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Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon

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Mensaje por eilyno Miér 15 Mar - 16:30

carolbarr escribió:Asi mismo, fue duro tener a mi bebe, pero no me arrepiento es lo mejor que me ha pasado en el mundo, super orgullosa de él y de las metas que ha logrado, en sus estudios, en el fútbol y como persona.

Muy lindo capítulo, muy light comparado con los anteriores

Gracias
Dice la palabra que regalo de Dios son los hijos, Dios bendiga tu desendencia


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Mensaje por eilyno Miér 15 Mar - 16:49

chicas les adelantare el capi de mañana!!


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Mensaje por eilyno Miér 15 Mar - 16:59

16


Vieja gloria

     Pero el cuatro de julio es un día de fiesta estadounidense. —Arrugué la nariz hacia Wilson—. ¿Qué carajo hace un grupo de británicos festejando la celebración del Día de la Independencia?
—¿Quiénes crees que más celebran cuando el niño se muda, los padres o el niño? Inglaterra se alegró de ver que todos ustedes se fueron, confía en mí. Hicimos una fiesta cuando Estados Unidos declaró su independencia. ¡Bravo! ¡Ahora vayan y no dejen que la puerta les golpee en el culo! —gruñó Wilson.
—No me lo compro. ¿En la guerra revolucionaria sonaron algunas campanas, señor profesor?
—De acuerdo, entonces. En realidad, mi mamá está en la ciudad, junto con Alice, Peter y mis tres sobrinos. Esta demasiado malditamente caluroso para hacer una barbacoa, pero el piso de Tiffa tiene una vista increíble de la calle, por lo que los fuegos artificiales serán brillantes, y lo mejor de todo, hay una piscina en el tejado.
     Hubo un promedio de 47,7 grados en toda la semana. Caliente ni siquiera empieza a describirlo. La idea de una piscina era casi demasiado maravillosa para contemplarla. Luego pensé en cómo probablemente me vería en un traje de baño y sentí mi entusiasmo desvanecerse.
—Entonces, ¿por qué me estás preguntando? ¿Dónde está Pamela? —Estaba orgullosa de cuan inocente y conversacional sonaba.
—Te lo estoy preguntando porque me informaste que te habías quedado sin madera, además estás aburrida, acalorada y de mal humor. —Eso era decididamente bastante cierto. Wilson había bajado al sótano a lavar algo de ropa y me encontró mirando mi mesa de trabajo vacía con tristeza, tratando de no derretirme por todo el suelo de concreto en un lío acalorado. Últimamente he abandonado mis expediciones para recoger madera. El calor combinado con el embarazo me estaba haciendo una debilucha. Ahora estaba pagando por ello. Un día entero fuera y sin nada que esculpir.
—Y Pamela está en Europa —añadió Wilson, moviendo una carga de su ropa a la secadora. Por supuesto que lo estaba. La gente como Pamela se codeaba por toda Europa junto con su grupo de amigos. Pero si Pamela se había ido...
—Está bien. —Estuve de acuerdo—. ¡Traigan la barbacoa!





     La madre de Wilson no se parecía en nada a él. Era rubia, delgada y tenía la apariencia de una aristócrata inglesa. Podría imaginarla en casa con un sombrero de ala ancha, observando un partido de polo y diciendo “¡Buena forma!”. Se parecía a Tiffa en su esbelta figura y ojos azules. Alice era exactamente como ella, sólo que menos serena, aunque esa falta de serenidad podría deberse a tres pequeños niños pelirrojos revoloteando alrededor, sobre y debajo de ella. Alice parecía cansada e irritada, donde su madre parecía fresca como una lechuga. Me pregunté si la apariencia de Wilson favorecía más a su padre. Si no fuera por el pelo rizado de Tiffa, podría haber pensado que él era el producto de un tórrido romance. El pensamiento me hizo soltar risitas. Joanna Wilson no tenía romances tórridos, casi me atrevería a apostar mi vida en eso. Aun así ella estaba loca por Wilson, no había duda al respecto. Sostuvo su mano entre las suyas mientras hablaban, atenta a cada palabra que él decía y palmeando su mejilla innumerables veces.
     Me quedé atrás, incomoda ante un entorno familiar tan unido y pasé la mayor parte de mi tiempo en la piscina jugando con los niños, lanzando el flotador al fondo una y otra vez, para que ellos pudieran recuperarlo como cachorros incansables. Tiffa se unió a mí tiempo después y los niños la rodearon impacientes. Sus pequeños cuerpos mojados luchando por aferrarse mientras ella reía, sumergiéndose a sí misma, y a ellos, varias veces. Estaba sorprendida por su juego físico y el obvio afecto que ella albergaba por sus sobrinos. De repente me pregunté por qué no tenía ningún hijo propio. Parecía mucho más adecuada para la maternidad que la pobre Alice, quien tomaba su bebida alcohólica en una silla cercana a la piscina y chillaba cada vez que uno de los chicos salpicaba demasiado. ¿Qué había estado pensando la mujer al tener tres hijos, uno tras otro? Tal vez, como yo, no había estado pensando en absoluto.
     Tiffa conoció a Jack, un chico nativo de Las Vegas y se casó cuando este estaba terminando sus estudios en el Instituto de Cáncer y el padre de ella había dejado Inglaterra para trabajar. Tiffa podría haberse quedado en Inglaterra cuando sus padres y Wilson se trasladaron a los Estados Unidos. Alice estaba casada en ese momento y se había quedado en Inglaterra. Pero en cambio, Tiffa había tomado un trabajo en una pequeña galería de arte en el centro de Salt Lake City, ansiosa por estar cerca de su familia y adquirir nuevas experiencias. Ella y Jack habían estado comprometidos y se casaron en cuestión de seis meses. Y claramente, seis años más tarde, todavía estaban revoloteando el uno alrededor del otro. Se habían trasladado a Las Vegas cuando Jack había tomado una posición permanente en la unidad de oncología del Hospital Desert Springs y Tiffa había sido contratada como restauradora para El Sheffield.
     Mis ojos se movieron hacia Jack, moreno y guapo en un suéter de polo azul pálido y pantalones cortos de color caqui, manejando la barbacoa como un verdadero hombre estadounidense. El marido de Alice, Peter no estaba contribuyendo mucho a la preparación, pero se mantenía cerca de Jack, escuchándolo hablar y riéndose de algo que él decía. Los dos hombres no se parecían en nada, pero ambos me habían gustado inmediatamente.
     Peter era el sobrino de un conde; estaba asombrada de descubrir que aún había condes y cosas así en Inglaterra, y según Tiffa, era incluso más rico que la reina. Yo no sabía lo que hacían los condes, pero al parecer su riqueza rivalizaba con la de la realeza, y tenían mucho que manejar, en lo cual Peter era bueno según se informaba. Tal vez eso era lo que había atraído a Alice, a pesar de que él tenía otras cualidades que lo hacían entrañable para mí. Él era hogareño mientras Alice brillaba, tranquilo mientras Alice reprendía y suave, mientras Alice parecía dura. Su sonrisa era tímida y su manera modesta. Y su pelo era tan rojo como el de su descendencia. Sinceramente esperaba que todos estuvieran usando protector solar actualmente. Yo era naturalmente morena e incluso así me había untado protector 50.
     Salí de la piscina y me dirigí rápidamente a donde me había quitado mi vestido de verano. Había hecho que Wilson se detuviera en una tienda departamental en el camino para agarrar un aburrido traje de baño azul de una pieza que llamaba la atención lo menos posible. No había querido llevar el bikini negro de tirantes que había sobrevivido al montón del basurero hace seis semanas. De alguna manera, el embarazo y los bikinis de tiras no me atraían. Suponía que había mujeres que lo usaban. Para mí sólo parecían de mal gusto, como esas fotos horribles de Facebook donde las mujeres embarazadas dejaban al descubierto todo y sus maridos besaban sus vientres torpemente. Yo tenía cinco meses de embarazo, y mi estómago era casi un pequeño montículo, pero en comparación con lo que había sido, me sentía gigantesca. Me pregunté si sería lisa y cóncava de nuevo.
     Wilson y su madre seguían enfrascados en una conversación, sentados en sillas de playa bajo los paraguas de rayas azules como lo habían estado desde que llegamos. Wilson me había presentado a su madre como una “amiga e inquilina” y no lo había embellecido aún más. Joanna Wilson pareció aceptar mi estado, a pesar de que había levantado las cejas un poco y le preguntó acerca de Pamela cuando pensó que no estaba escuchando. Al parecer, Joanna era una buena amiga de los padres de Pamela.
     Traté de darles la espalda al salir de la piscina, pero cuando Joanna dejó de hablar a media frase, supe que no había escondido mi estómago lo bastante bien. Empujé mi vestido de verano por encima de mi cabeza y traté de fingir que no había notado la elocuente pausa. Ella volvió a su conversación medio latido más tarde, como si nunca se hubiera detenido, pero cuando le eché un vistazo a Wilson, note que me estaba mirando con una expresión indescifrable en el rostro. No había entendido mal su reacción tampoco.
—¿Tiffa? Estos filetes están listos, bebé. Vamos a comer —llamó Jack a su esposa, que estaba cacareando como una bruja con el pelirrojo más pequeño en su espalda y los otros dos en pleno asalto con pistolas de agua.
—Cenaremos dentro, ¿no? —habló Alice desde debajo de su paraguas—. No puedo soportar este calor un instante más.
—Podemos hacer las dos cosas —dijo Tiffa, saliendo de la piscina sin renunciar al pequeño mono en su espalda—. He traído el servicio de comidas y todo lo que necesitamos del apartamento. Jack traerá los filetes. Quien quiera puede quedarse y comer o permanecer en el interior, donde está fresco.
     Jack y Tiffa también habían invitado a un puñado de amigos cercanos a la tertulia, lo que fue un alivio para mí. Un grupo más grande hacía más fácil el ser discreto. Casi todo el mundo se abrió paso por las escaleras circulares que conectaban el techo al apartamento de Jack y de Tiffa. Todos los penhouse, como Tiffa se refería a ellos, tenían escaleras privadas que conducían a la piscina en la azotea y los jardines. Traté de no pensar en cuánto costaría un lugar como este y me maravillé de nuevo ante las diferencias que había entre Wilson y yo. Él había recibido una herencia cuando cumplió veintiún años, la cual le había permitido adquirir la vieja mansión en Boulder City. No tenía ni idea de cuánto era la herencia.Sinceramente, no quería saber, pero por la manera cuidadosa en la que Tiffa se refería a ello, parecían millones. Lo que podría explicar el jadeo ahogado de Joanna Wilson cuando había visto mi vientre. ¿Millones de dolares? Millones de razones por las que ella querría que Wilson se alejara de alguien como yo. Entendía. Realmente lo hacía, pero no alivió la vergüenza que sentí por el resto de la tarde.
     El sol del verano bajó al atardecer, trayendo un bienvenido respiro del sol del desierto. Cuando el sol se ponía en Las Vegas, el calor no era sólo soportable, era precioso. Incluso me gustaba la forma en que olía, como si el sol se hubiera despojado de toda la suciedad y el oasis del desierto había sido lavado en fuego. Indescriptible, hasta que lo respirabas. Ningún lugar en el mundo olía como Las Vegas.
     La fiesta se trasladó de nuevo al tejado con la puesta del sol, mientras disfrutaba del calor a medida que iba oscureciendo, con un dulce té helado en mi mano y los ojos en el cielo, esperando que los fuegos artificiales comenzaran. Al pasar la noche, Wilson se sentó a mi lado de vez en cuando y ninguno de los dos comentó sobre el incómodo momento en la piscina. Joanna Wilson era amable y cortés conmigo cuando las circunstancias lo exigían, pero la había atrapado mirándome varias veces durante la noche.
     A medida que la hora para los fuegos artificiales se acercaba, penosamente bajé por las escaleras para otro viaje al baño, ¡maldiciendo a mi vejiga embarazada!, cuando escuché a Wilson y a su madre hablando en la cocina de Tiffa. Las escaleras desde la piscina terminaban en una zona de azulejos con un gran jacuzzi, un sauna a la izquierda, y un lavadero y un baño con una enorme ducha a la derecha. En línea recta, a través de un gran arco de piedra estaba la cocina, y aunque no podía ver a Wilson ni a su madre, era imposible no escucharlos, sobre todo cuando yo jugaba un papel tan prominente en la conversación. Me quedé inmóvil al pie de la escalera, escuchando como Wilson negaba cualquier sentimiento especial por mí. Su madre parecía horrorizada de que me hubiera traído a una salida donde tantos asumirían que yo era su novia.
—Darcy. No puedes estar saliendo con una chica que está estado, cariño.
—No estoy saliendo con ella, mamá. Blue es mi amiga, y ella vive en mi edificio, eso es todo. Sólo estoy cuidando de ella un poco. La invité en un capricho.
—Y ¿qué hay con ese nombre? ¿Blue? Suena como algo que Gwyneth Paltrow escogería.
—Mamá —suspiró Wilson—. Yo podría decir lo mismo de Darcy.
—Darcy es un nombre clásico. —Joanna Wilson resopló pero abandonó el tema y volvió a su argumento original—. Es una vergüenza que el embarazo llegue tan fácilmente a aquellas que no lo quieren y no les llegue en absoluto a aquellas que están desesperadas por ser madres.
—No escucho a Tiffa quejarse —respondió Wilson, suspirando.
—Tú no lo haces, ¿verdad? ¿Es por eso por lo que ella siempre tiene a Henry en sus brazos a pesar de tener tres años de edad y que es más que capaz de caminar? ¿Es por eso que la pillé viendo a Blue como si su corazón estuviera roto?
—Eso no es culpa de Blue.
—¿Qué es lo que va a hacer con su bebé? —preguntó Joanna—. ¿Dónde está el padre?
—Estoy segura de que ella planea conservarlo. El padre no parece estar en la foto, no es que sea de mi incumbencia, o de la tuya, mamá.
—Es tan indecoroso, Darcy. Tú pensarías que ella estaría un poco avergonzada de acompañarte aquí en su condición. —Sentí su desaprobación pinchándome desde la cabeza hasta las rojas uñas de mis pies. Me pregunté por qué ella estaba tomando mi presencia tan personalmente. No sabía que Tiffa quería tener hijos o que era incapaz de tenerlos. Me preguntaba ahora si realmente era difícil para ella tenerme a su alrededor. El pensamiento hizo que mi pecho doliera. Me gustaba y admiraba a Tiffa Snook. Era una de las personas más agradables y genuinas que había conocido jamás. Me pregunté si estaba actuando o si se sentía de la misma forma que su madre lo hacía.
     Me metí en el baño para evitar escuchar más, sabiendo que sólo me haría sentir peor. Tenía suficiente dinero para coger un taxi y aunque era probablemente cobarde, no iba a volver a ese techo, cerca de Joanna Wilson, o cualquiera de los Wilson para el caso.
     No había pedido venir. No me había colgado de Wilson o fingido una relación o un estatus que no existía. No había actuado “indecorosa”, lo que sea que eso significara. Utilicé el baño y me lavé las manos, cuadrando los hombros cuando abrí la puerta. Joanna Wilson cruzó a través del arco cuando salí, y un destello de disgusto paso por su rostro antes de que ella siguiera por las escaleras a la azotea.
     Me quede parada en el vestíbulo, congelada por la indecisión. Tuve la tentación de irme y sólo enviarle un mensaje de texto a Wilson diciendo que estaba cansada y no quería quedarme más tiempo. Pero mi teléfono estaba en mi bolso y mi bolso estaba todavía en el techo, colocado al lado de la silla plegable en la que había estado sentada la mayor parte de la noche.
—¡Blue! —Tiffa estaba bajando las escaleras con un dormido Henry en sus brazos—. ¿Te hemos agotado, patito? No eres la única. —Henry todavía estaba en su traje de natación y su cabeza era una revuelta mota roja sobre su hombro. Ella lo acarició distraídamente.
—Pensé que pondría acostar a Henry. Parece que él ha terminado por esta noche. Gavin y Aiden todavía están despiertos, aunque Aiden está empezando a quejarse y frotar sus ojos. No creo que pase mucho antes de que esté inconsciente, también.
—Estoy un poco cansada, supongo. —Tomé la excusa que me ofreció—. Pensé en buscar mi bolso y tal vez tomar un taxi, así Wilson no tendría que irse todavía.
—Darcy no va a querer eso. Además, creo que está listo para ir a casa. Él estaba buscándote. —Tiffa se trasladó a través del arco hacia una sección de la casa que aún no había visto. Ella me llamó por encima de su hombro—. Ven conmigo mientras acuesto a Henry. No llegué a charlar contigo hoy. Tus piezas están vendiéndose tan bien, que tenemos que empezar a planificar estrategias para subir la producción, más piezas y de mayor tamaño. —Tiffa hablaba mientras caminaba y yo la seguí obedientemente, posponiendo mi partida.
     Tiffa acostó al pequeño y él se tumbó en la cama, muerto para el mundo. Estaba completamente flácido mientras Tiffa le retiraba el traje de baño. Cuando lo sentó para ponerle el pijama, él se balanceaba y se bamboleaba, borracho de sueño. Las dos nos reímos y Tiffa lo guío de regreso contra las almohadas, lo besó, y le colocó una manta ligera encima.
—Buenas noches, dulce niño —susurró ella mientras lo miraba.
     Me sentía como una intrusa, una fisgona, mirándola mientras ella lo contemplaba.
—¿Tiffa?
—¿Hmm?
—Estoy embarazada. ¿Sabías eso?
—Sí, Blue. Lo sé —dijo ella suavemente.
—¿Wilson te dijo?
—Me lo dijo que cuando te mudaste al pequeño apartamento de la planta baja. —La luz en la habitación era tenue y ambas hablábamos en voz baja con el fin de no molestar a Henry, pero ninguna de las dos se movió, un reconocimiento silencioso que la conversación había tomado un giro íntimo.
—Escuché a tu madre y Wilson hablando —le dije en voz baja.
  Tiffa inclinó la cabeza con curiosidad, esperando.
—Tu madre estaba molesta.
—Oh, no —gimió Tiffa en voz baja, con los hombros caídos—. ¿Que dijo ella?
—Ella le dijo a Wilson que no debería haberme traído aquí. Que eso era difícil para ti. —Quería disculparme, pero mi ira hacia Joanna Wilson me mantuvo en silencio. Yo no había intentado lastimar a nadie.
—Oh, mamá. Ella puede ser tan imbécil… y tan anticuada en eso. Ahora veo por qué Wilson estaba dispuesto a irse. Probablemente ella destripó al pobre muchacho. —Tiffa extendió la mano y me la estrecho.
—Lo siento, Blue. Aunque desearía desesperadamente tener una panza como la tuya, eres bienvenida en mi casa, con mi hermano, en cualquier momento.
—¿Has estado tratando de quedar embarazada? —le pregunté, con la esperanza de que no estuviera siendo demasiado personal.
—Jack y yo nunca hemos usado un método anticonceptivo y disfrutamos el uno del otro inmensamente, si sabes lo que quiero decir. Yo pensé que tendría a varios pequeños Jackie mordiendo nuestros tobillos. —Tiffa hizo una pausa y miró a Henry de nuevo—. Hace unos años, Jack y yo vimos a un especialista. Dijo que nuestras posibilidades son casi nulas... y no favorecían a ninguno. Pero soy optimista, y sigo diciéndome que todavía podría suceder. Yo sólo tengo treinta y dos años. Mi madre tuvo un tiempo difícil para quedar embarazada, y ella se las arregló para quedar un par de veces.
—¿Alguna vez has pensado en la adopción? —Las palabras cayeron de mi boca, y mi corazón comenzó a correr. Yo sabía lo que iba a decir a continuación y me aterrorizaba, incluso, cuando sentí la seguridad de mi repentina inspiración posarse sobre mí.
Tiffa debe haber sentido mi emoción alzarse porque se volvió hacia mí con una mirada inquisitiva en sus ojos azules.
—Sí —respondió ella lentamente, sacando la palabra mientras sus ojos buscaron mi cara. Todas las noches, acostada despierta, considerando las opciones, luchando contra las inseguridades, sopesando opciones, parecían fundirse en éste único momento. Miré hacia atrás, ansiosa por comunicarme, necesitando que ella entendiera.
—Mi madre me abandonó cuando yo tenía dos años de edad. —Las palabras cayeron con la fuerza de las cataratas del Niagara y el niño en la cama se movió, aunque yo no había levantado mi voz—. Quiero que mi hijo tenga una vida diferente a la que yo tuve. Quiero que ella... o él, sea anticipada, celebrada... a… apreciada —tartamudeé, deteniéndome para presionar mis manos sobre mi corazón galopando. Iba a decirlo. Iba a hacerle a Tiffa Snook una oferta que sacudió mi centro. Ella presionó sus manos sobre su propio corazón, y sus ojos estaban tan abiertos como lunas gemelas.
—Me gustaría que tú y Jack adoptaran a mi bebé.


