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Lectura Agosto 2018
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Book Queen :: Biblioteca :: Lecturas
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Re: Lectura Agosto 2018
Caliente!!!! y por fin!!!!!
Ellos son tan lindos juntos lo amo me encanta.
Fue tan gracioso Haley intentando ser una patea traseros jajajaja
Nada de sexo peroooo
Jason escribió:—Pero ¿Todavía dormirás desnuda conmigo y me dejaras hacerte otras cien cosas malas?
jajajajaja casi nada.
katrinakurt- Mensajes : 184
Fecha de inscripción : 29/04/2017
Re: Lectura Agosto 2018
Me actualizo.
Me encantó la manera en que comenzaron a dormir juntos. Sintiendose cómodos con entre ellos. La familia de Haley sinceramente es increible como son, no la respetan, la tratan como menos.
Micht se merecia un buen golpe.
La primera escena caliente. Me encantó, ahora por fin estarán juntos.
Maga- Mensajes : 3549
Fecha de inscripción : 26/01/2016
Edad : 37
Localización : en mi mundo
Re: Lectura Agosto 2018
Cap 11: definitivamente la familia de Haley es una mierda y ahora Jason lo sabe, fue lindo q la sacara de allí, aunque me hubiera gustado que les cantara algunas verdades antes.
Cap 12: Jason es como un pequeño bb cuando se trata te compartir lo que considera "sus dulces", jajaja que implica cualquier cosa a manos de Haley. Haley por su lado es un cuento, sale con perdedores y deja que su familia la mangonee e insulte, pero saca las garras y la perra interna para defender a su amiga. Al menos ya admitió que quiere más de Jason que lo que tiene ahora.
Cap 13: me alegro que Jason le rompiera la nariz al imbécil del ex de Mary y aunque jamas imaginé que Haley fuera a dar el primer paso.
Cap 14: Hot, definitivamente sin palabras, me encantó esa primera noche entre ellos, y sólo puedo imaginar cómo reaccionará al saber que no ha tenido sexo con nadie más.
Gracias por los caps
Cap 12: Jason es como un pequeño bb cuando se trata te compartir lo que considera "sus dulces", jajaja que implica cualquier cosa a manos de Haley. Haley por su lado es un cuento, sale con perdedores y deja que su familia la mangonee e insulte, pero saca las garras y la perra interna para defender a su amiga. Al menos ya admitió que quiere más de Jason que lo que tiene ahora.
Cap 13: me alegro que Jason le rompiera la nariz al imbécil del ex de Mary y aunque jamas imaginé que Haley fuera a dar el primer paso.
Cap 14: Hot, definitivamente sin palabras, me encantó esa primera noche entre ellos, y sólo puedo imaginar cómo reaccionará al saber que no ha tenido sexo con nadie más.
Gracias por los caps
yiany- Mensajes : 1938
Fecha de inscripción : 23/01/2018
Edad : 41
Re: Lectura Agosto 2018
Pasen a dejar sus propuestas para septiembre
Maga- Mensajes : 3549
Fecha de inscripción : 26/01/2016
Edad : 37
Localización : en mi mundo
Re: Lectura Agosto 2018
que divertidos son, me sacan una sonrisa, que bueno que se darán una oportunidad.
gracias por los capítulos
gracias por los capítulos
yiniva- Mensajes : 4916
Fecha de inscripción : 26/04/2017
Edad : 33
Re: Lectura Agosto 2018
porfin, no podra protegerse de el, cuando esten en el lio tedran sexo completo.gracias
alexana- Mensajes : 185
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Edad : 53
Localización : petrer
Re: Lectura Agosto 2018
me encanta este par. Que chiste con Haley patea traseros ejjjejje y al fin se pegaron su revolcón!!! aunque Jason casi la caga jajajaj
gracias por los capis
gracias por los capis
Tatine- Mensajes : 1561
Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: Lectura Agosto 2018
Que significado tendrá esa frase? Deberían ser más sinceros y ahorrarse problemas
Gracias!
Gracias!
carolbarr- Mensajes : 383
Fecha de inscripción : 28/08/2015
Edad : 47
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 15
—Odio esto. ¿Por qué tuvimos que venir aquí? —dijo ella en un tono altanero mientras miraba alrededor de un gran carnaval con disgusto evidente—. Si hubiera sabido que íbamos a venir aquí, me habría quedado en casa. Dios, ¿has oído hablar de un restaurante? Ahí es donde debería estar comiendo, no algo en una barra como un patán. —Se apartó el largo cabello sobre su hombro.
Jason miró a Mitch que tenía la mandíbula apretada. El hombre no parecía feliz y Jason no lo culpaba ni un poco. Si hubiera sabido que ella iba a reaccionar así por ir a un carnaval, jamás lo habría sugerido, o al menos no la habría traído.
Personalmente, él amaba los carnavales y parques temáticos. No podía pasar por uno sin detenerse por una delicia frita y algunos paseos. Mitch era de la misma manera, y por eso estaban allí. Habían venido a pasar un buen rato. Y en su lugar, se quedaban escuchando a esta puta y quejona mujer. Ella había comenzado tan pronto como había escuchado de los planes para la noche.
Tan pronto como lo descubrió, se plantó y exigió un buen restaurante y bebidas. Había estado en la minoría y se le ofreció un viaje a casa. Se negó. Jason no tenía duda de que había decidido venir para hacer de sus vidas un infierno viviente por no lanzarse a satisfacer sus demandas.
—Podemos subir a los carros chocones o a la rueda de la fortuna —comenzó a sugerir Mitch.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho y miró, solo miró al hombre. Mitch maldijo por lo bajo. Volvió su fría mirada hacia él, y no se molestó en ocultar sus ojos en blanco. Esto era ridículo. De ninguna manera iba dejarla arruinar su buen momento.
—¡Jason!
Se dio la vuelta y su ceño desapareció al instante, reemplazado por una enorme sonrisa de satisfacción. Vio cómo su pequeño saltamontes caminaba rápidamente hacia él, sonriendo de oreja a oreja. Ella tenía un animal de peluche, una serpiente por lo que parecía, alrededor de su cuello, un refresco grande en una mano y el otro brazo envuelto alrededor de una falsa espada, un oso de peluche y sostenía la más larga pieza de masa frita que había visto alguna vez, la que estaba generosamente cubierta con azúcar en polvo.
—¡Mira lo que gané! —dijo ella, casi radiante de emoción. Era difícil creer que alguien amara más estos lugares que él y Mitch, pero aparentemente Haley era esa persona.
Cuando le había dicho a dónde iban a ir hoy, chilló con entusiasmo y se lanzó a sus brazos. Él se rió tanto que casi la dejó caer. Esta era su primera cita desde que se juntaron hace una semana y gracias a Dios había elegido bien. Le hubiera gustado ser capaz de salir con ella mucho antes, pero ambos habían sido inundados con dar los exámenes finales, corregirlos, y pasar las notas. La escuela había terminado y ahora tenían un verano entero juntos.
—¡Esto es muy divertido! —dijo Haley, pareciendo ajena o simplemente sin importarle un comino la actitud de la cita de Mitch, sospechó lo segundo. Su pequeño saltamontes no dejaría que las cosas le molestaran.
—¿De dónde sacaste todo esto? —preguntó mientras se inclinaba para darle un beso y un bocado a esa masa.
—Oh, um —Hizo un gesto con su bebida hacia la dirección de la que venía—, después de ir a los carros chocones no pude resistirme al juego de baloncesto o de dardos, y entonces olí la masa frita y… —Se encogió de hombros—. Supongo que me distraje.
—Pensé que sólo ibas a ir al baño. ¡Hemos estado aquí esperándote por más de media hora! —Señaló la cita de Mitch, Sue o Jude o cómo diablos se llamaba.
A juzgar por la expresión de Haley, había olvidado por completo el baño y sólo recordaba que se había tenido que ir. Eso fue confirmado unos segundos después cuando empujó su bebida, comida y ganancias en sus brazos y los de Mitch, y echó a correr.
Jason tomó un bocado de la masa y suspiró feliz. No había duda de que tendría que ir en busca de su pequeño saltamontes en algunos minutos hasta dar con ella cerca de algún juego o paseo, y llevarla al baño.
Mitch bajó la mirada hacia sus brazos, frunció el ceño y miró las cosas que Jason estaba sosteniendo.
—¿Cómo es que tienes la espada? Quiero la espada. —Extendió la mano para enganchar la espada. El quejón de Jason ahuyentó su mano con la masa.
—¡Mi espada!
—Idiota —murmuró Mitch mientras miraba la espada.
Jason miró a su espada también y dio otro mordisco.
—Siempre podemos ir a ganar otra y tener una pelea de espadas.
—¡Genial! —dijo Mitch. Sí, ellos eran niños grandes cuando venían a los carnavales, ¿pero a quién le importaba?
—Yo no voy a ninguna parte —dijo la cita de Mitch, con la intención de arruinar su buen momento.
Mitch se encogió de hombros.
—Bueno, entonces ten buena noche.
Jason miró a Mitch que tenía la mandíbula apretada. El hombre no parecía feliz y Jason no lo culpaba ni un poco. Si hubiera sabido que ella iba a reaccionar así por ir a un carnaval, jamás lo habría sugerido, o al menos no la habría traído.
Personalmente, él amaba los carnavales y parques temáticos. No podía pasar por uno sin detenerse por una delicia frita y algunos paseos. Mitch era de la misma manera, y por eso estaban allí. Habían venido a pasar un buen rato. Y en su lugar, se quedaban escuchando a esta puta y quejona mujer. Ella había comenzado tan pronto como había escuchado de los planes para la noche.
Tan pronto como lo descubrió, se plantó y exigió un buen restaurante y bebidas. Había estado en la minoría y se le ofreció un viaje a casa. Se negó. Jason no tenía duda de que había decidido venir para hacer de sus vidas un infierno viviente por no lanzarse a satisfacer sus demandas.
—Podemos subir a los carros chocones o a la rueda de la fortuna —comenzó a sugerir Mitch.
Ella cruzó los brazos sobre su pecho y miró, solo miró al hombre. Mitch maldijo por lo bajo. Volvió su fría mirada hacia él, y no se molestó en ocultar sus ojos en blanco. Esto era ridículo. De ninguna manera iba dejarla arruinar su buen momento.
—¡Jason!
Se dio la vuelta y su ceño desapareció al instante, reemplazado por una enorme sonrisa de satisfacción. Vio cómo su pequeño saltamontes caminaba rápidamente hacia él, sonriendo de oreja a oreja. Ella tenía un animal de peluche, una serpiente por lo que parecía, alrededor de su cuello, un refresco grande en una mano y el otro brazo envuelto alrededor de una falsa espada, un oso de peluche y sostenía la más larga pieza de masa frita que había visto alguna vez, la que estaba generosamente cubierta con azúcar en polvo.
—¡Mira lo que gané! —dijo ella, casi radiante de emoción. Era difícil creer que alguien amara más estos lugares que él y Mitch, pero aparentemente Haley era esa persona.
Cuando le había dicho a dónde iban a ir hoy, chilló con entusiasmo y se lanzó a sus brazos. Él se rió tanto que casi la dejó caer. Esta era su primera cita desde que se juntaron hace una semana y gracias a Dios había elegido bien. Le hubiera gustado ser capaz de salir con ella mucho antes, pero ambos habían sido inundados con dar los exámenes finales, corregirlos, y pasar las notas. La escuela había terminado y ahora tenían un verano entero juntos.
—¡Esto es muy divertido! —dijo Haley, pareciendo ajena o simplemente sin importarle un comino la actitud de la cita de Mitch, sospechó lo segundo. Su pequeño saltamontes no dejaría que las cosas le molestaran.
—¿De dónde sacaste todo esto? —preguntó mientras se inclinaba para darle un beso y un bocado a esa masa.
—Oh, um —Hizo un gesto con su bebida hacia la dirección de la que venía—, después de ir a los carros chocones no pude resistirme al juego de baloncesto o de dardos, y entonces olí la masa frita y… —Se encogió de hombros—. Supongo que me distraje.
—Pensé que sólo ibas a ir al baño. ¡Hemos estado aquí esperándote por más de media hora! —Señaló la cita de Mitch, Sue o Jude o cómo diablos se llamaba.
A juzgar por la expresión de Haley, había olvidado por completo el baño y sólo recordaba que se había tenido que ir. Eso fue confirmado unos segundos después cuando empujó su bebida, comida y ganancias en sus brazos y los de Mitch, y echó a correr.
Jason tomó un bocado de la masa y suspiró feliz. No había duda de que tendría que ir en busca de su pequeño saltamontes en algunos minutos hasta dar con ella cerca de algún juego o paseo, y llevarla al baño.
Mitch bajó la mirada hacia sus brazos, frunció el ceño y miró las cosas que Jason estaba sosteniendo.
—¿Cómo es que tienes la espada? Quiero la espada. —Extendió la mano para enganchar la espada. El quejón de Jason ahuyentó su mano con la masa.
—¡Mi espada!
—Idiota —murmuró Mitch mientras miraba la espada.
Jason miró a su espada también y dio otro mordisco.
—Siempre podemos ir a ganar otra y tener una pelea de espadas.
—¡Genial! —dijo Mitch. Sí, ellos eran niños grandes cuando venían a los carnavales, ¿pero a quién le importaba?
—Yo no voy a ninguna parte —dijo la cita de Mitch, con la intención de arruinar su buen momento.
Mitch se encogió de hombros.
—Bueno, entonces ten buena noche.
Haley aumentó su puchero.
Jason se rio entre dientes.
—No me importa. No vas a recuperarlo.
—¡Eso no es justo! ¡Estás molesto porque pateé traseros!
Mitch se frotó el hombro mientras miraba a Haley. Ella se mordió el labio, dio un paso atrás y se metió debajo del brazo de Jason. Él la atrajo más cerca y besó la parte superior de su cabeza.
—Bien, conserva la espada. No me importa —dijo ella con voz malhumorada. Mitch murmuró algo y suspiró profundamente.
—¿Quieres ir a los carros chocones de nuevo? —Mitch preguntó con una simple sonrisa. Nunca había visto a su amigo perdonar a nadie tan rápido antes, pero claro, Haley tenía eso que afectaba a todos. Era tan malditamente difícil estar enojado con ella. Ella era tan condenadamente linda para su propio bien.
—Supongo que podríamos hacerlo —dijo, tirando ya de Jason hacia las tarjetas de los chocones—. Si insistes en ello.
Jason miró hacia atrás, justo a tiempo para atrapar a Mitch mirando de reojo el trasero de Haley.
Jason se rio entre dientes.
—No me importa. No vas a recuperarlo.
—¡Eso no es justo! ¡Estás molesto porque pateé traseros!
Mitch se frotó el hombro mientras miraba a Haley. Ella se mordió el labio, dio un paso atrás y se metió debajo del brazo de Jason. Él la atrajo más cerca y besó la parte superior de su cabeza.
—Bien, conserva la espada. No me importa —dijo ella con voz malhumorada. Mitch murmuró algo y suspiró profundamente.
—¿Quieres ir a los carros chocones de nuevo? —Mitch preguntó con una simple sonrisa. Nunca había visto a su amigo perdonar a nadie tan rápido antes, pero claro, Haley tenía eso que afectaba a todos. Era tan malditamente difícil estar enojado con ella. Ella era tan condenadamente linda para su propio bien.
—Supongo que podríamos hacerlo —dijo, tirando ya de Jason hacia las tarjetas de los chocones—. Si insistes en ello.
Jason miró hacia atrás, justo a tiempo para atrapar a Mitch mirando de reojo el trasero de Haley.
—Eso fue muy divertido —dijo Haley soñadoramente mientras se quitaba los zapatos.
—Estuvo bien —murmuró Jason.
En las últimas cuatro horas, Jason había estado inusualmente tranquilo. No parecía hacer mucho más que mirar a Mitch. Un par de veces, ella había pensado que iba a matar al hombre. No estaba segura de lo que se había perdido o si incluso debiera involucrarse.
Unos minutos después estaban desnudos y arrastrándose bajo las sábanas de Jason. Fue entonces que realmente la asustó. No inició ningún beso o toqueteo. De hecho, ni siquiera le había mirado los pechos y Jason siempre lo hacía. Siempre. Eran como imanes para sus ojos.
Ahora estaba tendido de espaldas con los brazos detrás de la cabeza. No hizo ningún movimiento para acercarse a ella o apretarla contra él. Realmente estaba empezando a asustarla ahora. Ella rodó sobre su estómago y lo observó por un momento.
—¿Estás bien? —preguntó finalmente.
Él se encogió de hombros.
—¿Por qué no estaría bien?
—Estás callado.
—Simplemente no tengo ganas de hablar.
—¿Quieres que me vaya a casa?
Vaciló antes de contestar.
—No.
—¿Entonces qué quieres?
—Nada. Solo quiero recostarme aquí.
—Así que, solo quieres recostarte ahí y nada está mal —dijo ella, resumiéndolo.
—Sí.
Rodó los ojos. Parecía que no tenía muchas opciones para involucrarse ahora. Era eso o levantarse e irse porque no estaba dispuesta a quedarse aquí para otro momento de esto.
Antes de que pudiera detenerla, se levantó y montó a horcajadas sobre sus caderas. Hizo otro descubrimiento sorprendente. Jason no estaba duro. Jason siempre estaba duro cuando estaban en la cama, la ducha, o besándose en el sofá, y todas esas veces intermedias. Estaba muy segura de que el hombre jamás tendría que preocuparse por necesitar Viagra.
Él no hizo ningún intento de empujarla, pero tampoco de mirarla.
—No voy a ir a ninguna parte hasta que me digas qué está mal —dijo en voz baja.
—Nada está mal.
—No me obligues a usar mis puños de furia para obtener una respuesta de ti —amenazó.
Sus labios se movieron, pero él no dijo nada.
—Está bien, sólo quédate allí y ponte de mal humor, entonces. Me voy a casa —dijo ella, moviéndose para bajarse de él.
Las manos de Jason salieron disparadas, deteniéndola, sujetando sus caderas.
Ella arqueó una ceja expectante.
Él suspiró pesadamente.
—Tú me molestaste.
Bueno, eso fue totalmente inesperado... más o menos.
—Oye, dije que lo sentía por lo de golpear a Mitch con la espada. ¿Cómo se supone que iba a saber que la cosa dejaría un verdugón? —dijo ella a la defensiva.
—Eso no es de lo que estoy hablando. Eso no me molestó.
—¿Es porque patee tu trasero en el skee ball7?
—¡No! Y ese juego está amañado de todos modos, así que no cuenta.
—Coorreectoo —dijo ella, alargando la palabra. Pensó en el resto de la noche y no podía entender lo que había hecho—. Está bien, tú vas a tener que ayudarme con esto porque estoy quedándome en blanco.
—¡Estoy enojado porque todos esos hombres se fijaron en ti y ni una vez les dijiste a ninguno de ellos que se fuera a la mierda porque tenías un novio! —gritó él.
Su cara se volvió inexpresiva. Ella parpadeó una vez y luego otra vez. Luego se echó a reír sin control.
—Estuvo bien —murmuró Jason.
En las últimas cuatro horas, Jason había estado inusualmente tranquilo. No parecía hacer mucho más que mirar a Mitch. Un par de veces, ella había pensado que iba a matar al hombre. No estaba segura de lo que se había perdido o si incluso debiera involucrarse.
Unos minutos después estaban desnudos y arrastrándose bajo las sábanas de Jason. Fue entonces que realmente la asustó. No inició ningún beso o toqueteo. De hecho, ni siquiera le había mirado los pechos y Jason siempre lo hacía. Siempre. Eran como imanes para sus ojos.
Ahora estaba tendido de espaldas con los brazos detrás de la cabeza. No hizo ningún movimiento para acercarse a ella o apretarla contra él. Realmente estaba empezando a asustarla ahora. Ella rodó sobre su estómago y lo observó por un momento.
—¿Estás bien? —preguntó finalmente.
Él se encogió de hombros.
—¿Por qué no estaría bien?
—Estás callado.
—Simplemente no tengo ganas de hablar.
—¿Quieres que me vaya a casa?
Vaciló antes de contestar.
—No.
—¿Entonces qué quieres?
—Nada. Solo quiero recostarme aquí.
—Así que, solo quieres recostarte ahí y nada está mal —dijo ella, resumiéndolo.
—Sí.
Rodó los ojos. Parecía que no tenía muchas opciones para involucrarse ahora. Era eso o levantarse e irse porque no estaba dispuesta a quedarse aquí para otro momento de esto.
Antes de que pudiera detenerla, se levantó y montó a horcajadas sobre sus caderas. Hizo otro descubrimiento sorprendente. Jason no estaba duro. Jason siempre estaba duro cuando estaban en la cama, la ducha, o besándose en el sofá, y todas esas veces intermedias. Estaba muy segura de que el hombre jamás tendría que preocuparse por necesitar Viagra.
Él no hizo ningún intento de empujarla, pero tampoco de mirarla.
—No voy a ir a ninguna parte hasta que me digas qué está mal —dijo en voz baja.
—Nada está mal.
—No me obligues a usar mis puños de furia para obtener una respuesta de ti —amenazó.
Sus labios se movieron, pero él no dijo nada.
—Está bien, sólo quédate allí y ponte de mal humor, entonces. Me voy a casa —dijo ella, moviéndose para bajarse de él.
Las manos de Jason salieron disparadas, deteniéndola, sujetando sus caderas.
Ella arqueó una ceja expectante.
Él suspiró pesadamente.
—Tú me molestaste.
Bueno, eso fue totalmente inesperado... más o menos.
—Oye, dije que lo sentía por lo de golpear a Mitch con la espada. ¿Cómo se supone que iba a saber que la cosa dejaría un verdugón? —dijo ella a la defensiva.
—Eso no es de lo que estoy hablando. Eso no me molestó.
—¿Es porque patee tu trasero en el skee ball7?
—¡No! Y ese juego está amañado de todos modos, así que no cuenta.
