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Mensaje por Invitado Lun 27 Nov - 17:17

qué buena idea ir a la Cabaña!!
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Mensaje por Veritoj.vacio Lun 27 Nov - 21:30

Aww los dos se barieron y se contaron sus secreots mas profundos, quieran o no ya estan mas que enamorados


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Mensaje por carolbarr Lun 27 Nov - 22:04

Graciasq


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Mensaje por Loam Lun 27 Nov - 23:38

Gracias


-Tú eres mi perfección. Soy todas esas cosas por ti. -dijo sacudiendo su cabeza a lo que él consideró como una seria confusión-. Existo por ti, Nina. Este ser mortal tan precioso para el Creador del Universo que permitió mi existencia. Dime que eso no es increíble.
--Jared Ryel--


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Mensaje por IsCris Mar 28 Nov - 12:59

Vaya con lo del padre de Lanie :/, ahora me agrada menos la mamá.

Como dice Vero, ya estos estan enamorados full


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Mensaje por yiniva Mar 28 Nov - 15:47

hola, hola lindo martes criaturitas del señor, Kyle es taaaan lindo  :ImLove:yo también creó que ya se enamoro.


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Mensaje por yiniva Mar 28 Nov - 15:49

CAPÍTULO 21
Kyle había estado pensando en Lanie todo el día, pasando por todos los detalles horribles de su historia. Había intentado convencerla de que dijera que estaba enferma y pasara el día con
él, pero ella era demasiado dedicada para considerarlo. Kyle hizo una mueca, recordando lo que le había dicho sobre sus problemas con papi la noche en que él se fue. Lo único que quería hacer era quitarle su dolor, no añadir más.
Se dijo que no investigara más, pero su naturaleza inquisitiva, combinada con su preocupación por Lanie, se impusieron. Cuando llegó al trabajo, lo primero que hizo fue abrir la base de datos en su computadora. Pasó horas buscando cualquier artículo que hiciera referencia a Deland Carmichael. La mayoría de ellos tenía que ver con sus víctimas y crímenes, pero encontró unos cuantos que mencionaban a su familia, concretamente a la niña pequeña que se encontraba en su mansión, escondida dentro de un armario. No hubo pruebas concluyentes de abuso sexual y la pusieron bajo la custodia de su madre, que estaba visitando a unos familiares en ese momento. Dicha madre afirmó que no tenía conocimiento del abuso que su hija menor sufrió a manos de su padre.
Kyle lanzó el brazo por el escritorio, esparciendo bolígrafos en el suelo, periódicos, libros de investigación e incluso su taza de café. Se estrellaron y repiquetearon en una sinfonía de caos que imitaba su propio ritmo interno. Salió furioso de su oficina, sabiendo que tenía que marcharse antes de que hiciera algún daño permanente.
Tenía un fuerte impulso de conducir hasta la Prisión Estatal de Monton y matar a ese hombre que había herido a su Lanie. Podía entrar con su boleto de prensa y usar sus propias manos. Seguramente podría hacerlo antes que los guardias lo atraparan. Pero primero iría a la casa colonial en Lincoln Park y encerraría a su madre en un armario oscuro. Nunca se había considerado un hombre violento, pero pensar en Lanie sola con ese monstruo lo estaba matando. Su propia mamá estaría revolcándose en su tumba si supiera lo que estaba pensando, pero los pensamientos seguían llegando. Lo siguieron todo el camino a casa. ¿Qué clase de mujer le hacía esto a una niña? ¿Por qué no protegió a su hija? ¿Por qué no cambió el apellido de Lanie? ¿Por qué mimaba a Cassie y trataba a Lanie como basura?
Sus nudillos dolían de apretar sus puños tan fuertes. Se calmó con algunas respiraciones profundas y supo que no podría hacer nada de eso. Lanie nunca lo perdonaría. Ella aborrecía la violencia y él no haría nada que le causara más sufrimiento. Los pensamientos vengativos no dejarían su mente, pero Kyle sabía que literalmente podía agotarlos. Se cambió a su pantalón de chándal y camiseta de Siracusa, eligiendo hacer lo único que podía para disipar la adrenalina que bombeaba por sus venas. 
Corrió durante horas, más duro y más rápido que nunca, ni siquiera cuando estuvo entrenando para un maratón. Corrió tanto que vomitó en algunos arbustos a lo largo de East Ohio Street y luego corrió un poco más. Sus pensamientos volvieron hacia Lanie. ¿Cómo era tan estable? Sus extrañas elecciones tenían mucho más sentido ahora. Llevaba capas como un mecanismo de protección para mantener a los demás fuera. No bebía ni tenía sexo porque pensaba que podría haber algún mal acechando dentro de ella. Estaba equivocada sobre eso. Era la persona más pura que había conocido. Kyle se obligó a correr más duro, para ahuyentar la vengativa oscuridad.
Cuando el dolor físico finalmente superó al emocional, se derrumbó sobre el césped de los jardines formales en Grant Park. Se quedó ahí hasta que su respiración volvió a la normalidad. Luego sacó su celular y le envió un mensaje. Necesitaba sostenerla en sus brazos de nuevo.
Kyle: Ven esta noche.
Lanie: No puedo.
A él no le gustó su respuesta.
Kyle:¿Por qué? Lanie:Enferma. Kyle:¿De mí?
Aunque acababa de correr treinta y dos kilómetros, se encontró conteniendo la respiración, esperando su respuesta.
Lanie: No, tonto, estoy realmente enferma. Gripe.
La preocupación inundó a Kyle. Tenía que verla. Para hacerla sentir mejor de cualquier manera que pudiera.
Una hora más tarde, Kyle estaba recién bañado y de pie junto a su cama.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Lanie con voz ronca. Se veía pálida y su cabello normalmente luminoso estaba pegajoso y húmedo.
—Pensé que estabas holgazaneando sin mí. —Su pensamiento inicial fue que estaba tan disgustada por haber sacado su pasado que decidió estar sola, pero estaba claro que estaba realmente enferma. Se alegró de haber traído provisiones.
— ¿Parezco que estoy holgazaneando? —preguntó, señalando la laptop frente a ella.
—No, para nada, pero ahora necesitas poner eso lejos. Estoy aquí para cuidarte.
— ¿Cómo conseguiste entrar?
—Me diste una llave y me dijiste que la usara.
—Deberías irte. —Tomó su laptop, pero Kyle se la quitó, colocándola en la cómoda. Ella siempre estaba trabajando.
—Toma un descanso, Lanie. No te pondrás mejor si no descansas.
Tenía varias botellas de medicamento en su mesita de noche junto con una caja casi vacía de Kleenex. La papelera estaba llena de pañuelos desechados.
—Aprecio tu buena intención, pero estaré bien —dijo ella. Él negó.
—Denegado, abogada. Estás atrapada conmigo, bebé. Y por cierto, cállate. Tu voz también necesita descansar.
Le ajustó la manta, arropándola bien, y se sentó en el borde de su cama.
Él tomó la sopa de pollo con fideos de la bolsa de papel.
—Esta tienda hace la mejor sopa. Abre la boca.
—Kyle, en serio, debes irte. Pareces cansado. —Tomó la cucharada de sopa que él le ofreció. Solo Lanie podía estar acostada en la cama, enferma como un perro y preocupada por cómo se veía él.
Él frunció el ceño ante su petición.
— ¿Por qué me sigues pidiendo que me vaya?
—Porque voy a hacerte enfermar. Probablemente ya lo hice la otra noche cuando lloré por todo tu pecho. Tanto es así, que Cassie se está quedando en casa de Brad para no contagiarse esto.
Kyle se sintió aliviado por eso. No podía soportar ver a Cassie en este momento. Puso su dedo contra la boca de ella.
—No hay otro lugar en el que preferiría estar que aquí. Basta  de hablar.
—Kyle entrecerró los ojos, sabiendo que iba a seguir luchando contra él, así que hizo un argumento activo para su caso. Volvió a meter la cuchara en la sopa y justo cuando abrió la boca, se lo llevó y lo tragó él mismo—.
¿Ves? Ahora no puedes argumentar. Lo que sea que tengas, lo tengo.
Como para cimentar el punto, se inclinó y la besó, con cuidado de no derramar la sopa sobre ella.
—Eres muy terco —dijo Lanie.
—Lo mismo digo. También compré paletas.
—Paletas, el helado delos pobres. —Lanie hizo un mohín, cruzando sus brazos.
—Te ayudarán con tu garganta. Además sabes lo mucho que me gusta verte chupar una paleta.
—Eres realmente malo, Kyle —dijo ella con una débil sonrisa.
—Supongo que lo sacas a relucir en mí. —Empujó un mechón de cabello detrás de su oreja—. Déjame cuidarte, ¿de acuerdo? Te daré sopa y paletas... la variedad congelada. Si quieres trabajar después de comer, puedes hacerlo por un rato. Mientras prometas descansar y guardar silencio.
—Eres mandón.
—Eres terca.
Él le dio de comer la sopa, le dio una paleta, encontró otra caja de Kleenex, y la hizo tomar otra dosis de su medicamento. Le devolvió su laptop y se acomodó junto a ella en la cama con la laptop de él. Trabajaron en silencio por un rato. Después de una hora, Kyle la obligó a guardarla de nuevo.
— ¿Adivina qué más traje? —Ella se encogió de hombros, extendiendo sus manos. Él se echó a reír, feliz de que ella finalmente lo escuchara. Metió la mano en su bolso de viaje, sacó una película y se la entregó—. Mi película favorita de Swayze.
Ella le dio la vuelta.
— ¿Roadhouse?
—Sí, pensé que podríamos tener un maratón. Veré Dirty Dancing si ves ésta conmigo. También es una historia de amor... algo así.
—La he visto. Recuerdo muchas peleas de bar.
—Sí, pero tu chico está en ella, ¿no? Además, si estás viendo una película, no puedes hablar.
Asintió en acuerdo. Lanie no pasó de la primera escena de la película, quedándose dormida con la cabeza sobre el pecho de Kyle. Él la miró fijamente, sintiendo una profunda satisfacción en el simple hecho de sostenerla. Al mismo tiempo, sabía que era un aplazamiento temporal y como todas las cosas buenas terminaría. Había muchas razones y complicaciones por las que ellos nunca podrían ser. Lanie no sentía lo mismo por Kyle. No se le había escapado que había hablado la otra noche sobre cómo Brad la hacía sentir capaz de una relación. No importaba de todos modos porque Kyle no era lo suficientemente bueno para Lanie. No estaba destinado a ser su héroe. Al final, solo la lastimaría. Después de lo que había atravesado, ya no necesitaba más dolor en su vida. Kyle decidió en ese momento aceptar el trabajo en Nueva York. La distancia y el tiempo se harían cargo de todas las emociones mezcladas. Ahora mismo solo quería estar allí para Lanie de cualquier manera posible. Pensó que se merecía eso.


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Mensaje por yiniva Mar 28 Nov - 15:51