Última edición por eilyno el Miér 15 Mar - 17:00, editado 1 vez


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Mensaje por carolbarr Miér 15 Mar - 17:00

eilyno escribió:
carolbarr escribió:Asi mismo, fue duro tener a mi bebe, pero no me arrepiento es lo mejor que me ha pasado en el mundo, super orgullosa de él y de las metas que ha logrado, en sus estudios, en el fútbol y como persona.

Muy lindo capítulo, muy light comparado con los anteriores

Gracias
Dice la palabra que regalo de Dios son los hijos, Dios bendiga tu desendencia
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Mensaje por citlalic_mm Miér 15 Mar - 17:48

XV
 
Las despedidas no son fáciles pero con Cheryl lo fácil se quedo corto. Y lo que hizo después fue una catarsis completa, bien por ti Blue!!! Y ahora a quedarse en un nuevo nido, ya me imagino que es lo que va a calmar al bebe de Blue, el guapo Wilson tocando su violonchelo. Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 2939487095
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Mensaje por wordsofthisgirl Miér 15 Mar - 20:30

Con que Darcy habla con su hermana de Blue  Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 3381065922 Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 3381065922
 “En el último minuto, el pájaro levanto su mirada, fijándola en el horizonte. Cuando alzo la cabeza y enderezó sus alas, comenzó a volar en lugar de caer, el viento debajo la levantó de nuevo hacia el cielo.”

Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 $_35

Me alegra el gran cambio que ha dado Blue, me gusto que no se haya arrepentido de seguir con su embarazo, es una de las cosas que la hace feliz, <3-

Oh PorDios, Blue quiere que Tiffa adopte a su bebe, y creo que en mejores manos nno podría haber caido.


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Mensaje por carolbarr Miér 15 Mar - 23:38

Que!!!!!?????Nooooooo 

Que decisión tan difícil por muy lógica que pueda ser no la comparto... Aunque sea Tiffa

Gracias por el capítulo


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Mensaje por Yani Jue 16 Mar - 8:08

Otro giro que no me esperaba, está historia es increíble...No puedo juzgar a Blue, yo no daría a mis hijos pero mi realidad es muy diferente a la de Blue y la persona a quién piensa dárselo no podría ser mejor, pero no sé, espero que no haga ilusionar a Tiffa y luego retroceda en su decisión, eso le haría mucho mal...

Qué vieja estirada y prejuiciosa es la mamá de Darcy, qué le importa a ella si Blue está embarazada, si está el padre del bebé o si está sola, le cayó mal por el simple hecho de que será madre soltera...


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Mensaje por eilyno Jue 16 Mar - 8:32

Sii, difícil decisión, pero mirando desde nuestra perspectiva pensamos que no debería, pero la realidad de Blue es una joven que anhela saber su Origen,  no se ha sentido amada y entiende que no sabe que es el amor, y que no puede darle un futuro a ese bb


Última edición por eilyno el Jue 16 Mar - 12:10, editado 1 vez


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Mensaje por LuVelitta Jue 16 Mar - 9:49

Qué decisión difícil y valiente!! Lo bueno es que si la lleva a cabo no solo el bebé estará en muy buenas manos sino que además no perderá completamente el contacto con él...

Entiendo que la madre de Darcy sea una estirada con todo lo que tiene y de dónde viene, pero eso no le da ningún derecho a ser una asquerosa y despreciar de aquella manera a Blue!!