—Coorreectoo —dijo ella, alargando la palabra. Pensó en el resto de la noche y no podía entender lo que había hecho—. Está bien, tú vas a tener que ayudarme con esto porque estoy quedándome en blanco.
—¡Estoy enojado porque todos esos hombres se fijaron en ti y ni una vez les dijiste a ninguno de ellos que se fuera a la mierda porque tenías un novio! —gritó él.
Su cara se volvió inexpresiva. Ella parpadeó una vez y luego otra vez. Luego se echó a reír sin control.
—No es divertido —espetó él. Eso sólo parecía hacerla reír más fuerte.
Todo el día en la feria, él se había visto obligado a ver a los hombres notar a Haley. Cada vez que ella sonreía o se reía, sonreían como si no pudieran evitarlo. Cada vez que saltaba con entusiasmo, sus ojos se centraban en sus activos balanceándose. Los atrapó observándola salir y enviándole sus miradas apreciativas. Mitch, la rata hijo de puta, como se le conoce ahora, abandonó completamente a su cita y se centró exclusivamente en Haley.
Esto sólo se puso peor cuando iban a la taberna de Joe. El lugar era grande, acogedor y limpio, y hoy Joe puso un enorme buffet. Así con todo lo que puedas comer de barbacoa y varias pantallas planas y cinco mesas de billar, el lugar había estado lleno hasta el borde con hombres.
Cuando Haley fue a buscar comida ellos la rodearon, se ofrecían a llevar su plato, a conseguirle una bebida, sentarse con ella, sacar su comida. Cuando jugó al billar, y ella realmente apesta en el billar, pero está claro que le encanta, se ofrecieron a "mostrarle" como jugar. Dos chicos tuvieron las pelotas para enviar bebidas a su mesa mientras estaba con él. ¡Varios, en realidad, tuvieron las pelotas para venir a coquetear con ella delante de él!
Mitch no fue de ayuda. Cuando no estaba tratando de recoger a alguna chica vagabunda en el bar, estaba viendo a Haley y cayendo sobre ella como si no hubiera mañana. El muy cabrón ni siquiera trató de ocultar sus miradas lascivas de Jason. ¿Qué clase de amistad es esa?
De acuerdo, concedido, en el pasado, antes de Haley, él había sido un completo idiota. Abiertamente revisaba y caía sobre las novias de sus compañeros. Si él estaba fuera y le gustaba lo que veía, nunca dejaba que un novio lo preocupara. Pero eso no era excusa para lo que Mitch estaba haciendo. ¡Esta era Haley! ¡Su Haley!
—Cariño, creo que tuviste mucho sol hoy —dijo Haley, una vez que se calmó.
—¡Deberías haber dicho algo!
Ella rodó los ojos.
—En primer lugar, no tengo ni idea de qué demonios estás hablando. No creo que nadie estuviera mirándome de manera diferente ni coqueteando. Sólo fueron muy amables.
Él soltó un bufido.
—En segundo lugar, incluso si lo estaban, y no era así, no sé por qué te estás quejando. No te oí decir exactamente a cada mujer que estaba babeando por ti hoy que tenías una novia.
Otro resoplido.
—No me importan un bledo esas mujeres. Tengo lo que quiero —dijo él, masajeando suavemente sus caderas.
Haley se inclinó y le dio un rápido beso en los labios antes de sentarse de nuevo.
—Exactamente. No noté a ningún otro hombre aparte de ti —dijo en voz baja mientras le pasaba las manos sobre el pecho y el estómago.
Él rodó los ojos.
—Por supuesto que no. Soy impresionante.
—Me alegro de ver que eres humilde.
—Oye, podría haber dicho que era el epítome de la masculinidad, pero no lo hice. —Frunció los labios hacia arriba, pensativo—. A pesar de que los dos sabemos que es verdad.
—¿Lo sabemos? —Ella arqueó una ceja.
—Sí, creo que ambos lo hacemos.
—Bien, lo que sea, siempre y cuando dejes de prestar atención a tus alucinaciones, entonces no me importa.
Él la miró por un momento. La expresión de su rostro era tímida y dulce mientras ella trazaba figuras en su estómago. Realmente no sabía lo deseable que era. Él apostaría dinero a que no creía que los hombres se fijaban en ella y probablemente había roto un centenar de corazones sin querer hasta este punto. Era tan malditamente dulce e inocente, bueno excepto en la cama, por supuesto. Allí era ansiosa e insaciable y emocionante. Nunca pensó antes que jugar limpio podría ser tan agradable. No tenía la menor duda de que el sexo con ella estaría alterando su vida.
—Eres tan hermosa, Haley —dijo en voz baja. Había dicho eso a otras mujeres antes, pero nunca lo había dicho más en serio. Ella era hermosa por dentro y por fuera.
Incluso en la tenue luz, él podía verla ruborizarse y tímidamente evitar sus ojos.
—Gracias —murmuró ella en un tono inseguro.
Ella realmente no se daba cuenta de lo hermosa que era. Eso la hacía aún más hermosa para él. Deslizó sus manos sobre su vientre plano y hacia arriba hasta que estaba palmeando sus pechos. Pasó los pulgares sobre sus pezones, amando la manera en que ella se lamió los labios y arqueó la espalda ante su agarre.
Haley comenzó a retorcerse sobre él, haciéndole saber que podía sentir su cuerpo endurecerse. Le gustaba la forma en que se veía, en que reaccionaba, amaba todo de ella. Era la cosa más preciosa en el mundo para él. Tan hermosa, tan dulce, tan dada y demasiado buena para él, pero era un bastardo egoísta y no la dejaría ir.
Nunca.
Poco a poco, él masajeó sus pechos mientras jugaba con sus pezones, simplemente disfrutando de la forma en que se lamía los labios, gemía y gimoteaba. Su erección se presionó firmemente contra ella. Su parte inferior acunada muy agradablemente y le gustaba la forma en que lo acariciaba mientras se retorcía contra él. Podía sentirla mojarse contra su estómago.
—¿Quieres probar algo diferente? —preguntó con voz ronca.
Ella se lamió los labios lentamente, asintiendo con la cabeza mientras miraba hacia él con una expresión de confianza pura. Eso lo humilló.
—Espera —dijo él mientras la atrajo, besándola lentamente mientras les daba vuelta hasta quedar encima de ella. Profundizó el beso mientras levantaba sus rodillas hacia arriba y sobre sus hombros, inclinándola hasta donde él la necesitaba, dándole un mejor acceso a su caliente centro húmedo.
—Jason... —dijo ella nerviosamente.
—Shhh, no te preocupes. Sin penetración —dijo él contra su boca—. Sólo quiero que sientas lo mucho que te quiero. —Se acomodó más firmemente entre sus piernas, asegurándose de que su pene duro se anidara entre sus calientes pliegues húmedos.
Profundizó el beso mientras se retiraba y luego se deslizaba hacia adelante frotando la parte inferior de su polla contra su caliente núcleo húmedo y clítoris. Ellos gimieron el uno en la boca del otro mientras él seguía moviéndose contra ella.
Los gemidos de Haley resonaban en las paredes mientras Jason luchaba por controlarse. Su cuerpo gritaba porque él se arqueará hacia atrás y se estrellara dentro de ella, pero Haley quería ir despacio. Él haría cualquier cosa por ella, incluso torturarse a sí mismo con estar tan cerca del premio y no ir por él.
Ella empuñó las manos en su cabello mientras lamía y chupaba su cuello. Él gimió en voz alta, mientras se apretaba con más fuerza contra ella y empujaba más duro. El agarre de Haley en su cabello se apretó más, segundos antes de que ella comenzara a gritar su nombre. Esto provocó su propia liberación violenta.
—Haley... oh, Haley... yo... Oh dios, ¡Haley! —gritó él, mientras su mente gritaba "Te amo" una y otra vez hasta que le soltó las piernas y yació flácido encima de ella.
Mientras estaba buscando aire con dificultad se dio cuenta de algo. Él estaba en serios problemas. Haley era su vida ahora. Su mujer. Su corazón.
Estaba muy jodido.
7 Skee Ball: Es un juego que cuenta con un carril y en el cual se lanzan unas bolas para tratar de insertarlas en unos agujeros y ganar puntos.
Todo el día en la feria, él se había visto obligado a ver a los hombres notar a Haley. Cada vez que ella sonreía o se reía, sonreían como si no pudieran evitarlo. Cada vez que saltaba con entusiasmo, sus ojos se centraban en sus activos balanceándose. Los atrapó observándola salir y enviándole sus miradas apreciativas. Mitch, la rata hijo de puta, como se le conoce ahora, abandonó completamente a su cita y se centró exclusivamente en Haley.
Esto sólo se puso peor cuando iban a la taberna de Joe. El lugar era grande, acogedor y limpio, y hoy Joe puso un enorme buffet. Así con todo lo que puedas comer de barbacoa y varias pantallas planas y cinco mesas de billar, el lugar había estado lleno hasta el borde con hombres.
Cuando Haley fue a buscar comida ellos la rodearon, se ofrecían a llevar su plato, a conseguirle una bebida, sentarse con ella, sacar su comida. Cuando jugó al billar, y ella realmente apesta en el billar, pero está claro que le encanta, se ofrecieron a "mostrarle" como jugar. Dos chicos tuvieron las pelotas para enviar bebidas a su mesa mientras estaba con él. ¡Varios, en realidad, tuvieron las pelotas para venir a coquetear con ella delante de él!
Mitch no fue de ayuda. Cuando no estaba tratando de recoger a alguna chica vagabunda en el bar, estaba viendo a Haley y cayendo sobre ella como si no hubiera mañana. El muy cabrón ni siquiera trató de ocultar sus miradas lascivas de Jason. ¿Qué clase de amistad es esa?
De acuerdo, concedido, en el pasado, antes de Haley, él había sido un completo idiota. Abiertamente revisaba y caía sobre las novias de sus compañeros. Si él estaba fuera y le gustaba lo que veía, nunca dejaba que un novio lo preocupara. Pero eso no era excusa para lo que Mitch estaba haciendo. ¡Esta era Haley! ¡Su Haley!
—Cariño, creo que tuviste mucho sol hoy —dijo Haley, una vez que se calmó.
—¡Deberías haber dicho algo!
Ella rodó los ojos.
—En primer lugar, no tengo ni idea de qué demonios estás hablando. No creo que nadie estuviera mirándome de manera diferente ni coqueteando. Sólo fueron muy amables.
Él soltó un bufido.
—En segundo lugar, incluso si lo estaban, y no era así, no sé por qué te estás quejando. No te oí decir exactamente a cada mujer que estaba babeando por ti hoy que tenías una novia.
Otro resoplido.
—No me importan un bledo esas mujeres. Tengo lo que quiero —dijo él, masajeando suavemente sus caderas.
Haley se inclinó y le dio un rápido beso en los labios antes de sentarse de nuevo.
—Exactamente. No noté a ningún otro hombre aparte de ti —dijo en voz baja mientras le pasaba las manos sobre el pecho y el estómago.
Él rodó los ojos.
—Por supuesto que no. Soy impresionante.
—Me alegro de ver que eres humilde.
—Oye, podría haber dicho que era el epítome de la masculinidad, pero no lo hice. —Frunció los labios hacia arriba, pensativo—. A pesar de que los dos sabemos que es verdad.
—¿Lo sabemos? —Ella arqueó una ceja.
—Sí, creo que ambos lo hacemos.
—Bien, lo que sea, siempre y cuando dejes de prestar atención a tus alucinaciones, entonces no me importa.
Él la miró por un momento. La expresión de su rostro era tímida y dulce mientras ella trazaba figuras en su estómago. Realmente no sabía lo deseable que era. Él apostaría dinero a que no creía que los hombres se fijaban en ella y probablemente había roto un centenar de corazones sin querer hasta este punto. Era tan malditamente dulce e inocente, bueno excepto en la cama, por supuesto. Allí era ansiosa e insaciable y emocionante. Nunca pensó antes que jugar limpio podría ser tan agradable. No tenía la menor duda de que el sexo con ella estaría alterando su vida.
—Eres tan hermosa, Haley —dijo en voz baja. Había dicho eso a otras mujeres antes, pero nunca lo había dicho más en serio. Ella era hermosa por dentro y por fuera.
Incluso en la tenue luz, él podía verla ruborizarse y tímidamente evitar sus ojos.
—Gracias —murmuró ella en un tono inseguro.
Ella realmente no se daba cuenta de lo hermosa que era. Eso la hacía aún más hermosa para él. Deslizó sus manos sobre su vientre plano y hacia arriba hasta que estaba palmeando sus pechos. Pasó los pulgares sobre sus pezones, amando la manera en que ella se lamió los labios y arqueó la espalda ante su agarre.
Haley comenzó a retorcerse sobre él, haciéndole saber que podía sentir su cuerpo endurecerse. Le gustaba la forma en que se veía, en que reaccionaba, amaba todo de ella. Era la cosa más preciosa en el mundo para él. Tan hermosa, tan dulce, tan dada y demasiado buena para él, pero era un bastardo egoísta y no la dejaría ir.
Nunca.
Poco a poco, él masajeó sus pechos mientras jugaba con sus pezones, simplemente disfrutando de la forma en que se lamía los labios, gemía y gimoteaba. Su erección se presionó firmemente contra ella. Su parte inferior acunada muy agradablemente y le gustaba la forma en que lo acariciaba mientras se retorcía contra él. Podía sentirla mojarse contra su estómago.
—¿Quieres probar algo diferente? —preguntó con voz ronca.
Ella se lamió los labios lentamente, asintiendo con la cabeza mientras miraba hacia él con una expresión de confianza pura. Eso lo humilló.
—Espera —dijo él mientras la atrajo, besándola lentamente mientras les daba vuelta hasta quedar encima de ella. Profundizó el beso mientras levantaba sus rodillas hacia arriba y sobre sus hombros, inclinándola hasta donde él la necesitaba, dándole un mejor acceso a su caliente centro húmedo.
—Jason... —dijo ella nerviosamente.
—Shhh, no te preocupes. Sin penetración —dijo él contra su boca—. Sólo quiero que sientas lo mucho que te quiero. —Se acomodó más firmemente entre sus piernas, asegurándose de que su pene duro se anidara entre sus calientes pliegues húmedos.
Profundizó el beso mientras se retiraba y luego se deslizaba hacia adelante frotando la parte inferior de su polla contra su caliente núcleo húmedo y clítoris. Ellos gimieron el uno en la boca del otro mientras él seguía moviéndose contra ella.
Los gemidos de Haley resonaban en las paredes mientras Jason luchaba por controlarse. Su cuerpo gritaba porque él se arqueará hacia atrás y se estrellara dentro de ella, pero Haley quería ir despacio. Él haría cualquier cosa por ella, incluso torturarse a sí mismo con estar tan cerca del premio y no ir por él.
Ella empuñó las manos en su cabello mientras lamía y chupaba su cuello. Él gimió en voz alta, mientras se apretaba con más fuerza contra ella y empujaba más duro. El agarre de Haley en su cabello se apretó más, segundos antes de que ella comenzara a gritar su nombre. Esto provocó su propia liberación violenta.
—Haley... oh, Haley... yo... Oh dios, ¡Haley! —gritó él, mientras su mente gritaba "Te amo" una y otra vez hasta que le soltó las piernas y yació flácido encima de ella.
Mientras estaba buscando aire con dificultad se dio cuenta de algo. Él estaba en serios problemas. Haley era su vida ahora. Su mujer. Su corazón.
Estaba muy jodido.
7 Skee Ball: Es un juego que cuenta con un carril y en el cual se lanzan unas bolas para tratar de insertarlas en unos agujeros y ganar puntos.
berny_girl- Mensajes : 2842
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Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 16
—¡Oh, Dios mío, deja de comer eso! —dijo Haley, tratando de no reírse y fallando miserablemente.
Jason se metió el brownie de chocolate en la boca y le guiñó un ojo. Con un suspiro de exasperación regresó al asiento trasero para fijar las envolturas de plástico en los platos de brownies, galletas y pastelitos.
—Si sigues robando comida, no quedará nada para la comida al aire libre de tu familia —dijo ella, sabiendo que no era una razón suficiente para que dejara de comer. Estaba dispuesta a apostar que no había mucho que se interpusiera entre él y los alimentos.
Él volvió su atención de la carretera a hacer pucheros.
—Pero me encanta tu comida.
Ella puso los ojos en blanco ante su patético intento.
—Uh huh.
—Bueno, al menos no estoy tocando la ensalada de papa. Realmente debes apreciar las pequeñas cosas de la vida, mi pequeño saltamontes.
Haley se burló con incredulidad.
—La única razón por la que no lo estás engullendo es porque tengo eso y la ensalada de pasta en una nevera portátil en el baúl cerrado con llave.
Sus cejas se alzaron.
—¿Hay ensalada de macarrones? ¿Por qué no se me informó de eso?
—Probablemente porque quería que por lo menos llegara a casa de tus padres antes de que lo devoraras.
Él negó con la cabeza suspirando.
—Tan poca confianza.
—Te comiste un cuenco entero de masa para galletas ayer cuando cometí el error de correr al mercado sin esconderlo primero. En serio, pensé que estaría a salvo.
—Te equivocaste.
—Tu obsesión con la comida está empezando a asustarme —dijo con ironía.
—No es una obsesión. Soy un chico en crecimiento, demonios.
Ella levantó una ceja con incredulidad.
—Gracias a Dios que llegamos. Me muero de hambre —se quejó mientras aparcaba en el único lugar vacío en la calle, que estaba justo al frente de una gran casa de estilo victoriano blanco con ribete negro donde claramente se estaba dando una fiesta, a juzgar por la cantidad de personas que caminaban alrededor de la propiedad.
Cargaron sus brazos con todos los platos. Haley lo hizo y se dirigió a la puerta principal. Jason pateó la puerta suavemente ya que sus manos estaban llenas.
La puerta fue abierta por una mujer mayor con el cabello canoso. Ella echó un vistazo a Jason y le sonrió.
—¡Es mi bebé! —anunció en voz alta a la multitud en la casa mientras tomó su cara y tiró de él hacia abajo para darle un sonoro beso en la mejilla. Dio un paso atrás y vio a Haley. Su expresión pasó de emocionada a aturdida en cuestión de segundos.
Jason sonrió tímidamente.
—Mamá, esta es mi novia, Haley Blaine. —Hizo un gesto con el plato de brownies—. Haley, esta es mi madre, Megan Bradford.
—Es muy agradable conocerla, señora Bradford —dijo Haley, sintiéndose un poco incómoda con su madre de pie con la boca abierta y las manos demasiado llenas para ofrecerse a estrechar la mano de la mujer. No es que su madre parecía ser capaz de responder ni nada por el momento. En realidad, Haley estaba empezando a preocuparse un poco.
—¿Novia? —espetó finalmente Megan.
—Sí, ¿por qué suenas tan… —Jason comenzó a decir sólo para ser interrumpido por su madre.
Su madre giró la cabeza y le gritó a la casa.
—¡Jared!
Haley lanzó una mirada nerviosa a Jason, quien estaba murmurando algo acerca de poner a su madre en un asilo de ancianos donde sólo servirían gelatina verde. Miró de nuevo a la puerta a tiempo para ver a un hombre mayor, quien era claramente el padre de Jason por los rasgos casi idénticos, asomarse a la puerta. Sonrió cuando vio a Jason.
—¿Qué está pasando?
—Mamá se está volviendo loca —dijo Jason—. ¿Hay alguna posibilidad de que entremos antes de que los brazos de mi novia se caigan?
El hombre se sobresaltó notablemente y miró a Haley y luego hizo una expresión de sorpresa.
—¿Novia? —preguntó con clara incredulidad.
—¡Sí! ¡Novia! —espetó Jason, pero sus padres no parecían darse cuenta, ya que la miraban como si no pudieran creer que tal persona existiera. Para colmo sus brazos estaban empezando a sentirse como si estuvieran a punto de caerse.
—Ah, a punto de dejar caer los pastelitos —murmuró mientras trataba de reacomodar los tres platos en sus brazos.
—Oh, lo siento —dijo Jared, extendiendo la mano y aliviándola de los pastelitos mientras su mujer cogió el plato de galletas de mantequilla de maní con trozos de chocolate.
Jared miró de ella al plato en sus manos.
—¿Dónde compraste estas? Se ven bien —dijo mientras su mano experta se coló por debajo de la envoltura del plástico. Ah, de tal palo tal astilla, pensó Hailey. Ella le echó una ojeada rápidamente. El hombre estaba claramente en forma, una buena señal para Jason ya que el hombre no podía dejar de comer.
—Yo los hice —dijo Haley, sintiéndose un poco avergonzada por la atención.
—¿Tú hiciste estos? —le preguntó Jared con un pastelito en la mano.
Ella asintió con la cabeza.
—Es una gran cocinera —anunció con orgullo Jason.
Jared dio un gran mordisco, cerró los ojos e hizo un delicioso gemido. En cuestión de segundos devoró el pastelito. Él extendió la mano y cogió el segundo plato de pastelitos de Haley y se dirigió a la casa sin decir palabra.
—¡Mis pastelitos! —lo oyeron decir bruscamente a alguien. Haley apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. Definitivamente de tal palo tal astilla.
—¡Oye, viejo, las hizo para mí! —gritó Jason, pasando al lado de su madre para ir tras los pastelitos, dejando a Haley con Megan que seguía mirándola fijamente.
—Um —Ella hizo un gesto hacia el auto—, tengo dos platos más de pastelitos. No pensé que esos dos sobrevivirían al viaje hasta aquí —dijo ella, sintiéndose ridícula. Tal vez debería ir a pasar el rato en el auto hasta después de que la fiesta terminara. Siete horas en un auto sin nada que hacer sonaba mejor a que la miren boquiabierta.
Los ojos de Megan se estrecharon sobre ella.
—¿Realmente eres su novia?
—Sí.
