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Mensaje por berny_girl Vie 24 Ago - 0:11

Capitulo 7

—¡Te amo, Derek!
Jason intentó arrastrar a Haley de vuelta a su asiento, pero ella peleó contra él con uñas y dientes.
—¡Te amo, Derek!
—¡Él lo sabe, mujer! Lo ha sabido desde la primera entrada. Deja que el hombre se concentre —dijo, finalmente arreglándoselas para arrastrarla treinta centímetros cuando ese bastardo de Derek Jeter saludó a Haley con la mano. Eso acabó con todo. Ella intentó liberarse y correr hacia el campo.
Intentando no dejarla caer mientras estallaba en risas, reajustó su asidero y tiró de Haley hacia atrás hasta que estuvo sentada en su regazo. Mantuvo un brazo alrededor de su cintura mientras recuperaba su cerveza de manos de Brad.
El hombre le lanzó otra sonrisa triunfante. Durante tres días Jason había provocado al hombre con dos entradas extras. Ya sabía que él iba a ir. Había un entendimiento tácito entre Haley y él. Si ella intentaba irse sin él, le quemaría la casa, así de simple. Éste era un juego de los Yankees y los Medias Rojas, por el amor de Dios.
Al tercer día de burlas el pequeño bastardo traidor había hecho que su esposa llamara a Haley. Pequeño soplón. Como los amigos de Haley odiaban todo lo que tuviera que ver con cualquier deporte, invitó a Brad y a otro amigo suyo, Mitch. Mitch era un buen amigo y tenía un obvio enamoramiento con Haley, uno en el que ella no parecía interesada. Eso estaba bien para él porque no creía que Mitch fuera lo suficientemente bueno para su pequeña y dulce saltamontes.
—¡Vamos! ¡Él estaba a salvo! ¡Saca la cabeza de tu trasero y presta atención! —gritó Haley mientras rebotaba en su regazo, desesperada por la libertad, para sin duda arrancarle la cabeza al árbitro.
De acuerdo, pensó él, riendo por lo bajo, quizás dulce era demasiado. Su pequeño saltamontes era un pequeño petardo.
—Cálmate antes de que nos echen del estadio —dijo él, riendo.
Ella resopló y cruzó los brazos sobre su pecho a la vez que se apoyaba contra él.
—Bastardos tramposos —murmuró ella.
—¿Porque están ganando? —preguntó él, sabiendo la respuesta de antemano.
—¡Sí!
—Relájate y te compraré un dedo de espuma ―dijo él, distraídamente acariciándole el estómago con el pulgar mientras ella lo pensaba. Hoy vestía una camiseta rosa sin mangas y ajustada y un sweater abierto de los Yankees y un par de shorts que le daban a él y a cada tipo un vistazo de esas doradas bellezas.
—Ya tengo un dedo de espuma en casa —señaló ella hoscamente.
—¿Entonces qué le gustaría a mi pequeña saltamontes? —preguntó, resistiendo la necesidad de posar un beso en su espalda.
Ella lo fulminó con la mirada sobre el hombro.
—No voy a llamarte Sr. Miyagi, lo sabes.
—Sí lo harás, pero eso no es importante en este momento. ¿Qué quieres? —preguntó a la vez que sus ojos caían en sus pequeños labios que hacían un mohín. ¿Qué demonios? Apartó la vista a tiempo para ver la sucia mirada de Mitch y la sonrisa de Brad.
Haley le robó la cerveza y bebió un sorbo. Se la devolvió con una mueca.
—Está caliente.
—Bueno, me tomó más de veinte minutos arrastrarte de vuelta hasta aquí antes de que pudieras saltar el muro —señaló.
—Como sea, estás arruinando mi destino —dijo ella mientras se ponía de pie. Él la dejó ir a regañadientes, pero estaba listo para lanzarse sobre ella y arrastrarla de vuelta si era necesario. A juzgar por las miradas que les estaban dando los guardias de seguridad alrededor de ellos, también estaban preparados. Maldición, su pequeño saltamontes estaba enorgulleciéndolo. Ociosamente se preguntó si sería capaz de causar un disturbio.
—¿A dónde vas? —preguntó, queriendo que se volviera a sentar. Había estado cómodo, maldición.
Haley puso los ojos en blanco.
—No voy a empezar un disturbio ni nada. Tengo que usar el baño y quiero una bebida fría.
—Oh —dijo, poniéndose de pie al mismo tiempo que Mitch. Jason fulminó a Mitch con la mirada, pero el hombre lo ignoró y se puso de pie de un salto.
—¿Quieres algo de compañía? —preguntó Mitch, dándole a Haley su mejor sonrisa.
Haley rio suavemente.
—No, estaré bien.
Mitch se sentó de mala gana. Los dos la observaron irse mientras Brad se sentaba allí con una expresión arrogante. Se sentaron en silencio por unos minutos antes de que Jason hablara.
—Ni siquiera lo pienses —dijo firmemente.
Mitch resopló.
—Sólo porque tú creas que Haley te pertenece no significa que hables por ella.
Jason tomó un sorbo de su bebida, asintiendo lentamente antes de poner el vaso en su rodilla. —¿Qué hay de esto, entonces? Te conozco y no hay una maldita manera de que un imbécil como tú se acerqué a ella.
—Entonces, déjame entender esto. Soy lo suficientemente bueno para ser tu amigo, ¿pero no para salir con Haley?
—Exactamente. Me alegra que nos entendamos.
—¿Por qué es eso exactamente? ¿No te gusta la idea de que otro tipo entre y la consiga primero?
—Porque duermes con cualquiera, no te importa ninguna de las mujeres con las que te acuestas, y las tratas a todas como mierda. No voy permitir que le hagas nada de eso a Haley. Ella se merece a un buen tipo.
—¿Oh, como tú? —Mitch resopló—. Tratas a las mujeres peor que yo.
Jason apenas contuvo su enojo.
—No, no yo. No estoy interesado en ella de esa manera. Es una amiga, nada más.
—Sí, claro. Sigue diciéndote eso, amigo. Cualquier persona con dos ojos que funcionen puede decir que estás preparándote para atacar.
—Eso es mierda y lo sabes. Si la quisiera ya la hubiera tenido —dijo él a través de los dientes apretados.
—Sí, como que sea —murmuró Mitch—. Es una mujer adulta. Si quiere salir conmigo, puede hacerlo. No tienes opinión en el asunto.
—Lo veremos —dijo, sabiendo que si Mitch intentada algo lo molería a golpes.
—¿Veremos qué? —preguntó Haley mientras se apretujaba para entrar a la pequeña fila, haciendo equilibro con su cerveza y una bandeja llena de comida en sus brazos.
—Si los Yankees pueden recuperar el control de este juego —digo Jason suavemente.
—Lo harán —dijo Haley firmemente. Jason tuvo la extraña sensación de que si no era así, ella golpearía a alguien.
Se sentó junto a él. Él puso su cerveza caliente como la orina en el piso y tomó la suya mientras ella acomodaba la bandeja en su regazo. Tomó un sorbo de la cerveza fría mientras ella tomaba un bocado de su hot dog con lechuga fermentada. Cerró los ojos y saboreó.
—Esto está reamente bueno. —Casi gimió de deleite.
—Dame un bocado —dijo él.
Haley asintió distraídamente mientras miraba el juego. Le ofreció el hot dog. Él le dio un mordisco. Mientras masticaba se recostó hacia atrás en su asiento y no pudo dejar de sonreír mientras Mitch le fruncía el ceño. Durante los próximos diez minutos él le sostuvo la cerveza para que ella bebiera mientras ella le ofrecía comida.
Jason ni siquiera estaba seguro de que ella se diera cuenta de lo que estaban haciendo. Su foco parecía estar en el juego. Cuando su cerveza se acabó, ella la dejó a un lado y se volvió para buscar otro expendedor de cerveza.
—¡Oh, mierda! —gritó Brad mientras se ponía de pie de un salto al mismo tiempo que Mitch.
Él se volvió a tiempo para ver a Haley ponerse de pie de un salto y luego subirse al asiento. Estirando la mano mientras murmuraba, “¡Oh no, oh no, oh no!”. Se puso de pie en el mismo momento en que algo blanco golpeaba las manos de Haley. La sostuvo con todas sus fuerzas mientras perdía el equilibrio por el impacto de la pelota y varios hombres intentaban sacársela.
Antes de que él pudiera alejar de un empujón a los bastardos, Haley estaba saltando en su asiento mientras abrazaba la pelota contra su pecho. Su sonrisa era embriagadora cuando lo miró y orgullosamente le mostró la pelota.
—¡Mira!
Él unió las manos en un gesto de plegaria y se inclinó ligeramente.
—Muy bien, saltamontes. —Se enderezó a tiempo para tomarla en brazos. La hizo girar mientras ella se abrazaba apretadamente a su cuello.
—¡No puedo creer que la haya atrapado!
—¡Lo hiciste genial! ―dijo él, besándole la mejilla. La acción fue tan repentina que lo tomó por sorpresa. Cuidadosamente puso a una muy feliz Haley en el piso. Ella se sentó, todavía sonriendo mientras abrazaba la pelota.
Después de unos minutos ella dijo su nombre apretadamente.
—¿Sí?
—Creo que me rompí la mano —lloriqueó.
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—¿Segura de que no quieres ir con nosotros? —preguntó Mitch, dándole una mirada de cachorrito.
Haley se obligó a sonreír. Le gustaba Mitch, no tanto como Jason, pero no veía que eso fuera más allá de una amistad. Mitch se había estado poniendo persistente durante la semana anterior. Se estaba poniendo algo molesto.
Ella levantó la mano y el paquete de hielo.
—Lo lamento. Creo que voy a ir a relajarme. Ustedes vayan a divertirse. Vayan a los clubes o bares o lo que sea que ustedes hagan. Sin duda Jason querrá ver el show masculino6.
Mientras los otros hombres reían, Jason le sacó la lengua. Haley miró hacia la recepción.
—Ah, chicos, ¿recordaron registrarse antes?
Jason lo descartó con un movimiento de la mano.
—Tenemos una habitación reservada con la tarjeta de crédito. Estará aquí cuando regresemos.
Haley no pensaba que fuera así. Los hoteles usualmente tenían una tendencia a entregar cuartos cuando los que los tenían no aparecían, y como eran las nueve no tenía esperanzas de que el cuarto que los chicos habían reservado todavía estuviera disponible. No dijo nada sabiendo que sonaría mandona y estaba cansada de ser la que se preocupaba. No quería molestar a los chicos y arruinar su diversión.
—De acuerdo, diviértanse, chicos —dijo antes de ir hacia el elevador.
—¡Haley! ¡Espera! —exclamó Mitch. Ella casi gimió.
—¿Qué sucede? —le preguntó, sintiendo su paciencia deshacerse.
Él se encogió de hombros.
—Iba a preguntarte si querías compañía. Sé que te debe doler la mano así que pensé en hacerte compañía —dijo con una sonrisa encantadora que probablemente funcionaba en más que todo mujeres.
Sus ojos se movieron más allá de él para ver a Brad tomar a Jason por el brazo y retenerlo. ¿Qué demonios sucedía? Sacudió la cabeza mentalmente y se concentró en Mitch.
—Eso es realmente dulce, pero estaré bien. Sólo voy a mirar una película y me iré a la cama. Te veré mañana. —No le dio la oportunidad de responder antes de irse a su habitación.
Podría no tener el mejor historial en lo que respectaba a citas, pero conocía los mujeriegos cuando los veía y Mitch era definitivamente un mujeriego. No le gustaba ser sólo otra marca en la cama de un hombre.
Unos minutos después estaba cerrando la puerta de su habitación de hotel. Fue hacia la primera cama doble y buscó una aspirina en su bolso. La mano le latía como loca. Cuando no pudo encontrar ninguna, llamó al servicio de habitación pidiendo una botella y un helado grande.
Veinte minutos después estaba cómodamente sentada en un baño de burbujas mientras comía un decadente helado con salsa de chocolate caliente. Su mente vagó hacia Jason y lo bien que se había sentido el tenerlo sosteniéndola la mayor parte del día. Luego se recordó que eran sólo amigos y se obligó a ponerse más lista.
Nunca nada iba a suceder entre ellos. Jason era un amigo, un amigo realmente bueno y no arruinaría eso por nada del mundo. La amistad era una de las cosas que ella más valoraba en el mundo y no se arriesgaría a perderla. No valía la pena.
Además él probablemente estaría con alguna tonta ahora. La idea le revolvió el estómago. Dejó su helado a medio comer en el piso y gimió. A veces la amistad apestaba, pensó mientras se hundía en el agua para poder dejar salir un grito frustrado.