CAPÍTULO 22
Lanie se preparó para su ducha, contenta finalmente de estar sintiéndose mejor. Kyle se había quedado con ella durante dos semanas, prácticamente se mudó. Kyle la había cuidado y luego ella lo había cuidado cuando se contagió. Aunque para ser justos, él tenía la culpa. Cassie se quedó con Brad. Aunque Lanie estaba sintiéndose mejor, no dejó que su hermana lo supiera. Ella estaba atesorando el tiempo con Kyle demasiado. Había algo especial en despertar junto a él cada mañana e ir a dormir en sus brazos. Se había despertado inquieta a veces por causa de una pesadilla y él siempre estaba ahí, sosteniéndola y susurrando palabras tranquilizadoras. Le hacía el desayuno, y ella la cena. Se pasaba por su trabajo a llevarle el almuerzo. Kyle le mostró cuán flexibles eran sus sillas de oficina, así como el amplio escritorio que siempre había utilizado con fines prácticos. Ellos se ayudaban mutuamente a vestirse por las mañanas antes de ir al trabajo. Él cerraría la cremallera de su vestido y ella ajustaría su corbata. En las noches, invertían la rutina, desnudándose el uno al otro, a veces lentamente, pero la mayoría de las veces, Kyle no tenía la paciencia y prefería rasgarle la ropa. Lanie tenía que comprar más ropa interior, como resultado, pero no es que le importara.
Lanie escuchó el sonido de un nuevo mensaje. Tomó su teléfono para leer el texto de Kyle.
Kyle: ¿Qué llevas puesto?
Negó mientras respondía.
Lanie:Nada. Kyle: ¿En serio?
Lanie:Voy a tomar una ducha, te veo en veinte.
Ella esperó con impaciencia para ver cuál era su respuesta.
Kyle:Que sean diez.
Lanie rio y dejó el teléfono. Kyle siempre conseguía hacerla reír. Ella fue a entrar en la ducha y se dio cuenta que se había quedado sin champú. Se puso la bata y rebuscó en su gabinete hasta encontrar alguno. Luego miró a sus piernas. Depilarse sería una buena idea. Debía afeitarse un par de cosas en realidad. Se sonrojó a pesar de que estaba sola. Últimamente pensaba mucho en Kyle. Él había acaparado su mente de una manera y le había hecho sentir cosas que nunca pensó que era capaz de sentir.
Al mismo tiempo, las ideas la asustaban. Kyle no estaba buscando nada más  que sexo y            amistad. Esta consideración era algo que Lanie tenía presente en todo momento. Solo tenía que mirar su llavero. Era divertido, lo había comprado como una broma, pero ahora le servía como un silencioso recordatorio de que su relación nunca podría llegar a más. Era el amigo y amante más atento que podía pedir, pero eso era todo lo que era. Lanie ya no miraba a Brad como si fuera la respuesta a sus aflicciones. Tampoco miraba a Kyle así. Se contentaba con vivir el momento y disfrutar de los días que pasaban. Habían sido amigos durante dos meses, pero era difícil imaginar lo que su vida había sido antes de él, o peor aún, lo que podría ser sin él. Lanie apartó los pensamientos de su cabeza. Sabía que Kyle la había ayudado y era hora de que dejara la muleta que él le había dado.
Un poco triste ante ese pensamiento, se metió en la ducha. Ni siquiera se había dado cuenta que se estaba tocando a sí misma pensando en él y su elegante y musculoso cuerpo de corredor debajo del agua caliente y humeante, hasta que Kyle abrió la cortina de la ducha, y ella gritó de sorpresa.
Él le dio una sonrisa divertida.
— ¿Estaba interrumpiendo algo? —Ella apartó sus manos de su sexo empapado.
—No te detengas por mí, por favor.
— ¿Qué demonios? —Casi tropezó, no solo porque la asustó, sino porque estaba desnudo. Esa vista hizo cosas en ella.
Él entró en la ducha y la envolvió en un fuerte abrazo.
—Lo siento, solo pensé en darte una sorpresa.
—Kyle, ¿qué demonios está mal contigo? Primero te pones todo Jason Voorhee conmigo y ahora estás Norman14Bates-zándome ¿Cómo has entrado?
Kyle rio.
— ¿Cómo es que sigues olvidando que me diste tu llave? —La besó en el cuello—. ¿Sabes cuánto me enciende que uses nombres propios como verbos? —Le puso sus manos sobre los hombros, juntando sus frentes—.
¿Quieres que te ayude a terminar?
— ¡Kyle, en serio! —Se rio y le dio un puñetazo en broma en el pecho, pero luego se cubrió los pechos con los brazos.
La sonrisa divertida en el rostro de Kyle desapareció. Tomó sus brazos y los acomodó de nuevo a los lados.
—Deja que te mire. —Lanie lo dejó, pero dirigió sus ojos a sus pies para evitar su mirada penetrante—. ¿Sabes lo hermosa que eres? ¿Lo que me
 
 
14 Norman Bates es el protagonista de Psicosis.

haces?
Levantó la mirada y vio a Kyle estudiar su cuerpo como si fuera un artista preparado para grabar su figura en piedra. Ella movió su mirada asu erección.
—Tengo alguna idea —dijo ella secamente.
—No, no solo ahí, sino también aquí—dijo, señalando su cabeza. Kyle alcanzó su loción de baño Y procedió a lavarle la espalda y los brazos, dejando que sus grandes manos se movieran firmes, lentas y precisas. Era relajante y erótico al mismo tiempo, haciendo que Lanie gimiera en voz alta.
— ¿Me crees cuando te digo que eres hermosa? —preguntó él después de haber enjabonado y lavado a fondo. Lanie se mordió el labio inferior y asintió. Él la miró dubitativo—. Imagina, un abogado que no puede mentir. Debería estar sorprendido, pero contigo se rompen todos los moldes y nociones preconcebidas que tengo.
Cerró el grifo. Todo el baño estaba cubierto de vapor y convenientemente caliente. Kyle se secó rápidamente y luego se tomó su tiempo para secarla. La agarró por sus caderas, posicionándola delante del espejo del baño. Limpió la capa de vapor, y luego le quitó la toalla. Le tomó sus manos y las colocó en el tocador.
—Sujétate bien.
— ¿Qué estás haciendo?
—Estoy ayudándote a terminar —gruñó él, acariciándole los pechos, pellizcando los pezones, haciéndolos rodar entre sus dedos—. Mírate, Lanie. Dilo.
— ¿Qué? —dijo con voz ronca.
—Di “Soy una mujer hermosa”. —Lanie no tenía idea de lo que estaba haciendo Kyle. Él la inclinó, separando sus piernas y entró tan rápido en ella que Lanie gritó. La repentina penetración fue sorprendente, pero no desagradable.
—Dilo, cariño —lo susurró, pero aun así era una demanda.
Lanie se miró en el espejo, pero más que nada vio el rostro de Kyle mientras la besaba y le mordía los hombros suavemente. Su cabello húmedo, labios suaves y hermoso cuerpo presionado contra ella eran casi demasiado placer.
—Di “Soy una mujer hermosa”, Lanie. —La voz de él era incomprensible pero más dominante. Sus embestidas eran poderosas, haciéndola olvidar dónde estaba.
—Kyle es una mujer hermosa —respondió Lanie, apartando la mirada del espejo. 
—Muy divertido, sabelotodo —respondió Kyle. Él le dio una palmada en el trasero.
— ¿Me acabas de dar una nalgada? —Fue brusco e inesperado, pero lo más sorprendente de todo era que a ella realmente le había gustado.
—Sí, y voy a seguir haciéndolo hasta que lo digas, o peor, voy a parar — amenazó, embistiéndola más duro y casi saliendo por completo. La amenaza la asustaba, pero al mismo tiempo, sabía que lo estaba disfrutando demasiado como para parar.
—No serás capaz de detenerte —dijo Lanie.
Kyle se introdujo de nuevo en ella, mezclando sus gemidos.
—Tan jodidamente inteligente. —Hizo justamente eso, le palmeó el trasero antes de embestirla. La sensación de picazón con cada nalgada la encendía, la hacía estar más húmeda. Se encontró reposicionando su espalda de tal manera que su trasero se encontrara con la palma de la mano y el empuje del cuerpo de Kyle. Él tenía el control, palmeándole el trasero en una especie de ritmo extraño así que ella sabía el momento en que sentiría la palma de su mano contra ella. Sin embargo, había algo salvaje, casi primitivo en eso, que le dijo que él estaba luchando por la compostura. ¿Cómo podía hacerla sentir deseable en esta posición incómoda?
La penetró de nuevo, pero esta vez dijo las palabras que ella no podía. Salieron sin aliento y jadeantes, en parte gruñidos y en parte suaves susurros, pero entendió cada uno. Puntualizó cada declaración con una embestida.
—Lanie. Tú. Eres. Hermosa. Me enciendes tanto, que me vuelves loco, tienes el cuerpo perfecto. Te deseo. Te anhelo. Te quiero.
En algún lugar entre sus declaraciones, ella miró al espejo y los observó. Por primera vez, le creyó. Era hermosa. Su orgasmo fue poderoso y no podía comprender mucho excepto que, cuando levantó la vista de nuevo, él la estaba observando. Kyle apoyó la cabeza en su espalda y acarició la zona que había azotado, frotándola en círculos lentos.
— ¿Te duele? —preguntó él, saliendo de ella.
—Pica, pero estoy bien.
— ¿Dónde está tu loción?
Señaló el clóset. Él la alcanzó y untó un poco con suavidad en la zona.
— ¿Sabes qué? —dijo ella.
— ¿Qué cariño?
—Soy una mujer hermosa. El rio y la besó.

—Dime algo que no sepa.


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Mensaje por Veritoj.vacio Mar 28 Nov - 21:21

Ay estos derraman miel, son tan lindos, y estoy de acuerdo con Kyle porque tratana asi a Lanie? ella no tiene la culpa de lo que hizo su padre y al contrario tambien es una victima


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Mensaje por carolbarr Mar 28 Nov - 21:45

Ufff muy bueno! Gracias!


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Mensaje por Loam Mar 28 Nov - 23:49

Gracias!!


-Tú eres mi perfección. Soy todas esas cosas por ti. -dijo sacudiendo su cabeza a lo que él consideró como una seria confusión-. Existo por ti, Nina. Este ser mortal tan precioso para el Creador del Universo que permitió mi existencia. Dime que eso no es increíble.
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Mensaje por svenkok Miér 29 Nov - 12:05

Estos personajes estan  Lectura #2 Noviembre 2017 - Página 4 1f60d ! Gracias!
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Mensaje por yiniva Miér 29 Nov - 15:03

hola muy buenos días, ya casi terminamos, en estos capis odie a Kyle  Lectura #2 Noviembre 2017 - Página 4 2029497501


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Mensaje por yiniva Miér 29 Nov - 15:08

