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Lectura #2 Octubre 2017
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Book Queen :: Biblioteca :: Lecturas
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Lectura #2 Octubre 2017
Saludos a todas bienvenidas a la nueva lectura de octubre. Espero que participen y la disfruten.
Esta lectura estará dirigida por @Ross L de Mellark
Maga- Mensajes : 3549
Fecha de inscripción : 26/01/2016
Edad : 37
Localización : en mi mundo
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Say her name
- James Dawson
Roberta “Bobbie” Rowe no es el tipo de persona que cree en fantasmas.
Un reto de Halloween en su ridículamente espeluznante internado no es la gran cosa, especialmente cuando su mejor amiga, Naya, y el lindo chico local, Caine, están de acuerdo en participar. Son obligados a convocar al legendario fantasma de “Bloody Mary”: digan su nombre cinco veces frente a un espejo iluminado por velas, y aparecerá… Pero, sorpresa, sorpresa, nada sucede. ¿Cierto?
A la mañana siguiente, Bobbie encuentra un mensaje en el espejo de su baño: Cinco días… ¿Pero qué significa? ¿Y quién lo escribió allí? Las cosas se vuelven increíblemente extrañas y más aterrorizantes para Bobbie y Naya, hasta que se hace demasiado obvio que Bloody Mary sí que fue llamada desde el más allá esa noche, y definitivamente no es un fantasma amigable. Ahora, Bobbie, Naya y Caine están en una carrera contra el tiempo antes de que sus cinco días acaben y Mary venga por ellos, como lo ha hecho con muchos otros antes…
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
yiniva- Mensajes : 4916
Fecha de inscripción : 26/04/2017
Edad : 33
Re: Lectura #2 Octubre 2017
jajaja si da mieditojymm escribió:Solo de ver la portada me dan ñañaras
Maga- Mensajes : 3549
Fecha de inscripción : 26/01/2016
Edad : 37
Localización : en mi mundo
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Cronograma
Lunes 16....... 12 Años antes Capítulos 1 y 2
Martes 17...... Capítulos 3 y 4
Miércoles 18... Capítulos 5 y 6
Jueves 19...... Capítulos 7 y 8
Viernes 20..... Capítulos 9 y 10
Sábado 21..... Capítulos 11 y 12
Domingos 22.... DESCANSAMOS Y PONEMOS AL DIA
Lunes 23....... Capítulos 13 y 14
Martes 24...... Capítulos 15 y 16
Miércoles 25... Capítulos 17 y 18
Jueves 26...... Capítulos 19 y 20
Viernes 27..... Capítulos 21 y 22
Sábado 28..... Capítulos 23 y 24
Domingo 29..... Capítulos 25 y 26
Lunes 30....... Capítulos 27 y 28
Martes 31...... Capítulos 29 y Una semana despues
Firma
Lunes 16....... 12 Años antes Capítulos 1 y 2
Martes 17...... Capítulos 3 y 4
Miércoles 18... Capítulos 5 y 6
Jueves 19...... Capítulos 7 y 8
Viernes 20..... Capítulos 9 y 10
Sábado 21..... Capítulos 11 y 12
Domingos 22.... DESCANSAMOS Y PONEMOS AL DIA
Lunes 23....... Capítulos 13 y 14
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Miércoles 25... Capítulos 17 y 18
Jueves 26...... Capítulos 19 y 20
Viernes 27..... Capítulos 21 y 22
Sábado 28..... Capítulos 23 y 24
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Última edición por Ross L de Mellark el Vie 13 Oct - 16:33, editado 1 vez
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
jymm escribió:me uno
Espero lograras dormir esta primera quincena Wahahahaha ya que esta segunda no podrás hacerlo
Bienvenida!!
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
No le veo nada malo a la portada, okno esta de miedo esperen a la firma WahahahahaMaga escribió:jajaja si da mieditojymm escribió:Solo de ver la portada me dan ñañaras
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
evgi_06- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Edad : 32
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Emotica G. W- Mensajes : 2737
Fecha de inscripción : 15/11/2016
Edad : 27
Localización : Mi casa :D
Re: Lectura #2 Octubre 2017
sinceramente no soy mucho de este tipo de libros .. pero tratare de seguirla !!!!!!
Invitado- Invitado
Re: Lectura #2 Octubre 2017
bienvenida!!evgi_06 escribió:Me uno
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
espero puedas seguirla, te aseguro que es un buen libroEmotica G. W escribió:a ver si puedo seguirla y si es buena como parece
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
debes de seguirle, es bueno salir de nuestra zona de confort ; )PotterGirl escribió:sinceramente no soy mucho de este tipo de libros .. pero tratare de seguirla !!!!!!
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Veritoj.vacio- Mensajes : 2400
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Edad : 52
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Me alegro que te unas Vero, se que sera de tu gusto el libroVeritoj.vacio escribió:me uno
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Como ya soy una niña grande, tengo bien puestos mis pantalones y como soy nueva me uniré.
Invitado, Te invito a que visites nuestro foro,
AcuarelasLiterarias te esperamos AQUÍ
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Dew- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 14/10/2017
Edad : 31
Re: Lectura #2 Octubre 2017
confiare en ti rossAtomic_Mellark escribió:espero puedas seguirla, te aseguro que es un buen libroEmotica G. W escribió:a ver si puedo seguirla y si es buena como parece
Emotica G. W- Mensajes : 2737
Fecha de inscripción : 15/11/2016
Edad : 27
Localización : Mi casa :D
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Dew' escribió:Como ya soy una niña grande, tengo bien puestos mis pantalones y como soy nueva me uniré.
Bienvenida Princesa Dew, todavía no conozco tus gustos vamos a ver que tal llevas esta lectura
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Fue a media noche, dormir trataba el joven William,
cuando el fantasma de Mary apareció en silencio, y a su lado se paró.
¡Oh, querido William! ¡Oh, querido William!
Mi descanso eterno ha terminado;
¡Ay! Mi paz perpetua se ha roto en pedazos.
Creí que la última de mis preocupaciones terminaría en mi último minuto;
pero aunque alcancé mi ansiado hogar, no me quedé demasiado tiempo.
—De “El Fantasma de Mary: Una Balada Patética ”
de Thomas Hood.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
13 Años Antes
Goteo, goteo, goteo. Goteo, goteo, goteo. Goteo, goteo, goteo.
Realmente, esto empezaba a ponerla nerviosa. Taylor Keane apretó el grifo de la cocina con todas sus fuerzas, incluso utilizó un paño de cocina para tener un mejor agarre, pero el goteo incesante continuó. ¿De dónde venía? Inclinándose sobre el fregadero, torció el mango y abrió la ventana, serpenteó su brazo a través de la apertura hacia el perfumado aire de la noche. Tendió la mano abierta. Ni siquiera chispeaba.
Lo más extraño era que a cualquier lugar de la casa a donde fuera, el volumen del goteo se mantenía constante, como si la sig uiera.
Podía dormirse estudiando Física, pero estaba bastante segura de que no podría de esa forma.
Abrió el armario debajo del fregadero y, empujando
aproximadamente un billón de botellas de jabón, desinfectante y cera para muebles, encontró el sifón. Un golpe rápido de su dedo confirmó que se encontraba completamente seco. Sin fugas allí.
Goteo, goteo, goteo.
Aquello era tan típico. Sus padres sólo salían una noche a la semana para ir a su ridícula clase de salsa, y ella se quedaba sola con una emergencia de fontanería. Los llamó y llamó pero no respondían sus teléfonos.
La. Peor. Noche. De. La. Vida. Ya era bastante malo que Jonny no hubiese ido como le prometió. Se suponía que iban a ver un DVD/besuquearse, pero él canceló diciendo que estaba “resfriado”. El muy mentiroso probablemente se encontraba bajo la galería con sus amigos. Taylor maldijo su fatal debilidad por aquellos grandes brazos y ojos azules.
Goteo, goteo, goteo.
—Dios, es tan molesto. —Tironeó un puñado de su alborotado cabello rubio-caramelo, y se precipitó fuera de la cocina hacia el salón. Localizando el mando a distancia, silenció el televisor.
Goteo, goteo, goteo.
Parecía venir de arriba, tal vez del espacio muerto entre los pisos. Recorrió el techo con la mirada para encontrar bultos. Tal vez debería llamar a un plomero... Estaba segura de que era lo que debía hacerse en una situación de fugas. Seguramente sus padres le agradecerían por prevenir el colapso del techo. Sin embargo, eran casi las nueve de la noche, y ella se estremeció ante lo que un plomero pudiera cobrarle por ir a esas horas. Ni siquiera tenía diez libras en su bolso.
Caminó descalza por la alfombra de felpa color beige hacia el pasillo y se asomó por la escalera que llevaba a la primera planta. Tal vez venía de arriba, de hecho, el cuarto de baño era la fuente más probable. Era digno de una mirada.
Goteo, goteo, goteo.
Más alto, más claro que nunca: gruesas y viscosas gotas que aterrizaban en una superficie sólida. Pero, ¿dónde? Había vivido allí toda su vida (bueno, cuando no estaba en la escuela) pero de repente la casa parecía ajena y extraña. Era súper patético, pero realmente deseaba que alguien más estuviera en casa en ese momento.
Valientemente, Taylor puso un dedo del pie sobre el primer escalón. Arqueó el cuello hacia atrás, inclinándose para echar un vistazo al rellano. No había moros en la costa. Muy por encima de su cabeza, la instalación de luz arrojó una sombra que parecía una garra sobre el techo. Vaciló. Una voz en su cabeza susurró: No vayas arriba .
—Tranquilízate, Tay —murmuró para sí. Con eso, subió los escalones de dos en dos, mostrándole a la casa lo valiente que era. Aquella no era una estúpida película de terror que Jonny trajo para tratar de asustarla, era la vida real y simplemente tenía una tubería con fugas.
Apareciendo por el rellano, se asomó sobre la barandilla. Nada que ver allí. El depósito de agua se hallaba en el ático pero, película de terror o no, no había ninguna posibilidad que subiera allí sola, no con arañas del tamaño de gatitos. Sin embargo, el goteo persistió. Aún peor, salpicaba con mayor frecuencia, golpeteando a un ritmo cada vez más frenético.
Existían dos posibles fuentes en esa planta: el cuarto de baño principal, o el que se encontraba en la habitación de sus padres. Apretando los puños, llegó a la habitación de sus padres primero. Con las farolas emitiendo una luz tenue a través de las persianas, se encontró con la habitación impecable, como siempre, y sin evidencia de inundaciones. Cruzó al pequeño cuarto de baño. Prendiendo la luz, vio a través de la puerta de cristal de la ducha que el cubículo seco no era el responsable del goteo. El baño también parecía bien; no tenía agua en los azulejos en absoluto.
Quedaba una opción. Maldijo al regresar al pasillo. La fuga era aún peor. Las gotas casi se convirtieron en una corriente, como si hubiera líquido vertiéndose sobre el suelo.
Corrió al cuarto de baño principal, tirando del cable de la luz. La bombilla pareció vacilar, silbando y estremeciéndose mientras se
encendía, sólo llenando la habitación con un fino y tintineante resplandor verdoso. Taylor se preguntó si la fuga afectaba el sistema eléctrico. Todo lo demás parecía normal, pero el agua se encontraba en su punto más alto. La cortina de la ducha caía a lo largo de la bañera. De repente se sintió excepcionalmente rubia. Todo ese alboroto y sólo era la ducha goteando.