—¿Esto no es sólo un juego enfermo que esté jugando?
—Uh, no... ¿hay algo mal? —Estaba empezando a sentirme cohibida.
—Nada más que eres la primera mujer que alguna vez haya traído a casa y tendrás que perdonarme si parezco un poco sorprendida. Por un momento pensé que el infierno se había congelado. —Ella puso su brazo alrededor de los hombros de Haley como si fueran viejos amigas—. Ahora, vamos a ir allí y dar la sorpresa de su vida a una docena de personas.
Jason se metió el brownie de chocolate en la boca y le guiñó un ojo. Con un suspiro de exasperación regresó al asiento trasero para fijar las envolturas de plástico en los platos de brownies, galletas y pastelitos.
—Si sigues robando comida, no quedará nada para la comida al aire libre de tu familia —dijo ella, sabiendo que no era una razón suficiente para que dejara de comer. Estaba dispuesta a apostar que no había mucho que se interpusiera entre él y los alimentos.
Él volvió su atención de la carretera a hacer pucheros.
—Pero me encanta tu comida.
Ella puso los ojos en blanco ante su patético intento.
—Uh huh.
—Bueno, al menos no estoy tocando la ensalada de papa. Realmente debes apreciar las pequeñas cosas de la vida, mi pequeño saltamontes.
Haley se burló con incredulidad.
—La única razón por la que no lo estás engullendo es porque tengo eso y la ensalada de pasta en una nevera portátil en el baúl cerrado con llave.
Sus cejas se alzaron.
—¿Hay ensalada de macarrones? ¿Por qué no se me informó de eso?
—Probablemente porque quería que por lo menos llegara a casa de tus padres antes de que lo devoraras.
Él negó con la cabeza suspirando.
—Tan poca confianza.
—Te comiste un cuenco entero de masa para galletas ayer cuando cometí el error de correr al mercado sin esconderlo primero. En serio, pensé que estaría a salvo.
—Te equivocaste.
—Tu obsesión con la comida está empezando a asustarme —dijo con ironía.
—No es una obsesión. Soy un chico en crecimiento, demonios.
Ella levantó una ceja con incredulidad.
—Gracias a Dios que llegamos. Me muero de hambre —se quejó mientras aparcaba en el único lugar vacío en la calle, que estaba justo al frente de una gran casa de estilo victoriano blanco con ribete negro donde claramente se estaba dando una fiesta, a juzgar por la cantidad de personas que caminaban alrededor de la propiedad.
Cargaron sus brazos con todos los platos. Haley lo hizo y se dirigió a la puerta principal. Jason pateó la puerta suavemente ya que sus manos estaban llenas.
La puerta fue abierta por una mujer mayor con el cabello canoso. Ella echó un vistazo a Jason y le sonrió.
—¡Es mi bebé! —anunció en voz alta a la multitud en la casa mientras tomó su cara y tiró de él hacia abajo para darle un sonoro beso en la mejilla. Dio un paso atrás y vio a Haley. Su expresión pasó de emocionada a aturdida en cuestión de segundos.
Jason sonrió tímidamente.
—Mamá, esta es mi novia, Haley Blaine. —Hizo un gesto con el plato de brownies—. Haley, esta es mi madre, Megan Bradford.
—Es muy agradable conocerla, señora Bradford —dijo Haley, sintiéndose un poco incómoda con su madre de pie con la boca abierta y las manos demasiado llenas para ofrecerse a estrechar la mano de la mujer. No es que su madre parecía ser capaz de responder ni nada por el momento. En realidad, Haley estaba empezando a preocuparse un poco.
—¿Novia? —espetó finalmente Megan.
—Sí, ¿por qué suenas tan… —Jason comenzó a decir sólo para ser interrumpido por su madre.
Su madre giró la cabeza y le gritó a la casa.
—¡Jared!
Haley lanzó una mirada nerviosa a Jason, quien estaba murmurando algo acerca de poner a su madre en un asilo de ancianos donde sólo servirían gelatina verde. Miró de nuevo a la puerta a tiempo para ver a un hombre mayor, quien era claramente el padre de Jason por los rasgos casi idénticos, asomarse a la puerta. Sonrió cuando vio a Jason.
—¿Qué está pasando?
—Mamá se está volviendo loca —dijo Jason—. ¿Hay alguna posibilidad de que entremos antes de que los brazos de mi novia se caigan?
El hombre se sobresaltó notablemente y miró a Haley y luego hizo una expresión de sorpresa.
—¿Novia? —preguntó con clara incredulidad.
—¡Sí! ¡Novia! —espetó Jason, pero sus padres no parecían darse cuenta, ya que la miraban como si no pudieran creer que tal persona existiera. Para colmo sus brazos estaban empezando a sentirse como si estuvieran a punto de caerse.
—Ah, a punto de dejar caer los pastelitos —murmuró mientras trataba de reacomodar los tres platos en sus brazos.
—Oh, lo siento —dijo Jared, extendiendo la mano y aliviándola de los pastelitos mientras su mujer cogió el plato de galletas de mantequilla de maní con trozos de chocolate.
Jared miró de ella al plato en sus manos.
—¿Dónde compraste estas? Se ven bien —dijo mientras su mano experta se coló por debajo de la envoltura del plástico. Ah, de tal palo tal astilla, pensó Hailey. Ella le echó una ojeada rápidamente. El hombre estaba claramente en forma, una buena señal para Jason ya que el hombre no podía dejar de comer.
—Yo los hice —dijo Haley, sintiéndose un poco avergonzada por la atención.
—¿Tú hiciste estos? —le preguntó Jared con un pastelito en la mano.
Ella asintió con la cabeza.
—Es una gran cocinera —anunció con orgullo Jason.
Jared dio un gran mordisco, cerró los ojos e hizo un delicioso gemido. En cuestión de segundos devoró el pastelito. Él extendió la mano y cogió el segundo plato de pastelitos de Haley y se dirigió a la casa sin decir palabra.
—¡Mis pastelitos! —lo oyeron decir bruscamente a alguien. Haley apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. Definitivamente de tal palo tal astilla.
—¡Oye, viejo, las hizo para mí! —gritó Jason, pasando al lado de su madre para ir tras los pastelitos, dejando a Haley con Megan que seguía mirándola fijamente.
—Um —Ella hizo un gesto hacia el auto—, tengo dos platos más de pastelitos. No pensé que esos dos sobrevivirían al viaje hasta aquí —dijo ella, sintiéndose ridícula. Tal vez debería ir a pasar el rato en el auto hasta después de que la fiesta terminara. Siete horas en un auto sin nada que hacer sonaba mejor a que la miren boquiabierta.
Los ojos de Megan se estrecharon sobre ella.
—¿Realmente eres su novia?
—Sí.
—¿Esto no es sólo un juego enfermo que esté jugando?
—Uh, no... ¿hay algo mal? —Estaba empezando a sentirme cohibida.
—Nada más que eres la primera mujer que alguna vez haya traído a casa y tendrás que perdonarme si parezco un poco sorprendida. Por un momento pensé que el infierno se había congelado. —Ella puso su brazo alrededor de los hombros de Haley como si fueran viejos amigas—. Ahora, vamos a ir allí y dar la sorpresa de su vida a una docena de personas.
—Mamá —gruñó Jason en señal de advertencia.
Ella no le hizo caso. Una vez más. Se inclinó hacia adelante y trató de agarrar el álbum de fotos del regazo de Haley sólo para que su mano fuera apartada por dos mujeres.
—¡Maldita sea, mamá! Esto se supone que es una barbacoa. ¿No deberías estar mezclándote y ser una buena anfitriona o algo en lugar de estar sentada aquí y avergonzarme?
—¡Al diablo con la barbacoa! He esperado más de treinta años para que mi único hijo traiga a una mujer a casa y no voy a ser rechazada. —Varias personas alrededor de su madre retrocedieron con elegancia mientras él sólo miraba.
—Ah, te ves tan lindo…
—Naturalmente —dijo con un resoplido.
—… vestido con los vestidos de tu madre —dijo Haley con una pequeña sonrisa malévola. Él clavó su mirada en ella. Ella simplemente sonrió dulcemente y volvió a las fotografías del infierno.
—¿Haley?
Ella lo ignoró notablemente, y rió junto a su madre.
—¿Haley? ¿Quieres algo de comer?
—¿Huh? Oh, sí, podría comerme una hamburguesa y ensalada de patatas, gracias —dijo con desdén antes de reír por algo que su madre señaló.
—Oh, eso suena bien. Tomaré lo mismo. Gracias cariño, oh, y tráenos otra soda ya que parece que se nos acabaron —dijo Megan señalando hacia las copas vacías sin quitar al vista del maldito álbum de fotos que él estaba a punto de incinerar.
¿Dónde demonios estaba la adoración y el amor? Su madre normalmente lo estaría mimando. Demonios, para este punto ya le estaría llevando su tercer plato de comida y bebida. Y no olvidemos a Haley quien debería estar llenando un plato con comida para que él robe. ¿Qué estaba mal con su mujer?
Caminó hacia la cocina, donde la comida cubría cada rincón. Mientras tomaba sus platos, su padre, quien se estaba lamiendo el glaseado de sus dedos, entró al cuarto con dos de los tíos de Jason y tres de sus primos. El bastardo escondió los pastelitos para no compartirlos. Cuando Haley cometió el error de mencionar los dos platos restantes en el maletero del auto, él corrió por ellos con su padre por detrás. El hombre en realidad lo había derribado al piso, le robó las llaves y sus amados pastelitos.
—Esos sin duda fueron los mejores pastelitos que nunca he probado —anunció felizmente su padre.
—Y no lo sabremos ya que no compartiste ninguno, bastardo egoísta —dijo el tío Chuck.
—Yo no comparto —dijo simplemente Jared. El hombre rodó los ojos.
—Entonces —dijo su primo Trevor mientras se apoyaba contra la pared, con sus brazos sobre su enorme pecho—, ¿cuánto le pagaste?
—¿De qué demonios hablas? —preguntó colocando la salsa de tomate de nuevo en la encimera.
Su primo Nate contestó.
—A lo que se refiere es, ¿por qué está ella aquí? ¿Le pagaste? ¿Te debía un favor? Sólo nos preguntábamos cómo te las arreglaste para traerla.
Comenzando a enojarse, apretó la salsa de tomate con un poco de fuerza más de la necesaria y colocó una insana cantidad en ambas hamburguesas.
—Ella es mi novia, simple y llanamente —dijo.
—Uh, huh —dijo su padre con clara incredulidad.
Jason puso de un golpe la parte de arriba de la hamburguesa, obligando a la salsa de tomate a salirse por los lados.
—¿Qué demonios quiere decir eso? ¿Por qué es tan difícil para ustedes bastardos creer que es mi novia?
Se tomaron un momento para decirle exactamente por qué no creían que ella fuera su novia.
—Es demasiado linda.
—Demasiado dulce.
—En absoluto como las zorras con las que en general sales.
—No se comporta como las perras sin cerebro que encuentras en los clubes.
—No es una molestia.
—Además, está la cosa de que nunca hayas afirmado tener una novia antes, nunca nos hablaste de ella, y nos diste a tu madre y a mí la sorpresa de nuestra vida cuando la presentaste antes. Así que verás porqué estamos tan curiosos —terminó su padre con un encogimiento de hombros.
—Además, es claramente demasiado buena para ti —agregó el tío Mark sólo por si acaso—. Esa es la principal razón por la que ninguno se cree esa historia de mierda.
Bueno, eso… dolía. No es que pudiera discutir que ella era demasiado buena para él. Lo era. No había duda de eso. Lo que en realidad dolía era que no le creyeran. Era conocido por ser un imbécil, no un mentiroso. Había una gran diferencia por lo que sabía.
Su madre eligió ese momento para entrar sonriendo. Gracias a Dios. Ella le pondría fin a este sin sentido.
—¿Necesitas ayuda con esas hamburguesas, cariño? —preguntó, frunciendo el ceño hacia la hamburguesa que había convertido en un panqueque.
Chasqueó ligeramente la lengua, mientras tiraba las hamburguesas y comenzaba de nuevo.
—Me alegra de que estés aquí mamá.
Ella le sonrió cálidamente.
Mientras miraba a los hombres de su familia, le preguntó.
—¿Qué piensas de Haley?
Su sonrisa se amplió.
—Oh, es una chica tan dulce. Me alegra que la hayas traído. —Su sonrisa se volvió nostálgica—. Sólo desearía que salieras con chicas como esas en vez de las chicas que conoces en los bares, cariño. Una mujer como esa es justo lo que necesitas. Estoy segura de que si te enderezas podrías conseguir una mujer como Haley algún…
Los hombres rieron.
Jason levantó una mano.
—Whoa, whoa, whoa, detente ahí un segundo. Traigo una mujer a casa, la presento como mi novia y ¿me das una charla sobre cómo lograr que salga conmigo? ¿Es en serio?
Ella parpadeó.
—Bueno, sí. He oído sobre algunas de esas chicas con las que sales, amor, y mientras aprecio que nunca hayas traído una a casa, realmente me gustaría verte con alguien. Sería lindo que consideraras salir con Haley. Es una mujer muy agradable.
Se paso las manos por el cabello. Esto era una locura. ¿Era esto lo que sucedía cuando un hombre llevaba a casa una mujer para que conociera a su familia? Estaba bastante seguro de que no. Esto era peor que conocer a la familia de Haley.
—¿No deberías estar toda emocionada, e intentando empujarme al matrimonio y los nietos en este punto? —preguntó no queriendo en realidad animar a su madre a eso, pero eso es lo que sucedió cuando Brad trajo a Jill a casa seis años atrás.
Megan se vio pensativa por un momento.
—Sabes que probablemente lo haría si estuvieras saliendo con ella. Es una mujer muy linda y creo que te haría mucho bien. —Sonrió—. ¿Estás pensando en invitarla a salir?
—¿Por qué demonios iba a invitar a salir a mi novia? Ella ya está saliendo conmigo. ¿Qué les pasa?
Ella rodó los ojos y le palmeó el hombro juguetonamente.
—Oh, cariño, no tienes que seguir pretendiendo. Me alegra que tengas una amiga como Haley, Todos piensan que es genial. —Se llevó los dedos a la barbilla—. Por supuesto, tu tía Ruth la ha estado empujando hacia Jeff por los últimos diez minutos y Chris y David han estado intentando invitarla a salir durante la última hora. Quiero decir, claramente es toda una captura. Lo que no entiendo es…
Jason la cortó.
—¿Hombres de mi propia familia están tras mi novia?
—Están han estado tras tu amiga —aclaró su madre en un molesto tono, como si fuera él el que estuviera jugando. En serio, ¿qué le pasaba a su familia? ¿Por qué era tan difícil creer que Haley era su novia?
—De hecho —dijo Trevor un poco tímido—, yo estaba por invitarla al cine y a cenar luego de la fiesta.
La mandíbula de Jason cayó tan pesadamente, que se sorprendió de que no se le desprendiera. Rápidamente se recuperó para amenazar a su primo.
—¡Te mantendrás alejado de mi novia! —dijo señalándolo. Volvió su dedo hacia el resto de su familia—. Lo único que sé en este momento, es que los odio a todos.
Rodaron sus ojos. Su dedo se detuvo frente a su padre. Le estrechó los ojos al viejo.
—¡Y nunca más compartiré la comida de Haley contigo de nuevo!
Jared jadeó.
—Pero… pero… pero…
Con eso salió de la cocina hecho una furia. Agradecía que sus amigos estuvieran aquí para él porque claramente su familia no lo estaba. ¿Era realmente tan difícil creer que pudiera conquistar a una mujer como Haley?
Ella no le hizo caso. Una vez más. Se inclinó hacia adelante y trató de agarrar el álbum de fotos del regazo de Haley sólo para que su mano fuera apartada por dos mujeres.
—¡Maldita sea, mamá! Esto se supone que es una barbacoa. ¿No deberías estar mezclándote y ser una buena anfitriona o algo en lugar de estar sentada aquí y avergonzarme?
—¡Al diablo con la barbacoa! He esperado más de treinta años para que mi único hijo traiga a una mujer a casa y no voy a ser rechazada. —Varias personas alrededor de su madre retrocedieron con elegancia mientras él sólo miraba.
—Ah, te ves tan lindo…
—Naturalmente —dijo con un resoplido.
—… vestido con los vestidos de tu madre —dijo Haley con una pequeña sonrisa malévola. Él clavó su mirada en ella. Ella simplemente sonrió dulcemente y volvió a las fotografías del infierno.
—¿Haley?
Ella lo ignoró notablemente, y rió junto a su madre.
—¿Haley? ¿Quieres algo de comer?
—¿Huh? Oh, sí, podría comerme una hamburguesa y ensalada de patatas, gracias —dijo con desdén antes de reír por algo que su madre señaló.
—Oh, eso suena bien. Tomaré lo mismo. Gracias cariño, oh, y tráenos otra soda ya que parece que se nos acabaron —dijo Megan señalando hacia las copas vacías sin quitar al vista del maldito álbum de fotos que él estaba a punto de incinerar.
¿Dónde demonios estaba la adoración y el amor? Su madre normalmente lo estaría mimando. Demonios, para este punto ya le estaría llevando su tercer plato de comida y bebida. Y no olvidemos a Haley quien debería estar llenando un plato con comida para que él robe. ¿Qué estaba mal con su mujer?
Caminó hacia la cocina, donde la comida cubría cada rincón. Mientras tomaba sus platos, su padre, quien se estaba lamiendo el glaseado de sus dedos, entró al cuarto con dos de los tíos de Jason y tres de sus primos. El bastardo escondió los pastelitos para no compartirlos. Cuando Haley cometió el error de mencionar los dos platos restantes en el maletero del auto, él corrió por ellos con su padre por detrás. El hombre en realidad lo había derribado al piso, le robó las llaves y sus amados pastelitos.
—Esos sin duda fueron los mejores pastelitos que nunca he probado —anunció felizmente su padre.
—Y no lo sabremos ya que no compartiste ninguno, bastardo egoísta —dijo el tío Chuck.
—Yo no comparto —dijo simplemente Jared. El hombre rodó los ojos.
—Entonces —dijo su primo Trevor mientras se apoyaba contra la pared, con sus brazos sobre su enorme pecho—, ¿cuánto le pagaste?
—¿De qué demonios hablas? —preguntó colocando la salsa de tomate de nuevo en la encimera.
Su primo Nate contestó.
—A lo que se refiere es, ¿por qué está ella aquí? ¿Le pagaste? ¿Te debía un favor? Sólo nos preguntábamos cómo te las arreglaste para traerla.
Comenzando a enojarse, apretó la salsa de tomate con un poco de fuerza más de la necesaria y colocó una insana cantidad en ambas hamburguesas.
—Ella es mi novia, simple y llanamente —dijo.
—Uh, huh —dijo su padre con clara incredulidad.
Jason puso de un golpe la parte de arriba de la hamburguesa, obligando a la salsa de tomate a salirse por los lados.
—¿Qué demonios quiere decir eso? ¿Por qué es tan difícil para ustedes bastardos creer que es mi novia?
Se tomaron un momento para decirle exactamente por qué no creían que ella fuera su novia.
—Es demasiado linda.
—Demasiado dulce.
—En absoluto como las zorras con las que en general sales.
—No se comporta como las perras sin cerebro que encuentras en los clubes.
—No es una molestia.
—Además, está la cosa de que nunca hayas afirmado tener una novia antes, nunca nos hablaste de ella, y nos diste a tu madre y a mí la sorpresa de nuestra vida cuando la presentaste antes. Así que verás porqué estamos tan curiosos —terminó su padre con un encogimiento de hombros.
—Además, es claramente demasiado buena para ti —agregó el tío Mark sólo por si acaso—. Esa es la principal razón por la que ninguno se cree esa historia de mierda.
Bueno, eso… dolía. No es que pudiera discutir que ella era demasiado buena para él. Lo era. No había duda de eso. Lo que en realidad dolía era que no le creyeran. Era conocido por ser un imbécil, no un mentiroso. Había una gran diferencia por lo que sabía.
Su madre eligió ese momento para entrar sonriendo. Gracias a Dios. Ella le pondría fin a este sin sentido.
—¿Necesitas ayuda con esas hamburguesas, cariño? —preguntó, frunciendo el ceño hacia la hamburguesa que había convertido en un panqueque.
Chasqueó ligeramente la lengua, mientras tiraba las hamburguesas y comenzaba de nuevo.
—Me alegra de que estés aquí mamá.
Ella le sonrió cálidamente.
Mientras miraba a los hombres de su familia, le preguntó.
—¿Qué piensas de Haley?
Su sonrisa se amplió.
—Oh, es una chica tan dulce. Me alegra que la hayas traído. —Su sonrisa se volvió nostálgica—. Sólo desearía que salieras con chicas como esas en vez de las chicas que conoces en los bares, cariño. Una mujer como esa es justo lo que necesitas. Estoy segura de que si te enderezas podrías conseguir una mujer como Haley algún…
Los hombres rieron.
Jason levantó una mano.
—Whoa, whoa, whoa, detente ahí un segundo. Traigo una mujer a casa, la presento como mi novia y ¿me das una charla sobre cómo lograr que salga conmigo? ¿Es en serio?
Ella parpadeó.
—Bueno, sí. He oído sobre algunas de esas chicas con las que sales, amor, y mientras aprecio que nunca hayas traído una a casa, realmente me gustaría verte con alguien. Sería lindo que consideraras salir con Haley. Es una mujer muy agradable.
Se paso las manos por el cabello. Esto era una locura. ¿Era esto lo que sucedía cuando un hombre llevaba a casa una mujer para que conociera a su familia? Estaba bastante seguro de que no. Esto era peor que conocer a la familia de Haley.
—¿No deberías estar toda emocionada, e intentando empujarme al matrimonio y los nietos en este punto? —preguntó no queriendo en realidad animar a su madre a eso, pero eso es lo que sucedió cuando Brad trajo a Jill a casa seis años atrás.
