dos semanas y no me está hablando, así que no puedo.
Cansado de los medios constantemente siguiéndome, le digo a mi nuevo agente, Janette, que necesito un cambio de imagen para disipar los rumores sobre mi fama de "rompecorazones". Está de acuerdo, por lo que organiza una entrevista en televisión con uno de los grandes canales de entretenimiento. Esta entrevista es sobre mi vida personal, no mi carrera de hockey. No será hasta dentro de varios días, lo que me da tiempo para trabajar en Violet, no es que no lo haya hecho desde mi épico error.
En el día de la entrevista, descubro que Violet se está mudando a su nuevo apartamento el fin de semana. Charlene pasa la información a través de Darren. Las fotos de Butterson cargando un camión de mudanzas en los medios son una prueba adicional.
Darren casi me ha perdonado, por suerte. No está enojado, pero no está dispuesto a dejarlo ir todavía. Divulga la proximidad de la ubicación del nuevo apartamento de Violet, dándome una idea general para empezar a trabajar.
Desesperado por cualquier tipo de contacto, compruebo su perfil de Facebook. Me bloqueó allí, también, así que intento con la página de Butterson. Nuevas fotos de él con Violet brindando con cervezas y con cajas de embalaje destacan en su perfil de Facebook. En el fondo, el castor de peluche que le di cuelga de un ventilador de techo con una soga improvisada atada alrededor de su cuello. Enojado conmigo mismo y mi situación, desgarro una bolsa de Cheetos y la engullo completamente mientras espero que Janette me recoja para la entrevista. No me deja ir solo, preocupada de que voy a auto-sabotearme. Para cuando llega, me he comido toda la bolsa, y usado mi camisa como una servilleta. En este estado abro la puerta.
La sonrisa de Janette se desliza de su cara. —Se supone que tienes que estar listo para irte.
—¿Debería arreglar mi cabello? —Dirijo una mano a través de él.
Sí se siente grasoso.
Empuja más allá de mí, sus tacones resonando en el suelo de baldosas, dirigiéndose a las escaleras.
—¿A dónde vas?
Se detiene a mitad de camino y apunta al segundo piso. —Supongo que tu dormitorio está por aquí.
—Uhhh... ¿si?
Rueda los ojos. —No puedes ir a una entrevista así.
Miro a mi camisa manchada. Tiene razón. Mi habitación es un desastre. No he dejado que mi ama de llaves la limpie desde la última vez que Violet se quedó.
Janette hace una mueca ante la vista, o posiblemente por el olor. Huele horrible aquí. —¿Por qué los chicos son tan asquerosos? Métete a la ducha. —Cuando no me muevo de inmediato, me empuja hacia el cuarto de baño—. Estoy interesada en que consigas a tu chica para que no arruines las eliminatorias y todas sus oportunidades de patrocinio. Tienes que lucir y oler menos patético.
—No me importan las oportunidades de patrocinio.
—Eso está bien. No tienes por qué hacerlo. Sin embargo, es mi trabajo cuidar de ello, así que lleva tu culo allí.
Me baño mientras recorre mi armario buscando ropa apropiada. Veinte minutos más tarde, estoy vestido y listo para ir al estudio de noticias.
Me inspecciona como lo haría a un pedazo de carne de vaca.
—No mires mi barba. Es para las eliminatorias —digo afectuosamente.
—Te ves como un hombre sin hogar en ropa cara. Eso debe trabajar a nuestro favor. —Janette me hace pasar por la puerta. Me entrega una carpeta una vez que estamos en el auto, en dirección al estudio—. Estas son las preguntas que te van a hacer. No seas evasivo.
Paso hoja tras hoja de preguntas. —Son muy personales.
—Ese es el punto, Alex. Has pasado los últimos siete años actuando como un idiota mujeriego a los ojos de los medios de comunicación por ninguna buena razón por lo que puedo ver. ¿Quieres a Violet de regreso en tu vida?
—Sí. Definitivamente.
—¿Más de lo que quieres patrocinios?
—Claro.
—Entonces tienes que demostrarle que no eres un idiota total. Para hacer eso, tienes que ser honesto por una vez.
Asiento y reviso las preguntas. Apenas he terminado de leer cuando agarra las hojas de mi mano, las arruga, y las arroja en el suelo a sus  pies.
—¿Qué estás haciendo? No las he memorizado todavía.
—No quiero que las memorices, y no quiero respuestas armadas. Tienes que hablar con el corazón. ¿Cómo te sientes acerca de Violet?
—La amo.
—Entonces, asegúrate que lo sepa para el momento en que haya terminado esta entrevista. Ah, y también habrá una versión impresa que saldrá la próxima semana. Queremos cubrir todas las bases. —Da un golpecito a mi mejilla. Espero no joder esto también.
Evitamos a los reporteros que bordean la calle fuera del estudio. Nunca en mi vida los medios me prestaron tanta atención, como lo han hecho en las semanas posteriores a arruinar todo con Violet. Nadie se preocupa por las eliminatorias o lo cerca que estamos de la Copa Stanley. Todos los medios de comunicación quieren oír hablar de por qué rompí el corazón de Violet en televisión nacional, cuando es evidente que estábamos en una relación.
Janette me acompaña a la sala verde. Ahuyenta a la gente de maquillaje. —Te ves como el infierno, quiero que siga siendo así.
Supongo que sabe lo que está haciendo, así que no discuto.
—¿Cómo te sientes? —Janette ajusta el cuello de mi camisa y trata de suavizarme el cabello.
—Como si fuera a vomitar.
Pone sus manos sobre mis hombros. —Puedes hacer esto, Alex. Sólo sé honesto. Eres un muñeco. Muéstrale al público amante del drama que no eres un idiota.
—Está bien. —Me da una palmadita en la espalda y me envía a las fauces de la entrevistadora tiburón, Angélica Chase.
Las preguntas comienzan bastante  fáciles. Son bastante estándar  y giran en torno a las eliminatorias y el potencial para competir por la Copa Stanley. Le doy las respuestas humildes que estoy acostumbrado a brindar.
Finalmente, Angélica pasa a las preguntas que rodean mi pelea con Butterson y los rumores de que está saliendo con mi hermana. Están destinados a provocar, ya que Sunny y Butterson no han hecho ningún intento de ocultar su relación. Sé que va a pasar al tema de Violet; es la transición perfecta.
—En los últimos meses te han visto con la hermanastra de tu compañero Buck Butterson. Recientemente, diste a entender que eran sólo amigos. Tu comentario pareció incitar a la animosidad entre tú y Buck. ¿Te importaría hablar sobre algunos de los rumores que flotan alrededor de eso?
Miro a Janette, de pie tras bastidores. Asiente, y tomo una respiración profunda, listo para derramarlo.
—Violet y yo nunca fuimos sólo amigos.
—Mmm. —Asiente en acuerdo—. La cobertura mediática ciertamente sugiere que hay más entre ustedes que amistad. Así que
¿mentiste en tu entrevista anterior?
Me limpio mis palmas húmedas en mis muslos. Esto es todo. Tengo que confesar si tengo una esperanza en el infierno de ganar a Violet de regreso. —Si. Fue un terrible error. Me costó mi relación con Violet.
—¿Y por qué mentir sobre su relación?
—Porque soy un jodido idiota. —Janette me da su mirada de la muerte desde bastidores. No lo estoy haciendo bien hasta ahora—. Lo siento. Quiero decir un imbécil.
—Está bien, podemos cortar eso. —Angelica se relaja en su silla—.
¿Te importaría explicarlo?
—No estoy acostumbrado a estar en entrevistas, no hablando de  mi vida personal.
—Ciertamente nunca pareció preocuparte la atención de los medios antes.
Asiento. Esta cosa de la honestidad no es tan simple como pensé que sería. —Siempre acepté la publicidad, no importa en la forma que viniera, era positiva, aunque me hiciera ver como un jugador y un idiota. Recientemente, permití que algunas oportunidades de patrocinio nublen mi juicio.
—No estoy segura de entender. —Angelica parpadea lentamente—.
¿Estás diciendo que mentiste con el fin de asegurarte un patrocinio?
Alcanzo el vaso sobre la mesa y tomo un largo trago, trabajando para formular una respuesta que no me entierre en un agujero más profundo.
—Todos tenemos metas. Había dudas sobre si sería capaz de manejar las demandas de hockey de la NHL cuando me reclutaron. Tenía que probarme a mí mismo como un jugador valioso. No llegué hasta aquí sin trabajar por ello, por lo que cuando el patrocino por el que he estado luchando se convirtió en una posibilidad, escuché algunos malos consejos sin considerar cómo afectaría a las personas que me importan.
—¿Te refieres a la lista de Soltero del Año de Beautiful People? Se espera que estés entre los diez primeros. ¿Hay otros?
—No puedo hablar de ellos. Sin embargo, no valen la pena si eso significa que pierdo a la persona que amo, ¿o sí? —Miro a Janette en bastidores, preocupado de haber dicho algo que no debía. Sonríe alentadoramente, así que centro la atención en Angélica.
—¿Estás diciendo que la amas? ¿A Violet Hall? ¿La hermana de Buck Butterson?
—Sí. Estoy enamorado de Violet.
Se inclina hacia delante, bajando la voz—: ¿Lo sabe?
—Lo hace ahora.
Angélica sonríe y se instala de nuevo en su silla. —Supongo que tu relación con Violet ha creado tensión con tus compañeros de equipo.
—Todos estamos tratando de mantener la concentración en las eliminatorias y el juego, pero sí, ha sido difícil. No estoy orgulloso de cómo manejé la situación, y esta puede ser mi única oportunidad de decirle a Violet lo que siento.
Angélica pliega sus manos debajo de su barbilla. —¿Por qué dices eso?
—Porque no quiere hablar conmigo.
—Ya veo. Esto te pone en un dilema importante, ¿no?
—Lo hace.
—¿Qué tiene de especial Violet que hizo que desearas cambiar? Frunzo el ceño, no seguro de qué quiere decir. —¿Cambiar?
—Vamos, Alex. Eras famoso por ser un mujeriego.
—No realmente.
—Hay una gran cantidad de evidencia fotográfica que indica lo contrario.
Tengo que tener cuidado en como respondo esto. —Creo que la gente ve lo que quiere ver. El hecho de que estoy de pie al lado de una mujer en una fotografía no significa que he tenido una relación con ella.
—Estás diciendo que tu reputación…
—…Está basada en conjeturas. No voy a decir que no soy culpable de perpetuarla, pero no es una representación exacta de lo que soy, y no es como quiero ser visto. No cuando se pone en peligro mis relaciones.
—¿Te refieres a Violet, específicamente?
—La extraño. Es mi Q en una puntuación triple de palabras.
—Lo siento; no entiendo la última parte.
—Es una cosa de Scrabble. Olvídalo. Sólo la quiero de vuelta en mi vida.
—¿Qué vas a hacer para que esto suceda?
—Lo que sea necesario.