La luz parpadeó de nuevo. Incluso se volvió más tenue. La sensación punzante en su estómago no se iba. Es sólo la ducha , se dijo. Taylor avanzó sobre las baldosas, estabilizándose en el lavabo de pedestal, observando su rostro ceniciento en el espejo adornado que colgaba por encima de ella. Alcanzó la cortina de la ducha, tomando el borde del velo de plástico. Hazlo como si estuvieras arrancando una curita...
Tiró de la cortina a un lado, sólo para golpear las botellas de champú y que cayeran dentro de una bañera blanca y vacía. La ducha colgaba expectante sobre ella, sin agua corriendo.
—¿Qué...? —gimió Taylor, alejándose de la bañera—. ¡Esto es una locura! —Goteo, goteo, goteo. Era tan fuerte. ¿De dónde venía?
Y entonces lo vio. Por el rabillo del ojo, vio que algo se movía en el espejo. Algo que no era ella. Con la boca seca, se volvió hacia el cristal. Era imposible, pero su reflejo no estaba solo; algo más esperaba dentro del marco. Taylor gritó.
El vidrio ya no era sólido, sino más como una piscina de plata ondulante en la pared. Una mano delgada, tan blanca como el mármol, pero manchada de sangre, apareció a través del cristal y se aferró a la cuenca, tirando de sí mismo del reflejo, hacia el cuarto de baño. Relucientes ríos rojos corrían de las yemas de sus dedos muertos, a través de los dedos extendidos. Se sostenían de los grifos y del fregadero. Al llegar a la mano de Taylor, gruesas gotas rojas salpicaron sobre los azulejos de mosaico.
Goteo, goteo, goteo
Goteo, goteo, goteo. Goteo, goteo, goteo. Goteo, goteo, goteo.
Realmente, esto empezaba a ponerla nerviosa. Taylor Keane apretó el grifo de la cocina con todas sus fuerzas, incluso utilizó un paño de cocina para tener un mejor agarre, pero el goteo incesante continuó. ¿De dónde venía? Inclinándose sobre el fregadero, torció el mango y abrió la ventana, serpenteó su brazo a través de la apertura hacia el perfumado aire de la noche. Tendió la mano abierta. Ni siquiera chispeaba.
Lo más extraño era que a cualquier lugar de la casa a donde fuera, el volumen del goteo se mantenía constante, como si la sig uiera.
Podía dormirse estudiando Física, pero estaba bastante segura de que no podría de esa forma.
Abrió el armario debajo del fregadero y, empujando
aproximadamente un billón de botellas de jabón, desinfectante y cera para muebles, encontró el sifón. Un golpe rápido de su dedo confirmó que se encontraba completamente seco. Sin fugas allí.
Goteo, goteo, goteo.
Aquello era tan típico. Sus padres sólo salían una noche a la semana para ir a su ridícula clase de salsa, y ella se quedaba sola con una emergencia de fontanería. Los llamó y llamó pero no respondían sus teléfonos.
La. Peor. Noche. De. La. Vida. Ya era bastante malo que Jonny no hubiese ido como le prometió. Se suponía que iban a ver un DVD/besuquearse, pero él canceló diciendo que estaba “resfriado”. El muy mentiroso probablemente se encontraba bajo la galería con sus amigos. Taylor maldijo su fatal debilidad por aquellos grandes brazos y ojos azules.
Goteo, goteo, goteo.
—Dios, es tan molesto. —Tironeó un puñado de su alborotado cabello rubio-caramelo, y se precipitó fuera de la cocina hacia el salón. Localizando el mando a distancia, silenció el televisor.
Goteo, goteo, goteo.
Parecía venir de arriba, tal vez del espacio muerto entre los pisos. Recorrió el techo con la mirada para encontrar bultos. Tal vez debería llamar a un plomero... Estaba segura de que era lo que debía hacerse en una situación de fugas. Seguramente sus padres le agradecerían por prevenir el colapso del techo. Sin embargo, eran casi las nueve de la noche, y ella se estremeció ante lo que un plomero pudiera cobrarle por ir a esas horas. Ni siquiera tenía diez libras en su bolso.
Caminó descalza por la alfombra de felpa color beige hacia el pasillo y se asomó por la escalera que llevaba a la primera planta. Tal vez venía de arriba, de hecho, el cuarto de baño era la fuente más probable. Era digno de una mirada.
Goteo, goteo, goteo.
Más alto, más claro que nunca: gruesas y viscosas gotas que aterrizaban en una superficie sólida. Pero, ¿dónde? Había vivido allí toda su vida (bueno, cuando no estaba en la escuela) pero de repente la casa parecía ajena y extraña. Era súper patético, pero realmente deseaba que alguien más estuviera en casa en ese momento.
Valientemente, Taylor puso un dedo del pie sobre el primer escalón. Arqueó el cuello hacia atrás, inclinándose para echar un vistazo al rellano. No había moros en la costa. Muy por encima de su cabeza, la instalación de luz arrojó una sombra que parecía una garra sobre el techo. Vaciló. Una voz en su cabeza susurró: No vayas arriba .
—Tranquilízate, Tay —murmuró para sí. Con eso, subió los escalones de dos en dos, mostrándole a la casa lo valiente que era. Aquella no era una estúpida película de terror que Jonny trajo para tratar de asustarla, era la vida real y simplemente tenía una tubería con fugas.
Apareciendo por el rellano, se asomó sobre la barandilla. Nada que ver allí. El depósito de agua se hallaba en el ático pero, película de terror o no, no había ninguna posibilidad que subiera allí sola, no con arañas del tamaño de gatitos. Sin embargo, el goteo persistió. Aún peor, salpicaba con mayor frecuencia, golpeteando a un ritmo cada vez más frenético.
Existían dos posibles fuentes en esa planta: el cuarto de baño principal, o el que se encontraba en la habitación de sus padres. Apretando los puños, llegó a la habitación de sus padres primero. Con las farolas emitiendo una luz tenue a través de las persianas, se encontró con la habitación impecable, como siempre, y sin evidencia de inundaciones. Cruzó al pequeño cuarto de baño. Prendiendo la luz, vio a través de la puerta de cristal de la ducha que el cubículo seco no era el responsable del goteo. El baño también parecía bien; no tenía agua en los azulejos en absoluto.
Quedaba una opción. Maldijo al regresar al pasillo. La fuga era aún peor. Las gotas casi se convirtieron en una corriente, como si hubiera líquido vertiéndose sobre el suelo.
Corrió al cuarto de baño principal, tirando del cable de la luz. La bombilla pareció vacilar, silbando y estremeciéndose mientras se
encendía, sólo llenando la habitación con un fino y tintineante resplandor verdoso. Taylor se preguntó si la fuga afectaba el sistema eléctrico. Todo lo demás parecía normal, pero el agua se encontraba en su punto más alto. La cortina de la ducha caía a lo largo de la bañera. De repente se sintió excepcionalmente rubia. Todo ese alboroto y sólo era la ducha goteando.
La luz parpadeó de nuevo. Incluso se volvió más tenue. La sensación punzante en su estómago no se iba. Es sólo la ducha , se dijo. Taylor avanzó sobre las baldosas, estabilizándose en el lavabo de pedestal, observando su rostro ceniciento en el espejo adornado que colgaba por encima de ella. Alcanzó la cortina de la ducha, tomando el borde del velo de plástico. Hazlo como si estuvieras arrancando una curita...
Tiró de la cortina a un lado, sólo para golpear las botellas de champú y que cayeran dentro de una bañera blanca y vacía. La ducha colgaba expectante sobre ella, sin agua corriendo.
—¿Qué...? —gimió Taylor, alejándose de la bañera—. ¡Esto es una locura! —Goteo, goteo, goteo. Era tan fuerte. ¿De dónde venía?
Y entonces lo vio. Por el rabillo del ojo, vio que algo se movía en el espejo. Algo que no era ella. Con la boca seca, se volvió hacia el cristal. Era imposible, pero su reflejo no estaba solo; algo más esperaba dentro del marco. Taylor gritó.
El vidrio ya no era sólido, sino más como una piscina de plata ondulante en la pared. Una mano delgada, tan blanca como el mármol, pero manchada de sangre, apareció a través del cristal y se aferró a la cuenca, tirando de sí mismo del reflejo, hacia el cuarto de baño. Relucientes ríos rojos corrían de las yemas de sus dedos muertos, a través de los dedos extendidos. Se sostenían de los grifos y del fregadero. Al llegar a la mano de Taylor, gruesas gotas rojas salpicaron sobre los azulejos de mosaico.
Goteo, goteo, goteo
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
1
Hallowen
La escuela Piper’s Hall para señoritas de once a dieciocho años de edad se encontraba en la parte superior de un robusto acantilado expuesto, un golfo muy maltratado por los fuertes vientos y olas altas. La escuela se posaba, tipo gótica, muy por encima de la orilla. Nada sobre la arquitectura decía “escuela”; torres y torretas estaban cubiertas con salvajes clavos de metal, mientras que incluso los verdes y extensos campos de juego eran del color de la pizarra en medio de una
tormenta. En el día era una visión de pesadilla, por la noche, era peor.
Los locales se referían a ella por muchos nombres, algunos más
groseros que otros, pero todos los lugareños en el vecino pueblo de Oxsley se mantenían alejados. Con buena razón... era cada castillo encantado de sus pesadillas infantiles. Incluso a kilómetros de distancia del mar, podías ver divididos relámpagos llegar a lamer las ventanas.
Peor que la apariencia siniestra, estaba lleno de elegantes, engreídos niños mimados en un internado. Bueno, eso era sin duda el veredicto de Bobbie Rowe sobre por qué cualquier persona con una onza de sentido común evitaría su escuela.
El frío cortaba a través de los huesos de Bobbie, el patético tacho de basura con fuego no hacía nada para mantener a su grupo de siete caliente. Estaban reunidos en una posición en cuclillas en los límites exteriores de la cancha de hockey, los postigos de las ventanas traqueteando en el vendaval. Manteniendo su mandíbula cerrada era la única manera de que Bobbie pudiera dejar que sus dientes castañearan como un pájaro carpintero de dibujos animados.
Toda esta noche era tan aburrida. Tan aburrida que podría llorar. A Bobbie ni siquiera le gustaba la mayoría de estas personas, y ciertamente no se molestó sobre Halloween.
—Y el ruido se hizo más fuerte... goteo, goteo, goteo... —La divertida hoguera echó un resplandor rojo demoníaco en el rojizo rostro de Sadie Walsh—. La niñera, oh tan lenta, alcanzó la cortina de la ducha y, tomando una respiración profunda, ¡la abrió de golpe!
—¡Oh Dios! ¿Qué vio? —chilló Lottie Wiseman, nerviosamente masticando su cabello.
Sadie entrecerró los ojos con alegría, construyendo la anticipación hasta que su audiencia estaba salivando para la gran revelación. —El perro colgaba de la barra de la ducha, degollado, y la sangre goteaba, goteaba, ¡goteaba en la bañera!
Los dos chicos en el banco de enfrente, que no tenían nada que hacer en una escuela de niñas en ningún momento, y mucho menos en el medio de la noche, se rieron entre sí.
—Y en el espejo... —continuó Sadie, una torcida, maníaca mirada en sus ojos—, escritas con sangre, estaban las palabras “¡Los humanos pueden lamer manos también!”.
Lottie y Grace soltaron un tímido grito falso para el deleite de los chicos de contrabando allí dentro. Bobbie no gritó, sólo se movió un poco para revivir a sus nalgas entumecidas como en un banco de gimnasio. Mientras que el internado volvía a algunas chicas bombas hormonales de tiempo, sólo había conseguido que ella fuera terriblemente tímida con los chicos.