CAPÍTULO 23
Había pasado una semana desde su intensa sesión de sexo en la ducha. Él no había tenido intención de nalguearla, pero al ver ese hermoso trasero, su mano solo se movió. Ver que a ella le gustaba hizo más difícil que parara. Y ver su huella en su trasero lo puso duro otra vez. Cada vez que estaba con ella, quería más y no solo sexualmente. Tuvo que irse antes de joder las cosas y lastimarla. En realidad, irse era la mejor manera de mitigar su propio dolor también.
Kyle se preguntaba cómo soltarle la noticia a Lanie que se estaba yendo a Nueva York. Él había tomado la decisión, pero el debate seguía en su cabeza. Los artículos sobre el caso Hayes habían hecho que se ganara la envidia de sus colegas y fuera el objeto de deseo de los editores. Su jefe, prácticamente se puso de rodillas, pidiéndole que reconsiderara la reubicación. Se dijo que por eso le había dado un aviso tan generoso. Pero sabía que no era la única razón. Todavía tenía dos semanas antes de irse, pero era obvio, incluso para él, que lo estaba prolongando. Ni siquiera había comenzado a empacar aún.
Lanie parecía distraída esa noche. Habían hecho el amor y ella pasó el fin de semana con él, pero su mente estaba en otra parte. Estaban descansando en su balcón, disfrutando de lo que probablemente era uno de los últimos días de otoño, bebiendo vino.
— ¿Qué pasa, Lanie? —preguntó Kyle, esperando no añadir más peso a lo que sea quela estaba preocupando.
—Tengo que decirte algo.
—Me puedes decir lo que sea, cariño —dijo él, tomando su mano y besándole los dedos.
Lanie hizo girar un mechón de cabello. Era un gesto que la había visto hacer muchas veces cuando estaba nerviosa o triste y en este momento, Kyle pensó que eran ambas.
—Creo que eres mi mejor amigo... no, disculpa, sé que lo eres. Te amo.
—Kyle casi se atragantó con su bebida, sorprendido de escucharla decir eso. Ella inmediatamente le dio una mirada de advertencia—. No enloquezcas. No lo quise decir de esa manera. Te quiero como un amigo.
¡Por Dios, Kyle!
—Me siento de la misma manera, así que… ¿qué es lo que pasa?
—Estoy muy contenta de que fueras mi primera vez. Fue perfecto. Tu amistad me ha hecho una mejor persona en tantas maneras, pero no puedo tener más sexo contigo.
Esta vez Kyle sí se atragantó y Lanie tuvo que darle una palmadita en la espalda.
—Demonios, Kyle, soy abogada, no doctora —bromeó Lanie cuando Kyle se recuperó.
— ¿Por qué me estás negando el acceso a tu cuerpo? —Kyle hervía, preguntándose si Brad tenía algo que ver con esto. Parecía estar en una relación diferente con Lanie últimamente.
—Superé a Brad. Ya no fantaseo con una relación ahí. Está con mi hermana y voy a aceptar eso. —Kyle dejó escapar un profundo suspiro sin darse cuenta que estaba conteniendo la respiración—. Pero quiero una relación de verdad. Quiero estar con alguien comprometido conmigo y no fingir más.
Kyle no estaba seguro cómo responder. Esta fue la relación más real que nunca había tenido.
— ¿Así que quieres salir con otras personas?
—Quiero a alguien que quiera un futuro conmigo. Te voy a enseñar algo.
—Lanie dejó su copa de vino, tomó su laptop y lo abrió. Entró en una página web, de un sitio de citas. Todos los músculos de él se tensaron a la vez.
—Este es mi perfil. Lo creé esta mañana. ¿Qué opinas?
Kyle tomó la laptop y se desplazó a través de la página. La foto era la que se habían tomado en el zoológico. Lanie había cortado a Kyle de la foto. Estaba sonriendo y su cabello castaño rizado se derramaba sobre sus hombros en suaves ondas. Ella enlistó su carrera, pasatiempos y cosas que estaba buscando en una pareja. El compromiso estaba en la parte superior de la lista.
—Lanie, sabes que esto es peligroso, ¿verdad? Ella negó y le dio a Kyle una media sonrisa.
—No soy idiota. Me reuniré con estos hombres en lugares públicos, y además, ahora un montón de personas se conocen en línea. No soy una persona de bares, así que creo que esto va a ser una buena alternativa para mí.
— ¿Has recibido alguna coincidencia? —Su voz vaciló, pero Lanie no pareció darse cuenta.
—No, apenas lo he publicado esta mañana. No creo que deberíamos tener más sexo, incluso sexo casual. No se siente bien estar buscando algo permanente y participar en algo pasajero al mismo tiempo. —Respiró profundo—. Está jugando con mi cabeza. Seguirás siendo mi amigo,
¿verdad? —Lanie le revolvió el cabello.
Él le agarró la muñeca y la frotó suavemente antes de besar la parte inferior.
—Tu mejor amigo, Lanie.
Esa noche, mientras ella dormía, Kyle se paseaba. No fue suficiente, así que se fue a correr por un largo rato y volvió sudoroso y cansado pero todavía sin poder dormir. Se quedó mirando la laptop que estaba abierta sobre la mesa de la cocina como si se burlara de él. Antes de que tuviera tiempo de registrar la acción, sacó el sitio de sus favoritos. Por suerte, ella había configurado que recordara su contraseña. Kyle escaneó el sitio, encontró veinte coincidencias. Muchos de ellos eran de hombres profesionales y de éxito. Y ¿por qué no? Lanie era la mujer perfecta en muchos sentidos. Era dulce y amable, pero fuerte e independiente. Era inteligente y exitosa. Le encantaba y ansiaba el sexo tanto como él. Ella sabía cómo complacer a un hombre. Oh, y ella era sexy como el infierno. Le encantaba el fútbol, por el amor de Dios, y comía costillas. ¿Qué no se podía amar de ella? ¿Amor? Kyle no podía amar a Lanie. Él no era capaz de la emoción. Era egoísta. De hecho, era tan egoísta que tampoco quería que nadie más la amara.
Una oleada de celos atravesó a Kyle tan ferozmente que le dolió físicamente. ¿Cómo Lanie podía estar con nadie más que él? Ella era su Lanie. Lógicamente, sabía que eso no tenía ningún sentido, pero las emociones y la lógica eran enemigos naturales. Las emociones ganaron y, antes de darse cuenta, Kyle estaba eliminando todas las respuestas de Lanie. El único pensamiento racional lo golpeó cuando estaba casi terminando de borrar todos los perfiles que solicitaban una cita con ella. Si los elimino todos, Lanie podría sospechar. Encontró la respuesta menos problemática, un hombre corpulento, de mediana edad, calvo y con credenciales mediocres.
—Te puedes quedar. Eres seguro —susurró a la habitación vacía.
A la mañana siguiente Kyle le hizo el desayuno a Lanie mientras ella comprobaba el sitio.
—No lo entiendo —dijo Lanie, negando.
— ¿Entender qué?
—Solo he recibido una respuesta. ¿Soy realmente tan horrible?
Kyle se acercó a ella y le frotó los hombros. No tenía la intención de hacerla cuestionar su atractivo, especialmente después que finalmente era capaz de aceptar sus cumplidos. Era un completo idiota.
—Lanie, eres magnífica, preciosa, hermosa, impresionante. Soy un escritor, y no tengo adjetivos suficientes para describir lo que eres. —Hizo un gesto hacia la pantalla de su computadora—. Estas cosas toman su tiempo.
—Al menos voy a tener una cita con este Eddie Bromueller.
Kyle respiró profundo, mirando por encima de su hombro. Nunca esperó que ella tomara en serio la solicitud.
—Lanie, no puedes salir con él. Es decir, míralo.
—Estás muy criticón hoy. Tal vez sea un gran tipo. Voy a darle una oportunidad.
—Creo que es un error —dijo Kyle.
— ¿Por qué? —Maldita sea, ¿por qué ella siempre le hacía esa pregunta, y por qué él nunca estaba preparado para responderla?
—Es un trabajador independiente.
— ¿Y?
—Esa es otra forma de decir “no tengo ingreso estable”. Lanie rio.
—Kyle, es dulce que estés siendo protector, como un hermano mayor. — Hermano mayor era lo último que Kyle pensaba cuando se trataba de Lanie, pero no respondió—. Nunca se sabe. Este tipo podría ser el próximo Bill Gates.
—O el próximo Ted Bundy. —Kyle hizo una mueca tan pronto como lo dijo, dándose cuenta quien era el padre de Lanie—. Lanie, lo lamento.
—Está bien —dijo ella, levantando la mano para descartar su disculpa.
—Hazme un favor. ¿Sí? Solo espera antes de llamar a este tipo. Tengo la sensación de que es un loco que vive con su madre. Solo espera, ¿de acuerdo?
— ¿Esperar para qué? No quiero postergarlo.
—Postergaste el tener un novio toda tu vida. Puedes esperar unos días más. Déjame comprobar a ese tipo
—Bien —dijo Lanie, cayendo en su asiento y cruzándose de brazos.
Kyle no tenía idea de por qué le pidió tiempo, excepto que pensaba que lo ayudaría a pensar. Eso es exactamente lo que hizo durante toda esa semana. Su mente se perdía a todas horas del día: cuando estaba en reuniones con su editor, cuando corría cada mañana, e incluso cuando se estaba preparando para su mudanza. Fue entonces cuando lo golpeó. No tenía idea de lo que Lanie sentía por él. Eran los mejores amigos y confiaron entre sí sus miedos más profundos, lo cual era irónico, ya que toda su relación estaba basada en una mentira flagrante. En algún momento, Kyle había dejado de fingir y ella había llegado a importarle profundamente. En el mundo real, sin embargo, él podría no ser lo que ella necesitaba o merecía. Era inevitable. Él podría engañarla y Lanie tenía un corazón tan grande que muy probablemente lo perdonaría. Había visto a su padre romper sistemáticamente el corazón de su madre hasta que ella fue el caparazón de una mujer. No dejaría que Lanie sufriera el mismo destino en sus manos. Era egoísta, pero no podía hacerle eso a ella. El Times no mantenía la misma magia para él que tenía unos meses antes, antes de conocerla, pero él se iría. Sería más fácil para él. No podía verla seguir adelante. Sería romper sistemáticamente su corazón.


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Mensaje por yiniva Miér 29 Nov - 15:10

CAPÍTULO 24
Lo había pospuesto hasta el  punto de que solo le quedaban
unos días en Chicago. Juró que se lo diría esta noche. Ella era su mejor amiga,  su  confidente,  y  la  única  persona  que  no  podía esperar a ver cada día, pero sabía que no podía continuar la amistad. Sería demasiado duro para él. El fuerte golpe en su puerta sacudió los molestos pensamientos de su mente. Ella estaba allí, con los puños temblorosos, los hombros encorvados, en una postura que Kyle nunca había visto en ella.
Lanie estaba enojada.
— ¿Qué sucede?
— ¿Por qué lo hiciste? —preguntó, pasando por delante de él antes de dejarse caer en el sofá. Kyle se sentó cautelosamente a su lado.
—Estoy en desventaja aquí. ¿Porque estás tan enojada?
— ¿Por qué demonios borraste mis respuestas?
Kyle se quedó inmóvil, sin saber cómo responder. Tragó saliva pero encontró su boca seca.
—No sé…
—No mientas. Sé que fuiste tú. Llamé al servicio de citas y les dije que quería cancelar. Trataron de convencerme de no hacerlo. Finalmente les dije que no estaba recibiendo respuestas favorables. Miraron mi cuenta y dijeron que había recibido veinticinco. —Se volvió hacia Kyle, cruzando los brazos y esperando su respuesta. Kyle negó, sin saber qué decir. Su voz se hizo suave, casi un susurro, y había una nueva emoción en ella que Kyle no pudo identificar... ¿esperanza?—. Sé que fuiste tú. Eras el único que tenía los medios y la oportunidad. Lo que quiero saber es... ¿cuál fue tu motivo?
—Lanie, te dije que es peligroso, y estaba preocupado que conocieras a hombres extraños. No tienes experiencia, y no me gustaba la idea.
— ¿Es ésa tu única razón?
Kyle se aclaró la garganta, apartando la mirada de ella.
—Sí, ¿qué otra razón habría?
—Kyle, realmente necesito saber si esa es tu única razón. Necesito que seas honesto conmigo.
Kyle cerró los ojos y le hizo la pregunta que ella siempre hacía. La que atrofiaba su capacidad de articular y pensar.
— ¿Por qué?
—Necesito saber, porque, si por casualidad, estás sintiendo cualquier otra cosa, podría tener sentimientos similares. —Su pecho se agitó y cruzó los brazos como si estuviera reteniendo la emoción. Era una mezcla palpable de ira, revelación y anticipación que Kyle nunca había presenciado antes—. ¿Es porque piensas que eres como tu padre? ¿Que no lo mereces? No lo eres. Eres un hombre muy bueno, Kyle. Yo…
Lo miró con esos ojos suaves y de color miel, y había algo en su expresión que respondía a todas las preguntas de él. Era una esperanza optimista de que él dijera lo correcto, hiciera lo correcto. Tenía que matar eso antes de que los destruyera a ambos, porque Lanie era muy parecida a su madre y desafortunadamente, él era el hijo de su padre. Tenía que hacerle daño ahora, así no la lastimaría más tarde. Quería que lo odiara como él se odiaba en ese momento.
—Lanie, no asumas que me conoces. No sabes nada de mí. Me preocupo por ti como alguien podría preocuparse por un perro herido.
Las lágrimas comenzaron a fluir por las mejillas de ella.
—Eso no es cierto.
—Soy un buen actor. ¿No es obvio?
— ¿Por qué estás siendo tan cruel? —preguntó en un susurro ahogado.
—Esto fue quid pro quo, Lanie. Me diste una ventaja digna del Pulitzer y te di un muy buen sexo. Digamos que estamos a mano.
—No te creo. Sabes que te habría dado el artículo no importa qué. Nunca te pedí nada de esto.
— ¿No lo hiciste? Porque seguramente tenías tus metas muy definidas.
—Kyle, yo...
—Me estoy mudando a Nueva York. Conseguí un trabajo en el Times. Me iré en una semana —dijo, sin ninguna emoción, haciendo que su voz sonara aún más fría.
Lanie tragó saliva y miró fijamente a Kyle. Él mantuvo su rostro como una estatua, dispuesto a continuar con su mentira.
—Kyle, no hagas esto.
— ¿Que no haga qué?
—No me alejes, por favor.
Kyle se levantó y agarró su brazo.
—Adiós, Lanie. Tengo que empacar ahora. —La condujo a la puerta y la hizo salir.
— ¡Kyle, eres mi mejor amigo! —gritó Lanie. Kyle le dio una sonrisa sardónica en respuesta.
—Consíguete un vibrador, cariño. Puede ser tu nuevo mejor amigo. —Le cerró la puerta en su rostro.
Escuchó su profundo llanto atravesar la puerta cerrada. Se apoyó contra esta, luchando por no abrirla y empujar a Lanie entre sus brazos. Sintió la humedad en su rostro y cerró los ojos con fuerza para contener las lágrimas. No había llorado desde aquel horrible cumpleaños en la cabaña, cuando había jurado nunca volver a llorar.
Había sido el peor tipo de hombre para Lanie. Ni siquiera un hombre... un completo cobarde. Tenía que serlo. Si lo odiaba, sería más fácil para ella. Aunque nunca lo había dicho, tenía la sensación, por su expresión, que también lo amaba. Al menos en esta despedida, podría estar enojada con él y llegar a la conclusión de que no era lo suficientemente bueno para ella. Eso era lo menos que podía hacer por ella.