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Mensaje por mariateresa Jue 16 Mar - 12:09

OHHHH NO BLUE NO PUEDES DAR A TU BEBÉ 
SER MADRE SOLTERA ES DURO, COMPLICADO,CANSADOR, PERO HAY UNA SATISFACCIÓN TAN GRANDE CUANDO ESA PERSONITA TE MIRA A LOS OJOS Y TE DICE MAMA. O VER TODOS LOS LOGROS QUE A REALIZADO CONTIGO GUIANDOLO 
LO SIENTO CHICAS ME DIO PENA YO SOY MAMA SOLTERA Y ME TOCARON LOS CAPI...
GRACIAS


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Mensaje por citlalic_mm Jue 16 Mar - 15:40

XVI
 
Con que apunto de conocer toda la familia eh, o no que mal es por el calor y la celebración, si claro. Mmm Pamela de seguro es el prospecto de nuera que la mama de Wilson quiere y no una aprovechada como creo se imagina que Blue es, esas madres solo equivocándose con la primera impresión y ahora lo que esta apunto de hacer me dejo sin habla ya quiero el próximo capitulo!!!!   Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 3736586809
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Mensaje por eilyno Vie 17 Mar - 10:16

17


Tramposo

     Wilson estuvo callado mientras conducíamos de regreso a la ciudad de Boulder y yo estaba demasiado preocupada como para confesar que había escuchado la conversación que tuvo con su madre. Estaba tan mareada de esperanza para importarme que él me hubiera rebajado al nivel de un capricho. Llegué a la casa de Tiffa ese cuatro de julio esperando nada más que fuegos artificiales, perros calientes y un largo tiempo en la piscina y me había ido con la posibilidad de una familia para mi hijo aún no nacido. Aunque en mi cabeza le seguía dando vueltas y mis pensamientos corrían frenéticamente, el sentimiento de que era lo correcto resonó dentro de mi esa primera larga noche y los días que le siguieron.
     Tiffa y yo acordamos que las dos deberíamos consultar la decisión con la almohada y no decirle nada a nadie hasta después de que ella hubiera hablado con Jack y consultado a un abogado. Ninguna de nosotras tenía idea de los pasos legales que se debían seguir, pero Tiffa pensó que podría obtener algunas respuestas del hermano de Jack, quien era un abogado. Sus manos chocaron mientras me abrazaba y sus ojos estaban llenos de preguntas, más que nada por el repentino giro que había dado su vida. La esperanza en sus ojos debió reflejar la mía propia y a pesar de que me rogó que pensara seriamente mi decisión en los días venideros. Yo sabía que no iba a cambiar de opinión.
     Tiffa, Jack, y yo nos reunimos con el hermano de Jack, quien era abogado y nos guio por el proceso. No era tan terriblemente complicado: Jack y Tiffa pagarían mis gastos médicos, los cuales debía reembolsar si cambiaba de opinión sin un periodo de tiempo establecido. Y por supuesto, el padre debía ser notificado y tendría que ceder sus derechos. El pensamiento hizo que mi estómago se revolviera del miedo. No era como si pensara que Mason querría ser papá y criar al bebé. Pero él era territorial y podía verlo formando problemas sólo por el simple hecho de ser problemático.
     Y luego Tiffa le tenía que decir a su familia. La madre de Tiffa, Alice, Peter, estarían volando de vuelta a Manchester por la mañana, así que Tiffa invito a Wilson a cenar para así poder darles la noticia mientras estuvieran todos juntos. Ella me invito también, pero me rehusé, agradecida de que mi horario de trabajo en la cafetería me diera una excusa para mantenerme alejada. Incomodo ni siquiera comenzaba a describir la situación. Y yo realmente no quería discutir sobre la adopción tomando té y bollos con Joanna Wilson. Me pregunté si la incomodidad se iba a extender hacia mi relación con Wilson. Pasé esa noche tensa en el trabajo, dejando caer platos y dando un pésimo servicio. Eran las nueve en punto cuanto finalmente marque mi salida y camine a casa, cansada e inquieta de hacer malabares con las ordenes con una energía nerviosa. Wilson estaba sentado en los escalones del frente de Pemberley cuando caminaba por la acera.
     Me senté a su lado y traté de descansar mi cansada cabeza sobre las rodillas, lo que había hecho miles de veces antes, pero mi abultado estomago me lo hizo imposible. Había crecido tanto en la última semana que me sorprendía constantemente. Seguir mis rutinas y vestirme se había tornado increíblemente más difícil en cada vez. Me senté con las manos en mi regazo y miré hacia la oscura calle, recordando el momento, varios meses atrás, cuando había estado tan perdida y me había aparecido sin anunciarme en la casa de Wilson, buscando un camino. Nos habíamos sentado de esta misma forma, nuestros ojos mirando al frente, nuestras piernas casi tocándose, quietos y contemplativos.
—Tiffa y Jack deben ser las personas más felices del mundo en este momento —murmuro Wilson mirándome brevemente—. Mi mama no se queda atrás. Ella estaba cantando una emotiva versión de “Dios salve a la reina” cuando me fui.
—¿Dios salve a la reina? —murmure sorprendida.
—Es la única canción de la que conoce toda la letra… y aparentemente se siente como para cantarla.
  Me reí y volvimos de nuevo al silencio.
—¿Estas segura sobre todo esto, Blue?
—No —reí tristemente—, he decidido que estar segura es un lujo que nunca me será posible pagar. Pero estoy tan segura como una mesera de veinte años lo puede estar. Y el hecho de que Tiffa y Jack estén tan felices me hace sentir casi optimista.
—Muchas mujeres, más jóvenes y con mucho menos talento que tú, crían niños solas todos los días.
—Y probablemente algunas de ellas hacen un trabajo malditamente bueno, también —admití, tratando que su comentario no me molestara—, algunas de ellas no lo hacen. —Mis ojos se encontraron con los de Wilson desafiantes y esperé, preguntándome si me presionaría más. Él escaneó mi expresión y apartó la mirada. Quería que entendiera. Necesitaba desesperadamente su aprobación, así que me dirigí a la única cosa que él podría comprender.
—Había un poema que me recitaste una vez de Edgar Allan Poe. ¿Lo recuerdas? —Lo había memorizado después de esa noche. Quizás fue para sentirme cerca de él, para saber algo que él sabía, para compartir con él algo que él amaba, pero las palabras me habían hablado a un nivel muy primitivo, incluso acechándome. Era mi vida, reunida en unos cuantos versos que rimaban.
     Wilson comenzó a recitar las primeras líneas, con una pregunta en su expresión. Mientras lo hacía, recite las palabras con él. Sus cejas se levantaban con cada palabra, y puedo decir que lo sorprendí con mi dominio.
Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como los otros eran, no he visto
como los otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono.”
    Wilson se detuvo, mirando abajo hacia mí en la amarillenta luz que caía alrededor de nuestro asiento de concreto.
—Es la próxima parte la que no puedo sacar de mi cabeza —Me aventuré, sosteniendo su mirada—, ¿sabes que viene a continuación?
     Wilson asintió, pero no recité el verso. Él sólo esperó a que yo continuara. Así que las dije, entregando cada línea de la forma en que yo las interpretaba.
y todo lo que amé, lo amé solo.
Entonces; en mi niñez, en el amanecer
de una vida tormentosa, fue traído
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo,
el misterio que todavía me ata.”
     Había más, pero era este verso el que sobresalía y reuní en él todos mis pensamientos, esperando ser entendidos.
—El misterio de mi vida me sigue atando, Wilson. Me dijiste una vez que no podemos evitar a dónde nos dispersamos. Nacemos en las circunstancias que tenemos que nacer y ninguno de nosotros tiene control sobre eso, pero me puedo asegurar de que este bebé no esté disperso como lo estuve yo. No tengo nada para darle más que a mí misma y si algo me pasara, mi bebé estaría solo. No puedo garantizarle una vida feliz a este niño, pero puedo asegurarme de que no ame sola. Quiero que esté rodeada por capas de amor. Con una mamá, un papá, abuelos, tías, tíos y primos. Quiero que crezca con una familia así no tendrá esta incertidumbre, ni el miedo de estar sola o abandonada…o dispersa.
    Wilson asintió de nuevo, pero su cara estaba afligida y sus ojos grises se oscurecieron. Se inclinó y beso mi frente, olí a menta y loción para después de afeitar. Tuve que detenerme ante el deseo de tomar una respiración profunda, de poner su esencia a mí alrededor como una cobija tibia. Sentí su inquietud, como si no estuviera de acuerdo con todo lo que yo había dicho pero no quería herir mis sentimientos. Me pregunte si era por el hecho de que iba a ser tío de mi bebé, del bebé de Tiffa. Él sería una de las capas de amor de las que yo estaba minuciosamente construyendo.
—Así que ¿Cuál es el siguiente paso, Blue? ¿Hacia dónde vamos a partir de ahora? —No supe exactamente a qué se refería, así que lo tomé literalmente.
—Mañana hablaré con Mason.



—Bueno, mira quien está aquí. No pudiste mantenerte alejada, ¿cierto? —dijo Mason, mirándome desde su puerta abierta. Su silueta se veía recortada por la luz que venía de su pequeño apartamento, un piso arriba del garaje. Lo había llamado, diciéndole que estaba afuera y necesitaba hablar con él. Colgó el teléfono de golpe y comenzó a bajar las escaleras con gran arrogancia. Obviamente creyó que quería hacer algo más que hablar. Puse mi bolso enfrente de mí. No quería que viera nada hasta que estuviera lista. Escuche una puerta cerrarse. Wilson rodeo la esquina. Era demasiado para él esperar en el auto.
—¿Dónde demonios has estado, Blue? —Mason alcanzo el final de las escaleras al mismo tiempo que Wilson llegaba a mi lado. La mirada de Mason fue directamente hacia Wilson y un brillo oscuro pasó por sus ojos—. ¿Así que me cambiaste por este blandengue engreído?
—Estoy embarazada Mason. Es tuyo. —dije rápidamente, no queriendo perder el tiempo en pequeñas charlas. Necesitaba hacer esto y terminarlo lo más pronto posible. Moví mi bolso a un lado para que pudiera ver mi estómago.
     Los ojos de Mason fueron a mi vientre y de vuelta a mi cara. Mi embarazo no era tan obvio si usaba la ropa correcta. Así que me asegure de usar una camiseta apretada y capris blancos apretados para que no hubiese duda.
—¡Oh, eso es ridículo! —gritó Mason, pasando sus manos por su cabello e inmediatamente me sentí mal por él. No lo culpaba por sentirse indignado. Este era un gran golpe bajo y sabía exactamente cómo se sentía; porque me había sentido de la misma manera hace unos meses atrás. Me señaló, sus dedos a tan solo unos centímetros de mi cara.
—¿Te apareces aquí después de casi seis meses y me lanzas esto? De ninguna manera. ¡Uh, Uh! No me lo creo.
—¿No te crees qué, Mason? —Lo rete. Alineé mi simpatía con la necesidad que tenía por lograr lo que había venido a hacer.
—¿Cómo sé que el niño siquiera es mío, Blue? Estoy seguro como el infierno que no fui tu primero y definitivamente no fui tu último. Si mal no recuerdo, Adam aquí presente también estuvo alrededor del cuadro todo el tiempo. —Mason miro a Wilson agriamente. Wilson sólo negó con la cabeza y se cruzó de brazos. La cosa de Adam simplemente no se iría. No haría ningún bien tratar de negar o explicar nada.
     Me encogí de hombros, sin discutir. Era mejor si Mason dudaba de mí. Haría menos escándalo. Le tendí la citación que el hermano de Jack había preparado.
—No vine aquí para causar problemas Mason. No vine aquí para pelear. Quiero dar al bebe en adopción. Esto explica la terminación de los derechos. Necesitas presentarte en la corte para esa fecha, firmar en la línea punteada, y estarás listo. Nunca más tendrás que verme a mí o a mi gran vientre.
  Mason miro el papel y por un minuto pensé que lo rompería a la mitad.
—Tengo que trabajar. No puedo ir. —Frunciendo el ceño tiró el papel a un lado. Floto hasta el suelo, y todos nos quedamos viéndolo, esperando que alguien hiciera algún movimiento. Después de un segundo, me agache para recogerlo.
—Entiendo —dije, mi tono desbordando dulzura—, definitivamente te querrás aferrar a ese trabajo. Porque si la adopción no funciona, voy a solicitar una prueba de paternidad y te demandaré por una manutención. —Mantuve mi cara en blanco y mis ojos inocentemente abiertos.
     Mason maldijo y Wilson contuvo una sonrisa. Me dio unos pulgares arriba bajo sus brazos doblados. Su expresión cambió cuando Mason procedió a llamarme zorra.
—Cuida lo que dices, muchacho —le espetó y Mason lo miró con cautela, supongo que recordando el Kung Fu de su último encuentro.
—No obtendrás ni una moneda de diez centavos de mí, Blue.
—Preséntate el jueves, y nunca lo haré. —Presioné el papel contra su pecho, sosteniéndolo ahí hasta que lo alcanzo y agarro, arrugándolo en su puño—. Nos vemos el jueves.
     Me volteé y me alejé, sin mirar atrás a ver si Mason miraba o Wilson me seguía. Me deslicé en el asiento del pasajero del Subaru de Wilson y me abroché el cinturón de seguridad, necesitando sentirme segura y a salvo. ¿A salvo de la ira de Mason? ¿De su palpable sensación de traición? Quizás. Sólo sabía que me sentía asustada e inexplicablemente triste. Wilson se subió a mi lado y encendió el carro. Mis manos temblaban tanto que la hebilla del cinturón se deslizo y reboto contra las ventanas, golpeando el vidrio y dejándole una horrible grieta. Wilson se inclinó y haló el cinturón a través de mí abrochándolo sin ningún comentario, pero sentí sus ojos en mi cara mientras se alejaba de la acera.
—Estas temblando. ¿Te encuentras bien?
     Asentí, tratando de tragarme la vergüenza que llenaba mi boca y me hacía difícil hablar. Podía sentir la mirada de Wilson sobre mí, estudiando mi perfil, tratando de ver bajo mí mascara. Deseaba que sólo lo dejara pasar.
—¿Lo amas? —La simpática pregunta fue tan inesperada que me reí, una reacción dura que no contenía nada remotamente parecido a la alegría.
—¡No! —Eso fue fácil—. Estoy avergonzada y apenada. El amor no tiene nada que ver con eso. Nunca lo hizo.
—¿Lo hace más fácil…? ¿el no amarlo?
     Lo evalué por un momento y luego asentí. —Sí. Lo hace. Sólo estoy contenta de que no se ofreciera para hacer de mí una mujer honesta.
Wilson se rio irónicamente. —Sí… esté eso. —Prendió la radio y The Killers resonó en la noche de Las Vegas, “Miss Atomic Bomb” haciendo vibrar el tablero. Pensé que la conversación había terminado hasta que Wilson alcanzó el botón, silenciando la música.
—¿Y qué si lo hubiera hecho?
—¿Hacer qué? ¿Pedirme que me casara con él? Se realista, Wilson.
—¿Querrías conservar a tu bebé entonces?
—¿Y podríamos ser una pequeña familia feliz? —pregunté, incrédula—. Ya es suficientemente malo que este bebé lleve combinado nuestro ADN. No merece también ser criado por nosotros.
—Ahh, Blue. Tú no serias una mala madre.
—Me pregunto si eso fue lo que alguien le dijo a mi madre cuando se enteró que estaba embarazada de mí.
     Wilson giro su cabeza, evidente sorpresa plasmada en su hermosa cara. Me encogí de hombros, fingiendo indiferencia. No sabía si sería una mala madre. No sabía si sería una buena madre. Pero si sabía que no sería tan buena madre como Tiffa Snook, no todavía de todas maneras. Y ese era el fondo de todo.