6 All male review: Espectáculo de bailarines masculinos usados en las despedidas de soltera.


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Mensaje por berny_girl Vie 24 Ago - 0:13

Capitulo 8

—¡Vamos, chicos! Volvamos. ¡Esas mujeres eran ardientes! —dijo Mitch por enésima vez desde que habían dejado el club.
—No —dijeron Bran y Jason a la vez.
Mitch dejó escapar un suspiro frustrado a medida que entraban en el vestíbulo del hotel.
—Sé por qué Brad no quiere, está casado, pero ¿por qué tú no?
Se encogió de hombros.
—Simplemente no quiero. ¿Eso te parece bien?
—Toda la noche rechazaste a las chicas. ¿Qué demonios te pasa? —exigió Mitch.
—Nada —murmuró. No estaba de humor para esta conversación o para Mitch. Toda la noche resistió la urgencia de pegarle un puñetazo al idiota. Cuando no estaba pensando en pegarle un puñetazo, se estaba pateando a sí mismo por dejar a Haley. Debería haberse quedado y cuidado de ella. Ella fue lo bastante genial como llevarlos con ella a ver un gran juego y la abandonaron como un montón de bastardos malagradecidos. Además, si iba a ser honesto, probablemente habría pasado un mejor rato con ella solo sentados viendo una película que yendo a un club y tener a un montón de mujeres frotándose sobre él.
—Problemas, chicos —dijo Brad cuando volvía hacia ellos desde la recepción.
—¿Qué pasa? —preguntó él.
—Cedieron nuestra habitación porque no nos registramos y ya no hay más habitaciones disponibles.
—Mierda.
—Síp.
—Oye, ¿a dónde vas? —le preguntó Jason a la espalda en retirada de Mitch.
Mitch se detuvo y le dio una mirada de “duh”.
—No tenemos cuarto. Voy a volver al club a encontrar un cuerpo caliente y una cama por esta noche.
Ese hijo de puta.
Había estado intentando meterse entre las piernas de Haley por una semana y no se detendría. Ahora estaba intentando echarse un polvo por una cama. Jason no tenía dudas de que mañana volvería a olfatear alrededor de Haley.
—¿Vienes o qué? —exigió Mitch.
Sacudió la cabeza con disgusto.
—No, ve a divertirte. Me voy a la cama.
—Como quieras —murmuró Mitch a la vez que se dirigía a la salida.
Jason empujó a Brad.
—Vamos a pedir piedad.
Brad pareció aliviado a la vez que asintió con la cabeza y le hizo un gesto a Jason para que liderara el camino.
Subieron a la habitación de Haley y golpearon. Luego de unos cuantos minutos volvieron a golpear. Finalmente la puerta se abrió revelando a una Haley con ojos soñolientos.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, intentando sofocar un bostezo.
—Cedieron nuestra habitación —dijo él con un mohín.
Ella puso sus ojos en blanco.
—Bueno, duh, no se registraron esta tarde.
—No tienes que restregarlo en nuestras narices.
—Eso no es restregarlo en sus narices, créeme. Si lo estuviera haciendo te daría una pequeña risa malvada y cerraría la puerta en tu cara.
—Buen punto —dijo, hacienda una mueca, mientras esperaba que ella no fuera a hacer justamente eso. Estaba agotado y no tenía ganas de pelear con Brad por el asiento trasero del auto.
—Entonces, ¿qué quieren?
—¿Piedad?
Ella puso los ojos en blanco.
—¿Quieren dormir acá? No hay suficiente espacio para nosotros cuatro.
Obviamente ella no había notado la ausencia de Mitch.
—Mitch se fue a otra parte por esta noche. Somos sólo Brad y yo.
Algo en su expresión cambió. ¿Estaba molesta de que Mitch no estuviera aquí? La idea lo molestó más de lo que quiso admitir.
—Muy bien, muchachos. Vamos, entren —murmuró mientras regresaba a la primera cama. Jason por supuesto se tomó su tiempo para notar la linda y pequeña remera sin mangas y los pantaloncitos de algodón a juego que abrazaban su redondo trasero bastante bien.
Ella se subió a la cama y se dejó caer debajo de las mantas. Obviamente estaba lista para ir a dormir y no iba a darles a ellos un segundo pensamiento.
—Ah, ¿Haley? —dijo Brad vacilante.
—¿Qué? Por favor, díganme que no me necesitan para cepillarse los dientes y que los arrope —murmuró en la almohada.
—Ah, no —dijo Brad, sonriendo—. ¿Está bien si duermo en calzoncillos? No quiero hacerte sentir incómoda.
Ella ondeó una mano hacia él sin mirar.
—Haz lo que quieras.
—Bien, buenas noches —dijo Brad, dirigiéndose al baño.
Jason miró alrededor de la habitación, notando solo dos camas y ningún otro mueble salvo una silla y se encogió de hombros. Se quitó la remera, los pantalones y los zapatos y empezó a subirse a la cama con Haley.
La mano de ella se levantó en un movimiento para detenerlo.
—Espera ahí, amigo —dijo, dándose la vuelta para encararlo. Señaló a la otra cama—. Ten una buena noche.
Jason frunció el ceño ante la sugerencia.
—No puedes esperar que durmamos juntos.
—Síp.
—Nop —dijo él, subiendo a la cama rápidamente y desplomándose sobre su estómago. Ella lo empujó, bueno, lo intentó de todas maneras. Él la sobrepasaba en peso después de todo.
—Fuera.
—No.
—No vas a dormir en la misma cama que yo.
—Sí, lo haré. A menos que estés planeando dormir con Brad y no creo que quieras eso. Su esposa te pateará el trasero.
Ella gruñó.
Él sonrió.
—Mira, me quedaré en mi lado y tú en el tuyo. Ambos dormiremos. Problema resuelto.
—De ninguna manera.
—¿Tienes miedo de no ser capaz de quitar tus manos de mí? —bromeó él.
Haley puso sus ojos en blanco y cayó de nuevo sobre la almohada.
—Bien, pero sólo para que lo sepas, todo lo que venga a este lado será cortado.
—Debidamente anotado —dijo él, acurrucándose más profundo en la cama.
—Oh, y si roncas te mataré mientras duermes —murmuró.
—Igualmente.
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—Ah, ¿chicos? —dijo Brad.
Haley enterró la cara más profundamente en el calor mientras intentaba bloquear a Brad y a la luz del sol entrando en la habitación.
—Vete —murmuró ella.
—Tengo hambre. Vamos a agarrar algo de desayuno —dijo Brad un poco más alto esta vez, obteniendo un gemido del cálido colchón de ella.
—Vete a la mierda. Estamos durmiendo —murmuró Jason mientras tiraba de Haley más cerca. Sorprendentemente ella fue voluntariamente. Su cabeza descansaba sobre el pecho de él bajo su barbilla, el brazo de ella yacía a lo largo de su estómago, y una pierna estaba lanzada por encima de una de las de él.
Ella se sentía tan bien en sus brazos. Nunca había sostenido así a una mujer, nunca se acurrucó con una sin importar si pasaban toda la noche juntos en la cama de ella. Normalmente cuando una mujer intentaba acurrucarse, él se sentía acorralado e irritado. Con Haley se sentía cómodo, relajado, e incluso contento. Se sentía como si perteneciera con él. No iba a pensar demasiado con respecto a ello en ese momento.
—Si no fueras el mejor colchón que jamás he tenido te patearía el trasero por moverte hacia mi lado —murmuró Haley contra su pecho.
—En realidad, están en el centro —señaló Brad.
—¿Por qué sigue aquí? Sueño —se quejó adorablemente Haley.
Cerrando los ojos, él ondeó una mano hacia la puerta.
—Ve a comer con Mitch o algo. Estaremos levantados en un rato.
Brad suspiró infeliz.
—Bien.
Un momento más tarde la puerta estaba cerrada y ambos estaban de vuelta a la deriva en un profundo y hermoso sueño.
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—Estúpida almohada —murmuró Haley, intentando golpear su una vez cómoda almohada hasta la sumisión.
Anoche había sido la peor noche de sueño que había pasado. Pasó toda la noche revolviéndose, dando vueltas e intentando ponerse cómoda sólo para finalmente quedarse dormida en un sueño inquieto alrededor de las cinco de esta mañana. Ahora parecía como si estuviera por repetir la función. Le echó un vistazo a la alarma y gimió. Era casi las dos de la mañana. Enterró la cara en la almohada y gritó. ¡Esto apestaba! Estaba tan cansada. Todo el día se mantuvo ocupada con calificando pruebas y tareas, e incluso limpió su casa, pensando que en el momento en que se fuera a la cama estaría demasiado cansada para otra cosa que no fuera dormir.
Parecía que ese plan estaba fallando miserablemente.
—Tan cansada… —casi lloriqueó.
Maldito Jason. De alguna manera él había destruido el sueño para ella. Nunca había dormido en la misma cama con un chico antes. Seguro, se había acurrucado con unos cuantos novios frente a la televisión luego de una pesada sesión de besuqueo, pero siempre se sintió incómoda. Con Jason se sintió tan bien. Fue mil veces más cómodo que su cama o edredón.
¿Cómo se suponía que debía sentirse cómoda en una almohada sobre un colchón luego de dormir en sus brazos? No podía. No existía manera de que fuera capaz de conseguir lograr trabajar mañana con menos de dos horas de sueño en veinticuatro horas, pero no podía llamar para faltar porque estaban preparándose para los finales.
—Hazte a un lado —dijo Jason, asustándola.
Ella pegó un brinco, intentando recuperar el aliento mientras observaba a Jason alzar la pantalla de la ventana y saltar en su habitación. Cerró la pantalla detrás de él y se acostó en la cama.
Todavía jadeando, ella aspiró aire y dijo—: ¿Qué demonios te pasa? ¡Acabas de asustarme!
—Mira, mujer, no sé lo que hiciste, pero no he sido capaz de dormir desde que volvimos de Nueva York. Estoy cansado, irritable y todo lo que quiero es dormir algo así que acurrúcate conmigo o me ayudas, o te mataré —espetó Jason.
—Vaya, estás irritable —murmuró.
—Es tu culpa.
—Como sea.
—Vamos —dijo él, estirando sus brazos expectante. Cuando ella dudó, él meneó los dedos—. Sabes que lo quieres.
—Sólo por esta noche —aclaró ella.
Él asintió rápidamente.
—Sólo por esta noche. Ahora, vamos, estoy gruñón.
—No lo he notado —dijo secamente, pero hizo lo que le pidió. Ella estaba demasiado cansada para hacer otra cosa en ese momento.
No tomó demasiado tiempo para que el latido del corazón de Jason la arrullara en un sueño profundo y tranquilo.
La alarma sonó despertando a Haley de un sueño profundo y cómodo. En lugar de sentirse asustadiza y atacar el despertador después de conseguir sólo cinco horas de sueño, se sintió extrañamente bien descansada.
Jason bostezó mientras se sentaba y apagaba la alarma. Se frotó los ojos y se dio la vuelta para levantar la pantalla.
—Nos vemos en el trabajo —murmuró él.
—Está bien —dijo ella, poniéndose de pie—. Este fue un asunto de una sola vez —dijo ella más para recordárselo más a sí misma que a él. Rápidamente podía volverse dependiente de la comodidad y la calidez que él ofrecía y eso no era una buena idea con un sujeto como Jason.
Él le dio una de sus desequilibrantes sonrisas.
—Por supuesto. Fue un acuerdo de una sola vez.