Megan se vio pensativa por un momento.
—Sabes que probablemente lo haría si estuvieras saliendo con ella. Es una mujer muy linda y creo que te haría mucho bien. —Sonrió—. ¿Estás pensando en invitarla a salir?
—¿Por qué demonios iba a invitar a salir a mi novia? Ella ya está saliendo conmigo. ¿Qué les pasa?
Ella rodó los ojos y le palmeó el hombro juguetonamente.
—Oh, cariño, no tienes que seguir pretendiendo. Me alegra que tengas una amiga como Haley, Todos piensan que es genial. —Se llevó los dedos a la barbilla—. Por supuesto, tu tía Ruth la ha estado empujando hacia Jeff por los últimos diez minutos y Chris y David han estado intentando invitarla a salir durante la última hora. Quiero decir, claramente es toda una captura. Lo que no entiendo es…
Jason la cortó.
—¿Hombres de mi propia familia están tras mi novia?
—Están han estado tras tu amiga —aclaró su madre en un molesto tono, como si fuera él el que estuviera jugando. En serio, ¿qué le pasaba a su familia? ¿Por qué era tan difícil creer que Haley era su novia?
—De hecho —dijo Trevor un poco tímido—, yo estaba por invitarla al cine y a cenar luego de la fiesta.
La mandíbula de Jason cayó tan pesadamente, que se sorprendió de que no se le desprendiera. Rápidamente se recuperó para amenazar a su primo.
—¡Te mantendrás alejado de mi novia! —dijo señalándolo. Volvió su dedo hacia el resto de su familia—. Lo único que sé en este momento, es que los odio a todos.
Rodaron sus ojos. Su dedo se detuvo frente a su padre. Le estrechó los ojos al viejo.
—¡Y nunca más compartiré la comida de Haley contigo de nuevo!
Jared jadeó.
—Pero… pero… pero…
Con eso salió de la cocina hecho una furia. Agradecía que sus amigos estuvieran aquí para él porque claramente su familia no lo estaba. ¿Era realmente tan difícil creer que pudiera conquistar a una mujer como Haley?
berny_girl- Mensajes : 2842
Fecha de inscripción : 10/06/2014
Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 17
—Déjame aclarar esto —dijo Brad, poniendo su cerveza en el suelo entre sus pies—. ¿Llevaste a Haley a conocer a tu familia sin ningún tipo de advertencia y te sorprendió que no creyeran que ustedes dos estaban saliendo?
—¡Sí!
—Bueno, puedo ver el por qué no te creyeron —dijo Mitch mientras agarraba otra cerveza de la hielera.
—Oh, ¿y por qué es eso? —preguntó Jason quitándole a Mitch la cerveza de las manos.
Mitch gruñó algo, pero inteligentemente lo dejó ir. Tomó otra cerveza y la destapó.
—Bueno, ¿no estaba tu madre dando lata con que sentaras cabeza? —inquirió Brad.
—Sí, y pensarías que estaría feliz cuando llevé a Haley a casa.
Brad asintió.
—¿Y durante el último año no te ha estado amenazando con encontrarte a alguien?
—Sí, pero…
—¿Y cada vez que ibas para la cena, fiesta o barbacoa tu madre no tenía a varias mujeres a mano para conocerte? —continuó Brad.
—Sí, pero…
—¿Tuvo a una mujer en la barbacoa para que la conocieras? —inquirió Mitch.
—Cinco o seis supongo —dijo Jason encogiéndose de hombros. En realidad no había puesto atención a ninguna más que para escaparse de ellas cuando lo estaban buscando. Como cualquier otra vez que su madre trató de hacer de casamentera había escogido mujeres necesitadas, más bien dependientes, que no tenían otros intereses más que ellas mismas y encontrar un novio.
Sus dos amigos inhalaron bruscamente.
—Mierda.
—Eso debe haber cabreado a Haley —dijo Brad.
—No creo que tuviera tiempo para darse cuenta. No con la mitad de los hombres de mi familia coqueteándole —dijo Jason apretando los dientes y hablando furiosamente.
—Eso es una mierda —dijo Mitch.
Era bastante mierda. Nadie lo escuchó. Fue una de las fiestas más insoportables a las que había ido alguna vez. Cuando no estaba tratando de escapar de alguna mujer dependiente realmente fastidiosa que su madre había invitado con el único propósito de casarlo estaba ocupado metiéndose en una discusión con cualquier bastardo de su familia que estuviera preguntando el número de Haley.
Como en cualquier otro momento Haley no se daba cuenta de ello para nada. Cada vez que la llevó a un lado aparte para hablar de ello sólo se rio hasta que las lágrimas bajaron por sus mejillas. Cuando regresaron a la habitación era obvio que había llorado y cada hombre lo fulminó con la mirada. Se comportaron como si Haley necesitara que la protegieran de él.
Debería haber sido dolorosamente obvio para todos en la habitación lo que sentía por Haley. No hizo un secreto del hecho de que ella era su mundo, no es que alguien le creyera. ¿Por qué era tan difícil de creer que se había reformado por Haley? No creía que hubiera alguna dificultad en ello. Incluso si no estuvo abrazándola constantemente, poniendo su brazo alrededor de ella, tomándola de la mano o tratando de besarla se los dijo, ¿pero eso había detenido a cualquiera de esos bastardos de tratar de ligársela?
—Probablemente tu familia pensó que llevaste a Haley como una trampa para conseguir que tu madre dejara de acosarte con eso de sentar cabeza y para usarla como una excusa para evitar a esas mujeres —señaló Mitch.
Jason aplastó su lata de cerveza vacía y la lanzó al cubo en la esquina de su tarima. Debería ser obvio para todos que había cambiado. Demonios, hace un año hubiera tenido a Mitch lanzando esa lata de cerveza al aire para que él pudiera dispararle con su pistola de paintball. ¿A ninguno de sus amigos le parecía extraño no sólo que la lanzara al cubo sino que su tarima y sus muebles de jardín también estuvieran limpios y reparados, su césped recién cortado y el interior de su casa estaba limpio? Esos eran cambios endemoniadamente grandes según su opinión.
—Eso es lo que estaba pensando —dijo Brad, lanzando su lata al cubo y errando. Aterrizó en el césped recién cortado de Jason. Jason furiosamente le hizo señas para que la levantara. Poniendo los ojos en blanco Brad hizo justo eso.
—Como sea. El estar aquí sentados hablando de relaciones como si fuéramos un montón de mujeres es verdaderamente aburrido —apuntó Mitch—. Vámonos de aquí. —Se paró, esperando que los otros dos hombres lo siguieran.
Brad y Jason se miraron el uno al otro, se encogieron de hombros y se pusieron de pie. Qué demonios, no era como si ellos tuvieran algo mejor que hacer dado que Jill estaba fuera con un cliente y Haley estaba visitando ventas de garaje.
—Genial, vamos a los clubes de desnudistas —dijo Mitch alegremente.
—Espera ahí, Skippy —señaló Jason, deteniéndose de golpe—. Esa mierda no va a pasar.
—¿Qué demonios quieres decir? —preguntó Mitch, sonando como un niño malhumorado—. Quiero ir a ver a chicas sexys desnudándose.
—También estoy fuera —anunció Brad, no es que fuera realmente necesario. El hombre no había estado en un club de desnudistas desde que conoció a Jill.
—Vamos, es martes. Es día de todas las alitas de pollo que puedas comer en el Club Hot Bunny. Podemos ir ahí, llenarnos, y tener unos cuantos bailes privados. Podemos salir con Candy y Mandy después de eso. ¿Qué es más divertido que el sexo con una bailarina exótica?
Por un momento Jason sólo podía ver estupefacto a su amigo. Mitch hablaba en serio, realmente en serio.
—¿Te has olvidado de algo? —le preguntó calmadamente, con más calma de la que sentía.
Mitch parecía verdaderamente confundido cuando le preguntó:
—¿De qué?
—¡Tengo una novia! —soltó bruscamente Jason, perdiendo la paciencia con rapidez—. ¿Por qué demonios querría pagarle a una mujer para que me muestre algo en lo que no estoy interesado cuando estoy saliendo con Haley? ¿Y por qué demonios pensarías que querría engañar a mi novia?
Mitch pareció incluso más confundido si fuera humanamente posible.
—¿Cómo es que la engañarías si no estás casado?
Brad y Jason sólo se quedaron viendo fijamente a Mitch. ¿Qué demonios se suponía que respondiera a eso? De hecho, le preocupaba que no hace un año hubiera estado del lado de Mitch en esta discusión. Eso era verdaderamente aterrador.
Demonios, hubiera sido el que iniciara esa discusión antes de Haley. ¡Vaya!… ¡vaya!… No era exactamente el mejor sentimiento del mundo descubrir cuán renombrado estúpido había sido una vez. En verdad había cambiado desde que conoció a Haley e impresionantemente para mejor. Sorprendentemente no se sintió cabreado o asustado porque ella había sido capaz de suscitar esos cambios en él.
—¡Vamos, hombre! Ven conmigo. Será divertido —suplicó Mitch.
Jason tomó una cerveza nueva y se dejó caer de nuevo en su silla.
—¿Qué demonios, Jason? —se quejó Mitch.
Encogiéndose de hombros, Jason tomó un largó sorbo de su cerveza.
Mitch cruzó los brazos obstinadamente mientras le fruncía el ceño a Jason.
—Nunca pensé que llegaría este día —dijo Mitch con evidente repugnancia.
—Oh, ¿qué día es ese exactamente? —preguntó Jason mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para tomar un poco de sol. Cualquier cosa era mejor que ver a un hombre adulto haciendo un mohín.
—El día en que Jason Bradford se volviera un dominado —anunció Mitch, ganándose una risa entre dientes de Brad.
Jason le lanzó una mirada asesina a Brad, pero el hombre lo ignoró. Concentró su atención en el pequeño bastardo que evidentemente estaba borracho o tal vez drogado, quizás ambas.
Resopló.
—No estoy dominado —dijo. Dado que había hecho todo menos meterse en ese pequeño pedazo de cielo8 no pensó que el término se aplicara a él. Las cosas que habían hecho juntos lo hizo reprimir un gemido. Le encantó lo que habían hecho y al mismo tiempo lo odió totalmente.
Tener a Haley pero no tenerla era difícil como el infierno. Por cualquier otra mujer simplemente se hubiera encogido de hombros por la regla de “no sexo real” y se alejaría. Pero por Haley no había nada que no haría. Era el amor de su vida, su futuro y la mujer con la que planeaba pasar el resto de su vida.
Así que por el momento había apretado los dientes y luchado contra la necesidad de saltar sobre ella cada vez que la veía. Su pequeña saltamontes quería quedarse en el juego previo así que eso era exactamente lo que iba a hacer. Siempre y cuando siguiera haciendo esa cosa increíblemente erótica con su lengua y dientes a lo largo de la cresta de su…
—Me sorprende que no esté jadeando tras ella ahora mismo —dijo Mitch, arrancando a Jason de sus pensamientos de Haley, desnuda, inclinándose… Se movió incómodamente en su asiento tan discretamente como era posible.
—No pasamos juntos cada minuto del día —replicó Jason.
Mitch se encogió de hombros.
—Más que nada.
—Bien, no estoy con ella ahora mismo, ¿cierto? —dijo Jason con brusquedad.
—Probablemente porque no te quería con ella —dijo Mitch, agarrando otra cerveza—. Probablemente se está cansando de ti.
Jason resopló. Luego para asegurarse resopló de nuevo. Su pequeña saltamontes no se estaba hartando de él. Estaba condenadamente seguro de eso. Lo adoraba completamente, lo amaba. Lo sabía incluso si la testaruda mujer no se lo había dicho todavía, pero lo haría. Entonces le diría cuánto la amaba, pero sólo después de que ella se lo dijera porque realmente no quería sentirse como un idiota diciéndolo primero. Nunca lo había dicho antes y no tenía ni la más remota idea de cómo comportarse al hacerlo ahora. Así que, el plan seguro era esperar hasta que Haley lo dijera. No tenía ni la más remota duda de que ella lo diría pronto dado que no había duda en su mente de que lo amaba.
No, la razón de que estuviera pasando el día con sus amigos hoy no era porque ella se estuviera cansando de él. Era bastante simple. Tenía prohibido durante un año ir con ella a las ventas de garaje para comprar cosas que pudiera vender. No es que le importara, no era así. Sí parecía un poco injusto para él eso es todo. No es como si deliberadamente se complicara la vida para avergonzar a Haley. Esas cosas sólo parecían pasarle a aquellos alrededor de él. La mayoría aceptaba ese pequeño hecho de la vida, pero eso no había detenido a Haley de prohibírselo.
Le decías a una o seis personas que las cosas que trataban de vender en sus patios delanteros eran mierda y de repente estaba excluido. Bueno, eso y la caja de platos antiguos que rompió quizá tuvieron algo que ver con ello. No sabía por qué el tipo estaba molesto. Le dio los cincuenta dólares por ellos. Debería ser él el que estuviera cabreado después de todo fue él el que se quedó sin cincuenta dólares por un juego de afeminados platos rotos.
—Apuesto a que Haley está fuera con otro tipo ahora mismo… ¡ay! ¿Qué demonios? —se quejó Mitch mientras se frotaba el que parecía un grave punto rojo en su frente que no había duda sería un visible chichón en la mañana.
Brad suspiró mientras levantaba la lata de cerveza medio vacía de Jason que rodó hasta detenerse a sus pies. Vació el resto de la cerveza en el césped mientras sacudía la cabeza incrédulo.
—Debiste haberlo previsto —le dijo a un enfurruñado Mitch.
—¡Sólo estaba bromeando!
Brad se encogió de hombros.
—¡Eso es una mierda!
—No hables de mi pequeña saltamontes —dijo Jason sencillamente. El hombre debería estar feliz de que todo lo que hizo fue lanzarle su cerveza.
Mitch tomó un puñado de hielo del cubo y lo presionó contra su frente.
—Ni siquiera es tan hermosa —murmuró en voz baja para sí mismo.
Jason estuvo fuera de su silla y lanzándose contra el pequeño bastardo antes de que la última sílaba saliera de su boca. Brad siendo Brad, dejó caer su cerveza y saltó entre los dos hombres segundos antes de que Jason hubiera chocado contra él. Los tres hombres cayeron de la tarima al suelo con Brad haciendo lo que podía para evitar que un muy cabreado Jason matara a Mitch.
—¡Quítamelo de encima! —gritó Mitch como una niña mientras trataba frenéticamente de alejarse arrastrándose. Con Brad sobre su espalda esforzándose todo lo posible por retenerlo, Jason se lanzó y se las arregló para agarrar la pierna de Mitch y proceder a arrastrar al hombre hacia él para que pudiera molerlo a golpes.
—¡Joder, retráctate! —gritó Brad mientras luchaba por contener a Jason.
—¡Aaah! —gritó Mitch mientras era arrastrado centímetro a centímetro hacia un futuro con un yeso de cuerpo entero. Trató en vano de hundir las uñas en el césped.
—¡No quise decirlo de ese modo! ¡Es sexy! ¡Terriblemente hermosa! ¡Sólo quería decir que has salido con mujeres realmente hermosas antes y que nunca te has comportado así antes! ¡Oh, Dios mío, no me mates! —Las palabras salieron volando de la boca de Mitch, terminando en un chillido mientras Jason lo arrastraba debajo de él y le daba la vuelta con un puño alzado y listo.
Mitch sostuvo sus manos con las palmas hacia arriba tratando de conseguir que Jason se detuviera.
—¡Juro por Dios que no quise decir eso! ¡La amo! —Ante el gruñido de ira de Jason Mitch se apresuró a continuar—. ¡No de ese modo! ¡La quiero como una amiga! ¡Pienso que es genial! ¡Juro que no quise decir eso!
—Te dije que no lo provocaras con ella —gimió Brad mientras trataba de quitar a Jason de encima del hombre, pero Jason pesaba más que él por unos buenos 14 kilos de músculo. Miró a su amigo a través de los ojos entrecerrados mientras luchaba contra el deseo de molerlo a golpes. Este era uno de sus más viejos amigos y parte de él sabía que el hombre sólo estaba provocándolo, pero él no permitía que nadie hablara o tratara a su pequeña saltamontes con nada excepto respeto.
Con apenas una furia controlada Jason respiró hondo antes de hablar.
—Dejemos esto claro de una vez por todas. —Ante el entusiasta asentimiento de Mitch, probablemente porque si Jason estaba hablando quería decir que no lo estaba moliendo a golpes, continuó—. Haley es mi mundo —dijo, ignorando los sorprendidos ojos de Mitch por el anuncio—. Porque hemos sido amigos desde que teníamos cinco años voy a ignorar este pequeño acto de estupidez. —Mitch se relajó visiblemente con el anuncio—. Siempre y cuando dejes de comerte con los ojos el trasero de mi novia.
Mitch frunció los labios, pensando en el ultimátum. Después de un minuto dejó caer los brazos a los costados y suspiró—: Preferiría que me patearan el trasero.
8 Juego de palabras, en el original Mitch dice “pussy whipped” que traducido al español es “dominado o que lo tiene bajo su bota”. Pero “pussy” es coño en español y es por eso que Jason dice que ha hecho todo menos meterse en ese pedazo de cielo.
—¡Sí!
—Bueno, puedo ver el por qué no te creyeron —dijo Mitch mientras agarraba otra cerveza de la hielera.
—Oh, ¿y por qué es eso? —preguntó Jason quitándole a Mitch la cerveza de las manos.
Mitch gruñó algo, pero inteligentemente lo dejó ir. Tomó otra cerveza y la destapó.
—Bueno, ¿no estaba tu madre dando lata con que sentaras cabeza? —inquirió Brad.
—Sí, y pensarías que estaría feliz cuando llevé a Haley a casa.
Brad asintió.
—¿Y durante el último año no te ha estado amenazando con encontrarte a alguien?
—Sí, pero…
—¿Y cada vez que ibas para la cena, fiesta o barbacoa tu madre no tenía a varias mujeres a mano para conocerte? —continuó Brad.
—Sí, pero…
—¿Tuvo a una mujer en la barbacoa para que la conocieras? —inquirió Mitch.
—Cinco o seis supongo —dijo Jason encogiéndose de hombros. En realidad no había puesto atención a ninguna más que para escaparse de ellas cuando lo estaban buscando. Como cualquier otra vez que su madre trató de hacer de casamentera había escogido mujeres necesitadas, más bien dependientes, que no tenían otros intereses más que ellas mismas y encontrar un novio.
Sus dos amigos inhalaron bruscamente.
—Mierda.
—Eso debe haber cabreado a Haley —dijo Brad.
—No creo que tuviera tiempo para darse cuenta. No con la mitad de los hombres de mi familia coqueteándole —dijo Jason apretando los dientes y hablando furiosamente.
—Eso es una mierda —dijo Mitch.
Era bastante mierda. Nadie lo escuchó. Fue una de las fiestas más insoportables a las que había ido alguna vez. Cuando no estaba tratando de escapar de alguna mujer dependiente realmente fastidiosa que su madre había invitado con el único propósito de casarlo estaba ocupado metiéndose en una discusión con cualquier bastardo de su familia que estuviera preguntando el número de Haley.
Como en cualquier otro momento Haley no se daba cuenta de ello para nada. Cada vez que la llevó a un lado aparte para hablar de ello sólo se rio hasta que las lágrimas bajaron por sus mejillas. Cuando regresaron a la habitación era obvio que había llorado y cada hombre lo fulminó con la mirada. Se comportaron como si Haley necesitara que la protegieran de él.
Debería haber sido dolorosamente obvio para todos en la habitación lo que sentía por Haley. No hizo un secreto del hecho de que ella era su mundo, no es que alguien le creyera. ¿Por qué era tan difícil de creer que se había reformado por Haley? No creía que hubiera alguna dificultad en ello. Incluso si no estuvo abrazándola constantemente, poniendo su brazo alrededor de ella, tomándola de la mano o tratando de besarla se los dijo, ¿pero eso había detenido a cualquiera de esos bastardos de tratar de ligársela?
—Probablemente tu familia pensó que llevaste a Haley como una trampa para conseguir que tu madre dejara de acosarte con eso de sentar cabeza y para usarla como una excusa para evitar a esas mujeres —señaló Mitch.
Jason aplastó su lata de cerveza vacía y la lanzó al cubo en la esquina de su tarima. Debería ser obvio para todos que había cambiado. Demonios, hace un año hubiera tenido a Mitch lanzando esa lata de cerveza al aire para que él pudiera dispararle con su pistola de paintball. ¿A ninguno de sus amigos le parecía extraño no sólo que la lanzara al cubo sino que su tarima y sus muebles de jardín también estuvieran limpios y reparados, su césped recién cortado y el interior de su casa estaba limpio? Esos eran cambios endemoniadamente grandes según su opinión.
—Eso es lo que estaba pensando —dijo Brad, lanzando su lata al cubo y errando. Aterrizó en el césped recién cortado de Jason. Jason furiosamente le hizo señas para que la levantara. Poniendo los ojos en blanco Brad hizo justo eso.
—Como sea. El estar aquí sentados hablando de relaciones como si fuéramos un montón de mujeres es verdaderamente aburrido —apuntó Mitch—. Vámonos de aquí. —Se paró, esperando que los otros dos hombres lo siguieran.
Brad y Jason se miraron el uno al otro, se encogieron de hombros y se pusieron de pie. Qué demonios, no era como si ellos tuvieran algo mejor que hacer dado que Jill estaba fuera con un cliente y Haley estaba visitando ventas de garaje.
—Genial, vamos a los clubes de desnudistas —dijo Mitch alegremente.
—Espera ahí, Skippy —señaló Jason, deteniéndose de golpe—. Esa mierda no va a pasar.
—¿Qué demonios quieres decir? —preguntó Mitch, sonando como un niño malhumorado—. Quiero ir a ver a chicas sexys desnudándose.