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Mensaje por Tatine Mar 9 Abr - 16:58

Gracias
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Mensaje por berny_girl Mar 9 Abr - 21:26

Capitulo 19
No creo que sean los mas indicado para cuestionar a Buck y Sunny... cada quien tiene derecho hacer lo que quiera. Al final parece que todo quedara entre familia

Capitulo 20
Que vergüenza la mama lo pilla en el inicio de sus insaciable acción...
Aun espero un capitulo un poco mas personal y no tan lujurioso, lo encuentro entretenido pero en exceso es un poco cansador...

Capitulo 21

Me gustaron los amigos de Alex un poco más que la mamá de este... Aunque me sorprende que éstos no pueden dejar de tener sexo a cada momento y en cualquier ocasión.
Creo que el título del Soltero del año no será algo agradable para ellos...

Capitulo 22

Que mal que Alex omita información a Violet y más algo tan relevante con referencia a su carrera....
Violet otro vez con su dramatismo...
Creo que es el primer capítulo que no se encuentra se

Capitulo 23
Con esas declaraciones quien no lo perdonaría... al fin de cuenta esta reconociendo que la ama, delante de medio país... aunque sis declaraciones igual lo dejan un poco mal parado, tiene que tener buenos resultados para su objetivo principal.


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Mensaje por Yani Mar 9 Abr - 23:22

Oh! Cuánto drama!!!! Espero que Violet no lo haga sufrir tanto... aunque se lo merece por idiota...


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Mensaje por yiniva Miér 10 Abr - 9:49

24


Odio a Alex Waters
(También estoy enamorada de ese idiota)


Violet

Me permito estar deprimida un tiempo después de la épica humillación televisiva. Incluso tomo días libres en el trabajo y me visto con roñosas sudaderas con capuchas, comiendo grandes porciones de comida chatarra. Sin embargo, me niego a revolcarme mucho tiempo en la autocompasión. Tomé la decisión de estar con Alex incluso con la advertencia de Buck y todas las señales ondeando justo enfrente de mi cara. Entre los episodios de llantos incontrolables y un poco de auto odio, busqué en los avisos clasificados un apartamento. Necesito hacer algunos cambios en mi vida, y empiezo con buscar mi propio lugar.
Sidney me aseguró que una inmobiliaria encontró el edificio perfecto a sólo dos cuadras de mi trabajo. Es pequeño con un sólo dormitorio, apenas de cuarenta y seis metros cuadrados. El arriendo no me mata, y es un barrio decente. Hay un restaurante tailandés y una tienda de dulces dos edificios más abajo, así que me instalo. Se halla disponible inmediatamente, lo que es una ventaja.
Tan infeliz como mi madre es de que me esté mudando de la casa de la piscina, igualmente me ayuda a empacar mis cosas. Tres semanas después de que me abandonaran públicamente, Buck y Sidney cargan el camión de mudanza mientras Charlene, mi mamá y yo vamos a limpiar el nuevo departamento. Es exactamente el tipo de distracción que necesito. Por mucho que me duele el corazón, lo mejor que puedo hacer es moverme hacía delante. Cambié mi número de celular, bloqueé la dirección de correo de Alex, y me mantuve alejada de las redes sociales.
Alex me ha buscado en más de una ocasión, no sólo en mi casa sino que también en el trabajo. Hasta ahora todos han sido buenos manteniéndolo alejado de mí, y lo agradezco. No quiero verlo, porque no creo que todavía sea lo suficientemente fuerte para no llorar en frente de él.
—¿Qué quieres que haga con esta caja? —pregunta Charlene.  Se encuentra marcada con una calcomanía de riesgo biológico.
—Puedes dejarla en el closet del dormitorio. Más tarde averiguaré que haré con eso.
Ella y mi mamá intercambian una mirada.
—¿Qué hay dentro? —Charlene revisa su interior.
—Todas las cosas de Alex. No me encuentro lista para deshacerme de ellas aún, ¿sí?
Mi mamá pone sus brazos alrededor de mí y me da un abrazo. — Está bien, Vi. Cuando estés lista, podemos emborracharnos y quemar todo.
Me río y sollozo. El corazón roto tiene el nombre bien puesto. El pensamiento de quemar al castor Waters hace un nudo en mi estómago. No sé si estaré lista para eso.
Mi mamá da un pequeño salto, como un pequeño terrier y aplaude.
—¡Conseguí algunas cosas nuevas para ti! —Abre una caja llena de cosas nuevas de vidrio. Es otra distracción, y me da gusto que lo haga. Pensar en Alex me pone sensible.
Resulta que fue de compras con la tarjeta de crédito de Sidney, así que obtengo un montón de cosas nuevas que no esperaba. Incluyendo un televisor de pantalla plana y un impresionante sofá de cuero. Una vez que mi dormitorio y mi sala de estar se hallan ordenadas, y la mayoría de las cajas ya se encuentran desempacadas, nos reímos y abrimos algunas cervezas y pedimos una pizza.
Charlene se queda mucho más tiempo después de que mamá se va a casa. Vemos comedias malas en mi televisor de alta definición hasta que sus ojos se comienzan a cerrar y decide irse. Tan pronto como lo hace, las lágrimas que he guardado durante todo el día comienzan a caer. Quiero que el dolor en mi pecho se detenga, pero sé que tomará tiempo. Me torturo viendo lo más destacado del hockey hasta que mis ojos están hinchados y me siento demasiado cansada para mantenerlos abiertos.  En la cama, me muevo y doy vueltas, sin poder dormir.
Me quedo en la oscuridad mirando hacía el armario. Varios minutos más tarde, me levanto de la cama y abro la puerta. Enciendo la luz interior y me arrodillo en el frío suelo de parqué para abrir la caja. El castor Waters está encima de todo. Lo llevo conmigo de vuelta a la cama.Quiero odiar a Alex, pero mi corazón no se ha puesto al día con mi cabeza.
Vivir en un apartamento es algo para lo que necesito tiempo para acostumbrarme. Apesta cuando olvido algo y tengo que esperar el ascensor para volver y conseguirlo. Sin embargo, caminar al trabajo es agradable, y tener mi propio lugar me ofrece un poco de la independencia que tanto necesito.
Pocos días después de mudarme, Buck viene a jugar un poco de videojuegos. Es su manera de asegurarse que me encuentro bien. También trae golosinas.
—No me encontraba seguro que te gustaría, así que traje opciones.
—Me entrega una bandeja con un batido y un helado de chocolate con cubierta de maní.
—Es una decisión difícil. Me voy por el helado.
Buck me sigue a la sala de estar, que se encuentra a unos dos metros de la puerta, y nos sentamos en el sofá. Me sumerjo en mi helado mientras Buck instala la Xbox.
—¿Cómo lo llevas estos días?
—Floja y Débil. —Ni siquiera trato de sonreír.
—Tan mal, ¿eh? —Ha adquirido algunos canadiensismos por hablar con Sunny.
—Está bien. Me encuentro bien.
—Sigues diciendo eso, pero no te creo, Vi.
—Va a tomar un tiempo para que vuelva a estar bien, eso es todo.
—Mira, Violet, sé que te sientes como la mierda, pero Waters es un gigante pene de goma. Lo puedes hacer mejor. —Su teléfono suena. Levanta un dedo mientras contesta—. Hola bebé… Estoy con Violet… No, de ninguna manera. —Sacude la cabeza con vehemencia—. No le diré eso. Él es un idiota… perdón. Sé que es tu hermano… —Mastica su dedo mientras escucha por unos pocos segundos—. No voy… bien, Sunny. También te extraño…
Hay otro minuto entre ida y vuelta, seguido de un beso lanzado al aire. —Adiós, Sunny Sunshine.
Hago sonidos de arcadas mientras cuelga. No debería preguntar, pero no puedo evitarlo. —¿Qué dijo Sunny?
—Nada importante. Vamos a jugar algo violento. —Sus manos me entregan un control y recoge uno para él.
No discuto o lo presiono para que me dé más información. Es mejor que no me diga nada.
—Sé que no ha pasado tanto tiempo, pero, quizás necesites ir a una cita o algo. Salir y pasar un buen rato. —Trata de ser útil; es agradable, pero no es realista.
—Esto es divertido. —Apunto a la pantalla donde Buck mata a un peatón.
—Sabes lo que quiero decir. A veces es necesario volver al ring y pelear.
Levanto una ceja; una metáfora de boxeo para las relaciones es muy apropiada.
—Sé que has tenido algo de mala suerte, pero hay un chico, juega
para Nueva York, quieren transferirlo…
—Buck, no quiero salir con otro jugador de hockey. —Dejo caer mi control así puedo llevar helado a mi boca, sin importar el sufrimiento que vendrá después de este congelado cielo lácteo.
—No todos son mujeriegos, Violet. Randall es un buen tipo.
—Su nombre es Randall. ¿Cómo puede ser impresionante?
Buck golpea a algunas personas jugando hockey en la calle. —Lo llaman Randy.
—Incluso mejor. Su nombre es otra palabra para caliente11. Suena perfecto para mí. —No estoy segura si reír o llorar.
No es culpa de Randall que sus padres lo llamaran con algo relacionado con la lujuria. Ni siquiera puedo considerar la idea de salir con alguien en este momento. Además, nunca podría tomar en serio a un jugador de hockey, o a un tipo llamado Randy. Haría movimientos pélvicos cada vez que dijera su nombre. Sería raro.
—Espera un minuto. ¿No dijo Alex que fue suspendido por patear a algún tipo llamado Randy? —Casi segura que ese fue el problema.
—Ese fue Randolph Cockburn. Este es Randy Balls.
—¿Hablas en serio? —¿Qué les pasa a estos chicos y sus terribles apellidos?
—Sí, ¿por qué? —Mi hermanastro pervertido, Buck, no conecta el apellido de pornografía extravagante con el primer nombre.
—¿Randy Balls? —Me echo a reír— ¿Me quieres emparejar con un tipo llamado Randy Balls? ¿Puedes imaginarte que pasaría si nos casáramos? Mi apellido sería Balls ¡Violet Balls!
 