—Lo que sea, Sadie. —Sentada a su lado, la mejor amiga de Bobbie, Naya, habló—. He oído esa historia un millón de veces antes, y para tu información, es una anciana y un perro, no una niñera... ¿por
qué una niñera iría a la cama en la casa de otra persona?
Bobbie rio y empujó sus gafas de chica geek pero realmente necesarias de regreso a su nariz de botón. Gracias a Dios por Naya, ella hacía a Piper’s Hall casi tolerable. Notó que uno de los muchachos locales (el más lindo de los dos, el mestizo con el cabello casi alborotado) también estaba sonriendo, pero Sadie no se veía emocionada con la crítica negativa.
—Oh, lo siento, Naya. Me olvidé que eras la experta en todo lo relacionado con Halloween. Mi error.
Naya frunció sus labios carnosos. —No estoy diciendo que lo sea, pero prometiste una historia de fantasmas real. Oh, hola... ¿son esas descripciones comerciales?
Una vez más, Bobbie rio. Sadie estaba llena de basura en el mejor de los tiempos, y en una institución donde los laxantes se comercializaban como los cigarrillos en la cárcel, eso en realidad decía algo. —Bueno. ¿Quieren una historia real?
El círculo cantó en acuerdo. Excepto Bobbie. Ante la insisten cia de Naya que había abandonado Orgullo y prejuicio y los zombis para esta farsa demente... —¡Es Halloween! —gritó—. Una noche al año...
¡Vivan un poco! —Naya pagaría por esto. Bobbie no sabía cómo, pero ella pagaría.
—No digas que no te lo advertí...
—¡Dulce Jesús, Sadie! —Grace Brewer-Fay, el último miembro de su fiesta ilícita y monarca reinante, por fin habló. No podía haberse visto más aburrida si tratara—. ¿Puedes seguir adelante con ello, por favor? No quiero estar aquí toda la noche. —La chica líder soltó las dos últimas palabras en ese preciso modo de seducción de telenovelas mientras acariciaba al chico con el que estaba acurrucada, el mismo lindo modelo de Hollister. Cuando Grace pasó sus dedos sobre la lisa, tensa, piel marrón del antebrazo del chico, Bobbie no podía dejar de preguntarse cómo se sentía. Era precioso, e incluso manteniendo la confesión en su cabeza hizo que sus mejillas se pusieran de color rojo frambuesa. Ero era tan tonto, él ni siquiera sabía que estaba aquí; Bobbie era siempre el camaleón, feliz de desvanecerse en el tapizado.
Sadie se irguió a sí misma como un pavo real particularmente orgulloso. —Bueno, esta historia realmente sucedió, aquí en Piper’s Hall. —Grace y Naya expresaron instantáneamente incredulidad—. ¡Es cierto! ¡Todo esto pasó cuando mi hermana mayor estaba aquí! Si no me creen, ¡voy a llamarla ahora!
Bobbie rodó su cabeza en el hombro de Naya. —¿Podemos irnos?
—susurró, así sólo su amiga la oiría—. Tengo como dos capítulos aún por leer y estaba llegando al gran final.
—¿Estás bromeando? ¡Estamos llegando a las cosas buenas! —El acento de Nueva York de Naya, un poco aguado después de tres años en Inglaterra, siempre se hacía más fuerte cuando estaba emocionada.
—¿Quién conoce la historia de Bloody Mary? —Sadie, una vez más, se apegó al fuego. Un poco más cerca y su rostro de seguro se derretiría. Bobbie a regañadientes levantó un brazo blando y así lo hicieron un par de los demás—. Pueden pensar que saben la historia... pero se ha debilitado y cambiado con el pasar de los años. La historia verdadera, la original, por así decirlo, comenzó aquí, en Piper’s Hall.
—¡Cómo no! —ladró el segundo chico, a quien ella había escuchado que el chico caliente había llamado Mark. Bobbie siempre sintió pena por los chicos llamados Mark. Al igual que, ¿quién nombra a un niño después de algo que limpias de una encimera de la cocina? Eso era tan cruel. Él también era un pueblerino de Oxsley, con músculos fornidos, y llevaba un arete de oro en la oreja izquierda. A Bobbie le gustaba imaginar que era un agricultor o un limpiachimeneas, pero sabía que era más su esnobismo Oxsley que cualquier otra verdad—. ¡He escuchado esa historia muchas veces! — prosiguió—. ¡Hubo una película sobre ello!
—Sí, Mark, eso es debido a que muchas de las señoritas de Piper’s han salido por el mundo y la han difundido... la verdadera historia comenzó hace más de doscientos años, cuando una alumna de
Piper’s Hall llamada Mary Worthington se suicidó. Fue una noche como ésta... ¡relámpagos iluminaban el cielo y los truenos se estrellaban!
Justo en ese momento, el lúgubre almacén tembló bajo un repique de un poderoso trueno. A su pesar, Bobbie agarró el brazo de Naya.
Sadie se deleitaba con la dramática oportunidad. —Un Halloween, ella fue hacia su amante, un chico de la zona del pueblo, para pedirle que se fugaran. En aquellos días, habría causado un gran escándalo, una joven de Piper’s Hall teniendo una aventura fuera del matrimonio. Cuando él se negó, ella le rogó, pero él se rio en su cara. El chico había conseguido lo que él quería. Así que Mary corrió de vuelta a la escuela en la lluvia torrencial, encontró un trozo de cuerda, fue al baño y se ahorcó. Lo último que vio fue su propio reflejo en el espejo mientras se balanceaba...
—¡Todos hemos escuchado esa historia! —Grace frunció el ceño, moviendo su cabello rubio de anuncio de champú.
—¿No hace referencia Bloody Mary a la Reina Mary porque mató a cientos de protestantes? —sopló Bobbie al oído de Naya cuando el tenue recuerdo de una lección de historia en su sexto año nadó a través de su memoria.
Naya sonrió ampliamente. —¡No creo que Sadie tenga esa nota!
En el otro lado del círculo, Grace se puso de pie, arrastrando a su hermoso chico de pie. —Caine y yo estamos fuera. Tenemos mejores cosas que hacer... —Ah, así que su nombre era Caine. Caine. Genial
nombre. “Bobbie y Caine” tenía un bonito sonido en ello. Sí, como si eso
f uera a suceder.
—¡Sólo espera! —Sadie sonrió dulcemente, lamiéndose los labios—. Eso solo era el principio...
—Quiero escuchar el final de la historia. —Caine se dejó caer de golpe de nuevo en el banco, para gran evidente consternación de Grace. Pobre Caine, no debe haber recibido el boletín de Piper’s Hall... nadie desafiaba a Grace Brewer-Fay y vivía para contarlo.
Vientos fuertes amenazaron con levantar el techo para limpiar el cobertizo y Bobbie se abrazó más apretadamente. Sadie continuó su historia. —Hay tantas versiones diferentes de lo que pasó después, pero todo el mundo está de acuerdo en que Bloody Mary puede ser invocada... sucedió aquí mismo en la escuela. Una chica lo hizo, hace unos años, cuando mi hermana estaba aquí. Hay reglas. Tiene que ser durante la hora de las brujas: medianoche. Tienes que encender una vela para ayudar a Mary a encontrar el camino desde el otro lado. Necesitas un espejo también; ya ven, el alma muerta de Mary se quedó atrapada en los espejos, sin poder cruzar a la otra vida. Y entonces, todo lo que tienes que hacer es decir su nombre cinco veces...
—¿Qué pasa entonces? —preguntó Caine, los ojos muy abiertos.
—Nadie ha vivido para contarlo... ni siquiera encontraron los cuerpos. Simplemente se desvanecen... o eso dicen.
La sala quedó en silencio, colgando sobre las consecuencias de las últimas palabras de Sadie, hasta que Naya comenzó un aplauso lento. Caine, con dientes blancos parpadeantes en la penumbra, se unió. Su sonrisa iluminó su rostro aún más; Bobbie no podía apartar los ojos de él. Había hoyuelos. Fue sacado directamente de un cartel de la pared del dormitorio.
Era extraño. Bobbie no solía estar interesada en chicos de su misma edad: chicos adolescentes que parecían niños pequeños para ella. Los “adolescentes” que veía en televisión eran todos falsos porque los actores estaban en sus veinte en realidad. Caine era diferente, sin embargo: no acné, no frenillos, sin ropa deportiva mal ajustada; Se veía como los chicos en la televisión. No debe ser capaz de moverse debido a las chicas lanzándose hacia él en la secundaria Radley, pensó, lo que hacía aún más extraño que estuviera con Grace. Era linda sin duda, Bobbie reflexionó, pero también lo eran muchas flores venenosas.
—¿Ellos nunca encontraron los cuerpos? Bueno, ¿no es eso conveniente? —gritó Naya—. ¡Y nunca hubo ni una sola prueba!
Igualmente poco impresionada, Grace frunció el ceño. —Bueno, me alegro de que nos quedáramos atrapados alrededor para el final.
¿Cuándo sale la versión en película?
Sadie se cruzó de brazos y frunció los labios. De alguna manera, Bobbie predijo la siguiente frase antes de que incluso se hubiera escapado de su boca. —Bien. No te importará hacerlo entonces,
¿verdad? —Eso fue el verdadero crescendo de su historia, el otro final con un acabado falso, atrayéndolos a esta conclusión inevitable. Podrías haber oído un alfiler caer en el otro extremo de la cancha de hockey.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? —respondió Naya. Lottie observaba la escena con ojos de galgo.
—¡Yo lo haré! —ofreció Caine rápidamente, frotándose las manos.
—¡No! ¡No! —Pobre Lottie, estaba al borde del colapso mental, a juzgar por la expresión de su cara.
Sadie se puso de pie, arrojando un guante invisible. —Bueno, si la historia es basura total, no tendrás problema invocándola.
—¡Ve a invocar una prueba! —espetó Naya. Oh Dios. Bobbie había visto esto suceder en numerosas ocasiones... Naya Sánchez no sabía cuándo dar marcha atrás. Se preparó para la tormenta que se aproximaba—. ¿Por qué no lo haces si eres tan dura?
—Suspiro. Rebobino. ¡Ya lo hice! —planteó Sadie, mano en la cadera, cada centímetro tan terca como su amiga-enemiga.
—Entonces, ¿por qué no estás muerta? —habló Bobbie finalmente, con la esperanza de sofocar el fuego de Naya. Tiró de las
mangas de su pesado jersey de punto trenzado sobre sus manos para mantener el calor.
Sadie se paró en el centro del círculo, su amargura emergiendo.
—¡No lo sé! No funcionó. Pero Lottie lo asegurará, ¡vio que lo hice!
Cada cabeza en el cobertizo lleno de humo se giró hacia una esquelética Lottie, que, francamente, estaría de acuerdo con cualquier cosa que su mejor amiga dijera. —Es cierto. Ella lo hizo hace tres noches... y lo hizo bien, pero no pasó nada. ¡Sin embargo, fue realmente aterrador!
—¿Estás bromeando? ¿El fantasma falso no apareció? Gran sorpresa. —Los labios de Grace se curvaron en una sonrisa todo- demasiado-familiar.
Sadie se mantuvo firme. —Bueno. Entonces hazlo. ¿O tienes miedo?
Grace chilló de risa. —Sadie, nena, ¿de verdad crees que eso va a funcionar en mí? Yo inventé la presión de grupo.