—También estoy fuera —anunció Brad, no es que fuera realmente necesario. El hombre no había estado en un club de desnudistas desde que conoció a Jill.
—Vamos, es martes. Es día de todas las alitas de pollo que puedas comer en el Club Hot Bunny. Podemos ir ahí, llenarnos, y tener unos cuantos bailes privados. Podemos salir con Candy y Mandy después de eso. ¿Qué es más divertido que el sexo con una bailarina exótica?
Por un momento Jason sólo podía ver estupefacto a su amigo. Mitch hablaba en serio, realmente en serio.
—¿Te has olvidado de algo? —le preguntó calmadamente, con más calma de la que sentía.
Mitch parecía verdaderamente confundido cuando le preguntó:
—¿De qué?
—¡Tengo una novia! —soltó bruscamente Jason, perdiendo la paciencia con rapidez—. ¿Por qué demonios querría pagarle a una mujer para que me muestre algo en lo que no estoy interesado cuando estoy saliendo con Haley? ¿Y por qué demonios pensarías que querría engañar a mi novia?
Mitch pareció incluso más confundido si fuera humanamente posible.
—¿Cómo es que la engañarías si no estás casado?
Brad y Jason sólo se quedaron viendo fijamente a Mitch. ¿Qué demonios se suponía que respondiera a eso? De hecho, le preocupaba que no hace un año hubiera estado del lado de Mitch en esta discusión. Eso era verdaderamente aterrador.
Demonios, hubiera sido el que iniciara esa discusión antes de Haley. ¡Vaya!… ¡vaya!… No era exactamente el mejor sentimiento del mundo descubrir cuán renombrado estúpido había sido una vez. En verdad había cambiado desde que conoció a Haley e impresionantemente para mejor. Sorprendentemente no se sintió cabreado o asustado porque ella había sido capaz de suscitar esos cambios en él.
—¡Vamos, hombre! Ven conmigo. Será divertido —suplicó Mitch.
Jason tomó una cerveza nueva y se dejó caer de nuevo en su silla.
—¿Qué demonios, Jason? —se quejó Mitch.
Encogiéndose de hombros, Jason tomó un largó sorbo de su cerveza.
Mitch cruzó los brazos obstinadamente mientras le fruncía el ceño a Jason.
—Nunca pensé que llegaría este día —dijo Mitch con evidente repugnancia.
—Oh, ¿qué día es ese exactamente? —preguntó Jason mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para tomar un poco de sol. Cualquier cosa era mejor que ver a un hombre adulto haciendo un mohín.
—El día en que Jason Bradford se volviera un dominado —anunció Mitch, ganándose una risa entre dientes de Brad.
Jason le lanzó una mirada asesina a Brad, pero el hombre lo ignoró. Concentró su atención en el pequeño bastardo que evidentemente estaba borracho o tal vez drogado, quizás ambas.
Resopló.
—No estoy dominado —dijo. Dado que había hecho todo menos meterse en ese pequeño pedazo de cielo8 no pensó que el término se aplicara a él. Las cosas que habían hecho juntos lo hizo reprimir un gemido. Le encantó lo que habían hecho y al mismo tiempo lo odió totalmente.
Tener a Haley pero no tenerla era difícil como el infierno. Por cualquier otra mujer simplemente se hubiera encogido de hombros por la regla de “no sexo real” y se alejaría. Pero por Haley no había nada que no haría. Era el amor de su vida, su futuro y la mujer con la que planeaba pasar el resto de su vida.
Así que por el momento había apretado los dientes y luchado contra la necesidad de saltar sobre ella cada vez que la veía. Su pequeña saltamontes quería quedarse en el juego previo así que eso era exactamente lo que iba a hacer. Siempre y cuando siguiera haciendo esa cosa increíblemente erótica con su lengua y dientes a lo largo de la cresta de su…
—Me sorprende que no esté jadeando tras ella ahora mismo —dijo Mitch, arrancando a Jason de sus pensamientos de Haley, desnuda, inclinándose… Se movió incómodamente en su asiento tan discretamente como era posible.
—No pasamos juntos cada minuto del día —replicó Jason.
Mitch se encogió de hombros.
—Más que nada.
—Bien, no estoy con ella ahora mismo, ¿cierto? —dijo Jason con brusquedad.
—Probablemente porque no te quería con ella —dijo Mitch, agarrando otra cerveza—. Probablemente se está cansando de ti.
Jason resopló. Luego para asegurarse resopló de nuevo. Su pequeña saltamontes no se estaba hartando de él. Estaba condenadamente seguro de eso. Lo adoraba completamente, lo amaba. Lo sabía incluso si la testaruda mujer no se lo había dicho todavía, pero lo haría. Entonces le diría cuánto la amaba, pero sólo después de que ella se lo dijera porque realmente no quería sentirse como un idiota diciéndolo primero. Nunca lo había dicho antes y no tenía ni la más remota idea de cómo comportarse al hacerlo ahora. Así que, el plan seguro era esperar hasta que Haley lo dijera. No tenía ni la más remota duda de que ella lo diría pronto dado que no había duda en su mente de que lo amaba.
No, la razón de que estuviera pasando el día con sus amigos hoy no era porque ella se estuviera cansando de él. Era bastante simple. Tenía prohibido durante un año ir con ella a las ventas de garaje para comprar cosas que pudiera vender. No es que le importara, no era así. Sí parecía un poco injusto para él eso es todo. No es como si deliberadamente se complicara la vida para avergonzar a Haley. Esas cosas sólo parecían pasarle a aquellos alrededor de él. La mayoría aceptaba ese pequeño hecho de la vida, pero eso no había detenido a Haley de prohibírselo.
Le decías a una o seis personas que las cosas que trataban de vender en sus patios delanteros eran mierda y de repente estaba excluido. Bueno, eso y la caja de platos antiguos que rompió quizá tuvieron algo que ver con ello. No sabía por qué el tipo estaba molesto. Le dio los cincuenta dólares por ellos. Debería ser él el que estuviera cabreado después de todo fue él el que se quedó sin cincuenta dólares por un juego de afeminados platos rotos.
—Apuesto a que Haley está fuera con otro tipo ahora mismo… ¡ay! ¿Qué demonios? —se quejó Mitch mientras se frotaba el que parecía un grave punto rojo en su frente que no había duda sería un visible chichón en la mañana.
Brad suspiró mientras levantaba la lata de cerveza medio vacía de Jason que rodó hasta detenerse a sus pies. Vació el resto de la cerveza en el césped mientras sacudía la cabeza incrédulo.
—Debiste haberlo previsto —le dijo a un enfurruñado Mitch.
—¡Sólo estaba bromeando!
Brad se encogió de hombros.
—¡Eso es una mierda!
—No hables de mi pequeña saltamontes —dijo Jason sencillamente. El hombre debería estar feliz de que todo lo que hizo fue lanzarle su cerveza.
Mitch tomó un puñado de hielo del cubo y lo presionó contra su frente.
—Ni siquiera es tan hermosa —murmuró en voz baja para sí mismo.
Jason estuvo fuera de su silla y lanzándose contra el pequeño bastardo antes de que la última sílaba saliera de su boca. Brad siendo Brad, dejó caer su cerveza y saltó entre los dos hombres segundos antes de que Jason hubiera chocado contra él. Los tres hombres cayeron de la tarima al suelo con Brad haciendo lo que podía para evitar que un muy cabreado Jason matara a Mitch.
—¡Quítamelo de encima! —gritó Mitch como una niña mientras trataba frenéticamente de alejarse arrastrándose. Con Brad sobre su espalda esforzándose todo lo posible por retenerlo, Jason se lanzó y se las arregló para agarrar la pierna de Mitch y proceder a arrastrar al hombre hacia él para que pudiera molerlo a golpes.
—¡Joder, retráctate! —gritó Brad mientras luchaba por contener a Jason.
—¡Aaah! —gritó Mitch mientras era arrastrado centímetro a centímetro hacia un futuro con un yeso de cuerpo entero. Trató en vano de hundir las uñas en el césped.
—¡No quise decirlo de ese modo! ¡Es sexy! ¡Terriblemente hermosa! ¡Sólo quería decir que has salido con mujeres realmente hermosas antes y que nunca te has comportado así antes! ¡Oh, Dios mío, no me mates! —Las palabras salieron volando de la boca de Mitch, terminando en un chillido mientras Jason lo arrastraba debajo de él y le daba la vuelta con un puño alzado y listo.
Mitch sostuvo sus manos con las palmas hacia arriba tratando de conseguir que Jason se detuviera.
—¡Juro por Dios que no quise decir eso! ¡La amo! —Ante el gruñido de ira de Jason Mitch se apresuró a continuar—. ¡No de ese modo! ¡La quiero como una amiga! ¡Pienso que es genial! ¡Juro que no quise decir eso!
—Te dije que no lo provocaras con ella —gimió Brad mientras trataba de quitar a Jason de encima del hombre, pero Jason pesaba más que él por unos buenos 14 kilos de músculo. Miró a su amigo a través de los ojos entrecerrados mientras luchaba contra el deseo de molerlo a golpes. Este era uno de sus más viejos amigos y parte de él sabía que el hombre sólo estaba provocándolo, pero él no permitía que nadie hablara o tratara a su pequeña saltamontes con nada excepto respeto.
Con apenas una furia controlada Jason respiró hondo antes de hablar.
—Dejemos esto claro de una vez por todas. —Ante el entusiasta asentimiento de Mitch, probablemente porque si Jason estaba hablando quería decir que no lo estaba moliendo a golpes, continuó—. Haley es mi mundo —dijo, ignorando los sorprendidos ojos de Mitch por el anuncio—. Porque hemos sido amigos desde que teníamos cinco años voy a ignorar este pequeño acto de estupidez. —Mitch se relajó visiblemente con el anuncio—. Siempre y cuando dejes de comerte con los ojos el trasero de mi novia.
Mitch frunció los labios, pensando en el ultimátum. Después de un minuto dejó caer los brazos a los costados y suspiró—: Preferiría que me patearan el trasero.
8 Juego de palabras, en el original Mitch dice “pussy whipped” que traducido al español es “dominado o que lo tiene bajo su bota”. Pero “pussy” es coño en español y es por eso que Jason dice que ha hecho todo menos meterse en ese pedazo de cielo.
berny_girl- Mensajes : 2842
Fecha de inscripción : 10/06/2014
Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
Gracias por los caps linda.
Me encantó también la familia de Jason y cómo nadie que conozca a Jason cree realmente que pueda mantener una relación, menos con alguien como Haley. Y el papá y los pastelitos, hahaha definitivamente dos gotas de agua.
Me encantó también la familia de Jason y cómo nadie que conozca a Jason cree realmente que pueda mantener una relación, menos con alguien como Haley. Y el papá y los pastelitos, hahaha definitivamente dos gotas de agua.
yiany- Mensajes : 1938
Fecha de inscripción : 23/01/2018
Edad : 41
Re: Lectura Agosto 2018
mujajajaja me encantó esa reunión familiar, si duda el Jason heredo su gusto por la comida de su padre jajajaj se volvio loco por la comida de Haley. Tan bello mi Jason diciendo que Haley es su mundo. A mi Mich le gusta provocarlo.
Maga- Mensajes : 3549
Fecha de inscripción : 26/01/2016
Edad : 37
Localización : en mi mundo
Re: Lectura Agosto 2018
La reunión estuvo un poco divertida, ahora si que Crea fama y échate a dormir, pobre Jason no lo toman en serio.
gracias pos los capítulos
gracias pos los capítulos
yiniva- Mensajes : 4916
Fecha de inscripción : 26/04/2017
Edad : 33
Re: Lectura Agosto 2018
gracias, que risa la familia de Jason
Tatine- Mensajes : 1561
Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: Lectura Agosto 2018
Gracias chicas al fin al dia.
Me encanta el libro sumamente divertido Jason es un bombon con alma de niño y Haley no se queda atras es toda una pequeña saltamontes.
A si como la familia de Jason es genial la familia de Haley son mounstrosos.
Me encanta el libro sumamente divertido Jason es un bombon con alma de niño y Haley no se queda atras es toda una pequeña saltamontes.
A si como la familia de Jason es genial la familia de Haley son mounstrosos.
mariateresa- Mensajes : 1841
Fecha de inscripción : 10/01/2017
Edad : 47
Localización : CHILE
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 18
—¡Bebé, para! —dijo Haley, riéndose.
Jason abrazó su cintura con más fuerza, impidiéndole caminar lejos.
—Quédate en casa conmigo. Te extraño —dijo, dándole su mejor puchero.
Suavemente paso sus dedos por su cabello como a él le gustaba.
—Lo siento, cariño, pero no puedo retractarme otra vez. Le prometí a Amy y a las chicas que definitivamente iría esta noche.
No había forma de que se permitiera a sí misma quedarse en casa esta noche. La semana pasada había estado tan cerca de arruinar la sorpresa contándole. Sabía que si se quedaba en casa esta noche la emoción la sobrepasaría y lo dejaría escapar, y todo lo que había atravesado durante el mes pasado planificando esto estaría arruinado.
Por supuesto nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de su abuela. Algunas veces Haley consideró darse por vencida cuando el dinero y ubicación eran un problema, pero luego la abuela se ofreció a ayudarla. La abuela encontró el lugar perfecto a más de la mitad del precio de cada sitio que Haley había mirado.
Era la primera vez que Haley alguna vez había aceptado la ayuda de su abuela. Siempre había sido importante para ella hacerlo por su cuenta sin el dinero e influencia de su familia. Por Jason se había tragado su orgullo y le había pedido a la abuela ayudar para encontrar la perfecta cabaña para alquilar. Todo iba a ser perfecto.
—¿No te importa que este de rodillas suplicándote? ¿Realmente vas a ser capaz de dejar a alguien así de patético? —demandó en un tono malhumorado.
Haley rodó sus ojos mientras arrancaba suavemente sus brazos de alrededor de su cintura.
—Es sólo por un par de horas. Ni siquiera sabrás que me he ido —le prometió ella.
Él se sentó en cuclillas haciendo todo lo posible por lucir patético.
Hizo su mejor esfuerzo por no rodar sus ojos, otra vez. Era tan malditamente lindo y dulce que no quisiera pasar una noche sin ella. Esto era algo que nunca había esperado de Jason Bradford, una de muchas cosas en realidad. Él era tan dulce y atento.
—¿Qué pasa si prometo hacerte una tanda de brownies mañana? —preguntó ella, decidida a utilizar su amor por los productos horneados en su contra.
Él soltó un bufido de incredulidad mientras se ponía de pie.
—No soy una puta que puedes comprar con deliciosos productos horneados, mujer. ¿Cómo te atreves a insultarme? —dijo con un resoplido mientras doblaba sus brazos sobre su pecho y hacia su mejor mirada malhumorada.
—Bien —dijo Haley con un suspiro—. ¿Y si te prometo hacer mañana un gran plato de glaseado y dejar que lo lamas de mí?
Tuvo que contener una sonrisa mientras Jason se movía ansiosamente y se lamía los labios pasando sus ojos ávidamente por su cuerpo.
—¿Crema de mantequilla? —graznó.
—Mmmmhmm —dijo ella, caminando hacia él. Ahuecó la parte posterior de su cabeza y tiró suavemente de él hacia abajo para un beso rápido—. Y si eres bueno podría lamer un poco de ti —dijo, amando la idea.
—Consigue tu propio tazón de glaseado. Yo no comparto —dijo simplemente, dándole un último beso antes de salir por la puerta, silbando alegremente, sin duda pensando en el gran tazón de glaseado que iba a devorar mañana.
Con una sonrisa, ella agarró su pequeño bolso negro y salió por la puerta. No estaba demasiado sorprendida al encontrar a Jason jugando baloncesto con Mitch y Brad. No es que alguna vez lo esperara, pero era bueno saber que Jason la elegía por encima de sus amigos. No era el tipo de mujer que espera la atención de un hombre 24/7, pero era agradable saber que era de ella si quería.
Lanzó un beso en su dirección y no pudo evitar reírse cuando Mitch saltó frente a Jason para atraparlo.
—¡Ese era mi beso, hijo de puta! —gritó Jason, colocando un fuerte asimiento en Mitch y tacleándolo hasta el suelo mientras que Brad suspiraba.
Realmente era adorable. Tal vez le haría una gran tanda de brownies para acompañar ese plato de glaseado.
—¡Y deja de mirar su trasero! —le recriminó Jason.
Jason abrazó su cintura con más fuerza, impidiéndole caminar lejos.
—Quédate en casa conmigo. Te extraño —dijo, dándole su mejor puchero.
Suavemente paso sus dedos por su cabello como a él le gustaba.
—Lo siento, cariño, pero no puedo retractarme otra vez. Le prometí a Amy y a las chicas que definitivamente iría esta noche.
No había forma de que se permitiera a sí misma quedarse en casa esta noche. La semana pasada había estado tan cerca de arruinar la sorpresa contándole. Sabía que si se quedaba en casa esta noche la emoción la sobrepasaría y lo dejaría escapar, y todo lo que había atravesado durante el mes pasado planificando esto estaría arruinado.
Por supuesto nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de su abuela. Algunas veces Haley consideró darse por vencida cuando el dinero y ubicación eran un problema, pero luego la abuela se ofreció a ayudarla. La abuela encontró el lugar perfecto a más de la mitad del precio de cada sitio que Haley había mirado.
Era la primera vez que Haley alguna vez había aceptado la ayuda de su abuela. Siempre había sido importante para ella hacerlo por su cuenta sin el dinero e influencia de su familia. Por Jason se había tragado su orgullo y le había pedido a la abuela ayudar para encontrar la perfecta cabaña para alquilar. Todo iba a ser perfecto.
—¿No te importa que este de rodillas suplicándote? ¿Realmente vas a ser capaz de dejar a alguien así de patético? —demandó en un tono malhumorado.
Haley rodó sus ojos mientras arrancaba suavemente sus brazos de alrededor de su cintura.
—Es sólo por un par de horas. Ni siquiera sabrás que me he ido —le prometió ella.
Él se sentó en cuclillas haciendo todo lo posible por lucir patético.
Hizo su mejor esfuerzo por no rodar sus ojos, otra vez. Era tan malditamente lindo y dulce que no quisiera pasar una noche sin ella. Esto era algo que nunca había esperado de Jason Bradford, una de muchas cosas en realidad. Él era tan dulce y atento.
—¿Qué pasa si prometo hacerte una tanda de brownies mañana? —preguntó ella, decidida a utilizar su amor por los productos horneados en su contra.
Él soltó un bufido de incredulidad mientras se ponía de pie.
—No soy una puta que puedes comprar con deliciosos productos horneados, mujer. ¿Cómo te atreves a insultarme? —dijo con un resoplido mientras doblaba sus brazos sobre su pecho y hacia su mejor mirada malhumorada.
—Bien —dijo Haley con un suspiro—. ¿Y si te prometo hacer mañana un gran plato de glaseado y dejar que lo lamas de mí?
Tuvo que contener una sonrisa mientras Jason se movía ansiosamente y se lamía los labios pasando sus ojos ávidamente por su cuerpo.
—¿Crema de mantequilla? —graznó.
—Mmmmhmm —dijo ella, caminando hacia él. Ahuecó la parte posterior de su cabeza y tiró suavemente de él hacia abajo para un beso rápido—. Y si eres bueno podría lamer un poco de ti —dijo, amando la idea.
—Consigue tu propio tazón de glaseado. Yo no comparto —dijo simplemente, dándole un último beso antes de salir por la puerta, silbando alegremente, sin duda pensando en el gran tazón de glaseado que iba a devorar mañana.
Con una sonrisa, ella agarró su pequeño bolso negro y salió por la puerta. No estaba demasiado sorprendida al encontrar a Jason jugando baloncesto con Mitch y Brad. No es que alguna vez lo esperara, pero era bueno saber que Jason la elegía por encima de sus amigos. No era el tipo de mujer que espera la atención de un hombre 24/7, pero era agradable saber que era de ella si quería.
Lanzó un beso en su dirección y no pudo evitar reírse cuando Mitch saltó frente a Jason para atraparlo.
—¡Ese era mi beso, hijo de puta! —gritó Jason, colocando un fuerte asimiento en Mitch y tacleándolo hasta el suelo mientras que Brad suspiraba.
Realmente era adorable. Tal vez le haría una gran tanda de brownies para acompañar ese plato de glaseado.
—¡Y deja de mirar su trasero! —le recriminó Jason.
—Oh Dios mío, no puedo creer que hayas venido —dijo Amy, apoyándose en su silla mientras observaba a Haley acercarse a la mesa.
—Probablemente él está justo detrás de ella —señaló Sarah con una sonrisa.
—Ja, ja, muy divertido —dijo Haley, tomando el único asiento vacío en la mesa mientras sus cuatro amigas y una mujer que ella no tenía absolutamente ninguna idea de quién era, le daban miradas de complicidad.
Amy hizo un gesto hacia la nueva mujer.
—Ésta es mi amiga, Kate. Kate, ella es Haley, la mujer de la que te hablé.
Frunciendo el ceño, Haley se estiró para estrechar la arreglada mano de la mujer. No podía dejar de preguntarse qué había dicho Amy sobre ella. Afortunadamente, no tuvo que preguntárselo por mucho tiempo.
—Así que, ¿ésta es la mujer que puso a Jason Bradford de rodillas? —preguntó Kate, ladeando su cabeza hacia un lado mientras pasaba un evaluador ojo sobre Haley. Haley no se perdió la sacudida en los labios de la mujer cuando llegó a sus gafas. Obviamente, la mujer pensaba que ella era poco.
A Haley no le importaba lo que la mujer pensaba. No era la primera vez que alguien tenía dificultades creyendo que estaba con Jason y probablemente no sería la última. No se podía negar que no era el tipo usual de Jason. No vivió al lado del hombre durante cinco años sin aprender una cosa o dos. Por supuesto nunca veía a las mujeres hasta después de que él las botaba y estaban borrachas gritando, pero era bastante fácil de adivinar su tipo.