11 Randy es sinónimo de horny: caliente, cachondo.

—Huh.      —Hace      una     mueca—.      No     sería     genial,     ¿verdad?
Especialmente si lo pones con el guión. Hall-Balls12.
Sigo riéndome hasta que me pongo a llorar, convirtiéndose en histéricos y desesperados sollozos. No quiero terminar como Violet Balls. Quería ser Violet Waters, eso suena tan romántico, y Alex arruinó todo.
Mi vida apesta a las bolas de Randy.
Buck no tiene idea de que hacer. Se ofrece a salir y conseguir más helado, pero mi estómago ya tiene calambres gracias a mi intolerancia a la lactosa.
—Lo siento, Violet. No me di cuenta de que eran tan serios.
—No es tu culpa. —Limpio mis lágrimas, pero otras toman su lugar.
—Los presenté. Podría haberte detenido para que no lo conocieras.
—¿Cómo ibas a saber que iba a enganchar con Alex? Aparte, me avisaste acerca de él. Soy demasiado idiota por no haberte hecho caso, eso es todo. —Creía que era un mujeriego del hockey al principio, y todavía dormí con él.
Flexiona sus bíceps. —Puedo patear sus bolas, si eso quieres.
—Es agradable que lo ofrezcas, pero si alguna vez lo vuelvo a ver, quiero hacerlo yo.
Buck acaricia mi hombro y me da un abrazo torpe mientras mi cara termina en su axila. Aguanto la respiración hasta que se aleja.
—Voy a dejar que me patees el trasero. —Apunta a la televisión.
Disfruto de unas cuantas rondas con Buck, pero tiene que tratar duro para perder. Después de una hora de Xbox, se hace bastante obvioque no me encuentro pendiente del juego, y mi estómago comienza a retorcerse.
Buck pone su gran mano en mi hombro. —¿Te encuentras bien?
—El helado no me hace bien.
—Mierda. ¿Vas a tener diarrea, verdad?
Hago una mueca cuando otro calambre atraviesa mi estómago. —Sí.
—Probablemente debería irme y dejarte en ello.
Sigo a Buck a la puerta y lo miro mientras pone sus pies en sus enormes zapatos. Intercambiamos un rápido abrazo y abre la puerta. Somos inmediatamente asaltados por el hedor del aroma corporal. Melvin debe haber pasado por el pasillo recientemente.
Buck frunce el ceño. —¿Qué demonios es ese olor?
—Es mi vecino de al lado, Melvin
 
 12 Hall puede ser traducido como recibidor.

—¿Eso viene de una persona? Huele como si un sudoroso cadáver en descomposición fue arrastrado por el pasillo.
—Lo sé. ¿Rancio, cierto? Eso no es nada comparado con su gusto musical. —Como si fuera una señal, el metal pesado comienza a sonar.
—¿Este chico es real?
—La música no dura demasiado tiempo. —Solo unas dos o tres horas. No le digo a Buck que Melvin también pasa por mi puerta casi todas las noches por si quiero pasar el rato con él.
—Hazme saber si quieres que le diga algo a este tipo —dice Buck sacudiendo su cabeza.
—Me encuentro bien. Sin embargo, gracias. —Le doy otro abrazo, sobre todo porque estoy desesperada por un poco de afecto y lo veo irse al final del pasillo. Tropieza cuando pasa por la puerta de Melvin ya que el olor es más fuerte, y luego desaparece en el ascensor.
Después de un largo tiempo en el baño, me voy a la cama. El coma por ingerir helado no es ni relajante ni pacífico. Sueño con Alex y su mesa de hockey de aire, excepto que en mi sueño no soy yo a la que folla, es otra prostituta del hockey.
 
Dos días más tarde, hay un golpe en mi puerta. Supongo que es Melvin porque es la hora de la noche en la que viene y toca la puerta. Si ese es el caso, no puedo ni siquiera fingir que no me hallo en casa porque puede escuchar mi televisión a través de la pared al igual que yo puedo escuchar sus serenatas de metal. Veo por la mirilla y descubro que no es Melvin, sino Alex.
Todo tipo de cosas extrañas le suceden a mi cuerpo. Siento que mi estómago se va a salir por mi garganta. Mi corazón late con fuerza, como si hubiera tenido un orgasmo masivo. Mi castor está tan emocionado que muerde mi ropa interior, lo cual dicho sea de paso, es horrible, y vienen lágrimas a mis ojos. Después de casi un mes debería poder manejar mis emociones, pero no lo hago.
Se ve exhausto pero magnifico, como siempre, incluso con esa genial barba. Especialmente con esa maldita barba. Se ve todo rudo y hombre del bosque.
Salto cuando golpea la puerta de nuevo y coloco una mano sobre mi boca.
—¿Violet? —Su frente se apoya contra la puerta, así que sólo soy capaz de ver su mandíbula, y lo oigo suspirar—. Sé que te encuentras ahí. Vi tu auto estacionado y te oí haciendo ruido.
No digo nada, mis manos se aprietan contra la puerta de acero que nos separa. A pesar de que lo odio, lo amo, y malditamente duele tan mal. Sólo quiero que pare. Ojalá no nos hubiera hecho esto; quiero que se vaya, pero quiero que se quede. También quiero saber cómo diablos se las arregló para llegar hasta aquí.
Tengo que enterrar mi cara en el hueco de mi codo y morderme mi sudadera con capucha para ahogar un patético sollozo.
—Sé que la cagué, Violet. Sólo quiero hablar contigo. Nena, ¿por favor? Te echo de menos. Cometí un error. Déjame explicarte, tal vez podamos resolver las cosas. Quiero arreglar esto.
Tomo dos o tres profundas respiraciones y aprieto mis puños, así no tomo la manilla de la puerta. Quiero hablar con él. Quiero que Alex tenga una razón para lo que hizo con nosotros. Pero no importa cuál sea, no va a hacer suficientemente buena. No hay justificación para ese tipo de humillación.
Aunque saber esto no impide que el dolor de mi corazón queme hasta niveles que no puedo soportar.
—Nena, abre la puerta. No tienes que dejarme entrar. Me quedaré en el pasillo. Incluso puedes dejar la cadena de la cerradura. Sólo quiero verte. —Hace una pausa y espera unos pocos segundos. Su cabeza golpea la puerta—. Todo es una mierda sin ti. Me hallaba bajo mucha presión. No quise decir lo que dije…
¿Entonces porque lo dijiste? —grito y luego cubro mi boca con la mano, horrorizada por lo débil que soy por no mantenerme callada. Miro de nuevo por la mirilla para verlo levantar la cabeza, pegando sus manos a ambos lados.
—Porque soy un idiota. Por favor, Violet. No me hagas hablar contigo de esta forma. Dame una oportunidad para explicarte.
—¿Para qué molestarse? De todos modos, todo lo que dices es una mierda.
Se queda mirando directamente a la mirilla como si supiera que me encuentro al otro lado, codiciando su hermoso rostro e irritablemente perfecto. —Sabes que no es cierto. La gente comete errores. Este es un grave error, y me gustaría poder volver atrás, pero no puedo. Lo siento mucho. No quería hacerte daño.
Cierro los ojos, el penetrante dolor dentro de mí saliendo. Realmente quiero creerle, pero he aprendido mi lección. —Pero lo hiciste, Alex, y tienes razón, no puedes volver atrás. Nada de lo que digas va a cambiar eso.
—Bebé, por favor. Escúchame. —La desesperación en su voz se refleja a sus ojos.
—Tienes que irte. —Mis palabras se hallan en completo desacuerdo con lo que quiere mi corazón. Lo que más quiero, es abrir la puerta y hacer exactamente lo que me pide: quiero oír lo que tiene que decir. Si lo hago, hay una muy buena posibilidad que voy a estar tentada a darle la segunda o tercera oportunidad que busca, y mi pobre corazón no será capaz de aguantar eso en este momento.
—Todo lo que quiero es cinco minutos. ¿No puedes darme eso?
Tengo que darle eso; es tan persistente hasta el punto del cansancio.
Me hallo a punto de amenazarlo con llamar a Buck y hacer que lo saque del edificio por sus bolas, cuando la puerta al otro lado del pasillo se abre. Es la señora Bullock. Es una pequeña y enérgica viejita con cabello blanco llevando la permanente.
Mira a Alex con suspicacia. —Discúlpeme, joven. ¿Necesita ayuda con algo?
—¡Se está yendo! —grito detrás de la puerta.
—Por favor, Violet. —Los ruegos podrían haber funcionado una vez, pero no lo harán ahora.
Descanso mi frente contra la puerta y me estremezco por cómo se rompe mi voz. —Sólo vete, Alex.
La señora Bullock toma una larga calada de su cigarro y levanta una ceja dibujada hacia Alex. —Ya oíste a la joven. Es hora que te vayas.
Alex frota una palma sobre su rostro y hace un gesto de dolor. —
No voy a renunciar a nosotros.
La señora Bullock vuelve a su departamento, pero deja la puerta abierta. Alex se da vuelva hacia la mirilla. —Entiendo si necesitas más tiempo, pero me importas demasiado como para irme.
—Estoy segura que tienes una manera de mierda de demostrarlo. Mi     mano               se      encuentra          en          la             manilla                    de     la      puerta.
Afortunadamente, la señora Bullock regresa con un palo de escoba. No le da la oportunidad a Alex de irse en paz. En cambio, comienza a golpearlo en los hombros.
—Cuando una mujer dice que te vayas, te vas, ¡maldita sea! —grita la señora Bullock.
Dios bendiga su antiguo corazón violento.
Alex se cubre la cabeza con las manos. —¡Bien! ¡Bien! Me voy. — Sale de mi línea de visión—. No me voy a rendir, Violet. Voy a encontrar la manera de solucionar este problema.
—Buena suerte con eso —murmuro mientras la señora Bullock lo sigue por el pasillo, todavía golpeándolo.
Espero unos treinta segundos antes de girar la cerradura y abrir la puerta. La señora Bullock todavía se encuentra en el pasillo, apuntando la escoba como una espada. Desde  el pasillo, Melvin se asoma, el metal  y su olor corporal se filtran por el pasillo.
—¿Se ha ido? —susurro.
Frunce los labios y sacude la cabeza rápidamente, casi imperceptible. Su cigarro se sostiene apenas en sus labios. Su brillante lápiz labial naranja se ha desparramado por encima de sus arrugas alrededor de sus labios, haciendo que parezca una desordenada explosión.
Oigo el sonido del ascensor al otro extremo del pasillo. Después de unos largos segundos, la señora Bullock vuelve a colocar sus labios alrededor de su cigarro y aspira otra vez. Soplando el humo lentamente, finalmente me da un asentimiento. Mis hombros caen, y la tensión escapa de mi cuerpo.
Saco la cerradura con cadena y abro la puerta. —Gracias.
—Parecía como que no te interesaba hablar con él. Muy mal. Se veía como un buen muchacho. —Su cigarro rebota en sus labios mientras habla. La ceniza es de más de un centímetro de largo.
Todavía puedo oler un poco de su colonia, incluso a través del picante humo de cigarro y el olor corporal de Melvin. —No se deje engañar por lo bonito. Es malas noticias.
—Debe serlo si lo mantuviste en el pasillo en vez de invitarlo a tu cama.
Ahogo una risa. La señora Bullock es probablemente mi persona
favorita en el edificio.
Melvin saluda desde su puerta. —¿Todo bien, Violet?
Saludo con mi mano desde la mía. —Todo bien, Melvin. Gracias por preguntar.
—¿Quieres jugar Guitar Hero?
—Tal vez en otra ocasión.
Su cara cae, pero asiente. —Si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarme. —La puerta se cierra haciendo un suave clic, pero su olor persiste en el pasillo.
—Ese sí es un buen chico. —Finalmente la ceniza cae, aterrizando en sus floreadas zapatillas—. Lástima que sólo se bañe cuando hay luna llena.
—¿En serio?
Se encoge de hombros. —Sin duda, huele como eso. Realmente es algo impresionante que decir debido a que mi sentido del olfato es casi inexistente gracias a estos. —Apunta al cigarro—. Bueno, querida, la rueda de la fortuna casi empieza, y no me quiero perder la oportunidad de ver a Pat Sajak.
—Gracias de nuevo, señora Bullock.
—En cualquier momento.
Me doy vuelta, considerando darme un atracón de comida chatarra para combatir el agotamiento emocional que esta horrible interacción me ha causado.
—Espero que le des una nueva oportunidad de decirte lo que siente
por ti.
Trago saliva, luchando por contener las lágrimas. —Ya sé lo que
siente por mí.
Asiente solemnemente. —Ah. Así que entonces es un caso de amor no correspondido.
—¿Es tan obvio? —Que patética soy si mi vieja vecina puede decirme que estoy enamorada y con el corazón destrozado.
—Pobre chico. Es como un perrito enfermo de amor.
Desaparece dentro de su apartamento antes de que tenga una oportunidad de corregirla. Alex no me ama. Era un juguete con el cual jugó hasta que se aburrió. Entonces rompió todas mis piezas y me tiró a la basura.