Sadie se derrumbó bajo el inmenso poder de la propia Bloody Mary de Piper’s Hall. Esa era la cosa con Grace. Ella era como una cobra; podría bailar toda la noche, pero una mordida y todo había terminado. Bobbie no tenía idea de por qué Grace era tan mala como era, debía ser bastante insegura para molestar a otras personas. Cualquiera que fuera la causa, a Bobbie no le importaba lo suficiente
para tratar de llegar al cactus humano, bastante segura de que sólo conseguiría pincharse por sus esfuerzos.
—Bueno, ¡yo voy a hacerlo! —Caine enrolló las mangas de su sudadera con capucha e hizo un alegre baile de calentamiento, como un boxeador preparándose psicológicamente a sí mismo para una pelea.
—¿Qué? —Grace roció veneno.
—¡Voy a hacerlo! —repitió—. Es Halloween. No tengo miedo de ningún fantasma.
—Yo lo haré también. —Naya se puso de pie y se acercó a Caine—
. ¿Qué es lo que dicen… Todo el mundo merece un buen susto en Halloween?
—¡Entra! —Caine chocó los cinco con Naya.
Esto no podía estar pasando. Esta noche se estaba convirtiendo en una repetición del fiasco del baile de primavera (un recuerdo por el papelón de vestidos idénticos) y Bobbie sabía exactamente lo que estaba por venir. Grace vs. Naya.
—¡Tienes que estar bromeando! —dijo Grace, sus fosas nasales dilatadas—. Si piensas que te escabullirás en la noche con mi novio, esas últimas células cerebrales deben haber perdido finalmente la voluntad de vivir.
El compañero de Caine, Mark, rio y repitió la palabra “novio” en voz baja. Caine no se veía emocionado tampoco, pero lo dejó pasar con un rizo de sus hermosos labios. Nueva acción en el hoyuelo.
—Bueno, Grace, ¡será mejor que vengas también entonces! — Naya sonrió como una auxiliar de vuelo en la velocidad.
Bobbie se lanzó a sí misma desde el banquillo, sintiendo que sus rodillas se agrietaban mientras arrastraba sus miembros cansados hacia Naya. —Nay, solo vayamos a la cama. Es tarde.
—Sí, escucha a Blobbie, Naya...
Bobbie abrió la boca, preparada con una réplica ingeniosa, pero como siempre, Naya saltó primero, sus ruedas ardiendo. —¡No la llames así! Voy a hacer lo que quiero. Vamos entonces, Sadie, ¿cuál baño? Vámonos. Bloody Mary, en las rocas.
Hallowen
La escuela Piper’s Hall para señoritas de once a dieciocho años de edad se encontraba en la parte superior de un robusto acantilado expuesto, un golfo muy maltratado por los fuertes vientos y olas altas. La escuela se posaba, tipo gótica, muy por encima de la orilla. Nada sobre la arquitectura decía “escuela”; torres y torretas estaban cubiertas con salvajes clavos de metal, mientras que incluso los verdes y extensos campos de juego eran del color de la pizarra en medio de una
tormenta. En el día era una visión de pesadilla, por la noche, era peor.
Los locales se referían a ella por muchos nombres, algunos más
groseros que otros, pero todos los lugareños en el vecino pueblo de Oxsley se mantenían alejados. Con buena razón... era cada castillo encantado de sus pesadillas infantiles. Incluso a kilómetros de distancia del mar, podías ver divididos relámpagos llegar a lamer las ventanas.
Peor que la apariencia siniestra, estaba lleno de elegantes, engreídos niños mimados en un internado. Bueno, eso era sin duda el veredicto de Bobbie Rowe sobre por qué cualquier persona con una onza de sentido común evitaría su escuela.
El frío cortaba a través de los huesos de Bobbie, el patético tacho de basura con fuego no hacía nada para mantener a su grupo de siete caliente. Estaban reunidos en una posición en cuclillas en los límites exteriores de la cancha de hockey, los postigos de las ventanas traqueteando en el vendaval. Manteniendo su mandíbula cerrada era la única manera de que Bobbie pudiera dejar que sus dientes castañearan como un pájaro carpintero de dibujos animados.
Toda esta noche era tan aburrida. Tan aburrida que podría llorar. A Bobbie ni siquiera le gustaba la mayoría de estas personas, y ciertamente no se molestó sobre Halloween.
—Y el ruido se hizo más fuerte... goteo, goteo, goteo... —La divertida hoguera echó un resplandor rojo demoníaco en el rojizo rostro de Sadie Walsh—. La niñera, oh tan lenta, alcanzó la cortina de la ducha y, tomando una respiración profunda, ¡la abrió de golpe!
—¡Oh Dios! ¿Qué vio? —chilló Lottie Wiseman, nerviosamente masticando su cabello.
Sadie entrecerró los ojos con alegría, construyendo la anticipación hasta que su audiencia estaba salivando para la gran revelación. —El perro colgaba de la barra de la ducha, degollado, y la sangre goteaba, goteaba, ¡goteaba en la bañera!
Los dos chicos en el banco de enfrente, que no tenían nada que hacer en una escuela de niñas en ningún momento, y mucho menos en el medio de la noche, se rieron entre sí.
—Y en el espejo... —continuó Sadie, una torcida, maníaca mirada en sus ojos—, escritas con sangre, estaban las palabras “¡Los humanos pueden lamer manos también!”.
Lottie y Grace soltaron un tímido grito falso para el deleite de los chicos de contrabando allí dentro. Bobbie no gritó, sólo se movió un poco para revivir a sus nalgas entumecidas como en un banco de gimnasio. Mientras que el internado volvía a algunas chicas bombas hormonales de tiempo, sólo había conseguido que ella fuera terriblemente tímida con los chicos.
—Lo que sea, Sadie. —Sentada a su lado, la mejor amiga de Bobbie, Naya, habló—. He oído esa historia un millón de veces antes, y para tu información, es una anciana y un perro, no una niñera... ¿por
qué una niñera iría a la cama en la casa de otra persona?
Bobbie rio y empujó sus gafas de chica geek pero realmente necesarias de regreso a su nariz de botón. Gracias a Dios por Naya, ella hacía a Piper’s Hall casi tolerable. Notó que uno de los muchachos locales (el más lindo de los dos, el mestizo con el cabello casi alborotado) también estaba sonriendo, pero Sadie no se veía emocionada con la crítica negativa.
—Oh, lo siento, Naya. Me olvidé que eras la experta en todo lo relacionado con Halloween. Mi error.
Naya frunció sus labios carnosos. —No estoy diciendo que lo sea, pero prometiste una historia de fantasmas real. Oh, hola... ¿son esas descripciones comerciales?
Una vez más, Bobbie rio. Sadie estaba llena de basura en el mejor de los tiempos, y en una institución donde los laxantes se comercializaban como los cigarrillos en la cárcel, eso en realidad decía algo. —Bueno. ¿Quieren una historia real?
El círculo cantó en acuerdo. Excepto Bobbie. Ante la insisten cia de Naya que había abandonado Orgullo y prejuicio y los zombis para esta farsa demente... —¡Es Halloween! —gritó—. Una noche al año...
¡Vivan un poco! —Naya pagaría por esto. Bobbie no sabía cómo, pero ella pagaría.
—No digas que no te lo advertí...
—¡Dulce Jesús, Sadie! —Grace Brewer-Fay, el último miembro de su fiesta ilícita y monarca reinante, por fin habló. No podía haberse visto más aburrida si tratara—. ¿Puedes seguir adelante con ello, por favor? No quiero estar aquí toda la noche. —La chica líder soltó las dos últimas palabras en ese preciso modo de seducción de telenovelas mientras acariciaba al chico con el que estaba acurrucada, el mismo lindo modelo de Hollister. Cuando Grace pasó sus dedos sobre la lisa, tensa, piel marrón del antebrazo del chico, Bobbie no podía dejar de preguntarse cómo se sentía. Era precioso, e incluso manteniendo la confesión en su cabeza hizo que sus mejillas se pusieran de color rojo frambuesa. Ero era tan tonto, él ni siquiera sabía que estaba aquí; Bobbie era siempre el camaleón, feliz de desvanecerse en el tapizado.
Sadie se irguió a sí misma como un pavo real particularmente orgulloso. —Bueno, esta historia realmente sucedió, aquí en Piper’s Hall. —Grace y Naya expresaron instantáneamente incredulidad—. ¡Es cierto! ¡Todo esto pasó cuando mi hermana mayor estaba aquí! Si no me creen, ¡voy a llamarla ahora!
Bobbie rodó su cabeza en el hombro de Naya. —¿Podemos irnos?
—susurró, así sólo su amiga la oiría—. Tengo como dos capítulos aún por leer y estaba llegando al gran final.
—¿Estás bromeando? ¡Estamos llegando a las cosas buenas! —El acento de Nueva York de Naya, un poco aguado después de tres años en Inglaterra, siempre se hacía más fuerte cuando estaba emocionada.
—¿Quién conoce la historia de Bloody Mary? —Sadie, una vez más, se apegó al fuego. Un poco más cerca y su rostro de seguro se derretiría. Bobbie a regañadientes levantó un brazo blando y así lo hicieron un par de los demás—. Pueden pensar que saben la historia... pero se ha debilitado y cambiado con el pasar de los años. La historia verdadera, la original, por así decirlo, comenzó aquí, en Piper’s Hall.
—¡Cómo no! —ladró el segundo chico, a quien ella había escuchado que el chico caliente había llamado Mark. Bobbie siempre sintió pena por los chicos llamados Mark. Al igual que, ¿quién nombra a un niño después de algo que limpias de una encimera de la cocina? Eso era tan cruel. Él también era un pueblerino de Oxsley, con músculos fornidos, y llevaba un arete de oro en la oreja izquierda. A Bobbie le gustaba imaginar que era un agricultor o un limpiachimeneas, pero sabía que era más su esnobismo Oxsley que cualquier otra verdad—. ¡He escuchado esa historia muchas veces! — prosiguió—. ¡Hubo una película sobre ello!
—Sí, Mark, eso es debido a que muchas de las señoritas de Piper’s han salido por el mundo y la han difundido... la verdadera historia comenzó hace más de doscientos años, cuando una alumna de
Piper’s Hall llamada Mary Worthington se suicidó. Fue una noche como ésta... ¡relámpagos iluminaban el cielo y los truenos se estrellaban!
Justo en ese momento, el lúgubre almacén tembló bajo un repique de un poderoso trueno. A su pesar, Bobbie agarró el brazo de Naya.
Sadie se deleitaba con la dramática oportunidad. —Un Halloween, ella fue hacia su amante, un chico de la zona del pueblo, para pedirle que se fugaran. En aquellos días, habría causado un gran escándalo, una joven de Piper’s Hall teniendo una aventura fuera del matrimonio. Cuando él se negó, ella le rogó, pero él se rio en su cara. El chico había conseguido lo que él quería. Así que Mary corrió de vuelta a la escuela en la lluvia torrencial, encontró un trozo de cuerda, fue al baño y se ahorcó. Lo último que vio fue su propio reflejo en el espejo mientras se balanceaba...
—¡Todos hemos escuchado esa historia! —Grace frunció el ceño, moviendo su cabello rubio de anuncio de champú.
—¿No hace referencia Bloody Mary a la Reina Mary porque mató a cientos de protestantes? —sopló Bobbie al oído de Naya cuando el tenue recuerdo de una lección de historia en su sexto año nadó a través de su memoria.
Naya sonrió ampliamente. —¡No creo que Sadie tenga esa nota!