Al viejo Jason, como le gustaba pensar del Jason no tan dulce que solía conducirla a la locura, le gustaban las mujeres que eran un anuncio ambulante y viviente de sexo. Algo así como Kate, pensó Haley con un gemido interior. Con su largo, perfecto y sedoso cabello azabache, maquillaje que la hacía lucir sensual y ropa que era un poco demasiado apretada y mostraba demasiado, Kate podría ser un anuncio andante del tipo de Jason.
A juzgar por la petulante sonrisa en el rostro de la mujer, había adivinado lo que Haley estaba pensando.
—¿Cuánto han estado juntos ustedes dos? —le preguntó Kate casualmente, pero Haley no se perdió el brillo calculador en sus ojos.
Antes de que pudiera decirle que no era de su incumbencia Amy respondió por ella.
—Unos dos meses.
La mirada sorprendida de Kate fue gratificante. Ella sabía que había durado con Jason más que ninguna otra mujer, sorprendentemente ya que nunca habían tenido sexo. Bueno, hizo unas mil y una diabluras con él y mantuvo su interés por sus productos horneados, pero eso no era ni aquí ni allá. Estaba bastante segura de que realmente se preocupaba por ella, tal vez incluso la amaba.
Está bien, amor podría ser presionar a un hombre como Jason, pero estaba muy segura de que él se preocupaba por ella. Era siempre dulce con ella y parecía genuinamente feliz de verla. Sin olvidar que él salía de su camino para pasar tiempo con ella. No estaba completamente segura, pero no creía que él hubiera hecho eso con nadie antes que ella.
—Eso es bastante impresionante —murmuró Kate distraídamente.
Amy hizo caso omiso de su comentario, inclinándose más hacia Haley con un brillo de impío interés en sus ojos.
—¿Y bien? —dijo con expectación.
Haley sólo pudo fruncir el ceño mientras miraba más allá de su amiga a la camarera. De pronto tuvo la sensación de que la única manera de sobrevivir a esta noche de chicas era con una gran cantidad de alcohol.
Ella miró hacia atrás y se sorprendió al encontrar a Beth, Alice, y Jen inclinándose hacia ella con expresiones similares.
—Bueno, ¿qué? —preguntó Haley, preguntándose si necesitaba empezar a hacerles pruebas de drogas a sus amigas. Estaban seriamente asustándola.
Como una rodaron los ojos. Fue seriamente espeluznante. Apenas luchó con la necesidad de huir.
—¿Ya te has acostado con él? —soltó Amy con entusiasmo.
—Oh... eso —dijo, retorciéndose y sintiéndose un poco tímida—. Dormimos juntos todas las noches —dijo, esperando que dejaran ir el tema, especialmente por la forma en que Kate la estaba mirando.
Beth resopló.
—Sabemos que duermen juntos todas las noches. ¡Lo que te estamos preguntando es si finalmente tuviste sexo con el hombre!
Sus mejillas comenzaron a arder ante ese pequeño anuncio.
Kate parecía confundida.
—Acaba de decir que duerme con él.
Amy se inclinó en su silla, tomando un sorbo de su Martini.
—Haley no duerme con un hombre a menos que esté enamorada de él. ¿Cierto? —dijo, dando a Haley una mirada incisiva.
¿Por qué oh por qué había compartido ese pequeño dato hace tantos años en la universidad? Oh, es cierto, había estado borracha.
Se retorció incómodamente en su asiento.
—Sólo quiero estar segura —murmuró ella patéticamente.
Kate se irguió, levantando su mano para detener a las amigas de Haley cuando abrieron sus bocas, sin duda para otra de sus conferencias sobre sexo en el siglo XXI. Ninguna de ellas entendía por qué quería esperar.
—¿Has mantenido a Jason Bradford interesado durante dos meses y aún no has tenido sexo con él? —preguntó, claramente tan sorprendida como sus amigas.
—Sí —dijo ella un poco a la defensiva—. Nuestra relación no es sobre sexo.
Kate se recostó de nuevo, dándole otra vez una mirada condescendiente.
—Claramente.
Haley abrió la boca para cantarle sus verdades a la mujer cuando Beth la cortó.
—Oh, mira eso —dijo Beth, gesticulando con su bebida rosa hacia la entrada del bar. Todo el mundo miró y se rieron entre dientes y por una vez Haley se alegró de vivir en un pueblo pequeño.
Jason la vio y saludó con la mano y luego, por supuesto, golpeó a Mitch en la cabeza cuando el hombre lanzó un beso hacia ella. Rodando los ojos, Haley se levantó y agarró su bolso.
—Ya vuelvo —dijo, no muy segura de sí lo haría. Realmente no tenía ganas de pasar una noche siendo acosada nuevamente por su virginidad.
—Uh huh —dijo Beth.
—Por supuesto —dijo Amy.
Haley no se molestó en discutir con ellas. No estaba de humor. Todo lo que quería hacer era acurrucarse con Jason mientras él la alimentaba con sus alitas de pollo. ¿Era mucho pedir? Ella se acercó a su mesa. Él hizo una pausa en medio de su pedido cuando la vio. Frunciendo el ceño, le pidió a la camarera que volviera en unos pocos minutos.
—¿Qué pasa mi pequeño saltamontes? —le preguntó, tirando de ella contra su costado.
—La noche de chicas apesta —murmuró patéticamente contra su hombro.
Él echó a reír, presionando un beso en la cima de su cabeza.
—¿Quieres unirte a la noche de chicos? —preguntó, sonando divertido.
Tras una breve pausa ella preguntó—: ¿Tengo que tener un pene?
—Creo que podemos pasar por alto este requisito esta noche —dijo, riéndose.
—¿Me compras alitas de pollo? —murmuró ella, trazando círculos sobre su rodilla.
Él suspiró pesadamente.
—Si debo hacerlo.
—Es necesario —dijo solemnemente.
—Muy bien. ¿Algo más?
Sacudió su cabeza poniéndose de pie.
—No, solo eso —anunció ella, inclinándose para presionar un beso en su mejilla.
—Yo te pediré alitas de pollo si me besas —ofreció Mitch—. De hecho, si besas mi… ¡Ow! ¡Maldición! —espetó, fulminando con la mirada a Brad.
Brad hizo un gesto hacia Jason con su cerveza.
—Ahorra tiempo de esta manera.
Riéndose y ya sintiéndose mejor, dio a Jason un último beso antes de ir al baño, donde, sin duda, pasaría la mitad de la noche haciendo la fila.
—Probablemente él está justo detrás de ella —señaló Sarah con una sonrisa.
—Ja, ja, muy divertido —dijo Haley, tomando el único asiento vacío en la mesa mientras sus cuatro amigas y una mujer que ella no tenía absolutamente ninguna idea de quién era, le daban miradas de complicidad.
Amy hizo un gesto hacia la nueva mujer.
—Ésta es mi amiga, Kate. Kate, ella es Haley, la mujer de la que te hablé.
Frunciendo el ceño, Haley se estiró para estrechar la arreglada mano de la mujer. No podía dejar de preguntarse qué había dicho Amy sobre ella. Afortunadamente, no tuvo que preguntárselo por mucho tiempo.
—Así que, ¿ésta es la mujer que puso a Jason Bradford de rodillas? —preguntó Kate, ladeando su cabeza hacia un lado mientras pasaba un evaluador ojo sobre Haley. Haley no se perdió la sacudida en los labios de la mujer cuando llegó a sus gafas. Obviamente, la mujer pensaba que ella era poco.
A Haley no le importaba lo que la mujer pensaba. No era la primera vez que alguien tenía dificultades creyendo que estaba con Jason y probablemente no sería la última. No se podía negar que no era el tipo usual de Jason. No vivió al lado del hombre durante cinco años sin aprender una cosa o dos. Por supuesto nunca veía a las mujeres hasta después de que él las botaba y estaban borrachas gritando, pero era bastante fácil de adivinar su tipo.
Al viejo Jason, como le gustaba pensar del Jason no tan dulce que solía conducirla a la locura, le gustaban las mujeres que eran un anuncio ambulante y viviente de sexo. Algo así como Kate, pensó Haley con un gemido interior. Con su largo, perfecto y sedoso cabello azabache, maquillaje que la hacía lucir sensual y ropa que era un poco demasiado apretada y mostraba demasiado, Kate podría ser un anuncio andante del tipo de Jason.
A juzgar por la petulante sonrisa en el rostro de la mujer, había adivinado lo que Haley estaba pensando.
—¿Cuánto han estado juntos ustedes dos? —le preguntó Kate casualmente, pero Haley no se perdió el brillo calculador en sus ojos.
Antes de que pudiera decirle que no era de su incumbencia Amy respondió por ella.
—Unos dos meses.
La mirada sorprendida de Kate fue gratificante. Ella sabía que había durado con Jason más que ninguna otra mujer, sorprendentemente ya que nunca habían tenido sexo. Bueno, hizo unas mil y una diabluras con él y mantuvo su interés por sus productos horneados, pero eso no era ni aquí ni allá. Estaba bastante segura de que realmente se preocupaba por ella, tal vez incluso la amaba.
Está bien, amor podría ser presionar a un hombre como Jason, pero estaba muy segura de que él se preocupaba por ella. Era siempre dulce con ella y parecía genuinamente feliz de verla. Sin olvidar que él salía de su camino para pasar tiempo con ella. No estaba completamente segura, pero no creía que él hubiera hecho eso con nadie antes que ella.
—Eso es bastante impresionante —murmuró Kate distraídamente.
Amy hizo caso omiso de su comentario, inclinándose más hacia Haley con un brillo de impío interés en sus ojos.
—¿Y bien? —dijo con expectación.
Haley sólo pudo fruncir el ceño mientras miraba más allá de su amiga a la camarera. De pronto tuvo la sensación de que la única manera de sobrevivir a esta noche de chicas era con una gran cantidad de alcohol.
Ella miró hacia atrás y se sorprendió al encontrar a Beth, Alice, y Jen inclinándose hacia ella con expresiones similares.
—Bueno, ¿qué? —preguntó Haley, preguntándose si necesitaba empezar a hacerles pruebas de drogas a sus amigas. Estaban seriamente asustándola.
Como una rodaron los ojos. Fue seriamente espeluznante. Apenas luchó con la necesidad de huir.
—¿Ya te has acostado con él? —soltó Amy con entusiasmo.
—Oh... eso —dijo, retorciéndose y sintiéndose un poco tímida—. Dormimos juntos todas las noches —dijo, esperando que dejaran ir el tema, especialmente por la forma en que Kate la estaba mirando.
Beth resopló.
—Sabemos que duermen juntos todas las noches. ¡Lo que te estamos preguntando es si finalmente tuviste sexo con el hombre!
Sus mejillas comenzaron a arder ante ese pequeño anuncio.
Kate parecía confundida.
—Acaba de decir que duerme con él.
Amy se inclinó en su silla, tomando un sorbo de su Martini.
—Haley no duerme con un hombre a menos que esté enamorada de él. ¿Cierto? —dijo, dando a Haley una mirada incisiva.
¿Por qué oh por qué había compartido ese pequeño dato hace tantos años en la universidad? Oh, es cierto, había estado borracha.
Se retorció incómodamente en su asiento.
—Sólo quiero estar segura —murmuró ella patéticamente.
Kate se irguió, levantando su mano para detener a las amigas de Haley cuando abrieron sus bocas, sin duda para otra de sus conferencias sobre sexo en el siglo XXI. Ninguna de ellas entendía por qué quería esperar.
—¿Has mantenido a Jason Bradford interesado durante dos meses y aún no has tenido sexo con él? —preguntó, claramente tan sorprendida como sus amigas.
—Sí —dijo ella un poco a la defensiva—. Nuestra relación no es sobre sexo.
Kate se recostó de nuevo, dándole otra vez una mirada condescendiente.
—Claramente.
Haley abrió la boca para cantarle sus verdades a la mujer cuando Beth la cortó.
—Oh, mira eso —dijo Beth, gesticulando con su bebida rosa hacia la entrada del bar. Todo el mundo miró y se rieron entre dientes y por una vez Haley se alegró de vivir en un pueblo pequeño.
Jason la vio y saludó con la mano y luego, por supuesto, golpeó a Mitch en la cabeza cuando el hombre lanzó un beso hacia ella. Rodando los ojos, Haley se levantó y agarró su bolso.
—Ya vuelvo —dijo, no muy segura de sí lo haría. Realmente no tenía ganas de pasar una noche siendo acosada nuevamente por su virginidad.
—Uh huh —dijo Beth.
—Por supuesto —dijo Amy.
Haley no se molestó en discutir con ellas. No estaba de humor. Todo lo que quería hacer era acurrucarse con Jason mientras él la alimentaba con sus alitas de pollo. ¿Era mucho pedir? Ella se acercó a su mesa. Él hizo una pausa en medio de su pedido cuando la vio. Frunciendo el ceño, le pidió a la camarera que volviera en unos pocos minutos.
—¿Qué pasa mi pequeño saltamontes? —le preguntó, tirando de ella contra su costado.
—La noche de chicas apesta —murmuró patéticamente contra su hombro.
Él echó a reír, presionando un beso en la cima de su cabeza.
—¿Quieres unirte a la noche de chicos? —preguntó, sonando divertido.
Tras una breve pausa ella preguntó—: ¿Tengo que tener un pene?
—Creo que podemos pasar por alto este requisito esta noche —dijo, riéndose.
—¿Me compras alitas de pollo? —murmuró ella, trazando círculos sobre su rodilla.
Él suspiró pesadamente.
—Si debo hacerlo.
—Es necesario —dijo solemnemente.
—Muy bien. ¿Algo más?
Sacudió su cabeza poniéndose de pie.
—No, solo eso —anunció ella, inclinándose para presionar un beso en su mejilla.
—Yo te pediré alitas de pollo si me besas —ofreció Mitch—. De hecho, si besas mi… ¡Ow! ¡Maldición! —espetó, fulminando con la mirada a Brad.
Brad hizo un gesto hacia Jason con su cerveza.
—Ahorra tiempo de esta manera.
Riéndose y ya sintiéndose mejor, dio a Jason un último beso antes de ir al baño, donde, sin duda, pasaría la mitad de la noche haciendo la fila.
berny_girl- Mensajes : 2842
Fecha de inscripción : 10/06/2014
Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 19
—¿Acabas de gruñir? —preguntó Mitch, riendo.
Jason arrancó sus ojos del trasero en retirada de su pequeña saltamontes y le frunció el ceño al hombre.
—No. —Pero lo hizo. Oh maldición, lo hizo. Había estado imaginándose quitándole el glaseado a Haley a lametazos de unas cien maneras diferentes desde que ella se lo había ofrecido.
Lamer glaseado de una mujer era una simple fantasía y una que había soñado hacer por años, pero no había encontrado a la mujer correcta con quién compartirlo. No había ninguna duda de que podría haberle pedido a cualquiera de las incontables mujeres con las que había dormido en el pasado que viviera con él, esta pequeña fantasía pervertida antes, pero nunca se sintió lo suficientemente cómodo con ninguna de ellas.
Con Haley…
No había nada sobre lo que no pudiera hablar con la mujer. De hecho, le había mencionado esta fantasía apenas la semana pasada. Después de que juguetonamente, lo tentara por al menos una hora sobre ello, juró que lo dejaría lamer cualquier cosa que quisiera de su cuerpo. En cualquier momento. Treinta segundos después estaba luchando por meter sus malditas piernas en sus pantalones y mentalmente haciendo una lista de compras cuando ella regresó a su habitación esbozando una sonrisa y llevando puesto un bikini de crema batida.
Podía haberla derribado al suelo y quitado a lametazos cada condenado bocado cremoso antes de echarse al hombro a su saltamontes que reía tontamente y llevado al refrigerador donde procedió a ponerle todas las coberturas para helado que tenía para buen uso.
Dios, amaba a esa mujer.
—¿Disculpa? ¿Me recuerdas? —preguntó una hermosa mujer con sedoso cabello negro, sacándolo de sus pensamientos.
Jason la miró y frunció el ceño. No tenía ni idea de quién demonios era ella y a juzgar por la apreciativa mirada que Mitch le estaba lanzando a ella, a él le gustaría conocerla mejor.
—No, lo siento —dijo, tomando un sorbo de su cerveza.
Su coqueta sonrisa vaciló por un segundo, y después volvió con toda su fuerza. Sin preguntar empujó la silla a su izquierda y se sentó, asegurándose de inclinarse hacia adelante lo suficiente para darle una vista de su generoso escote.
Estiró la mano para recorrer su brazo con los dedos solo para encontrar que él la apartaba.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó, sintiendo que todo su buen humor se esfumaba. No había ninguna duda de que esta mujer había visto a Haley con él hace apenas unos minutos. Es curioso cómo había habido una vez en que encontraría el comportamiento agresivo de esta mujer halagador y probablemente habría echado a su cita por ella, pero ahora estaba con Haley. Lo cabreaba sin fin el que las mujeres miraran a su pequeña saltamontes una vez y la descartaran como si no fuera nada.
—Bueno —dijo, prolongando la palabra mientras se movía en su silla, dándole un mejor vistazo de sus pechos—, estaba allá con mis amigas y curiosamente tú eras el tema de conversación. Luego repentinamente estabas aquí y no pude evitar sentir que el destino me estaba diciendo que tú y yo deberíamos pasar una larga noche sin dormir en mi cama esta noche —dijo con voz ronca.
—Mierda —murmuró Mitch, tomando un muy necesitado sorbo de cerveza.
—¿No estabas sentada con las amigas de Haley? —señaló Brad, sonando tan cabreado como él se sentía.
Ella se encogió de hombros ante el comentario de Brad.
—Estoy sentada con mi amiga —enfatizó—. Nunca sería amiga de alguien tan fría como Haley.
Con ese anuncio los tres hombres se rieron a carcajadas. Haley era muchas cosas, ¿pero fría? Diablos, no.
Todavía podía ser un poco débil, pero sólo porque de verdad se preocupaba por no herir los sentimientos de otras personas. Desde luego eso era algo en lo que necesitaban trabajar, pero estaba dispuesto a ignorarlo por ahora.
La mujer lo fulminó con la mirada mientras cruzaba los brazos por su abundante pecho, lanzándole lo que probablemente era su mejor mirada de bruja.
—Me pregunto cómo te sentirías si descubrieras que están jugando contigo —dijo bruscamente.
—Oh, ¿y quién está jugando conmigo? —preguntó Jason, todavía riéndose.
—Haley —dijo.
—Ahora puedes irte —dijo él, indicándole con la cerveza que se fuera. Maldición, las mujeres verdaderamente podían ser brujas sin corazón. Hablando mal de su pequeña saltamontes por una oportunidad con él, era bajo. Comprensible, pero bajo.
Ella inclinó la cabeza a un lado, estudiándolo.
—Oh, ¿en serio? ¿No crees que esté jugando contigo?
—Nunca pasaría —le dijo, indicándole de nuevo que se fuera. Incluso Mitch se veía como si quisiera que se fuera y eso era decir algo. Normalmente el hombre no era tan selectivo con sus compañeras de cama y para él querer que una mujer fácil se fuera decía mucho sobre lo que sentía por Haley. Jason supo que el hombre estaba comenzando a ver a Haley como una hermana sino, tendría que abofetearlo.
—¿Entonces por qué no ha dormido contigo todavía? —preguntó ella, sonriendo con suficiencia.
Todo en él se congeló con la pregunta. Sus ojos giraron rápidamente hacia sus dos amigos para ver que ambos hombres estaban mirándolo fijamente, claramente sorprendidos.
—No tienes ni idea en absoluto de qué demonios estás hablando —dijo Jason bruscamente, tratando de ignorar el temor que comenzaba a levantarse.
Habían estado juntos por dos meses y ni una vez la había presionado o cuestionado por su negativa a dormir con él. Incluso se contuvo durante esas veces en las que pensó que se moriría si no entraba en ella. Había asumido que sólo quería llevar las cosas con calma, asegurarse de que él no iba a ser un imbécil y la dejara cuando se cansara de ella.
De repente deseó haberle preguntado por qué no dormiría con él la primera y única vez que sacó el tema en lugar de sólo estar feliz porque le diera una oportunidad.
—¿Oh? Sucede que sé que no ha dormido contigo y no tiene planeado hacerlo. Está jugando contigo ahora mismo. Según ella sólo no estás a la altura de sus estándares.
Mitch lo tomó a risa.
—Encanto, ve a tratar de engañar a alguien más. No sabes una mierda de lo que estás hablando.
Levantó una ceja perfectamente depilada hacia él mientras se ponía de pie.
—¿No lo sé? Sé que no dormirá con él porque no está enamorada de él —anunció triunfante, provocando que el aire en sus pulmones saliera volando.
—Cuando te canses de que jueguen contigo llámame —dijo ella, empujando una servilleta doblada hacia él.
Él apenas fue consciente de lo que Mitch y Brad le dijeron a ella o de que Mitch tomaba la servilleta y la rompía en mil pedazos.
Haley no lo amaba.
—Jason, no te ves muy bien, hombre —dijo Mitch, poniéndose de pie y sentándose en el asiento que la bruja sin corazón acababa de desocupar. Tomó la jarra de cerveza y llenó el vaso de Jason—. Toma un trago —dijo él, empujando el vaso hacia él hasta que no tuvo otra opción que hacer justamente eso.
—Mira, no sé qué sandeces estaba escupiendo ella, pero sí sé que Haley te adora completamente —dijo Mitch con voz reconfortante, dándole un susto de muerte. Mitch no intentaría tranquilizarlo a menos que fuera malo.
—Él está en lo cierto —coincidió Brad perfectamente—. Obviamente ella está tratando de comenzar alguna mierda para Haley. Solo ignora sus estupideces. No sabe de lo que habla.
Jason forzó una sonrisa.
—Quizá tengan razón.
Mitch resopló.