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Mensaje por Tatine Miér 10 Abr - 19:29

Gracias
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Mensaje por yiniva Jue 11 Abr - 9:59

25


Todo sobre Alex me esta desgastando


Violet

A la mañana siguiente, encuentro un enorme arreglo de frutas cubiertas de chocolate con forma de flores.
El mensaje en la tarjeta dice:
Te quiero de regreso.
Alex
Me siento tentada a tirarlo a la basura, pero sería un desperdicio,  y las frutas se ven increíbles. Además, está cubierto de chocolate. Así que lo pongo en el refrigerador. Más tarde lo compartiré con la señora Bullock.
Cuando llego al trabajo, Charlene ya se encuentra en mi escritorio con un rollo de canela y un café. Le cuento sobre la visita de Alex y del arreglo de frutas. Incluso me las arreglo para no llorar, lo cual es un avance. Decide que necesitamos una noche de chicas, y estoy de acuerdo. En parte porque tengo miedo que él aparezca de nuevo en mi apartamento y que esta vez no tenga el control necesario para no dejarlo entrar.
El taxi se detiene frente al edificio de mi apartamento. Ninguna manejará ya que el plan es emborracharnos. Subo en el  asiento trasero   y me sigue, dándole al taxista la dirección.
―Creo que deberías hablar con él.
No le respondo.
Mi mamá estuvo soltando indirectas, no muy sutiles, de que debería volver a pensar en mi alejamiento de Alex Waters. No estoy de acuerdo. No sobreviviré si me rompe otra vez el corazón.
De acuerdo, sobreviviré, pero lloraré mucho, y terminaré ganando nueve kilos por el consumo excesivo de comida rápida. Entonces me despecharé y tendré sexo sin sentido con algún otro imbécil. Como Randy Balls. O incluso con Melvin. Pensará que es más que sexo de rebote por la depresión y querrá una relación.
―Vamos, Violet. Ha intentado verte por semanas. Vino a tu apartamento. Estuvo dispuesto a hablar contigo a través de la puerta. Consiguió ser golpeado por una anciana. No puedes darle el tratamiento del silencio por siempre. Además, Darren dice que todo esto tuvo que ver con su anterior representante.
No puedo creer lo que estoy escuchando. ―¿Ahora estás de su lado?
―¡Por supuesto que no! ―La expresión de Charle se suaviza―. Honestamente, Vi, nunca te he visto tan  rota por un chico. Quizás vale  la pena hablarle. Si no pasa nada más, consigues algún cierre.
Eso no me hace sentir mejor. Me lastimó peor que Steve, el retardado, lo hizo. Aun así, una gran parte de mí, la que odio, por cierto, no quiere un cierre. Mi estúpido corazón aún lo ama, incluso si mi cabeza sabe que no debería.
―¿Podemos no hablar sobre Alex esta noche? Quiero emborracharme y olvidarlo por un rato ―digo mientras salimos del taxi.
Char aprieta mi hombro. ―Lo que quieras, Vi.
Agarramos una mesa y ordenamos una jarra de margaritas. Hay una banda de covers de mierda tocando, lo que hace difícil la conversación. Al menos no tengo que hablar de Alex, incluso si no puedo dejar de pensar en él.
―¿Violet?
La esencia dominante de loción barata quema los vellos de mi nariz.
Mierda. Es el chico repartidor de flores. ―Hola, Fred.
―¡Recuerdas mi nombre! Pensé que eras tú. No te he visto en un tiempo. ―Se queda ahí con sus manos en los bolsillos, asintiendo. Es un tipo raro.
―Sí. Me mudé recientemente. ―Le doy vueltas a mi bebida en el
vaso, esperando que no haga preguntas sobre la razón de mi mudanza.
El movimiento de cabeza es contagioso. Tengo la urgencia de mirar a Charlene para ver si también la está moviendo.
―Entonces, yo, eh, leí que el jugador de hockey y tú ya no son pareja o algo así… ―Golpea la pata de mi silla mientras mira fijamente la mesa.
Es lo que todo el mundo me pregunta por estos días. Estoy harta de eso y cansada de extrañar a Alex. ―Nop. Parece que solo éramos amigos a pesar de que he tenido su polla en mi boca.
No es hasta que Charlene se ahoga con su bebida y los glóbulos oculares de Fred lucen como si fueran a salirse y rodar por el suelo, que me doy cuenta de lo inapropiado que es mi comentario.
―Bien. Eh. ―Fred asiente un poco más y parpadea como si estuviera creando su propia luz estroboscópica―. Así que, eh, ya que no están saliendo, ¿tal vez quieras ir a ver una película o algo así?
Lo miro fijamente porque, ¿qué demonios se supone que haga? Por semanas, llevó los regalos de Alex a mi casa. Probablemente le he dado más de cien dólares en propina. Seguro piensa que las propinas significan que estoy interesada en él. Una cita para ir a ver una película cruza la línea cliente-repartidor. Además, me ahogaré hasta morir si tengo que tratar con su loción durante toda una noche.
Sé que mi silencio se ha estirado demasiado cuando se aclara la garganta. ―Eh… yo… eh…
―Mira, Fred. Es agradable de tu parte, um… querer animarme. No estoy en un estado para ir a ver películas con nadie, además de Charlene, aquí. ―Señalo con mi pulgar al otro lado de la mesa a mi mejor amiga―. Es la única persona que puede manejar razonablemente mi trasero emo. Sin embargo, gracias por la oferta.
―Oh, bien. De acuerdo. ―Asiente―. Bueno, nos vemos por ahí.
Me siento mal por rechazarlo, pero es lo mejor. Además, me pidió salir inmediatamente después de que mencioné que la polla de Alex ha estado en mi boca. Estoy segura que piensa que si me lleva al cine, le daré una mamada. Si habló con Alex, sabría que se necesita mucho menos para conseguir eso de mí. O se necesitaba. Le doy vuelta a la hoja, una que no incluye mamadas sin un compromiso definitivo.
―El chico utiliza mucha loción. ―Charlene sacude su mano frente
a su cara―. Eso es muy malo ya que es caliente.
Lo hace y lo es.
―¿No te dije que tenía una cosa por ti?
―Seguro. Podrías comenzar un negocio como psíquica. Todo lo que
necesitas es una bola de cristal.
Un día tendré que salir de nuevo, pero Fred no es el chico y ahora no es el momento. Puede que Charlene tenga un punto sobre hablar con Alex, si voy a superarlo y seguir adelante. No importa cómo termine la conversación, es probable que sea doloroso.
El sábado por la mañana me doy cuenta que se me acabó la ropa limpia. Una de las desventajas de vivir en un apartamento es el inconveniente de usar las instalaciones de una lavandería común. Llevo todo al elevador y me dirijo hacia allá. Todas las máquinas se encuentran en uso. La habitación huele como a cebollas y a detergente gracias a un chico fornido en un pantalón de chándal rasgado que se está comiendo un sándwich. No me siento con ganas de esperar o de socializar, así que guardo mis cosas y voy a casa de mi mamá. También me hallo baja de comida, entonces planeo robar la suya.
Estoy doblando mi tercer montón de ropa, comiendo mi segundo sándwich de pavo y queso, y viendo lo más destacado del hockey cuando mi mamá se deja caer a mi lado. Sostiene una revista en una mano y un martini en la otra. La deja de golpe sobre la mesa con un ademán dramático. El rostro desaliñado y con barba tupida de Alex se halla plasmado en la portada. Por estos días su cara se encuentra en todas partes.
―Mañana en la noche irás al juego ―dice rotundamente. Mi mamá
nunca usa ese tono, así que debe hablar en serio.
―¿Qué juego? ―Mantengo una expresión neutral. Creo.
Sabe que sé de lo que habla. Los Hawks han llegado a las finales  de la Copa Stanley. He visto cada partido hasta este punto, a menudo abrazando el castor Waters. Mañana los Hawks jugarán lo que podría ser el juego por el título.
―Ésta es la primera vez que Buck ha estado en las finales.
―Pero…
―Sin peros, Violet. Vas a venir con nosotros. Igual que Charlene.
―Me da la mirada molesta de mamá. Sería divertido si los sándwiches de pavo en mi estómago no estuvieran pensando en preparar una rebelión.
―Bien. ―Hasta este momento he evitado cada juego local de eliminatorias. No puedo esquivar a Alex para siempre y debería estar allí para apoyar a Buck. Éste podría ser un hecho positivo en su carrera. Hago un gesto hacia la revista―. ¿Qué es eso?
―Ahí hay un artículo que deberías leer. Creo que lo encontrarás
muy entretenido e informativo.
La miro mientras sale de la habitación. Cree que si la deja allí después de decir algo como eso, me tentará a leerla. Es difícil no caer, pero me las arreglo para no mirar.
Cuando regreso a mi apartamento, encuentro una caja gigante de dulces de azúcar maple frente a mi puerta. Alex ha venido de nuevo. Mi estómago se mueve con ansiosa anticipación.
La señora Bullock debió haber estado esperando a que llegara a casa porque asoma su cabeza por la puerta, el cigarrillo colgando de sus labios como un ardiente pene semi flácido. Sosteniéndolo entre dos dedos nudosos, lo esconde en su espalda así está más en su apartamento que
en el pasillo. ―Tu amigo pasó de nuevo.
―Eso veo. ¿Cuándo estuvo aquí?
―Se fue hace unos minutos. Se quedó por unas buenas tres horas, lo hizo. La única razón por la que se marchó fue porque tuvo una llamada y sonaba importante. También me trajo un pequeño regalo.
Tres horas es demasiado maldito tiempo para esperar. Su perseverancia hace que mi corazón duela más. Desaparece por la puerta y regresa un minuto después con su propia caja de dulces de maple. Maldito Alex por ser un bastardo con labia.
―¿Dijo algo?
―Oh, sí. Tenía mucho qué decir sobre ti. También muchas
preguntas. Ese chico la está pasando mal por ti.
―Eso no lo sé. ―Recojo la caja de dulces. Debajo se encuentra la misma revista que mi madre intentó hacer que leyera junto a un dispositivo USB y una nota.
Violet,
Sé que estás herida y enojada, pero por favor mira la entrevista que se encuentra en el USB.
Se transmite esta noche a las ocho. Te extraño.
Con amor, Alex.
Dice “amor”. En todas las notas y correos electrónicos que envió,  ni una vez utilizó la palabra. Si busca llamar mi atención, funcionó. Lanzo la revista a la caja de reciclaje sin mirarla, pero no puedo encontrar en  mí la fuerza para botar el USB. Después de cinco minutos, cedo bajo la presión, inserto el USB en el puerto de mi pantalla plana y abro el archivo de la película. Mi estómago se siente como si un pez moribundo estuviera saltando dentro mientras espero que el video cargue.
El rostro de Alex me saluda cuando una entrevista con un programa popular de noticias de entretenimiento aparece en la pantalla. Lleva puesta una camisa de botones y unos pantalones casuales, y todavía tiene la barba. Se ve incómodo e incierto a la vez que responde a las preguntas invasivas. Cuelgo de cada palabra y casi me caigo del sofá cuando dice―:
Estoy enamorado de Violet.
Lo pauso y repito varias veces, procesando sus palabras. Habla de mí. En un programa visto por millones de personas. Esto es algo grande para llamar mi atención. Hubiera preferido escuchar esas palabras cara  a cara, pero entonces, no le he dado la oportunidad para decírmelas con todas mis técnicas de evasión. Después que salgo de la conmoción inicial, escucho el resto de la entrevista.