     El jueves llegó. Había dormido muy poco en toda la semana, preocupada de que Mason se apareciera con sus padres en su remolque y ellos demandaran la custodia de mi hijo aún no nacido. Si eso pasaba, tendría que quedarme con mi bebé. Dárselo a Tiffa y Jack era una cosa. Dárselo a los padres de Mason era otra. Pero Mason estaba solo en la corte cuando llegué la mañana del jueves. Él era un adulto y no necesitaba permiso para lo que estaba a punto de hacer. Me pregunté si él siquiera les había dicho a sus padres. Usaba corbata y tenía una expresión neurótica lo que hizo que de nuevo me sintiera mal por él.
     Cuando el juez le realizé las preguntas, asegurándose de que entendiera los deberes así como también los derechos a los que estaba renunciando, el asintió y luego me miró. No sentí más ira. Él sólo parecía aturdido. Con un notario mirando, firmó los documentos, y Tiffa y Jack se abrazaron fuertemente el uno al otro como si también hubiesen estado aterrorizados de un desvió. Me sentí desmayar de alivio y luché por contener el repentino flujo de emoción. Tan pronto como los procedimientos terminaron, me encontré con Mason. Le debía mucho.
—Gracias, Mason —dije tranquilamente, extendiendo mi mano.
     Mason tomó lentamente la mano que había estirado. —¿Por qué no me lo dijiste antes, Blue? Sé que nunca fuimos nada serio, pero yo… quería serlo.
Era mi turno para sorprenderme.
—¿Lo hiciste?
     Nunca pensé que a Mason le gustara algo más de mí aparte del sexo. Entonces se me ocurrió que mi baja opinión de mi misma talvez me había cegado para ver sus verdaderos sentimientos.
—Sé que puedo llegar a ser un estúpido. Bebo demasiado, digo cosas que no debo, y me molesto con demasiada facilidad. Pero pudiste haberme dicho.
—Debí haberlo hecho —concorde. Nos paramos torpemente, mirando a cualquier lado menos a nosotros.
—Es mejor de esta forma, Mason —sugerí suavemente. Me miró y luego asintió.
—Sí. Lo sé. Pero quizás algún día puedas darme otra oportunidad.
     No. No lo haría. Mason era parte de un pasado que no quería repetir. Pero asentí de todas formas, agradecida de que existiera paz entre nosotros.
—Cuídate, Blue.
—Tú también, Mason. —Me di la vuelta y caminé hacia la puerta. Mason me llamo detrás de mí y su voz pareció raramente alta en la sala casi vacía.
—Nunca te imaginé con un hombre como Adam.
Me voltee y me encogí de hombros. —Tampoco yo, Mason. Quizás ese es parte del problema.


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Mensaje por Yani Vie 17 Mar - 11:08

Gracias Eylin! Y está muy decidida, creo que ya no hay marcha atrás, Mason se comportó como el idiota que es y entregó a su bebé en bandeja... Qué estúpido que le confesara justo en ese momento que él quería más de su relación, un poco tarde, nunca fue tras ella en seis meses así que tanto no la quería y no le costó nada firmar esos papeles...
Wilson se tomó bastante bien el que ella haya decidido no quedarse con el bb y ahora toda una familia es feliz...Los argumentos de Blue son válidos pero aún así no son suficientes para mí


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Mensaje por LuVelitta Vie 17 Mar - 11:31

Me encantó cómo se plantó frente a Mason y toda inocente le dijo que o se presentaba a firmar o lo demandaría por la manutención... Obviamente si lo hacía estaría hiper bien y sería todo su derecho, pero a lo que voy es que amé cómo se lo dijo.

Mason fue y siguió siendo un capullo, y sí, como dijo Yani, si quería estar con ella de verdad se acordó muy tarde!! 

Gracias por el capi!!


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Mensaje por citlalic_mm Vie 17 Mar - 16:29

XVII
 
Sin duda es de buen corazón Blue al darle una gran oportunidad tanto a Tiffa como a su Bebe de tener lo que ella nunca tuvo y que por desgracia no se lo podrá dar de manera que ella quisiera, Tiffa sin duda será una gran mamá y ambas siempre estarán agradecidas una con la otra... y en cuanto a Mason nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes verdad???
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Mensaje por carolbarr Sáb 18 Mar - 8:11

Es increíble como cambia nuestra forma de pensar al estar embarazadas, nuestro instinto maternal toma el mando, no importa lo que yo quiera o sienta con tal de que mi bebe este bien, saludable, amado y seguro

No es fácil tomar la decisión pero igual que Yani aun sigo sin estar de acuerdo.

Mason siempre me cayo mal y ahora lo ratifico no me gusta y ojala que de verdad Blues lo deje en el pasado

Veo a Wilson muy en segundo plano, solo asintiendo a lo que diga Blues, tendrán una relación?

Gracias por el capítulo


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Mensaje por eilyno Sáb 18 Mar - 23:46