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Mensaje por carolbarr Vie 24 Ago - 8:02

Y... Así comienza! 
Me encantan ambos protagonistas, ella aunque tímida es muy divertida
Gracias!


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Mensaje por katrinakurt Vie 24 Ago - 11:43

#MueroDeAmor  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f60a  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f602  jajajaja me encantan estos dos cada capis es mejor que el anterior. Ellos se gustan tanto pero aun no se dan cuenta y Jason es super celoso con Haley. Tiene una muy buena conexión. Increíble que ahora no pueden dormir el uno sin el otro. 


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Mensaje por Maga Vie 24 Ago - 14:07

Mi hermosa Jason no decepciona. Lo amo tanto. Por eso no me canso de leer esta historia. Fue tan divertido el viaje al juego. Me encantó su primera vez durmiendo y luego como no podían dormir el uno sin el otro. 


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Mensaje por Maga Vie 24 Ago - 14:10

katrinakurt escribió:
#MueroDeAmor  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f60a  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f602  jajajaja me encantan estos dos cada capis es mejor que el anterior. Ellos se gustan tanto pero aun no se dan cuenta y Jason es super celoso con Haley. Tiene una muy buena conexión. Increíble que ahora no pueden dormir el uno sin el otro. 
se aman solo que aun no se dan cuenta. Lectura Agosto 2018 - Página 3 1124870976


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Lectura Agosto 2018 - Página 3 Empty Re: Lectura Agosto 2018

Mensaje por Nemesis Moon Vie 24 Ago - 14:21

Ahora si!! No podia comentar (my fault) desed anoche que estoy con esta lectura... Muy fluida, graciosa, encantadores personajes.... Es un guión para película de comedia romántica... Creo que el actor Benedict Cumm erbach interpretaria a un Jason muy gracioso




Nemesis Moon
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Mensaje por yiniva Vie 24 Ago - 16:04

Son tan lindos, a mi también me gusta la pareja, así se empieza ja,ja, 
y Micth resulto todo un idiota lo bueno que Haley ya lo sabia y no le dio entrada.
gracias por los capítulos.


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Mensaje por alexana Vie 24 Ago - 20:02

Todo el mundo sabe que se aman menos ellos.la caida sera estrepitosa. gracias por los capis
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Mensaje por Tatine Vie 24 Ago - 22:11

Si claro, asunto de una vez.....jajajajajaja
Gracias
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Mensaje por berny_girl Sáb 25 Ago - 0:50

Capitulo 9

Lunes por la noche
10:35 P.M.

Haley rodó hacia su lado, mirando hacia la pared y preguntándose si debería tragarse su orgullo y pedirle a Jason que viniera a dormir con ella. ¿Eso la convertía en una puta del sueño? En este momento estaba dispuesta a suplicar. Tal y como ella temía se había vuelto adicta al cuerpo de Jason. Gracias a Dios nunca tuvieron sexo. Ella odiaría pensar lo mal que la adicción sería entonces.
Sintió como la cama se hundía detrás de ella antes de que un fuerte brazo se enroscara alrededor de su cintura, atrayendo su espalda a un cuerpo fuerte y caliente. La atractiva esencia de Jason la envolvió tan fuertemente como lo hizo su cuerpo. Su trasero estaba ahuecado por su pelvis. Él estaba duro otra vez, pero como de costumbre, no hizo ningún movimiento hacia ella. Simplemente era la reacción de su cuerpo al estar presionado contra una mujer, al igual que el de ella porque estaba en manos de un hombre fuerte. Ni le importaba lo suficiente para comentar o actuar. En cuestión de minutos estaban dormidos.
Martes por la noche
11.30 P.M.

—Ese fue un gran partido y una cena realmente genial —dijo Jill, la esposa de Brad.
Brad robó otro brownie del plato y gimió mientras asentía con la cabeza en acuerdo. Alargó la mano hacia otro brownie sólo para encontrar que el plato se había ido y que Jason estaba mirándolo.
—Bastardo ladrón de brownies —murmuro él mientras se alejaba hacia la encimera de la cocina de Haley.
Los tres observaron con humor como Jason colocaba los brownies en una bolsa con cierre grande, que sin duda planeaba llevar con él al trabajo en la mañana. A medio camino de transferir los brownies se volvió para mirar a Brad y pronunció las palabras “Bastardo ladrón”, antes de regresar a la tarea en mano.
—De todos modos —dijo Haley, llamando la atención de Brad y Jill lejos del inquietante amor de Jason por los productos horneados de ella—. Fue un placer tenerlos aquí chicos.
—Sí, ustedes van a venir la semana que viene, ¿no? —preguntó Jill mientras fruncía el ceño hacia su esposo, quien levantó el último trozo de brownie, pero no se lo comió. Sus ojos estaban fijos en Jason.
Ambas mujeres vieron como Jason se daba la vuelta. Brad hizo un gran espectáculo poniendo el brownie en su boca. Cerró los ojos como si fuera lo mejor que hubiera comido y gimió.
—Ese fue un brownie malditamente bueno —dijo finalmente Brad.
—¡Tú bastardo traidor! —exclamó Jason.
—Te voy a llevar una bandeja entera llena de brownies la próxima semana, Brad —dijo Haley, sabiendo que eso apartaría su mirada de Brad.
—Traidora —murmuró Jason mientras cariñosamente acariciaba la bolsa de brownies.
—No es justo que él no esté gordo —dijo Jill. Haley tuvo que asentir en acuerdo. El hombre consumió tres porciones de lasaña esta noche, una ensalada y una tonelada de pan de ajo sin mencionar una docena de brownies y galletas. Con su porción de la lasaña y dos brownies ella probablemente iba a ganar cinco libras. A veces la vida simplemente no era justa.
Dijeron sus buenas noches y acompañaron a Brad y Jill a la puerta. Ella apagó la luz de la cocina sabiendo que Jason apagaría la luz de la sala. Sin embargo ninguno de los dos habló de los arreglos para dormir y ella no sabía cómo tocar el tema. Así que en su lugar ella en voz baja dio las buenas noches, puso los ojos en blanco cuando Jason murmuró “Te amo” a sus brownies y se dirigió a su cuarto de baño.
Después de una ducha rápida ella se puso una pequeña camiseta y bragas. Bostezando, entró en su habitación y no estaba sorprendida al encontrar a Jason sobre su estómago, usando nada más que unos calzoncillos en medio de su cama. Ella apagó las luces y se arrastró a la cama. Puso su rostro sobre el hombro de él mientras su mano descansaba sobre su otro hombro y su pierna entrelazada con la de él. En cuestión de segundos sintió a Jason relajarse y quedarse dormido.
Miércoles por la Noche
10:45 P.M.

Jason se sentía cansado hasta los huesos mientras estacionaba en su camino entrada. Esperó hasta que Haley se detuvo en su camino de entrada antes de salir. Había sido un día muy largo y a juzgar por el pequeño y adorable gemido que Haley hizo cuando salió de su coche ella también lo sentía.
—Estoy tan cansada —murmuró ella.
Él bostezó ruidosamente.
—Esa fue una reunión de padres y maestros para los registros —dijo.
—Demasiado drama. ¿Quién hubiera sabido que los padres de los niños ricos y mimados que estaban fallando podrían llegar a ser tan malditamente dramáticos? Tuve a una mujer sollozando histéricamente porque su hijo tenía una B en lugar de una A.
Él se rió.
—Me ofrecieron una mamada para convertir una D en un A.
La cara de Haley se torció graciosamente.
—¿Una mujer se ofreció para hacerte una mamada durante la noche de padres y maestros?
—No, un hombre. Parece que el tipo está bastante desesperado por conseguir que su hijo entre a Harvard.
Ella se rió suavemente.
—Obviamente. —Bostezó ruidosamente—. Me voy a la cama. Buenas noches.
—Yo también. Buenas noches —dijo mientras caminaban a lo largo del pequeño trozo de césped entre sus propiedades. Justo antes de que ella girara a la derecha puso su brazo alrededor de sus hombros y la dirigió hacia su casa.
Durante las últimas tres noches había dormido en la casa de ella. No era que extrañara su cama. Quería ver si la cama hacia la diferencia o si era Haley. Además, él la había estado imaginando en su cama todo el día. Cada vez que se volvían sexuales obligó a su mente a salir de la cuneta. Se estaba volviendo más y más difícil a medida que pasaba el tiempo.
Nunca había tenido una amiga antes y este nivel de intimidad era nuevo y un poco aterrador para él. Él se hizo una promesa hoy. La llevaría a su cama y si no dormía tan bien como lo hacía en la cama de ella o en la cama del hotel, él saldría y compraría una cama a juego y el problema se resolvería. Si todavía dormía como un bebé con ella, entonces… bueno, realmente no quería pensar en eso todavía. Estaba bastante seguro de que parte del problema era el sexo.
Tal vez él debería salir y echar un polvo, y luego ver si dormía tan bien con Haley acurrucada toda la noche. Parte de él estaba asustado de que eso no hiciera una maldita diferencia. Haley se estaba convirtiendo rápidamente en su mundo y por alguna extraña razón eso estaba bien con él, de ahí la razón por la que él estaba acojonado.
No dijeron nada mientras caminaban a la casa de él. Se dio cuenta de que ella estaba nerviosa. Diablos, él estaba nervioso. Nunca había tenido una mujer en su cama. No importaba que no hubiera sexo involucrado. Este era un gran paso para él. Ni siquiera sabía si podría tolerar tener a Haley en su cama. Cada vez que el pánico comenzaba a emerger lo empujaba hacia abajo. Sabía que si no podía manejarlo podría inventar alguna excusa y volverían a la cama de ella. Con esto en mente la llevó a su habitación.
Ninguno habló cuando él le pasó una de sus viejas camisetas favoritas. Ella le dio una tímida sonrisa y desapareció en su cuarto de baño. Se quitó sus zapatos y esperó a que ella saliera. Escuchó su ducha ser encendida y apretó los dientes cuando una oleada de lujuria se vertió sobre él.
Frunció el ceño a la carpa un poco incómoda en sus pantalones.
—Deja de causar problemas. —Por supuesto, no lo escuchó. Nunca lo hacía en lo que concierne a Haley. Él mismo se repetía que eventualmente su cuerpo llegaría a aceptar que Haley era sola una amiga.
—Todo tuyo —dijo Haley suavemente mientras salía del baño diez minutos más tarde con su camiseta. El dobladillo de la camisa terminaba justo por encima de la rodilla, dando la ilusión de que ella no lleva nada debajo. Tragó saliva. Duro.
Él asintió con la cabeza inexpresivamente y anduvo más allá de ella hasta el baño donde procedió a tomar una ducha fría. Mientras se secaba vio sus pequeñas gafas dobladas sobre el mostrador del lavabo. Las recogió y sonrió mientras las regresaba a su lugar. Parecía que pertenecían allí.
La luz de la habitación ya estaba apagada cuando salió del cuarto de baño. El torrente de luz de la calle iluminaba a Haley. Ella yacía sobre su espalda en el lado derecho de la cama esperándolo. Caminó a su lado de la cama y levantó las sábanas. Sin una palabra trepó a la cama y lentamente se colocó encima de ella de manera que su bajo vientre descansaba entre sus piernas, manteniendo la errante erección lejos de ella lo mejor que pudo. Ella abrió más las piernas para acunarlo.
Jason puso su cabeza entre los pechos de ella y cerró los ojos soltando un suspiro de satisfacción. Se sentía tan bien, tan correcto. Después de dudarlo un momento la sintió moverse. No estaba seguro de si estaba a punto de empujarlo o golpearlo. Él se estaba tomando libertades en su arreglo para dormir, pero no podía evitarlo. La necesitaba desesperadamente.
En lugar de empujarlo lejos, ella envolvió un brazo alrededor de sus hombros mientras pasaba suavemente sus dedos por su cabello. Así fue como él se quedó dormido, siendo acunado por la mujer en la que más confiaba y por la que más se preocupada en todo el mundo. Era absolutamente perfecto.