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Mensaje por Veritoj.vacio Miér 29 Nov - 18:40

Y no, pero se va a arrepentir Kyle


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Mensaje por Maga Miér 29 Nov - 20:57

Saludos chicas ya casi la lectura termina. Gracias por participar. @yiniva gracias por moderar y estar al pendiente de la lectura. Recuerda que al final de la lectura colocar el listado de todas las que participaron hasta el final. Para así poder colocar puntos y medallas. Gracias


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Mensaje por carolbarr Miér 29 Nov - 21:50

Que malo!!! Yo lo haría sufrir bastante cuando vuelva a pedir perdón. Gracias


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Mensaje por yiniva Jue 30 Nov - 14:43

PUES QUÉ CREEN , HOY TERMINAMOS  llorónllorón,PERO POR AQUÍ VAMOS A ESTAR PENDIENTES CON LAS PRÓXIMAS LECTURAS 


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Mensaje por yiniva Jue 30 Nov - 14:48

CAPÍTULO 25
Kyle llevaba tres meses en Nueva York. Habían sido los tres meses más miserables de su existencia. Estaba en la ciudad más excitante del mundo, trabajando en su empleo soñado, recibiendo elogios de sus colegas, e incluso se hablaba de una nominación al Pulitzer, pero todo lo que podía hacer era estar de mal humor. Sus pensamientos se dirigían a Lanie a toda hora. Comenzó varios mensajes y correos electrónicos a Brad preguntando por Lanie, pero era incapaz de terminarlos. Había tomado un trago de despedida con Brad antes de irse y le dijo que habían roto. Él nunca traicionó su secreto. Brad pareció aliviado por la noticia, lo que solo irritó más a Kyle. Se preguntaba qué estaba haciendo Lanie o, más específicamente, con quién estaba haciéndolo.
Continuó con el caso Hayes, incluso haciendo llamadas diarias al periodista que se había hecho cargo por él para que pudiera obtener todos los detalles. Aplaudió a Lanie cuando negociaron un acuerdo histórico. Brindó de nuevo por ella unos días más tarde, cuando la oficina del fiscal del distrito emitió un nuevo lote de órdenes para los responsables, lo que resultó en varias detenciones de alto perfil. Lanie había conseguido justicia para sus clientas. Esa es mi chica, pensó Kyle, y luego ahogó la melancolía en esa declaración porque no era suya. Nunca lo había sido.
Recibía numerosos avances de mujeres, pero ya no deseaba sexo anónimo. Trató de interesarse, pero se encontraba buscando la suave y clásica belleza de Lanie en los rasgos de esas mujeres. Cuando eso no funcionaba, buscaría su seco sentido del humor, que siempre lo hacía reír, o la forma apasionada en que hablaba sobre ayudar a otros. Falló miserablemente cada vez.
Quería que fuera feliz, pero la idea de ella con otro hombre hacía que su mandíbula se cerrara automáticamente junto con sus puños. ¿Encontraría a otro hombre para satisfacer sus necesidades sexuales? Entonces pensó en lo absurdo que era eso. Lanie no era la clase de mujer que querría obtener cualquier disfrute en el sexo anónimo. Amaba con su cuerpo como lo hacía con su corazón… pura y desinteresadamente. Por eso encontraría a alguien fácilmente. Ese hombre sería un bastardo afortunado, pensó Kyle tristemente.
Kyle fue al bar con varios colegas, determinado a romper su hechizo de miseria con sexo. Razonó que incluso si no sentía atracción por la chica, el acto curaría su corazón roto. Fue entonces cuando vio a la linda rubia mirándolo fijamente. Le envió un trago. Tenía piernas largas y bien torneadas y grandes pechos que amenazaban con caer de su top demasiado ajustado en cualquier momento. Era la distracción perfecta. Sonreía apreciativamente a Kyle cada vez que le enviaba una bebida, y él respondía de la misma manera. No tardó mucho en acercarse.
—Gracias por las bebidas. Soy Missy —dijo ella, acercándose tanto que sus hombros se tocaban.
—Gracias   por   las   sonrisas,   Missy.   Soy   Kyle   —respondió,   apenas mirándola.
Entonces dijo las cinco palabras que eran claras y concisas en significado. Las palabras que Kyle usualmente decía primero. La frase no estaba llena de confusión y angustia como esas otras dos palabras: Te amo. Eran simples y directas.
— ¿Tu casa o la mía?
—La tuya —respondió Kyle, terminando su bebida.
Missy se frotó toda sobre Kyle durante el viaje en taxi, pero él siguió negando, diciéndole que fuera paciente. Nunca había sido tímido con las exhibiciones públicas, pero de nuevo, había cambiado. Kyle se sentó en su sofá mientras ella se sentaba a horcajadas sobre él, pasando sus labios por su cuello. No podía corresponder. Se sentía enfermo. Esta chica olía a perfume barato y a vino más barato. No olía dulce y deliciosa como lo hacía Lanie. No era dulce ni deliciosa de ninguna manera. Kyle la empujó de su regazo.
— ¿Qué sucede?
—Lo siento, no lo estoy sintiendo. Lo fulminó con la mirada.
— ¿Estás loco? Sabes que soy modelo, ¿no? —dijo, como si tratara de convencerlo.
—Puedo ver eso. Lo siento, Misty, pero no puedo hacer esto.
— ¡Es Missy, idiota!
—Sí, tienes razón en eso. Soy un idiota. Nos vemos.
Kyle salió de su apartamento, disgustado consigo mismo. Caminó por la ciudad durante mucho tiempo antes de finalmente decidir llamar al único número en sus contactos que nunca había usado. El número que tenía solamente en caso de emergencia. Uno que nunca había esperado volver a llamar.
Un hombre medio dormido respondió.
— ¿Hola?
— ¿Quieres que nos veamos para tomar un trago?
— ¿Kyle? ¿Dónde estás? Estaré ahí.
Kyle se sentó en la mesa del bar, sorbiendo su bebida y preguntándose si el hombre se vería diferente de la forma en que lo recordaba. Él entró, quitando copos de nieve de su abrigo azul marino. Parecía como si no hubiera envejecido excepto por el salpicado de canas contra su cabello negro.
—Hola, Kyle, cuanto tiempo.
—Hola, papá, ¿cómo estás?
—Estoy bien, pero tú no me pediste venir para ponernos al día, ¿verdad? Kyle se encogió de hombros y tomó un trago de su whisky.
— ¿Por qué no? Estoy aquí en Nueva York, y tú también estás aquí. Pensé que deberíamos encontrarnos. No parecías sorprendido de que estuviera aquí.
Rich Manchester sonrió apreciativamente ante la esbelta figura de la mesera antes de ordenar su característico martini seco. Kyle puso los ojos en blanco. Su viejo no había cambiado nada.
—Rachael me contó que te habías mudado aquí. Puede que me hayas repudiado, hijo, pero ella no lo hizo. Sé que esto no es un encuentro casual. No te he visto en diez años, y luego me llamas cerca de la medianoche y me preguntas si quiero acompañarte a tomar algo.
—Quería verte.
— ¿Se trata de la chica?
Kyle se quedó mirando atónito a su padre. ¿Cómo sabía de Lanie? La respuesta llegó tan rápido como la pregunta.
—Rachael.
—Sí, ella me lo dijo. Dijo que nunca te había visto así con nadie.
—Esto no es sobre Lanie. No me importa lo que Rachael te dijo. Soy una persona reservada. No tengo necesidad de desfilar mi vida personal como tú. —Rich se estremeció en reacción a las palabras de Kyle.
El martini llegó, y Rich tomó un largo sorbo. Un poco de líquido se derramó debido a sus manos temblorosas. Rich estaba nervioso. Kyle nunca había visto a su padre nervioso.
—Créeme, he sufrido por mis infidelidades. Si pudiera volver atrás, lo haría.
—Rompiste el corazón de mi madre. —Kyle no podía creer la fuerte emoción en su voz. Realmente nunca había enfrentado a su padre.
—No hay un día que pase que no piense en eso. También me las arreglé para perderte en el proceso.
—Sé que vas a echarle la culpa a tu enfermedad, pero no quiero oír eso.
—Kyle hizo comillas en el aire alrededor de enfermedad.
—Entonces, ¿qué quieres oír? No me malinterpretes. Estoy muy contento de que me llamaras, pero ¿por qué estamos aquí, hijo?
Kyle miró a su padre durante un largo tiempo, notando lo similares que eran sus rasgos. No estaba seguro de por qué lo había llamado, excepto para tener quizá a alguien con quien compartir su miseria.
—No lo sé.
—Lo sé. Crees que eres como yo. —Kyle negó y comenzó a protestar, pero Rich alzó su mano para callarlo—. Rachael me dice el tipo de vida que llevas. Dice que hasta donde sabe, nunca has tenido una sola relación. Me contó cómo eras con Lanie, y sabe que estás sufriendo.
—No es asunto tuyo.
—Puede que no estés en mi vida por tu elección, pero siempre serás mi hijo y mi asunto. Sé que eres quien me llamó, pero hay algunas cosas que necesito decirte. Cosas que debería haber dicho hace mucho tiempo. — Rich respiró profundo seguido de otro largo trago de su bebida, como si estuviera tratando de reforzar el valor necesario para sus próximas palabras—. Amaba a tu madre, y la lastimé una y otra vez. No puedo poner excusas por eso. Aquí está la buena noticia. Tú no eres yo. Nunca pensé en las ramificaciones de lo que estaba haciendo hasta que me atraparon. Ni siquiera podías enfrentarte a que pudieras ser capaz de semejante cosa, así que lo terminaste y huiste antes de que pudieras herir a esta chica,
¿Verdad?
—Estaba evitando lo inevitable, papá. No soy un santo.
—No, no lo eres, pero ¿adivina qué? La idiotez no es un rasgo hereditario. Puedes tener mis ojos y cabello, y de nada por eso, por cierto. Es esa buena apariencia la que te hace tener tanto éxito con las mujeres, pero sé que tienes el corazón de tu madre.
Kyle se rio sarcásticamente.
— ¿Qué te hace pensar eso?
—Fuiste más un padre para Rachael de lo que fui yo. Estabas ahí para ella cuando te necesitaba y en un momento en que la mayoría de los chicos de tu edad no tienen la capacidad de pensar en nadie más que en ellos mismos. Nunca has engañado a Lanie, ¿verdad?
—No, nunca, pero no es así de simple. Nuestra relación se fundó en la deshonestidad.
— ¿Deshonestidad el uno con el otro?
—Sí, cuando se trataba de mis sentimientos por ella, fui muy deshonesto.
—Así que debió ser muy fácil para ti engañar. Si ella ni siquiera sabía cómo te sentías, no podía hacerte rendir cuentas, pero no lo hiciste. Kyle, no eres como yo. Eres un hombre mucho mejor de lo que yo nunca fui.
—No sé si creerte.
—No tienes que hacerlo, pero la verdad es que serás miserable el resto de tu vida si dejas que mis errores dicten tus decisiones. ¿Te preocupas por ella?
—La amo.
—Entonces díselo.
Kyle tragó saliva, sintiendo su corazón martillando en su pecho, recordando la mirada en su rostro cuando él le cerró la puerta en el rostro.
—La lastimé. No le fui infiel, pero me las arreglé para hacerle daño de igual manera.
—Entonces, dile que lo sientes y no lo vuelvas a hacer.
—Creo que es demasiado tarde.
—Quizás lo sea. Así que puedes pasar el resto de tu vida preguntándote si fue demasiado tarde u obtener la respuesta a esa pregunta. Como periodista, me sorprende que no quieras averiguarlo. Siempre has querido respuestas.
Kyle se empapó en las palabras. Él, más que nada, quería la respuesta. Quería abrazar a Lanie de nuevo. Quería ser honesto con ella. Solo quería hacerla suya en todos los sentidos. En ese momento, Kyle supo con certeza que no había manera de que le fuera infiel a Lanie. Demonios, había tenido tantas oportunidades. Ella le había dicho que no necesitaban ser exclusivos, pero él no podía soportarlo, ni siquiera en ese entonces. Kyle sabía que si Lanie le daba una oportunidad, la apreciaría como se lo merecía. La pondría en un pedestal.
—Gracias, papá. —Rich sonrió, asintiendo agradecidamente a Kyle. Kyle se abalanzó sobre su chaqueta y se dirigió a la puerta.
—Kyle… espera, ¿no te vas a quedar? —preguntó Rich, su sonrisa vacilante.
—Lo siento. Tengo cosas en las que pensar. Rich asintió.
—Eso suena como una sabia idea. Buena suerte.
Antes de marcharse, Kyle se detuvo y colocó el brazo sobre el hombro de su padre. No estaba lo suficientemente cómodo para ofrecerle un abrazo todavía, pero eso era lo máximo que podía hacer.
—Papá, si quieres llamarme, te prometo que atenderé el teléfono.
—Eso significa mucho para mí, hijo. —La voz de Rich vaciló un poco, y cubrió la emoción tomando otro trago de su bebida. La rama de olivo había sido extendida, y el tiempo diría si su relación podría ser reparada. Ahora mismo, todos los pensamientos de Kyle estaban enfocados en la hermosa muchacha de cabello castaño oscuro con ojos dorados que no parecía poseer una característica negativa, física o emocional.
Era tan tarde que no había más vuelos, pero Kyle no podía irse a casa. Tenía demasiadas emociones atravesándolo, así que caminó, trotó, corrió, y, sobre todo, razonó. Pensó en todos los momentos preciados que había compartido con Lanie. Sus bromas, las conversaciones profundas, todos los actos de intimidad y los secretos que compartieron. Fue entonces cuando la epifanía llegó a Kyle, súbita e intensa, como una proverbial bofetada enel rostro
Lanie había hecho todo lo posible para no ser como su padre, mientras que Kyle había hecho todo lo que estaba a su alcance para ser exactamente como su padre. Al final, habían permitido que otros definieran sus vidas. Eran almas gemelas en ese sentido. Compartían esa horrible conexión que les permitió desnudar sus almas el uno al otro.
Kyle comprobó su reloj, estimando cuánto tiempo le llevaría hasta que pudiera estar cerca de ella otra vez. Tenía que ver a Lanie lo antes posible. Necesitaba pedirle perdón y ver si correspondía sus sentimientos. Demonios, necesitaba comenzar a construir ese pedestal. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde.