Cuando termino, me encuentro segura de dos cosas. Una: Alex me ama. Dos: Alex se ve adorable cuando está nervioso, y su ex agente es un imbécil. De acuerdo, esas son técnicamente tres cosas de las que me encuentro segura. Lo que sea. El punto está ahí.
Saco la revista de la cima de la caja de reciclaje y la abro en la página señalada. Ahí se halla impreso:
“Estoy enamorado de Violet”
Mi corazón se encuentra todo efusivo por su declaración pública. Casi quiero perdonarlo. Casi. Solo porque dijo que me ama no significa que sea cierto. Mientras que el artículo definitivamente hace una declaración, podría ser fácilmente otro truco publicitario destinado a ayudarle a redimirse ante los ojos de los fanáticos. No quiero que tenga la advertencia de que iré al juego. Es justo, ya que no tuve ninguna advertencia cuando tiró nuestra relación debajo del autobús y le pasó por encima.
Llamo a Charlene y enloquezco. Parece ya saber lo que pasa, por lo que no hay necesidad de una explicación.
—¿Debería llamarlo antes del juego de mañana? Creo que no debería. No se merece la llamada.
—¿Quieres llamarlo?
—Sí. No. No lo sé.
—Ésta es probablemente una conversión de persona a persona —dice Charlene.
—Cierto. De acuerdo. ¿Puedes venir? Creo que mi cabeza explotará.
Charlene pasa el resto del día conmigo. Hago una lista de pros y contras, lo que termina siendo una lista de todas las cosas que extraño  de Alex. Sorprendentemente, su PM ni siquiera ocupa los primeros cinco lugares. Después, hago que Charlene vea la entrevista conmigo cuatro mil veces. Debería hacer yoga, meditar o tomar terapia de arte, así podría dejar de ser una idiota.
Yaciendo en la cama más tarde, mi mente sigue girando durante varias horas antes de finalmente dormirme. Tengo el sueño más extraño de la historia. La polla monstruosa de Alex es un superhéroe. Me salva  de un gigante seno rodando a través de las calles y aplastando gente. Súper Pene tiene ojos saltones, y habla por el agujero por el que se viene. Sus bolas son sus pies y lleva una capa roja con un PM estampado en ella. Oh, y tiene un poco de bigote y un acento francés. Como dije, es un sueño extraño.
Al día siguiente, hago algo que normalmente trato de evitar: voy al spa con Charlene y mamá. Todas nos hacemos pedicuras y manicuras, mientras bebemos mimosas. Luego vamos a que nos arreglen el cabello y compramos ropa nueva.
Mi estómago está hecho nudos cuando llegamos a la arena. Me encuentro muy ansiosa, y la tranquilidad de Charlene es la única cosa capaz de evitar que huya. Tenemos los mismos asientos impresionantes que tuvimos la primera vez que vi un juego de Alex. Aparte de mirarlo por mi mirilla, ha pasado un mes sin verlo en persona.
—Oh. Aquí. —Mamá alcanza una bolsa a sus pies y saca tres almohadas negras. Le da una a Charlene y otra a mí.
—¿Qué es esto?
—Se le llama Disco Trasero.
—Lo siento, ¿qué? —Esto se encuentra demasiado cerca de otras cosas que no quiero cerca de mi trasero.
—Evitará que tu trasero se congele en estos asientos y —gira el disco—, ¡es una almohada de porristas!
En el frente de la almohada están las palabras “¡VAMOS Butterson!”, el de Charlene dice “¡VAMOS Westinghouse!” Y el mío dice “¡VAMOS Waters!” Tras una inspección más cercana, encuentro un bolsillo en forma de mano en la parte trasera, por lo cual soy capaz de agitar mi Disco Trasero en el aire con poco esfuerzo.
Me siento en la almohada, todavía riéndome ante el nombre pervertido. La plática cesa cuando los Hawks entran a la pista. Charlene agarra mi brazo, y mi madre silba con los dedos. Ansiedad intensa me mantiene en silencio e inmóvil, lo cual es muy poco frecuente.
Cuando Alex patina hacia el hielo, inhalo una respiración aguda a la vez que mi pecho se oprime. Por un segundo, creo que estoy teniendo un ataque al corazón, pero me doy cuenta que solo estoy enamorada de este hombre. No lo he visto en semanas, todavía sigo en conflicto sobre  el artículo y la entrevista. Se encuentra tan cerca, lo único separándonos es la barrera de plexiglás.
Incluso poco desaliñado, es caliente. Su barba está perfectamente arreglada, a diferencia de algunos de los otros chicos quienes parecen haber salido de un callejón y decididos a jugar hockey profesional.
—Oh Dios. Darren es sexo en patines. No puedo esperar a que acabe el juego. ¡Ni siquiera importa si ganan o pierden! —grita Charlene sobre los vítores de la multitud.
—¿Cómo puedes decir eso? Claro que importa.
—Piensa en ello, si ganan, tengo sexo caliente de victoria. Si pierden, tengo sexo para-hacer-sentir-mejor-a-Darren.
Asiento lentamente, absorbiendo la información. Tiene toda la razón. No importa si ganan o pierden; gana sexo por defecto. Envidio su certeza respecto al sexo de victoria o de consuelo. Ya desearía saber que me deparará el día de hoy y si me reuniré con la polla monstruosa. Mi castor no parece darse cuenta que la reunión no es inminente, considerando la forma en que se moja en preparación para lo que tal vez nunca llegue a pasar. Espero poder controlar mi mierda lo suficiente para tener una verdadera conversación con Alex. Una cosa a la vez, lo primero es el juego.
Las cejas de Alex se hallan fruncidas profundamente, y sus labios carnosos forman una línea recta. Ni siquiera mira alrededor; simplemente ondea su mano ante la multitud que vitorea mientras patina hacia la banca. Quiero que me note aquí sentada, pero no quiero llamar innecesariamente la atención. Por lo que miro fijamente.
A medida que termina el primer periodo, Chicago empata con Filadelfia uno a uno. Tengo que hacer pis, pero no quiero dejar mi asiento, preocupada de que alguien me vaya a reconocer. Alex está matando allá afuera, pero parece que no puede conseguir meter el disco en la portería. Prácticamente puedo saborear su frustración. El disco es un borrón negro a través del hielo cuando Filadelfia toma el control. Estiro el cuello para ver qué pasa cuando un cuerpo se estrella contra el plexiglás y me asusta.
Es un déjà vu. Esos hermosos y bonitos ojos se clavaron en los míos como lo hicieron la primera vez que lo vi jugar. Contienen pánico, sorpresa, y un montón de lujuria mientras su boca se abre. Lo saludo tímidamente. Se encuentra tan cerca, si no fuera por el maldito plexiglás, sería capaz de tocar su confuso rostro sudoroso.
Nos miramos por un breve instante antes de que se aleje del vidrio y se precipite en el hielo tras el disco. Por el resto del periodo, siento la mirada de Alex sobre mí y la encuentro a veces cuando se halla en la banca. Se ve tan esperanzado, preocupado, desesperado y determinado  al mismo tiempo. Curiosamente, es un reflejo de mis propias emociones. No me puedo quedar quieta, retorciendo las manos con nervios cada vez que hacemos contacto visual.
Es un juego intenso, con una puntuación cerrada. Para el tercer periodo, me encuentro en modo de celebración. Eso es hasta que Filadelfia anota un gol a tan solo dos minutos, empatando el juego. La multitud se vuelve loca. Los fanáticos le gritan al portero de los Hawks y se vuelven locos con la defensa. Incapaz de recuperarse, se van a tiempo extra. Me hallo en el borde del asiento, mi disco trasero ya no más debajo de mí, sino presionado contra el vidrio mientras grito el nombre de Alex.
Roba el disco del centro de Filadelfia y vuela por el huelo. Puedo ver diez años de patinaje artístico entrar al juego mientras maniobra alrededor de sus oponentes con increíble gracia. Danza con el disco, acercándose a la red solo para hacerle un paso a Darren y patinar detrás de ella.
El portero de Filadelfia se centra en Darren, por lo que no nota a Alex que viene por el otro lado. En lugar de tomar el tiro, Darren regresa el pase. Para el momento en que Filadelfia se da cuenta qué sucede, es demasiado tarde. Alex golpea ligeramente el disco, pasa del palo del portero y rebota en la red.
Y solo así, Alex anota el gol para ganar la Copa.
La multitud se vuelve absolutamente salvaje y yo también. Es una adrenalina como nunca experimenté antes. Los Hawks se mueven en manada en el hielo, chocando uno contra otro en agresivos abrazos entusiastas. Esposas e hijos se encuentran con sus emocionados esposos y padres sudorosos en el centro de la pista, donde los medios de comunicación graban la acción y la difunden en las enormes pantallas.
La Copa, en toda su majestuosa gloria, es pasada entre el equipo. Alex la eleva por encima de su cabeza y patina alrededor del centro de la pista, su sonrisa triunfante dirigida hacia mí. De repente, una cámara está enfocada en mí, mi cara se encuentra plasmada en la enorme pantalla para que toda la arena la vea. Levanto el disco trasero, cubriendo mi cara, y le regreso la sonrisa emocionada.
Finalmente hacemos nuestro camino fuera de la arena y Sidney nos arrastra a las tres hacia los vestuarios. Quiero estar aquí, pero mi estómago está hecho nudos. Mamá y Charlene me cubren intentando protegerme del acoso de los medios. Se hallan tan ocupados entrevistando al equipo que no me notan. Todavía no, de todos modos.
Un millón de micrófonos apuntan al equipo, con Alex en frente y al centro. Todos sonríen, agarrando el masivo trofeo. Un reportero empuja el micrófono en la cara de Alex.
—¿Cómo se siente marcar el gol de la victoria?
—Se siente bien ser capaz de ayudar a mi equipo en tan importante noche. Trabajamos juntos para que esto ocurra. —Alex laza un brazo alrededor de Darren, quien se encuentra de pie a su lado—. Estoy orgulloso de mis compañeros por traer la Copa a casa.
Esta es la versión del Alex que pensé que conocía, la que comparte la victoria. Su elocuencia y humildad son sexys. Quiero que éste sea el verdadero él, el hombre del que me enamoré.
Revisa la multitud y me encuentra, su sonrisa se ensancha, esos hoyuelos profundizándose. Le pasa el trofeo a Darren y agarra el micrófono del periodista deportivo más cercano. Para su crédito, ella trata de aferrarse a éste. Es cómica la forma en que su brazo se extiende cuando Alex da un tirón, alejándolo de su alcance.
—Necesito decir una cosa. —La tranquiliza, luego vuelve a mirarme—. Violet Hall. Soy un idiota por no decir esto antes. Estoy enamorado de ti.
Una fracción de segundo de silencio sigue su declaración. El rugido posterior de la multitud es ensordecedor. Las preguntas de los periodistas se mezclan con las porras y gritos. Cámaras destellan continuamente,
cegándome y haciendo imposible que vea más allá del lugar. Micrófonos son empujados en mi cara. No puedo escuchar sus preguntas. Además, me encuentro demasiado aturdida como para hablar.
Alex Waters robó su propio protagonismo frente a toda la nación de deportes observando.