—Por supuesto que estamos en lo cierto. Cualquiera que haya estado alrededor de ustedes dos los últimos dos meses sabe que no pueden quitarse las manos de encima el uno del otro.
Pero no habían hecho el amor, pensó Jason amargamente. Ella había hecho todo con él excepto eso y ahora Jason tenía una sensación de que la razón detrás de ello ya no era tan simple.
—¿Ordenaste alitas de pollo picantes? —preguntó Haley, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y poniendo un dulce beso en su mejilla.
Brad le lanzó una mirada de “te lo dije” por encima de su cerveza.
—No, todavía no —dijo él, bajando su cerveza para que pudiera tomar su mano en la suya. Sus ojos salieron disparados más allá de Haley a la mesa de mujeres que estaban mirando en su dirección y riendo. Su mandíbula se apretó casi dolorosamente ante la idea de que Haley jugara con él.
Por supuesto Haley era inconsciente de todo incluyendo el cambio en su humor.
—Bien, voy a ordenar algo en el bar entonces. Ahora regreso.
—Está bien —dijo Jason, incapaz de apartar los ojos de las mujeres riéndose de él.
Mitch y Jason deben haber seguido la dirección de su mirada.
—No le digan esto a Haley, pero la mayoría de sus amigas son unas brujas —dijo Mitch, vaciando lo último de la cerveza en su vaso.
Normalmente él estaría de acuerdo con eso, pero ahora mismo tenía un mal presentimiento de que era el objeto de una broma. En realidad no podía evitar sentir que Haley podría haber estado jugando con él todo este tiempo.
Solo había un modo de averiguarlo y esta noche tenía miedo de que consiguiera sus respuestas de un modo u otro.
—No eches esto a perder —dijo Brad, sin duda interpretando correctamente la expresión de determinación en su cara—. No sé qué está sucediendo entre Haley y tú, pero esas mujeres claramente están queriendo joderla. Por favor no te jodas a ti mismo en el proceso.
Jason no contestó de inmediato. Vacío el resto de su vaso lentamente. Finalmente, puso el vaso de nuevo en la mesa y se reclinó hacia atrás, permitiendo a sus ojos buscar a su pequeña saltamontes. Estaba en el bar riéndose por algo que Becky, la cantinera, le dijo.
No sabía qué demonios haría si descubría que su pequeña saltamontes estaba jugando con él, pero esta noche iba a averiguarlo.
Jason arrancó sus ojos del trasero en retirada de su pequeña saltamontes y le frunció el ceño al hombre.
—No. —Pero lo hizo. Oh maldición, lo hizo. Había estado imaginándose quitándole el glaseado a Haley a lametazos de unas cien maneras diferentes desde que ella se lo había ofrecido.
Lamer glaseado de una mujer era una simple fantasía y una que había soñado hacer por años, pero no había encontrado a la mujer correcta con quién compartirlo. No había ninguna duda de que podría haberle pedido a cualquiera de las incontables mujeres con las que había dormido en el pasado que viviera con él, esta pequeña fantasía pervertida antes, pero nunca se sintió lo suficientemente cómodo con ninguna de ellas.
Con Haley…
No había nada sobre lo que no pudiera hablar con la mujer. De hecho, le había mencionado esta fantasía apenas la semana pasada. Después de que juguetonamente, lo tentara por al menos una hora sobre ello, juró que lo dejaría lamer cualquier cosa que quisiera de su cuerpo. En cualquier momento. Treinta segundos después estaba luchando por meter sus malditas piernas en sus pantalones y mentalmente haciendo una lista de compras cuando ella regresó a su habitación esbozando una sonrisa y llevando puesto un bikini de crema batida.
Podía haberla derribado al suelo y quitado a lametazos cada condenado bocado cremoso antes de echarse al hombro a su saltamontes que reía tontamente y llevado al refrigerador donde procedió a ponerle todas las coberturas para helado que tenía para buen uso.
Dios, amaba a esa mujer.
—¿Disculpa? ¿Me recuerdas? —preguntó una hermosa mujer con sedoso cabello negro, sacándolo de sus pensamientos.
Jason la miró y frunció el ceño. No tenía ni idea de quién demonios era ella y a juzgar por la apreciativa mirada que Mitch le estaba lanzando a ella, a él le gustaría conocerla mejor.
—No, lo siento —dijo, tomando un sorbo de su cerveza.
Su coqueta sonrisa vaciló por un segundo, y después volvió con toda su fuerza. Sin preguntar empujó la silla a su izquierda y se sentó, asegurándose de inclinarse hacia adelante lo suficiente para darle una vista de su generoso escote.
Estiró la mano para recorrer su brazo con los dedos solo para encontrar que él la apartaba.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó, sintiendo que todo su buen humor se esfumaba. No había ninguna duda de que esta mujer había visto a Haley con él hace apenas unos minutos. Es curioso cómo había habido una vez en que encontraría el comportamiento agresivo de esta mujer halagador y probablemente habría echado a su cita por ella, pero ahora estaba con Haley. Lo cabreaba sin fin el que las mujeres miraran a su pequeña saltamontes una vez y la descartaran como si no fuera nada.
—Bueno —dijo, prolongando la palabra mientras se movía en su silla, dándole un mejor vistazo de sus pechos—, estaba allá con mis amigas y curiosamente tú eras el tema de conversación. Luego repentinamente estabas aquí y no pude evitar sentir que el destino me estaba diciendo que tú y yo deberíamos pasar una larga noche sin dormir en mi cama esta noche —dijo con voz ronca.
—Mierda —murmuró Mitch, tomando un muy necesitado sorbo de cerveza.
—¿No estabas sentada con las amigas de Haley? —señaló Brad, sonando tan cabreado como él se sentía.
Ella se encogió de hombros ante el comentario de Brad.
—Estoy sentada con mi amiga —enfatizó—. Nunca sería amiga de alguien tan fría como Haley.
Con ese anuncio los tres hombres se rieron a carcajadas. Haley era muchas cosas, ¿pero fría? Diablos, no.
Todavía podía ser un poco débil, pero sólo porque de verdad se preocupaba por no herir los sentimientos de otras personas. Desde luego eso era algo en lo que necesitaban trabajar, pero estaba dispuesto a ignorarlo por ahora.
La mujer lo fulminó con la mirada mientras cruzaba los brazos por su abundante pecho, lanzándole lo que probablemente era su mejor mirada de bruja.
—Me pregunto cómo te sentirías si descubrieras que están jugando contigo —dijo bruscamente.
—Oh, ¿y quién está jugando conmigo? —preguntó Jason, todavía riéndose.
—Haley —dijo.
—Ahora puedes irte —dijo él, indicándole con la cerveza que se fuera. Maldición, las mujeres verdaderamente podían ser brujas sin corazón. Hablando mal de su pequeña saltamontes por una oportunidad con él, era bajo. Comprensible, pero bajo.
Ella inclinó la cabeza a un lado, estudiándolo.
—Oh, ¿en serio? ¿No crees que esté jugando contigo?
—Nunca pasaría —le dijo, indicándole de nuevo que se fuera. Incluso Mitch se veía como si quisiera que se fuera y eso era decir algo. Normalmente el hombre no era tan selectivo con sus compañeras de cama y para él querer que una mujer fácil se fuera decía mucho sobre lo que sentía por Haley. Jason supo que el hombre estaba comenzando a ver a Haley como una hermana sino, tendría que abofetearlo.
—¿Entonces por qué no ha dormido contigo todavía? —preguntó ella, sonriendo con suficiencia.
Todo en él se congeló con la pregunta. Sus ojos giraron rápidamente hacia sus dos amigos para ver que ambos hombres estaban mirándolo fijamente, claramente sorprendidos.
—No tienes ni idea en absoluto de qué demonios estás hablando —dijo Jason bruscamente, tratando de ignorar el temor que comenzaba a levantarse.
Habían estado juntos por dos meses y ni una vez la había presionado o cuestionado por su negativa a dormir con él. Incluso se contuvo durante esas veces en las que pensó que se moriría si no entraba en ella. Había asumido que sólo quería llevar las cosas con calma, asegurarse de que él no iba a ser un imbécil y la dejara cuando se cansara de ella.
De repente deseó haberle preguntado por qué no dormiría con él la primera y única vez que sacó el tema en lugar de sólo estar feliz porque le diera una oportunidad.
—¿Oh? Sucede que sé que no ha dormido contigo y no tiene planeado hacerlo. Está jugando contigo ahora mismo. Según ella sólo no estás a la altura de sus estándares.
Mitch lo tomó a risa.
—Encanto, ve a tratar de engañar a alguien más. No sabes una mierda de lo que estás hablando.
Levantó una ceja perfectamente depilada hacia él mientras se ponía de pie.
—¿No lo sé? Sé que no dormirá con él porque no está enamorada de él —anunció triunfante, provocando que el aire en sus pulmones saliera volando.
—Cuando te canses de que jueguen contigo llámame —dijo ella, empujando una servilleta doblada hacia él.
Él apenas fue consciente de lo que Mitch y Brad le dijeron a ella o de que Mitch tomaba la servilleta y la rompía en mil pedazos.
Haley no lo amaba.
—Jason, no te ves muy bien, hombre —dijo Mitch, poniéndose de pie y sentándose en el asiento que la bruja sin corazón acababa de desocupar. Tomó la jarra de cerveza y llenó el vaso de Jason—. Toma un trago —dijo él, empujando el vaso hacia él hasta que no tuvo otra opción que hacer justamente eso.
—Mira, no sé qué sandeces estaba escupiendo ella, pero sí sé que Haley te adora completamente —dijo Mitch con voz reconfortante, dándole un susto de muerte. Mitch no intentaría tranquilizarlo a menos que fuera malo.
—Él está en lo cierto —coincidió Brad perfectamente—. Obviamente ella está tratando de comenzar alguna mierda para Haley. Solo ignora sus estupideces. No sabe de lo que habla.
Jason forzó una sonrisa.
—Quizá tengan razón.
Mitch resopló.
—Por supuesto que estamos en lo cierto. Cualquiera que haya estado alrededor de ustedes dos los últimos dos meses sabe que no pueden quitarse las manos de encima el uno del otro.
Pero no habían hecho el amor, pensó Jason amargamente. Ella había hecho todo con él excepto eso y ahora Jason tenía una sensación de que la razón detrás de ello ya no era tan simple.
—¿Ordenaste alitas de pollo picantes? —preguntó Haley, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y poniendo un dulce beso en su mejilla.
Brad le lanzó una mirada de “te lo dije” por encima de su cerveza.
—No, todavía no —dijo él, bajando su cerveza para que pudiera tomar su mano en la suya. Sus ojos salieron disparados más allá de Haley a la mesa de mujeres que estaban mirando en su dirección y riendo. Su mandíbula se apretó casi dolorosamente ante la idea de que Haley jugara con él.
Por supuesto Haley era inconsciente de todo incluyendo el cambio en su humor.
—Bien, voy a ordenar algo en el bar entonces. Ahora regreso.
—Está bien —dijo Jason, incapaz de apartar los ojos de las mujeres riéndose de él.
Mitch y Jason deben haber seguido la dirección de su mirada.
—No le digan esto a Haley, pero la mayoría de sus amigas son unas brujas —dijo Mitch, vaciando lo último de la cerveza en su vaso.
Normalmente él estaría de acuerdo con eso, pero ahora mismo tenía un mal presentimiento de que era el objeto de una broma. En realidad no podía evitar sentir que Haley podría haber estado jugando con él todo este tiempo.
Solo había un modo de averiguarlo y esta noche tenía miedo de que consiguiera sus respuestas de un modo u otro.
—No eches esto a perder —dijo Brad, sin duda interpretando correctamente la expresión de determinación en su cara—. No sé qué está sucediendo entre Haley y tú, pero esas mujeres claramente están queriendo joderla. Por favor no te jodas a ti mismo en el proceso.
Jason no contestó de inmediato. Vacío el resto de su vaso lentamente. Finalmente, puso el vaso de nuevo en la mesa y se reclinó hacia atrás, permitiendo a sus ojos buscar a su pequeña saltamontes. Estaba en el bar riéndose por algo que Becky, la cantinera, le dijo.
No sabía qué demonios haría si descubría que su pequeña saltamontes estaba jugando con él, pero esta noche iba a averiguarlo.
berny_girl- Mensajes : 2842
Fecha de inscripción : 10/06/2014
Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
Capitulo 20
—¿Amor, estás bien?
Jason bajó la mirada para verla y le sonrió.
—Estoy bien —dijo, rodeándola con un brazo, apretándola firmemente contra él mientras se dirigían hacia la casa de ella.
Él abrió la puerta sin una palabra. Haley lanzó su bolso en la mesita de café y se encaminó hacia su habitación más que lista para quitarse sus tacones altos y su falda.
—¿Haley? —dijo Jason, deteniéndola.
Se inclinó contra la pared mientras se quitaba los zapatos.
—¿Sí?
Se pasó una mano por el cabello.
—Me… me preguntaba si querrías ir a nadar —dijo él, pero Haley no pudo evitar sentir que no era eso lo que había querido decir.
Desde que regresó del baño no pudo evitar darse cuenta de que Jason estaba comportándose diferente. Parecía realmente molesto, pero lo negaba cada vez que le preguntaba. Sorpresivamente Mitch y Brad fueron reservados al respecto. De vez en cuando había visto a los dos hombres mandándoles miradas asesinas a sus amigas.
Más de una vez vio a sus amigas mirándolos y riéndose. Sabía que era ridículo, pero no podía evitar sentirse un poco paranoica. Probablemente no era nada.
—Nadar suena divertido —dijo ella, decidiendo que preferiría olvidarse de todo excepto de Jason—. Te veré en la piscina en diez minutos.
—Está bien —dijo Jason, sonando un poco triste, al menos eso pensó ella.
Estaba siendo ridícula, decidió.
Quince minutos después cerraba las puertas corredizas detrás de ella mientras Jason salía a la superficie. Incluso en la tenue luz de la luna, Jason era hermoso. Vio flexionarse los músculos de sus brazos mientras se pasaba los dedos por su cabello corto.
—El agua está genial —dijo Jason, haciéndole señas para que se uniera a él.
Se quitó los lentes y deseó haber encendido las luces de afuera conforme su visión se atenuaba y se volvía borrosa. Tratando de no tropezar, caminó cautelosamente el metro y medio hasta la mesa del patio, y puso sus lentes ahí.
Desafortunadamente para ella el tiempo que le llevó bajar sus lentes no ayudó a que sus ojos se adaptaran a la tenue luz. No quería arruinar un romántico chapuzón de medianoche por ponerse a encender los reflectores, pero tampoco creía que caerse de bruces fuera exactamente romántico.
¿Por qué no podía ser una candidata para cirugía láser de ojos?
Suspiró pesadamente mientras se daba la vuelta, completamente preparada para encender los reflectores y arruinar otra velada romántica gracias a su pobre visión cuando unos fuertes brazos húmedos la alzaron en brazos.
—No te preocupes, mi pequeño saltamontes, te tengo —susurró Jason, presionando un beso en su frente.
—Quizás deberíamos encender las luces —refunfuñó ella tristemente—. No puedo ver nada —admitió en voz baja, sintiendo que sus mejillas ardían de vergüenza. Era sólo otro recordatorio de que no era sexy o deseable.
—No te preocupes, no dejaré que nada te pase —prometió Jason mientras la llevaba a la piscina y la ayudaba a entrar en el agua tibia.
Mientras Jason descendía al interior de la piscina, ella se zambulló bajo el agua para humedecer su cabello. Cuando salió a la superficie tres metros más allá se echó el cabello hacia atrás y entrecerró los ojos.
—¿Jason? —dijo, tratando de separarlo del resto de las tenues sombras. En verdad no podía ver nada ahí afuera. Quizás debería…
Un pequeño grito de sorpresa salió de ella cuando unos cálidos brazos se envolvieron a su alrededor desde atrás. Jason rio suavemente entre dientes en su oído.
—¿Te asusté?
—No —mintió.
—Lo siento —dijo, depositando un beso en lo alto de su cabeza—. ¿Me perdonas?
Ella resopló enfurruñada. —No.
—¿Y si te prometo no hacerlo de nuevo? —preguntó él, sonando entretenido.
—Soltaría los puños de furia porque ambos sabemos que estarías mintiendo.
—No querríamos eso —Rió entre dientes.
—No —inhaló—, no lo querríamos.
—¿Entonces quizás me dejes compensártelo con un beso? —dijo, ya depositando húmedos besos en su cuello. Cerrando los ojos, inclinó la cabeza hacia atrás y hacia un lado para darle mejor acceso.
—Supongo que eso sería aceptable —dijo ella, reprimiendo un pequeño gemido de placer cuando Jason recorrió sus caderas y sus muslos con las manos antes de subirlas de nuevo.
—Eso es muy amable de tu parte —susurró Jason con voz ronca, subiendo con su lengua por su cuello, tomando su lóbulo en la boca y succionándolo.
Sus manos subieron rozando sus costados casi provocadoramente, deteniéndose justo bajo sus senos antes de bajar deslizándose a sus caderas. Haley estiró una mano hacia arriba y agarró su cabello mojado, tirando de él hacia abajo para el beso que le prometió.
Él devoró su boca al contacto. Su lengua empujó su camino hacia el interior de su boca y ella le dio la bienvenida, la succionó, amando el modo en que él gruñía con cada pequeño provocador lametón y succión.
Sintiéndose un poco osada, estiró su mano libre y deshizo el nudo frontal que mantenía cerrado el top de su bikini. Soltando su cabello se quitó el top con un encogimiento de hombros, dejándolo caer entre sus cuerpos.
Sus pezones se endurecieron instantáneamente por la mezcla del agua, el aire frío y el deseo por este hombre. Se sentía tan bien, pero necesitaba más. Colocando sus manos en las suyas que seguían apoyadas en sus caderas, suavemente tiró de ellas hacia arriba, deslizándolas por su húmedo cuerpo hasta que estuvieron donde ella las quería, las necesitaba.
El largo gemido dolorido de Jason mandó escalofríos a través de su cuerpo. Se arqueó en sus manos, amando el modo en el que sopesó sus pechos, los apretó y los acarició. Cuando pasó sus palmas sobre sus endurecidos pezones ella succionó su lengua, haciéndolo gemir con intensidad mientras sus manos se cerraban sobre sus pechos y los apretaba.
—Jason —murmuró desesperadamente contra su boca. Necesitaba más. Lo necesitaba a él.
Él rompió el beso y la giró en sus brazos. Su boca se cerró de golpe en la de ella mientras tiraba de ella contra él. Ella amaba el modo en el que se sentía su cálido pecho duro contra sus senos, pero amaba aún más la sensación de su dura erección presionando contra ella.
Estiró la mano entre ellos y lo ahuecó, deslizando sus dedos provocadoramente por su larga longitud hasta que encontró la gran cabeza aterciopelada sobresaliendo por lo alto de su traje de baño. Ahuecó la gran cabeza en su mano, recorriéndola con el pulgar y esparciendo las pocas gotas de excitación que goteaban.
Jason se separó de su boca con un gemido y se abrió camino hacia sus pechos, lamiendo, besando y succionando cada centímetro de piel hasta que su lengua estuvo trazando círculos alrededor de su pezón, haciéndolo endurecerse casi dolorosamente.
Sus manos subieron a jugar, agarrando cada seno y sosteniéndolo hacia su boca como una ofrenda. El hecho de que ella no podía ver lo que estaba haciendo sólo intensificaba todas y cada una de las sensaciones que le provocaba. Justo cuando pensó que se moriría si no tomaba su pezón en su boca se movió al otro pecho y comenzó la tortura de nuevo.
—¡Jason! —chilló cuando finalmente la sacó de su miseria y tomó su muy sensibilizado pezón en la boca. Pellizcó y giró suavemente su otro pezón con los dedos. Haley fue apenas consciente de que la estaba haciendo retroceder contra el lado de la piscina.
Él mantuvo el pezón en su boca, succionándolo con fuerza mientras le quitaba la parte de abajo del bikini. Haley era incapaz de hacer algo más que aferrarse con fuerza a sus hombros mientras la llevaba a la locura. Su boca dejó su pezón con un fuerte plop.
—Necesito saborearte, mi pequeña saltamontes —dijo con voz ronca mientras la levantaba y la sentaba con cuidado en el borde de la piscina—. Recuéstate.
Con cuidado, se recostó en el cemento frío. Jason agarró la parte de atrás de sus rodillas y le abrió las piernas, separándolas ampliamente.
—Tan hermosa —dijo en voz baja.
Sintió su cálido aliento cosquilleando en su muslo antes de que depositara un beso justo debajo de su rodilla. Una fresca brisa corrió por entre sus piernas, provocando sus empapados labios. No podía recordar estar así de excitada nunca antes o así de húmeda. Lo deseaba. Esta noche. Ahora.
—Jason, por favor —suplicó, tratando de no retorcerse contra la implacable superficie de cemento.
—Shhh, está bien —murmuró Jason contra su pierna. Depositó otro beso contra su muslo interior antes de bajar por su pierna con su húmeda lengua. Evitó el lugar dónde ella más lo necesitaba para pasar su lengua justo por debajo de su ombligo hacia su otra pierna.
—¡Por favor! —gimió, mientras otra brisa fresca excitaba su muy sensibilizada piel, haciéndola retorcerse desesperadamente.
—Eso no es lo que quiero oír, mi pequeña saltamontes —murmuró Jason contra su muslo. Hizo círculos con su húmeda lengua por su muslo interior antes de succionar suavemente el área.
Puso un suave beso contra la mata de suaves rizos entre sus piernas, ganándose un fuerte gemido.
—Tan húmeda —dijo, pasando la punta de su lengua entre sus pliegues—. Tan dulce.
Su lengua delineó su hendidura mientras colocaba sus rodillas sobre sus hombros. Cuando sintió sus pulgares separar sus pliegues pasó sus dedos por su cabello, alentándolo suavemente.