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Mensaje por yiniva Jue 30 Nov - 14:55

CAPÍTULO 26
A la tarde siguiente, Kyle maldijo el tráfico de la hora pico y al lento conductor del taxi quien se negaba a cambiar de carril, permaneciendo obstinadamente en el camino más congestionado.
Por lo menos le dio tiempo para confirmar su reservación para una suite en el Marksman. Llegó al estacionamiento y prácticamente corrió hacia su auto. Había salido con tanta prisa que nunca lo vendió, eligiendo guardarlo en su lugar. Ahora mismo, estaba muy agradecido por su aplazamiento. Sacó las llaves y se quedó mirando el llavero de joyas que Lanie le había conseguido. Se dio cuenta que ella siempre lo había conocido mejor que nadie, pero ahora él había terminado de jugar.
Kyle estacionó frente al apartamento de Lanie y le bajó volumen a la radio. Lo había subido cuando oyó “Don’t You (Forget About Me)”, la canción popularizada por la película The Breakfast Club. Había decidido ignorar la letra ominosa y tomarla como una buena señal. Había querido traerle algo, un pequeño regalo, una ofrenda de paz, una especie de rama de olivo. El obvio ramo de flores no parecía correcto para Lanie. Su padre había traído flores cada vez que lepedía perdón a su madre y Kyle no podía repetir esas acciones. La inspiración le llegó rápidamente cuando vio un supermercado. Había entrado corriendo y compró un tarro de su helado favorito, esperando que pudieran comerlo juntos para celebrar, o mejor aún, que lo dejaría alimentarla con este en la cama. Kyle sintió el familiar movimiento en su pantalón, uno que no había sentido durante toda su estancia en Nueva York.
Kyle se paró fuera de su apartamento, respiró profundo antes de golpear la puerta. Se movió de un lado para otro nerviosamente, un gesto que le era ajeno. No hubo respuesta. Golpeó más fuerte con el mismo resultado. En todos los escenarios que se había imaginado, nunca pensó que Lanie no estaría en casa. Ya debería haber llegado del trabajo. ¿Estaba en una cita? Sus músculos se tensaron con una nueva oleada de celos. Kyle miró fijamente el tarro de helado en su mano, sintiéndose tonto. Quería escribirle una nota, pero no tenía idea de qué decir. Tampoco podía dejar el helado en su puerta. Sacó sus llaves para irse y notó las llaves de Lanie en su llavero.
Kyle desbloqueó la puerta antes de que pudiera convencerse de no hacerlo. Simplemente pondría el helado en su congelador y le escribiría una nota. No mucho había cambiado en el apartamento desde la última vez que él había estado ahí excepto que había una nueva pintura colgada sobre el sofá. Kyle supo sin lugar a dudas que Lanie lo había comprado. Dudaba que Cassie tuviera algún interés en el arte. El único color y línea del que ella siempre hablaba era cuando se aplicaba al maquillaje. La pintura captó la atención de Kyle y se sintió hipnotizado por esta. No había nada neutral en ella. Llamaba la atención con colores brillantes, convirtiéndola en un vibrante punto focal en la habitación de tonos terrosos. Era abstracta, complicada y vivaz… justo como Lanie.
Cuando sintió que el recipiente del helado se ablandaba, se dirigió a la cocina para colocarlo en el congelador. Cerró la puerta y vio una invitación para la cena de asociados de Whitlow and White. Irónicamente, se estaba celebrando en el Hotel Marksman esa noche. ¿Lanie se hizo socia? Kyle instantáneamente sintió remordimiento. Él sabía cuánto significaba esto para Lanie y ni siquiera había estado allí para apoyarla. Esto sería un gran asunto en el que estaría presente todo el bufete de abogados. Los socios promovidos no solo traían a sus parejas, sino a su familia para compartir su noche especial. Dudaba mucho que la noche fuera especial para Lanie con solo Cassie y su madre para apoyarla.
Fue entonces cuando decidió que también estaría presente. Se había perdido de mucho. Quería estar allí para celebrar sus éxitos. Bajó la mirada a sus jeans y camiseta, un traje apenas apropiado para una cena de asociados. No había traído un traje, pero se dirigió hacia al clóset del vestíbulo donde Brad mantenía la ropa limpia.
Kyle vaciló por un instante. ¿Era correcto presentarse sin avisar? No podía permanecer lejos. Ahora que estaba aquí, tan cerca de ella, tenía que verla. Se iría si ella se lo pedía, pero tenía que saber de una manera u otra si era demasiado tarde. Por un segundo, una punzada ligeramente pequeña de culpa lo golpeó. ¿Debería tomar prestado el traje de Brad así? El pensamiento se evaporó tan rápido como se formó… que se joda Brad.
Cuarenta y cinco minutos después, Kyle entregó sus llaves al valet del Hotel Marksman. Sonrió, recordando la cena especial que él y Lanie habían compartido aquí en su primera cita.
—Lindo llavero, hombre —dijo el chico del valet, sosteniéndolo en alto.
Kyle se rio del llamativo llavero “Jugador” que Lanie le había conseguido.
—Ya no se aplica —dijo, más para sí mismo que para el chico del valet.
Caminó con confianza, pero esa autoconfianza se desvaneció cuando estuvo dentro del gran salón de baile, buscando en las mesas a Lanie. Fácilmente detectó a Cassie, ya que llevaba un vestido plateado brillante que era demasiado atrevido para un evento como este. Lanie se sentaba a su lado en la esquina. Kyle contuvo el aliento. Ella llevaba un vestido de coctel negro de buen gusto que se aferraba en los lugares correctos sin ser demasiado revelador. Su cabello castaño caía por su espalda en magníficas cascadas de suaves rizos rojizos.
Era la hora del cóctel y la habitación zumbaba con una multitud de conversaciones mientras los invitados socializaban. Kyle tuvo un impulso de caminar hasta Lanie y tomar prestada una línea de su película favorita.
¡Nadie pone a Lanie en un rincón! Luego la tomaría de la mano y la haría girar en algún posesivo baile. Sin embargo, su cerebro lo pateó. Este no era el lugar para eso y él no era Patrick Swayze.
Dio largos pasos hacia su mesa, lo que lo hizo parecer más confiado de lo que estaba. Se sentó en la silla vacía junto a ella. Su boca estaba seca, así que cuando habló, salió en un susurro gutural:
—Hola, hermosa.
Sus ojos se abrieron y mordió su labio inferior.
—Kyle, ¿qué estás haciendo aquí?
—Vine a verte, bebé. Te hiciste socia. Estoy tan orgulloso de ti.
Lanie miró a Kyle por lo que pareció una eternidad, pero su expresión  no registró alegría o ira. Parecía triste y Kyle quiso patearse en ese momento. Ella respiraba agitadamente, haciendo que su pecho se elevara seductoramente con cada respiración. Notó que el vestido revelaba su escote y estaba desprovisto de una cicatriz. Lentamente, ella negó.
Fue entonces cuando oyó la otra voz. Una familiar que no había oído en años.
— ¿Kyle Manchester? No sabía que ibas a estar aquí. Es muy amable de tu parte apoyar a Brad.
Parpadeó varias veces para relacionarel rostro con la voz.
— ¿Sra. Jansen?
—Es tan bueno verte, Kyle. Felicitaciones por tu nuevo trabajo. Parece que tanto tú como Brad les está yendo bien estos días.
La comprensión llegó a Kyle y se sintió como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el estómago. Se volvió hacia Lanie.
—No te hiciste socia. Brad lo hizo. Lanie asintió.
—Él era el abogado principal en el caso Hayes. Su trabajo fue ejemplar.
—Era tu caso, Lanie.
Ella se encogió de hombros.
—Deberías irte.
—Lanie…
Antes de que Kyle pudiera terminar, Cassie susurró tan alto que bien podría haber estado gritando:
—Lanie, sácalo de aquí. ¿Qué diablos está haciendo? Esta es la noche de Brad.
Ambos la ignoraron y se miraron el uno al otro. Kyle se contuvo de tocar su cabello. Cassie debió haber pensado que no la habían escuchado porque siguió repitiéndose, como un disco molesto que se saltada. Finalmente, Lanie dijo:
— ¿Por qué estás aquí, Kyle?
—Necesito hablar contigo.
—No creo que haya algo que decir.
—Tengo algunas cosas que decir. ¿Podrías, por favor, escuchar?
—Estás en mi silla, Manchester —dijo Brad, de pie junto a Kyle.
—Dame un minuto, Brad.
— ¿Ese es mi traje? ¿Qué diablos, Kyle?
—Un minuto, por favor —dijo Kyle, sacudiendo su mano.
—Lanie, sácalo de aquí. Está haciendo una escena —siseó Cassie.
Kyle casi se echó a reír. Nadie los estaba mirando. Toda la intensidad en este momento se concentraba solo en esta mesa. Ni siquiera la Sra. Jansen estaba prestando atención al intercambio. Ella estaba hablando amistosamente con otra mujer en la mesa.
—Ven conmigo —dijo Lanie, levantándose de su silla.
Kyle se levantó para seguirla. Brad tomó el brazo de Lanie cuando se alejaba. La intimidad del gesto casi hizo que Kyle gruñera.
—Lanie, no tienes que ir con él. Puedo encargarme de esto. Lanie sonrió de modo tranquilizador.
—Está bien, Brad. Solo voy a hablar con él.
—No quiero que te pierdas mi discurso.
—No lo haré.
Había algo más profundo en la voz de Brad y en la forma en que miraba a Lanie. Kyle no le gustó para nada y luchó contra el impulso de apartar el brazo de Brad del de ella.
La voz aguda de Cassie cortó el intenso momento como un aullido de viento en la atestada sala.
—Déjalos marchar, Brad. Todo esto es sobre ti, no ellos.
Brad hizo una mueca ante la voz de Cassie, pero Lanie asintió.
—Cassie tiene razón. Vuelvo enseguida.
Ella se alejó y Kyle la siguió en silencio. Lo sorprendió al salir del hotel, más allá del valet, a una esquina silenciosa y tenue al lado del edificio. El frío aire de la noche le dejó claro a Kyle que ella no quería tener una larga e íntima conversación. Ella se estremeció. Kyle se quitó la chaqueta de Brad y la colocó alrededor de sus hombros. Deseó que fuera su chaqueta y no la de Brad, pero de cualquier manera, su objetivo era que Lanie estuviera cómoda.
Ella se apoyó contra la pared de ladrillo. Kyle se inclinó hacia ella, colocando un brazo a cada lado de su cuerpo. Quería bloquear el viento, pero más que nada quería estar cerca de ella. Se cruzó de brazos. No apartó a Kyle, pero su postura tampoco era alentadora. Su fragancia lo rodeaba. Todavía no podía identificarla, pero podría nombrarla ahora. Era el olor de la comodidad, la serenidad y la paz. Era el olor del hogar.
— ¿Por qué estás aquí, Kyle?
—Me alegra que te hayas quitado la cicatriz. Luces preciosa. Siempre lo hiciste, de cualquier manera, pero sé que te hacía insegura. —Él sabía que estaba evitando su pregunta, pero el ascenso y descenso de su pecho lo distraía. Quería desesperadamente besarla allí, correr sus manos por todo su cuerpo. ¿Cómo pudo no haber visto lo impresionante que ella era todo el tiempo, tanto por dentro como por fuera?
—Tim es un buen cirujano —replicó ella sin mirarlo a los ojos—.
Responde mi pregunta.
—Quería apoyarte. Pensé que te habías hecho socia.
—No. ¿Por qué estás aquí en Chicago?
Kyle tragó saliva, deseando que las palabras que había ensayado cien veces salieran claramente.
—Lanie, te extrañé. Lo siento tanto, cariño. Estaba tan equivocado ese día en mi apartamento. Tenías razón acerca de todo. Pensé que no era capaz de ser lo que necesitabas.
—Y qué… ¿ahora lo eres? ¿Qué creó este repentino cambio de percepción? ¿Nueva York se está quedando sin chicas para llevarte a la cama? —La voz de Lanie era mordaz, haciendo que Kyle se estremeciera. Por supuesto que eso es lo que ella pensaría. No le había permitido creer otra cosa.
—Lanie, no ha habido nadie más desde ti. No hay nadie más para mí. Cometí un error. Un terrible error y vine a ver si podía corregirlo. Tengo una suite aquí. ¿Quieres venir conmigo asípuedo explicártelo todo?
—No, dime lo que tengas que explicar ahora mismo. ¿Qué quieres de mí? —Su voz era distante. Sonaba muy lejos, pero no titubeaba con las palabras. No revelaba nada.
—No quiero que me perdones, porque no me lo merezco, pero prometo que si me das otra oportunidad, lo ganaré. Quiero una segunda oportunidad. ¿Me dejarías tener una? Te prometo que nunca más te haré daño.
Lanie respiró profundo, pero su postura no se suavizó. No atrajo a Kyle por un beso. Ni siquiera sonrió. Se veía miserable y Kyle quería más que nada cambiar eso.
— ¿Por qué debería hacer eso?
—Me gustaría tener razones convincentes en mi defensa, pero no las tengo. Soy un hombre estúpido, egocéntrico, que no se dio cuenta de lo afortunado que era de tenerte en su vida. Ojalá pudiera retroceder todo, pero no puedo. Así que te diré lo que estoy sintiendo. Lo que he estado sintiendo durante mucho tiempo, pero no tuve el valor o la confianza dedecirte. —Kyle tomó aliento y se inclinó más cerca de Lanie para poder susurrarle al oído. Quería gritarlo desde la Torre Willis pero necesitaba que ella escuchara claramente la convicción en su voz—. Te amo, Lanie Carmichael. Te amo muchísimo.
Kyle se tambaleó cuando Lanie lo empujó. No lo había empujado con fuerza, pero el acto le hizo tanto daño como si ella le hubiera pegado un puñetazo en el estómago.
Su risa derramaba hostilidad, pero el dolor en su voz era evidente.
—Kyle, eso es solo algo que un hombre dice para apaciguar a una mujer. —Giró, y sus tacones chasquearon fuertemente contra el pavimento mientras se alejaba.