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Mensaje por berny_girl Sáb 25 Ago - 0:50

Capitulo 10

—¡No! ¡No voy y no me puedes obligar! —dijo Haley mientras apretaba su agarre sobre el borde del fregadero de la cocina.
—Haley…
—¡No voy!
Jason intentó no sonreír mientras colocaba su mano sobre el pequeño y redondo trasero de Haley, pero falló miserablemente.
Ella se quedó completamente inmóvil.
—¿Qué demonios estás haciendo? —exigió mientras trataba de alejarse de su mano.
—Si no sueltas ese fregadero y llevas tu culo al coche en treinta segundos no me dejas con ninguna otra elección excepto nalguearte —dijo, disfrutando el tener su mano en el trasero de ella más de lo que debería, pero ella claramente lo dejaba con muy pocas opciones en la materia.
Seguro, él fácilmente podía recogerla y tirarla sobre su hombro, pero ¿dónde estaba la diversión en eso?
—No lo harías —dijo ella a través de los dientes apretados, mirándolo por encima su hombro.
Él apretó su trasero.
Ella jadeó, saltando lejos de él y corrió hacia la puerta.
—¡Bastardo! —gritó por encima de su hombro antes de abrir la puerta de un tirón y salir.
Jason la siguió a un ritmo pausado, silbando alegremente, medio esperando que ella se negara a ir una media docena de veces más antes de que la metiera en el auto. Salió de su casa, cerrando la puerta detrás de él y casi gimió con decepción cuando la vio esperándolo en el auto.
Maldición.
Allí iban sus planes para su trasero.
Se subió en el asiento del pasajero y le envió una enorme sonrisa, sabiendo que eso la fastidiaría. Ella entornó los ojos hacia él antes de apartar la mirada murmurando toda clase de cosas desagradables sobre su virilidad que simplemente decidió ignorar.
—Vas a tener que pagar por esto —prometió.
—Haley…
—Púdrete en el infierno, bastardo traidor —silbó ella.
Él no pudo evitar reírse.
—Es sólo una cena familiar. Realmente no entiendo por qué eso tiene a mi pequeño saltamontes toda irritada.
—Te odio —escupió ella.
—Tú me amas —dijo, encendiendo la radio.
—Odio. Te odio.
—Uh huh —dijo distraídamente, buscando la estación de radio favorita de ella, esperando que eso calmara a la pequeña demonio.
Desde esta mañana cuando su abuela le había llamado pidiéndole que se uniera a la familia de ella en una cena esta noche, Haley había estado en el borde. No estaba seguro de si ella estaba enojada porque su abuela lo había llamado antes que a ella o qué. Todo lo que sabía era que cuando ella escuchó que su abuela lo había invitado a unirse a ellos en la cena se volvió un poco loca.
No había importado que estuvieran haciendo fila en la panadería. Haley había saltado e intentó arrebatar el teléfono de su mano. Había estado demasiado sorprendido y sin duda riendo mientras ella intentaba taclearlo como para pensarlo mucho. Naturalmente lo sorprendió que su abuela no estuviera estupefacta al escuchar a su nieta gritar todo tipo de amenazas violentas contra él.
Jason realmente no sabía qué demonios estaba pasando, pero a él le gustaba la abuela de Haley y no quería decepcionarla diciéndole que no, entonces por supuesto aceptó la invitación e intentó no hacer una mueca de dolor cuando Haley pateó su espinilla.
Desde ese momento había estado realmente enojada con él. Ella había ordenado los últimos cuatro buñuelos de manzana sabiendo que él esperaba los buñuelos de manzana todos los viernes y no le ofreció ni uno. Peor aún, ella regaló sus deliciosas golosinas durante la reunión de la mañana. Él pasó toda la reunión mirando a los bastardos comiéndose sus buñuelos.
Sólo empeoró después de eso.
Durante su almuerzo no sólo se negó a comer con él, sino que de alguna manera logró robar su almuerzo y echarlo a la basura, y se aseguró de que no hubiera deliciosos dulces en el refrigerador del personal para que él pudiera robar. Cuando fue a comprar el almuerzo en la cafetería de estudiantes descubrió otra encantadora sorpresa.
De alguna manera ella se había llevado su billetera.
Al final del día había estado tan enojado y hambriento que decidió que ella iría esta noche quisiera o no. Cuando llegó a casa no estaba demasiado sorprendido al descubrir que Haley se había atrincherado en su habitación. Eso estaba más que bien con él. Le dio suficiente tiempo para recuperar su fuerza. Después de devorar todo en el refrigerador de ella, irrumpió en su habitación.
Había puesto una buena pelea, pero finalmente se las arregló para arrastrarla a la sala donde ella fingió lastimarse el tobillo. Cuando la soltó para revisarla lo empujó haciéndole caer de lleno sobre su trasero, y se marchó hacia la puerta de atrás. Llegó hasta el fregadero de la cocina antes de que él estuviera encima de ella.
—¿Sigues enojada conmigo? —preguntó mientras giraba hacia el estacionamiento del Harrington, el restaurante de cinco estrellas donde la familia de ella estaba cenando esta noche. Estaba contento de finalmente haber encontrado su billetera durante su pequeña pelea, puesto que esta comida iba a probablemente darle a su tarjeta de crédito un exceso.
Haley suspiró pesadamente, moviéndose para mirarlo.
—No, sólo no quiero hacer esto.
—¿De veras? No lo sabía —dijo secamente.
—Lo siento mucho —dijo ella, mientras él se detenía detrás de una pequeña línea de autos de lujo.
Se encogió de hombros, pensando que ella se estaba disculpando por casi matarlo de hambre. Eso le recordó que tendrían que pasar por la tienda de comestibles después de esto así podría volver a llenar su nevera o si no ella iba a estar muy molesta cuando descubriera que solo la dejó con tres huevos, un frasco de aceitunas y un yogur caducado de chica que él nunca tocaría ni con una cuchara de tres metros.
—Lo siento si te hice daño —dijo ella, sonando seria.
Tuvo que reprimir una sonrisa ante el pensamiento de su pequeña saltamontes pateando su trasero.
—Yo, ah —Él apenas logró evitar reírse—. Sobreviviré.
Ella asintió majestuosamente.
—Lo sé. Me contuve.
—Y realmente aprecio eso.
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—Sabes que vas a morir de hambre aquí, ¿cierto? Incluso yo tengo que conducir al Burger King después de venir aquí —señaló Haley desesperadamente mientras Jason la arrastraba fuera de la seguridad del auto.
Jason simplemente suspiró, preguntándose si ella realmente lo conocía en absoluto. Como si la perspectiva de comer dos cenas lo molestara. Puf, Por favor.
—Bien —dijo Haley, dándole una pequeña sonrisa astuta mientras se levantaba, y enderezaba su camisa lila y su falda oscura—. Si me llevas a casa ahora mismo te prometo —dijo en un tono sensual, aproximándose hasta pasar sus dedos por la corbata—, que cumpliré todas y cada una de las fantasías sexuales que alguna vez hayas tenido y algunas que no sabías fueran posibles.
Con un suspiro aburrido él simplemente agarró su brazo y suavemente tiró de ella hacia la entrada principal, ignorando los aparca autos mientras ellos se ahogaban con sus lenguas. Si él pensara por un segundo que ella lo decía en serio, habría arrastrado su trasero de nuevo al auto e iría a la farmacia más cercana todo mientras tenía su mano metida en la falda.
No es que él realmente quisiera hacer eso.
Mucho.
—¡P… pero te estoy ofreciendo sexo! ¡Mucho y mucho sexo! —susurró con urgencia Haley mientras entraban en un exuberante vestíbulo.
—Habrías tenido más suerte si me hubieras ofrecido un pastel de carne, mi pequeña saltamontes —le informó él, capturando su brazo mientras ella trataba de hacer otro escape.
Haley exhaló pesadamente cuando empujó sus gafas por su nariz.
—Te iba a ofrecer eso también. —Ella le dio una sonrisa esperanzada—. ¿Y si volvemos a casa y cocino…?
—Demasiado tarde, mi pequeño saltamontes. Además, no tienes nada en la nevera para cocinar de todos modos.
Ella frunció el ceño hacia él.
—Pero si apenas fui de compras el otro día.
—Tenía hambre —dijo simplemente, ignorando su pequeña y adorable mirada.
—Mejor que no hayas tocado el último pedazo del pastel de calabaza —le advirtió.
Él tuvo que reírse de eso.
—Fue lo primero que tomé —le informó él a medida que se acercaban al podio de la anfitriona. Ella le envió una mirada que prometía todo tipo de venganza. Donde Jason podía comer casi cualquier cosa, y frecuentemente lo hacía, su pequeño saltamontes era una adicta al pastel de calabaza.
—¡Bienvenidos al Harrington! Mi nombre es Elizabeth, ¿En qué puedo servirles? —les preguntó la mujer a ambos mientras ella le enviaba a Jason una invitadora miraba haciéndole saber que él podría conseguir algo más que aperitivos esta noche.
Él bajo la mirada a Haley, preguntándose si ella captó la mirada y que pensaba, no es que quisiera que estuviera celosa ni nada. Tuvo que sonreír cuando vio a Haley mirando con nostalgia la señal de salida.
—No será tan malo —dijo, tomando su mano en la suya, sobre todo para impedir que escapara otra vez.
—Sí, lo será —suspiró ella patéticamente.
Jason dirigió su atención a la mujer que ahora estaba frunciendo el ceño infelizmente ante sus manos entrelazadas.
—Estamos invitados para la reunión de los Blaine con reservaciones a las seis —dijo, apretando su agarre sobre la mano de Haley cuando sintió que ella intentaba alejarse.
—Por aquí —dijo la mujer con una sonrisa tensa.
A medida que seguían a la mujer a través de una sala ricamente amueblada, Jason no podía dejar de preguntarse por qué Haley salía con perdedores cuando claramente estaba acostumbra a algo mucho mejor. Había visto algunos de los perdedores con los que había salido durante los años y dudaba que ellos sacaran su billetera para mucho más que Denny’s e incluso entonces sólo si tenían un cupón.
Ella debería estar saliendo con alguien que estuviera dispuesto a reventarse el trasero sólo para demostrarle cuánto significaba ella para él. Tendría que trabajar en eso con ella, pero más adelante. Ahora tenía que centrarse en arrastrarla a su lado.
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—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jason, sonriendo mientras le echaba un vistazo.
—Nada —dijo rápidamente mientras trataba de moverse discretamente de manera que Jason la estuviera bloqueando del lado izquierdo.
—No parece nada —indicó Jason, acelerando el paso, probablemente para molestarla.
—No es nada —escupió ella entre dientes apretados mientras se apresuraba de nuevo a seguir el ritmo de Jason, girando un poco a la derecha para que su cuerpo entero estuviera bloqueado por el cuerpo enorme de Jason.
Ella se atrevió a echar un vistazo desde detrás de la espalda Jason y casi lloró de frustración cuando se encontró con un par de ojos grises ahumados con los que ella estaba muy familiarizada. Le envió una amable sonrisa e hizo todo lo posible por ignorar la mirada determinada que él envió en su dirección.
—¿Quién es ése? —le preguntó Jason mientras continuaban siguiendo a la anfitriona por los espaciosos pasillos y alrededor de las grandes mesas que rodeaban la pequeña pista de baile.
—Nadie —mintió ella. Esta noche iba a ser bastante difícil. No quería entrar en el drama del ex novio que todavía tomaba su negativa a dormir juntos como un reto, uno que Robert parecía empeñado en ganar sin importar cuántos años pasaran.
El hombre era un playboy auto titulado y realmente creía que podría tener a cualquier mujer que quería. Él no siempre había sido así. Cuando empezaron a salir a los quince años él había sido tímido, dulce y con los pies en la tierra. No fue sino hasta su último año cuando su piel se aclaró, ganó algunos músculos y por supuesto heredó alrededor de 30 millones de dólares de su abuela que empezó a cambiar.
Pasó de ser el chico dulce con el que ella podría ver películas de Indiana Jones al tipo que la engañó con cualquier rubia tonta que pudiera encontrar. Cuando lo confrontó él lo negó todo hasta que finalmente se vino abajo y le echó toda la culpa a ella. Se despidieron como amigos, más o menos y desde entonces cada vez que la veía hacía su mejor esfuerzo por meterla en su cama. La última vez que se toparon él había abandonado a su prometida dos días antes de la boda para perseguirla.
Su desesperación por meterla en su cama no tenía nada que ver con el amor. Tenía que ver con el hecho de que ella era, según él, la única mujer que alguna vez le había dicho que no. Haría cualquier cosa por meterla en su cama. Ella realmente no necesitaba esto esta noche. Tenía suficiente con lo que lidiar.
No estaba con ganas de ser avergonzada y menospreciada frente a Jason. Aunque esto no estaría en sus diez mejores cosas favoritas por hacer una noche de viernes, a Haley le habría estado encantada de llegar esta noche para hacerle compañía a su abuela y hacer su mejor esfuerzo por ignorar todas sus sutiles humillaciones, pero no podía soportar la idea de Jason siendo testigo de lo poco que realmente ella significaba para su familia.
—Sr. Blaine, el resto de su grupo ha llegado —dijo Elizabeth, sonriendo cortésmente mientras se detenía frente a la gran mesa redonda donde sus padres, hermanas y sus maridos se sentaban. Haley frunció el ceño cuando no vio a su abuela.
—Muchas gracias —dijo Jason, ignorando la invitadora mirada que la mujer le enviaba, sorprendiendo a Haley. Su desinterés en todas las mujeres que prácticamente se lanzaban sobre él cuando salían siempre la sorprendía. No era en realidad un playboy, pensó ella mientras se obligaba a sonreírle a su familia.
—Haley, cariño —dijo su padre mientras se ponía de pie. Sus ojos se dirigieron a Jason antes de atraerla a un abrazo y darle un rápido beso en la mejilla—. Ha pasado mucho tiempo, cariño. Te he echado de menos.
Ella apenas se detuvo a si misma de sugerirle que podía tomar el teléfono si la extrañaba tanto, pero se contuvo. No le dejaría saber lo mucho que la lastimaba que no la llamara como había prometido. De todos modos era su culpa. Debería haberlo sabido mejor.
—Este es mi amigo, Jason Bradford —dijo, señalando a Jason quien le tendió la mano a su padre.
—Es un placer conocerlo, señor —dijo Jason educadamente.
Su padre estrechó la mano de él, dándole una mirada curiosa.
—Es un placer conocer a uno de los amigos de Haley.
Haley apenas se detuvo de hacer una mueca de dolor cuando se dio cuenta de que Jason era el primer amigo que alguna vez había invitado a conocer a su familia desde que estaba en la escuela. El hecho de que Jason fuera un hombre iba a ser un problema, especialmente si pensaban que estaban saliendo.
—¿Papá? —dijo Haley, atrayendo su atención antes de que se sentara.
—¿Sí, querida? —preguntó, lanzando otra mirada curiosa a Jason.
—¿Dónde está la abuela?
Él frunció el ceño hacia ella.
—¿No te llamó?
—No, ¿por qué? —preguntó, ya teniendo un mal presentimiento de adónde iba esto.
—Llamó temprano para decir que tú y tu amigo —dijo, dándole a Jason otra de esas miradas curiosas que Haley conocía demasiado bien—, iban a acompañarnos esta noche, pero que ella recordó que ya tenía planes para esta noche.
Haley sólo apostaba a que sí.