18

Mediodía


    —¿Por qué tu sillón reclinable está en el centro del piso?
—Me gusta sentarme bajo la rejilla de ventilación.
—¿Tienes frío? No seas tímida en subir el termostato. Calentar este pequeño espacio no es precisamente costoso.
—Wilson, es agosto en Nevada. No tengo frío.
—Entonces... ¿por qué está el sillón reclinable en el medio del piso? —Insistió Wilson.
—Me gusta escucharte tocar en la noche —admití con facilidad, para mi sorpresa. No había planeado decirle—. El sonido viaja a través de la rejilla de ventilación.
—¿Te gusta oírme tocar? —Wilson sonó sorprendido.
—Claro —dije con facilidad, encogiéndome de hombros como si no fuera gran cosa—. Es agradable.
     Agradable era un eufemismo. —Yo sólo sigo deseando que toques algo de Willie —bromeé.
    Wilson parecía decaido. —¿Willie?
—Sí, Willie —insistí, tratando de no reírme—. Willie Nelson es uno de los más grandes compositores de todos los tiempos.
—Eh —dijo Wilson, rascándose la cabeza—. Supongo que no estoy tan familiarizado con su... trabajo.
     Se veía tan desconcertado que no pude evitar echarme a reír. —Willie Nelson es un cantante, veterano en la música country. Jimmy lo amaba. En realidad, de alguna forma se parecía a él, sólo que con la piel más oscura y menos escuálido. Tenía las mismas trenzas y el pañuelo. Poseía todos los discos que Willie alguna vez había sacado. Escuchábamos sus canciones una y otra vez. —No me sentía realmente con muchas ganas de reír, así que cambie de tema abruptamente.
—Hay una canción que tocas y me gusta en especial —aventuré.
—¿En serio? Tararéala un poco.
—No puedo tararear, cantar, bailar, o recitar poesía, Wilson.
—Sólo un poco, así sabré cual es la canción que te gusta.
     Me aclaré la garganta, cerré los ojos y traté de pensar en la melodía. Estaba allí, en mi cabeza, como una corriente de agua fresca. Hermosa. Intenté un par de notas, y ganando confianza, tararee un poco más, todavía con los ojos cerrados. Me sentí muy satisfecha de mí misma y abrí un ojo para ver cómo había sido recibido mi tarareo.
     El rostro de Wilson estaba de color rojo brillante, y estaba temblando de la risa. —No tengo ni idea de qué canción estás tarareando, amor. Tal vez deberías tararear algunos compases más hasta que lo tenga.
—¡Tú... idiota! —dije, echando humo y golpeándolo, mientras él se reía más fuerte—. ¡Te dije que no podía cantar! ¡Basta!
—No... ¡Realmente, era genial! —jadeó, evitándome. Me di por vencida con un resoplido y empecé a arrastrar mi sillón desde el centro del piso, indicándole que ya no estaría escuchándolo más, ahora que había venido y me había avergonzado.
—Vamos, lo siento. Aquí. Voy a tararear ahora para que puedas burlarte de mí. —Tiró de la silla para colocarla otra vez justo debajo de la rejilla de ventilación—. Siéntate aquí y pon los pies en alto. —Me empujó suavemente hacia abajo, hasta sentarme en la silla, y levantó mis pies para apoyarlos en el reposapiés del sillón reclinable—. Mejor incluso, voy a subir y traer mi chelo, así tocare para ti.
—No estoy interesada —mentí. El pensamiento de él tocando su violonchelo para mí me hizo sentir un poco mareada y sin aliento. Afortunadamente, él sólo se rió y corrió fuera de mi apartamento. Podía oírlo volando por las escaleras y el golpe de su puerta por encima de mí. En minutos estaba de regreso, llevando el enorme estuche del cello. Agarró una de las sillas sin brazos de la cocina, se sentó frente a mí, y saco su brillante chelo negro. Procedió a afinarlo y apretar las cuerdas mientras yo miraba, tratando de ocultar mi expectación.
—Perfecto. —Aparentemente satisfecho, comenzó a pasar el arco sobre las cuerdas, buscando una melodía. Sus ojos se encontraron con los míos—. Cuando la oigas, dime.
—¿Por qué no sólo tocas... de la forma en que lo haces cuando estás solo. Sólo voy a escuchar. —Renunciando a mi pretensión de no parecer interesada.
—¿Quieres que practique? —Él dejó de tocar bruscamente.
—Sí. Sólo haz lo que haces todas las noches.
—Practico durante al menos una hora casi todas las noches. —Eso fue dicho como un reto, y yo respondí de inmediato.
—Lo sé. —Y lo sabía muy bien—. Pero dime los nombres a medida que avances, de modo que cuando te oiga practicar a partir de ahora, voy a saber lo que estás tocando. Será educativo. —añadí, sabiendo que eso lo haría reír. Lo hizo—. Mi interés es meramente académico, ya sabes.
—Sí, absolutamente. Habla la chica que no podía esperar a llegar a mis clases cada día, tan ansiosa de escuchar y aprender.
     Si sólo supiera. Pero me sonrió y levantó las manos para tocar una vez más. Él necesitaba un corte de pelo nuevo. Un rizo castaño se deslizó en sus ojos, y con impaciencia lo empujó atrás. Echó la cabeza hacia un lado como si el violonchelo que sujetaba fuera una amante y estuviera susurrándole un secreto. Su arco se deslizó sobre las cuerdas y lanzó a una melodía. El sonido era tan dulce y sensual, los bajos y temblorosos tonos mezclándose unos con otros, que casi suspiré en voz alta. La música llenó la habitación y se empujó contra mi corazón, exigiendo entrar.
—¿Conoces esta? —preguntó mientras tocaba.
—¿María tenía un corderito?
—Siempre tan descarada, ¿no? —suspiró, pero una sonrisa flotaba alrededor de sus labios y sus parpados bajaron hasta cerrarse mientras él continuaba tocando. Yo lo observé, la longitud de sus pestañas contra su mejilla, la mandíbula delgada enfatizada por la leve sombra de la barba de un día. Su rostro estaba sereno, perdido en la música que estaba creando. Y me maravilló que él se hubiera convertido en mi amigo. Me pregunté si había otros hombres como él. Hombres que amaban la historia, llevaban pañuelos y abrían las puertas para las chicas... incluso chicas como yo. No conocía a nadie como él. Me pregunté otra vez sobre Pamela y si él estaba enamorado de ella.
—Este es Brahms. —Sus ojos abriéndose con un parpadeo, centrándose en mi cara. Asentí, y él se dejó caer otra vez en la ensoñación. Pasó de una canción a otra y dejé que mis ojos se cerraran mientras escuchaba. Me sentía pesada por la paz y el bienestar y me acurruqué más profundamente en la silla.
     Y entonces sentí un golpe. ¡Uf! Miré hacia abajo maravillada, perpleja ante el codazo contra mi abdomen. La sensación vino otra vez y me dejó sin aliento. —¡Wilson! ¡Wilson ven aquí! ¡El bebé... está... bailando!
     Wilson se arrodilló a mi lado, casi antes de que las palabras hubieran terminado de salir de mi boca. Alargó la mano hacia mí y la presione contra mi vientre, guiándole hacia el movimiento. Había sentido al bebé moverse muchas veces, pero no así.
—¡Ahí! ¡Ahí! ¿Sientes eso? —Los ojos de Wilson estaban abiertos como platos. Los dos contuvimos la respiración y esperamos. Un codazo y luego una patada.
—¡Ay! —Me reí—. ¡Tuviste que haber sentido eso! —Wilson movió su otra mano para acunar mi estómago más firmemente y colocó su mejilla en él, escuchando. Durante varios segundos su cabeza estuvo apoyada contra mí, rizos oscuros inclinados sobre mí. Me resistí a la tentación de pasar mi mano por su pelo. El bebé estaba tranquilo, pero Wilson parecía reacio a apartarse.
—Fue la música —susurré con la esperanza de mantenerlo cerca, sólo por un minuto más—. Estabas tocando la canción que nos gusta.
     Wilson me miró, y nuestros rostros estuvieron tan cerca que hubiera sido bastante fácil apoyarme en él. Tan sencillo... y completamente imposible. Pareció sorprendido por mi cercanía y de inmediato se alejó.
—¿Esa era la canción? —Una sonrisa iluminó su rostro.
—Sí. ¿Cuál era? —le pregunté.
—Bob Dylan.
—¡¿Qué?! —gemí—. Pensé que iba a ser Beethoven o algo así. Ahora sé que soy basura blanca.
     Wilson me dio un golpecito en la cabeza con su arco. —Se llama “Make You Feel my Love”. Es una de mis canciones favoritas. La embellezco un poco, pero es todo Dylan, definitivamente no es Mozart. Las letras de las canciones son brillantes. Escucha. —Wilson cantó en voz baja mientras tocaba. Su voz era tan rica como el sonido del violonchelo.
—Por supuesto —le dije con amargura.
—¿Qué? —Wilson se detuvo, sorprendido.
—Puedes cantar. Tienes una voz hermosa. Ni siquiera puedo pretender que apestas. ¿Por qué no puedes apestar en algo? Es tan injusto.
—Claramente no me has visto tratar de tallar algo intrincado y hermoso con sólo él tronco de un de un árbol —dijo Wilson secamente y empezó a tocar de nuevo. Volví a escuchar, pero la música hizo que mis dedos picaran por tallar.
—Si quisieras practicar en el sótano cada noche, yo podría escucharte mientras tallo. Entonces, haría esculturas que se parecieran a tus sonidos musicales. Podríamos hacer millones juntos. Tú serías mi musa, Wilson. ¿Los hombres pueden ser musas?
     Wilson sonrió, pero sus ojos tenían de nuevo esa mirada desenfocada, como si su capacidad de ver fuera absorbida por su necesidad de oír. Cerré los ojos también, dejándome llevar a la deriva en el mar de sonidos. Me desperté horas más tarde en silencio. Mi manta verde manzana estaba sujeta a mi alrededor y Wilson y su violonchelo mágico se habían ido.