En el otro lado del círculo, Grace se puso de pie, arrastrando a su hermoso chico de pie. —Caine y yo estamos fuera. Tenemos mejores cosas que hacer... —Ah, así que su nombre era Caine. Caine. Genial
nombre. “Bobbie y Caine” tenía un bonito sonido en ello. Sí, como si eso
f uera a suceder.
—¡Sólo espera! —Sadie sonrió dulcemente, lamiéndose los labios—. Eso solo era el principio...
—Quiero escuchar el final de la historia. —Caine se dejó caer de golpe de nuevo en el banco, para gran evidente consternación de Grace. Pobre Caine, no debe haber recibido el boletín de Piper’s Hall... nadie desafiaba a Grace Brewer-Fay y vivía para contarlo.
Vientos fuertes amenazaron con levantar el techo para limpiar el cobertizo y Bobbie se abrazó más apretadamente. Sadie continuó su historia. —Hay tantas versiones diferentes de lo que pasó después, pero todo el mundo está de acuerdo en que Bloody Mary puede ser invocada... sucedió aquí mismo en la escuela. Una chica lo hizo, hace unos años, cuando mi hermana estaba aquí. Hay reglas. Tiene que ser durante la hora de las brujas: medianoche. Tienes que encender una vela para ayudar a Mary a encontrar el camino desde el otro lado. Necesitas un espejo también; ya ven, el alma muerta de Mary se quedó atrapada en los espejos, sin poder cruzar a la otra vida. Y entonces, todo lo que tienes que hacer es decir su nombre cinco veces...
—¿Qué pasa entonces? —preguntó Caine, los ojos muy abiertos.
—Nadie ha vivido para contarlo... ni siquiera encontraron los cuerpos. Simplemente se desvanecen... o eso dicen.
La sala quedó en silencio, colgando sobre las consecuencias de las últimas palabras de Sadie, hasta que Naya comenzó un aplauso lento. Caine, con dientes blancos parpadeantes en la penumbra, se unió. Su sonrisa iluminó su rostro aún más; Bobbie no podía apartar los ojos de él. Había hoyuelos. Fue sacado directamente de un cartel de la pared del dormitorio.
Era extraño. Bobbie no solía estar interesada en chicos de su misma edad: chicos adolescentes que parecían niños pequeños para ella. Los “adolescentes” que veía en televisión eran todos falsos porque los actores estaban en sus veinte en realidad. Caine era diferente, sin embargo: no acné, no frenillos, sin ropa deportiva mal ajustada; Se veía como los chicos en la televisión. No debe ser capaz de moverse debido a las chicas lanzándose hacia él en la secundaria Radley, pensó, lo que hacía aún más extraño que estuviera con Grace. Era linda sin duda, Bobbie reflexionó, pero también lo eran muchas flores venenosas.
—¿Ellos nunca encontraron los cuerpos? Bueno, ¿no es eso conveniente? —gritó Naya—. ¡Y nunca hubo ni una sola prueba!
Igualmente poco impresionada, Grace frunció el ceño. —Bueno, me alegro de que nos quedáramos atrapados alrededor para el final.
¿Cuándo sale la versión en película?
Sadie se cruzó de brazos y frunció los labios. De alguna manera, Bobbie predijo la siguiente frase antes de que incluso se hubiera escapado de su boca. —Bien. No te importará hacerlo entonces,
¿verdad? —Eso fue el verdadero crescendo de su historia, el otro final con un acabado falso, atrayéndolos a esta conclusión inevitable. Podrías haber oído un alfiler caer en el otro extremo de la cancha de hockey.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? —respondió Naya. Lottie observaba la escena con ojos de galgo.
—¡Yo lo haré! —ofreció Caine rápidamente, frotándose las manos.
—¡No! ¡No! —Pobre Lottie, estaba al borde del colapso mental, a juzgar por la expresión de su cara.
Sadie se puso de pie, arrojando un guante invisible. —Bueno, si la historia es basura total, no tendrás problema invocándola.
—¡Ve a invocar una prueba! —espetó Naya. Oh Dios. Bobbie había visto esto suceder en numerosas ocasiones... Naya Sánchez no sabía cuándo dar marcha atrás. Se preparó para la tormenta que se aproximaba—. ¿Por qué no lo haces si eres tan dura?
—Suspiro. Rebobino. ¡Ya lo hice! —planteó Sadie, mano en la cadera, cada centímetro tan terca como su amiga-enemiga.
—Entonces, ¿por qué no estás muerta? —habló Bobbie finalmente, con la esperanza de sofocar el fuego de Naya. Tiró de las
mangas de su pesado jersey de punto trenzado sobre sus manos para mantener el calor.
Sadie se paró en el centro del círculo, su amargura emergiendo.
—¡No lo sé! No funcionó. Pero Lottie lo asegurará, ¡vio que lo hice!
Cada cabeza en el cobertizo lleno de humo se giró hacia una esquelética Lottie, que, francamente, estaría de acuerdo con cualquier cosa que su mejor amiga dijera. —Es cierto. Ella lo hizo hace tres noches... y lo hizo bien, pero no pasó nada. ¡Sin embargo, fue realmente aterrador!
—¿Estás bromeando? ¿El fantasma falso no apareció? Gran sorpresa. —Los labios de Grace se curvaron en una sonrisa todo- demasiado-familiar.
Sadie se mantuvo firme. —Bueno. Entonces hazlo. ¿O tienes miedo?
Grace chilló de risa. —Sadie, nena, ¿de verdad crees que eso va a funcionar en mí? Yo inventé la presión de grupo.
Sadie se derrumbó bajo el inmenso poder de la propia Bloody Mary de Piper’s Hall. Esa era la cosa con Grace. Ella era como una cobra; podría bailar toda la noche, pero una mordida y todo había terminado. Bobbie no tenía idea de por qué Grace era tan mala como era, debía ser bastante insegura para molestar a otras personas. Cualquiera que fuera la causa, a Bobbie no le importaba lo suficiente
para tratar de llegar al cactus humano, bastante segura de que sólo conseguiría pincharse por sus esfuerzos.
—Bueno, ¡yo voy a hacerlo! —Caine enrolló las mangas de su sudadera con capucha e hizo un alegre baile de calentamiento, como un boxeador preparándose psicológicamente a sí mismo para una pelea.
—¿Qué? —Grace roció veneno.
—¡Voy a hacerlo! —repitió—. Es Halloween. No tengo miedo de ningún fantasma.
—Yo lo haré también. —Naya se puso de pie y se acercó a Caine—
. ¿Qué es lo que dicen… Todo el mundo merece un buen susto en Halloween?
—¡Entra! —Caine chocó los cinco con Naya.
Esto no podía estar pasando. Esta noche se estaba convirtiendo en una repetición del fiasco del baile de primavera (un recuerdo por el papelón de vestidos idénticos) y Bobbie sabía exactamente lo que estaba por venir. Grace vs. Naya.
—¡Tienes que estar bromeando! —dijo Grace, sus fosas nasales dilatadas—. Si piensas que te escabullirás en la noche con mi novio, esas últimas células cerebrales deben haber perdido finalmente la voluntad de vivir.
El compañero de Caine, Mark, rio y repitió la palabra “novio” en voz baja. Caine no se veía emocionado tampoco, pero lo dejó pasar con un rizo de sus hermosos labios. Nueva acción en el hoyuelo.
—Bueno, Grace, ¡será mejor que vengas también entonces! — Naya sonrió como una auxiliar de vuelo en la velocidad.
Bobbie se lanzó a sí misma desde el banquillo, sintiendo que sus rodillas se agrietaban mientras arrastraba sus miembros cansados hacia Naya. —Nay, solo vayamos a la cama. Es tarde.
—Sí, escucha a Blobbie, Naya...
Bobbie abrió la boca, preparada con una réplica ingeniosa, pero como siempre, Naya saltó primero, sus ruedas ardiendo. —¡No la llames así! Voy a hacer lo que quiero. Vamos entonces, Sadie, ¿cuál baño? Vámonos. Bloody Mary, en las rocas.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
2
La invocación
Las estridentes súplicas ignoradas unánimemente de la señora Craddock, la encargada de los alumnos internos, llenaron los largos pasillos y altos techos del edificio de los dormitorios. Como era Halloween, la nerviosa encargada le había dado a las señoritas del Piper’s Hall un poco de libertad para descontrolarse, pero mientras la medianoche se acercaba, su paciencia finalmente se había acabado.
—¡Señoritas! ¡A sus habitaciones ahora, por favor! —Era una mujer con los nervios a flor de piel, ¿pero quién no lo estaría luego de guiar adolescentes durante veinticinco años?
Bobbie, Naya, Grace, Sadie, Lottie, Mark y Caine escucharon desde la planta baja, al lado de la escalera de incendios por la que acababan de entrar. Sus rostros y manos se encontraban enrojecidos y con heridas, inclusive por la pequeña carrera a través de la cancha de hockey azotada por la lluvia. Naya luchaba con la puerta, forcejeando para cerrarla contra los vientos feroces.
Comprobando que no había moros en la costa, Sadie empujó un panel de madera situado entre la cocina y el come dor. —¡No puedo creer que tengas pasadizos secretos de fiar! —dijo Caine con alegría infantil.
—Baja la voz —espetó Grace—. ¿Tienes idea en cuántos problemas estaríamos sin nos descubren?
—Lo siento.
El supuesto “pasadizo secreto” fue la única razón por la que Bobbie aceptó venir a la escuela, la promesa de estanterías giratorias como en Scooby Doo y cavernas del Templo Maldito llenas de insectos atrajo a su niña interior de once años.
Resultó que los “pasadizos secretos” eran, de hecho, apenas pasajes del servicio doméstico desde cuando el edificio principal de la escuela era una casa majestuosa. Presuntamente había cámaras
secretas de sacerdotes1, aún más antiguas, aunque Bobbie nunca había visto una. Los pasillos y huecos de las escaleras ni siquiera eran “secretos” de por sí, pero las Inferiores —las niñas más pequeñas—, tendían a no utilizarlas una vez que las Avanzadas habían exagerado en cuantos problemas se meterían si eran encontradas metiéndose en ellos. Ah, y naturalmente serían “torturadas”.
—Vamos —ordenó Sadie—. Síganme. —Se deslizaron por el panel y dentro de un pasillo angosto sin alfombra, solo ligeramente más ancho que los hombros cuadrados de Mark.
Al final del pasillo, una escalera de madera desvencijada y chirriante zigzagueaba hasta la parte posterior del viejo edificio con salidas en cada piso. En fila uno detrás del otro siguió a Sadie hasta que alcanzaron el punto de salida en el segundo piso, afuera de los dormitorios. Bobbie se encontraba al final de la fila. Dudaba mucho que nadie más aparte de Naya supiera siquiera que ella se encontraba allí.
Detrás del panel de salida, una puerta oculta en la ventana en saliente situada en el descansillo entre la casa Brontë y Austen, Bobbie podía oír a las niñas reírse y a la señora Craddock cada vez más exasperada. Por suerte, la masa de niñas corriendo ocultaría el hecho de que cinco pupilos no se encontraban en sus dormitorios, no es como si la señora Craddock revisara de todas maneras, por lo menos no cuando el programa de CSI: Miami iba a comenzar en cinco minutos.
—Esperemos hasta que esté en silencio… hace mucho que ha pasado la hora de acostarse de Craddock, debería estar dormida en unos minutos. —Suspiró Sadie, con la oreja presionada contra el panel.