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Mensaje por carolbarr Sáb 25 Ago - 5:33

Abuela mañosa, jajajaja
esta cena será muy esclarecedora para Jason, conocerá otra parte de Haley
cuanto tardará Jason en hacerse el duro???
Gracias!


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Mensaje por katrinakurt Sáb 25 Ago - 13:38

Diablos yo también sería una puta de sueño con Jason como compañero Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f60a   Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f602 
Ello son tan niños a veces, Jason con su locura por la comida y Haley por su cosa con su familia, aunque no la culpa su familia apesta. Y la abuela se escapó y como dice les dejó el muerto a ella y a Jason,  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f602  Lectura Agosto 2018 - Página 3 1f602 es una abuela genial jajaja


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Mensaje por Tatine Sáb 25 Ago - 14:21

Gracias
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Mensaje por yiany Sáb 25 Ago - 16:06

Cap 7: Haley definitivamente es una fan loca, jajaja.
Cap 8: ya empezaron a dormir arrunchaditos, ja jajaja así ambos sigan creyendo que sólo es amistad.


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Mensaje por yiniva Sáb 25 Ago - 22:08

Sí, que abuela tan más viva, ya tenía todo planeado, esperó que Jason no deje que los humillen, gracias por los capítulos


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Lectura Agosto 2018 - Página 3 Empty Re: Lectura Agosto 2018

