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Mensaje por svenkok Dom 21 Ene - 19:18

Al igual que  berny_girl me entretuvo mucho el estado ebrio de Daisy.  Kas-tupido… en su lugar yo estaría muy avergonzada por mi conducta y el atrevimiento de llamarlo a su celular, borracha e insultarlo aun cuando es un “kas-tupido.”
Qué bueno que los capítulos van avanzando y Kas se está acercando a Daisy. Ya quiero saber que sucedió con aquella “mujer” de la que se habló en un principio y como se vio involucrado en la escena sangrienta.
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Mensaje por yiniva Dom 21 Ene - 20:29

Pues más vale estar borracho para no sentir tan gacho Lectura Enero 2018 - Página 4 3381065922 ja, ja, no, no es cierto, pero a Daisy le hacia falta desahogarse un poquito, KAS ganó puntos al ir a buscarla y escuchándola, parece ser que le creyó, y noté algo de celos al enterarse de que Cooper se ofreció a enseñarle a montar.


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Mensaje por Yani Dom 21 Ene - 22:55

Gracias Mariateresa!!!
Parece que Kas-túpido ya no es tan estúpido, espero que este acercamiento que hay entre ellos no retroceda y siga avanzando, o por lo menos que deje de tratarla mal...presiento que Kas se relaciona con ella de alguna manera, tendrá algo que ver con su pasado??? No sé, pero creo que ella no consiguió ese trabajo por pura casualidad, veremos más adelante.



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Mensaje por Veritoj.vacio Lun 22 Ene - 1:40

Aqui poniendome al corriente, no me gusto pero entiendo la actitud de Jess, es un adolescente y son dificiles de tratar, pero espero que vaya viendo a  Daisy y vuelva a confiar en ella y Daisy deberia de contarle la verdad.
Ahora ya se esta poniendo interesante lo de Kas y Daisy, que bueno que le creyó y que ya la trata mejor.


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Mensaje por Maga Lun 22 Ene - 19:02

Chicas necesito su opinión para elegir el género de lectura para febrero y además desde marzo se va iniciar un nuevo proyecto en el club que tendrá medalla única y especial, así como puntos especiales. Si quieren saber más visiten el enlace y lean Wink 



Nueva Lectura en el Club BQ
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Mensaje por Maga Lun 22 Ene - 19:10

Bueno esta escena de Daisy llamando a Kas borracha y él acudiendo a buscarla me recordó a una parte de 50 sombras de Grey pasa casi lo mismo. 
pero realmente fue divertida la borrachera de Daisy jajaja y todo lo que le dijo a Kas. 
Creo que Kas esta muy celoso del barman y de que Cooper enseñe a Daisy a montar. 
Me dio gusto que Daisy le contara lo del robo a la joyería y que el le creyera. Cada día se acercan más.


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Mensaje por IsCris Lun 22 Ene - 23:15

Jajajaja Súper Kass al rescate, a mi también me dio risa la parte de la borrachera 
Adoro al Kas-mable ojalá se mantenga así xD


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 10:51

17


Vestida con pantalón de montar, un polo blanco de la Finca Matis y
botas de montar, camino hacia las caballerizas.
Fuera de los establos, veo a Kas con Butterscotch. Está poniendo su
silla.
Lleva un polo blanco, similar al mío, pero sin el logotipo, y pantalón
ajustado marrón oscuro, no completamente pantalones de montar. Están
metidos en botas de montar negro.
El chico incluso se ve sexy en equipo de equitación. Es serio, es
molesto.
—Hola —digo mientras me acerco—. ¿Dónde están todos?
Estaba preocupada por chocar con Cooper y que me viera recibiendo
una lección de Kas después de que él ya se ofreció.
—Están en el almuerzo —dice mientras aprieta las correas en la silla
de montar de Butterscotch.
Estoy un poco aliviada al oír eso.
—¿Estoy montando a Butterscotch? —le pregunto.
—Sí. Ella es un paseo fácil. Bueno para un principiante.
—Hola, chica. —Acaricio su cara—. No tengo manzanas hoy, me temo.
Pero te traeré algunas mañana. Los buenos, ya que me dejas montarte.
Kas termina con la silla y me mira.
—Tengo que equiparte con un casco de montar.
—Está bien. —Lo sigo al establo vacío al final donde guardan todos
sus arreos.
Mírame, yendo con jerga de caballos.
Kas saca un casco del estante. Espero que me la pase para
ponérmelo, pero en lugar de eso, camina directamente delante de mí y
coloca el casco en mi cabeza. Está tan cerca que puedo oler la menta en su
aliento y el aftershave5 en su piel. Es claramente picante con un toque de
cedro en ello.
No voy a mentir. Su proximidad hace latir mi corazón un poco más
rápido y mis entrañas se aprietan.

5 Aftershave: Es un líquido, gel, o bálsamo usado frecuentemente por el hombre y,
ocasionalmente, por la mujer después del afeitado.

—Es un poco grande —murmura. Levanta el casco de mi cabeza y se
inclina hacia adelante para ponerlo de nuevo en el estante, poniéndolo aún
más cerca de mí.
Cierro los ojos mientras respiro. Todo lo que logro hacer es tomar una
bocanada de su olor.
Mi corazón empieza a latir más rápido.
Ha pasado tanto tiempo desde que he estado tan cerca de un hombre.
Por supuesto que mi cuerpo va a sobremarcha. Él es sexy.
Pero no tiene nada que ver con él.
¿Verdad?
Abro mis ojos, y mi aliento se atora.
Todavía está cerca, y me está mirando. Sus ojos están fijos en los
míos, y son más oscuros de lo normal. Y hay un parpadeo de algo.
¿Interés?
Sí, definitivamente interés.
Sé que piensa que soy sexy. Lo oí decirle a Jude.
Pero no tiene interés en hacer nada al respecto.
Y yo tampoco.
En un movimiento inconsciente, lamo mis labios secos.
Sí, claro, Daisy. Seguramente fue inconsciente.
Sus ojos brillan, yendo a mi boca.
No estoy segura de qué hacer.
¿Quiero que me bese?
Bueno, mi cuerpo seguro lo quiere.
¿Mi mente? No tanto.
Necesito demasiado este trabajo.
El sentido me tiene aclarando mi garganta y dando un pequeño paso
atrás.
Kas parpadea, como si despertara.
Agarra un casco del estante y lo mete en mis manos.
—Éste te encajará. —Gira sobre sus talones y sale del establo.
Bien entonces...
Me pongo el casco y sujeto la correa bajo mi barbilla.
Cuando vuelvo a salir, veo a Kas trayendo a Danger de otro de los
establos. Danger ya está arreado.
—¿Estás lista? —me pregunta, su tono uniforme.

—Cómo puedo estarlo. —Sonrío.
—¿Sabes cómo montar un caballo?
Sacudo mi cabeza.
Dejando a Danger, se acerca a Butterscotch y me llama.
—Está bien, pon tu pie izquierdo en el estribo.
Hago eso.
—Ahora, agarra la silla con las dos manos.
Hago como dijo y agarro la silla de cada lado de la montura.
—Ahora, empuja hacia arriba, y balancea tu otra pierna conforme
vayas avanzando. Trata de no patear al caballo.
Bueno, suena fácil.
Trato de levantarme, pero no llego a ninguna parte.
Lo intento de nuevo. Sólo lo hago a mitad de camino.
Bueno, así que, claramente, no es tan fácil como suena.
Me considero una persona bastante en forma, pero maldito infierno,
subir a un caballo es difícil.
Dejo escapar un sonido de frustración. Oigo una risa baja detrás de
mí.
Miro hacia atrás sobre mi hombro a Kas y le disparo puñales.
El bastardo sólo me sonríe.
Estrecho mis ojos.
Se ríe de nuevo.
—Te ayudaré.
Se acerca detrás de mí, y lo siguiente que siento son las manos de
Kas en mi culo.
¿Qué demonios?
Mis ojos vuelan a los suyos.
—¿Qué estás haciendo?
—Te estoy dando un impulso —dice.
Puedo oír un cambio en su voz; suena más grueso.
—¿Y necesitas tus manos en mi culo para hacer eso?
Estoy fingiendo leve enojo porque no me gusta el hecho de que me
gusta la sensación de sus manos en mi culo.
Su cabeza se inclina ligeramente hacia un lado.
—¿Y dónde prefieres que ponga mis manos?

¿Esa es una pregunta con trampa?
—Um... no en mi culo.
—¿Y cómo propones que te suba al caballo?
Todo el tiempo que estamos hablando, todavía estoy muy consciente
del hecho de que sus manos están todavía en mi culo. Y que también estoy
poniéndome decididamente más y más caliente y muy nerviosa.
—No sé. —Frunzo el ceño—. ¿Pero realmente necesitabas agarrarme
el culo para hacerlo?
Sus ojos se oscurecen al carbón.
—Confía en mí, Daisy, si quisiera agarrarte el culo, no usaría esto
como una excusa para hacerlo. Simplemente jodidamente lo haría.
Todo dentro de mí se detiene.
Entonces, de repente, chispea de nuevo a la vida, poniendo mis
terminaciones nerviosas en el fuego.
Hay algo tan misteriosamente sexual en sus palabras. Y me excita.
Aunque no estoy dispuesta a admitirlo.
De alguna manera, encuentro mi voz.
—Es-eso sería acoso sexual. —Maldigo el tartamudeo en mis
palabras.
Sus ojos permanecen fijos en los míos, y si es posible se oscurecen
más.
—Tienes razón; sería.
Se inclina más cerca, así que no queda nada más que aire entre
nosotros. Mi vientre revolotea y se aprieta en anticipación.
—Y yo nunca haría algo así. A menos que me lo pidieras, por
supuesto.
Santo...
¿Qué. Maldito. Demonios?
Estoy cautivada. Y un poco mojada.
Muy bien, muy mojada.
Sus ojos se arrancan de los míos.
—Ahora, ¿quieres que te ayude a subir a este caballo o no? Porque,
aparte de que te vaya a buscar una escalera, esta es la única manera de
subirte. —Su voz volvió a la normalidad, como si nada hubiera pasado.
Todavía estoy jadeando por aire.
Tratando de encontrar mi equilibrio, miro lejos de él.
—Está bien. Sólo dame el impulso.

Lo siento dar un empujón firme contra mi culo, así que empujo mi pie
del piso. Luego, me levanto y balanceo mi pierna, finalmente sentada en
Butterscotch.
Maldita sea, es alto aquí arriba.
Me siento un poco mareada. O tal vez eso es sólo por mi pequeña
interacción con Kas, que he decidido fingir que nunca sucedió.
—Mantén las riendas así. —Me las pasa, mostrándome cómo
sostenerlas. No me mira a la cara ni una vez.
Y trato de ignorar que todavía puedo sentir el calor de sus manos en
mi culo.
Dejándome, se acerca a Danger. Toma un casco del suelo y se lo
pone. Luego, recogiendo las riendas de su caballo, se sube en Danger con
facilidad.
—Voy por delante —me dice—. Ella seguirá. Pero si se detiene por
cualquier razón, aprieta los talones a sus lados.
—¿No le hará daño?
—No. —Sonríe, sacudiendo la cabeza—. Y, si quieres que se detenga,
simplemente jala suavemente las riendas.
—De acuerdo.
Él me da un asentimiento. Entonces, le dice a su caballo:
—Muévete, Danger.
El caballo obedece, y cuando Danger pasa junto a nosotros,
Butterscotch comienza a caminar, siguiendo detrás de ellos.
Es una sensación extraña al principio, montar un caballo, pero me
acostumbro a él lo suficientemente pronto.
Montamos en silencio. Los únicos sonidos son los ocasionales coches
circulando y el canto de los pájaros.
Kas nos conduce por un sendero que rodea los potreros,
dirigiéndonos en dirección al bosque.
—¿Te va bien allá atrás? —pregunta Kas.
Asiento y luego me doy cuenta de que no puede verme.
—Sí, estoy bien. Gracias.
—¿Podemos tratar de trotar un poco si quieres?
—Tal vez —digo, sin sentirme completamente segura de eso.
Debe escuchar la incertidumbre en mi voz porque lo oigo reír.
Su risa hace que mi interior se ilumine. También amo y odio la
facilidad con que su risa me afecta tan rápidamente.

—¿Danger es tu caballo? —le pregunto, tratando de distraer a mi
agitación interna.
Kas ralentiza a Danger hasta que estamos lado a lado.
—Lo es. Lo tengo hace tres años.
—Es hermoso.
Kas asiente.
—Fue rescatado. Había sido maltratado por su anterior dueño. Le
tomó mucho tiempo confiar en mí.
—Es comprensible. Dios, las personas puede ser unos completos
idiotas. Honestamente, no entiendo a la gente así. Quiero decir, ¿quién
diablos podría herir a una bella criatura como él?
—Hay gente que se divierte lastimando a otros, Daisy.
—Sí, bueno, son bastardos enfermos, y claramente hay algo que falta
dentro de ellos... como emociones.
—Las emociones pueden ser lo que impulsa a las personas a lastimar
y mutilar... incluso matar.
—Quizás... pero no entiendo a ese tipo de personas, y me alegro de
no hacerlo.
—¿No te gustaría lastimar a tu ex novio por lo que te hizo?
—Eso es diferente. Eso sería venganza. No era venganza lo que el
dueño de Danger le hizo.
—No, tienes razón; no lo fue. Pero, ¿no te gustaría vengarte de tu ex
novio?
Exhalando, niego.
—No. No me malinterpretes; cuando todo sucedió por primera vez,
pasé muchas horas pensando en todas las diferentes maneras en que le
causaría dolor. Pero rápidamente pasé por eso cuando me di cuenta de
que no cambiaría nada. Hacer daño a Jason no alteraría lo que pasó. Sí,
probablemente me sentiría mejor por un minuto o dos. Pero entonces ese
minuto habría terminado, y todavía estaría aquí, en la misma situación. La
venganza no es para mí. Lo único que me importa es el futuro, recuperar
lo que perdí.
—Jesse.
—Sí. Ahora es todo lo que importa. Y no haré nada por ponerlo en
peligro.
—Eres mejor persona que la mayoría.
—No lo creo. Sólo soy una persona que se ocupa de sus problemas.
Es todo lo que cualquiera de nosotros puede hacer.

Kas está en silencio durante mucho tiempo. En lugar de dirigirse al
bosque, nos desvía a la parte de atrás de los potreros, dirigiéndonos en
dirección a los establos.
—¿Butterscotch fue rescatada? —Paso mis dedos por su crin.
—No. Mi madre la consiguió de potrilla cuando nos mudamos aquí.
Ella la entrenó.
—¿Entonces es el caballo de tu madre?
—Sí.
—¿Y no le importaría que la cabalgara?
—No. Estaría feliz de que Butterscotch estuviera haciendo ejercicio.
—¿Cuándo regresan tus padres de Grecia?
Me mira con sorpresa, y lo sé porque él sabe que nunca me dijo dónde
estaban.
—Cooper mencionó que estaban en Grecia —digo.
Él mira lejos de mí.
—Estarán allí por un par de meses más.
—Apuesto a que los echas de menos cuando están ausentes.
Levanta un hombro en respuesta.
—Estoy acostumbrado a que estén lejos.
—¿De qué lugar de Grecia son?
Sus ojos vuelven a mí. Por un momento, creo que se convertirá en
Kas-túpido y me dirá que deje de hacer preguntas, pero me sorprende al
responder:
—Mi madre es inglesa. Nació en Londres. Es mi padre que es de
Grecia, de Thessaloníki —dice el nombre de la ciudad con un acento en su
voz.
El sonido recorre mi espalda de la manera más deliciosa.
—Nunca he oído hablar de Thessa... lo siento. —Río—. No tengo ni
idea de cómo pronunciarlo.
Kas se ríe entre dientes.
—Thes-sa-lo-ní-ki —alarga la palabra para mí.
—Thess-a-loníki —repito mal.
—Cerca. —Sonríe amablemente.
—Bueno, nunca he oído hablar de eso antes. Me temo que mi
conocimiento geográfico de Grecia se limita a Atenas y Rodas.
Se ríe suavemente.

—Le pasa a la mayoría. Thessaloníki es en realidad la segunda ciudad
más grande de Grecia, lo creas o no. Es un lugar hermoso.
—Entonces, es una vergüenza que más gente no la conozca.
Asiente.
—¿Has pasado mucho tiempo allí?
—Mucho cuando era un niño. No tanto de grande.
—¿Por qué no?
Su respuesta es un ligero encogimiento de hombros.
—Bueno, si fuera tú, estaría allí todo el tiempo y lejos de la lluviosa
Inglaterra.
—Hay buen tiempo hoy —comenta.
Miro hacia el cielo libre de nubes.
—Cierto. ¿Hablas griego fluido? —pregunto, mirando hacia atrás.
Sus ojos se cruzan con los míos.
—Sí.
Estoy tentada de pedirle que me diga algo en griego. Pero de alguna
manera pienso que Kas no es realmente el tipo de mostrarse, así que me
quedo callada.
Hemos llegado al otro lado del potrero ahora, cerca de los establos.
Danger acelera, dirigiéndose hacia los establos, con Butterscotch
detrás.
Escondo la decepción que siento de nuestro viaje terminado. Lo
estaba disfrutando. Y realmente estaba disfrutando hablar con Kas. Más
de lo que pensé.
No trotamos, pero no lo comenté.
Kas lleva a Danger a una parada enfrente de los establos y baja de él.
Yo me quedo sentada en Butterscotch, insegura de cómo bajar.
Miro como Kas quita la silla de Danger, abre la puerta del establo, y
luego quita la brida. Danger vaga por el establo. Kas cierra la puerta
inferior detrás de él y desliza el perno.
Se vuelve y me mira.
—¿Te quedaras ahí todo el día? —Hay una sonrisa definida en su
boca.
Me muerdo el labio.
—No sé cómo bajar.
Todavía sonriendo, se acerca a mí.