—Como sea —se quejó Grace. Irónicamente como “Delegada de la Escuela” era su responsabilidad asegurarse de que todas las niñas estuvieran en sus dormitorios después de las nueve de la noche e informar sobre cualquier visitante que entrara sin autorización a la escuela. Bobbie no pudo contener una curiosa satisfacción de que Grace no podía seducir a Caine, al menos no esta noche. Asumiendo que sobrevivieran al Bloody Mary, por supuesto. No estaba segura si reír o llorar. Dicho eso, si era realmente honesta, tenía un poco de curiosidad por ver si llevarían a cabo la invocación, y por lo menos, Caine era un bombón particularmente adictivo.
Los dormitorios, parte del edificio original de la escuela, estaban divididos en cuatro casas, cada una llevaba e l nombre de escritoras célebres: Austen, Brontë, Christie y Dickinson. El hecho de que no estuvieran catalogadas solo como A, B, C y D era una prueba más, como si se necesitase alguna, de que la escuela de Bobbie era masivamente pretenciosa. Austen y Brontë se hallaban en alas opuestas
1 Es e l té rmino dado a los e scondite s para sace rdote s construidos e n muchas de las principale s igle sias católicas de Inglate rra, durante e l pe riodo cuando los católicos fue ron pe rse guidos por la le y e n Inglate rra, de sde e l inicio de l re inado de la Re ina Elizabe th I e n 1558.
del segundo piso, mientras que Christie y Dickinson se hallaban un piso más arriba.
Efectivamente, luego de quince minutos, los pasos y las voces se fueron silenciando. Solo el zumbido eléctrico de las luces alargadas del techo y los sonidos de la tormenta llenaban la escuela.
—Bueno, ¡manos a la obra! —Sadie dirigió la brigada fuera de su guarida.
Lottie los dejó, yendo de puntillas de vuelta a la casa Christie en el siguiente piso. Bobbie se quedó atrás, tiró del brazo de Naya. —¿Por qué estamos haciendo esto?
—¡Oh vamos, Bob! —Naya agarró su mano—. He hecho esto en cientos de fiestas de pijamas. ¡Solo estoy jugando con Grace y Sadie!
¡Será divertidísimo!
—¿En serio? Explícate. —Ella se encogió de hombros, incrédula.
—¡Dah! ¡Les seguiré la corriente y luego pasaré la semana que viene vagando sigilosamente, escribiendo cosas en los espejos y colgando lazos por todas partes! Las asustará de manera espectacular,
¡quiero ver a Grace Brewer-Fay mojando la cama!
Bobbie vio como Grace se colgó del brazo de Caine como una heroína de una película de bajo presupuesto. Era tanta actuación. Grace tenía más testosterona que dos chicos juntos. ¿Sería divertido bajarle los humos? Diablos, sí.
En la delantera, Sadie y Mark llegaron a la casa Brontë. Solo la suave luz nocturna iluminaba la larga fila de dormitorios tranquilos,
una tenue luz plateada guiaba a las chicas a la salida de incendios. No había moros en la costa y la puerta del baño permanecía entreabierta, esperando por ellos. Bobbie no podía evitar sentir que parecía un poco siniestro en la oscuridad, en la noche de Halloween, en una tormenta furiosa…
Mentalmente se tiró un cubo de realidad sobre sí misma. Debería saberlo mejor. Todos los niños idiotas alrededor del globo terráqueo coreaban “Bloody Mary” en los espejos; si fuera verdad tenía la certeza de que la prensa lo habría reseñado a estas alturas.
—¡Vamos! —Sadie entró caminando en puntillas en e l baño. Respirando profundamente, Bobbie permitió que Naya la empujara por la entrada de la puerta.
Como siempre, la habitación de azulejos húmeda tenía el molesto aroma de drenajes atascados por cabello combinado con una infusión de jabón y champú. Detrás de las cortinas de plástico rota, las duchas oxidadas tenían fugas constantemente, goteando contra el piso de cerámica. Bobbie dudaba que incluso el espíritu más desesperado apareciera en este agujero.
—Cierra la puerta —ordenó Sadie y Bobbie obedeció. Sadie abrió su bolso de ducha, que ya había llenado con velas y fósforos de su
dormitorio, y comenzó a ponerlos alrededor de los largos lavabos comunitarios que se encontraban delante del espejo. Todo este asunto había sido organizado hasta el más fino detalle, Bobbie se preguntaba cuando tiempo había estado Sadie planeándolo. Había alguna clase de tensión no resuelta entre Grace y Sadie: Ambas estaban en “Las Élites” una antigua institución-dentro-de-una institución en Piper’s Hall. Cada año, una o dos chicas de familias ricas, poderosas o famosas eran iniciadas en un “Club especial” para tener reuniones secretas y generalmente ser malvadas, un poco como los Masones pero con brillo labial. Por lo que Bobbie podía determinar cómo una persona ajena al asunto, Grace y Sadie peleaban constantemente por ser la Reina Abeja o Reina Perra.
Era una total estupidez. Dado que su mamá era famosa, Bobbie fue invitada a unirse el primer año. Lo rechazó porque se veía como una especie de culto de divas y anoréxicas en minifalda, y como consecuencia había sufrido desde entonces. Había sido asesinada socialmente, pero le importaba un bledo. Sin embargo, Naya había querido entrar desesperadamente. Grace, quien tuvo una aversión inmediata con la seductora recién llegada de América cuando llegó en segundo año, se había encargado de que eso nunca sucediera.
Bobbie miró su reflejo, solo un breve vistazo en el largo espejo, deteniéndose para ahuecar su cabello castaño claro y liso antes de mirar al infinitamente más interesante Caine, el tono bronce de su piel y la textura de terciopelo de su cabello. Cuando el reflejo de la mirada de Caine se encontró con la suya, bajó la cabeza, rezando porque no se hubiera dado cuenta de que lo miraba fijamente . O peor, ¿qué pasaría si Grace la sorprendía en el acto? Necesitaba recobrar la compostura.
—Bueno. Es casi medianoche… ¿quién irá primero?
Grace se irguió en toda su altura y se admiró a sí misma en el espejo, alisando las perfectas mechas rubias de su cabello. —Yo no lo haré y punto. Esto es para niños.
—¿Entonces por qué estás aquí? —repitió Naya.
—Porque sé cómo eres. —Su voz estaba llena de acusación.
Caine, al parecer presintiendo que se produciría una pelea de mujeres, dio un paso hacia delante frente al espejo, tirando del bajo y fornido Mark con él. —¡Nosotros vamos primero!
El chico más bajo alejó su brazo. —No voy a hacerlo. ¿Y si es real?
¡Solo voy a filmar así puedo burlarme de ti hasta el fin de los tiempos!
—¿Qué pasa con todo el mundo? —La sonrisa irresistible de Caine irrumpió de nuevo—. ¡Todos son tan blandengues!
Naya, con las manos en las caderas, se unió a él enfrente del espejo. —No hay neoyorkinos blandengues, cariño.
Bobbie levantó una ceja, sin saber si Naya trataba de ser seductora o no. Si lo estaba, no le funcionaba. Y entonces ella sintió que sus pies hacían algo casi extraterrestre… comenzaron a moverse
hacia los otros. Era como si Caine fuera un virus de computadora infectando completamente su disco duro personal… Todas sus heurísticas habituales fueron bloqueadas, todos sus sensibles mecanismos invisibles de auto defensa abrumado por su deseo de impresionar al chico que conoció solo unas horas antes y al que ni siquiera le había hablado.
Naya la miró, con una mezcla de conmoción y orgullo. —¿Bobbie?
—¿Qué? —contestó ella—. No estoy asustada. Es estúpido. —Le molestaba que Naya pensara que era una debilucha cuando conocía la verdadera ella. Grace le lanzó una mirada de lástima, normalmente reservada para los perros con tres patas.
—¡Vamos, Bobbie! ¡Amo a una chica con agallas! —Caine se detuvo—. Bueno, no como eso… ya sabes lo que quiero decir.
Bobbie se perdió en sus ojos por un segundo, la primera vez que le había dado más que un momento fugaz de atención. Él sabe mi nombre. Se irguió. Los chicos son como perros peligrosos, si les muestras miedo se comerán tu cara. —Bueno, vamos a terminar esto de una vez antes de que nos expulsen a todos.
—Sí, por favor —concordó Grace—. Bloody Mary es una cosa, la educación estatal, otra.
Sadie retrocedió hasta donde Grace refunfuñaba y Mark abrió su teléfono rápidamente y comenzó a grabar su propia película de terror de bajo presupuesto.
—Cuando estén listos. Es más de medianoche. Si se atreven —
susurró Sadie la última palabra como si fuera alguna clase de guardián de una cripta.
Los tres miraron el espejo. Como era de esperarse, tres reflejos les devolvieron la mirada. Bobbie: pequeña y delicada, escondiéndose detrás de sus gruesas gafas; Caine: alto, corpulento, con la complexión de un nadador; y la Amazónica Naya: con gruesos mechones de cabello negro cayendo sobre sus hombros. El trío más improbable que se podría encontrar en el baño de chicas a medianoche.
Inhalando ruidosamente por la nariz, Caine miró a cada una de ellas, una por una. —¿Lista?
—Sí. —Naya parecía menos segura en esta etapa del juego.
Bobbie respondió con un leve asentimiento.
—De acuerdo. A la cuenta de tres… —continuó él—. Uno, dos…
tres…
Se detuvieron, ninguno quería ir primero.
—¡Vamos! —Se echó a reír Caine—. Esta vez…
—B… Bloody Mary —comenzó Naya y los otros obedientemente la
siguieron, con las voces bajas y monótonas. Bobbie sintió el aire salir
volando de la habitación. La noche misma los había oído comenzar y retuvo el aliento como consecuencia.
—Bloody Mary… —La tensión se hizo demasiada. Caine y Naya se deshicieron en risitas y Bobbie se les unió, sin querer estar fuera de la alegría.
—Sigan —animó Sadie desde la periferia—. Eso solo son dos. Dejaron de reír. —Bloody Mary… —y otra vez—: Bloody Mary.
Las velas parpadearon y chisporrotearon cuando una fina brisa helada se infiltró en el baño; sombras vudú bailaron por las paredes y sobre los rostros enmarcados dentro del espejo. La iluminación ascendente hizo parecer sus rostros demacrados y con las mejillas hundidas como esqueletos.
—Solo queda uno. —Bobbie miró profundamente los ojos de Naya y vio que solo una pizca de valentía permanecía allí.
—Todos juntos —animó Caine. Entre las chicas, tomó la mano derecha de Naya y la izquierda de ella. El corazón de Bobbie palpitaba frenéticamente contra sus costillas; ni siquiera podía respirar, y mucho menos decir las dos palabras restantes. Miró al punto más lejano en la parte posterior del espejo. Loco, pero parecía extenderse como si estuviera mirando un largo túnel negro. Ya no había ningún reflejo, sino un pasaje oscuro. A kilómetros de distancia, en el punto más alejado, algo se removió.
Los labios de Caine se separaron. Naya le dio un asentimiento discreto. Bobbie inhaló y cerró los ojos.
—Bloody Mary —dijeron todos juntos.
La luz de la habitación disminuyó como si todas las velas de la habitación fueran a apagarse al mismo tiempo. Y luego nada. El baño se encontraba en silencio aparte del monótono goteo sobre los compartimientos de las duchas. Bobbie miró a sus compañeros. Naya apretaba los dientes tan fuerte que podía ver el tendón de su cuello. Caine se mordía el labio inferior con nerviosismo.