     Al mudarme a Pemberley, adquirí el hábito de caminar hacia el trabajo. Con esto me ahorraba dinero en combustible y me proporcionaba un poco de ejercicio, aunque mientras más me acercaba al final de mi octavo mes, el calor, incluso a mediados de octubre, era casi suficiente para obligarme a conducir. Pero nunca conducía los lunes. Esa era la noche en que Wilson bajaba y comía en la cafetería. Cuando terminaba mi turno, siempre me reunía con él y caminábamos juntos a casa.
      Una vez, sólo de pasada, le mencioné como solía traer a Manny y a Gracie a cenar los lunes por la noche, así que los lunes siempre eran un poco tristes para mí. Después de eso, Wilson comenzó a aparecer en la cafetería los lunes por la noche. Traté de no leer nada en sus acciones. Él era agradable conmigo, amable y considerado, y me dije a mi misma que lo hacía simplemente porque así era él. Nunca cuestioné el tiempo que pasaba conmigo, nunca lo comenté, nunca le presté atención. Me preocupaba que si lo hacía podría parar.
     Mi turno generalmente terminaba a las siete, y Wilson entró ese lunes a las siete en punto. Todavía llevaba pantalones y una camisa de vestir azul claro, enrollada hasta los codos. Era su atuendo escolar estándar. Bev le guiñó un ojo y me dio el visto bueno para marcar la salida. Me uní a él con un sándwich y un vaso de limonada, suspirando mientras movía los dedos de mis pies y masajeaba mis rígidos hombros.
     Bev se aseguró de servirle a Wilson su emparedado estándar de tomate-y-queso-a-la-plancha-con-patatas-a-la-francesa personalmente, aunque Bev siempre las llamó papas, como si quisiera hacer sentir a Wilson como en casa. Él le dio las gracias y le dijo que todo parecía absolutamente “delicioso”. Ella se rió como Chrissy solía hacer en la clase de historia. Tuve que contenerme para no reír a carcajadas.
—Creo que Bev tiene un enamoramiento contigo, Wilson. Sé que probablemente estás acostumbrado a eso a estas alturas. ¿No tienes un club de fanáticas en la escuela? ¿El club de “Yo Amo a Wilson”, o algo así?
—Ja, ja, Blue. Nunca he sido popular con las chicas.
—Wilson. No seas un idiota. Manny no podía dejar de hablar sobre ti el primer mes de clase.
—Manny no es una chica —comentó Wilson suavemente.
     Me reí. —Es cierto. Pero creo que yo era la única que no estaba siguiéndote alrededor con mi lengua colgando. Era repugnante. Ahora, incluso Bev se ha unido al club. Vi una pegatina en su coche que decía Los Culos Británicos Me Vuelven Loca.
     Wilson se atragantó con un bocado de comida, riendo, y agarró su limonada para pasarlo. Me encantaba hacerlo reír, incluso si era peligroso para su salud.
     Wilson se recuperó y negó con la cabeza, negando mi afirmación de que él era popular entre las damas. —Siempre fui de la orquesta de nerds. Ustedes los americanos los llaman… ¿grupo de raros? Me llevaba mucho mejor con mis maestros que con mis compañeros de clase. Yo era el chico flaco con gafas y pies grandes que conocía todas las respuestas en clase y que se ofrecía de voluntario para limpiar las pizarras después de clase.
—¿Los niños realmente hacen eso? —interrumpí con incredulidad.
    Wilson se limitó a rodar los ojos hacia mí y continuó—: No era un imán para las chicas en absoluto, especialmente para las chicas como tú... De hecho, no parecías muy impresionada por mí el año pasado, bueno, eso no ha cambiado mucho. Y siempre estuvo bien para mí. Las chicas nunca estuvieron en un lugar alto en mi lista de prioridades. No me malentiendas, notaba a las chicas como tú, pero no me gustaban especialmente. Y chicas como tú nunca notan a los chicos como yo.
—¿Qué? Quieres decir promiscuas, ¿no? —dije esto suavemente, fingiendo que estaba bromeando. No lo estaba. Sus palabras escocían, pero “las chicas como yo” sabían cómo lidiar con los golpes.
—No, Blue. —Él sacudió la cabeza con exasperación—. Eso no es lo que quise decir. Chicas hermosas, duras, que crecieron demasiado rápido y que masticarían a tipos como yo y los escupirían de vuelta.
—Sí. Como dije. Significa promiscua. —Aparté mi plato y sorbí mi bebida ruidosamente, indicando que se había terminado. Me puse de pie, comunicando el final de nuestra conversación y el fin de nuestra “comida agradable”. Wilson sólo me miró y me di cuenta de que lo había hecho enojar. Demasiado. Le sonreí lenta y sarcásticamente, mostrando un montón de dientes. Lo que había sido una conversación alegre había tomado de repente un tono diferente. Pasó las manos por su pelo y apartó su plato también. Arrojó un par de billetes sobre la mesa y se levantó. Se dirigió hacia la caja registradora, alejándose de mí, ignorándome. Él pagó por nuestras comidas y salió de la cafetería. Saludé a Beverly, quien me lanzó un beso.
—Te veo en la mañana, Blue. Dale mis saludos a Wilson.
     Wilson estaba esperándome afuera, sus manos metidas en los bolsillos y su cara inclinada hacia el atardecer. Una de mis cosas favoritas sobre el desierto, eran las puestas de sol. El cielo sobre las bajas colinas del oeste emitía ondas de color rosa y purpura descendiendo hacia la noche. Tal vez era porque no había nada que eclipsaba la vista. Las Vegas se asentaba debajo del valle y Ciudad Boulder, más alta, al sureste, con sus líneas curvándose a la vista. Los atardeceres nunca dejaron de tocarme, recordándome el tiempo con Jimmy cuando yo no era tan difícil y no había tenido que crecer tan rápido. Wilson no habló mientras me acercaba y comenzamos a caminar en silencio. Mi aumento de tamaño me obligaba a contonearme, pero Wilson ajustaba su paso cuando hacíamos nuestro camino hacia la casa.
—¿Por qué haces eso? —soltó Wilson finalmente. Yo sabía que le había estado dándole vueltas al asunto como loco.
—¿Hacer qué?
—Suponer lo peor. Poner palabras en mi boca, llamarte nombres, todo eso. ¿Por qué?
     Pensé por un minuto, preguntándome cómo podía hacer que alguien como Wilson entendiera cómo se sentía ser una “chica como yo”.
—La primera vez que tuve sexo, tenía catorce años, Wilson. No quería hacerlo realmente, pero ahí lo tienes. Él era un chico mayor, y me gustó su atención. Tenía diecinueve años y yo era una presa fácil. —Me encogí de hombros—. He tenido muchas relaciones sexuales desde entonces. Algunas personas podrían decir que eso me hace una puta y el hecho de que no me disculpo por ello podría calificarme como una perra. Llamarme a mí misma promiscua es leve, si lo miras de esa manera. No estoy orgullosa de ello, y estoy tratando de cambiar, pero es la verdad, y no estoy muy interesada en excusarme a mí misma.
     Wilson había dejado de caminar y estaba mirándome. —¡¿Catorce?! Eso no es sexo. Es violación de menores, Blue.
—Sí, Wilson. En muchos sentidos, lo era.
—¡Increíble! —susurró Wilson, incrédulo—. ¡Yo no creo esto, maldición! —Entonces él gritó—. ¡Increíble! —De nuevo, esta vez tan fuerte que algunas personas cruzando la calle se detuvieron y miraron. Una mujer estaba conduciendo su coche con la ventanilla abajo mientras él gritaba, y ella nos frunció el ceño. La pobre mujer pensó que Wilson le estaba gritando a ella.
—Déjame adivinar, ¿no le pasó nada a él? ¿Verdad? —Wilson se volvió hacia mí, como si fuera yo con quien estaba enojado. Sabía que no lo era. De hecho, la ira de Wilson era increíblemente valedera. Encontré que no me molestó el decirle y por primera vez, recordarlo no hizo que mi interior temblara.
—¿Qué quieres decir? Por supuesto que no. Le dije a Cheryl, ella se aseguró de que yo estaba tomando la píldora, y yo... lo superé.
—¡Aaargh! —Wilson gritó de nuevo, dando patadas a una piedra y enviándola volando. Murmuró y juró y parecía incapaz de hablar racionalmente, así que caminé a su lado, esperándolo. Después de un par de cuadras, él se acercó y tomó mi mano entre las suyas. Yo nunca había sostenido la mano de un chico mientras caminaba a su lado. La mano de Wilson era mucho más grande que la mía, y la envolvió, haciéndome sentir delicada y apreciada. Fue increíblemente... sexy. Si no hubiera estado enormemente embarazada, si no hubiera confesado mi feo pasado, podría haber hecho un movimiento hacia Wilson en ese momento. Podría haber tomado su maravilloso rostro entre mis manos y besarlo, hasta que los dos estuviéramos envueltos el uno alrededor del otro en el medio de la acera.
     Me reí en silencio conmigo misma y alejé el pensamiento. Estaba bastante segura de que Wilson correría gritando por las colinas si alguna vez hiciera un movimiento hacia él. Esa no era la naturaleza de nuestra relación. Definitivamente no era la naturaleza de sus sentimientos por mí. Además, con mi barriga sobresaliendo de la manera en que lo hacía, acercarse podría ser imposible. Caminamos hasta que la puesta de sol se desvaneció y el atardecer atenuó nuestra vista. Las farolas empezaron a parpadear en la medida que nos acercábamos a Pemberley.
—¡Pide un deseo! —grité, tirando de la mano de Wilson—. ¡Rápido! ¡Antes de que todas las luces se enciendan! —En la zona de Las Vegas, el cielo en la noche siempre tuvo un tono anaranjado. El neón y la vida nocturna combinados, hacían casi imposible observar las estrellas. Así que había creado mi propia variación de desear a las estrellas. Deseaba a las farolas en su lugar.
     Apreté los ojos cerrándolos y me aferré a la mano de Wilson, animándole a hacer lo mismo. Mentalmente corrí a través de una larga lista de deseos, algunos de ellos los mismos deseos que siempre hice, riquezas, fama, nunca tener que afeitarme las piernas de nuevo, pero había otros nuevos, también. Abrí mis ojos de golpe para ver si yo los había conseguido antes de que la última farola parpadeara. La última zumbó y brilló mientras observaba.
—¡Vi-va! —golpeé la cadera de Wilson—. Esos deseos definitivamente se harán realidad.
—No puedo mantenerte el ritmo, Blue. —dijo Wilson en voz baja—. Siempre estoy tambaleándome contigo. Justo cuando creo que sé todo lo que hay que saber, revelas algo que me desgarra absolutamente. No sé cómo has sobrevivido, Echohawk. Realmente no lo sé. El hecho de que todavía estés haciendo bromas y pidiendo deseos al alumbrado público es un poco milagroso. —Wilson extendió la mano como si fuera a tocar mi cara, pero dejó caer la mano en el último segundo—. ¿Recuerdas esa vez en clase cuando te pregunté por qué estabas tan enojada?
     Recordaba. Había sido una mocosa. Asentí.
—Pensé que te tenía descubierta, pensé que necesitabas que te bajaran los humos. Y entonces averigüe por qué estabas teniendo una lucha con escribir tu historia personal. Me sentí como un completo perdedor.
     Me reí y bombee un puño con mi mano libre. —Ese era el objetivo, Wilson. Hacer que el profesor sienta lástima por ti. Realmente ayuda a la calificación.
     Wilson sólo miró hacia mí, y me di cuenta de que no se lo creía. Él comenzó a subir las escaleras de la casa, dejando ir mi mano mientras buscaba sus llaves.
—Para que conste, Blue, no creo que seas una promiscua. —dijo Wilson seriamente, y casi me reí de la manera en que esas palabras sonaban al salir de su boca—. Voy a admitir, que cuando entraste en mi clase ese primer día, pensé que eso era exactamente lo que eras. Pero me sorprendiste. Hay mucho más en ti de lo que parece.
—Hay mucho más de lo que la mayoría de la gente ve, Wilson. Por desgracia, la mayoría de ellas no son cosas buenas. Son cosas escalofriantes, dolorosas. Por ahora, tú sabes demasiadas cosas dolorosas y escalofriantes sobre mí, es un milagro que todavía estés presente. Me tenías bastante bien medida desde el principio, diría yo. Te equivocas en una cosa, sin embargo. Las chicas como yo se fijan en los tipos como tú, simplemente no creemos merecerlos.
     Wilson inmediatamente dejó caer sus llaves. Gemí internamente y deseé que hubiera mantenido mi boca cerrada. Él se inclinó y recogió las llaves y después de varios intentos, desbloqueó la puerta de entrada y la abrió. Esperó hasta que yo entrara y luego me siguió, cerrando la puerta detrás de nosotros. Siempre el caballero, se detuvo afuera de mi apartamento. Parecía estar buscando las palabras correctas, y por una vez no me burlé o traté de ser graciosa. Esperé, sintiéndome un poco desanimada porque supiera mis secretos más oscuros y pareciera estar luchando con ellos.
     Él encontró su voz al fin, y llevó sus melancólicos ojos a un lugar más allá de mí, como si estuviera reacio a encontrar mi mirada.
—Sigo deseando que hubieras tenido una vida mejor... una vida diferente. Pero una vida diferente te habría hecho una Blue diferente. —Me miró entonces—. Y esa sería la tragedia más grande de todas. —Con un pequeño atisbo de sonrisa, levantó mi mano a sus labios, el Sr. Darcy hasta el final y luego se volvió y subió las escaleras.
     Esa noche me senté en la oscuridad, esperando a que Wilson tocara. Pero no había cuerdas para atarme en nudos de seda. Me pregunté si Pamela, la guapa rubia con la piel perlada y perfectos dientes, estaba con él. Tal vez por eso no había música. Supuse que debería estar agradecida que no hubieran gemidos y juramentos de amor llegando a través de los conductos. Me estremecí ante el pensamiento y el bebé pateó, ocasionando que se me cortara el aliento y levante mi camisa así podía ver mi estómago. Era tan extraño... y tan agradable. Mi estómago rodó, elevándose y descendiendo como una ola del mar.
—No hay melodías, todavía, dulzura. Wilson está guardándolas de nosotros. Cantaría, pero prometo que eso es peor a que no haya música. —Mi estómago rueda otra vez, y me cambio a una posición diferente, tratando de ponerme cómoda, tratando de apreciar el malestar. No pasaría mucho tiempo. Momentos como estos estaban disminuyendo poco a poco. Los sentía alejándose en ayeres, y los ayeres se estaban acumulando. Con el tiempo, este momento se uniría a los otros. El mañana final vendría, y nacería mi bebé. Y yo sólo sería Blue de nuevo.
     Estaba cansada, y mis ojos se volvieron pesados. En algún lugar entre la vigilia y el sueño, un recuerdo brilló a la superficie, y lo miré como si fuera un sueño, reproduciéndose como un viejo reestreno en el televisor.
—Jimmy, ¿qué tal si encontramos a una nueva mamá? —Me había lanzado a mí misma hacia un árbol con ramas bajas y trepado hasta que me acosté en la rama por encima de Jimmy. Sus manos se deslizaron a lo largo del trozo retorcido de enebro al que le estaba quitando la corteza.
—¿Por qué? —respondió Jimmy después de varios segundos.
—¿No te gustaría que tuviéramos una mamá? —le pregunté, disfrutando del paisaje desde arriba. Me daba una interesante vista de la cabeza canosa de Jimmy. Dejé caer una piña de pino sobre él y esta rebotó de su cabeza sin causar daño. Él ni siquiera se inmutó.
—Tuve una mamá. —gruñó.
—¡Pero yo no! ¡Y quiero una! —Dos piñas más alcanzaron su objetivo.
—Ponle un delantal a Icas. —Jimmy cogió su sombrero y se lo puso, su respuesta a la cascada de piñas.
—Icas huele y tiene besos babosos. Las mamás no tienen aliento de perro. —Enganché mi rodilla sobre la rama y me balanceé de un brazo y una pierna. Inclinándome, quité rápidamente el sombrero de Jimmy de su cabeza—.Tal vez Bev podría ser nuestra nueva mamá. A ella le gustas y ella me gusta, y realmente hace buenos sándwiches de queso. —Me puse el sombrero de Jimmy en mi propia cabeza y caí al suelo, sin importar en realidad la sensación de palos y agujas en mis pies cuando golpee el suelo.
—Supongo que me gustan las cosas como están, Blue.
—Sí. Supongo. —Cogí un trozo pequeño de enebro, un mazo y un cincel y empecé a pelar la corteza, imitando los movimientos constantes de mi padre.
—Quizás podríamos adoptar un bebé —sugerí.
     El cincel de Jimmy mordió profundamente en la madera y él maldijo en voz baja... algo sobre el infierno congelándose.
—Sería una buena mamá, creo —dije seriamente, marcando mis logros—. Me gustaría compartir mi cama con ella. Yo podría enseñarle a gatear. Obviamente sé cómo caminar, de modo que no sería un problema. Tú tendrías que cambiar los pañales, sin embargo. O tal vez podríamos enseñarle a hacer caca afuera, como Icas.
—Hmmm. —Jimmy suspiró, desconcentrándome.
—Podría ser la mamá, tú podrías ser el abuelo. ¿Te gustaría ser un abuelo, Jimmy?
     Jimmy dejó de cincelar, sus manos cayendo a los costados. Me miró con seriedad, y me pregunté sobre las líneas profundas alrededor de su boca que en realidad no había notado antes. Jimmy ya de alguna forma parecía un abuelo.

     Acordes de música encontraron su camino a través de la rejilla de ventilación y me sacudí soñolienta, el sueño-recuerdo todavía colgando en el aire como el toque de un perfume. Tenía abuelos en alguna parte. Mi madre debe haber tenido alguna familia. Y si no, ¿qué pasa con la familia de mi padre? ¿Ellos siquiera habían sabido acerca de mí? ¿Me habían buscado?
     Me acosté en la oscuridad, escuchando como Wilson tocaba las canciones para las que ahora tenía nombres. Pude identificar muchas de ellas dentro de las primeras notas. Sin embargo, podría caminar mañana hacia mi propio abuelo, ¡incluso hacia mi propio padre!, y no reconocerlo. Mi bebé se movió dentro de mí otra vez. Algún día mí bebé querría saber, no importa cuán profundamente él o ella estuvieran envueltos en amor y familia. Algún día él o ella necesitarían saber. Y eso significaba que yo tenía que averiguarlo.