—Saca los pies de los estribos.
Mi pie derecho sale bien, pero mi pie izquierdo está un poco atascado.
Lo muevo, pero no pasa nada.
—Aquí. —Kas toma mi pierna y tira el estribo de mi pie.
Hay una capa de goma y tela entre su mano y mi pierna, pero aun así
siento su toque, como si estuviera en mi piel desnuda.
Empieza a hacer calor.
—Aférrate a la silla, y desliza tu pierna derecha.
Su mano suelta mi pie. Lo miro, insegura.
—Te atraparé —dice suavemente.
Con las manos apretando la parte superior de la silla, me inclino un
poco hacia delante y vuelvo a poner mi pierna derecha sobre Butterscotch,
teniendo cuidado de no patearla en la parte trasera.
Siento que las manos de Kas rodean mi cintura, guiando mis pies
hasta el suelo.
—Gracias —susurro. Un susurro es todo lo que puedo manejar por la
sensación de sus manos sobre mí.
Él no dice nada, y tampoco mueve las manos.
Siento que se acerca. Su pecho roza mi espalda.
Mi corazón juega una carrera contra mi pulso.
Puedo sentir su suave aliento soplando en mi cuello.
Involuntariamente, me inclino hacia atrás en su toque, presionando
mi espalda contra su pecho. Su agarre se aprieta en mi cintura. Y me
estremezco.
Quiero besarlo.
Puede que no me guste tanto, pero Dios, mi cuerpo lo hace ahora
mismo, y aparentemente está a cargo.
Sé que, si me doy vuelta ahora mismo, lo besaré.
O me besará.
No podré retractarme de lo que suceda.
Pero no estoy segura de que realmente me importa en este momento.
Sus manos sobre mí, la sensación de él contra mi espalda, se siente
demasiado bien.
Él se siente como nada de lo que he tenido antes y todo lo que ni
siquiera sabía que quería.
—Daisy —dice suavemente mi nombre, sonando como una súplica en
sus labios.

Es una súplica que no puedo ignorar.
Me vuelvo despacio. Sus manos se quedan en mí, una se mueve sobre
mi espalda, la otra en mi estómago, hasta que descansan en mi cintura.
Todo mi cuerpo está despierto.
Como si estuviera en un sueño profundo, y él sólo me despertó.
Tengo los ojos en su pecho, por miedo mirar a los de él. Sé que, si lo
hago, entonces todo esto habrá terminado.
Puedo sentir el calor de su mirada en mí.
Dice mi nombre otra vez.
Por dentro, estoy jadeando y necesitando.
Por fuera, estoy... jadeando y necesitando.
¿Podría ser más obvia?
Su mano se mueve de mi cintura, dejándome fría. Luego, sus dedos
se deslizan bajo mi barbilla. Desabrocha el casco, lo quita y lo deja caer al
suelo junto a nosotros. Ni una sola vez sus ojos dejan los míos.
Sus dedos apartan los mechones sueltos de mi cabello. Finalmente,
levanto mis ojos a los suyos.
Y los suyos están ardiendo. En llamas. Por mí.
Todo mi cuerpo tiembla de adentro hacia afuera.
Él se mueve un poco.
Va a besarme. Mierda, él me va a besar.
Y voy a dejarlo.
Cierro los ojos con anticipación.
Entonces...
“Into You” de Ariana Grande suena teléfono. Es mi tono de llamada.
Mi teléfono está sonando.
Mis ojos se abren para encontrarse con los de Kas, que están llenos
de sorpresa. Veo en esos breves segundos como una multitud de
emociones pasan a través de sus ojos. Conmoción, horror,
arrepentimiento... pero el que más me golpea es el disgusto. Y la forma en
que sus manos me sueltan, como si lo hubiera infectado con una
enfermedad mortal... me hace sentir enferma.
¿Por qué le repulsa la idea de tocarme? ¿De besarme?
¿Porque soy del personal? ¿O es porque solo soy una ayudante?
¿Porque soy pobre? ¿Porque he estado en prisión?
Piensa que no soy lo suficientemente buena para él...

El dolor se abre paso en mi pecho, y en este momento, nunca me he
sentido más rechazada.
Se aleja de mí. Un paso. Dos.
Sus manos van a su cabeza, tira su cabello.
—Mierda —gruñe y luego, sus ojos están de vuelta en mí. Fríos y
duros—. ¡Por el amor de Dios, Daisy! ¡Responde tu maldito teléfono!
Salto ante la dureza en su voz, y estoy sorprendida de que olvidé que
mi teléfono aún estaba sonando.
Forcejeo con el cierre del bolsillo de la parte trasera del pantalón de
montar donde guardé mi teléfono. Cuando lo saco, deja de sonar. Miro
hacia abajo en la pantalla la llamada perdida. No reconozco el número,
pero sé que es un código del área de Londres.
Mantengo mis ojos pegados a mi teléfono. No miro a Kas.
Tengo miedo de lo que voy a ver si lo hago.
Más repugnancia. Tal vez algo de repulsión.
El recuerdo hace que mis ojos piquen.
Mi teléfono suena de nuevo en mi mano, sorprendiéndome. Es el
mismo número.
Dudo y luego respondo.
—¿Hola?
—¿Daisy?
—¿Jesse? —Su nombre sale de mí en un suspiro.
—Sí, soy yo.
—¿Está todo... estás bien? —Mi corazón se acelera en mi pecho.
—Estoy... —vacila. Hay algo en su voz. Suena preocupado—. Estoy en
un lío.
Y mi corazón cae al suelo. Todos los pensamientos y dolores de Kas se
borran.
—Necesito tu ayuda, Mayday. ¿Puedes venir a buscarme?
Él me necesita. Me llamó Mayday.
—Dime dónde estás. Estoy yendo en este momento.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 10:56

18




—Tengo que irme —le digo a Kas mientras lo paso sin mirarlo.
Pronuncia mi nombre. Lo ignoro y sigo caminando.
—Daisy. —Su voz es tan firme como la mano que rodea la parte
superior de mi brazo, deteniéndome.
—¿Qué? —espeto, girando para enfrentarlo.
—¿Qué demonios está pasando? —Sus cejas están fruncidas. Se ve
enojado.
Eso nos hace dos.
—Podría preguntarte lo mismo —inquiero. Entonces, de inmediato lo
lamento—. Mira... lo que sea. Tengo que irme. Despídeme si tienes que
hacerlo.
Algo destella en sus ojos, pero no me importa lo bastante en este
momento para intentar descubrir qué fue.
Libero mi brazo de su mano y luego me muevo de nuevo.
Oigo un gruñido detrás de mí.
—Por el amor de Dios, ¡solo espera! —grita justo antes de volver a
sujetarme el brazo, dándome la vuelta para mirarlo.
—¡No tengo tiempo para esto! —grito en respuesta.
Veo sorpresa en sus ojos y me da una dulce satisfacción.
Sí, imbécil, también puedo gritar.
—Tengo que irme. —Bajo mi voz—. Mi hermano me necesita y tengo
que irme.
—¿Jesse? ¿Está bien?
—¡No lo sé! Es por eso que tengo que ir por él. ¡Así que déjame ir!
Tiro de mi brazo y lo suelta.
Pero sus siguientes palabras me detienen.
—Te llevaré a él.
Me llevará a Jesse, ¿pero no soy lo bastante buena para besar?
Lo que sea.
Necesito ir con Jesse y aceptar que Kas me lleve me hará llegar más
rápido allí que si llamo un taxi, lo cual no sería capaz de permitirme.

—Eso sería de gran ayuda. Gracias —digo sin encontrarme con sus
ojos.
Asiente.
—Solo déjame tomar las llaves del auto.
Sigo a Kas por la casa, tomando mi bolso del armario de los abrigos
mientras alcanza las llaves de su auto de su oficina.
—¿Lista? —pregunta, entrando en el vestíbulo.
Asiento y luego lo sigo a su auto.
Estamos sentados dentro cuando me pregunta dónde ir.
Suspirando silenciosamente, descanso mi codo en la puerta y apoyo
la cabeza en mi mano. Miro por la ventana mientras las palabras de Jesse
hacen eco en mi mente después de que le hiciera la misma pregunta.
“Estoy en el mini-mart en The Broadway”.
Ni siquiera había preguntado por qué se encontraba en un
supermercado y necesitaba mi ayuda.
Tengo una idea bastante buena de porqué está allí y necesita mi
ayuda, pero realmente, en serio, no quiero que sea verdad.
Sin embargo, de cualquier manera, no importa. Si Jesse me necesita,
estoy ahí.
—Hay un mini-mart en The Broadway en Sutton. Ahí es donde está
Jesse.
Miro a Kas meter la dirección en su GPS. Cuando se fija, conduce.
El silencio es ensordecedor y mi mente está trabajando horas extra.
—Sé lo que estás pensando —murmuro.
—¿Lo haces? —No me mira.
—Piensas que soy más problemas de lo que valgo.
—Eso no era lo que estaba pensando.
Pero no discute que sea problemas.
Tiene razón. Podría intentar mantener mi vida limpia y libre de
problemas, pero no importa cuán duro lo intente, los problemas siempre
me encuentran.
Una parte de mí quiere preguntar qué pensaba exactamente, pero soy
demasiado cobarde para hacerlo. En su lugar, me siento en silencio y miro
por la ventana.
Kas estaciona fuera del mini-mart veinte minutos después. Se sienten
como los veinte minutos más largos de mi vida. No hablamos en todo el
camino hasta aquí. Y he estado preocupándome sobre Jesse y qué esperar
cuando entre en el supermercado.

—Gracias por traerme. —Desabrocho mi cinturón de seguridad—.
Realmente lo aprecio.
—Pareces decir eso mucho últimamente.
Le echo un vistazo. Su expresión es tensa, pero sus labios esbozan
una suave curva.
—Tienes razón. Lo he hecho. Lo siento —digo.
—También dices eso un montón.
—¿Te refieres a lo siento?
—Sí.
—Tal vez porque lo siento. No quiero ser una molestia para ti.
Exhala un cansado sonido.
—No eres una molestia. —Vuelve su rostro hacia mí, sus ojos
fijándose en los míos. Cuando habla de nuevo, parece que su boca está
llena de grava—. Honestamente, me sorprende lo que estoy dispuesto a
hacer por ti.
Eso me deja de piedra. ¿Qué quiere decir con eso?
Insegura y nerviosa, trago con fuerza.
—Bueno, aprecio todo lo que has hecho por mí. —Aparto mis ojos de
él y recupero mi bolso del suelo. Mi corazón late con fuerza en mi pecho—.
Una vez que haya terminado aquí y haya llevado a Jesse de vuelta a casa,
volveré directo al trabajo y me quedaré hasta tarde para compensar el
tiempo.
—No tienes que hacerlo.
¿No?
Eso lleva mis ojos de vuelta a él.
—¿No? Pero es toda una tarde de trabajo. —Y necesito el dinero. No
digo eso, por supuesto.
Kas debe leer la preocupación en mis ojos porque los suyos se
suavizan.
—Aún te pagaré por el día completo. Solo ve a ver a tu hermano,
Daisy.
Con calidez en mi corazón, curvo mis dedos en la manija de la puerta
y la abro.
—Muchísimas gracias. —Me sonrojo, dándome cuenta de que le estoy
agradeciendo de nuevo—. Supongo que te veré mañana.
—Mañana —dice.
Salgo del auto y cierro la puerta.
Observo a Kas alejarse conduciendo.

Sus palabras hacen eco en mi mente. “Honestamente, me sorprende lo
que estoy dispuesto a hacer por ti”.
Mi estómago gira y se aprieta. ¿Qué diantres en tierra quiso decir con
eso?
Pero, ahora mismo, no tengo tiempo para pensar en lo que quería
decir. Tengo que llegar a Jesse.
Respirando profundamente, me preparo y luego entro en el
supermercado.
Miro alrededor, esperando ver a Jesse. Por supuesto, no lo hago.
Si hizo lo que creo, entonces estará en el parte de atrás con el
encargado de la tienda.
Por favor, que no hayas robado, Jesse.
He estado aquí para comprar comestibles un par de veces. Las cajas
registradoras están a mi izquierda. Hay gente siendo atendida. Realmente
no quiero ir allí y preguntar por Jesse. Busco un guardia de seguridad,
pero no hay ninguno.
Entonces, veo a un chico joven rellenando los estantes del pasillo de
galletas. Me acerco a él.
—Disculpa. Recibí una llamada de mi hermano, Jesse. Dijo que
estaba aquí. —Dejo que mis palabras se desvanezcan, no muy segura de
qué más decir.
Algo desagradable aletea en su mirada y entonces comenta:
—Ven conmigo.
Pone el paquete de galletas que estaba en su mano de nuevo en la
caja y empieza a alejarse hacia la parte trasera de la tienda. Lo sigo.
Se detiene junto a una puerta, pasa un llavero y la abre. La sostiene
abierta para que pase primero.
—Están en la oficina del encargado —indica, dejando que la puerta se
cierre detrás de nosotros.
¿Oficina del encargado? Mi estómago se revuelve.
Lo sigo por un corto pasillo. Se detiene fuera de una puerta y toca
antes de abrirla.
—La hermana está aquí —explica a quien haya en la habitación.
Entonces, se hace a un lado, permitiéndome entrar.
Un tipo —diría que a finales de los treinta—, está sentado detrás de
un escritorio. Supongo que es el encargado de la tienda. Un tipo más
grande en un uniforme de seguridad está de pie junto a la pared y, cerca
de él, Jesse está sentado en una silla.

Sus ojos se encuentran con los míos. Veo un atisbo de alivio mezclado
con miedo en ellos.
—¿Señorita Smith? —dice el encargado, poniéndose de pie.
Me adentro más en la habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
—Daisy —le digo.
—Soy Jeff, el encargado. Por favor, siéntate. —Hace un gesto a la silla
enfrente de su escritorio.
—¿Puedes decirme que ocurre aquí, Jeff? —Intento mantener mi tono
plano. Me siento y sostengo mi bolso en mi regazo.
—¿Eres la tutora de Jesse? —me pregunta Jeff.
Echo un vistazo a Jesse. Sus ojos están suplicando.
—Así es. —Me trago mi mentira, mirando de nuevo a Jeff.
—De acuerdo, bien, siento decírtelo, pero tu hermano fue atrapado
robando por Brett. —Inclina su cabeza en la dirección del guardia de
seguridad, que está de pie junto a Jesse.
Pero no puedo mirar a Brett, el guardia de seguridad. Todo lo que
puedo hacer es mirar a Jesse, que mira a todos lados excepto a mí. Con un
bulto en mi garganta y una sensación de náuseas en mi estómago, sé que
esto es mi culpa.
—No llamé a la policía porque pensé que podíamos tratar con esto
internamente.
El alivio que siento es inmenso.
Aparto mis ojos de Jesse y miro de nuevo a Jeff.
—Muchísimas gracias —agradezco con sinceridad.
—Bien, después de que Jesse dijera que sus padres habían muerto en
tan trágicas circunstancias y que estaba bajo tu tutela... no quería darle al
chico, o a ti, más dolor con el que tratar. Y creo que entiende que cometió
un estúpido error.
“Sus padres habían muerto en tan trágicas circunstancias”.
Un padre, y no fue exactamente una trágica circunstancia. ¿Cuándo
se volvió tan bueno mintiendo?
Mis ojos se mueven a Jesse. Me sorprende que en realidad me mire.
Pero preocupación aprieta mi estómago cuando veo el atisbo de desafío en
sus ojos. Casi como si me retara a descubrir su mentira.
Tragando saliva, miro de nuevo a Jeff.
—¿Qué robó?
—Un pack de seis de cerveza Kestrel.
Alcohol.