Mensaje por berny_girl Sáb 25 Ago - 23:11

Capitulo 11


—Jason, esta es mi hermana Rose —dijo Haley, gesticulando hacia la mujer con el pelo recogido en un moño muy apretado que parecía doloroso. Ella le ofreció su mano delicadamente.
La tomó suavemente, no porque se sintiera honrado o abrumado al conocerla, simplemente tenía miedo de romper su larga y delgada mano.
Tan discretamente como pudo, miró rápidamente a las otras dos mujeres en el grupo y rápidamente notó que las tres eran altas, delgadas, muy flacas, y más planas que un chico de diez años. Aunque eran mujeres atractivas en sí mismas, no tenían esa cosa como su pequeño saltamontes.
Unos minutos más tarde, cuando conoció a Martha la otra hermana de Haley y los maridos de ambas mujeres, John y Edward, le presentaron a la madre de Haley, que parecía molesta. Tardó un minuto en darse cuenta que ella estaba tratando de sonreír.
Botox.
Debería haberlo sabido, pensó mientras se acercaba y estrechaba la mano de la mujer tan suavemente como lo había hecho con sus hijas. Se había encontrado con esa expresión en innumerables ocasiones durante las reuniones de padres y maestros.
Cuando se sentó junto a Haley, quien estaba echando humo adorablemente, él no pudo dejar de notar que John, el marido de Rose tenía los ojos puestos en el culo de una camarera y permanecían allí mientras la mujer se movía alrededor de la mesa al lado de ellos. Rose parecía ser ajena a esto mientras fruncía el ceño en dirección a Haley.
Los ojos de Jason se desplazaron a las otras dos mujeres para encontrarlos haciendo lo mismo. Su padre estaba mirando en su dirección, lo que era comprensible, y Edward estaba bebiendo su vino mientras miraba fijamente el generoso escote de Haley. Haley parecía ser inconsciente del escrutinio de su cuñado a sus senos mientras jugueteaba con un panecillo.
—Cariño —susurró su hermana Rose, atrayendo la atención de todos—. ¿De verdad crees que deberías estar comiendo eso? —Miró intencionadamente el bollo con el que Haley estaba jugueteando.
Ante el ceño confundido de Jason ella farfulló—: Carbohidratos.
Haley murmuró algo suavemente mientras depositaba su rollo, no muy suavemente, en el plato. ¿Pensaba ella que Haley debía hacer dieta? Jason no pudo evitar pasar sus ojos sobre la pequeña figura curvilínea de Haley, deteniéndose en todos sus lugares favoritos. No es que realmente necesitara hacerlo, él sabía a ciencia cierta que el estómago de Haley era plano. Pero, maldita sea si los carbohidratos eran los responsables de esas curvas entonces él se aseguraría de mantener sus gabinetes surtidos con…
—Sr. Bradford —dijo el Sr. Blaine secamente, atrayendo su atención.
[i]Mierda.[i]
A juzgar por la expresión del hombre no estaba demasiado contento con la inspección de Jason a su hija. No es que él pudiera culparlo. Si tuviera una hija, lo que no sucedería en un futuro próximo, y luciera como Haley él la encerraría y la custodiaría con una escopeta.
—¿A qué se dedica, Sr. Bradford? —preguntó el Sr. Blaine, tomando un sorbo de su vino.
—Enseño historia en la Preparatoria Latin Scribe —respondió, observando todas las expresiones de disgusto del resto de la familia de Haley ante dicho anuncio. No es que él fuera un ídolo, pero realmente ¿necesitan actuar como si hubiera dicho que recogía mierda de caballo con sus manos para ganarse la vida?
El Sr. Blaine le dio un guiño de aprobación.
—Esa es una muy buena escuela. Varios de los hijos de mis clientes asisten allí. —Volvió su atención a Haley—. Tal vez deberías pensar en solicitar una puesto allí, Haley.
Antes de que Jason pudiera abrir la boca y preguntarle a él de qué demonios estaba hablando, Haley sonrió firmemente y dijo—: Es una gran idea, papá. Enviaré mi currículum la semana que viene.
—Creo que es una jugada inteligente —dijo su padre, ajeno al profundo rubor que se extendía sobre la cara de Haley mientras una vez más desviaba la mirada hacia la servilleta.
—¿No debe tener ella una licenciatura especial para enseñar a niños de secundaria? —exigió Martha en tono aburrido lo que prácticamente daba a entender que en realidad no le importaba—. Es profesora de preescolar, ¿no? Realmente no creo que vayan a contratarla para enseñar a adolescentes.
—Me ocuparé de eso mañana —dijo Haley, sin molestarse en levantar la vista de la servilleta. ¿Qué demonios estaba pasando?
Esto tenía que ser una puta broma, pensó mientras se recostaba en su asiento y discretamente buscaba alrededor del costoso decorado las cámaras ocultas. Simplemente no había forma de que su dulce y pequeño saltamontes proviniera de una familia tan fría.
—Si estás pensando en regresar a la universidad, tal vez deberías buscar una carrera real —dijo la Sra. Blaine, enviándole una sonrisa de disculpa que realmente le decía que le importaba muy poco si acababa de insultarla—. Estoy segura de que tu padre estaría más que feliz de pagar por la Facultad de derecho o la Facultad de medicina.
—Por supuesto —dijo su padre distraídamente mientras comprobaba su agenda electrónica—. Sólo asegúrate de enviarle a mi secretaria la factura de la matrícula, como la última vez que asististe.
La mano de Haley se quedó inmóvil a mitad de camino a su vaso de agua y Jason tuvo que fruncir el ceño. Sabía por los alardes de la abuela que Haley tuvo que tener tres trabajos para pagarse la universidad y que se rehusó absolutamente a cualquier ayuda de su familia. Nunca lo entendió hasta ahora.
—Quizás debería aplicar a dondequiera que asistió el Sr. Bradford si quiere enseñar en la escuela secundaria. ¿A qué universidad asistió usted, señor Bradford? —pregunto la Sra. Blaine mientras enviaba un pequeño saludo a alguien en otra mesa.
—Harvard —dijo, mirando alrededor de la mesa y tomando nota de las expresiones aburridas. Esta cena familiar era como ninguna que alguna vez hubiera experimentado. Estaba acostumbrado a abundantes comidas llenas de expresiones de cálida bienvenida y con peleas cada dos segundos. Esta cena era fría y clínica, y no podía dejar de pensar que Haley no pertenecía aquí. Ella era cálida, dulce y llena de vida.
El Sr. Blaine sonrió.
—Un compañero —dijo, sosteniendo su copa en señal de saludo—. ¿Su padre no será Richard Bradford, verdad? Él y yo asistimos a la Facultad de derecho juntos. Un hombre brillante.
Jason tomó un sorbo de su agua y negó con la cabeza.
—No, el nombre de mi padre es Jared. Es dueño de una empresa de construcción en Meddletown. El Sr. Blaine frunció el ceño ligeramente.
—Bueno, supongo que a la empresa de su padre le va bastante bien si él pudo permitirse el lujo de enviarlo a Harvard.
—Sí, va bien, pero en realidad asistí con una beca de fútbol —dijo Jason, sin sorprenderse cuando la expresión del Sr. Blaine volvió a ser de desaprobación.
Como estudiante becado había sido tratado un poco mejor que el personal de empleados. Había recibido agradecimientos, regalos y palmadas en la espalda, cuando anotó un touchdown. Cuando no anotaba touchdowns se esperaba que trabajara duro e hiciera todo lo que se le decía sin quejarse.
No esperaban mucho de él académicamente. Dudaba incluso de que esperaran que él asistiera a clase, pero lo había hecho. Trabajó duramente para graduarse un año y medio antes, enojando a los egresados.
Habían estado empeñados en hacerlo jugar sin descanso los cuatro años, pero no le importó. Se aseguró definitivamente de obtener su educación tan rápido como pudo, ya que sabía que si se jodia en el campo de fútbol y no podía jugar más, ellos no dudarían en sacar su culo por la puerta.
—Creo que ella debería pensar en sentar cabeza. —Rose, al menos pensó que la que estaba junto a él era Rose, dijo, haciéndolo sudar. Cristo, por las miradas que ellos habían estado enviando en su dirección desde que se sentó era obvio que todos pensaban que él era su novio. ¿Realmente pensaban que ella lo trajo porque estaban siendo serios?
¿Él casado y con hijos?
Infiernos no.
Tal vez debería sólo…
—Estoy segura de que Edward puede pensar en varios hombres que estarían interesados en nuestra Haley —sugirió Rose.
—Creo que es una excelente idea —aceptó el Sr. Blaine con entusiasmo.
Espera, ¿qué?
—John probablemente conoce a algunos hombres que estarían interesados también. ¿No John? —preguntó Martha.
John apartó la vista del trasero de otra mesera y asintió con la cabeza.
—Estoy seguro de que puedo pensar en varios hombres a los que le encantaría conocerla. —Tan pronto como respondió, sus ojos estaban en trasero de otra mujer.
¿Era él el único que se dio cuenta de que había sido insultado aquí? Esto era una mierda. Él era un gran partido. Un montón de mujeres, para su horror, querían casarse con él. Estaba a punto de decirles eso cuando algo llamó su atención.
Un pequeño resoplido de risa.
Se giró y miro a Haley mientras ella se sacudía riéndose silenciosamente.
Ellos irrespetaban su hombría y ¿ella se estaba riendo de él? ¿Qué diablos?
—¿Haley querida, estás bien? —preguntó la Sra. Blaine.
Haley parecía que solamente podía asentir.
—¡Oh, acabo de tener una maravillosa idea! —Martha, Rose o quién diablos fuera dijo con entusiasmo—. Robert está aquí. ¿Por qué no le invitamos a unirse a nosotros? Tú sabes lo mucho que quiera a Haley.
¿Quién demonios era Robert? Jason se preguntó mientras seguía los ojos del señor Blaine a la mesa que habían pasado antes, y aterrizó en el rubio bastardo que le sonreía a Haley. Tenía el cabello rubio perfecto, una cara promedio y vestía un traje caro a medida, que tal vez costaba más que toda la ropa de Jason junta. Cuando el hombre envió una cálida sonrisa en dirección a Haley, él decidió que odiaba al bastardo.
—Déjame conseguir una mesera para pedirle que nos acompañe —dijo el Sr. Blaine, gesticulando hacia un camarero.
A juzgar por la sonrisa presumida de Robert, él sabía exactamente que estaba sucediendo.
—No, papá, está bien —dijo Haley, todo el humor se había ido mientras el obvio terror se hacía cargo—. Él parece ocupado.
—Tonterías —dijo la Sra. Blaine—-. Sabes que Robert siempre encuentra tiempo para ti. Es un hombre tan dulce. Por mi vida, no entiendo por qué terminaste las cosas con él.
—Si me hubieras escuchado, estarías casada hace años, asentada y no perderías tu tiempo en insensatas actividades —agregó Sra. Blaine, haciendo que la mandíbula de Jason se tensara.
—Ella nunca encontrara algo mejor que Robert. Eso es seguro —dijo Martha, enviándole una mirada aburrida antes de volver su atención hacia Robert.
—No estoy interesado en Robert —dijo Haley rápidamente, viendo como caminaba el camarero hacia su padre—. Papá, yo…
El Sr. Blaine hizo caso omiso de sus preocupaciones.
—Creo que esto es lo mejor para ti, Haley —dijo antes de darle a el camarero el mensaje para Robert.
Él se dio cuenta de que Haley realmente no quería que Robert se uniera a ellos. Ese conocimiento lo apaciguó un poco. Sólo un poco. Estas personas eran los snobs más grandes que había conocido en su vida y no sólo porque lo veían por encima del hombro, sino porque miraban por encima del hombro a Haley.
Ella no se merecía nada de esto.
—Papá, me gustaría que no hubieras hecho eso —dijo Haley cuando el camarero se alejó
—No estoy interesada en Robert. Te lo he dicho antes. —No estaría de más que le des otra oportunidad, cariño —dijo la Sra. Blaine.
En serio, ¿alguno de ellos incluso consideraba que él era la cita de Haley? No es que lo fuera, pero aun así era jodidamente insultante. Si Haley no fuera una de sus mejores amigas, consideraría hacer algo para decirle a su familia que se fuera al infierno, pero no podía o ella dejaría de cocinar para él y no estaba dispuesto a arriesgarse. Las cosas qué podría hacer su pequeño saltamontes con una galleta con chispas de chocolate...
Él empujó su silla hacia atrás. Decirle a su familia que se fuera no podría ser una opción, pero eso no significaba que no pudiera rescatar a su pequeño saltamontes. Tomó su mano en la suya mientras se ponía de pie, no le pasaron desapercibidas las miradas sucias que su familia envió a sus manos entrelazadas y suavemente tiró de Haley a sus pies.
—¿Bailas conmigo? —preguntó suavemente, asintiendo con la cabeza hacia la pequeña pista de baile llena de una media docena de parejas. Sus ojos se dirigieron de nuevo a su familia y se agrandaron cuando vieron a Robert rumbo en su dirección.
—Me encantaría —dijo, prácticamente arrastrándolo fuera de la mesa.
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Cuando Jason la tomó en sus brazos, ella se sintió relajada por primera vez en una hora.
—¿Quieres contarme sobre él? —preguntó Jason, experto en eludir las otras parejas en la pequeña pista de baile.
Mordiéndose el labio inferior con nerviosismo, observó a Robert tomar el asiento desocupado de Jason. Le dijo algo a su padre y ambos se volvieron hacia ellos.
—Fue mi novio de la secundaria. Rompimos cuando estábamos en el último año.
—¿Y él quiere continuar donde lo dejaron? —conjeturó Jason.
—No —dijo Haley, distraídamente tamborileando sus dedos contra su hombro.— Quiere perfeccionar su récord.
Ante el ceño de Jason ella se encogió de hombros.
—Me negué a dormir con él.
Sintió los músculos del hombro de Jason tensarse mientras entrecerraba los ojos primero hacia ella, luego hacia Robert antes de observarla de nuevo.
—¿Cómo puedes estar tan segura de que eso es todo lo que quiere?
—Me lo dijo —dijo Haley simplemente—. No está interesado en nada más que añadir otra muesca a su cinturón.
—¡Qué idiota! —murmuró Jason, ganando unos jadeos de las mujeres a su alrededor. Ella se dio cuenta que se estaba conteniendo a duras penas para no rodar los ojos.
Tanto como odiaba estar aquí esta noche, y Dios odiaba estar aquí esta noche, tenía que admitir que era bueno no estar totalmente sola.
Estar aquí con Jason hacia casi tolerable esta noche. Incluso había logrado hacerla reír, no a propósito por supuesto, pero había sido incapaz de parar de reír al ver su expresión sorprendida cuando su familia lo descartó tan fácilmente.
El trato de su familia hacia él la había enojado más que la forma en que la habían tratado a ella.
Simplemente debería irse.
Era obvio que realmente no los querían aquí y no estaba a punto de pasar las próximas dos horas obligando a Robert a quitar discretamente su mano de su pierna o tratando de ignorar las insinuaciones sexuales que susurraba en su oído.
Además, realmente no quería sentarse alrededor por otro minuto mientras trataban tan horriblemente a Jason.
Era un buen amigo y merecía un trato mejor que ese, especialmente desde que había sido más que amable con ellos sin importar lo desagradable que fueran con él.
Ambos se giraron a tiempo para ver a Robert levantarse y dirigirse en su dirección. Genial. Esta noche estaba a punto de empeorar.
Jason le sonrió con esa sexy sonrisa suya mientras se inclinaba y le susurraba—: Vamos a largarnos de aquí.
Realmente era el mejor amigo, decidió Haley mientras hacían su escape.