Kyle permaneció allí en un aturdidor silencio al darse cuenta de que Lanie había usado sus propias palabras contra él. Intentó desesperadamente controlar el arrepentimiento y remordimiento que fluían por sus venas. Lanie dobló la esquina. Kyle corrió tras ella.
— ¡Lanie, espera!
Ahí fue cuando sintió la mano en su camisa. Estaba oscuro y Brad había estado tan callado que Kyle se preguntó cuánto tiempo llevaba allí.
¿Estaba espiando?
—Es suficiente, Kyle. Has dicho lo que has venido a decir. Lanie, vuelve a entrar. Cassie te está esperando.
—Brad, está bien —dijo Lanie.
—Déjame pasar —gruñó Kyle, entrecerrando los ojos. Brad ignoró a Kyle, manteniendo los ojos en Lanie.
—Lanie, por favor, ve adentro. Kyle y yo necesitamos hablar un minuto.
—Kyle quería golpear a Brad en la mandíbula, pero se controló.
—No quiero hablar contigo.
—Ve, Lanie. —Lanie miró a los dos hombres con duda pero asintió. Se dio la vuelta y caminó hacia la entrada del hotel. Cuando estuvo fuera del alcance del oído, Brad volvió a mirar a Kyle y dijo—: No me importa un carajo lo que quieras, imbécil.
Kyle nunca había oído tanta autoridad en la voz de Brad. De hecho, se preguntaba de dónde provenía.
—Quítate.   De.   Mi.   Camino   —dijo   Kyle   con   deliberada   lentitud, apartando la mano de Brad.
—La has herido lo suficiente. Fue un desastre cuando te fuiste. Ahora necesitas dejarla en paz.
Una puñalada de culpa empujó a la ira, pero no le dio a Brad esa satisfacción. Esto era entre Lanie y él. No le debía nada a Brad.
— ¿Qué sabes sobre eso? No eres exactamente astuto cuando se trata de Lanie.
—Estuve allí para ella cuando tú no estabas.
Kyle sintió que la sangre se drenaba de su rostro y apretó los dientes con tanta fuerza que pensó que podría terminar con otro diente astillado.
— ¿Qué demonios significa eso?
—Estaba allí para ella como un amigo, imbécil. Necesitaba uno.
—Tomaste su ascenso.
Esta vez Brad pareció culpable.
—No pedí el liderazgo en ese caso. Lanie quería que lo hiciera. No pedí nada de esto.
— ¿Por qué quería que lo hicieras? —preguntó Kyle, aunque ya sabía la respuesta. Lanie era una abogada jodidamente inteligente, pero tenía problemas de confianza, incluyendo el miedo a hablar en público, no era un gran rasgo para una abogada litigante.
—No lo sé, pero planeo preguntarle esta noche. Justo después de decirle que la amo.
Kyle no supo lo que pasó, pero sintió la aceleración de su corazón, la fuerte tensión en sus músculos, como si cada uno se flexionara dolorosamente, y el fuerte golpeteo en su cabeza. Él enloqueció. Su puño conectó con la mandíbula de Brad antes que su cerebro registrara plenamente el movimiento. Brad se tambaleó hacia atrás, casi cayendo, pero se estabilizó.
— ¿Qué demonios, Manchester? —preguntó Brad, frotándose la mejilla.
— ¡Eres un maldito imbécil! —Kyle agarró la camisa de Brad y lo empujó contra la pared de ladrillo—. Tuviste tu oportunidad y la desaprovechaste.
La lenta sonrisa de Brad tomó a Kyle desprevenido. Fue una reacción inesperada, pero hizo que Kyle se estremeciera.
—Igual que tú.
—Lo supiste todo el tiempo, ¿verdad?
—Tenía una sensación. Sé que fui un idiota. Lanie es todo lo quiero y necesito en mi vida.
— ¿Qué hay de Cassie? ¿Crees que Cassie te va a desear la mejor de las suertes? —Kyle no tenía idea de por qué nombraba a Cassie. No le importaban sus sentimientos en absoluto, pero ella era su última gota de esperanza y se aferró a ello.
—No, pero me importa una mierda. Estoy rompiendo con ella esta noche de cualquier manera. Sé que será difícil para Lanie lidiar con eso, pero no se merece la forma en que Cassie la trata. No siento culpa por ello. Me ha estado engañando desde hace semanas. —Brad se ajustó su corbata y pasó una mano por su mandíbula, haciendo una mueca—. No puedes hacer feliz a Lanie, pero yo sí puedo.
Brad se dirigió hacia la entrada del hotel, pero Kyle aún no había terminado. Colocó su mano en el hombro de Brad con fuerza para detenerlo.
—Es su elección, no la tuya. Brad se quedó rígido.
—Ella hizo su elección. Al menos en lo que a ti concierne.
—No voy a dejarla —respondió Kyle.
Brad se volvió rápidamente, fijando a Kyle a la pared. Sin embargo, Kyle fue más rápido, y logró esquivar el puño de Brad con el suyo. Lucharon durante varios minutos, conectando puños a mandíbulas, cuellos y estómagos. Kyle ensangrentó la nariz de Brad. Brad ennegreció el ojo de Kyle.
—No me hagas arruinar mi propio traje, imbécil —gritó Brad.
—Solo lo arruinarás con tu propia sangre.
— ¡Deténganse! —Ambos hombres se volvieron para ver a Lanie. Kyle se encogió, preguntándose cuánto había escuchado. Ella tenía su abrigo y su cartera con la chaqueta de Brad colgando sobre su brazo—. ¿Qué demonios les pasa a los dos? —Se volvió hacia Kyle, sin ocultar su decepción. Kyle colocó su mano en la nuca, bajando su cabeza tímidamente—. Kyle, eres un periodista. Denuncias las noticias, no las haces. —Se volvió hacia Brad—. Y Brad, eres un abogado. Sabes lo que significaría si te arrestaran por pelear.
Kyle soltó la camisa de Brad, empujándolo un poco en el proceso. Sin aliento, se alejaron el uno del otro.
—Lanie, ¿a dónde vas? —preguntó Brad.
—Voy a casa, Brad. Deberías entrar. Cassie te está buscando.
—Déjame llevarte. Estás molesta y has estado bebiendo —dijo Brad, caminando hacia ella.
Kyle soltó una risa sarcástica. Brad se volvió hacia Kyle con veneno su mirada.
— ¿Qué?
—Dile lo que has estado bebiendo, Lanie.
Lanie se dirigió hacia Kyle. Kyle sintió que su corazón se inflaba y luego inmediatamente se desinfló cuando lo único que hizo fue entregarle la chaqueta… la chaqueta de Brad.
—Esta noche solo he tomado bebidas sin alcohol. Estoy bien para conducir.
Ella se giró hacia el estacionamiento.
—Lanie, el valet está por aquí. —Brad señaló hacia el frente del edificio—. Voy a esperar contigo por tu auto.
—Ella no estaciona con valet. Lanie tiene problemas para confiar su auto —interrumpió Kyle. Brad no ocultó su molestia y Kyle se sintió algo justificado al demostrarle a Brad que conocía mejor a Lanie. Ella empezó a alejarse, pero se detuvo cuando una voz estridente entró en erupción en el aire frío de la noche, haciendo que todos se pusieran rígidos. Maldito súcubo, pensó Kyle sombríamente.
—Brad, ¿por qué estás aquí? —jadeó Cassie—. ¡Estás sangrando! —Los brillos en el vestido de Cassie la hacían resplandecer en la oscuridad.
—Cassie, vuelve adentro y espérame —ordenó Brad, pero Cassie se mantuvo firme, examinando la escena. Cuando vio a Lanie, su confusa expresión se transformó en un ceño fruncido.
—Esto es tú culpa. Eres tan jodidamente egocéntrica. No se trata de ti, Lanie. Se trata de Brad. Se lo merece y es obvio que estás celosa como de costumbre.
La columna de Lanie se puso rígida, e incluso en la oscuridad, Kyle pudo ver sus ojos avellana ensancharse. Había visto esa expresión antes, dirigida a él. No era miedo o culpa… Lanie estaba enojada. Kyle sabía que no debía intervenir. Esta era la pelea de Lanie y se consideraba afortunado de estar presente.
Brad, por otro lado, no sabía nada.
—Cassie, no le hables como…
—Está bien —interrumpió Lanie, extendiendo la mano para descartar a Brad. Se acercó a Cassie—. Cassie, tú eres el epitome del egocentrismo. Siempre lo has sido, ¿y sabes qué? He terminado con esto. Te quiero fuera de mi casa. Te doy veinticuatro horas para empacar tus cosas.
Kyle tuvo ganas de aplaudir, pero se contuvo, eligiendo animarla en silencio. La expresión de Cassie cambió de ira a conmoción.
—N-no puedes hacer eso —tartamudeó Cassie.
—Como el infierno que puedo. Veinticuatro horas o las pondré personalmente en la calle. Tú, mejor que nadie, sabes lo que le sucede al maquillaje cuando está expuesto a los elementos.
— ¡No tengo dónde ir! —se lamentó Cassie, volviéndose hacia Brad. Sus labios temblorosos y ojos suplicantes expresaban claramente su pregunta no formulada. Brad lentamente negó y alejó la mano de ella. Lágrimas negras de rímel rodaban por el rostro de Cassie, haciéndola parecer un payaso de una película de terror.
—Vete a vivir con mamá —dijo Lanie, proporcionando la respuesta. Kyle estaba orgulloso de que el colapso de Cassie no disuadiera a Lanie. En realidad, Kyle estaba muy orgulloso de Lanie en general.
— ¿Qué? No puedo vivir con mamá. Nos mataríamos la una a la otra.
Kyle casi se echó a reír, pero estaba demasiado hipnotizado por la risa de Lanie. Ella se llevó la mano a la boca tan pronto como lo hizo, como si el sonido fuera involuntario pero inevitable. En ese intenso momento, probablemente lo era.
—Se merecen la una a la otra —dijo Lanie finalmente.
Cassie se enderezó, limpiándose las lágrimas del rostro, logrando hacer un lío aún más grande.
—No puedes hacer esto. No voy a dejar que te salgas con la tuya. ¡Hay leyes sobre esto!
Esta vez la risa de Lanie fue completa y no la ocultó.
—Tienes razón. Hay leyes, ¿y adivina qué? ¡Soy una abogada! Y una malditamente buena también… un jodido diez, y no tengo que decirte la diferencia entre diez y dos, ¿no es así?
Kyle se preguntó de qué estaba hablando Lanie, pero estaba claro que la declaración tenía algún significado oculto ente las hermanas.
—Si peleas conmigo, demandaré tú trasero para que devuelvas el alquiler tan rápido que no podrás encontrar un amante rico para que se encargue de eso. —Cassie abrió la boca para protestar, pero Lanie la interrumpió—: Deja de hacer jodidas excusas y preocúpate por contratar una compañía de mudanzas para conseguir que saquen tu ropa de mi casa. —Cassie le dio una última mirada de súplica a Lanie, pero Lanie la ignoró. Se giró sobre sus talones y marchó deliberadamente hacia el estacionamiento.
—Brad, por favor. No puedo vivir con mi madre —gimió Cassie.
—Tampoco puedes vivir conmigo. Ve adentro y límpiate.
—Pero Brad…
— ¡Ve adentro! —ordenó Brad. Cassie se quedó boquiabierta y persistió por unos segundos, pero finalmente accedió, caminando hacia la entrada del hotel con los hombros encorvados.
Kyle casi sintió lástima por ella, pero sabía en qué tipo de juegos mentales había puesto a Lanie y no pudo invocar una pizca de simpatía. Kyle esperó unos minutos, viendo cómo el auto de Lanie salía del estacionamiento. Brad también estaba mirando.
—La amo y no la voy a dejar ir —advirtió Kyle—. Sé que he cometido errores, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para enmendarlos.
—Pero, ella me ama, ¿no es así? —preguntó Brad.
—No lo sé —dijo Kyle, sintiendo que sus músculos se tensaban.
—Era una pregunta retórica, idiota.
Ambos se miraron, teniendo una conversación no verbal. Habían sido amigos durante tanto tiempo que no siempre necesitaban las palabras. Brad se movió con la rapidez de un rayo, dirigiéndose hacia la entrada del hotel, pero Kyle dedujo la situación rápidamente. Brad corrió hacia el valet y llegó primero con su ventaja, pero Kyle era un corredor más rápido y no estaba mucho más lejos. El valet extendió sus manos y retrocedió al ver a dos hombres adultos vestido de traje corriendo hacia él como niños. Brad tendió su ticket de estacionamiento, respirando con dificultad.
—Trae mi auto, rápido.
Kyle no pidió su auto. En vez de eso, miró al tablero con todas las llaves, reconociendo al instante las suyas, gracias al llamativo llavero. Saltó detrás del mostrador como si fuera un obstáculo y lo desató.
—Oye, ¡no puede hacer eso! —gritó el chico, pero Kyle ya corría hacia el estacionamiento. No tenía idea dónde estaba estacionado el auto, pero presionó el botón de desbloqueo en sus llaves hasta que escuchó el sonido familiar.
El auto de Kyle chirrió fuera del estacionamiento mientras se dirigía hacia el apartamento de Lanie. Le diría de nuevo cuánto lo sentía. Le diría lo mucho que significaba para él. Que ambos estaban defectuosos, pero que ella era perfecta incluso en sus defectos. Sabía que estaba lejos de eso, pero haría todo lo posible para hacerla feliz. Kyle vio las luces altas de los faros de Brad en su espejo retrovisor. Maldijo, dándose cuenta que su ventaja no era tan grande como pensaba. Pisó el acelerador, sintiendo su corazón correr tan rápido como el indicador de velocidad. Pensó en lo que Brad había dicho. Todo este desastre había empezado porque Lanie amaba a Brad. ¿Aún lo hacía? De repente su misión parecía absurda. Se sentía ridículo. Lanie no era lo suficientemente voluble como para caer en los brazos del hombre que llegara a ella primero. Kyle redujo la velocidad hasta que Brad estuvo peligrosamente cerca de su parachoques. Luego se detuvo bruscamente, con los neumáticos chirriando, hasta que se detuvo por completo. Brad pasó junto a él, desacelerando lo suficiente para que Kyle pudiera ver su expresión desconcertada.
Kyle quería hacer feliz a Lanie, y tal vez la mejor forma de hacerlo era ceder. Irónicamente, todo había salido exactamente como ella había predicho en ese bar deportivo hace tantos meses. Brad, naturalmente, se había enamorado de ella. Había visto que Lanie era especial. Era dulce pero fuerte. Era leal y dedicada. Brad era, en muchos sentidos, perfecto para ella. Kyle no se interpondría. Ya había dicho su parte y Lanie lo había rechazado. No la obligaría a hacerlo de nuevo. La amaba tanto que la dejaría ir.
Kyle hizo un giro ilegal en U y se dirigió de nuevo al Hotel Marksman.