Está robando y bebiendo.
Jesucristo.
—Lo siento mucho. —Pongo mis manos en modo de rezo—. Nunca ha
hecho algo así antes. Solo... ha tenido un tiempo difícil últimamente. No es
que lo esté excusando, porque no es así. —Echo un vistazo a Jesse de
nuevo. Manteniendo mis ojos sobre él, hablo con Jeff—: Dijiste que querías
tratar con esto internamente. —Miro a Jeff—. ¿Qué propones?
En mi periferia, veo a Jesse sentarse un poco más recto.
—Bueno, el exterior de la tienda podría necesitar una buena limpieza.
Perdimos a nuestro limpiador hace un tiempo y no he podido contratar
una nuevo. Así que, tal vez Jesse podría venir mañana después de la
escuela y limpiar las ventanas, y lo dejaremos así. ¿Cómo suena eso?
—Perfecto —aseguro antes de que Jesse pueda hablar. Poniéndome
de pie, cuelgo mi bolso de mi hombro—. No podré acompañarlo, ya que
trabajo hasta las seis. Pero te daré mi número en caso de que lo necesites.
Si Jesse no se presenta, tienes mi permiso para llamar a la policía y
reportar el intento de robo.
Jeff me sonríe y me entrega un cuaderno y un bolígrafo. Garabateo mi
número y se lo devuelvo.
Entonces, me vuelvo hacia Jesse.
—Vamos. —Le doy un movimiento de cabeza y luego me vuelvo hacia
la puerta.
Le oigo seguirme.
No hablo hasta que estamos fuera.
Me detengo abruptamente y me vuelvo hacia él.
—¿En qué demonios pensabas? —Lanzo mis manos en el aire.
Ese desafío, mezclado con buena vieja ira y resentimiento, destella en
sus ojos.
—Pensé en unirme al negocio familiar.
—¡Esto no es una broma, Jesse! ¡Tuviste suerte de que no llamara a
la policía!
Dobla sus brazos y me frunce el ceño.
—Tal vez quería que lo hiciera. He oído que la prisión es cómoda.
Podría ser mejor que donde estoy ahora.
Mis ojos se amplían y el miedo golpea mi corazón contra mi pecho.
—No tienes ni idea de lo que estás hablando —espeto.
—¿No? Entonces, ¿por qué no me lo dices? —desafía.

—Porque no necesitas saberlo. —Levanto mis ojos a los suyos,
intentando expresar mis sentimientos—. Ningún niño necesita saber cómo
es estar en prisión.
Sus cejas se fruncen con ira.
—No soy un niño —dice rechinando los dientes.
—¡Sí, lo eres! —exclamo con brusquedad—. ¡Eres mi niño! —Las
palabras salen antes de que pueda detenerlas.
Sus ojos se encienden con algo que hace que mi estómago se retuerza.
—¡No soy tu niño! —grita—. ¡No tengo padres!
Algo se rompe dentro de mí y no me importa que haya gente alrededor
escuchando.
—¡Sí, lo eres! ¡Me tienes! —Golpeo una mano contra mi pecho—.
Sobre el papel, podría ser tu hermana, ¡pero te crie, Jesse! ¡Cambié tus
pañales! ¡Te alimenté! ¡Te vestí! ¡Te cuidé cuando estabas enfermo! ¡Te leí
cuentos para dormir! ¡Fui a todos tus partidos de la escuela! ¡Yo te crié!
—¡Y luego jodidamente me dejaste! —ruge.
El dolor en sus palabras es muy aparente y retrocedo un paso, como
si un cuchillo atravesara mi pecho. Ni siquiera puedo regañarlo por
maldecir. En el gran esquema de las cosas, que Jesse diga una maldición
no es nada.
Está herido. Por mí.
—Te... fuiste —susurra.
Y el dolor en sus palabras solo se intensifica, como si el cuchillo en mi
pecho fuera retorcido.
—Jesse, —doy un paso más cerca de él—, tienes que saber que no
quería irme. Habría hecho cualquier cosa para quedarme contigo.
Cualquier cosa.
Sus ojos se mueven a los míos.
—Pero no lo hiciste, ¿no es así, Daisy? Robaste de ese lugar, sabiendo
cuáles serían las consecuencias. ¿O simplemente no te importó? ¿O fuiste
tan arrogante que pensaste que no te atraparían?
Aún piensa que soy culpable. Incluso ahora. A pesar de que le dije en
persona que era inocente, todavía no me cree.
No puedo expresar el tormento que siento ante eso.
Envuelvo mis brazos sobre mi pecho. Mis palabras salen en voz baja.
—Me conoces, Jesse. No soy una ladrona. En el fondo de ti, sabes que
no robé esa joyería. Sabes que nunca habría hecho algo así.
No se encuentra con mis ojos y deja escapar un sonido de burla. Eso
enciende algo dentro de mí.

—Puedes engañarte creyendo que es la verdad, que soy una ladrona
que nunca se preocupó por ti, porque crees que justifica tu ira y tu
comportamiento actual. Pero sabes que no es verdad. Sabes que nunca
habría hecho nada para arriesgarme a perderte.
Dirige su mirada a la mía. No puedo leerla.
—¿Por qué debería creerte? —Su voz aún es impasible.
—Porque nunca te he dado una razón para no creerme. Estuve allí,
Jesse... a través de todo. Nunca me alejé. La única razón por la que me fui,
fue porque me llevaron sin opción. Pero estoy de vuelta ahora. Estoy aquí y
no voy a ninguna parte. Nunca me iré. Nunca permitiré que nadie me aleje
de nuevo. Pero tienes que dejarme entrar. Por favor.
Suspirando, aleja la mirada y se pasa una mano por el cabello.
Cuando me mira de nuevo, veo que la dureza en sus ojos se ha suavizado.
—¿Por qué no me dejaste ir a verte a prisión? —pregunta en voz baja.
Soy transportada años atrás. Suena justo como el chico que recuerdo.
Mi corazón se rompe en este momento. No puedo evitar las lágrimas
que llenan mis ojos.
Mordiéndome el labio, limpio las lágrimas con mis dedos.
—Porque no quería que vinieras a ese lugar... que me vieras así. Pero
eso no significa que no pensara en ti todos los días. Pensar en ti fue lo
único que me hizo superar esos dieciocho meses.
Extiendo una mano para tocarlo, pero la retiro, insegura de si quiere
que lo toque.
Sus ojos están en el suelo. Exhala un aliento que suena cansado.
—Tengo que irme —susurra, jugando con el cemento con su zapato.
—¿Puedo acompañarte a casa?
Niega, sus ojos todavía en el suelo.
—Pero... puedes llamarme más tarde, ¿si quieres?
Mi corazón se dispara y no puedo evitar la sonrisa que se extiende por
mi rostro.
—Me encantaría.
Jesse levanta sus ojos a los míos. Aparta su crecido cabello de ellos.
—Genial. Bien, supongo que hablaremos más tarde entonces.
—Definitivamente.
Miro a Jesse alejarse con una esperanza en mi corazón que no me he
atrevido a permitirme sentir en mucho tiempo.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:02

19




Sintiéndome más feliz de lo que he hecho en mucho tiempo, tarareo
con la canción que ha estado pegada en mi cabeza toda la mañana... “I
Hate You, I Love You” de Gnash.
Estoy feliz porque llamé a Jesse anoche y hablamos durante mucho
tiempo.
No lo hemos arreglado, ni mucho menos, pero estamos hablando, y
eso es más de lo que tenía en este momento ayer.
Jesse comentó que me llamaría esta noche después de que terminase
de limpiar las ventanas del supermercado. Espero que me deje verlo este
fin de semana, pero no estoy elevando demasiado mis esperanzas. Solo
estoy feliz de tener este contacto con él.
Actualmente estoy de camino a la oficina de Kas. Tengo un café en
una mano y una bolsa de magdalenas en la otra, que compré en la
panadería junto a la estación. En realidad, no sé si a Kas le gustan las
magdalenas, pero solo quiero agradecerle por ayer. ¿Qué dice gracias
mejor que esponjosas delicias?
Estoy eligiendo olvidar el hecho de que casi nos besamos después de
nuestro paseo a caballo y también elijo olvidar su reacción... el asco.
Siento una punzada de dolor en mi pecho.
De acuerdo, así que, claramente, no lo he olvidado por completo. Pero
me ayudó mucho ayer. Lo dejó todo para llevarme con Jesse. Me dejó tener
la tarde libre.
¿Y qué si piensa que no soy lo bastante buena para besar, que estoy
por debajo de él o lo que sea?
No importa. Me ayudó a llegar a Jesse y eso es todo lo que me
importa.
Y es bueno que no nos besáramos. Un beso habría complicado las
cosas y posiblemente puesto mi trabajo en riesgo.
Necesito este trabajo. Ahora más que nunca.
Al llegar a la oficina de Kas, toco a la puerta.
Sin respuesta.
Me pregunto dónde está. No está en ningún otro lugar de la casa que
yo conozca. Tal vez está fuera corriendo.

¿Debería ir a buscarlo, para poder dárselas? O simplemente podría
dejarlas en su oficina.
Sí, las dejaré en su oficina. Será una agradable sorpresa para él.
Con la decisión tomada, muevo el pomo de la puerta y me permito
entrar.
Su oficina está impoluta, como siempre. Apenas limpio aquí porque
no me lo permite, así que no puedo tomar el crédito por la higiene.
Me acerco a su escritorio y pongo la bolsa de magdalenas y el café
abajo.
Tomo sus notas y bolígrafo.

KAS,
GRACIAS POR AYER.
DAISY

¿Debería poner un beso?
No, eso sería demasiado raro. Especialmente después de ayer.
Dejándolo como está, retiro la nota del bloc y la pego delante de la
bolsa de magdalenas.
Acabo de dejar el bolígrafo cuando una puerta a mi izquierda se abre
y entra Kas.
Sus ojos se amplían sobre mí. Rápidamente cierra la puerta detrás de
él.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Sus palabras son rápidas y bruscas.
—Te estaba dejando un café y magdalenas de agradecimiento. Toqué,
pero no hubo respuesta. —Mis ojos van a la puerta delante de la que está
Kas, como un guardia.
¿Esa puerta siempre ha estado ahí? No recuerdo verla antes.
—Bien, si no hay respuesta cuando tocas a una puerta, generalmente
significa que no hay nadie, y vuelves más tarde. No es una puta invitación
a entrar. —Su tono es grosero.
Me molesta.
Y realmente odio cuando maldice ante mí.
—¿En serio? —Mis ojos vuelven a él—. Tengo que entrar en
habitaciones de esta casa para limpiarlas y tienen que estar vacías para
que eso suceda.
—¿Venías aquí a limpiar?
—No, pero...
—Pero ¿qué? —espeta.

—Solo quería agradecerte. —Mi voz se eleva una octava.
Sus ojos se amplían y luego van al café y la bolsa en su escritorio. Los
mira con fijeza por un largo momento.
Mi pulso late con fuerza en mi cuello y me siento caliente.
Muy lentamente, lleva sus ojos de vuelta a los míos.
—Bueno, me has agradecido y, ahora, puedes irte.
Me siento estúpida.
No sé lo que esperaba de traerle un pequeño regalo de
agradecimiento. Tal vez una sonrisa. Un: No tenías que hacerlo. No
esperaba que fuera un idiota.
¿Por qué me sorprendo?
Este es quien es... Kas-túpido.
Honestamente, no sé por qué me molesté.
Que le jodan.
Estoy a punto de darme la vuelta e irme, pero mis ojos se quedan en
esa puerta que aún está protegiendo como un centinela.
¿Por qué no recuerdo esa puerta? He estado aquí varias veces antes y
no la recuerdo ahí. Y las puertas no solo aparecen mágicamente.
Asiento hacia la puerta.
—No me mostraste esa habitación en mi recorrido de este lugar. ¿Es
una habitación que necesite limpiar?
—No —espeta, su tono bajo y oscuro.
Algo ha cambiado en su expresión. Aún se ve enojado, pero también...
incómodo. Está ahí en sus ojos.
Su inquietud llama mi atención, porque una cosa que Kas nunca
está, es incómodo.
¿Arrogante? ¿Malo? ¿Enojado? ¿Un imbécil? Sí, todas esas cosas.
Pero nunca incómodo.
—De acuerdo. —Doy un paso atrás. Me giro para irme.
Su voz golpea mi espalda cuando llego a la puerta.
—Mi oficina está fuera de los límites para ti ahora. No quiero que
vengas aquí. Nunca.
Me detengo en el umbral de la puerta y me vuelvo hacia él.
—Sí, señor Matis. —Incluso hago una reverencia, solo para ser una
perra.
Frunce el ceño. Y, con oscuridad en su rostro y sus ojos, se aleja de
mí.
Agarro el pomo de la puerta y empiezo a cerrar. Pero no antes de ver a
Kas sacar una llave de su bolsillo y ponerla en la misteriosa puerta para
cerrarla.

******

Una hora después, tengo mi cabeza dentro del horno, limpiándolo,
cuando oigo pasos entrar en la cocina.
Sé que es Kas por sus pisadas.
¿Cuán triste es eso? Que lo conozca por el sonido de sus pasos.
Bien, lo que sea.
Aún estoy molesta con él. Es un imbécil y lo estoy ignorando. No estoy
de humor para ser gritada de nuevo.
Su presencia vuelve a prender la llama de mi ira y se está
convirtiendo en un furioso infierno.
Continúo fregando el horno, probablemente más duro de lo necesario.
—Daisy —pronuncia mi nombre suavemente.
Su voz es como un gentil roce de dedos sobre mi piel, la cual estalla
en piel de gallina.
¿Por qué me afecta tan fácilmente?
Es molesto. Es un imbécil. Un gran imbécil que me grita todo el
tiempo.
Tensando la espalda, ignoro mi traidora piel y lo ignoro a él.
Oigo su ruidoso suspiro detrás de mí.
—Daisy... antes... he actuado como un completo imbécil. Lo... siento.
¿Qué?
Mi cabeza se alza con mi sorpresa ante su disculpa y la golpeo contra
el techo del horno.
—¡Mierda! —Hago una mueca. Dejando caer la esponja de limpiar, mi
mano cubierta por un guante de goma va inmediatamente a mi cabeza.
Salgo del horno, frotando el lugar adolorido.
—¿Estás bien? —La voz de Kas viene de cerca detrás de mí.
—Estoy bien —resoplo.
—¿Segura?
—Segura. —Sin mirarlo, voy hacia el fregadero.
Me quito los guantes de goma con más fuerza de la necesaria. Los
lanzo al lado del fregadero y empiezo a lavarme las manos.
Podría haber dicho que lo siente, pero aún estoy enojada, y creo que
tengo derecho a estarlo.

Claro, paga mi sueldo, pero eso no le da el derecho a ser un tremendo
idiota conmigo el noventa por ciento del tiempo. Eso anula todas las veces
que ha sido amable conmigo. Y su patética disculpa resultó en que me
golpeara la cabeza. Así que, sí, está eso también.
Lo oigo moverse y entonces está a mi lado, su espalda apoyada contra
la encimera de la cocina. Curva sus dedos en el borde.
No lo miro. Sigo enfocada en lavarme las manos, que ya están limpias.
Solo necesito algo que hacer con mis manos o podría hacer algo loco, como
estrangularlo.
—Daisy...
Cierro el grifo y tomo una toalla de mano de la encimera. Alejándome,
me seco las manos.
Necesito la distancia.
Estoy harta de que pase de caliente a frío. Estoy cansada de que me
grite. Y de él tratándome con amabilidad un minuto y como si tuviera la
peste al siguiente.
Claro, ha venido aquí y se ha disculpado, y de nuevo, siendo un
idiota. No me entiendas mal; la disculpa es una primera vez y una
sorpresa. Pero he tenido suficiente de sus imbecilidades.
El silencio entre nosotros se alarga. He secado de sobra mis manos.
Ahora, estoy contando los azulejos de la pared.
Finalmente, no puedo soportarlo más. Arrojo la toalla a la encimera y
me vuelvo para mirarlo.
—¿Hay algo que necesites que haga?
Eso es, Daisy. Mantenlo relacionado con el trabajo. No lo hagas
personal.
¿Es personal?
Kas me mira con cautela. Entonces, inclina su cabeza en dirección a
la bolsa de magdalenas que le traje, la cual está ahora en el centro de la
isla.
—Puedes ayudarme a comer esas. —Sus palabras son suaves, pero
inefectivas.
—No, estoy bien. ¿Algo más?
Me mira con fijeza, sorprendido y también como si no estuviera
seguro de qué hacer ahora.
¿Qué creía que iba a ocurrir? Que caería a sus pies y diría: ¡Sí, Kas! Por
supuesto que quiero ayudarte a comer esas magdalenas que te traje y puse
en tu oficina antes de que me gritaras.
Improbable, imbécil.

—¿Hay algo más que necesites? —insisto.
Estoy insistiendo porque quiero salir de aquí y alejarme de él.
Sus cejas se fruncen con consternación.
—No.
—De acuerdo. Bueno, tengo que trabajar, así que... —Me doy la vuelta
y voy hacia la puerta.
—En realidad...
Su bajo tono me detiene en seco y, despacio, me vuelvo para
enfrentarlo.
Se aparta de la encimera y camina hacia delante, deteniéndose junto
a la isla. La mirada en sus ojos hace que mi corazón golpee contra mi caja
torácica. Apoya su cadera contra la isla y se cruza de brazos. Ignoro cuán
bien lucen sus brazos estirados sobre ese magnífico pecho suyo.
Magnífico pecho. ¿Me has oído?
Te desagrada, ¿recuerdas, Daisy?
—Cambié de idea —dice—. Hay algo que puedes hacer por mí.
Frunzo el ceño.
—¿Qué es?
—Puedes aceptar mi jodida disculpa.
Me río.
Realmente me río.
Frunce el ceño con enojo.
Todavía riendo, digo:
—Realmente necesita trabajar en sus disculpas, señor Matis.
Eso hace que su ceño se profundice.
Cansada de esta conversación y de él, me vuelvo y empiezo a irme,
pero me detiene... esta vez, con una mano en mi muñeca.
Sorprendida de que haya cruzado la cocina tan rápido, me doy la
vuelta de nuevo y me encuentro mirando en sus lívidos ojos negros.
—¿Qué estás haciendo? —espeto.
Pero es como si no me oyera.
—¿Qué mierda quieres de mí? —dice bajo y rabioso.
Tomada desprevenida por sus palabras, respondo:
—Nada. No quiero nada de ti. —Entonces, como un chasquido de
dedos, cambio de idea—. En realidad, quiero algo de ti. ¡Quiero que dejes
de gritarme! —Es divertido que diga eso porque le estoy gritando ahora

mismo—. ¡Quiero que dejes de ser un idiota conmigo! ¡Quiero que dejes de
pasar de caliente a frío con tus cambios de humor! Quiero que me trates
como a un ser humano... ¡todo el tiempo y no solo parte de él! Quiero...
No logro terminar esa frase. Mis palabras son cortadas por su boca.
Porque el bastardo me besa.
En realidad, planta sus labios sobre los míos y me besa.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:05

CHICAS ESTO ES LO DE AYER DISCULPEN POR NO SUBIRLOS PERO TUVE ALGUNOS PROBLEMAS Y NO ALCANCE...
AHORA SUBO LOS DE HOY...