Nada.
Bobbie fue en realidad la primera en colapsar. Soltó una carcajada y los demás siguieron su ejemplo. Carcajadas salvajes salieron de sus pulmones, con una mezcla extraña de alivio, histeria y pura vergüenza. Por una fracción de segundo, cada un o de ellos estuvo verdaderamente asustado. —Como si necesitara más pruebas… ¡Soy una gran perdedora! —Se rio Bobbie.
—¡Hubieras visto tu cara! —Caine señaló a Naya, partiéndose de la risa.
—¿Mi cara? Amigo, ¡tú tampoco te veías muy sexy!
Sadie estaba en un estado similar, apoyándose contra la pared al lado de Grace, quien mantenía su asombrosa personificación de un
pescado húmedo y frío. Sadie se desternillaba de risa. —¡Eso fue graciosísimo! ¡Se veían como si fueran enérgicamente a embarrar sus pantalones!
—¡Gracias por eso, Sadie! —Bobbie le tendió la mano, la cual Sadie estrechó—. Bueno, admitiré que fue divertido para una noche de Halloween. Ahora, no sé ustedes pero yo me voy a la cama.
—Gracias a Dios por eso —se burló Grace—. ¿Caine?
—Bebé, tenemos que regresar. Me voy a quedar con Mark esta noche.
Los labios de Grace se curvaron con decepción antes de que recordara quién era: ninguna tonta, y por encima de todo, una dama del Piper’s Hall. —Bien. Te veré después entonces. —Salió del baño, seguida muy de cerca por Sadie.
Caine se estremeció mirando a Mark. —Amigo, que Bloody Mary y que Bloody Mary, ¡estoy en graves problemas ahora!
—Lo superará. —Naya sonrió dulcemente—. Sin ofender, cariño, pero ella arrastra a su habitación a un chico pueblerino diferente cada fin de semana. ¿Saben cómo encontrar la salida?
—¿Por dónde entramos? —respondió Mark.
—Sí, eres rápido para aprender.
—La pasé bien esta noche, chicas —Caine dijo “chicas” como “chiicas” y a Bobbie como que le encantó. Se preguntó de donde era, no era un acento local. Caine abrazó a Naya en un abrazo amistoso—. Te veo pronto, ¿sí? —Se acercó a Bobbie con el mismo ademán, que ella devolvió torpemente. Su corazón dejó de latir y se olvidó de exhalar, tomando una bocanada gigante de su aroma juvenil: jabón en polvo y desodorante varonil. No era más que un gesto desinteresado para él, nunca volvería a pensar en ello otra vez y ella lo recordaría para siempre. Típico—. Encantado de conocerte, Bobbie… un nombre genial, por cierto.
—Sí. Gracias. —Su lengua estaba atada en un grueso nudo.
Comprobando que no hubiera moros en la costa, los chicos se dirigieron hacia la salida y Bobbie se volteó hacia el oscuro rectángulo del espejo, soplando las velas. Puede que no hayan invocado a un espíritu, pero algo se había despertado en el interior de Bobbie. Sacudió la cabeza y envió a su atontada niña interior a la esquina de los mal portados; estaba destinada a estar por encima de las cosas de Judy Blume.
Bobbie siguió a Naya fuera del baño, sin ni siquiera notar el monótono goteo, goteo, goteo que resonaba en las baldosas.
La invocación
Las estridentes súplicas ignoradas unánimemente de la señora Craddock, la encargada de los alumnos internos, llenaron los largos pasillos y altos techos del edificio de los dormitorios. Como era Halloween, la nerviosa encargada le había dado a las señoritas del Piper’s Hall un poco de libertad para descontrolarse, pero mientras la medianoche se acercaba, su paciencia finalmente se había acabado.
—¡Señoritas! ¡A sus habitaciones ahora, por favor! —Era una mujer con los nervios a flor de piel, ¿pero quién no lo estaría luego de guiar adolescentes durante veinticinco años?
Bobbie, Naya, Grace, Sadie, Lottie, Mark y Caine escucharon desde la planta baja, al lado de la escalera de incendios por la que acababan de entrar. Sus rostros y manos se encontraban enrojecidos y con heridas, inclusive por la pequeña carrera a través de la cancha de hockey azotada por la lluvia. Naya luchaba con la puerta, forcejeando para cerrarla contra los vientos feroces.
Comprobando que no había moros en la costa, Sadie empujó un panel de madera situado entre la cocina y el come dor. —¡No puedo creer que tengas pasadizos secretos de fiar! —dijo Caine con alegría infantil.
—Baja la voz —espetó Grace—. ¿Tienes idea en cuántos problemas estaríamos sin nos descubren?
—Lo siento.
El supuesto “pasadizo secreto” fue la única razón por la que Bobbie aceptó venir a la escuela, la promesa de estanterías giratorias como en Scooby Doo y cavernas del Templo Maldito llenas de insectos atrajo a su niña interior de once años.
Resultó que los “pasadizos secretos” eran, de hecho, apenas pasajes del servicio doméstico desde cuando el edificio principal de la escuela era una casa majestuosa. Presuntamente había cámaras
secretas de sacerdotes1, aún más antiguas, aunque Bobbie nunca había visto una. Los pasillos y huecos de las escaleras ni siquiera eran “secretos” de por sí, pero las Inferiores —las niñas más pequeñas—, tendían a no utilizarlas una vez que las Avanzadas habían exagerado en cuantos problemas se meterían si eran encontradas metiéndose en ellos. Ah, y naturalmente serían “torturadas”.
—Vamos —ordenó Sadie—. Síganme. —Se deslizaron por el panel y dentro de un pasillo angosto sin alfombra, solo ligeramente más ancho que los hombros cuadrados de Mark.
Al final del pasillo, una escalera de madera desvencijada y chirriante zigzagueaba hasta la parte posterior del viejo edificio con salidas en cada piso. En fila uno detrás del otro siguió a Sadie hasta que alcanzaron el punto de salida en el segundo piso, afuera de los dormitorios. Bobbie se encontraba al final de la fila. Dudaba mucho que nadie más aparte de Naya supiera siquiera que ella se encontraba allí.
Detrás del panel de salida, una puerta oculta en la ventana en saliente situada en el descansillo entre la casa Brontë y Austen, Bobbie podía oír a las niñas reírse y a la señora Craddock cada vez más exasperada. Por suerte, la masa de niñas corriendo ocultaría el hecho de que cinco pupilos no se encontraban en sus dormitorios, no es como si la señora Craddock revisara de todas maneras, por lo menos no cuando el programa de CSI: Miami iba a comenzar en cinco minutos.
—Esperemos hasta que esté en silencio… hace mucho que ha pasado la hora de acostarse de Craddock, debería estar dormida en unos minutos. —Suspiró Sadie, con la oreja presionada contra el panel.
—Como sea —se quejó Grace. Irónicamente como “Delegada de la Escuela” era su responsabilidad asegurarse de que todas las niñas estuvieran en sus dormitorios después de las nueve de la noche e informar sobre cualquier visitante que entrara sin autorización a la escuela. Bobbie no pudo contener una curiosa satisfacción de que Grace no podía seducir a Caine, al menos no esta noche. Asumiendo que sobrevivieran al Bloody Mary, por supuesto. No estaba segura si reír o llorar. Dicho eso, si era realmente honesta, tenía un poco de curiosidad por ver si llevarían a cabo la invocación, y por lo menos, Caine era un bombón particularmente adictivo.
Los dormitorios, parte del edificio original de la escuela, estaban divididos en cuatro casas, cada una llevaba e l nombre de escritoras célebres: Austen, Brontë, Christie y Dickinson. El hecho de que no estuvieran catalogadas solo como A, B, C y D era una prueba más, como si se necesitase alguna, de que la escuela de Bobbie era masivamente pretenciosa. Austen y Brontë se hallaban en alas opuestas
1 Es e l té rmino dado a los e scondite s para sace rdote s construidos e n muchas de las principale s igle sias católicas de Inglate rra, durante e l pe riodo cuando los católicos fue ron pe rse guidos por la le y e n Inglate rra, de sde e l inicio de l re inado de la Re ina Elizabe th I e n 1558.
del segundo piso, mientras que Christie y Dickinson se hallaban un piso más arriba.
Efectivamente, luego de quince minutos, los pasos y las voces se fueron silenciando. Solo el zumbido eléctrico de las luces alargadas del techo y los sonidos de la tormenta llenaban la escuela.
—Bueno, ¡manos a la obra! —Sadie dirigió la brigada fuera de su guarida.
Lottie los dejó, yendo de puntillas de vuelta a la casa Christie en el siguiente piso. Bobbie se quedó atrás, tiró del brazo de Naya. —¿Por qué estamos haciendo esto?
—¡Oh vamos, Bob! —Naya agarró su mano—. He hecho esto en cientos de fiestas de pijamas. ¡Solo estoy jugando con Grace y Sadie!
¡Será divertidísimo!
—¿En serio? Explícate. —Ella se encogió de hombros, incrédula.
—¡Dah! ¡Les seguiré la corriente y luego pasaré la semana que viene vagando sigilosamente, escribiendo cosas en los espejos y colgando lazos por todas partes! Las asustará de manera espectacular,
¡quiero ver a Grace Brewer-Fay mojando la cama!
Bobbie vio como Grace se colgó del brazo de Caine como una heroína de una película de bajo presupuesto. Era tanta actuación. Grace tenía más testosterona que dos chicos juntos. ¿Sería divertido bajarle los humos? Diablos, sí.
En la delantera, Sadie y Mark llegaron a la casa Brontë. Solo la suave luz nocturna iluminaba la larga fila de dormitorios tranquilos,
una tenue luz plateada guiaba a las chicas a la salida de incendios. No había moros en la costa y la puerta del baño permanecía entreabierta, esperando por ellos. Bobbie no podía evitar sentir que parecía un poco siniestro en la oscuridad, en la noche de Halloween, en una tormenta furiosa…
Mentalmente se tiró un cubo de realidad sobre sí misma. Debería saberlo mejor. Todos los niños idiotas alrededor del globo terráqueo coreaban “Bloody Mary” en los espejos; si fuera verdad tenía la certeza de que la prensa lo habría reseñado a estas alturas.
—¡Vamos! —Sadie entró caminando en puntillas en e l baño. Respirando profundamente, Bobbie permitió que Naya la empujara por la entrada de la puerta.
Como siempre, la habitación de azulejos húmeda tenía el molesto aroma de drenajes atascados por cabello combinado con una infusión de jabón y champú. Detrás de las cortinas de plástico rota, las duchas oxidadas tenían fugas constantemente, goteando contra el piso de cerámica. Bobbie dudaba que incluso el espíritu más desesperado apareciera en este agujero.
—Cierra la puerta —ordenó Sadie y Bobbie obedeció. Sadie abrió su bolso de ducha, que ya había llenado con velas y fósforos de su
dormitorio, y comenzó a ponerlos alrededor de los largos lavabos comunitarios que se encontraban delante del espejo. Todo este asunto había sido organizado hasta el más fino detalle, Bobbie se preguntaba cuando tiempo había estado Sadie planeándolo. Había alguna clase de tensión no resuelta entre Grace y Sadie: Ambas estaban en “Las Élites” una antigua institución-dentro-de-una institución en Piper’s Hall. Cada año, una o dos chicas de familias ricas, poderosas o famosas eran iniciadas en un “Club especial” para tener reuniones secretas y generalmente ser malvadas, un poco como los Masones pero con brillo labial. Por lo que Bobbie podía determinar cómo una persona ajena al asunto, Grace y Sadie peleaban constantemente por ser la Reina Abeja o Reina Perra.