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Mensaje por Tatine Jue 11 Abr - 19:38

Gracias
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Mensaje por yiniva Vie 12 Abr - 10:07

26


Declaraciones públicas de amor,
comunicación y sesiones de besos de
reconciliación son endiabladamente divertidas


Violet

Es la declaración de amor más cursi de todas. Pertenece a una de esas comedias que mamá me obliga a mirar en la noche de chicas. Las que adoro en secreto pero finjo odiar.
Estoy congelada, lo cual es desafortunado ya que mi boca se encuentra abierta en completo shock. Sé que debería hacer algo, pero parece que no puedo conectar mi cerebro y mi cuerpo. Charlene salta junto a mí, gritando con fuerza hacia la reportera que sigue intentando hacerme preguntas que soy incapaz de responder. Mi mamá toma el micrófono y con gracia responde por mí. Ignora sus comentarios sobre mi relación con Alex y les dice cuán emocionada me siento que los Hawks hayan ganado la copa. Funciona para mí.
Alex le devuelve el micrófono a la mujer con los ojos amplios y se abre paso entre la multitud.
—Te amo —dice Alex. No puedo oír las palabras porque hay demasiado ruido. Por todo lo que sé, podía estar diciendo “termo” lo cual luce como “te amo”.
El romance y la dulzura del sentimiento son devorados por el incesante ruido de las cámaras y los abrumadores y estridentes gritos de la multitud. Definitivamente, esta no es la forma en que me imaginé que sería el primer “Te Amo”, pero lo acepto. En algún punto será una buena historia; si hay algún punto para nosotros.
Alex toma mi rostro entre sus manos y presiona los labios contra los míos. Su barba pica en mi boca y mi nariz.
Ignorando su olor y la humedad de sus manos, entierro los dedos en su cabello sudado. Envuelve un brazo en mi cintura y me dobla hacia atrás mientras me besa de verdad. Comienza a follar mi boca. Señor, simplemente va a por ello. Sus labios son cálidos, su lengua suave mientras busca la mía con entusiasmo. Extrañé esto. La forma en que se siente ser tocada por él, besada. Me esfuerzo por acercarme, obstaculizada por el relleno de su uniforme. Tan caliente como es esto, considerando cuánto ha durado, pienso que sería un buen plan detenernos mientras podamos.
—Eh, ¿Alex? —Es difícil hacer que las palabras salgan cuando se abalanza por otro beso.
Sus brazos se tensan a mi alrededor. —Te extrañé.
—Eh, sí, lo entiendo, pero ¿crees que podamos seguir con esto en algún lugar más privado? —No quiero lucir como una completa prostituta si lo puedo evitar.
—¿Qué? —Alex regresa a la realidad mientras inspecciona nuestro entorno. Numerosos teléfonos y cámaras apuntan hacia nosotros justo ahora, junto con varios micrófonos—. Oh. Lo siento. Por supuesto.
Hay una ridícula cantidad de entusiasmo mientras saluda a la multitud que grita, y se ruboriza cuando ve a Charlene y a mamá detrás de mí, flanqueadas por un irritado Sidney. Buck se encuentra al final de la línea de reporteros, con una expresión similar a la de Sid. Alex mantiene un brazo protector envuelto en mi cintura, jalándome junto a él mientras atraviesa el camino hasta los vestuarios. Dentro, algunos chicos, en su mayoría desnudos se pasean. Ahora que los conozco por nombre, y casi todos me han visto en un estado similar de desnudez, no se siente bien que me encuentre aquí.
Me cubro los ojos con las manos. —Tal vez debería encontrarte en el bar.
Hago un movimiento con los codos en lo que estoy segura se aproxima a una versión descoordinada de “El Baile del Pollito”. Con las manos todavía frente a mi rostro, doy un paso en dirección a la puerta solo para golpearme con una pared.
Alex me toma por los hombros y me hace girar. —Puedes abrir los ojos ahora, Violet.
Abro los dedos y echo un vistazo entre ellos.
Toma mi mano en la suya. —¿Me prometes que me verás en el bar?
Se ve tan preocupado. Mi silencio ha sido tan duro para él como para mí, pero de alguna forma me siento justificada. Después de todo, le dijo a toda la nación que mira deportes que éramos solo amigos.
Asiento, emoción y nerviosismo revolviéndose en mi estómago. —Lo prometo.
Se agacha, sus labios cerca de los míos. —Probablemente debería haber preguntado antes de besarte la primera vez, ¿eh? ¿Puedo robarte uno más? ¿Por favor?
Con mi asentimiento, sus labios tocan los míos. No intenta deslizar la lengua esta vez.
Mis padres y Charlene esperan fuera de los vestuarios. Me rodean como un cuerpo de seguridad, escondiéndome de los flashes de las cámaras de los teléfonos, cámaras de video y micrófonos extendidos. Sin duda, Alex creó un alboroto esta noche.
—¡Sabía que finalmente entraría en razón! —grita mamá.
Charlene asiente. —¡Y yo que pensaba que Alex sacó las armas grandes con la entrevista! ¡Todo el mundo va a hablar de esto!
Mientras nos dirigimos hacia la fiesta posterior, mis nervios entran a toda marcha. Tan increíble y vergonzoso como es estar en el lado receptivo de una profesión de amor pública, Alex y yo todavía tenemos que hablar.
 