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:09

20




Él me está besando.
Santa mierda. Kas me está besando.
¡Él me está besando!
Toma la quinta parte de un segundo para que pase la conmoción.
Luego, la sensación de sus labios contra los míos se registra, y la suerte
está echada.
Mi mano libre encuentra su camino hacia su pecho, dedos
enrollándose en su camisa. Separo mis labios con un suave gemido. Se
aprovecha de eso y desliza su lengua en mi boca, besándome más
profundamente. Y devuelvo lo mejor que puedo.
Kas me apoya en la pared, su boca todavía firmemente en la mía.
Su mano agarra mi muñeca. Sujeta mi brazo a la pared y luego mete
la mitad inferior de su cuerpo con el mío. Atrapándome. No es que esté
buscando escaparme pronto. O alguna vez.
Y, santo infierno... está duro. Puedo sentir su erección clavándose en
mi estómago.
Lo puse duro con solo un beso.
¡Viva, yo!
La sensación de él duro y presionado contra mí con su lengua
barriendo deliciosos golpes sobre la mía me tiene retorciéndome. Estoy
bastante segura de que mis bragas también están húmedas.
Dios, el hombre puede besar.
Podría escribir canciones sobre cuán bien puede besar.
Pero eso sería extraño. Y, también, no puedo escribir ni mierda.
Kas baja mi muñeca y sostiene mi rostro con ambas manos, y luego
inclina mi cabeza para que pueda besarme exactamente como él quiere. Y
no tengo absolutamente ningún problema con eso.
Deslizo mis manos alrededor de su espalda, queriendo sentirlo, sólido
y fuerte bajo mis dedos.
Su lengua barre mi labio inferior, haciéndome gemir y moverme
contra él.
Siento un estremecimiento correr a través de él, y se presiona aún
más fuerte contra mí.

—Joder, cariño —gime antes de tomar mi boca de nuevo.
Me besa con más intensidad, bordeando en la locura.
Y yo le correspondo caricia por caricia.
Nos estamos jalando el uno al otro, ambos tomando lo que
necesitamos.
Básicamente jodiendo el infierno en la boca del otro.
Todo él está contra mí, y, aun así, no me siento lo suficientemente
cerca.
Quiero más de él. Quiero todo de él.
Engancho mi pierna alrededor de la suya. Su mano deja mi rostro y
se desliza hasta mi muslo. Él levanta mi pierna más alto, enganchándola
alrededor de su cadera.
Desplaza la parte inferior de su cuerpo, moliéndose contra mí.
Justo en el mismo lugar donde lo necesito. El lugar que está rogando
por su toque.
Sus dientes rozan sobre mi labio inferior cuando empuja contra mí.
—Sí, Kas —gimo.
Y ahí es cuando todo cambia.
O se detiene. O va mal.
No estoy muy segura de lo que sucede. Todo lo que sé es que él ya no
se mueve, ya no me besa.
Se echa hacia atrás, mirándome como si ni siquiera me conociera. Sin
saber por qué está aquí.
Sus cejas se juntan, y aprieta sus ojos cerrándolos. Luce como que
está sufriendo.
Una fría, sensación enfermiza se filtra en mi estómago.
Mis manos caen de él.
Sus ojos se abren. La mirada que veo en ellos... arrepentimiento.
Maldito arrepentimiento.
Siento como si hielo acaba de ser derramado sobre mí, los fragmentos
agudos y punzantes contra mi piel.
Su mano se desliza de mi muslo, dejando caer mi pierna al suelo. El
sonido de mi zapato golpeando el suelo de baldosas es fuerte en este
doloroso silencio.
Se aleja de mí.
Mi pecho se hunde.
—Kas...

Él gira sobre su talón y se aleja, dejándome aquí.
¿Qué?
Me hundo de nuevo contra la pared implacable.
¿Que acaba de suceder?
Estábamos aquí y nos besábamos, y fue increíble. Quiero decir, él
parecía estar disfrutando. Y luego... parecía que ni siquiera sabía por qué
me estaba besando, y se alejó sin decir una palabra.
No lo entiendo.
O...
Tal vez sólo recordó exactamente a quién estaba besando.
Oh Dios.
Me siento enferma.
Realmente piensa que estoy por debajo de él.
Tal vez lo estoy.
Soy muy pobre. Recién salida de la cárcel. Llevo más equipaje que el
aeropuerto de Heathrow.
Soy basura.
¡Soy su ama de llaves, por el amor de Dios!
Mis ojos comienzan a picar con lágrimas. Las presiono con las palmas
de mis manos.
Kas es apuesto y rico. Sí, él es un imbécil el noventa por ciento del
tiempo, pero la gente rica llega a ser imbécil.
Entonces, ¿por qué en el mundo un tipo como él quiere una chica como
yo?
Él no lo haría... claramente.
Obviamente se perdió en el momento. Yo era una manera fácil de
pasar unos minutos.
¿Y no lo dejé? Hubiera tenido sexo con él si lo hubiera pedido.
Jesús. Soy tan tonta.
Mi cara comienza a arder con vergüenza y humillación.
¿Nunca aprendo? ¿No me quemé lo suficiente por el último hombre al
que dejé acercarse?
Y besarlo a él, de todas las personas... mi jefe.
Pero fue él quien me besó. No fue como si yo me lanzara contra él. Él
lo inició. Y luego actuó como un caso mental después.
Un completo idiota.

Es decir, ¿quién hace eso? ¿Quién besa a alguien y luego se aleja?
Un estúpido, eso es quién.
Kas-túpido.
Bien, que se joda.
No necesito su mierda.
Sólo necesito este trabajo.
Tomo unos cuantos tragos de aire, pero el aire aquí sólo se siente
grueso y pegajoso, y todo lo que puedo oler en mi piel es a Kas. El olor de
su maldita loción de afeitar.
Enderezándome, me empujo de la pared y mi cabeza hacia la puerta
trasera... en dirección exactamente opuesta por donde Kas se fue.
Sólo necesito salir, tomar aire fresco. Aclarar mi mente. Averiguar
cómo manejar esta monumental cagada.
Me dirijo hacia atrás y alrededor del lado de la casa, necesitando algo
de tranquilidad.
Me apoyo contra la casa y descanso mi cabeza.
Suspirando, cierro los ojos. Pero cuando lo hago, todo lo que pasa es
que veo a Kas besándome. Recuerdo la sensación de sus labios en los
míos, como si estuviera sucediendo de nuevo en este momento.
Lo quiero. Odio admitirlo, pero es verdad.
Podría no gustarme Kas, y tal vez quiera darle un puñetazo en las
bolas. Pero lo quiero.
¿Cómo se jodió esto?
Pero no puedo tenerlo porque sería la peor idea del mundo, y él no me
quiere.
Lo dejó perfectamente claro cuando se apartó de mí, me miró con
arrepentimiento, y luego se alejó sin decir una palabra.
Respiro a través del dolor de su rechazo.
¿Cómo se supone que debo olvidar la forma en que sabe, la forma en
que besa, la forma en que se siente bajo mis manos?
¿Cómo voy a verlo todos los días después de esto?
Lo haré porque no tengo elección. Él no me quiere, pero hay cosas
más importantes en juego que mis sentimientos lujuriosos por Kastor
Matis.
Y fue simplemente un beso. Un miserable beso.
Solo... que este no se sentía como simplemente un beso.

—Hola, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Estás evitando trabajar? ¿O
simplemente escondiéndote de Kas? —El sonido de la risueña voz de
Cooper me saca de mis pensamientos.
Mis ojos se abren. Por un segundo, entró en pánico y creo que él sabe
lo que acaba de suceder en la cocina con Kas y conmigo, pero él no pudo.
Quitándome la sensación, me empujo de la pared y fuerzo una
sonrisa.
—Hola, Cooper. Ninguno de los dos. Solo tomando un minuto.
Él me da una mirada cómplice.
—¿Te está dando Kas un mal rato de nuevo?
¿Kas me está dando un mal rato? Bueno, fue definitivamente duro hace
unos minutos.
Antes de que él se diera cuenta de por quién se estaba poniendo duro.
Eso moja con agua fría el recuerdo.
—No más de lo habitual. —Envuelvo mis brazos alrededor de mi
pecho—. ¿Qué haces aquí arriba? —le pregunto.
—Me quedé sin leche. —Él sonríe.
—Siempre te estás quedando sin leche. ¿Ustedes sólo viven en tazas
de té?
—Y galletas.
—No puedo olvidar las galletas. ¿Te has quedado sin ellas también?
Su sonrisa se profundiza.
—Por suerte para ti, hay leche en la nevera y un montón de galletas
en la despensa. Las tomaré por ti.
—Antes de que lo hagas. —Me detiene con una mano en mi brazo, que
rápidamente quita. —Yo, um... quería preguntarte... —Él se mueve en sus
pies, pasando una mano por su cabello, evitando mis ojos—. Bueno, ¿me
preguntaba si querrías tomar algo el jueves por la noche?
—¿Con todos los chicos? Por supuesto. —Sonrío ante la idea de ser
invitado a una de sus salidas.
—En realidad... —Levanta sus ojos a los míos—. Quiero decir, solo tú
y yo.
—Oh. —Oh.
—Quiero decir, es genial si no quieres...
—No, está bien. —¿Lo es?—. Quiero decir, claro. Sí. —Daisy... ¿qué
estás haciendo?
Sus ojos se iluminan, sus labios se elevan en una gran sonrisa.

Mierda, ¿qué estoy haciendo? Me gusta Cooper... pero Kas... y ya he
dicho que sí.
—Sí —repito con una sonrisa.
Su sonrisa se profundiza.
—Genial. Bien, ¿qué tal si me das tu número, y puedo enviarte un
mensaje para arreglarlo.
—Por supuesto. Pero, primero, déjame que te traiga la leche y las
galletas. —Y golpear mi cabeza contra la pared mientras estoy en ello.
Lo dejo entrar primero. Mirándolo a la vuelta de la esquina, dejo
escapar un leve gemido.
Jesucristo, Daisy, ¿a qué demonios estás jugando?
Ser besada por Kas, y luego Cooper me invita a salir en una cita, todo
en el espacio de veinte minutos.
Gran trabajo, Daisy. Realmente, bien hecho.
Creo que escucho movimiento en el balcón de Kas. Levanto mi cabeza
rápidamente. Me muevo de nuevo para obtener una visión clara, pero
nadie está allí, y la puerta corrediza de su dormitorio está cerrada.
Debe haber sido un pájaro o la brisa o algo así.
—¿Daisy? ¿Vienes o qué? —La alta voz de Cooper viene de la parte
trasera de la casa, regresándome al ahora.
Suspirando, le digo:
—Sí, ya voy.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:12

21


—Siéntate quieta, ¿quieres? Honestamente, Daisy, eres peor que
algunos de los niños cuyo cabello tengo que cortar.
—Lo siento. Simplemente no sé si es buena idea hacer ese esfuerzo
con mi cabello cuando no estoy realmente segura que debería salir con
Cooper. No quiero arreglarme y darle una idea equivocada.
Cece baja el rizador, y me da una mirada fija en el espejo.
—Uno, es tu primera cita desde que saliste de... —duda—... ese lugar.
Cece no se refiere a eso como prisión. Creo que piensa que me
molestará si menciona la cárcel, pero no lo hace. Honestamente, creo que
le molesta más, el hecho que haya estado allí y no podía hacer nada para
ayudarme.
—No es una cita, Ce. Somos sólo amigos y compañeros de trabajo que
van a tomar algo.
Me da una mirada.
—Él te pidió que salieran. Es una cita. ¿Y por qué crees que no
deberías salir con él?
Resoplo.
—Porque me lo preguntó literalmente minutos después que tuviera mi
lengua en la garganta de mi jefe, y no estaba pensando exactamente en
eso.
Mi estómago se retuerce en placer y dolor por el recuerdo.
No he visto a Kas desde que se alejó de mí ayer.
Después de entrar en la casa con Cooper, después de aceptar
desastrosamente su oferta de ir a tomar una copa, estábamos en la cocina,
y oí la puerta principal cerrarse de un golpe. Entonces, el auto de Kas
aceleró ruidosamente.
No regresó a casa por el resto del día. Y no estuvo en casa ayer ni hoy.
No sé dónde ha estado. Pero sí sé que me está evitando.
Lo sé porque su cama estaba claramente desordenada las dos
noches. Tuve el placer de hacerla, ambas mañanas.
Obviamente, se levantó temprano y se fue antes que yo llegara a
trabajar, y se quedó fuera hasta que me fui.
Al principio, me sentí aliviada, porque me salvó de una conversación
incómoda. Pero, una vez que el alivio se fue, la ausencia comenzó a

doler. Y todo sirvió para recordarme por qué dejó de besarme en primer
lugar.
Y esto de ir a tomar unas copas con Cooper es estúpido. Tengo
suficientes problemas con un chico en el trabajo, sin mezclarme con otro.
—Voy a cancelarle a Cooper —digo con decisión, agarrando mi
teléfono, que está en el tocador donde estoy sentada.
—No te atrevas, Daisy May Smith. —Mi mano se detiene sobre el
teléfono, mis dedos se curvaron alrededor—. Deja el teléfono, Mayday. —
Hay un tono impenetrable en su voz.
Dándole una mirada fea, lentamente aparto mi mano del teléfono.
—No, escúchame. Por encima de cualquiera, mereces una noche
libre. Después de todo lo que has pasado, te debes una noche con un buen
chico que también es sexy. Y australiano. Así que, ya sabes, su acento. —
Sonríe.
—De acuerdo, tienes puntos por el acento. Pero dije guapo. No sexy.
—Es lo mismo.
—Jason era sexy. —Ella me frunce el ceño—. Y pensaba que era un
buen tipo —continúo—. Mira dónde me llevó eso.
Su ceño se desvanece rápidamente.
—Jason es una plaga en la sociedad. Una pérdida de perfectamente
buen aire. Odio a esa basura y le deseo lo mejor en el infierno cuando lo
envíe allí. Pero así no son todos los hombres, nena. No quiero que lo que
pasó con ese idiota haya arruinado a todos los hombres. Y no estoy
sugiriendo que tienes que tener una relación con Cooper o incluso confiar
en él de inmediato. Pero quiero que salgas a divertirte. Deja que alguien te
invite un trago o una cena, en este caso, sólo un trago. Te lo mereces,
Dais.
—Lo sé. —Suspiro—. Pero se siente mal.
—¿Por causa de Kas?
Cece sabe todo lo que ha pasado entre Kas y yo. La he mantenido al
tanto de todos los acontecimientos de mi vida. Es mi mejor amiga. Le
cuento todo.
Lo curioso es que cuando le dije que Kas y yo nos besamos, no
pareció sorprendida.
Cuando le pregunté por qué, dijo, y la cito: "No me sorprende, porque
nunca te he visto tan fuera de quicio por un chico antes, así que, era obvio
que te gustaba. Y, bueno, tú eres tú. Así que, por supuesto que él iba a
querer seducirte”.
Así que, al parecer, soy obvia y objetivo de seducción.
Simplemente no el objetivo de Kas.