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Mensaje por berny_girl Sáb 25 Ago - 23:11

Capitulo 12


—Lo siento, Sr. Bradford —murmuró rápidamente Eric, uno de sus normalmente mejores alumnos, mientras apartaba los ojos de mirada asesina de Jason.
Durante las últimas tres semanas había estado desquitándose con todos. Su fachada, normalmente despreocupada, ahora había desaparecido. No tenía ningún sentido. Él había estado recibiendo el mejor sueño de su vida y Haley se había convertido rápidamente en la persona más importante en su vida. No podía imaginarse vivir sin ella. No quería.
No importa lo que hiciera durante el día, por la noche estaban juntos. No de la manera en que le gustaría, pero todavía podía encontrar la paz al final de un largo día. Hace dos semanas renunciaron a salir corriendo de la cama del otro para ir a ducharse y cambiarse de ropa en la mañana. Ahora él tenía artículos de aseo en el baño de ella con un poco de espacio en su closet, armario y mesa y ella tenía lo mismo en su casa.
Era raro, pero probablemente no tan raro como dos mejores amigos que dormían juntos, pero ni siquiera se daban un beso. Era como si estuvieran viviendo juntos, pero alternando de una casa a la otra. Pasaban mucho tiempo juntos, pero también pasaban mucho tiempo solos o con amigos. Cuando estaba lejos de ella, se preguntaba qué estaba haciendo y pensando. Varias veces tuvo que impedirse llamarla para averiguarlo. Lo único que estaba salvando su cordura era saber que ella no estaba saliendo con otro hombre. No sabía cómo se sentiría al respecto. A juzgar por las ganas de golpear con su puño un muro cada vez que pensaba en ella y otro tipo, no era bueno.
Otra ovación alegre salió de la puerta de al lado. Apretó la mandíbula firmemente mientras se centraba en los quince alumnos de su clase de Honores de historia de EE.UU. Éste era su bloque de estudio de dos horas para repasar el material para el examen final de mañana y solo habían pasado diez minutos y ya quería estrangular hasta a el último de ellos.
Tiró sus papeles en su escritorio con disgusto, haciendo que sus alumnos se movieran alrededor nerviosamente en sus uniformes diseñados para la escuela.
—No entiendo esto. ¡Hemos revisado este material durante todo el año y ninguno de ustedes tiene ni idea de qué diablos estamos hablando! —Su voz se alzó, haciendo que las chicas lucieran a punto de llorar.
Otro ensordecedor aplauso vino de al lado, llamando su atención de nuevo a la mujer que estaba siempre en su mente. Clavó los dedos en su cabello y se paseó por el piso. Estaba tan tenso en este momento, tan cerca de romperse.
Un suave golpe vino de la puerta que conectaba a su aula con la de Haley. Ella asomó la cabeza, sonriendo. Esa sonrisa fue como un bálsamo para su alma, al instante lo relajó.
—¿Sí? —le preguntó en un tono mucho más suave del que había estado usando con los chicos.
Haley mordisqueó nerviosamente su labio.
—Sr. Bradford, me preguntaba si podría pedirle a usted y a sus estudiantes un enorme favor. Necesito un poco de ayuda preparando a mis chicos para su prueba de mañana y puesto que ambas clases están estudiando el mismo material, tenía la esperanza de que no le importara venir aquí y darme una mano.
—Sí, por supuesto. —Se encontró respondiendo inmediatamente. ¿Quién diablos podía decirle que no a alguien tan adorable? Ella empujó sus lentes arriba de su nariz y sonrió otra vez estando malditamente cerca de hacer que sus rodillas se doblaran.
—¡Excelente! —dijo brillantemente, abriendo la puerta aún más ampliamente—. ¿Por qué no vienen sus chicos aquí? —Ella se volvió para mirar a su clase. —Bien, pandilla de bribones, ¡hagan algo de espacio!
Jason agarró el paquete de exámenes de repaso que hizo el fin de semana y la siguió. Mientras caminaba más allá de Haley, no pudo evitar agarrar su mano y darle un apretón. Si alguno de los chicos lo vio, inteligentemente mantuvieron la boca cerrada.
Vio cómo sus estudiantes llenaron los asientos vacíos del salón de clases de ella. Seguían disparándole miradas nerviosas. Sin duda estaban esperando que empezara a gritar otra vez. Pocos podían imaginar que su pequeño saltamontes lo mantenía conectado a tierra.
Haley brincó sobre la mesa y cruzó una hermosa pierna sobre la otra, llamando la atención de cada chico. Él tuvo que detenerse a sí mismo de matar a los pequeños bastardos en ese momento.
Su pequeña saltamontes parecía ajena a la atención que atraía mientras extendía la mano y agarraba una bolsa de papel grande. Hizo una pequeña mueca cuando la cogió y la puso sobre su regazo. Ella lo sostuvo en alto, agarrando un paquete grande con la otra mano. Él no esperó una invitación. Se sentó en la mesa justo al lado de ella.
—Muy bien, chicos, para aquellos de ustedes que se acaban de unirse a nosotros estamos teniendo un examen de repaso. Cada uno tomará un turno para hacerles una pregunta. Si saben la respuesta obtendrán un premio —dijo ella. Vio cómo sus estudiantes visiblemente se relajaban. Él no creía que fuera por el premio, sino por el indulto de su temperamento.
Curioso por el premio se inclinó y abrió la boca. ¿Cómo se atrevía ella a ocultar estos de él? Le envió una mirada, ganando uno de sus exasperados rodamientos de ojos. Metió la mano en la bolsa sólo para recibir un manotazo en la mano. ¿Cómo es que ella se atrevía?
—Puedes tener uno después de que cinco de tus alumnos respondan correctamente a una pregunta —le informó ella.
Él les lanzó una mirada mordaz a sus alumnos, haciéndoles saber que debían responder correctamente y rápido si querían vivir. La mujer tenía una bolsa enorme, probablemente veinte libras, de Kisses de Hershey’s y mini tazas de mantequilla de maní de Reese y él estaría condenado si no recibía, por lo menos, quince libras de esos. Al diablo con los niños.
¿Realmente necesitan educación más de lo que él necesitaba chocolate? Todos tenían fondos fiduciarios. Podrían salir con una educación de decimo grado. Él por otra parte necesita el maldito chocolate. Una vez que sus cinco estudiantes contestaran sus preguntas correctamente él atacaría esa bolsa sin importar las consecuencias.
—Bien, chicos, primera pregunta —anunció Haley mientras miraba su paquete— ¿Quién fue el primer presidente de Estados Unidos?
Cada mano en la sala se levantó.
Jason bufó.
—¿Estás tratando de regalar mi chocolate? Hazlos esforzarse.
Haley aleatoriamente seleccionó un estudiante, uno de los suyos y lanzó un Kiss. A medida que hacía las preguntas se hacían más difíciles. Nueve preguntas más tarde él estaba pacientemente esperando que uno de sus estudiantes, John, respondiera una de las preguntas de Haley.
—Fue en mil ochocientos sesenta... —el chico se calló mientras pensaba. Jason iba a reprobar al niño si no podía responder la pregunta. No porque reflejaba pobremente sus habilidades de enseñanza, sino porque ésta era la quinta pregunta y, ¡él quería chocolate!
Mientras que Haley estaba mirando al chico esperando por la respuesta, Jason discretamente levantó cuatro dedos.
—Mil ochocientos sesenta y cuatro —respondió John rápidamente, tratando de no mirar a Jason.
—Muy bien —dijo Haley, lanzando a John una taza de mantequilla de maní.
—Oye, ¡eso no es justo! —lloró Cindy o cuál diablos fuera el nombre de la chica del baile. Él debería de haber sabido que la brujita buscaría venganza—. ¡El Sr. Bradford le dijo la respuesta!
—No seas mezquina. John respondió la pregunta correctamente —dijo, tendiendo la mano por el chocolate que le debían.
Haley le miró atentamente mientras él le daba su expresión más inocente. —¿Acabas de hacer trampa para así poder conseguir el chocolate?
Hizo todo lo posible por lucir insultado.
—¿Yo haría eso? —demandó él.
Ella rodó los ojos y le entregó un enorme puñado de chocolates.
—Esto debería evitar que hicieras trampa por un tiempo.
—Tú podrías pensar eso, ¿no es cierto? —dijo él, desenvolviendo sus golosinas mientras Cindy o quién diablos fuera, fruncía el ceño hacia él. La ignoró. Se comió el chocolate entre las preguntas de la clase. Sólo se detuvo para estirar su mano hacia atrás y tomar la botella de agua de Haley para bajar el chocolate.
Mientras que se sentaron allí cadera con cadera haciendo preguntas, él extendió la mano por detrás y casualmente froto en círculos la parte baja de la espalada de Haley. Casi gimió cuando sintió su temblor. En el exterior ella estaba fresca y relajada. Se reía con los niños y nunca tuvo problemas siguiendo con sus preguntas. Solo dejó de frotar su espalda cuando ella le dio más chocolate, lo que ocurrió cuando lo sorprendió haciendo trampas.
La campana del almuerzo sonó. Haley levanto una mano.
—Muy bien, chicos. Han estudiado duro todo el año. Quiero que vayan a casa, repasen y luego quiero que se relajen. Esto es solo una prueba, chicos. Simplemente recuérdenlo y les irá bien. Todos acuérdense que quien gane una calificación buena de por lo menos ochenta, se unirá a mí la semana que viene en el último día de clases y haremos nuestra propia fiesta de helado.
Jason observó a Haley. Primero el chocolate y ahora el helado. ¿Qué otra cosa estaba ocultándole? Levantó la mano para evitar que todos salieran.
—Lo mismo va para mi clase —dijo.
—Copión —murmuró Haley.
—Malditamente correcto —dijo él mientras saludaba a los estudiantes que salían.
Ellos se levantaron y se fueron mientras él alargaba la mano y agarraba la bolsa de Haley. La coloco en su regazo y comenzó serpentear alejándose. Haley le quito la bolsa y la dejó caer en un cajón de su escritorio, cerrándolo con llave.
Él rodó sus ojos.
—Sí, porque eso me va a detener.
—Compórtate. Si queda algo para el final del día podrás tener más —dijo ella mientras guardaba sus cosas. Hizo una pausa en la puerta e intentó parecer severa cuando dijo—: ese chocolate es mejor que este ahí después del almuerzo, señor.
—Por supuesto —aceptó fácilmente.
Ella le lanzó una última mirada de advertencia antes de dirigirse hacia la cafetería para el almuerzo. Él estaría justo detrás de ella, ya que tenían el mismo horario. Solo tenía que hacer una cosa antes de eso.
Después de asegurarse de que ella se había ido, se arrodilló y tomó la cerradura con dos clips que encontró en su escritorio. Segundos después la cerradura hizo clic y robó el botín, se dirigió a su salón, suspirando. ¿Cuándo aprendería ella?
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—Todavía no entiendo tu problema —dijo Mary.
Haley frunció el ceño a través del reservado a su amiga.
—¿Qué es lo no que entiendes? De alguna manera me las arreglé para encontrarme a mí misma en una relación seria sin la relación.
—Eso suena... diferente —dijo Mary. Tras una breve pausa Mary le preguntó—: ¿Qué diablos quieres decir? Pensé que tú y Jason eran sólo amigos.
—¡Lo somos! Es solo que… —Suspiró pesadamente mientras jugueteaba con la etiqueta de la cerveza—. Él ya no sale con nadie más. Ni siquiera muestra ningún interés en otra mujer. Cuando salimos aleja a las mujeres diciéndole que no está interesado.
—Bueno, eso es dulce…
—Cuando los chicos se me acercan, pone su brazo a mí alrededor y les da miradas que los asustan totalmente. Anoche, cuando estábamos con Mitch en el cine, un tipo en la fila estaba demasiado cerca de mí y Jason se metió en una pelea a gritos con el hombre.
—Él solo está siendo protector…
—Me trata como a su novia. Siempre está tocándome y abrazándome. Dormimos en la misma cama todas las noches. ¡Intentamos dormir en posiciones como si fueran posiciones sexuales! —susurró en voz baja, esperando que la ruidosa música de la rocola bloqueara su voz al resto de los clientes de la barra.
—¿Y no te gusta nada de esto? —adivinó Mary.
—¿Gustarme? ¡Me encanta! Pero quiero más. Dios, no puedo dejar de pensar en él y tenerlo tan cerca, pero no lo suficientemente cerca me está matando. Soy tan patética —murmuró ella tristemente.
—¿Lo sabe?
—No. Si lo hiciera, ya habría dado un paso atrás. No quiere una novia. Él quiere una amiga, una hermana.
—No suena de esa manera para mí.
—Créeme. No hay ninguna posibilidad en el infierno de que Jason Bradford vaya a cambiar su forma de ser por mí.
—Bueno, no, si no le das una oportunidad no lo hará. — Mary se extendió y tomó su mano—. Estas enamorada de él, ¿no?
Haley limpió sus ojos.
—Hablemos de otra cosa.
—Bien —suspiró Mary. Agitó la pequeña pajita roja de su ginger ale y miró alrededor de la barra—. Hay un montón de chicos muy lindos aquí esta noche.
Haley siguió la mirada de su amiga y asintió en acuerdo. Había un montón de chicos guapos aquí esta noche. Eso provocó otra interesante pregunta. Si decidiera salir con alguien y llevarlo a casa, ¿se enojaría Jason? Si empezaba a salir con alguien, no podría dormir en la misma cama con Jason. No sería justo y haría las cosas aún más raras. El hecho de que no quería que ningún otro hombre, excepto Jason, la sostuviera, no ayudaba en nada.
Gimió internamente. Esta noche era sobre relajarse después de un largo día de exámenes. No estaba aquí para andar en la luna pensando en Jason Bradford. Esta noche estaba aquí para tomarse unos tragos, jugar una partida de billar, y relajarse.
—Ah, Haley, tal vez deberíamos irnos a otro lugar. ¿Por qué no alquilamos una película, conseguimos algo de pizza y vamos a mi casa? —preguntó Mary, sonando nerviosa.
Haley frunció el ceño.
—Hemos estado esperando una hora por la mesa de billar y somos las próximas. Además no he terminado mi cerveza. ¿Qué ocurre?
Mary miró su bebida y mordisqueó su labio por un momento. Parecía a punto de llorar.
—¿Mary? —dijo Haley suavemente.
Mary sacudió la cabeza y sollozó ligeramente, pero no levantó la vista.
Sonoras carcajadas atrajeron la atención de Haley hacia la puerta. Sus ojos se estrecharon peligrosamente.
—Ese hijo de puta —siseó ella.
—Haley, por favor no vayas a hacer gran cosa de esto. Simplemente vámonos….
Haley ya estaba de pie y se dirigió hacia el pequeño grupo cerca del bar. Se abrió paso a través del grupo hasta que estuvo cara a cara con el ex prometido de Mary y la voluptuosa rubia acurrucada a su lado. Soltó un bufido. Ni siquiera era la misma por la que dejó a Mary. Era patético. Realmente deseaba haberle dicho hace años cuan perdedor era él.
—¿Qué demonios quieres? —Ted prácticamente se mofó.
Ella se encogió de hombros.
—No mucho. Me preguntaba si te van crecer algunas bolas y vas a ayudar a Mary. Te acuerdas de Mary, ¿no? ¿La mujer con la que saliste durante cuatro años, engañaste constantemente, le pediste casarte y luego preñaste antes de dejarla por una desnudista? Bueno, me estaba preguntando si planeas la manutención a corto plazo y ayudar a Mary con las facturas médicas de este embarazo. Simplemente pensaba que sería bueno si ella pudiera permitirse el lujo de mantener a su niño con pañales y fórmula. En cierto modo es divertido creo.
La mujer bajo su brazo se sobresaltó y se apartó de él con abierto disgusto.
—¿Embarazaste a una mujer y la dejaste? ¡Qué idiota! —dijo antes de alejarse y mostrarle el dedo medio. Sus amigos se rieron de él. Ted la fulminó con la mirada.
Ted gruño.
—¡Tú, estúpida perra! ¡Estoy tan harto de ti arruinando mi vida! Mary aceptó nuestra ruptura, ¿cuándo diablos lo vas a hacer tú? No quiero nada con esa perra fea de pecho plano o su mocoso de mierda y, ¡déjenme en paz! Y si estás tan preocupada con la mierda de los pañales, entonces cómpralos tú, ¡perra!
—Escucha tú…
—Haley, ¡por favor! —declaró Mary, repentinamente a su lado, mientras intentaba alejar a Haley—. ¡Vámonos!
—¡Ya está! Tienes que decirle que meta su cabeza en sus putos problemas —dijo Ted, empujando duro a Mary en el hombro para resaltar su punto.
—Oh, no, ¡no lo hiciste hijo de puta! —dijo Haley justo antes de que lanzara sus puños de peluche hacia el bastardo.