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Mensaje por yiniva Jue 30 Nov - 14:58

CAPÍTULO 27
Kyle pasó por el lobby del hotel. La cena de asociados todavía estaba en pleno apogeo. Kyle se preguntó si Cassie se enteró que Brad la había dejado. Tal vez la señora Jansen la llevaría a casa.
Qué escena tan incómoda seria para ella tropezarse con Brad y Lanie. Al menos ahora,la verdad saldría a la luz. Lanie se había enfrentado a Cassie. Brad le diría a Lanie que la amaba. Tendrían su final feliz con mínimas consecuencias.
La suite en el Marksman era lujosa y bien amueblada, como una escena de una vieja película de Hollywood con colores pálidos, cortinas de terciopelo, y candelabros de cristal en miniatura. Gritaba opulencia y romance, y Kyle la odiaba. Consideró irse y alojarse en un motel por la autopista. No había reservado su vuelo de regreso. Había venido aquí con una misión, inseguro del final. La misión había fallado miserablemente.
Kyle se revisó en el baño de baldosines de cristal. Su ojo estaba ligeramente negro por el puño de Brad, y su mandíbula dolía, pero no había daño permanente. Con cuidado se quitó el traje de Brad. Haría que el hotel lo lavara y se lo enviara. Se puso su holgado pantalón de correr y su camiseta favorita de Syracuse.
Abrió el mini bar y agarró todas las pequeñas botellas de licor que tenía, preparándose para ahogar sus penas. Se sirvió la bebida y se lo tragó deprisa como medicina, pero no era exactamente lo que ansiaba. Quería helado. Kyle llamó y ordenó el sundae con sirope caliente. Era el mismo que él y Lanie habían compartido en la primera cita. ¿Qué cita? Toda su relación fue una farsa. Kyle le había advertido a Lanie que no se enamorara de él. Él no había tomado su propio consejo.
Se sentó en el lujoso sofá de terciopelo y cambió de canales hasta que encontró un infomercial sobre un abridor de latas eléctrico que solo requería usar una mano. ¿De verdad era tan difícil abrir una lata? Observó todo el asunto. La lluvia empezó entonces, cayendo en gruesas gotas sobre el cemento, resonando por las ventanas de triple grosor. Era lo suficientemente frío como para congelar. El amargo y triste sonido hacía juego con el estado emocional de Kyle.
Kyle estaba por llamar y ver qué pasaba con su sundae cuando escuchó un toque tentativo.
—Estaba empezando a preg… —Kyle se detuvo en seco, mirando a Lanie, goteando, temblando y de pie frente a su puerta.
Kyle la atrajo hacia la habitación.
— ¿Por qué estás tan mojada? —Él frotó sus manos de arriba abajo por sus brazos, intentando generar calor.
—Llegué aquí hace veinte minutos, pero debía pensar un poco, y alguien una vez me dijo que una caminata era una buena forma para pensar, pero entonces empezó a llover y no había terminado de pensar, así que seguí caminando.
— ¿Estás loca? ¿Estuviste caminando bajo la lluvia a esta hora?
—No empezó a llover hasta el final. —Los labios de Lanie temblaban mientras hablaba.
— ¿En qué estabas pensando?
—Te extrañé. Extrañé a mi amigo. —Entonces lo abrazó, y Kyle envolvió sus brazos alrededor de ella con fuerza, cerrando sus ojos mientras cada uno de sus músculos se relajaba. Entonces la sintió estremecerse entre sus brazos.
—Quítate la ropa.
— ¿Qué?
—Quítate la ropa. —Lanie lo miró confundida, y se dio cuenta de cómo había sonado. La tomó del codo y la llevó al baño.
—No quiero que te dé una neumonía. Lo que sea que tengas que decirme puede esperar. Quítate la ropa mojada y toma una ducha caliente. Estaré esperándote aquí.
Kyle se quedó fuera de la puerta en caso de que Lanie necesitara algo. Tenía un millón de preguntas para ella, pero no dejaría que su curiosidad ganara esta vez. Se aseguraría que primero estuviera cálida y cómoda.
—Mmm, Kyle —dijo Lanie a través de la puerta cerrada.
— ¿Sí?
—No tengo nada que ponerme.
Kyle no lo pensó. Solo se quitó su camiseta. Abrió la puerta un poco y se la entregó.
—Usa esto.
—Mis piernas tendrán frío —dijo ella. Se quitó su pantalón de chándal, entregándosela—. ¿Estás dándome tu ropa? Eso es muy generoso.
—Te daré todo lo que tenga que darte, cualquier cosa que necesites. — Las palabras eran puras y honestas, nacidas del corazón y no sacadas de la cabeza.
Se le ocurrió que había una bata en el clóset que podría haberle dado. Justificó eso diciéndose que la ropa ya estaba cálida por su calor corporal. Escuchó el agua correr. Entonces ella salió, dejando la puerta abierta, todavía usando su vestido de noche.
— ¿Por qué todavía estás vestida? —preguntó. Ella se giró, levantando su cabello.
—Necesito ayuda. Bájame el cierre. —Él tragó saliva, bajando la cremallera por el largo del vestido, mirando el sujetador de encaje rojo debajo de este y el borde de lo que parecía una tanga. Maldición—. Ahora desabróchame el sujetador. —Sabía cómo funcionaban los sujetadores, pero sus dedos temblaban mientras lo soltaba. Miró su hermosa espalda con su perfecta pendiente y no pudo resistirse a pasar su mano por ese tramo de piel.
Ella se giró hacia él, mirándolo con los ojos entornados, a punto de hablar, cuando un fuerte golpe la interrumpió.
—Servicio de habitación. Kyle maldijo.
—Déjelo en la puerta, por favor.
—Señor, es helado. Se derretirá —respondió la anónima voz masculina.
—Entonces lléveselo. No lo quiero.
—¿Kyle, estás rechazando helado? —preguntó Lanie divertida. Él le sonrió.
—No puedes comerlo de todos modos. No hasta que tu temperatura corporal se normalice.
—Adiós a darme cualquier cosa que necesite.
—Necesitar es la palabra clave en esa frase. —Fue hacia la puerta, listo para gritarle a quién sea que estuviera ahí. Tan pronto como la abrió, el joven trabajador dio un paso atrás, casi dejando caer la bandeja en su mano. Kyle inmediatamente se dio cuenta por qué. Estaba casi desnudo con una gran erección que hacía que su bóxer parecieran dos tallas más pequeñas.
—Solo lléveselo.
— ¿No lo quiere?
Kyle suspiró frustrado, tomando su billetera de la mesa adyacente. Sacó un billete, entregándoselo al hombre.
—Déjelo en espera, por favor.
—Que tenga una buena noche, hombre —dijo el empleado con una sonrisa irónica.
—Eso espero —replicó Kyle después de cerrar la puerta.
Regresó al baño, donde ahora la puerta estaba cerrada, pero el vapor se escapaba por la estrecha rendija, calentando sus pies descalzos. No estaba seguro de lo que estaba haciendo Lanie, pero si la puerta no tenía seguro, tenía toda la intención de averiguarlo. Sonrió cuando el pomo giró fácilmente, y entró con tal fuerza que se golpeó el hombro contra esta.
— ¿Lanie?
Estaba parada frente a él usando nada más que esa sexy tanga de encaje rojo, sus manos en sus caderas, sin intentar cubrirse de ninguna forma por primera vez. Sus ojos recorrieron esa brillante melena de rizos cobrizos, deteniéndose apenasen los senos más perfectos que había visto alguna vez, bajando por su delgada cintura y esas caderas curvilíneas. No recordaba que sus pies lo llevaran, pero de alguna forma el espacio entre ellos se había reducido hasta que estuvo tan cerca que podía sentir su respiración mientras rozaba su piel.
—Casi me atrapaste con las bragas abajo —bromeó ella con una sonrisa seductora.
— ¿Estás intentando torturarme? —Su voz era tensa por la necesidad, y estaba teniendo problemas para concentrarse.
— ¿Puedes ayudarme con la última capa? —preguntó ella, deslizado sus dedos alrededor de la cinturilla.
— ¿No deberíamos hablar primero? —La pequeña parte de su cerebro que todavía funcionaba lo hizo preguntar. Quiso patearse por la estúpida pregunta.
Ella pasó los dedos por el pecho de él.
—Creo que puedes decírmelo sin palabras. Te necesito. —Entonces la acercó a él, sin poder soportar el pequeño espacio entre ellos, y sostuvo su rostro entre sus manos. Sus besos no fueron suaves y dulces. Estaban llenos de necesidad, alimentados por su hambre. Había una desesperación entre ellos por tocar y sentir.
Enganchó sus dedos bajo la delgada cinturilla de su ropa interior. Pretendía deslizarlas, pero en su urgencia, se las arrancó del cuerpo, apretándolas en su puño.
No podía soportar más.
— ¡A la ducha, ahora! —gruñó, agarrándola por los hombros y girándola hacia la ducha encerrada en vidrio.
Ella se echó a reír y caminó lentamente hasta esta, moviendo sus caderas y su voluptuoso trasero con cada paso. Estaba en trance, mirándola. Curvó un dedo hacia él llamándolo mientras entraba.
— ¿Vienes?
—No sin ti —replicó él, casi rasgando su propio bóxer mientras se los sacaba antes de ir tras ella. El agua cálida los golpeó a ambos. Kyle la puso bajo esta para calentar su piel fría, mirando las gotas bailar sobre su cuerpo. Estrelló sus labios con los de ella, sintiendo un dulce alivio al tocarla. Ella se apartó, sin aliento y mirándolo con esos ojos dorados. Él la acercó de nuevo, chupando su oreja, cuello y hombros con sus labios. Luego se concentró en sus senos, besando la pequeña línea blanca donde había estado su cicatriz. Ella se estremeció bajo sus caricias, manteniendo su cabeza ahí. Finalmente él se puso de rodillas, separó sus muslos, y deslizó su lengua en sus resbalosos pliegues. Gimió de inmediato, animándolo a ir más hondo. Él succionó su clítoris, atrayendo su protuberancia entre sus labios y sintiéndose recompensado cada vez que gemía su nombre. Lamió su sexo a un ritmo lento, remarcando con  rápidos golpecitos.
—Tan jodidamente deliciosa.
— ¡Kyle!
— ¿Qué, cariño? —preguntó.
—No puedo seguir de pie —gimió ella.
Sus piernas estaban temblando. Él agarró su cintura y suavemente la movió contra la pared de azulejos sin perder su ritmo. Se inclinó contra ella y la mantuvo firme.
—No te dejaré caer. Siempre te sostendré.
Ella dijo su nombre de nuevo, pero en un gemido exigente y lujurioso mientras pasaba los dedos por su cabello. Él aceleró su ritmo, sabiendo que ella necesitaba su liberación. Luego sintió el apretón de sus músculos, y sus gemidos ansiosos se convirtieron en gritos orgásmicos.
Cuando ella terminó, se levantó, envolvió sus brazos alrededor de su trasero, y la levantó contra la pared. Besó su cuello y mordisqueó su lóbulo antes de susurrar.
—Quiero jodidamente atravesar fronteras contigo. Ella le pasó los brazos por el cuello, acercándolo.
—Necesito ser Kyle Manchester-izada con urgencia. Entró en ella tan abruptamente, que Lanie gritó.
— ¿Estás bien?
Ella pasó sus piernas alrededor de sus caderas y presionó su frente contra la de él.
—Sí. No vas a lastimarme, Kyle.
—Lo sé —jadeó él contra su cuello—. Aférrate a mí.
—Es lo que pienso hacer.
—Eso es bueno, porque nunca te dejaré ir. —No solo estaban hablando de su posición sexual.
Luego no pudo decir nada más porque sus apretados y mojados pliegues lo apretaron. Empujó dentro de ella como nunca antes lo hizo, obligándose a postergar su clímax.
—Te. Sientes. Tan. Bien.