Estoy por debajo de él. Y no en el buen sentido.
Suspiro.
—Sí. Quiero decir, nos besamos, y luego acepté salir con
Cooper. Simplemente se siente mal.
—Kas te dejó mal. Lo siento —añade por mi mueca—. Pero él actuó
como un idiota. No le debes nada. Y definitivamente no tienes nada por lo
que sentirte extraña.
—Sé que tienes razón, pero sigo sintiéndome extraña. Y sé que me
está evitando. —Bajo los hombros.
Pone el rizador sobre la mesa de tocador y apoya sus manos en mis
hombros, dándoles un suave apretón.
—Nena, si Kas no puede ver lo que tendría de ti, entonces es un
imbécil. Una gran idiota. —Ella mira sus manos antes de colocarlas de
nuevo en mis hombros—. Eres impresionante, Mayday. Divertida,
inteligente y hermosa.
—Y-y una ex convicta.
—Hush. —Me frunce el ceño—. Eres preciosa, y, obviamente, Cooper
piensa eso porque te pidió que salieran. Y esta noche es sólo bebidas con
un guapo y buen tipo. No tiene que ser nada más. Pero irás esta noche,
luciendo completamente hermosa porque soy impresionante con arreglar el
cabello, y soy una amiga impresionante. —Me da una sonrisa y toma mi
cabello en su mano.
Mirándola con agradecimiento en el espejo, me acerco y tomo su
mano, dándole un apretón.
—Eres increíble, Ce. Eres la mejor.
—Lo sé. —Sonríe de nuevo. Luego, toma el rizador y envuelve otra
sección de mi cabello.
Mi teléfono comienza a sonar en mi tocador. Miro a la pantalla y veo
que es Cooper.
Mi estómago se endurece con nervios.
—Hola —le contesto—. Estoy preparándome. No debería tomarme
mucho más tiempo.
—Daisy. —Suena nervioso y un poco sin aliento—. Siento mucho
hacerte esto a último minuto, pero voy a tener que cancelar.
Una gran cantidad de alivio y también un poco de decepción, corre a
través de mí al mismo tiempo.
—Está bien. No te preocupes.
—No, no está bien. —Su tono está frustrado—. Estaba realmente
deseando esta noche contigo, pero ahora, estoy en mi auto, de regreso al

trabajo. De alguna manera, todos los caballos salieron y están corriendo
en torno a la finca. —Suspira en voz alta—. Voy a tener que acarrearlos y
luego arreglar el lugar por el que pasaron en la cerca. Voy a tardar toda la
noche.
—¿Quieres que te ayude?
—No te preocupes. —Su tono se suaviza—. Pero gracias por la oferta.
—Hay una breve pausa antes que diga—: ¿Un segundo intento mañana
por la noche? ¿Misma hora?
Esta es mi salida. Puedo decir no... pero me siento mal porque el tipo
parece querer salir a tomar algo conmigo. Por lo tanto, me oigo decir:
—Claro.
—Genial. —Casi puedo oír su sonrisa por el teléfono—. Así que, creo
que nos vemos mañana.
—Hasta entonces.
Cuelgo el teléfono con Cooper y lo vuelvo a colocar en el tocador.
—Era Cooper. Tuvo que cancelar, así que no voy a salir esta noche
después de todo.
—Bastardo —dice con una voz enfadada.
—¿Oíste toda la conversación?
—Sí, lo siento. No quise escuchar, pero era difícil no oír. Pero te ha
pedido que salgas otra vez mañana por la noche, ¿verdad?
Le doy una sonrisa astuta.
—Sabes que lo hizo. Y también sabes que dije que sí.
Sonriendo, dice:
—Eso es, nena. —Luego, enrolla otra sección de mi cabello alrededor
del rizador—. Y nada de no salir. Vamos a tener una noche de chicas. Ha
pasado mucho tiempo desde que salimos por la ciudad. Así que, termino
de arreglarte, luego dame media hora para maquillarme y
saldremos. Podemos ir a este nuevo club en la ciudad. ¿Qué dices?
Una noche en la ciudad con mi chica... suena perfecto.
Le sonrío en el espejo.
—Digo... demonios, sí.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:21

22


“Like I Would” de Zayn suena a través del club. Tengo una bebida en
mi mano. Y estoy sintiéndome totalmente fuera de mi elemento.
Nunca realmente he sido una chica fiestera. Teniendo un hermano
pequeño que cuidar significaba que las salidas nocturnas eran una rareza
para mí.
Honestamente, estoy lista para ir a casa. Mis pies duelen y estoy
cansada. Además, trabajo por la mañana. Pero Cece se está divirtiendo y
no quiero ser una aguafiestas.
Fuimos a un par de bares antes de venir a este club, del cual he
olvidado por completo el nombre.
Cece está en la barra, pidiendo más bebidas. Echo mi cabeza hacia
atrás, revisándola, y veo que está charlando con algún tipo que está en la
fila junto a ella.
Parece lindo.
Termino lo último de mi bebida y pongo el vaso en una mesa cercana.
Entonces, tengo esta extraña sensación espinosa en la parte de atrás
de mi cuello, como si alguien me observara. Me ha estado pasando toda la
noche.
Giro mi cabeza, mirando, pero no puedo divisar nada... o debería
decir, a nadie observándome. No es que pudiera decirlo en este lugar, de
todos modos. Está lleno. Froto mi mano contra la parte de atrás de mi
cuello, aliviando la sensación.
Honestamente, empiezo a pensar que estoy volviéndome loca.
Miro de nuevo a Cece. Parece estar en una profunda conversación con
el chico lindo.
Decidiendo que necesito ir al servicio, llamó su atención y modulo:
Voy al baño, para ella.
Apunta al suelo, diciéndome que estará allí cuando regrese.
Le doy los pulgares arriba y luego me dirijo en dirección a los baños
de mujeres.
Camino entre la multitud de gente y me dirijo al pasillo del baño. La
señal al final del corredor apunta una flecha a la izquierda para los
hombres y a la derecha para las mujeres y discapacitados.

Es un poco espeluznante aquí. La iluminación es una mierda y el bajo
resuena en las paredes, haciéndolo parecer una escena sacada de una
película de terror de clase Z.
Al llegar al final del pasillo, giro a la derecha y mis pasos titubean
mientras mi corazón se acelera.
Kas.
Se encuentra cerca del servicio de discapacitados, su hombro apoyado
contra la pared.
Lleva vaqueros azules y una camisa blanca. Las mangas están
enrolladas, mostrando sus hermosos antebrazos; podría tener una cosa
con sus brazos, y su cabello está suelto y metido detrás de sus orejas.
Se ve increíble.
Pero, como sea, no me importa.
Lo que me importa es qué hace aquí.
—¿Qué haces aquí? —vocalizo mis pensamientos.
Se aparta de la pared, así que está de pie erguido.
—Hola a ti también.
Le doy una mirada.
—Hola. Ahora, ¿qué haces aquí?
Ladea la cabeza.
—Necesitaba usar el baño.
—Me refería al club. Pero lo que sea, el baño de hombres está por ese
camino. —Señalo con el pulgar en la dirección de este.
Una sonrisa curva las esquinas de sus labios. Dobla sus brazos
alrededor de su pecho. La tela de su camisa se aprieta alrededor de sus
bíceps y las venas en sus antebrazos son visibles... y se ven muy lamibles.
Pero no me importa.
Sí, claro, no te importa, Daisy.
—¿Dónde está tu cita? —pregunta.
Tengo una repentina punzada de culpa, mi corazón salta, pero la
sospecha rápidamente se hace cargo.
Entrecierro mi mirada sobre él.
—¿Cómo sabías que tenía una cita esta noche?
Encoge esos increíbles hombros.
—Soy el jefe. Oigo cosas.
—Bien entonces, deberías saber que mi cita fue cancelada porque tus
caballos se soltaron y mi cita tuvo que tuvo que ir por ellos.

—Sí. Una pena.
Hijo de... su madre.
—Pareces realmente destrozado por eso.
Las esquinas de sus labios se levantan, así como sus hombros.
Mis ojos se entrecierran aún más.
—Fuiste tú, ¿no es así? Soltaste a los caballos. —No es una pregunta.
Sé que lo hizo. Puedo verlo en sus ojos.
Bastardo.
Me dirige una mirada de agravio, pero esa sonrisa bastarda sigue en
sus labios.
—¿Y por qué en el mundo haría eso?
—¿Quién sabe? —Alzo mis manos—. ¿Para arruinarme la noche?
¿Para molestarme? ¿Quién sabe por qué haces las cosas que haces?
Probablemente porque te encanta hacer mi vida miserable.
O estaba celoso.
¿Por mí?
Probablemente no.
Dejo que ese pensamiento se filtré hacia la oscuridad.
Me mira con fijeza por un largo momento antes de decir en voz baja y
gutural:
—Confía en mí, Daisy, cuando digo que me gusta, definitivamente no
es hacerte miserable.
Oh... vaya.
Pero no dejo que sus palabras me afecten. Mantengo mi expresión
inalterable y mi ira fluyendo.
—¿No? Entonces, sólo te gusta hacerme miserable por diversión.
Algo cambia en su expresión y sus ojos se alejan de mí.
—¿De verdad te hago miserable? —Su voz es atípicamente baja.
Aprieto mis brazos a mi alrededor.
—Tal vez miserable no... pero tampoco diría exactamente que
iluminas mi día.
Bueno, aparte de cuando me besaste. Pero entonces fuiste y arruinaste
eso.
Se remueve en sus pies.
—No tengo intención de ser un imbécil contigo. —Sus ojos vuelven a
los míos y hay algo sincero en su expresión.

—Entonces, no lo seas —digo con suavidad.
Suspira, sus ojos alzándose al techo.
—No es tan fácil.
—Es tan fácil o tan complicado como lo hagas.
Sus ojos vuelven a los míos.
—Lo haces complicado.
El fuego se enciende en mi estómago.
—¿Sabes qué? ¡Jódete, Kastor Matis! —Las palabras salen antes de
que pueda detenerlas.
—¿Acabas de decir que quieres joderme?
Mis ojos van a los suyos. Su rostro es serio, pero hay un brillo en sus
ojos.
El bastardo se está riendo de mí.
—No —digo rechinando los dientes—. Sabes exactamente lo que
quería decir. —Dejo caer mis brazos, poniendo mis manos en mis caderas.
Dejo escapar un sonido de exasperación—. Dios, ¿puedes dejar de ser tan
idiota?
Hay un momento de silencio.
Entonces, en una voz mortalmente seria, pregunta:
—¿Acabas de llamarme... idiota?
Mi corazón golpea con fuerza mi caja torácica. Entonces, enderezo mi
columna. Desafiantemente levantando mi barbilla, digo:
—Sí, lo hice. Porque estás actuando como un idiota.
Me mira con fijeza por un largo momento. Su rostro está
perfectamente impasible.
Entonces, veo sus labios torcerse y estalla en risas.
Carcajadas completas.
He oído a Kas reír antes, pero nada como esto. Es un hermoso sonido
contagioso. Antes de que lo sepa, también me río y se siente bien.
—No puedo creer que me llamaras idiota —dice entre carcajadas.
—Bueno, lo merecías. —Me río entre dientes.
Limpia sus ojos.
—Sí, tienes razón; lo hacía.
Nuestra risa ha cesado y ahora, estamos mirándonos. Ojos fijos en
ojos.

Algo cambia en el aire entre nosotros. Es como si la risa se hubiera
llevado la ira y todo lo que ha dejado detrás es pura química y calor. Y
parece ser vigorizante en su intensidad con cada segundo que pasa,
atrayéndome hacia él.
Mi pulso empieza a latir en mis oídos. Mi piel cosquillea. Mi estómago
se enrolla y se aprieta.
La mirada de Kas baja de mis ojos a mi boca.
Lamo mis labios, como una respuesta automática.
Miro a sus ojos calentarse y arder.
Todo mi cuerpo estalla en llamas bajo su ardiente mirada. Si fuera
helado, me derretiría ahora mismo.
Jesucristo, deja de ser tan niña, Daisy.
Envuelvo mis brazos alrededor de mi pecho. El movimiento parece
traerlo de vuelta al ahora.
Deja caer sus brazos y mete sus manos en los bolsillos delanteros de
sus vaqueros.
—¿Con quién estás aquí? —digo por decir algo.
—Amigos.
—No me di cuenta de que tenías alguno... aparte de Jude, claro. —Le
doy una sonrisa azucarada.
—Que graciosa. —Pero no sonríe. En su lugar, sus ojos recorren mi
cuerpo y me mira como si quisiera devorarme entera.
Tengo que suprimir la urgencia de juntar mis muslos.
Sus ojos se elevan de nuevo a los míos.
—Te ves increíblemente hermosa esta noche.
Sus palabras me toman por sorpresa. Y me molesta cuán feliz me
hacen sentir.
Odio que pueda levantarme y bajarme tan fácilmente.
—Sí, pero no lo bastante buena para ti. —De inmediato, quiero
golpearme en el rostro. Odio haber dicho esas palabras y cuán patética y
débil me hacen sonar.
—¿Qué? —Retrocede, como si le hubiera golpeado.
—Nada. Olvida que dije algo. Me voy ahora. Ten una buena noche,
Kas.
Paso a su lado y atrapa mi brazo, sosteniéndome a su lado.
—¿Quieres que olvide el hecho de que piensas que no eres lo bastante
buena para mí?
—Nunca dije que yo pensara que no era lo bastante buena para ti.

Sus cejas se fruncen con tanta fuerza que me sorprende que no le dé
dolor de cabeza.
—¿Crees que yo pienso eso? ¿Qué no eres lo bastante buena para mí?
Alejando la mirada de él, levanto un poco mi hombro.
—Eso es una jodida mentira. —Sus palabras son tan vehementes que
mi mirada vuelve a él—. No soy lo bastante bueno para ti, Daisy. Mereces
un buen hombre, un hombre mejor... y ese no soy yo.
Sus palabras me sorprenden profundamente.
Miro con fijeza sus ojos negros; buscando qué, no estoy segura, pero
debo encontrarlo porque algo se rompe en mi interior.
Presiono mi palma contra su rostro. Sus ojos se cierran contra mi
toque.
—No me importa —susurro—. Te quiero.
Un estremecimiento lo recorre. Tira de mí a su costado, deslizando un
brazo alrededor de mi espalda, sosteniéndome cerca de él. Presiona su
frente contra la mía y exhala una respiración temblorosa.
—Mierda, nena. —Su respiración me hace cosquillas y roza mis
labios.
Quiero besarlo, pero también sé lo que pasó la última vez que nos
besamos.
Su barbilla cae, acercando su boca más a la mía.
Nuestras bocas están a milímetros de distancia. Todo lo que tendría
que hacer es inclinarme, y nuestros labios se estarían tocando.
¿Es eso lo que quiero?
El sentido me dice, No. Pero mi cuerpo grita, ¡Sí!
—Tengo que besarte. —Suspira sobre mis labios.
Su otra mano se mueve hacia mi cabeza, acunándola, mientras su
cuerpo se vuelve al mío.
Y luego me besa.
Suave y dulce al principio. Besos ligeros.
Pero luego su lengua recorre mi labio inferior, y la chispa entre
nosotros se prende como un fósforo encendido en gasolina.
Sus dedos se enredan en mi cabello mientras continúa tomando mi
boca con su lengua.
Sabe a cerveza y menta y algo tan singularmente él, y me enciende
como nada antes.
Abandonando mi boca, arrastra su pulgar por mi labio inferior, con
los ojos fijos en él.

—Todo en lo que he podido pensar durante días es en esta preciosa
boca.
Me estremezco de necesidad.
Pero entonces esa pequeña voz en la parte de atrás de mi cabeza
pregunta: Entonces, ¿por qué te fuiste el otro día? ¿Y por qué has
permanecido alejado desde entonces?
Pero no digo las palabras porque no quiero perder este momento.
Quiero que siga besándome. Quiero que siga haciéndome sentir como es.
Como nadie me ha hecho sentir antes. Como si tuviera que besarme más
de lo que necesita aire.
Captura mis labios con los suyos de nuevo y chupa mi lengua. Un
rayo de lujuria se dispara entre mis piernas, haciéndome jadear y
retorcerme.
En este momento, lo deseo como nunca antes he deseado a nadie.
Un alarido de risa nos separa. Mi cabeza se mueve a un lado, y veo a
un grupo de chicas risueñas saliendo del baño de damas.
Mis ojos vuelven a Kas. Sus ojos están vidriosos de lujuria, sus labios
hinchados por mi beso.
Verlo así me da una sensación de satisfacción.
Su labio se levanta en la esquina en la sonrisa más sexy que he visto,
y entonces agarra mi mano y me arrastra al baño de discapacitados.
Empuja la puerta y la cierra.
Escucho a las niñas riendo pasar, y luego es tranquilo. Sólo se oye el
ruido retumbante de la música del club y nuestras respiraciones
superficiales.
Kas me contempla. La mirada en sus ojos casi me deshace.
Nadie me ha mirado nunca como ahora.
Como si fuera todo lo que puede ver.
Levanto una mano a su cara, pasando mi pulgar por la comisura de
su boca.
Sus ojos se cierran ante mi toque.
Entonces, sus ojos se abren. Agarra mi muñeca, apartando mi mano
de su cara, y me empuja contra la puerta. Su boca baja fuertemente sobre
la mía, y comienza a besarme con aún más necesidad y ferocidad que
antes.
No hay nada delicado en este beso. Básicamente estamos luchando
entre nosotros por el espacio.
Su mano ahueca mi hombro, bajando por mi costado. Sus dedos
rozan ligeramente la curva de mi pecho, haciendo que mis pezones se

endurezcan. Finalmente, su mano alcanza mi cadera, y la aprieta. Sus
dedos muerden mi piel a través de la delgada tela de mi vestido.
Serpenteo mi brazo alrededor de su cuello, enredando mis dedos en el
cabello de la nuca. Es la primera vez que he tocado su cabello, y es tan
suave como pensé que sería.
Kas mete la otra mano en mi cabello. Retrocediendo ligeramente, me
mira fijamente. Sus ojos están negros y brillantes de deseo. Nunca se ha
visto más hermoso que en este momento.
Sus dientes se arrastran por su labio inferior. Es un movimiento tan
lento y deliberado que todo dentro de mí se aprieta. Me estremezco.
Sonríe abiertamente, como si supiera exactamente el efecto que tiene
sobre mí.
Luego, inclina mi cabeza hacia un lado y cubre mi boca con la suya.
Presiona su cuerpo inferior en el mío, y siento la longitud y dureza de
él contra mi vientre.
Me encanta que pueda ponerlo duro con sólo un beso.
Mi otra mano se mueve alrededor de su espalda. Deslizo mi mano
más abajo y la meto en su bolsillo trasero. Le agarro el culo, acercándolo
aún más.
Gime en mi boca. El sonido es tan sexy que siento que podría venirme
de solo escucharlo.
Muerde mi labio inferior, y luego su lengua sale a lamer la punzada.
Es increíblemente ardiente.
Entonces, su boca se mueve a través de mi mandíbula a mi oído.
—Te quiero jodidamente demasiado, que duele. —Su voz es ronca de
excitación, y siento el sonido profundo en el interior.
Sus labios bajan por mi cuello, besando un dulce sendero hacia mi
boca. Se detiene, sus labios cerniéndose sobre los míos.
—Entonces, tómame —susurro.
Un destello de algo se mueve a través de sus ojos. Si no supiera,
pensaría que era miedo.
Cierra sus ojos en una respiración superficial, y luego su boca está de
vuelta en la mía.
Me siento febril. Necesitada y ansiosa.
Ha pasado mucho tiempo desde que tuve sexo. Cerca de dos años. Y
eso fue con Jason, el maldito, cuando no sabía qué mentiroso y engañoso
bastardo era.
Pero, incluso entonces, nunca me sentí tan bien con él.