Pasó la punta de su lengua alrededor de su pequeño botón sensible y alrededor de su centro en lo que pareció una figura de ocho, asegurándose de no tocar los lugares que más anhelaban su toque. Separó aún más las piernas en una silenciosa invitación, haciendo que Jason se riera entre dientes.
—¿Quieres más? —preguntó, depositando un delicioso beso en su clítoris.
—Mmhmm —Se las arregló para responder.
Hizo rápidos movimientos con su lengua sobre su sensible pequeño botón como recompensa. Ella echó la cabeza hacia atrás, gimiendo con fuerza. Sus dedos tomaron su cabello en un puño, animándolo.
Contuvo el aliento cuando su lengua bajó a su centro y se deslizó dentro suavemente. Su pulgar hizo círculos en su clítoris lentamente, usando sus jugos para intensificar cada toque. Dentro y fuera su lengua se movió a un ritmo que la tuvo agarrando su cabello, jadeando, gimiendo y medio gritando su nombre. Su orgasmo la tomó desprevenida. Un minuto estaba jadeando y al siguiente estaba ondulando sus caderas y gritando su nombre hasta que estuvo ronca.
Jason depositó un rápido beso en su estómago.
—Ven aquí —dijo con firmeza.
Aún tratando de recuperar el aliento, Haley se sentó. Jason se metió entre sus piernas, manteniéndolas separadas mientras se inclinaba y tomaba su boca en un hambriento beso que le robó cualquier cordura que le hubiera quedado. Ella pasó sus manos por su cabello y hacía abajo por su espalda deteniéndose solo para quitarle el traje de baño.
Tan pronto como su erección quedó libre se rindió con su traje de baño y lo tomó en la mano. Jason gimió largo y fuerte en su boca mientras ella le quitaba su traje de baño, con cuidado de no mover la mano.
Sin una palabra él la levantó. Haley envolvió las piernas a su alrededor, amando el modo en el que se sentía. Se movió en sus brazos hasta que su dura erección estuvo presionada firmemente contra su húmedo centro.
Jason agarró su trasero, provocando su hendidura con las puntas de sus dedos mientras los movía a través del agua. Haley estaba tan atrapada en lo que estaban haciendo que no se dio cuenta de que estaban fuera del agua hasta que él la colocó en un sillón.
Él la soltó para medio arrodillarse en el sillón cerca de su rostro.
—Abre, amor —dijo, ocasionalmente acariciándose a sí mismo, frotando la cabeza por sus labios.
Haley se inclinó y lo tomó en su boca sin dudar. Estiró la mano y con suavidad agarró sus firmes pelotas mientras él se agachaba y deslizaba dos dedos dentro de ella.
—Eso es, mi pequeña saltamontes —la alentó con voz ronca.
Ella amaba hacer esto por él, amaba el modo en que él se sentía, sabía y gemía. Apartó su boca para que poder recorrer con la lengua su pene y provocar su hendidura. Él contuvo el aliento en un siseo cuando volvió a tomarlo en la boca, succionándolo con más fuerza. Ella iba a correrse pronto y estaba determinada a llevárselo con ella. Añadió su otra mano, sabiendo cuánto le gustaba eso a él mientras distraídamente cabalgaba sus dedos. Esto era tan bueno…. —No esta noche —dijo Jason repentinamente, apartándose.
—¿Qué? —preguntó aturdida cuando él se movió para yacer sobre ella. Su confusión rápidamente se convirtió en placer mientras se frotaba a sí mismo entre sus piernas. Sonriendo, lo jaló hacia abajo para un beso. Lo besó sin prisa mientras se movía sobre ella. Cuando sintió la dura cabeza aterciopelada de su erección excitar su centro jadeó en su boca. —¿Te gusta eso? —preguntó Jason cuando provocaba sus pliegues.
—Sí —siseó cuando provocó su clítoris.
—¿Me deseas? —susurró contra su boca, colocando la punta de su erección contra su núcleo de nuevo. Esta vez empujó sus caderas suavemente, excitándola.
¿Lo deseaba?
Sí.
Lo amaba y toda esta espera la estaba matando. Ya no importaba lo que deparaba el futuro. Lo quería ahora.
—Sí. —La palabra apenas salió de su boca cuando Jason empujó hacia delante.
Con fuerza.
Un pequeño grito escapó de ella mientras él embestía completamente dentro de ella. Apenas era consciente de los besos que le daba en el rostro o cómo la rodeaba con los brazos y la abrazaba con fuerza. Lo único que su mente registraba era el dolor de ser partida en dos.
Dolía demasiado. Cerró los ojos con fuerza, esperando que mejorara. No fue así. Jason siguió empujando dentro de ella, tomando sus gritos y la forma en que hundía sus uñas en su espalda como un estímulo.
Justo cuando pensaba que no podría soportarlo más se quedó quieto sobre ella y gruñó. Bueno, pensó cuando la besó con ternura en la frente, ella sabía que la primera vez iba a doler. De hecho probablemente no hubiera dolido si hubiera hablado con él sobre esto antes de que lo hicieran, pero habían estado sumergidos en el momento. Era mejor de este modo, más romántico. Le gustaba la idea de que su primera vez fuera resultado de estar fuera de control. Está bien, había dolido… mucho, pero había terminado ahora y Haley estaba contenta. Depositó un beso en su húmeda frente.
Jason se rio entre dientes, inclinándose para besar la punta de su nariz.
—Lo sabía —dijo, jadeando.
—¿Sabías qué? —preguntó confundida.
Rozó sus labios con los de él.
—Sabía que mentían cuando dijeron que no dormirías conmigo.
Jason bajó la mirada para verla y le sonrió.
—Estoy bien —dijo, rodeándola con un brazo, apretándola firmemente contra él mientras se dirigían hacia la casa de ella.
Él abrió la puerta sin una palabra. Haley lanzó su bolso en la mesita de café y se encaminó hacia su habitación más que lista para quitarse sus tacones altos y su falda.
—¿Haley? —dijo Jason, deteniéndola.
Se inclinó contra la pared mientras se quitaba los zapatos.
—¿Sí?
Se pasó una mano por el cabello.
—Me… me preguntaba si querrías ir a nadar —dijo él, pero Haley no pudo evitar sentir que no era eso lo que había querido decir.
Desde que regresó del baño no pudo evitar darse cuenta de que Jason estaba comportándose diferente. Parecía realmente molesto, pero lo negaba cada vez que le preguntaba. Sorpresivamente Mitch y Brad fueron reservados al respecto. De vez en cuando había visto a los dos hombres mandándoles miradas asesinas a sus amigas.
Más de una vez vio a sus amigas mirándolos y riéndose. Sabía que era ridículo, pero no podía evitar sentirse un poco paranoica. Probablemente no era nada.
—Nadar suena divertido —dijo ella, decidiendo que preferiría olvidarse de todo excepto de Jason—. Te veré en la piscina en diez minutos.
—Está bien —dijo Jason, sonando un poco triste, al menos eso pensó ella.
Estaba siendo ridícula, decidió.
Quince minutos después cerraba las puertas corredizas detrás de ella mientras Jason salía a la superficie. Incluso en la tenue luz de la luna, Jason era hermoso. Vio flexionarse los músculos de sus brazos mientras se pasaba los dedos por su cabello corto.
—El agua está genial —dijo Jason, haciéndole señas para que se uniera a él.
Se quitó los lentes y deseó haber encendido las luces de afuera conforme su visión se atenuaba y se volvía borrosa. Tratando de no tropezar, caminó cautelosamente el metro y medio hasta la mesa del patio, y puso sus lentes ahí.
Desafortunadamente para ella el tiempo que le llevó bajar sus lentes no ayudó a que sus ojos se adaptaran a la tenue luz. No quería arruinar un romántico chapuzón de medianoche por ponerse a encender los reflectores, pero tampoco creía que caerse de bruces fuera exactamente romántico.
¿Por qué no podía ser una candidata para cirugía láser de ojos?
Suspiró pesadamente mientras se daba la vuelta, completamente preparada para encender los reflectores y arruinar otra velada romántica gracias a su pobre visión cuando unos fuertes brazos húmedos la alzaron en brazos.
—No te preocupes, mi pequeño saltamontes, te tengo —susurró Jason, presionando un beso en su frente.
—Quizás deberíamos encender las luces —refunfuñó ella tristemente—. No puedo ver nada —admitió en voz baja, sintiendo que sus mejillas ardían de vergüenza. Era sólo otro recordatorio de que no era sexy o deseable.
—No te preocupes, no dejaré que nada te pase —prometió Jason mientras la llevaba a la piscina y la ayudaba a entrar en el agua tibia.
Mientras Jason descendía al interior de la piscina, ella se zambulló bajo el agua para humedecer su cabello. Cuando salió a la superficie tres metros más allá se echó el cabello hacia atrás y entrecerró los ojos.
—¿Jason? —dijo, tratando de separarlo del resto de las tenues sombras. En verdad no podía ver nada ahí afuera. Quizás debería…
Un pequeño grito de sorpresa salió de ella cuando unos cálidos brazos se envolvieron a su alrededor desde atrás. Jason rio suavemente entre dientes en su oído.
—¿Te asusté?
—No —mintió.
—Lo siento —dijo, depositando un beso en lo alto de su cabeza—. ¿Me perdonas?
Ella resopló enfurruñada. —No.
—¿Y si te prometo no hacerlo de nuevo? —preguntó él, sonando entretenido.
—Soltaría los puños de furia porque ambos sabemos que estarías mintiendo.
—No querríamos eso —Rió entre dientes.
—No —inhaló—, no lo querríamos.
—¿Entonces quizás me dejes compensártelo con un beso? —dijo, ya depositando húmedos besos en su cuello. Cerrando los ojos, inclinó la cabeza hacia atrás y hacia un lado para darle mejor acceso.
—Supongo que eso sería aceptable —dijo ella, reprimiendo un pequeño gemido de placer cuando Jason recorrió sus caderas y sus muslos con las manos antes de subirlas de nuevo.
—Eso es muy amable de tu parte —susurró Jason con voz ronca, subiendo con su lengua por su cuello, tomando su lóbulo en la boca y succionándolo.
Sus manos subieron rozando sus costados casi provocadoramente, deteniéndose justo bajo sus senos antes de bajar deslizándose a sus caderas. Haley estiró una mano hacia arriba y agarró su cabello mojado, tirando de él hacia abajo para el beso que le prometió.
Él devoró su boca al contacto. Su lengua empujó su camino hacia el interior de su boca y ella le dio la bienvenida, la succionó, amando el modo en que él gruñía con cada pequeño provocador lametón y succión.
Sintiéndose un poco osada, estiró su mano libre y deshizo el nudo frontal que mantenía cerrado el top de su bikini. Soltando su cabello se quitó el top con un encogimiento de hombros, dejándolo caer entre sus cuerpos.
Sus pezones se endurecieron instantáneamente por la mezcla del agua, el aire frío y el deseo por este hombre. Se sentía tan bien, pero necesitaba más. Colocando sus manos en las suyas que seguían apoyadas en sus caderas, suavemente tiró de ellas hacia arriba, deslizándolas por su húmedo cuerpo hasta que estuvieron donde ella las quería, las necesitaba.
El largo gemido dolorido de Jason mandó escalofríos a través de su cuerpo. Se arqueó en sus manos, amando el modo en el que sopesó sus pechos, los apretó y los acarició. Cuando pasó sus palmas sobre sus endurecidos pezones ella succionó su lengua, haciéndolo gemir con intensidad mientras sus manos se cerraban sobre sus pechos y los apretaba.
—Jason —murmuró desesperadamente contra su boca. Necesitaba más. Lo necesitaba a él.
Él rompió el beso y la giró en sus brazos. Su boca se cerró de golpe en la de ella mientras tiraba de ella contra él. Ella amaba el modo en el que se sentía su cálido pecho duro contra sus senos, pero amaba aún más la sensación de su dura erección presionando contra ella.
Estiró la mano entre ellos y lo ahuecó, deslizando sus dedos provocadoramente por su larga longitud hasta que encontró la gran cabeza aterciopelada sobresaliendo por lo alto de su traje de baño. Ahuecó la gran cabeza en su mano, recorriéndola con el pulgar y esparciendo las pocas gotas de excitación que goteaban.
Jason se separó de su boca con un gemido y se abrió camino hacia sus pechos, lamiendo, besando y succionando cada centímetro de piel hasta que su lengua estuvo trazando círculos alrededor de su pezón, haciéndolo endurecerse casi dolorosamente.
Sus manos subieron a jugar, agarrando cada seno y sosteniéndolo hacia su boca como una ofrenda. El hecho de que ella no podía ver lo que estaba haciendo sólo intensificaba todas y cada una de las sensaciones que le provocaba. Justo cuando pensó que se moriría si no tomaba su pezón en su boca se movió al otro pecho y comenzó la tortura de nuevo.
—¡Jason! —chilló cuando finalmente la sacó de su miseria y tomó su muy sensibilizado pezón en la boca. Pellizcó y giró suavemente su otro pezón con los dedos. Haley fue apenas consciente de que la estaba haciendo retroceder contra el lado de la piscina.
Él mantuvo el pezón en su boca, succionándolo con fuerza mientras le quitaba la parte de abajo del bikini. Haley era incapaz de hacer algo más que aferrarse con fuerza a sus hombros mientras la llevaba a la locura. Su boca dejó su pezón con un fuerte plop.
—Necesito saborearte, mi pequeña saltamontes —dijo con voz ronca mientras la levantaba y la sentaba con cuidado en el borde de la piscina—. Recuéstate.
Con cuidado, se recostó en el cemento frío. Jason agarró la parte de atrás de sus rodillas y le abrió las piernas, separándolas ampliamente.
—Tan hermosa —dijo en voz baja.
Sintió su cálido aliento cosquilleando en su muslo antes de que depositara un beso justo debajo de su rodilla. Una fresca brisa corrió por entre sus piernas, provocando sus empapados labios. No podía recordar estar así de excitada nunca antes o así de húmeda. Lo deseaba. Esta noche. Ahora.
—Jason, por favor —suplicó, tratando de no retorcerse contra la implacable superficie de cemento.
—Shhh, está bien —murmuró Jason contra su pierna. Depositó otro beso contra su muslo interior antes de bajar por su pierna con su húmeda lengua. Evitó el lugar dónde ella más lo necesitaba para pasar su lengua justo por debajo de su ombligo hacia su otra pierna.
—¡Por favor! —gimió, mientras otra brisa fresca excitaba su muy sensibilizada piel, haciéndola retorcerse desesperadamente.
—Eso no es lo que quiero oír, mi pequeña saltamontes —murmuró Jason contra su muslo. Hizo círculos con su húmeda lengua por su muslo interior antes de succionar suavemente el área.
Puso un suave beso contra la mata de suaves rizos entre sus piernas, ganándose un fuerte gemido.
—Tan húmeda —dijo, pasando la punta de su lengua entre sus pliegues—. Tan dulce.
Su lengua delineó su hendidura mientras colocaba sus rodillas sobre sus hombros. Cuando sintió sus pulgares separar sus pliegues pasó sus dedos por su cabello, alentándolo suavemente.
Pasó la punta de su lengua alrededor de su pequeño botón sensible y alrededor de su centro en lo que pareció una figura de ocho, asegurándose de no tocar los lugares que más anhelaban su toque. Separó aún más las piernas en una silenciosa invitación, haciendo que Jason se riera entre dientes.
—¿Quieres más? —preguntó, depositando un delicioso beso en su clítoris.
—Mmhmm —Se las arregló para responder.
Hizo rápidos movimientos con su lengua sobre su sensible pequeño botón como recompensa. Ella echó la cabeza hacia atrás, gimiendo con fuerza. Sus dedos tomaron su cabello en un puño, animándolo.
Contuvo el aliento cuando su lengua bajó a su centro y se deslizó dentro suavemente. Su pulgar hizo círculos en su clítoris lentamente, usando sus jugos para intensificar cada toque. Dentro y fuera su lengua se movió a un ritmo que la tuvo agarrando su cabello, jadeando, gimiendo y medio gritando su nombre. Su orgasmo la tomó desprevenida. Un minuto estaba jadeando y al siguiente estaba ondulando sus caderas y gritando su nombre hasta que estuvo ronca.
Jason depositó un rápido beso en su estómago.
—Ven aquí —dijo con firmeza.
Aún tratando de recuperar el aliento, Haley se sentó. Jason se metió entre sus piernas, manteniéndolas separadas mientras se inclinaba y tomaba su boca en un hambriento beso que le robó cualquier cordura que le hubiera quedado. Ella pasó sus manos por su cabello y hacía abajo por su espalda deteniéndose solo para quitarle el traje de baño.
Tan pronto como su erección quedó libre se rindió con su traje de baño y lo tomó en la mano. Jason gimió largo y fuerte en su boca mientras ella le quitaba su traje de baño, con cuidado de no mover la mano.
Sin una palabra él la levantó. Haley envolvió las piernas a su alrededor, amando el modo en el que se sentía. Se movió en sus brazos hasta que su dura erección estuvo presionada firmemente contra su húmedo centro.
Jason agarró su trasero, provocando su hendidura con las puntas de sus dedos mientras los movía a través del agua. Haley estaba tan atrapada en lo que estaban haciendo que no se dio cuenta de que estaban fuera del agua hasta que él la colocó en un sillón.
Él la soltó para medio arrodillarse en el sillón cerca de su rostro.
—Abre, amor —dijo, ocasionalmente acariciándose a sí mismo, frotando la cabeza por sus labios.
Haley se inclinó y lo tomó en su boca sin dudar. Estiró la mano y con suavidad agarró sus firmes pelotas mientras él se agachaba y deslizaba dos dedos dentro de ella.
—Eso es, mi pequeña saltamontes —la alentó con voz ronca.
Ella amaba hacer esto por él, amaba el modo en que él se sentía, sabía y gemía. Apartó su boca para que poder recorrer con la lengua su pene y provocar su hendidura. Él contuvo el aliento en un siseo cuando volvió a tomarlo en la boca, succionándolo con más fuerza. Ella iba a correrse pronto y estaba determinada a llevárselo con ella. Añadió su otra mano, sabiendo cuánto le gustaba eso a él mientras distraídamente cabalgaba sus dedos. Esto era tan bueno…. —No esta noche —dijo Jason repentinamente, apartándose.
—¿Qué? —preguntó aturdida cuando él se movió para yacer sobre ella. Su confusión rápidamente se convirtió en placer mientras se frotaba a sí mismo entre sus piernas. Sonriendo, lo jaló hacia abajo para un beso. Lo besó sin prisa mientras se movía sobre ella. Cuando sintió la dura cabeza aterciopelada de su erección excitar su centro jadeó en su boca. —¿Te gusta eso? —preguntó Jason cuando provocaba sus pliegues.
—Sí —siseó cuando provocó su clítoris.
—¿Me deseas? —susurró contra su boca, colocando la punta de su erección contra su núcleo de nuevo. Esta vez empujó sus caderas suavemente, excitándola.
¿Lo deseaba?
Sí.
Lo amaba y toda esta espera la estaba matando. Ya no importaba lo que deparaba el futuro. Lo quería ahora.
—Sí. —La palabra apenas salió de su boca cuando Jason empujó hacia delante.
Con fuerza.
Un pequeño grito escapó de ella mientras él embestía completamente dentro de ella. Apenas era consciente de los besos que le daba en el rostro o cómo la rodeaba con los brazos y la abrazaba con fuerza. Lo único que su mente registraba era el dolor de ser partida en dos.
Dolía demasiado. Cerró los ojos con fuerza, esperando que mejorara. No fue así. Jason siguió empujando dentro de ella, tomando sus gritos y la forma en que hundía sus uñas en su espalda como un estímulo.
Justo cuando pensaba que no podría soportarlo más se quedó quieto sobre ella y gruñó. Bueno, pensó cuando la besó con ternura en la frente, ella sabía que la primera vez iba a doler. De hecho probablemente no hubiera dolido si hubiera hablado con él sobre esto antes de que lo hicieran, pero habían estado sumergidos en el momento. Era mejor de este modo, más romántico. Le gustaba la idea de que su primera vez fuera resultado de estar fuera de control. Está bien, había dolido… mucho, pero había terminado ahora y Haley estaba contenta. Depositó un beso en su húmeda frente.
Jason se rio entre dientes, inclinándose para besar la punta de su nariz.
—Lo sabía —dijo, jadeando.
—¿Sabías qué? —preguntó confundida.
Rozó sus labios con los de él.
—Sabía que mentían cuando dijeron que no dormirías conmigo.
berny_girl- Mensajes : 2842
Fecha de inscripción : 10/06/2014
Edad : 36
Re: Lectura Agosto 2018
muy buen capítulo, tiene razón crea fama y échate a dormir, pero a la vez me encanta como es la relación de Jason y Haley, saludos y gracias
serena24- Mensajes : 174
Fecha de inscripción : 02/04/2015
Edad : 41
Re: Lectura Agosto 2018
necesita decirle que lo ama porque cuando alguien te mete una duda en la cabeza y tu por pena o algo no preguntas, destruye muchas relaciones, espero no pase con ellos
serena24- Mensajes : 174
Fecha de inscripción : 02/04/2015
Edad : 41
Re: Lectura Agosto 2018
Gracias por los caps. Las amigas de Haley definitivamente tampoco me agradan, en lugar de tratar de comprenderla y apoyarla en su decisión la acosan e ir revelando su vida íntima a una perfecta desconocida, que encima es ex de su pareja no fue muy lindo. Por otro lado odio q Jason se dejara llenar la cabeza de cucarachas y decidiera apresurar la situación, siento q Haley debió hablar claro con él, pero también me parece increíble q Jason, siendo tan versado en el sexo no notara q era virgen, que no distinguiera gruñidos de dolor y de placer y no notara que no solo no disfrutó, sino q no se corrió. Siento q mas que tener sexo porque la ama fue para demostrar un punto, 0 sentimientos.
yiany- Mensajes : 1938
Fecha de inscripción : 23/01/2018
Edad : 41
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