La fiesta de esta noche es un evento privado, pero el lugar de igual orma se encuentra repleto. La multitud está de humor festivo gracias a la victoria. Acepto una copa larga de champagne y chupitos azucarados, más como un medio para manejar los nervios que otra cosa. Para el momento en que los Hawks llegan, estoy alegre.
Alex me encuentra de inmediato. —No te puedo decir lo feliz que me siento que estés aquí. Hace que la victoria sea mucho mejor —dice. Sus labios rozan mi mejilla, pero no hace otro movimiento para besarme—. Hay tanto que quiero decir.
Mientras que una conversación se acerca, tendrá que esperar hasta después, cuando él no sea el centro de atención y en modo celebración. Es difícil porque hay muchísimas personas que quieren disfrutar de su brillo esta noche. Puedo sentir cuán dividido se encuentra por la forma en que se estira por mí constantemente, asegurándose de que no desaparezca.
Una hora después en la fiesta, Alex cambia a agua y deja de aceptar bebidas. Sigo su ejemplo, consciente de que debería estar sobria para nuestra inevitable charla.
Encontramos a Charlene en una mesa con Darren. Buck y Sunny también se encuentran cómodos juntos, acompañados con los padres de ambos. Miro a Alex para medir su reacción ante la forma en que el brazo de Buck cuelga casualmente del respaldo de la silla de Sunny. Es sorprendente que no parece preocuparle. Sin embargo, supongo que en el mes que pasó, Buck ha dejado abundantemente claro para los medios de que se halla fuera del mercado.
Robbie se pone de pie tan pronto como me ve, su sonrisa es amplia mientras abre los brazos y me da la bienvenida con un abrazo. —Es muy bueno verte otra vez, Violet.
—A ti también.
Me sonríe. —Lamento que nuestro hijo fuera un idiota.
El papá de Alex es el mejor. No creo que endulce nada. —Yo también, pero creo que vamos a intentar resolverlo.
—Me alegra oír eso.
Daisy se pone de pie cuando Robbie me suelta. Pasa las manos a   lo largo de mis brazos, su sonrisa suave. Se inclina y besa mis  mejillas  en el aire. —Ha sido miserable sin ti.
Es la versión de una disculpa de Daisy, y la acepto. —También fui miserable sin él.
Nos unimos a la mesa; está abarrotada y Alex tiene que poner el brazo a mi alrededor para que ambos entremos en la banca. La cercanía es bienvenida, igual que las palabras de disculpa susurradas cada vez  que se inclina para besarme la mejilla.
Cuando la fiesta empieza a calmarse, Alex hace una llamada para que un coche nos recoja. Nos despedimos y dejamos el bar. Una vez en el coche, Alex le da su dirección al conductor pero levanta una mano hacia mí. —Sé que es tarde y que tenemos mucho de qué hablar, pero en verdad me encantaría que vinieras a casa conmigo. Comprenderé si preferirías que te llevara a tu apartamento.
La idea de regresar a casa no tiene ningún atractivo, ahora que estoy aquí con él. Preferiría descubrir cómo avanzar desde aquí. —Iré a tu casa.
El cristal tintado de la división sube, separándonos de los ojos y oídos del conductor.
Alex toma mi rostro en sus manos. —Ha sido tan horrible sin ti. Pongo las manos en su pecho cuando se abalanza por un beso.
Ansío su toque, y mi castor definitivamente quiere abrazar a la polla
monstruosa. Por desgracia, si permito que los besos continúen, no seré capaz de pensar en forma coherente, ni que decir de hablar. Además, no estamos verdaderamente solos.
—Creo que deberíamos hablar. —Estoy sin aliento y aferrándome  a sus hombros. Difícilmente es convincente.
—Tienes razón. —Sus labios siguen sobre los míos—. Definitivamente tenemos que hablar. —Suaviza los besos como si se preparara para detenerse. Fallo en alejarlo. En su lugar, le chupo el labio inferior, por lo que mantiene la lenta follada de boca. Sobreestimé cuánto impacto tiene sobre mí; física y emocionalmente. Después de un par de minutos de no esforzarme por alejarlo, Alex se mueve hasta que me encuentro acostada en el asiento trasero.
—¡Espera! —grito.
Me suelta de inmediato, y me siento para moverme hacia atrás unos centímetros, así ya no estamos tocándonos. Esto ayuda con todos los problemas de perspectiva y control. Mientras que la entrevista explicó un montón, no es un reemplazo para una discusión real.
—Todavía no puedo hacer esto. —Me ajusto la camisa e intento controlar mi respiración.
Se pasa una mano por el cabello y se rasca la barba. Dios, es sexy.
—Lo sé. Tienes razón. Es solo que ha pasado tanto tiempo desde que te toqué. Lo siento.
Mi estómago cae hasta mis pies. Estamos haciendo esto justo ahora. Nunca he hecho lo de “tenemos que hablar” sin que termine en una ruptura.
—¿Qué lamentas? —Más allá de una disculpa, quiero la explicación que nunca tuve. O que nunca le permití darme.
—Por decir que solo éramos amigos cuando debería haber dicho que estoy enamorado de ti. Por escuchar al estúpido de mi agente, al que, por cierto, despedí. Por dejarte a un lado y no decirte cómo me sentía por ti antes.
Es una lista decente. Tengo tantas ganas de perdonarlo y seguir adelante, pero me arrancó el corazón y lo lanzó en un basurero. —
¿Comprendes cuánto me lastimaste?
Se gira, enfrentándome, y me toma de las manos. —Lo sé, y lo siento. Tan pronto como lo dije, quise retractarme, pero no pude. No sabía cómo arreglarlo una vez que estuvo hecho. No querías hablar conmigo.
—¿Puedes culparme?
—No. Lo que hice fue horrible. —Su pierna salta nerviosamente—. Sé que una disculpa son solo palabras si no son seguidas por acciones. Solo quiero la oportunidad para demostrarte que te amo. Existe un gran vacío en mi vida, y eres la única persona que puede llenarlo.
—¿Cómo sé que quieres decir todo esto? ¿Cómo sé que no es parte de alguna artimaña publicitaria para impulsar tu reputación? —Es una pregunta razonable, aunque algo neurótica.
—Vamos, Violet. Me conoces mejor que eso.
—¿Lo hago? No estoy segura de que eso sea verdad. Un minuto me pides que me mude contigo, y al siguiente le dices a los medios que solo somos amigos. ¿Cómo funciona eso, Alex?
No hay forma de negar cómo me sentía por él antes de que hiciera lo que hizo, y esos sentimientos definitivamente siguen ahí. Sin embargo, hay demasiadas telarañas pegajosas que atravesar, y no quiero terminar enredada en ellas.
—Debería haber sido sincero contigo acerca de Dick y sus indicaciones. Nada de eso parecía ser lo correcto, pero me encontraba bajo demasiada presión. Es una terrible excusa. Lo sé. No estoy justificando por qué dije lo que dije. Solo intento explicar, así puedes entender y tal vez encontrar una manera de perdonarme. —Suspira—. Estás aquí en este momento, así que espero que, también, desees resolver esto. A menos que estés aquí para…
—¿Aquí para qué?
—Esto. —Hace un movimiento debajo de su cintura.
Es la primera vez en mi vida que he visto a Alex lucir realmente inseguro. Como un famoso jugador de hockey, las mujeres deben querer usarlo para tener sexo todo el tiempo. Sexo sin sentido podría hacer que una persona se sienta sola y resentida después de un tiempo.
Le doy una pequeña y triste sonrisa, haciendo un gesto hacia la parte delantera de sus pantalones. —Esa puede haber sido la forma en que terminamos juntos en primer lugar. Pero no es por eso que vine a casa contigo.
Se ve aliviado. —¿Crees que puedas perdonarme?
Evitar esto era mucho más fácil en algunos aspectos. —Creo que sí.
—Entonces habla conmigo, por favor. Dime qué necesitas.
Lo que hizo fue doloroso, pero al mismo tiempo, he hecho esto más difícil para mí misma, por aplazar esta conversación. En lugar de enfrentalo, lo dejé fuera. Si quiero estar con Alex, tengo que dejarlo entrar, al menos un poco.
—Existe una gran diferencia entre ser evasivo con los medios de comunicación y negar directamente que algo pasaba entre nosotros. Necesito saber que nunca vas a hacerme algo como esto otra vez. —No puedo evitar que las lágrimas se escapen de las esquinas de mis ojos. A veces ser una chica emocional es una mierda.
—He tomado algunas malas decisiones, Violet. Comprometí tu integridad con el sexo en el vestuario, y he creado una gran cantidad de problemas para mi equipo porque seguía mi relación contigo desde Butterson. Hice un pobre trabajo manejando la situación. —Alex toma mi cara entre sus manos y limpia mis lágrimas. Me sorprendo al encontrar sus manos temblando—. Haré lo que tenga que hacer para compensarte. Por favor, no me apartes de tu vida de nuevo.
Es tan serio en su petición. Tengo dos opciones aquí. Puedo dar un salto de fe y poner mi corazón de nuevo en la línea por este hombre, o puedo correr. Tan aterrador como es, preferiría tener una oportunidad con él que preguntarme si podríamos haberlo hecho funcionar si yo hubiera sido un poco más valiente.
Tomo una respiración profunda para calmarme. —Solo no hagas algo así nunca más y no tendré que hacerlo.
—No lo haré. Te lo prometo. —El coche se detiene mientras se mueve para besarme, y el intercomunicador en el techo cruje.
—Señor Waters, hemos llegado.
Alex cierra los ojos y exhala en un suspiro molesto. Soltándome, se acerca, abre la puerta y Jeeves me ofrece la mano. La acepto, sintiéndome un poco inestable después de una conversación tan intensa. Alex le da  las gracias y me guía por las escaleras a su casa.