Es como si Kas estuviera en cada parte de mí, tocando todo de mí, y
todavía quiero más.
Chupo su lengua y se estremece.
Sintiéndome decididamente valiente y deseándolo como nunca antes
he deseado a nadie en mi vida, saco mi mano de su bolsillo trasero y la
deslizo hacia su frente. Tomo una respiración profunda y luego muevo mi
mano más bajo, palmeando la longitud dura de él a través de sus jeans.
Siento que todo su cuerpo se tensa con fuerza.
Sus ojos se cierran, y sus manos me dejan, presionando contra la
puerta sobre mi cabeza, enjaulándome.
No se mueve ni dice nada. Pero tampoco se aleja, así que considero
que lo que estoy haciendo está bien.
Curvando mis dedos alrededor de la longitud de él, empiezo a mover
mi mano arriba y abajo.
—Joder... —gime, sonando casi agonizante.
Lo miro a la cara. Sus labios están contraídos, sus cejas juntas.
Dejo de mover mi mano, insegura si quiere esto.
Sus ojos se abren. El calor en ellos es inconfundible.
Quiere esto.
Me estiro en la punta de mis pies y presiono un suave beso en sus
labios. Su mano cae de la pared y ahueca mi cara mientras su lengua se
mueve a lo largo de la comisura de mis labios, pidiendo entrada. Los
separo, y él gime suavemente mientras mete su lengua en mi boca.
Empiezo a mover mi mano otra vez, y él profundiza el beso.
Su otra mano baja de la pared y ahueca mi hombro. Con los dedos
moviéndose hacia abajo, aparta el tirante de mi vestido de mi hombro,
dejándolo caer. Luego, tira de la parte delantera de mi vestido a un lado,
exponiendo mi sujetador.
Su pulgar roza mi pezón duro, haciéndome temblar.
Necesitando sentir más de él, alcanzo el borde de su camisa.
Alzándola, empiezo a deslizar mi mano por debajo.
Lo siguiente que sé es que la mano que estaba en mi pecho ahora está
agarrando mi muñeca, deteniendo su ascenso.
Parpadeo mis ojos nublados, confundida.
Cuando se fijan en los suyos, veo la misma mirada en ellos que vi la
última vez que nos besamos, y mi cuerpo se enfría.
Apartándose de mí, Kas deja caer mi brazo, como si lo hubiera
quemado.

Sus manos entran en su cabello. Sus ojos atrapan los míos. Hay
arrepentimiento y muchas otras emociones en ellos. Ninguno de ellos es
bueno, y al instante me siento enferma.
—Yo... yo... —Está luchando por las palabras, y me estoy muriendo
por dentro. Entonces, da su golpe final—. Yo no puedo hacer esto con...
contigo.
Antes de que pueda sacar una palabra, me está moviendo a un lado,
abriendo la puerta, y atravesándola a zancadas.
Se fue en segundos.
De nuevo.
No lo creo.
“No puedo hacer esto con... contigo”.
Lágrimas brotan de mis ojos.
Me pellizco el puente de la nariz con mi pulgar e índice.
No te atrevas a llorar por un hombre, Daisy. No te atrevas.
Suelto un suspiro y exhalo otro, luchando contra las lágrimas.
Dios... no puedo ni siquiera...
¿Cómo pudo hacerme esto otra vez?
¿Cómo pude haberlo dejado?
¿Qué diablos está mal con él?
No importa él. ¿Qué diablos está mal conmigo?
Necesito tener más dignidad que esto.
Tengo más dignidad que esto.
La culpa es mía por caer de nuevo en su mierda.
No tengo a nadie más que culpar excepto a mí misma.
Me besas una vez, la culpa es tuya.
Me besas una segunda, la culpa es mía.
Dejando caer mi mano de mi cara, me muevo al espejo.
Mi sostén está expuesto, mis labios están hinchados del beso, mi cara
está enrojecida, y mi cabello está desordenado donde estuvieron las manos
de Kas.
La vista me da ganas de llorar de nuevo.
Mordiéndome el labio, jalo del tirante, cubriéndome.
No puedo creer que lo dejara hacerme esto otra vez.
Jesús. ¿Qué tan estúpida soy?

Debo tener zorra estúpida escrito por toda mi cara. Quiero decir,
Jason lo vio escrito allí.
Pensé que lo había limpiado.
Pero, por lo visto no, porque Kas piensa que puede joder conmigo,
también.
Simplemente no entiendo.
¿Qué obtiene de esto?
No es como si hubiéramos tenido sexo.
¿O sólo soy un juego para él?
¿Es así como él echa una cana al aire; jugando con la bonita y pobre
niña que está tan desesperada por atención que dejará que su jefe la
manosee en un baño público?
El dolor atraviesa mi pecho. Presiono mi mano en este.
Soy tan débil y estúpida.
Odio que me pueda lastimar de esta manera.
Y odio aún más que se lo permití.
Podría estar enojada con Kas. Pero estoy más enojada conmigo misma
por ser tan estúpida.
Fui estúpida con un hombre antes, y eso me costó todo.
No seré estúpida de nuevo.
No soy un juguete para usar.
Que se joda Kastor Matis y sus juegos mentales.
He terminado.
Si alguna vez intenta besarme de nuevo, voy a darle un rodillazo en
las pelotas.
Bueno, tal vez no realmente un rodillazo en las pelotas porque eso es
asalto y una manera infalible de terminar en la cárcel. Pero me imaginaré
dándole un rodillazo en las pelotas mientras le enseño el dedo medio.
Que se joda Kastor Matis y su jodido auto.
No necesito su mierda. Ya tengo problemas por mi cuenta sin que
traiga más a la fiesta.
En lo que a mí respecta, Kas ya no existe. Es invisible para mí.
Y el Sr. Matis sólo existe dentro de mi lugar de trabajo.
Está jugando conmigo, tomándome por tonta. Él piensa que soy
ingenua y necesitada.
Quizás lo fuera. Pero no más.

No dejaré que me trate como una idiota más.
Si trata de acercarse a mí de nuevo, descubrirá exactamente de lo que
Daisy Smith está realmente hecha.
Y, con mi renovado sentido de propósito y la convicción de que me he
ido bastante tiempo y que Cece probablemente está preocupada, salgo del
baño y vuelvo al ruido del club.


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Mensaje por mariateresa Mar 23 Ene - 11:24

INDICE

DIA 15 : Ante-prologo; Prologo; Capitulo 1.

DIA 16 : Capitulos 2; 3; 4.

DIA 17 : Capitulos 5; 6; 7.

DIA 18 : Capitulos 8; 9; 10.

DIA 19 : Capitulos 11; 12; 13.

DIA 20 : Capitulos 14; 15; 16.

DIA 21 : Descanso y Comentarios

DIA 22 : Capitulos 17; 18; 19.

DIA 23 : Capitulos 20; 21; 22.

DIA 24 : Capitulos 23; 24; 25.

DIA 25 : Capitulos 26; 27; 28.

DIA 26 : Capitulos 29; 30; 31.

DIA 27 : Capitulos 32; 33; 34.

DIA 28 : Descanso y Comentarios

DIA 29 : Capitulos 35; 36; 37.

DIA 30 : Capitulos 38; 39; 40.

DIA 31 : EPILOGO


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Mensaje por Yani Mar 23 Ene - 17:08

Gracias Mariateresa!!! Qué le pasa a este tipo??? Si tiene traumas que la deje tranquila, para qué la busca y la sigue, no come ni deja comer, espero que Daisy cumpla con su determinación...



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Mensaje por Maga Mar 23 Ene - 18:20

que diablos!!! que le pasa porque la dejó así y dos veces, yo lo mato. 
Sabía que Kas estaba celoso de Cooper.


Y no puedo creer que Jesse hizo, ese chico necesita unas nalgadas. Pero al menos ya se estan hablando.


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Mensaje por Maga Mar 23 Ene - 18:20

que diablos!!! que le pasa porque la dejó así y dos veces, yo lo mato. 
Sabía que Kas estaba celoso de Cooper.


Y no puedo creer que Jesse hizo, ese chico necesita unas nalgadas. Pero al menos ya se estan hablando.


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Mensaje por yiniva Mar 23 Ene - 18:28

afortunadamente lo de Jesse no paso a mayores, y Kas es bipolar o que, ahora si que prende el boiler y no se mete a bañar, Daisy debería de ignorarlo un poco, hacerle la ley del hielo.


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Mensaje por IsCris Miér 24 Ene - 13:30

"—Es comprensible. Dios, las personas puede ser unos completos
idiotas. Honestamente, no entiendo a la gente así. Quiero decir, ¿quién diablos podría herir a una bella criatura como él?
—Hay gente que se divierte lastimando a otros, Daisy.
—Sí, bueno, son bastardos enfermos, y claramente hay algo que falta dentro de ellos... como emociones.
—Las emociones pueden ser lo que impulsa a las personas a lastimar y mutilar... incluso matar.
—Quizás... pero no entiendo a ese tipo de personas, y me alegro de no hacerlo."


Esa parte me dejo pensando y leyendo entra palabras la historia de Kas :/.


Jesse, Jesse, al menos ya avanzamos en esa área. 


Kas-tupido, Kas-bipolar, todo en uno. Me sube y baja la presión, estoy que yo también quiero golpearlo por hacerle lo mismo dos veces a Daisy, que sera lo que lo retiene y lo vuelva tan imbécil
Me he convertido team Cooper, mientras Kas siga de imbécil


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Mensaje por Veritoj.vacio Miér 24 Ene - 19:17

Bueno primero con Jess al menos ya hay avance. No de la mejor manera pero por lo menos hay algo. Y con Kas  Lectura Enero 2018 - Página 4 2633108618 hay algo que esconde, pero no deberia dejar a Daisy asi porque lo unico que hace es alimentar desconfianza y enojo


Lectura Enero 2018 - Página 4 Frima-10Lectura Enero 2018 - Página 4 J2nFQltLectura Enero 2018 - Página 4 QDlmKeFLectura Enero 2018 - Página 4 Firrma10]Lectura Enero 2018 - Página 4 BCXflUf
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Mensaje por mariateresa Miér 24 Ene - 21:18

23


Estoy cansada y me duelen los pies. Y, para rematar, está lloviendo.
Pero vengo vestida para el clima, así que, si alguien le apetece
salpicarme pasando encima de los charcos, pueden hacerlo porque tengo
puesto mi impermeable, las botas de agua de Cece en los pies y un
paraguas en la mano.
No hay manera de que me moje.
Estoy en el tren, yendo al trabajo. Mi estómago se revuelve ante la
idea de ver a Kas.
Estoy rezando para que no esté allí, como no ha estado en los últimos
días.
Tampoco tengo ganas de decirle a Cooper que no puedo salir con él
esta noche.
Podría haber terminado con Kas-túpido, pero sigo herida por su
comportamiento. Solo estaría saliendo con Cooper para vengarme de él, y
eso no es justo para Cooper.
Y he decidido que los hombres no son para mí.
De ahora en adelante, soy Daisy la célibe.
Los hombres son problemas, puro y simple. Un hombre en particular
que se llama, Kas-túpido.
Pero ya no es mi problema.
Veo mi parada acercándose. Me levanto del asiento, enganchando el
bolso en mi hombro y agarrando el paraguas. Camino hacia la puerta.
Espero, observando mientras la estación llega a la vista, y dejo salir
un bostezo.
Cece y yo no salimos hasta muy tarde anoche. Nos fuimos poco
después de mi pequeño incidente con Kas.
Cuando volví del baño, Cece estaba sola con nuestras bebidas, pero
había conseguido el número del chico lindo con el que estaba hablando.
Sin embargo, echó un vistazo a mi cara y supo inmediatamente que
algo andaba mal.
Todo lo que tuve que decir fue una palabra: Kas. Y entonces nos
bebimos rápidamente nuestras bebidas, saliendo de allí, y tomamos un
taxi a casa.

158

Le conté todo en el taxi de camino. El taxista debe haber conseguido
una buena historia con esto.
Para cuando llegamos, estaba exhausta y emocionalmente agotada,
solo quería ir a dormir.
Mi alarma se disparó demasiado pronto para mi gusto, y tuve que
arrástrame fuera de la cama y prepararme para el trabajo.
Hice el café, lo vacié en mi taza para llevar y salí del apartamento para
tomar mi tren, maldiciendo a Cece y al hecho de que hoy tiene día libre.
El tren se detiene. Subo mi capucha y presiono el botón, esperando
que las puertas se abran.
La gente en el otro lado está esperando que baje para poder subir
Las gotas de lluvia golpean mi cara tan pronto como mis pies tocan el
asfalto. Está lloviendo más fuerte aquí. Abro mi paraguas y empiezo a
caminar fuera de la estación.
Acabo de salir cuando mis pies se detienen.
Kas.
Su auto está estacionado aquí, fuera de la estación, como la última
vez.
Dios, ¿este tipo simplemente no puede dejarme en paz?
Me concentro en mi rabia e ignoro la pequeña chispa que siento
porque de verdad esté aquí.
La ventanilla del pasajero se abre, y veo que se inclina mientras dice
mi nombre.
Luce bien. Cálido y seco dentro de su coche.
Bastardo.
Le frunzo el ceño. Entonces, giro sobre mis talones y comienzo a
caminar en dirección a la finca.
Estoy prácticamente marchando, mis botas chapoteando a través de
los charcos mientras voy.
Oigo que su coche se pone a mi lado. Pero no lo miro. Me rehúso a
hacerlo.
Kas no existe para mí.
—Daisy.
Nop, no voy hablar con él. No me importa si es infantil.
Es Kas-túpido, y tengo todo el derecho a estar enojada.
Me dejó en ese baño anoche con mi sujetador saliendo de mi vestido,
después de besarme otra vez, y luego desapareció sin decir una palabra.
—Daisy, sube al auto.

159

¿Escuchaste algo?
Nop, yo tampoco.
Empiezo a tararear “Happy” de Pharrell Williams y acelero el ritmo.
—Jesús, solo sube al auto, ¿quieres? Está lloviendo a cantaros, y
estás empapándote.
Ignorarlo. Ignorarlo. Ignorarlo.
Oigo un resoplido de frustración y luego:
—Por el amor de Dios, Daisy, deja de ser infantil, y sólo entra al
maldito auto.
Mmm...
¿Qué. Demonios?
El enojo hace que mis pies se detengan.
Veo con mi visión periférica que su auto también se ha detenido.
No mires. No lo hagas. No le des lo que quiere. Sólo está intentando
sacar alguna reacción de ti.
Respirando profundamente, exhalo por la nariz.
Entonces, porque no puedo contenerme, le enseño el dedo medio y
empiezo a caminar de nuevo.
Lo oigo reírse entre dientes, lo que aún me enoja más.
Entonces, su auto está de vuelta, conduciendo lentamente a mi lado.
Oigo resonar una bocina, y giro la cabeza para ver un coche adelantar
a Kas y hacerle un gesto grosero con la mano.
No puedo evitar sonreír.
Mientras muevo mis ojos hacia atrás, atrapo su mirada.
Casi tiene una sonrisa en la cara.
—Vas a meterme en una pelea si seguimos así.
—Bien.
—Y sí habla.
Le frunzo el ceño antes de mirar hacia adelante y reemprender mi
marcha.
—Vamos, nena, por favor, sube al auto.
¿Nena? ¿Desde cuándo soy su nena?
Volviendo mis ojos enojados de nuevo a los suyos, digo:
—No me llames nena.
Una expresión de sorpresa parpadea en su rostro.