El agua estaba cayendo sobre su espalda y el rostro de ella, lavando el sudor de sus cuerpos mientras se aferraban el uno al otro, expresando su necesidad. Apretó las piernas, acercándolo con cada embestida.
—Estoy llegando —susurró ella contra su cuello.
—Gracias    Dios    —dijo,    sintiendo   que    su    propia liberación llegaba rápidamente.
La sostuvo ahí hasta que el cuerpo de ella dejó de estremecerse y su corazón se calmó. La bajó con suavidad y se retiró.
Él se permitió otra mirada más prolongada y apreciativa sobre el cuerpo desnudo de ella, colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—Eres hermosa.
—Gracias —contestó ella, sonriéndole.
Era la primera vez que había aceptado un halago sin parecer nerviosa o avergonzada. Ella lo creía.
—Gracias —contestó él.
Él cerró la llave del agua y se tomó su tiempo secándola con la toalla antes de ayudarla a salir de la ducha.
—Puedes ponerte lo de arriba, y yo lo de abajo —dijo él, dándole su camiseta.
— ¿Cualquier excusa para quitarte la camisa, ah? Él se encogió de hombros.
—Se ve mejor en ti. —La pasó por su cabeza—. No es que lo prefiera, pero no me voy arriesgar a que el tipo del servicio de habitaciones vuelva y te vea desnuda.
Tan pronto como estuvieron vestidos, la cargó, la llevó al sofá, y envolvió una manta alrededor de ella. Él se sentó en el borde del sofá, y enredó sus dedos por su suave y húmedo cabello.
—Recuéstate conmigo.
—Déjame prepararte un poco de té primero. ¿De cuál quieres?
—Sabor a helado —contestó con un mohín. Kyle pasó su dedo por su nariz.
—Tan sabelotodo. Earl Greyserá. —Se inclinó y besó su frente.
Él negó, sin poder dejar de sonreír mientras preparaba el té para ella y su whiskey. Ella no había recibido el cambio de imagen. Él lo tuvo. Todo lo que ella había hecho fue deshacerse de algunas de sus capas físicas, y en el proceso, liberó a Kyle de aquellas emocionales. Lo había convertido en un mejor hombre. Lanie todavía era la misma chica dulce y hermosa que había conocido en el bar Duggan’s, en esa cita a ciegas hace tantos meses por la insistencia de Brad. ¡Brad!
Kyle se acercó al sofá y dejó las bebidas rápidamente antes que sus manos empezaran a temblar. Sintió la sangre abandonar su rostro y toda su euforia se evaporó como las últimas volutas de vapor saliendo del baño.
¿Ella sabía que tenía otra oferta en la mesa? ¿Una por la que había estado esperando? Mierda, acababan de tener sexo. Trató de hacer los cálculos en su cabeza para ver si era posible que ella hubiera tenido tiempo suficiente para tener esa conversación. Kyle intentó calcular mentalmente la probabilidad, contando la distancia, su caminata, y su conducción veloz. Había muchas variables desconocidas. Nunca había sido bueno con problemas matemáticos. Los malditos profesores de matemáticas siempre le decían que serían necesarios, y se maldijo por no saber la respuesta.
— ¿Qué pasa? —le preguntó ella. Respiró profundo.
—Lanie, ¿fuiste a tu apartamento antes de venir aquí? —preguntó, esperando que su voz sonara tranquila. Parte de él no quería saber la respuesta.
Tomó la taza que él le ofreció y sopló la parte superior. Kyle se dejó caer en el extremo del sofá, sintiendo su corazón latir en su pecho mientras esperaba por su respuesta.
—Sí, fui a casa.
Él asintió lentamente.
— ¿Y qué pasó cuando llegaste?
Le lanzó una brillante sonrisa, y Kyle rezó para que no fuera la última que viera.
—Estaba molesta. Necesitaba helado. Sabía que no tenía, pero fui al congelador de todos modos por costumbre, y ahí estaba, un nuevo tarro de helado de chocolate doble. —Presionó su pie contra la pierna de él en un gesto de broma. Unos minutos atrás, Kyle lo habría agarrado y le habría hecho cosquillas en ese punto que tanto la hacía reír. Pero ahora no se atrevía a tocarla—. Por un minuto me pregunté de donde salió, pero entonces, por primera vez, recordé que tenías una llave. Por supuesto que tú lo traerías porque siempre sabes lo que necesito. Ni siquiera comí algo, así que deberías sentirte culpable por rechazar al servicio de habitación. — Kyle sí se sentía mal, pero no tenía nada que ver con el helado.
— ¿No hablaste con Brad? —preguntó él entre dientes. Parecía confundida.
—No, pero creo que lo pasé de camino acá, llevando a Cassie a casa. Me alegra no estar ahí ahora mismo. Me pregunto si se mudará con él. Me siento un poco mal por él. —Se encogió de hombros—. Pero no es mi problema.
Kyle ya no estaba escuchando. Sintió su garganta secarse y cada músculo estremecerse a la vez. Se tomó su trago, deseando que hubiera sido doble.
—Jodido Brad —murmuró él.
— ¿Qué?
Kyle se levantó del sofá. Caminó a lo largo de la habitación con pasos apresurados. Lo miró, moviendo su cabeza como si estuviera viendo un partido de tenis.
—Soy un jodido idiota.
—Kyle, cálmate. ¿Cuál es el problema?
Volvió a sentarse en el sofá, sintiéndose completamente derrotado. Colocó sus codos sobre sus rodillas y descansó su cabeza en sus manos. No quería ver su expresión cuando le dijera. Si veía la sorpresa, alegría, o rabia en su rostro, lo heriría completamente.
—No iba con Cassie. Iba a verte.
— ¿Por qué?
¿Alguna vez hubo una palabra más horrible en el idioma español que por qué? Kyle tomó aire de nuevo, atreviéndose a mirarla. Ella ladeó su cabeza, mirándolo concuriosa preocupación. La expresión decía mucho. No tenía idea.
—Pensé que sabías o nunca habría… Mierda, vas a odiarme —dijo, pasándose las manos por el cabello. Kyle sintió su mano en su rodilla, frotándola. Incluso esa pequeña caricia en este extraño momento le trajo consuelo.
—Solo dilo —susurró ella.
—Él iba a decirte que te amaba. Está listo para ser tu héroe ahora, y pueden cabalgar hacia el atardecer para vivir su cuento de hadas. Es todo lo que siempre quisiste.
Ya estaba dicho, y todo su cuerpo estaba tenso mientras esperaba que ella saliera de su vida. Sintió que salía del sofá, pero en lugar de huir, se agachó frente a él. Puso sus manos alrededor de las muñecas de él, apartándolas. Kyle alzó la cabeza y la miró. Parecía un ángel con ese largo cabello con un color entre fuego y tierra y esos luminosos ojos dorados.
Ella subió a su regazo y lo montó a horcajadas. Él la abrazó con fuerza, sintiendo cada músculo soltarse con su toque.
—Kyle —le murmuró al oído—. Nunca podría estar con Brad. Es intolerante a la lactosa. —La situación parecía tan intensa para que Kyle se riera, pero de nuevo ella siempre lo sorprendía de las formas más placenteras—. Eres todo lo que quiero y lo has sido desde hace mucho tiempo.
Él exhaló por tanto tiempo que tuvo que detenerse entre uno y otro. Luego la tomó por los hombros y la apartó un poco para poder mirarla a los ojos cuando dijo las palabras que había estado pensando desde el día que se marchó.
—Estaba tan preocupado justificando el por qué no podía ser el hombre correcto para ti que lo omití por completo.
— ¿Qué?
Él tomó su mano, besando cada dedo.
—Señorita Lanie, eres la heroína de mi historia. Te amo demasiado. Ella cerró sus ojos, sonriendo suavemente.
—También te amo, Kyle. —Escucharla decirlo por primera vez creó un aumento de adrenalina en Kyle similar a la de un atleta, pero mucho más poderosa. Abrió sus ojos, presionando su frente con la de él—. E incluso con todas esas otras oportunidades que has tenido, eres mi héroe también.
—Pasó un dedo por su pecho—. Pero no más. Ahora tendremos la nuestra.
—No podría estar más de acuerdo. Estoy tan honrado que me dejaras ser tu primera vez, pero en realidad quiero ser el último.
Acunó su barbilla sonriendo.
—Eres el único. —Kyle no estaba esperando eso y, como resultado, no pudo ocultar su gran sonrisa. Se levantó y la cargó al cuarto. Tenían una cama tamaño King que probar, después de todo. Él quería quitarle su camisa y hacerle locamente el amor, pero tenía más cosas que decir.
—Voy a mudarme aquí de nuevo, y ahora que no tienes una compañera de apartamento, me gustaría llenar la vacante, si me lo permites. —Abrió su boca para hablar, pero Kyle la cubrió con otro beso antes que pudiera protestar, la dejó en la cama, y se subió sobre ella. Su suave cuerpo bajo el de él era tan seductor que casi olvidó el resto de su petición—. Soy una persona muy solicitada en este momento, y puedo recuperar mi antiguo trabajo. No puedo pasar ni una sola noche sin ti. —Chupó su cuello, inhalando su delicioso aroma.
Lanie agarró un puñado de su cabello, levantando su cabeza para que sus ojos se encontraran.
—No quiero que te mudes conmigo. —Kyle la miró perplejo, pero ella lo besó antes de que sus músculos se tensaran de nuevo—. Quiero mudarme contigo… en Nueva York. Puedo conseguir un trabajo allá. Verás, estoy muy solicitada ahora también.
— ¿Dejarás a tu familia? —Kyle las odiaba, pero sabía que Lanie las amaba, y él no quería hacerla sacrificar nada.
—Eres mi familia.
Kyle tragó con fuerza, preguntándose si alguna vez sería capaz de construir un pedestal lo suficientemente grande para ella.
—Eres mi familia también, cariño.
Mientras él exploraba cada uno de sus perfectos rasgos, Kyle tuvo un pensamiento fugaz. Fue rápido, pero lleno de genuina simpatía.
—Pobre Brad.
Fin


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Mensaje por yiniva Jue 30 Nov - 15:09

CON ESTO TERMINAMOS 
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POR ACOMPAÑARME EN ESTA LECTURA


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Mensaje por Veritoj.vacio Jue 30 Nov - 20:04

Que bueno que Kyle arregló las cosas con su papá y se dio cuenta de lo que estaba dejando.
Y Brad, no bueno, si de verdad fuera el maravillo que aparentaba, no se debería haber quedado con la promoción de Lanie, debió haber dicho algo para que se lo dieran a ella, y ya que vio el interés de Kyle ahora si muy enamorado de Lanie. El verdadero villano fue Brad.
Y que bueno que al final pudieron arreglarse, Gracias Janeth por la lectura.
Nos estamos leyendo.


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Mensaje por IsCris Jue 30 Nov - 22:05

Chicas primero lo siento por no estar a full con esta historia, pero me tomo en medio de exámenes xD pero bueno

Aquí mis comentarios finales:

Como dice vero, que bueno que al final Kyle pudo arreglar las cosas con su padre, tal vez no es una relación al 100 pero por algo se empieza.

Vaya fichita este Brad, desde que leí que el había sido nombrado accionista no me cayo, aunque Lanie no hubiese querido tener crédito, por ética yo hubiese abogado para que ella quedara con el. Sin embargo, todo pasa por algo y eso fue el final-comienzo a la nueva vida de Kyle y Lanie en la gran manzana xD

Que mas? bueno ame cuando Lanie se le planto a la hermana ajjajajaja que bien merecido se lo tenia


Gracias Yiniva, por compartir la historia de verdad me gusto mucho  Lectura #2 Noviembre 2017 - Página 4 1124870976


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