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Mensaje por eilyno Dom 19 Mar - 0:10

19


Pizarra

     La comisaría olía como esperarías que una comisaría oliera. Olía a oficial. Café, colonia, un toque de cloro, y electrónicos... conoces el olor. No olí donas, sin embargo. Supongo que la policía y las donas es sólo un mal estereotipo. Más etiquetas.
     Me acerqué a la recepción, atendida por una mujer enorme, con un moño severo y un indicio de bigote. Su aspecto no alentaba el derramamiento de secretos.
—¿Puedo ayudarte? —Su voz era un completo contraste con su apariencia. Era dulce y amable, y me recordó a Betty White. Me sentí mejor casi inmediatamente.
—No sé si me puede ayudar, pero a lo mejor me puede dirigir. ¿Me preguntaba si hay un policía aquí con el apellido de Bowles? Creo que me va a recordar si lo es. Se trata de un caso de personas desaparecidas en el que estaba involucrado hace unos diez años.
—Tenemos un detective Bowles. ¿Te gustaría que viera si está en las instalaciones?
Bowles no era un nombre terriblemente raro, y sabía que había una posibilidad de que no fuera el mismo tipo, pero de todos modos asentí. Era un comienzo.
—¿Podrías darme tu nombre, por favor?
—Blue Echohawk. —Eso lo haría sencillo. Si el Detective Bowles no reconocía mi nombre, él no era el mismo oficial que había conocido.
     La mujer que se tragó a Betty White habló con dulzura en sus auriculares, obviamente tratando de localizar al Detective Bowles. Aparté la vista, absorbiendo mi entorno. Este edificio era mucho más viejo que la estación de policía a la que me habían llevado en el 2001. Esa estación había estado en Las Vegas en alguna parte, y había estado completamente nueva. Había olido como a pintura y aserrín, que en ese momento había sido muy reconfortante. Para mí, el olor del aserrín era probablemente el equivalente a galletas caseras de chocolate recién horneadas fuera del horno.
—¿Blue Echohawk? —Me volví cuando un musculoso hombre de mediana edad se acercó.     Fue inmediatamente familiar, y resistí el impulso de dar la vuelta y correr cuando mi corazón empezó a latir con fuerza. ¿Me metería en problemas por no venir con esta información antes? ¿Lo haría Cheryl? Una sonrisa estalló en su cara cuando la sorpresa lo hizo reír y levantar una mano en señal de saludo.
—Estaré condenado. Cuando todo eso pasó en el instituto en enero pasado, quería ponerme en contacto y decir hola y hacerte saber lo orgulloso que estaba de ti, pero pensé que tal vez estarías abrumada con todo el bombo publicitario y la atención de los medios del momento.
—Pensé que te vi ese día. Es por eso que estoy aquí. Pensé que tenías que estar trabajando aquí en Boulder ahora y, sé que esto es un poco extraño, creo que podrías ser capaz de ayudarme. ¡No estoy en problemas! —Me apresuré a añadir, y él sonrió de nuevo.    Parecía realmente contento de verme.
—Sabía que no podía haber dos Blue Echohawks en el mundo, pero lo admito, todavía te imaginaba de diez años de edad. —Él miró mi sobresaliente estómago sorprendido—. ¡Y vas a ser madre pronto, parece! —Mi mano se agitó a mi vientre torpemente. Asentí y tomé la mano llevada hacia mí, sacudiéndola con firmeza antes de dejarla caer.
—¿Candy? —El Detective Bowles dirigió su pregunta a la señora servicial en la recepción—. ¿Está disponible la habitación D?
   ¿¿Candy?? Oh, esa pobre mujer. Necesitaba un nombre fuerte que fuera con ese labio superior fuerte.
    Candy sonrió y asintió, sin dejar de hablar en su auricular.
—Por aquí. —El Detective Bowles empezó a caminar—. ¿Puedo sólo llamarte Blue?
—Claro. ¿Cómo te llamo?
—Detective... o Andy está bien, también.
     Él me llevó a una pequeña habitación y sacó una silla. Me pregunté si usaban estas habitaciones para interrogar asesinos y pandilleros. Extrañamente, me había sentido mucho más nerviosa en Planificación Familiar.
—Así que dime. ¿Qué te trae a mí después de todo este tiempo? —El detective Bowles cruzó sus bíceps abultados sobre su pecho y se echó hacia atrás en su silla.
—El cuerpo de mi padre fue encontrado tres años después de su desaparición. No sé si lo sabía. Me dijeron por mi trabajadora social, y no sé lo que pasó al final de las cosas… qué es exactamente lo que hizo la policía, en todo caso. ¿Supongo que fue documentado y el caso fue cerrado en algún punto? —No sé si yo estaba usando la terminología correcta. Como la mayoría de la gente, había visto un par de shows de policías. Me sentí un poco tonta tratando de sonar como si tuviera alguna idea de lo que estaba hablando.
—Lo sabía, en realidad. Lamento tu pérdida. —El Detective Bowles inclinó la cabeza, sabiendo que había más por venir.
—Mi… tía… —Mi voz se apagó. Ella no era mi tía, pero por el bien de la historia tenía que mantenerlo simple pero honesto. Modifiqué ligeramente—. Uh... la mujer que me acogió me dijo algo en ese momento que no creo que la policía supiera nunca. No sabía… ya ves. —No tenía ningún sentido.
     El Detective Bowles simplemente esperó.
—No quiero meterla en problemas. Ella tendría que haber hablado… pero tenía sus razones, supongo.
—¿Quieres un abogado? —preguntó el Detective Bowles en voz baja. Lo miré confundida.
—No… No lo creo. No cometí un delito. Era una niña. Nunca se me ocurrió que podía ir a la policía con lo que me dijo. Y espero que esto no vaya a ser sobre Cheryl Sheevers o cualquier otra persona. Esto es sobre mí. Estoy tratando de averiguar quién era mi madre.
—Si no recuerdo mal, nadie parecía saber quién era tu madre, ¿cierto?
Asentí. —Pero después de que se encontró el cuerpo de Jimmy Echohawk, Cheryl me dijo que él no era mi padre.
   El detective Bowles estaba sentado un poco más erguido. Definitivamente tenía su atención. —¿Cómo sabía eso?
—Ella me dijo que Jimmy se detuvo por la noche en un paradero de camiones en Reno. Él se sentó en una gran cabina en el restaurante para tomar un bocado para comer, y aproximadamente unos veinte minutos después una niña se sentó frente a él. Al parecer, había estado durmiendo en el otro extremo de esta gran cabina, y él ni siquiera la había visto allí. Le ofreció a la niña de sus papas fritas. Ella no lloró, pero tenía hambre y se comió todo lo que él le dio. Él terminó sentado allí con ella, esperando que alguien la reclamara. —Levanté la mirada al Detective Bowles cuyos ojos se habían ampliado, saltando a la conclusión obvia.
—Tendrías que conocer a Jimmy. Definitivamente caminaba a un tambor diferente. Él no vivía como vivían otras personas, y definitivamente no respondía de la forma en que otra persona habría respondido. Era amable, pero también era reservado… y muy... tranquilo y... y modesto. Sólo lo puedo imaginar, mirando a su alrededor, tratando de averiguar qué en el mundo hacer con esta niña, pero sin decir una palabra. Lo juro, no habría hablado en una sala de emergencias si tuviera un hacha en la cabeza.
     Andy Moody asintió, escuchando, animándome a seguir.
    Hice una pausa, el recuerdo suspendido en los bordes de mi mente… pero nebuloso. Realmente no sabía si era un recuerdo real, o si simplemente me había imaginado tantas veces que se sentía de esa manera. —De todos modos, con el tiempo una mujer vino por la niña. Jimmy pensó que tal vez la niña se había perdido y se había subido a la cabina por su cuenta. Pero por la forma en que la mujer actuó, ella había dejado a la niña en la cabina a propósito, y la dejó dormir mientras ella se fue y jugó en las máquinas tragamonedas.
    El detective Bowles sacudió la cabeza con incredulidad. —Y esta niña eras tú.
—Sí —dije con franqueza. Procedí a decirle lo que Cheryl me había dicho, acerca de la creencia de Jimmy de que mi madre le había seguido de vuelta a su remolque y sobre la puerta defectuosa del lado del pasajero. Le dije cómo había sido encontrada a la mañana siguiente, cómo Jimmy me había reconocido, y como no supo qué hacer—. Unos días después, la policía se presentó en el paradero de camiones, mostrando un volante con la cara de la mujer en ella, preguntando acerca de una niña. El propietario del paradero de camiones, que había comprado algunas de las esculturas de Jimmy y era bastante amable con él, le dijo que la mujer había aparecido muerta en el hotel local. Los policías habían pasado porque la mujer llevaba una camiseta con el logotipo del paradero de camiones en ella. En ese momento, Jimmy siguió adelante y me llevó con él.
    En este punto, el detective Bowles garabateaba frenéticamente, con los ojos moviéndose rápidamente de su papel a mi cara mientras hablaba.
—En pocas palabras, mi madre me abandonó en un paradero de camiones en Reno. Apareció muerta en un motel en la zona unos días más tarde. Con esa información, me preguntaba si podría averiguar quién era.
     El detective Bowles me miró fijamente, su mandíbula trabajando, parpadeando rápidamente. No tenía una gran cara de póquer. —¿Sabes aproximadamente cuando esto habría sido?
—Agosto. Siempre he pensado que mi cumpleaños era el 2 de agosto, pero ¿cómo hubiera sabido Jimmy cuando era mi cumpleaños? Creo que sólo marcó el día en que mi madre me abandonó. No puedo estar segura de eso, pero es mi mejor conjetura. Cheryl dijo que pensaba que estaba sobre los dos cuando todo esto pasó. Tendría que haber sido 1992 o 1993. ¿Eso ayuda?
—Sí. Lo hace. Agosto del '92 o '93. Habitación de hotel. Niña perdida. Camiseta con un logotipo de paradero de camiones. ¿Qué más me puedes dar? ¿Cualquier cosa?
—Era joven... quizá más joven de lo que soy ahora. —La idea me había golpeado a menudo en los últimos meses—. Ella era nativo americana, como Jimmy. Creo que podría ser una de las razones por las que me dejó con él. —Tal vez me estaba engañando a mí misma. Pero era algo a lo qué aferrarse.
—Voy a hacer algunas llamadas. Este caso fue, obviamente, nunca resuelto porque nunca te encontraron, ¿verdad? El Departamento de Policía de Reno tendrá que dar con los archivos, hacer un poco de investigación, podría tardar algunos días, pero vamos a averiguar quién era tu madre, Blue.
—Y descubrir quién soy.
     El detective Bowles me miró y luego, lentamente, sacudió la cabeza, como si la comprensión fuera asombrosa. —Sí. Pobre chica. Y vamos a averiguar quién eres, también.