160

—Está bien. —Levanta una mano en rendición—. No te llamaré así
nunca más, si subes por favor al auto. Ni siquiera tienes que hablar
conmigo.
Argh. Ni siquiera puedo ignorarlo en paz. El muy bastardo.
A este paso, me va a seguir todo el camino a la finca.
O podría entrar en su auto y terminar esto con más rapidez.
Con la decisión tomada, me detengo bruscamente.
—Está bien —resoplo—, pero sin hablar.
Entonces, marcho hacia su auto que me espera. Abro la puerta, entro
y la cierro de golpe. Agarrando el cinturón de seguridad, me lo pongo.
Estoy goteando por todo su lindo asiento de cuero.
Bien.
Levanto la vista, y está mirándome.
Al menos tiene la decencia de no sonreír, o podría darle un puñetazo
en su cara bonita. Estoy tan enfadada.
Vuelvo mi rostro hacia la ventana del pasajero, y un segundo
después, pone el coche en marcha.
“Behind Blue Eyes” de Limp Bizkit está sonando de fondo.
—Lo... siento. —Sus suaves palabras me asaltan.
Lo miro entrecerrando los ojos.
—Dijiste que, si me subía a tu auto no tendríamos que hablar.
Él me echa un rápido vistazo.
—Dije que tú no tenías que hablar. Pero no dije nada sobre mí.
Bastardo.
—Déjame salir del auto. —Mantengo mi tono uniforme. Pero es
realmente, muy difícil porque lo único que quiero hacer ahora, es gritarle.
Él suspira.
—Daisy...
—No. No estoy jugando aquí, Kas.
—Ni yo.
—Eres el maestro de los juegos mentales.
Hay una breve pausa. Casi diría que es pesar, si no lo conociera
mejor.
—No estoy tratando de hacerte daño —dice en voz baja.
Me burlo y giro la cara de nuevo hacia la ventana.
El silencio golpea.

161

Exhala un suspiro.
—¿Este reino del silencio tiene una fecha de expiración?
—No.
—¿Y qué hay del trabajo? ¿Me vas a ignorar también?
Inclino mi barbilla en su dirección y miro sus manos en el volante.
—Puedo ser profesional, si tú puedes. Podemos conversar en el
trabajo; sobre el trabajo. Sin embargo, fuera de eso, tú y yo no existimos
para el otro.
Bajo la barbilla a mi pecho. Le oigo suspirar de nuevo. Pero no dice
nada más.
Se detiene al frente de su casa, y en el segundo que presiona el freno,
estoy fuera del coche.
Caminando rápido a través de la lluvia que rebota, bajo mi capucha
una vez que estoy bajo la seguridad del porche. Desabrocho mi
impermeable y me lo quito, y luego me quito las botas de agua.
Dejando las botas en el porche, me llevo mi impermeable y me
permito entrar en la casa. Cruzando el gran pasillo, abro la puerta del
armario y cuelgo mi abrigo junto con mi bolso, pero no antes de sacar mi
teléfono que meto en el bolsillo de mi vestido.
Cierro la puerta, me doy la vuelta, y Kas está allí.
—¡Jesús! —Me sobresalto. Presiono una mano en mi pecho para
calmar el corazón que casi acaba de matar.
Pero no dice nada. Ni sonríe ni dice una palabra. Sólo se queda
parado, mirándome.
Me muevo incómodamente, alejando mi mirada de la suya, incapaz de
soportar la intensidad en sus ojos.
Mi mirada se desliza sobre él. Su cabello está húmedo por la lluvia, y
hay un ligero brillo en su piel. Y, por primera vez desde que lo vi, me doy
cuenta de lo cansado que se ve. Hay círculos oscuros debajo de sus ojos, y
los propios ojos parecen cansados y apáticos.
Aun así, se ve hermoso.
Odio eso.
Mirando más haya de él, veo el rastro de agua que dejó. El agua que
tendré que limpiar.
—Estás goteando por todas partes —le digo en un tono molesto.
Ni siquiera le concede una mirada al desastre.
—Habla conmigo. —Hay un borde suplicante a su voz que ignoro.

162

—¿Sobre el lío que has hecho? —Gesticulo una mano hacia el agua
que entró.
Hace un sonido exasperado.
—Joder, maldita sea.
—No me digas palabrotas. —Frunzo el ceño.
Se ríe, un sonido sin humor, lo cual me da escalofríos.
—Quiero hablar de anoche.
—Yo no.
—Daisy —gruñe mi nombre.
—Señor Matis —digo en un tono condescendiente.
—Habla. Conmigo. —Sus palabras son tensas, como su mandíbula.
—¿Está relacionado con el trabajo?
—No.
—Entonces, no. —Paso a su lado, dirigiéndome a la cocina.
Estoy siendo infantil, lo sé, pero no me importa porque estoy
demasiado enojada.
Lo oigo gruñir de nuevo, y luego pasos pesados me siguen a la cocina.
—¡Por amor de Dios, Daisy! ¡Dije que lo sentía!
Me doy la vuelta en el acto.
—Oh, bueno, ¡eso está bien entonces! Kas dice que lo siente, y todo
está bien en el mundo de nuevo. —Dejando escapar una risa falsa, lanzo
mis manos en el aire.
Sus cejas chocan entre sí.
—Jesús —grita—. ¿Qué es lo que quieres de mí?
—¡Nada! —grito—. ¡No pedí nada de esto! Tú fuiste quien me besó;
¡ambas veces! Luego, ¡actuaste como un lunático total después! ¡Y te dije
que no hablaría de esto contigo! ¡Así que deja de seguirme!
Estampo mi talón contra el suelo, y luego me vuelvo y empiezo a
alejarme. Llego a la puerta de servicio cuando su voz me detiene.
—No sé cómo hacer esto.
No son sólo las palabras. Es la forma en la que su voz suena al
decirlas, indefensa.
Me sorprende porque indefenso es una palabra que nunca hubiera
pensado relacionada con Kas. Arrogante, demasiado confiado, y un dolor
gigante en mi trasero. Pero nunca indefenso.

163

Me vuelvo lentamente hacia él. Se ve indefenso y perdido. Está en sus
cejas oscuras fruncidas. En la tensión alrededor de sus ojos. La
inclinación de sus labios.
Eso tira de algo dentro de mi pecho, enroscándose alrededor de mi
corazón.
—¿No sabes cómo hacer qué? —pregunto, en voz baja.
—Esto. —Gesticula en el espacio entre nosotros.
—No entiendo. —Sacudo la cabeza con suavidad.
—Relaciones —dice, frustrado, instantáneamente volviéndome a
molestar—. No sé cómo hacer lo de las relaciones.
Dejo escapar una risa incrédula.
—No te estoy pidiendo una relación. ¡Jesucristo! Nos
besamos dos veces. Te paralizaste y me dejaste tirada, dos veces. Fin de la
historia.
—No quiero que sea el final. —Sus palabras son suaves llenas de
significado, pero no puedo sentirlo ahora mismo. Estoy demasiado en
carne viva.
—No me importa lo que quieras. Igual que a ti no te importó lo que
quería las dos veces que me dejaste. Existe un límite a la cantidad de
rechazo y humillación que una persona puede soportar, y he llegado al
mío. En el trabajo, hablaremos cuando sea necesario y seremos cordiales.
Pero, aparte de eso, se acabó, Kas.
Algo que se parece mucho al desasosiego, la frustración y el dolor se
introduce en su mirada.
Ignoro su dolor y me enfoco en el mío.
Él envuelve sus brazos alrededor de su pecho, cambiando de postura.
—Si eso es lo que quieres —dice en voz baja.
Me río, y suena tan vacío como me siento.
Sí, esto es lo que quiero. Porque fui yo quien causó todo esto... pues no.
Suspirando, sacudo la cabeza y paso a su lado para salir de la cocina.
Cuando llego a la puerta, me detengo.
Él está dándome la espalda.
—Oh, y para que lo sepas, voy a salir con Cooper esta noche, en caso
de que quieras dejar salir otra vez a los caballos.
Veo sus hombros tensarse antes de darme la vuelta y salir de allí.
Mis pies tocan las escaleras, y ya estoy lamentando mi último
comentario. Fue mezquino y cruel, y no debería haberlo dicho. Pero él se

164

me mete bajo la piel como nadie. Y ya es demasiado tarde. No es que vaya
a bajar y decirle que estoy cancelando mi cita con Cooper.
Pero entonces estoy segura de que oirá el chisme muy pronto.
Cuando llego a la segunda planta, me doy cuenta de que todos mis
productos de limpieza están abajo en el cuarto de servicio al que nunca
llegué a entrar.
Idiota.
Bueno, no voy a volver allí ahora en caso de que él aún esté en la
cocina.
Voy a cambiar las camas primero, y cuando haya terminado y esté
lista para lavar las sábanas, debería estar en su oficina, y voy a estar a
salvo para ir abajo.
Entro en su habitación y veo que su cama ya está hecha.
Sabiendo que Kas nunca hace su cama, sé que no ha dormido en ella.
Eso me deja una sensación incómoda en el estómago.
Tal vez se enganchó con alguien más en el club después de que me
abandonó...
Nop. Ni siquiera voy a ir allí.
Tiro de la funda de edredón y tomo una almohada, con un poco más
de fuerza de lo necesario.
El olor de Kas está por todas partes.
Ugh.
Tiro de la funda de la almohada y con rabia arrojo la almohada detrás
de mí.
Oigo un ruido sordo.
Mierda.
Volviéndome, veo que he golpeado un vaso de agua que estaba en su
mesita de noche.
—Perfecto —murmuro enojada conmigo misma.
El agua se derrama por todas partes, me precipito al baño de Kas y
agarro una toalla antes de trotar de nuevo en su habitación.
Afortunadamente, la única otra cosa en la mesita de noche es la
lámpara, así que limpiar el derrame no es tan difícil. Levanto la lámpara,
secando la base. Luego, limpio los laterales de la mesita de noche, secando
el agua que cayó en la alfombra.
Me doy cuenta de que el cajón superior está entreabierto.
Preocupada que el agua se pudo haber metido dentro, lo abro secando
el borde del cajón, mis ojos comprobando el contenido.

165

Todo se ve bien.
Entonces, mi mirada se topa con una fotografía que está guardada en
el lateral.
La recojo. Noto que algo está escrito en cursiva en la parte de atrás.

HALEY HALLIWELL. Baile de graduación 2009.

Giro la foto en mis manos. Devolviéndome la mirada, hay una chica
bonita.
Muy bonita.
Se ve joven. Tal vez dieciocho años. Cabello rubio largo que se riza
alrededor de sus hombros. Tiene puesto un vestido color rosa que le llega a
los tobillos, y tacones de color plata en los pies.
Y lleva una enorme y radiante sonrisa en su rostro, sus ojos brillan de
felicidad.
Es una sonrisa de adoración... de amor. Y era claramente para quien
estaba de pie detrás de la cámara.
Kas.
Lo sé porque reconozco el jardín en el que está.
Estaba sonriendo para Kas.
Siento una punzada en mi pecho. Una punzada llamada celos.
Presiono mi mano contra este, tratando de disiparla.
Es ridículo sentir celos por una fotografía, lo sé. Simplemente me
molesta que Kas se preocupó lo suficiente de esta chica, Haley, para
hacerla sonreír... para hacerla feliz.
Mientras que conmigo, sólo parece querer hacerme daño; una y otra
vez.
Suspirando, voy a volver a poner la foto, pero luego algo me detiene. Y
entonces; no sé exactamente por qué, me encuentro sacando el teléfono de
mi bolsillo y tomando una foto de la foto antes de ponerla de nuevo donde
la encontré.
Luego, cierro el cajón, guardo mi teléfono en el bolsillo y continúo con
la tarea de cambiar la cama.


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Mensaje por mariateresa Miér 24 Ene - 21:22

24


Estoy sola en casa, acurrucada en el sofá con un vaso de vino. La
televisión está puesta, pero realmente no la estoy mirando.
Cece está trabajando hasta tarde en el salón, no llegará a casa hasta
las nueve.
En serio, ¿quién va a la peluquería tan tarde?
Cece dijo que tenía muchas mujeres que iban a peinarse el cabello
para una salida nocturna. No sé si yo me molestaría. Pero supongo que, si
tienen un hombre por el que arreglarse, puede valer la pena.
Se suponía que iba a salir con Cooper esta noche para tomar algo,
pero lo cancelé. Iba a hacer la cosa de la gallina —evitarlo en el trabajo y
sólo mandarle mensajes— pero sabía que sería la salida de los cobardes, y
él se merecía algo mejor que eso. Fui hasta los establos en mi descanso
para comer y le dije que no podía hacerlo. Al principio, pensó que no podía
ser por esta noche y se ofreció a reorganizarlo. Así que tuve que decirle la
verdad. Bueno, la versión más cercana a la verdad que podía darle. Le dije
que simplemente pensaba que no era una buena idea. Que estaban
sucediendo demasiadas cosas ahora mismo y que aún estaba superando
mi última relación.
No fue una completa mentira. Aún me estoy recuperando de lo que
Jason me hizo, robarme dieciocho meses de mi vida y también los
primeros seis meses que pasé con él.
Y también, necesito superar esos sentimientos que tengo por Kas.
Han llegado rápido y con fuerza y totalmente de repente, pero están
ahí.
Es raro para mí que pueda tener sentimientos por un tipo que, la
mitad del tiempo, tengo la gran urgencia de darle un puñetazo en el rostro.
No vi a Kas durante el resto del día de ayer. Permaneció refugiado en
su oficina. La única razón por la que sabía que estaba allí era porque su
auto todavía estaba fuera.
Puede que lo haya comprobado.
Pero era bueno que no lo viese, ya que no estaba de humor para otra
pelea. Y, honestamente, ya no teníamos nada más sobre lo que pelear
porque lo que fuese que estuviese sucediendo entre nosotros se acabó.
Simplemente no lo entiendo. Por qué es como es. Quiero decir, tengo
la impresión de que me quería cuando me estaba besando su erección

167

habló alto y claro, pero entonces, al siguiente minuto, me estaba
empujando y corriendo, como si tuviese el trasero en llamas. Al principio,
creí que era porque pensó que no era lo suficientemente buena para él. Su
enérgica reacción a eso fue genuina.
“No soy suficientemente bueno para ti, Daisy. Te mereces un buen
hombre, un hombre mejor... y ese no soy yo”.
Piensa que no es suficientemente bueno para mí. Piensa que no es un
buen hombre.
¿Por qué?
“No sé cómo tener esto... relaciones”.
¿Por qué no puede tener relaciones?
Mis pensamientos vuelven a esa fotografía. La fotografía que tengo en
el teléfono.
Ha estado molestándome todo el día. Sólo sé que esa fotografía es
importante para él. El hecho de que la mantenga en el cajón de su mesita
al lado de su cama me lo afirma.
Y mi parte curiosa quiere saber quién es ella para Kas. ¿Por qué tiene
una fotografía de esta chica de diecisiete años en su mesita?
Quizás la amó. Quizás ella le rompió el corazón. Tal vez ese es el
porqué es un caso perdido en lo que se refiere a mujeres.
Pero no es como que le pueda preguntar, porque entonces sabría que
estuve mirando en su cajón. Técnicamente, no lo hice. La encontré por
error, pero sé lo que él pensaría.
Y probablemente no me diría nada. No me dice nada. Es demasiado
cerrado. No sé nada sobre él.
Únicamente sé su nombre y dónde vive porque trabajo para él. Sé
cómo se toma el café y que su mejor amigo es Jude. Oh, y que tiene un
caballo llamado Danger, al que rescató. Pero eso es todo.
No sé cuándo es su cumpleaños. O cuál es su comida favorita. O si le
gusta leer. Si tiene un grupo favorito que le guste escuchar.
Es muy frustrante.
Pero no debería preocuparme porque he acabado con él. Así que, no
importa.
Claro que lo has hecho, Daisy. Por eso estás aquí sentada, pensando
en él.
¡Arg!
Odio que se haya metido tan fácilmente bajo mi piel.
Quiero respuestas de él, pero que no voy a obtenerlas, así que las
encontraré por mí misma.

168

Tomando el ordenador portátil de Cece de la mesa de café, lo
enciendo. Abro Google y tecleo Kastor Matis.
No aparece mucho. Solamente la página web de la Finca Matis, pero
no fotografías de él. Ni siquiera tiene un perfil en Facebook.
Pero de nuevo, yo tampoco.
Solía tener uno, pero lo cerré después de ser arrestada. No quería a la
gente escribiendo nada desagradable en mi muro.
Golpeo las teclas, frustrada.
Luego, borro el nombre de Kas de la barra de búsqueda y tecleo Haley
Halliwell.
La pantalla se llena con resultados. El primero es una terapeuta
clínica.
Con el corazón acelerado, sintiéndome como si estuviese haciendo
algo realmente mal, pulso en el enlace. La imagen es de una mujer mayor
que parece estar en la cincuentena.
Definitivamente no es ella.
Vuelvo atrás y pulso en las imágenes. La pantalla se llena con
fotografías. La primera es de esa terapeuta. Luego, justo debajo está la
imagen que encontré en el cajón de Kas. La imagen en mi teléfono.
Tomo el teléfono y busco la imagen, sólo para comparar.
Definitivamente es ella.
Pulso en la fotografía y se amplía con un titular y un enlace. Luego,
mi cuerpo se congela con las palabras.

Chica, 17, muerta en la noche de graduación.

¿Asesinada?
¿Fue asesinada? Seguramente no. No puede ser la misma chica.
Miro las palabras en el anverso de la fotografía.

HALEY HALLIWELL. GRADUACIÓN 2009

Graduación.
Fue asesinada después de que se tomase la fotografía.
Oh, Dios.
Con la mano temblorosa, deslizo el dedo por la almohadilla del ratón
para mover la flecha sobre el enlace y pulsar.