Era una total estupidez. Dado que su mamá era famosa, Bobbie fue invitada a unirse el primer año. Lo rechazó porque se veía como una especie de culto de divas y anoréxicas en minifalda, y como consecuencia había sufrido desde entonces. Había sido asesinada socialmente, pero le importaba un bledo. Sin embargo, Naya había querido entrar desesperadamente. Grace, quien tuvo una aversión inmediata con la seductora recién llegada de América cuando llegó en segundo año, se había encargado de que eso nunca sucediera.
Bobbie miró su reflejo, solo un breve vistazo en el largo espejo, deteniéndose para ahuecar su cabello castaño claro y liso antes de mirar al infinitamente más interesante Caine, el tono bronce de su piel y la textura de terciopelo de su cabello. Cuando el reflejo de la mirada de Caine se encontró con la suya, bajó la cabeza, rezando porque no se hubiera dado cuenta de que lo miraba fijamente . O peor, ¿qué pasaría si Grace la sorprendía en el acto? Necesitaba recobrar la compostura.
—Bueno. Es casi medianoche… ¿quién irá primero?
Grace se irguió en toda su altura y se admiró a sí misma en el espejo, alisando las perfectas mechas rubias de su cabello. —Yo no lo haré y punto. Esto es para niños.
—¿Entonces por qué estás aquí? —repitió Naya.
—Porque sé cómo eres. —Su voz estaba llena de acusación.
Caine, al parecer presintiendo que se produciría una pelea de mujeres, dio un paso hacia delante frente al espejo, tirando del bajo y fornido Mark con él. —¡Nosotros vamos primero!
El chico más bajo alejó su brazo. —No voy a hacerlo. ¿Y si es real?
¡Solo voy a filmar así puedo burlarme de ti hasta el fin de los tiempos!
—¿Qué pasa con todo el mundo? —La sonrisa irresistible de Caine irrumpió de nuevo—. ¡Todos son tan blandengues!
Naya, con las manos en las caderas, se unió a él enfrente del espejo. —No hay neoyorkinos blandengues, cariño.
Bobbie levantó una ceja, sin saber si Naya trataba de ser seductora o no. Si lo estaba, no le funcionaba. Y entonces ella sintió que sus pies hacían algo casi extraterrestre… comenzaron a moverse
hacia los otros. Era como si Caine fuera un virus de computadora infectando completamente su disco duro personal… Todas sus heurísticas habituales fueron bloqueadas, todos sus sensibles mecanismos invisibles de auto defensa abrumado por su deseo de impresionar al chico que conoció solo unas horas antes y al que ni siquiera le había hablado.
Naya la miró, con una mezcla de conmoción y orgullo. —¿Bobbie?
—¿Qué? —contestó ella—. No estoy asustada. Es estúpido. —Le molestaba que Naya pensara que era una debilucha cuando conocía la verdadera ella. Grace le lanzó una mirada de lástima, normalmente reservada para los perros con tres patas.
—¡Vamos, Bobbie! ¡Amo a una chica con agallas! —Caine se detuvo—. Bueno, no como eso… ya sabes lo que quiero decir.
Bobbie se perdió en sus ojos por un segundo, la primera vez que le había dado más que un momento fugaz de atención. Él sabe mi nombre. Se irguió. Los chicos son como perros peligrosos, si les muestras miedo se comerán tu cara. —Bueno, vamos a terminar esto de una vez antes de que nos expulsen a todos.
—Sí, por favor —concordó Grace—. Bloody Mary es una cosa, la educación estatal, otra.
Sadie retrocedió hasta donde Grace refunfuñaba y Mark abrió su teléfono rápidamente y comenzó a grabar su propia película de terror de bajo presupuesto.
—Cuando estén listos. Es más de medianoche. Si se atreven —
susurró Sadie la última palabra como si fuera alguna clase de guardián de una cripta.
Los tres miraron el espejo. Como era de esperarse, tres reflejos les devolvieron la mirada. Bobbie: pequeña y delicada, escondiéndose detrás de sus gruesas gafas; Caine: alto, corpulento, con la complexión de un nadador; y la Amazónica Naya: con gruesos mechones de cabello negro cayendo sobre sus hombros. El trío más improbable que se podría encontrar en el baño de chicas a medianoche.
Inhalando ruidosamente por la nariz, Caine miró a cada una de ellas, una por una. —¿Lista?
—Sí. —Naya parecía menos segura en esta etapa del juego.
Bobbie respondió con un leve asentimiento.
—De acuerdo. A la cuenta de tres… —continuó él—. Uno, dos…
tres…
Se detuvieron, ninguno quería ir primero.
—¡Vamos! —Se echó a reír Caine—. Esta vez…
—B… Bloody Mary —comenzó Naya y los otros obedientemente la
siguieron, con las voces bajas y monótonas. Bobbie sintió el aire salir
volando de la habitación. La noche misma los había oído comenzar y retuvo el aliento como consecuencia.
—Bloody Mary… —La tensión se hizo demasiada. Caine y Naya se deshicieron en risitas y Bobbie se les unió, sin querer estar fuera de la alegría.
—Sigan —animó Sadie desde la periferia—. Eso solo son dos. Dejaron de reír. —Bloody Mary… —y otra vez—: Bloody Mary.
Las velas parpadearon y chisporrotearon cuando una fina brisa helada se infiltró en el baño; sombras vudú bailaron por las paredes y sobre los rostros enmarcados dentro del espejo. La iluminación ascendente hizo parecer sus rostros demacrados y con las mejillas hundidas como esqueletos.
—Solo queda uno. —Bobbie miró profundamente los ojos de Naya y vio que solo una pizca de valentía permanecía allí.
—Todos juntos —animó Caine. Entre las chicas, tomó la mano derecha de Naya y la izquierda de ella. El corazón de Bobbie palpitaba frenéticamente contra sus costillas; ni siquiera podía respirar, y mucho menos decir las dos palabras restantes. Miró al punto más lejano en la parte posterior del espejo. Loco, pero parecía extenderse como si estuviera mirando un largo túnel negro. Ya no había ningún reflejo, sino un pasaje oscuro. A kilómetros de distancia, en el punto más alejado, algo se removió.
Los labios de Caine se separaron. Naya le dio un asentimiento discreto. Bobbie inhaló y cerró los ojos.
—Bloody Mary —dijeron todos juntos.
La luz de la habitación disminuyó como si todas las velas de la habitación fueran a apagarse al mismo tiempo. Y luego nada. El baño se encontraba en silencio aparte del monótono goteo sobre los compartimientos de las duchas. Bobbie miró a sus compañeros. Naya apretaba los dientes tan fuerte que podía ver el tendón de su cuello. Caine se mordía el labio inferior con nerviosismo.
Nada.
Bobbie fue en realidad la primera en colapsar. Soltó una carcajada y los demás siguieron su ejemplo. Carcajadas salvajes salieron de sus pulmones, con una mezcla extraña de alivio, histeria y pura vergüenza. Por una fracción de segundo, cada un o de ellos estuvo verdaderamente asustado. —Como si necesitara más pruebas… ¡Soy una gran perdedora! —Se rio Bobbie.
—¡Hubieras visto tu cara! —Caine señaló a Naya, partiéndose de la risa.
—¿Mi cara? Amigo, ¡tú tampoco te veías muy sexy!
Sadie estaba en un estado similar, apoyándose contra la pared al lado de Grace, quien mantenía su asombrosa personificación de un
pescado húmedo y frío. Sadie se desternillaba de risa. —¡Eso fue graciosísimo! ¡Se veían como si fueran enérgicamente a embarrar sus pantalones!
—¡Gracias por eso, Sadie! —Bobbie le tendió la mano, la cual Sadie estrechó—. Bueno, admitiré que fue divertido para una noche de Halloween. Ahora, no sé ustedes pero yo me voy a la cama.
—Gracias a Dios por eso —se burló Grace—. ¿Caine?
—Bebé, tenemos que regresar. Me voy a quedar con Mark esta noche.
Los labios de Grace se curvaron con decepción antes de que recordara quién era: ninguna tonta, y por encima de todo, una dama del Piper’s Hall. —Bien. Te veré después entonces. —Salió del baño, seguida muy de cerca por Sadie.
Caine se estremeció mirando a Mark. —Amigo, que Bloody Mary y que Bloody Mary, ¡estoy en graves problemas ahora!
—Lo superará. —Naya sonrió dulcemente—. Sin ofender, cariño, pero ella arrastra a su habitación a un chico pueblerino diferente cada fin de semana. ¿Saben cómo encontrar la salida?
—¿Por dónde entramos? —respondió Mark.
—Sí, eres rápido para aprender.
—La pasé bien esta noche, chicas —Caine dijo “chicas” como “chiicas” y a Bobbie como que le encantó. Se preguntó de donde era, no era un acento local. Caine abrazó a Naya en un abrazo amistoso—. Te veo pronto, ¿sí? —Se acercó a Bobbie con el mismo ademán, que ella devolvió torpemente. Su corazón dejó de latir y se olvidó de exhalar, tomando una bocanada gigante de su aroma juvenil: jabón en polvo y desodorante varonil. No era más que un gesto desinteresado para él, nunca volvería a pensar en ello otra vez y ella lo recordaría para siempre. Típico—. Encantado de conocerte, Bobbie… un nombre genial, por cierto.
—Sí. Gracias. —Su lengua estaba atada en un grueso nudo.
Comprobando que no hubiera moros en la costa, los chicos se dirigieron hacia la salida y Bobbie se volteó hacia el oscuro rectángulo del espejo, soplando las velas. Puede que no hayan invocado a un espíritu, pero algo se había despertado en el interior de Bobbie. Sacudió la cabeza y envió a su atontada niña interior a la esquina de los mal portados; estaba destinada a estar por encima de las cosas de Judy Blume.
Bobbie siguió a Naya fuera del baño, sin ni siquiera notar el monótono goteo, goteo, goteo que resonaba en las baldosas.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura #2 Octubre 2017
Pues me gusta lo Dark!! Veremos como me va...Atomic_Mellark escribió:Dew' escribió:Como ya soy una niña grande, tengo bien puestos mis pantalones y como soy nueva me uniré.
Bienvenida Princesa Dew, todavía no conozco tus gustos vamos a ver que tal llevas esta lectura
Dew- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 14/10/2017
Edad : 31
Re: Lectura #2 Octubre 2017
13 años antes: ¿Qué rayos? Creo que a todos nos ha pasado más de alguna vez en la que nos sentimos completamente extraños en nuestra casa, pero siempre me he preguntado ¿Por qué demonios, tienen que ir y buscar? ¿Por qué no quedarse en un lugar seguro? o salir de ese lugar.
Hallowen: Estos niños cada vez le temen menos a las cosas...
La invocación: Tengo la leve impresión que Mary no es quien pensamos o tenemos la creencia.
Además creo que reírse fue como una falta de respeto, la cual pasara su factura.
Hallowen: Estos niños cada vez le temen menos a las cosas...
La invocación: Tengo la leve impresión que Mary no es quien pensamos o tenemos la creencia.
Además creo que reírse fue como una falta de respeto, la cual pasara su factura.
Invitado, Te invito a que visites nuestro foro,
AcuarelasLiterarias te esperamos AQUÍ
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Dew- Mensajes : 155
Fecha de inscripción : 14/10/2017
Edad : 31
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