Una vez que estamos dentro, las cosas se vuelven incómodas de nuevo. Mete las manos en los bolsillos y me ofrece una copa.
—No tengo sed en este momento.
—Ni yo.
Se rasca la barba. —¿Quieres hablar un poco más? Niego con la cabeza. —No creo.
—Podríamos jugar Scrabble.
Correcto. Porque eso es lo que quiero hacer en este momento.
—Tal vez en otra ocasión. —Me acerco, y mi pecho casi roza su estómago a través de las capas inconvenientes de su traje. Sus ojos caen  a mi escote. Me puse un escote en V esta noche por una razón—. ¿Vas a darme un beso?
Traga. —¿Quieres que lo haga?
—Creo que sería una buena idea.
—Yo también.
Vacila hasta que me presiono contra su cuerpo, tocándonos. Luego ahueca mi nuca con la palma de su mano y se lanza sobre mí. Todo es lengua, dientes y agresión.
Nos quedamos en el vestíbulo durante unos diez minutos, nuestras bocas follando con abandono. Es lo mismo, pero diferente. Tanto ha cambiado entre nosotros desde la última vez que estuvimos juntos.
Pero sigue siendo Alex, y sigo siendo Violet. Ya tiene su mano dentro de mi camisa. Al mismo tiempo, trata de deshacerse de su chaqueta, llevándome a las escaleras. En un raro momento de torpeza,  se tropieza en el primer escalón y aterrizamos en el suelo. La intensidad del momento se rompe, y me río contra sus labios.
Se levanta apoyándose en sus brazos, sus ojos son salvajes, el pecho agitado. —¿Quieres que me detenga? ¿Debo parar? ¿Me muevo demasiado rápido?
Niego con la cabeza y le tiro hacia abajo por la corbata. —No dejes de besarme.
—Jodido infierno, te he extrañado tanto.
Con un brazo alrededor de mi cintura, Alex me arrastra por las escaleras mientras mantiene su boca fusionada con la mía. La coordinación de hacer esto es asombrosa. Sigo chocando mis codos en las escaleras en el camino. La única razón por la que mi cabeza está segura es porque Alex sostiene mi nuca. Hace una pausa en la cima de   la escalera, al parecer incapaz de esperar hasta que estemos en la privacidad y comodidad de su habitación.
Tira su corbata a un lado, seguida de mi camisa. Alex pasa a su camisa, abriendo los botones. Mientras tanto, lucho en vano con el broche de mi sujetador, incapaz de conseguir que se abra a pesar de haber hecho esto cada maldito día durante los últimos diez años o más.
Mi pecho se halla en la cara de Alex, así que desliza dos dedos en  la parte delantera de mi sujetador entre mis tetas. Luego da un tirón, con fuerza. Un bretel rebota en la barandilla.
—¿Qué demonios? —pregunto porque, bueno, ¿qué demonios? Es un sujetador de marca nuevo.
—Te voy a comprar otro. Lo quería fuera. —Su boca desciende sobre un duro pezón, y la palma cubre el otro libre.
Gime, aprieta, busca a tientas, chupa y gime un poco más. Lanzo mi cabeza hacia atrás y me golpeo en la barandilla cuando usa sus dientes.
Alex levanta la mirada. —¿Estás bien? Gimo en respuesta.
—Dios, eres sexy —dice alrededor de mi pezón, en apuros para dejar de besarlo, supongo.
—¿Sabes lo que es sexy? —Mi voz sale ronca y baja. Mi intención  es sonar sensual, no como si tuviera un problema pulmonar.
 —¿Mmm?
—Tú, medio desnudo.
—¿Eso crees? —Nos levanta.
—¿Sabes lo que es aún más sexy? —pregunto mientras me levanta y me lleva por el pasillo.
—¿Tú desnuda?
—No. Tú desnudo.
Tan pronto como me tira en la cama, desabrocho frenéticamente su cinturón y doy un tirón a sus pantalones.
La polla monstruosa es liberada, casi sacando mi ojo. Suspiro cuando toco la piel caliente. —Te extrañé mucho.
—¿Me hablas a mí o a mi polla? —Se ve ligeramente ofendido pero sobre todo entretenido.
—Ambos. —Levanto mi mirada—. Pero sobre a ti por encima de la cintura.
Muestra su sonrisa arrogante de lado, su alivio es evidente. Traza la curva de mi labio inferior. —Eso espero.
Deslizo mi mano por su pecho, enganchando la palma de mi mano alrededor de su nuca, y me estiro para llegar a sus labios. —Extrañé cada parte de ti.
El cuerpo de Alex se ubica repentinamente al ras contra mí, sus labios en mi cuello. Giro la cabeza para darle mejor acceso y estoy distraída por uno de sus jerseys que cuelgan en el soporte. No debería notar cosas como esta mientras estamos ocupados tratando de hacerlo, pero es de color rojo.
—Ganaste la Copa Stanley esta noche —me quejo.
—Mmm, lo hicimos —dice Alex. No toma crédito por la victoria. Es un jugador de equipo.
—Anotaste el gol de la victoria. —Paso mis manos sobre sus hombros y espalda, mientras hago círculos con mis caderas. Mis malditos pantalones tienen que salir.
—¿Eso te calienta? —Sus ojos se iluminan de la manera más diabólica.
—Todo en ti me pone caliente. Observarte jugar me pone tan mojada que traje bragas adicionales para poderme cambiar entre las entradas —susurro.
—Se llaman períodos en hockey. Entradas son para el béisbol. —
Alex se apoya sobre sus rodillas y desabotona el botón de mis pantalones.
Lo sé. Lo dije para ver si se encuentra prestando atención. Alex sumerge sus dedos dentro de mi ropa interior, y ya no puedo pensar con claridad. Esto quiere decir que empiezo a hacer preguntas tontas. —¿Por qué los chicos usan metáforas deportivas para el sexo?
Hace una pausa, probablemente para ver si lo digo en serio. —
Porque podemos relacionarlo con eso, supongo.
Alex tira el pantalón por el borde de la cama y desliza sus ásperas manos hasta la parte exterior de mis muslos. Comienza en mi rodilla y besa un camino al norte. —Estoy a punto de llegar a la tercera base. — Sonríe, acercándose a la tierra del Castor.
Me he quedado sin comentarios sarcásticos. Lo honro con un sonido sin sentido cuando se sumerge entre mis piernas.
Su lengua se desliza a lo largo de mi coño. Ambos gemimos como locos. Bueno, yo gimo, y Alex hace este sonido tremendamente atractivo que es algo entre un gruñido y un gemido. Murmura cosas que no puedo entender, pero la sensación que crea es sin igual, así que no me encuentro a punto de detenerlo para averiguar lo que me perdí.
Se apoya sobre sus rodillas, levantando mis caderas por lo que solo mis hombros y cabeza descansan en la cama. Me da una increíble vista de lo que me está haciendo. Roza mi clítoris con los dientes al mismo tiempo que toma mis pezones entre sus dedos.
Es en este momento que exploto en un orgasmo. Todo mi cuerpo se siente absorbido por un remolino de sensaciones. No tengo ni idea qué sonidos hago, si es que he hecho alguno, porque todo mi mundo parece haberse vuelto negro.
Alex me coloca con suavidad sobre el colchón, con la cabeza ya no entre mis muslos. —¿Lo hice bien? —Se cierne por encima de mí, con el rostro a un centímetro del mío, y puedo sentir su polla monstruosa sacudirse en mi estómago.
—Ahdiomo.
—¿Eso es un sí? —Se ve muy contento. No lo puedo culpar. Si lo hubiera hecho ver momentáneamente negro, también tendría una sonrisa socarrona.
Asiento en lugar de verbalizar una respuesta. La polla monstruosa está lista, buscando reencontrarse con mis partes especiales. Alex lleva  la cabeza de su pene hacia atrás y adelante por encima de mi clítoris un par de veces, probablemente para que pueda escuchar mi banda sonora porno. Luego se desliza a casa.
—Santa mierda —gime Alex.
—Lo sé. —Asiento en su hombro y muerdo porque, maldita sea, ha pasado un tiempo y nada ha cambiado en las dimensiones de su polla.
Levanta la cabeza mientras comienza a moverse. Estoy atrapada en su mirada, incapaz de apartarla mientras cambia su peso por lo que su pelvis roza mi clítoris con cada embestida lenta. Coloco mis manos en su cabello y exhalo vacilante. La calidez que viaja a través de mi cuerpo se refleja en sus ojos. Su amor, su deseo y nuestra necesidad mutua me envuelven, la sensación y la emoción se  fusionan. Cuando me venga,  va a ser increíble.
—Violet. —Desliza sus manos debajo de mis hombros, sosteniéndome con fuerza.
Gimo las palabras de las que he tenido demasiado miedo hasta este momento. —Te amo.
Espero estar semi-coherente, o me sentiré como una idiota si me pide una aclaración. Mis ojos piden que los cierre, pero no lo haré. Me concentro en él mientras aparece la sonrisa más dulce, seguida por la respuesta inesperada.
—Oh mierda. Me voy a…
Sus labios se abren y sus ojos se ponen vidriosos. Empuja en mí, profundo y duro, golpeando ese lugar especial que me hace ver estrellas  y fuegos artificiales y duendes. No importan los duendes, son espeluznantes.
Permanecemos ahícompletamente inmóviles, durante cinco minutos, que se siente más como cuarenta y cinco.
—Eso fue impresionante. —Lo miro con ojos legañosos. Ahora, me
encuentro en modo “estúpida post orgasmo”.
—Ajá.
—Violet.
—Mmm.
Alex tira de las mantas, envolviéndonos en nuestra mutua calidez.
—También te amo.


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Mensaje por Tatine Vie 12 Abr - 17:57

Gracias.
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Lectura #2 PUCKED-HELENA HUNTING - Página 3 Empty Re: Lectura #2 PUCKED-HELENA HUNTING

Mensaje por beth Sáb 13 Abr - 22:40

Muchas gracias!,madre mía al galope vamos chicas!!
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Mensaje por Yani Dom 14 Abr - 16:09

Gracias, me puse al día, se nota que ya se reconciliaron, no debe quedar mucho imagino...a ver qué pasa ahora!


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