169

La pantalla se llena con una noticia datada el 7 de junio de 2009,
encabezada con el mismo titular que la fotografía.

Chica, 17, asesinada en la noche de graduación.

A la derecha está la imagen de Haley que encontré en la mesilla de
Kas. Bajo la imagen hay un titular.

Haley Halliwell, 17, cuerpo encontrado en Hyde Park.

Bajo por el artículo y comienzo a leer.
A última hora de la noche del sábado, un paseador de perros encontró
el cuerpo de Haley Halliwell, 17, junto con otra persona no identificada, que
está en estos momentos en el hospital en estado crítico, afirman las fuentes.
Halliwell había estado asistiendo al baile de graduación de su instituto en el
Hotel Marriott en Park Lane. Los informes no son detallados por el momento
y la policía permanece callada, pero el informe no oficial es que Halliwell fue
asaltada sexualmente y se asume que la causa de la muerte fue resultado
de múltiples puñaladas. La policía está interesada en buscar cualquier
testigo.
Me cubro la mano con la boca, sintiéndome enferma. Fue asaltada
sexualmente y apuñalada hasta la muerta.
Oh, Dios.
Paso la mirada sobre el texto.
A última hora de la noche del sábado, un paseador de perros descubrió
el cuerpo de Haley Halliwell, 17, junto con otra persona no identificada, que
está en estos momentos en el hospital en una situación crítica.
Otra persona no identificada, que está en estos momentos en el
hospital en una situación crítica.
¿Quién era la otra persona? ¿Quién estaba con ella? ¿También murió?
Desesperada por saber, abro una nueva ventana y tecleo Haley
Halliwell, asesinada, 2009.
La pantalla se llena con innumerables historias nuevas. Paso el
primer enlace, es el que ya leí. Pulso el siguiente enlace.

170

Ahora los informes policiales determinan que Haley Halliwell asistió a
su baile de graduación del instituto en la noche del 6 de junio de 2009.
Aproximadamente a las once, Halliwell y su acompañante que permanecerá
anónimo, pero ha sido identificado por la policía y no está incluido como
sospechoso en el caso, entraron en Hyde Park para dar un paseo después
de la fiesta. Poco después de llegar a la zona, Halliwell y su acompañante
fueron asaltados por tres hombres sin identificar. Halliwell fue agredida
sexualmente por más de uno de los asaltantes. También sufrió múltiples
puñaladas, pero la causa real de la muerte fue estrangulación. Su
acompañante que también fue atacado, sufriendo varias puñaladas en el
torso, está actualmente en el hospital en estado crítico.
Aún es incierto si esperan que la víctima sobreviva.
Trago saliva con fuerza. Volviendo atrás, me dirijo a otro enlace.
La policía todavía está buscando pistas en el caso de asesinato de
Haley Halliwell. Las autoridades están haciendo un llamamiento para que
cualquiera con alguna información comparezca.
Todas las noticias parecen decir lo mismo. Pero no hay nada sobre la
otra víctima, si él o ella sobrevivió, o si atraparon a los bastardos que lo
hicieron.
¿La otra víctima fue Kas?
La bilis llega a mi garganta con el pensamiento.
Abro otra ventana y tecleo Kastor Matis, Haley Halliwell, asesinato,
2009.
Ojeo las nuevas historias, pero el nombre de Kas no es mencionado
en ninguna. Borro la búsqueda y tecleo Haley Halliwell, 2009, asesinato
resuelto.
Abro el primer enlace. Está datado el 6 de junio de 2010.
Un año después, la policía aún está buscando que aparezca algún
testigo relacionado con la brutal violación y asesinato de Haley Halliwell.
Halliwell, de diecisiete años en aquel momento, había estado asistiendo al
baile de graduación de su instituto y luego se marchó con un amigo para dar
un paseo por Hyde Park. Su cuerpo fue encontrado más tarde por un
transeúnte. Había sido violada y asesinada. No se ha encontrado ningún
sospechoso hasta ahora en el horrible crimen que conmocionó a la
comunidad.

171

Nunca los encontraron. El asesinato no se resolvió. Nunca se
mencionó si la otra persona vivió o murió. Pero estoy asumiendo que la
otra persona vivió, de otro modo, lo habrían nombrado a él o a ella. No se
habría conocido sólo como el asesinato de Haley Halliwell.
Kas conocía y, posiblemente, amó a la chica que fue asesinada de una
forma tan brutal. Y puede que también hubiese estado con ella la noche
que fue asesinada.
Mi teléfono suena, sobresaltándome.
Lo tomo para ver que está llamando Jesse.
Tomo unas cuantas respiraciones para hacerme sonar normal.
—Hola —respondo—. ¿Cómo estás?
Las cosas han estado yendo bien entre Jesse y yo desde el incidente
del robo. Hablamos casi cada día y nos enviamos mensajes con
regularidad.
—Hola, ¿qué estás haciendo?
Paso la mirada sobre la pantalla del ordenador. Cierro la tapa.
—Uh, sólo mirando la televisión. Cece está trabajando hasta tarde.
¿Qué estás haciendo?
—Simplemente volviendo del entrenamiento de fútbol.
—¿Sí? ¿Cómo fue?
—Bien. —Puedo imaginarlo encogiéndose de hombros mientras lo
dice.
—¿Qué vas a hacer el resto de la noche?
—Solamente relajarme. Ver un poco la televisión. Así que... me estaba
preguntando... bueno, me estaba preguntando si te gustaría hacer algo
mañana.
Se me alegra el corazón.
—¿Contigo?
—Sí. —Se ríe y esa risa me toca el corazón y se reanima.
—Por supuesto —contesto, alzando la voz con emoción—. Me
encantaría eso. ¿En qué estás pensando?
—Pensé que podíamos tomar el tren hasta Brighton; ya sabes, como
solíamos hacer. Salir por la playa, como se supone que mañana hará buen
tiempo. También hay una feria en este momento.
—Suena genial. —Sonrío. El corazón está cerca de estallarme en el
pecho—. Así que, ¿debería ir a recogerte mañana? Puedo ir a buscarte en
taxi y después que nos lleve a la estación de tren.

172

—Suena genial.
—¿A qué hora?
—¿A qué hora hay trenes?
—Umm, no estoy segura. ¿Qué tal si compruebo el horario de trenes y
luego te mando un mensaje para hacértelo saber?
—Genial. Está bien, bueno, voy a colgar. Te veo mañana.
—Te veo entonces.
Estoy sonriendo cuando cuelgo el teléfono. Me lo llevo al pecho, la
alegría llenándome.
¡Jesse quiere pasar el día conmigo! ¡En realidad, me llamó y me pidió
que pasase el día con él!
¡No puedo esperar para contárselo a Cece!
Está bien, necesito el horario de trenes para mañana.
Abro la tapa del ordenador portátil, preparada para mirar los horarios
y me detengo ante la visión de la fotografía de Haley al lado de la nueva
noticia que estaba leyendo.
Mi buen humor se desintegra inmediatamente.
Fue asesinada. Y Kas puede haber sido el que estaba con ella la
noche que sucedió.
Las cosas que él pudo haber visto...
El pensamiento me pone enferma.
Incluso si no estuvo allí, conocía a Haley y ella fue asesinada.
Las formas duras, ásperas y furiosas de Kas ahora comienzan a tener
sentido en mi cabeza. Porque, si él vio lo que pasó... y fue herido...
Cierro los ojos ante los horribles pensamientos.
Debería hablar con él sobre esto. ¿Pero qué demonios podría decir yo?
Quiero decir, ¿cómo demonios sacas un tema como ese?
Y, también, no debería saber sobre Haley. La fotografía estaba entre
sus cosas privadas y fisgoneé.
El fisgonear a un lado, ¿cómo explicaría que la busqué en google porque
estaba celosa y tenía curiosidad?
Sonaría como una acosadora.
Simplemente debería fingir que no lo sé.
¿Pero cómo se supone que lo mire a los ojos y finja que no sé que le
pasó algo terrible a alguien que le importaba?
Y, si él fue la otra persona allí... entonces a él también le pasaron
cosas horribles.

173

No puedo soportar pensar en él herido y con dolor.
Abriendo los ojos, cierro las ventanas abiertas, limpiando la pantalla
de las nuevas historias.
No puedo pensar en eso ahora.
Ahora mismo, únicamente necesito mirar los horarios de trenes para
mañana. Necesito centrarme en Jesse. Él es lo que importa.
Y Kas... él importa, pero simplemente no sé cómo manejar esto.
Es mi culpa por fisgonear, pero ahora, lo sé, y no sé qué hacer.
Debería pedirle consejo a Cece. Pero siento que, si se lo cuento,
entonces estaría traicionando la confianza de él. Técnicamente, no lo
haría, pero he invadido su privacidad de sobra. Tengo que mantener esto
para mí.
Simplemente tendré que averiguar qué hacer.
Quizás, la próxima vez que lo vea, lo sabré.
Pero, ahora mismo, mantenerlo para mí parece la opción más segura.
Tecleo la página web del tren y comienzo a mirar los horarios. Centro
la mente en eso y en la diversión que tendré mañana con Jesse,
manteniendo mis pensamientos lejos de cualquier cosa relacionada con
Kastor Matis.


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Mensaje por mariateresa Miér 24 Ene - 21:24

25


Kas está aquí de nuevo, fuera de la estación, esperando por mí. Ni
siquiera me molesto en pelear. Simplemente camino hacia su coche y
entro.
—Hola —digo en voz baja mientras engancho mi cinturón de
seguridad.
—¿Cómo estuvo tu fin de semana? —pregunta, apartando el coche de
la acera.
—Vi a Jesse. —Miro hacia él.
Se encuentra con mis ojos, suavidad en la suya.
—¿Cómo te fue?
—Estuvo bien. —Sonrío al recordar mi día pasado con Jesse. Fue el
mejor día que había tenido en mucho tiempo—. Fuimos a Brighton para el
día. Pasamos el rato en la playa, comimos helado, dimos vueltas en la
feria.
—Suena divertido.
—Lo fue.
—Me alegro por ti, Daisy.
—Gracias. —Trago—. ¿Cómo fue tu fin de semana? —pregunto,
mirando a otro lado.
—Estuvo bien.
No dice nada más. Podría pedir más información sobre lo que hizo,
pero no lo hago.
Mi mente se siente desordenada por estar aquí con él.
Tuve un gran fin de semana. Pasé todo el sábado con Jesse. Y pasé el
domingo con Cece. Fuimos de compras y vimos una película en el cine.
No me permití pensar en Kas... o en Haley. Pero, ahora, sentada aquí
con él, es todo en lo que puedo pensar.
Estoy llena de empatía y compasión por este hombre sentado a mi
lado. Toda la ira y el resentimiento que sentí la semana pasada se han ido.
Pero todavía me siento confundida y culpable por lo que sé. Siento
que de alguna manera lo he traicionado con mi curiosidad y husmeando
en su vida.
No hablamos por el resto del corto viaje a la finca.

175

Estaciona fuera de la casa.
—Gracias por el viaje. —Me quito el cinturón de seguridad y salgo del
auto.
Camino hacia la puerta principal. Kas está detrás de mí.
Dentro de la casa, me quito los zapatos y cuelgo mi abrigo en el
armario.
Cuando me doy la vuelta, Kas está de pie en medio del pasillo, con las
manos en los bolsillos de su pantalón. Parece inseguro.
Y odio esta animosidad entre nosotros.
—¿Quieres que te traiga un café? —pregunto, ofreciendo una rama de
olivo.
Parece sorprendido.
—El café sería genial. Gracias.
Le doy una breve sonrisa y luego me dirijo a la cocina. Sonrío de
nuevo cuando lo oigo seguir detrás de mí. Pensé que iría directamente a su
oficina.
Me ocupo de hacer el café. Kas se sienta en un taburete en la isla de
la cocina.
Cuando el café esté listo, se lo llevo.
—Gracias. —Ofrece una sonrisa.
Todavía de pie, inclino mi cadera contra la isla y tomo un sorbo de mi
café.
Kas envuelve sus manos alrededor de la taza y mira fijamente abajo
en ella.
—He pensado mucho este fin de semana.
—¿Sobre qué? —preguntó en voz baja.
—Tú. —Levanta sus ojos a los míos, y la mirada en ellos hace que mi
corazón lata más rápido—. No puedo cambiar la forma en que me
comporté, y no puedo explicar por qué termine contigo. Fue la verdad
cuando dije que no sabía cómo hacer este tipo de cosas, cómo tratar a
alguien que me gusta. Porque te quiero, Daisy. Un infierno de mucho. Creo
que eres inteligente, fuerte y desafiante...
—¿Desafiante? —Levanto una ceja.
—Quiero decir en una buena forma. —Sus labios se inclinan hacia
arriba—. Me gusta que no tomes mi mierda. Eres una luchadora, y me
encanta eso. Y la forma en que amas a tu hermano y te has sacrificado
tanto por él... es inspirador. Eres compasiva, leal y hermosa. Eres
jodidamente hermosa.

176

Cree que soy hermosa. Y me ve en este maldito uniforme de trabajo,
apestando a productos de limpieza.
Mis mejillas se ruborizan ante su cumplido.
—Y sé que dijiste que ya habías terminado, pero te pido que
reconsideres. Para darme otra oportunidad. Te lo suplicaré si tengo que
hacerlo.
Sonríe, y sonrío.
—Dame una oportunidad, y te lo prometo, no lo joderé.
Mi sonrisa se vuelve escéptica, y levanto mi ceja otra vez.
—Está bien. —Se ríe entre dientes, levantando sus manos en
rendición—. No puedo prometer que no lo joderé porque soy yo de quien
estamos hablando. Pero prometo que haré todo lo posible para no joderlo.
—Baja las manos a la encimera—. Sé que soy difícil y un estúpido total a
veces...
Mi ceja se eleva mucho más y se ríe.
—Bien, soy un estúpido la mayor parte del tiempo. Pero eso no
significa que no te quiera... porque lo hago. Te quiero como no tienes
jodidamente idea.
Me quiere.
—Sólo dame otra oportunidad. Déjame llevarte a una cita. Quiero
pasar tiempo contigo, lejos de este lugar. ¿Entonces qué dices? Sal
conmigo, por favor.
Ahora que sé con qué tenía que lidiar cuando era más joven... bueno,
no sé con certeza lo que pasó, pero por lo que he juntado, fue malo, eso lo
hace muchísimo más fácil de comprender.
Y yo lo quiero.
Mucho más de lo que jamás creí posible.
Pero todavía espero un momento antes de contestar. Merece sudar un
poco.
—Está bien —digo finalmente.
Una sonrisa brota en su cara.
—¿Bien?
No puedo evitar sonreír a cambio, pero lucho por mantenerlo
modesto.
—Bien. Tienes tu oportunidad. Pero esta es tu última oportunidad,
Kas, así que intenta no arruinarlo. —Sonrío.
Su sonrisa se convierte en una sonrisa descarada. Me derrite.

177

—Voy a intentar realmente, muy duro. —Su voz acentúa la palabra
duro, y mi mente al instante va a otro lado.
Siento mi cara caliente, así que traigo la taza de café a mis labios y
tomo un sorbo, tratando de cubrirlo.
Kas baja la taza y se pone de pie. Camina alrededor de la isla hacia
mí. Toma la taza de mi mano y la baja.
Entonces, toma mi cara en sus manos, y mi corazón golpea
torpemente en mi pecho.
—¿Qué vas a hacer mañana? —pregunta suavemente. Su pulgar roza
la esquina de mis labios.
—Estoy trabajando. —Le doy una sonrisa de conocimiento.
Su ceja se alza.
—¿Y después del trabajo?
Espero un latido y luego digo:
—Estoy libre.
Sonríe.
—Bueno. —Luego, se inclina y me besa en el lugar donde su pulgar
acababa de tocar.
Todo mi cuerpo responde instantáneamente. Mis piernas se
convierten en jalea desde ese pequeño toque de sus labios contra el mío.
Tengo que agarrar su cintura para mantenerme derecha.
Se mueve hacia atrás, sonriendo, como si tuviera plena conciencia de
lo que me hace.
—Te llevaré directamente después del trabajo. Trae ropa de gimnasio
y zapatos cómodos contigo.
—¿Me llevas a un gimnasio en nuestra primera cita?
Quiero decir, me gusta correr y mantenerme en forma, pero sudando
en un gimnasio, frente a Kas, no es mi idea de una divertida primera cita.
—No —dice riendo con suavidad—. Dije, trae ropa de gimnasia, no es
que te llevara al gimnasio.
—Bueno. Entonces, ¿a dónde me llevas?
Se inclina y acaricia sus labios con los míos, haciéndome temblar.
—Lo descubrirás mañana —susurra.
Entonces, me libera y camina alrededor de la isla. Tomando su café,
sale de la cocina.
Voy a salir con Kas.
Oh, Dios mío... ¡Voy a salir con Kas!


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Lectura Enero 2018 - Página 4 Empty Re: Lectura Enero 2018

Mensaje por Veritoj.vacio Miér 24 Ene - 22:49

Ya me estaba poniendo tristona que no se fueran a reconcilar pero que bueno que cada uno esta tratando de hacer bien las cosas. 
Espero que no lo arruinen


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