—Voy a Reno.
—¿Reno?
—Reno, Nevada. —Wilson era británico. Tal vez él no sabía dónde estaba Reno—. Está en Nevada, pero es hacia el norte. Se trata de un viaje de ocho horas. Podría volar, pero estoy demasiado avanzada para que eso sea seguro. Ni siquiera sé si me dejarían entrar en un avión.
—¿Por qué Reno?
—Fui al departamento de policía el lunes.
    Los ojos de Wilson se abrieron y estaba muy quieto.
—Les dije todo lo que sabía... acerca de mí misma, de mi madre... sobre Jimmy. —Sentí extrañamente ganas de llorar. No me había sentido así cuando hablé con el detective Bowles el lunes. Pero él me había llamado esta mañana. Y había estado emocionado. Y tuve la sensación de que la vida que estaba tratando de construir para mí iba a desenredarse una vez más.
—El detective con el que hablé… dice que había una mujer que fue encontrada muerta en una habitación de hotel en Reno en 1993. Esta mujer tenía al parecer una niña. La niña nunca fue encontrada. Los datos coinciden con lo que me dijo Cheryl. Ellos quieren que vaya a Reno, dé una muestra de ADN, y vea si soy la niña desaparecida.
—¿Ellos serán capaces de decirte eso? —Wilson sonaba tan aturdido como me sentía.
—No inmediatamente. Al parecer, cuando se dieron cuenta de que había un niño en paradero desconocido, tomaron una muestra de ADN de la mujer y está en alguna base de datos nacional.
—¿En cuánto tiempo van a saber?
—Meses. No es como en la televisión, supongo. El detective Bowles dijo que ha tenido que esperar un año por resultados de ADN antes, pero él piensa que esto va a ser una prioridad, por lo que no debería ser tanto tiempo.
    Wilson resopló. —Bueno, cuanto más pronto llegues allí y les des una muestra, más pronto sabrás, ¿no?
—Sí. —Me sentí mareada.
—Iré contigo.
—¿Lo harás? —Estaba sorprendida y extrañamente conmovida.
—No puedes ir sola. No cuando estás tan cerca.
—Tengo dos semanas.
     Wilson lo rechazó con la mano y sacó su teléfono celular, haciendo arreglos para un sustituto para el jueves y viernes, así como reservas en un hotel de Reno, todo en cuestión de minutos.
—¿Le dijiste a Tiffa? —Hizo una pausa, el teléfono en la mano, mirándome—. Ella va a querer saber.
    Llamé a Tiffa, y, como resultó ser, Tiffa no sólo quería saber, quería venir. Ella en realidad no quería que fuera en absoluto, pero Wilson se limitó a sacudir la cabeza y tomó el teléfono de mí.
—Ella tiene que ir, Tiff. Tiene que hacerlo. —Así Tiffa decidió que la segunda mejor opción era simplemente venir. Jack iba a estar en Reno para una convención médica el sábado y el domingo de todos modos, y ella había debatido unírsele. Sólo se iría un par de días antes para poder estar conmigo. El estado madre-del-bebé se estaba haciendo un poquito viejo, me dije malhumorada. Había sido tan independiente durante tanto tiempo, se sentía extraña la necesidad de aclarar mis idas y venidas con alguien. En secreto, sin embargo, estaba encantada de que le importara tanto.
—¡Viaje por carretera! —chilló, atravesando mi puerta dos horas más tarde, maleta en mano, gafas de sol puestas, llevando uno de esos grandes sombreros que te pones en la playa. Parecía lista para un día en un yate. Me reí y le permití jalarme en un gran abrazo, un beso a mi vientre, y un beso a mi mejilla. Siempre había pensado que los ingleses se suponen que son menos efusivos, menos demostrativos, que los norteamericanos. Definitivamente no era cierto cuando Tiffa estaba preocupada.
—¡Vamos a tomar el Mercedes! ¡No voy a apretar estas largas piernas en la parte trasera del Subaru, Darcy!
—Bien. Pero voy a conducir, y todavía te vas a sentar en la parte de atrás —dijo Wilson agradablemente.
—¡Por favor hazlo! Sólo me voy a sentar y relajar, tal vez leer, tal vez tomar un poco de siesta.
     Ella no leyó una palabra. O se sentó atrás. Y definitivamente no tomó una siesta… que aprendí lo que significaba dormir. Habló y rió y bromeó. Y aprendí algunas cosas sobre Wilson.
—¿Acaso Darcy nunca te dijo cómo quería seguir los pasos de San Patricio?
—Tiffa… por favor, ¿Puedes sólo quedarte dormida ya? —gimió Wilson, sonando muy parecido a uno de sus estudiantes.
—Alice acababa de cumplir dieciocho años, terminando con la escuela, con ganas de unas vacaciones emocionantes. Yo ni siquiera estaba viviendo en casa entonces. Tenía veintidós años y trabajaba en una pequeña galería de arte en Londres, pero cada año teníamos unas vacaciones en familia. Nos iríamos a algún lugar por un par de semanas, por lo general en algún lugar soleado y cálido donde papá podría descansar un poco. Alice y yo queríamos ir al sur de Francia, y papá estaba de acuerdo. Sin embargo, el pequeño Darcy había conseguido una abeja pequeña en su gorro. Quería ir a Irlanda, frío, mojado, y ventoso como Manchester era en esa época del año. ¿Por qué? Porque el muchacho precoz había leído un libro sobre San Patricio. Mamá, por supuesto, pensó que era una maravilla, y todos terminamos penosamente sobre una maldita colina con botas de lluvia, leyendo panfletos.
    Me reí y le lancé una mirada al pobre Wilson. —San Patricio era fascinante. —Se encogió de hombros, sonriendo.
—¡Oh, Caramba! ¡Aquí vamos! —gimió Tiffa teatralmente.
—Él fue secuestrado de su casa a los catorce años, encadenado, marchó en un barco, y mantenido como esclavo en Irlanda hasta que tuvo veinte años. Luego se las arregló para caminar a través de Irlanda, subirse a un barco, con nada más que la ropa que llevaba puesta, y lograr volver a Inglaterra, un milagro en sí mismo. Su familia se alegró en su regreso. La familia de Patricio era rica y educada, y él habría tenido una vida cómoda. Pero no podía sacar a Irlanda de su cabeza. Soñaba con ella. En sus sueños, afirmaba que Dios le dijo que regresara a Irlanda para servir a la gente de allí. Regresó... ¡Y terminó sirviendo a la gente de Irlanda por el resto de su vida! —Wilson sacudió la cabeza con asombro, como si la historia todavía lo moviera.
     Pensé que San Patricio era un duende irlandés. Ni siquiera había pensado en él como una persona real. O un santo real. Era sólo un día de fiesta.
—Así que, ¿qué edad tenías cuando descubriste a San Patricio? —bromeé.
—¡Doce! ¡Él tenía malditamente doce! —bramó Tiffa desde el asiento trasero, haciendo reír a todos—. Cuando nació Darcy, llevaba puesto un diminuto moño y tirantes.
—¿Tirantes? —Solté una risita.
—Suspensores. —suministró Wilson secamente.
—Siempre ha sido un absoluto raro —rió Tiffa—. Eso, mi querida Blue, es porque él es brillante. Y maravilloso.
—No trates de ser amable conmigo ahora, Tiff —sonrió Wilson, captando su mirada en el espejo retrovisor.
—Muy bien. No lo haré. ¿Sabías que iba a ser médico, Blue?
—¡Tiffa! —se quejó Wilson.
—Sí... en realidad. Lo sabía. —Palmeé el hombro de Wilson.
—Él no estaba hecho para ello. Habría sido completamente miserable. Papá vio lo brillante que era Darcy y simplemente asumió que significaba que debería ser un "hombre de medicina", como era él, y su padre antes que él, y su padre antes que él. Pero Darcy era brillante en todas las formas que no tenían nada que ver con la ciencia, ¿cierto cariño?
     Wilson sólo suspiró y sacudió la cabeza.
—Darcy siempre tenía la nariz en un libro. Utilizaba enormes palabras y las usaba correctamente... al menos creo que lo hacía. Le encantaba la historia, la literatura, la poesía.
—¿Lo has oído citar a Dante? —interrumpí.
Los ojos de Wilson se dispararon a los míos.
—¿Qué fue ese poema precioso que compartiste con nosotros… sobre arpías? —pregunté.
   Wilson se rió ante el recuerdo y citó las líneas obedientemente.
    Tiffa gimió. —¡Eso es horrible!
—Pensaba lo mismo —me reí—. No podía olvidarlo, sin embargo. Terminé tallando a la mujer pájaro como resultado.
—¿Eso fue lo que inspiró la “Mujer Pájaro”? —preguntó Wilson, asombro coloreando su voz.
—Tus lecciones de historia parecían encontrar su camino en mis esculturas más a menudo de las que no.
—¿Cuántas? ¿Cuántas esculturas se inspiraron en mi clase de historia?
—¿Contando “El Arco”? —Las conté en mi cabeza—. Diez. Tiffa compró un par de ellas la primera vez que llegó a la cafetería.
     Tiffa y Wilson parecían aturdidos, y el coche estuvo tranquilo por primera vez desde que habíamos partido. Me removí incómodamente, sin saber qué significaba el silencio.
—Blue. —Debería haber sabido que Tiffa encontraría su lengua primero—. Blue, tengo que verlas todas. Debemos hacer algo grande, una gran exposición con todas las piezas juntas. ¡Sería genial!
     Mis mejillas sonrojadas y yo bajamos la mirada a mis manos, sin querer emocionarme por algo que ni siquiera había pasado. —Algunas de ellas las vendí en la cafetería, pero eres bienvenida a ver el resto.
—Darcy puede morir como un hombre feliz ahora —añadió Tiffa después de un momento—. Su enseñanza ha inspirado arte. —Se inclinó y levantó sobre el asiento y besó la mejilla de     Wilson con un fuerte chasquido de sus labios.
—En realidad. Por una vez, Tiffa tiene toda la razón. Ese podría ser el mejor cumplido que alguien alguna vez me ha dado. —Wilson me sonrió. Calidez se acumuló dentro de mí, y el bebé pateó en respuesta.
—¡Vi eso! ¡El bebé pateó! —Tiffa seguía colgando sobre el asiento delantero y puso sus manos en mi vientre, una mirada de intenso éxtasis en su rostro. El bebé rodó y empujó un par de veces más, produciendo gritos de alegría de Tiffa.
    Por el resto del viaje hablamos, escuchamos música, los presenté a Willie Nelson, y nos turnamos conduciendo y durmiendo. Pero no pude sacar la imagen de un joven Darcy Wilson de mi cabeza, arrastrándose sobre las colinas irlandesas en busca de un santo que había vivido muchos cientos de años antes. Era fácil ver cómo un niño así podría ir a África durante dos años o huir de una profesión médica por algo más simple y menos glamoroso. Era difícil ver cómo un niño así, tan inspirado por un santo, podría estar atraído por un pecador como yo.


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Mensaje por citlalic_mm Dom 19 Mar - 1:54

XVIII

 

Le gusta la música que toca?? Pues claro ha de ser un poco hipnótico y tranquilizador escucharlo y después sintiendo que el bebe se mueve eso fue mágico.

Que!!! 14 años y lo único que consiguió fue que tomara la píldora, genial que buena cuidadora era Ch… hasta su nombre se me olvido
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Mensaje por Yani Dom 19 Mar - 8:33

Gracias Eilyn! Cada vez me gusta más...Me encantaron los nervios de Darcy cuando le dijo que las chicas como ella sí se fijaban en los chicos como él jajaja se le cayeron las llaves de la mano...Me entristeció saber que Blue fue violada a los 14 años y Cheryl no hizo nada, no le dio la importancia que merece.

Y estamos prontas a saber si Blue encontrará su verdadera identidad y a su familia...Medio arriesgado hacer un viaje tan largo faltando solo dos semanas para que nazca su bebé, y si se adelanta?


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Mensaje por carolbarr Dom 19 Mar - 9:20

No se puede esperar menos de una mujer como Cheryl, nunca fue una persona interesada en su bienestar físico o mental, es su culpa que Blue. Tiene tan baja autoestima

Espero que pronto se den cuenta y sean sinceros con sus sentimientos

No estoy de acuerdo con el viaje en el estado de Blue, seguro que se le adelanta el parto, además de agotarse va estresada pensando en los resultados

Gracias por los capítulos


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Mensaje por citlalic_mm Dom 19 Mar - 16:22

XIX
 
Siii después de tanto tiempo va en busca de quien es y que fue de su demás familia, el viaje por carretera no pinta para nada tranquilo con Tiffa abordo, sin duda será ruidoso, ajajaja. Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 3510092331
San Patricio, no tenia idea de su historia ahora cada 17 de marzo me acordare, siempre aprendiendo algo nuevo. Lectura #1Marzo/A Different Blue - Amy Harmon - Página 8 3297423370
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Mensaje por LuVelitta Dom 19 Mar - 16:56

No puedo creer que con catorce años la violaran y Cheryl solo le preguntará si se cuidaba con anticonceptivos!! Qué mujer más más arghh!!! Estoy indignadísima!!

Y lo más triste es que ella se lo cuenta como si hubiera sido algo normal!! 

Entiendo completamente la reacción de Darcy!! 


Por otro lado, el que al fin decidiera averiguar quién es y que Darcy y Tiffa la acompañen es algo genial... Es muy arriesgado que haga el viaje a tan poco tiempo de que nazca el bebé...

Y me pareció muy tierno que sintieran que el bebé bailaba en la panza al escuchar la música que tanto le gusta!!


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Mensaje por micafp_2530 Dom 19 Mar - 23:45

De acuerdo...
Ya no trataré de ir al día, al parecer eso es imposible
llorón llorón llorón
Pero bueno, puedo decir que lo intenté lo mejor que pude.
Ahora, vamos a lo que nos interesa, los comentarios hasta el capítulo 19 !!
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Haber, soy la única que cree que aquí hay algo mal ?!
Digo, tiene solo 14 jodidos años !! Osea !!!
Cómo carajos la violan y solo le preguntan si utiliza anticonceptivos?! Eso me enoja, mucho.
Evil or Very Mad Evil or Very Mad Evil or Very Mad
Cheryl me cae muy muy mal. Pero bueno, nunca se preocupó por nada más, le da igual todo el mundo, así que es normal. Ya ni siquiera debería sorprenderme. Así que, cambiemos de tema.

Por fin !! No puedo creer que por fin va a buscar su historia, a saber quien es, eso me hace tan feliz.
Dancing crazy Dancing crazy Dancing crazy
Ese viaje va a ser algo interesante con Tiffa ahí, espero con ansias saber que sucede.
Vamos Blue, tu puedes !!
TIERNO6 TIERNO6 TIERNO6


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