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Mensaje por yiany Dom 26 Ago - 18:10

Cap 9 y 10: me encanta la relación entre ellos, desde sus mal acostumbradas noches de sueño hasta saber exactamente que le gusta y le disgusta al otro, se conocen mejor que muchas parejas. Ahora Jason conocerá el esqueleto en el armario de Haley


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Mensaje por yiniva Dom 26 Ago - 18:13

Bueno ya sospechábamos que esa cena no saldría para nada bien, están a nadita de cruzar la línea es difícil para ellos mantenerse a raya, que idiota él ex de Mary
Gracias por los capítulos


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Mensaje por alexana Dom 26 Ago - 19:34

espero que alguien le de una soberana paliza al tipo ese.Me gusta la encerrona de la abuela ,asi jason sabe lo que tiene que soportar ella.gracias
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Mensaje por Tatine Dom 26 Ago - 21:35

gracias, ahora Jason ya se hace una idea de lo horribles que son los parientes de Haley (salvo su abuela). Y que idiota el ex de Mary, me gusta que Haley esté sacando la personalidad
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Mensaje por berny_girl Dom 26 Ago - 22:26

Capitulo 13


—¿Cortarían los dos la mierda? Estamos aquí para tener una noche de hombres, no un concurso de meadas —les dijo Brad a los dos hombres mirándose entre sí. Miró al cielo y suspiró—, esto es malditamente ridículo.
—Él es el que está siendo un imbécil —dijo Mitch, empujando a Jason.
Jason lo empujó en respuesta, más duro, enviando a su amigo hacia una camioneta estacionada. Señaló con el dedo a Mitch.
—Mantente lejos de ella de una puta vez.
—Oh, vete a la mierda, santurrón imbécil. No la quieres, pero no quieres que nadie más la tenga. ¡No es tu propiedad!
Jason sintió su mandíbula tensarse con más fuerza.
—¿Qué vas a hacer cuando empiece a salir con otro hombre? ¿Huh, chico duro? —Mitch lo empujó—. Algún día pronto esta pequeña amistad suya no será suficiente para ella, va a ir a otro hombre y no la tendrás más. ¿Ya has pensado en eso? —bufó Mitch—. Ella es una mujer hermosa, divertida, dulce. ¡Muchos hombres ajustarían su tuerca por una chica como ella!
Jason sintió que toda la sangre se drenaba fuera de su cara. Permaneció allí mientras la realidad de las palabras de Mitch lo golpeaba duro. Un día, Haley estaría con otro hombre con el que hablaría, vería los partidos, o simplemente se sentarían en absoluto silencio pacífico mientras trabajaban o comían, y lo peor de todo sería otro hombre sosteniendo a Haley en sus brazos por la noche.
—Mierda... —jadeó.
—Oh, bien, ¡lo arruinaste! ¿Estás contento ahora? —exigió Brad—. Vamos, amigo, vamos a conseguir arreglarte con una cerveza fría y un plato de alitas de pollo. ¿Cómo te suena eso? ¿Te parece bien?
Aturdido, Jason asintió.
Brad frunció el ceño hacia Mitch que parecía conmocionado profundamente por la reacción de Jason. Sin duda, el hombre probablemente esperaba un buen juego de empujones y un par de ataques. Que Jason hubiera quedado repentinamente tranquilo era absolutamente aterrador.
—¡Espero que estés feliz! —Brad le gritó a Mitch—. ¡Lo arruinaste!
—Estaba enojado.... no sabía.... yo... —Él se encogió de hombros mientras ayudaba a Brad a dirigir a un muy entumecido Jason dentro del bar—. Mira, lo siento. Sólo pensaba que él no creía que fuera lo suficientemente bueno para ella. Mierda. No me di cuenta de que…
Sus palabras se cortaron cuando Brad sacudió la cabeza. Mitch miró a Jason y asintió. El hombre claramente no estaba preparado para oír nada de esto. Jason no era consciente de que sus amigos estuvieran hablando. No podía concentrarse más allá de la idea de otro hombre tocando a Haley.
Su Haley.
—¡Por favor, detente! —gritaba una mujer mientras ellos empujaban dentro a un Jason todavía terriblemente tranquilo.
Divisaron una mujer alta que se veía increíblemente familiar siendo retenida por dos mujeres que estaban tratando de calmarla mientras miraban nerviosamente a un pequeño grupo de hombres. De repente, el grupo se separó.
Los tres hombres se quedaron en estado de shock mientras Haley golpeaba, bueno una especie de bofetada con los puños de una manera tipo molino, a un hombre corpulento que parecía más enojado por su ataque que realmente herido.
—¡No se te ocurra tocarla otra vez! —gritó Haley mientras continuaba su raro ataque ridículo.
—¡Cállate, perra! —dijo el hombre, empujando lejos a Haley. Ella se tambaleó hacia atrás y cayó al suelo, con fuerza.
Jason vio rojo mientras todo a su alrededor se borraba en una neblina mientras él se centraba en el hombre que acaba de poner sus manos sobre Haley. Sin decir palabra, se acercó al hijo de puta y le dio un puñetazo en la cara, enviándolo a golpear su espalda contra el bar.
El hombre se inclinó en agonía, ahuecando su nariz.
—¡Me rompiste la nariz, imbécil!
—Si alguna vez le pones otro dedo encima, te mataré. ¿Me entiendes?—Prometió él con furia apenas contenida.
El hombre intentó fulminarlo con la mirada y se estremeció. Finalmente asintió.
—Bien —dijo lentamente, dando la vuelta—. ¡Whoa! —jadeó mientras su pequeño saltamontes se topó con él mientras intentaba reanudar su pequeño lindo ataque.
—¡Haley! —dijo, tratando de sacarla de eso. Ella no le hizo caso, tratando de pegarle al hombre o lo que fuera que estuviera haciendo. Con un suspiro de exasperación la echó a su hombro y se dirigió hacia la puerta.
—¡Tienes suerte, Ted! ¡La próxima vez te patearé el trasero! —gritó.
Jason le dio una palmadita condescendiente a su trasero.
—Estoy seguro de que lo tienes temblando en sus calzoncillos, mi pequeño saltamontes. No hay necesidad de asustarlo.
Ella agarró de la cintura de sus vaqueros para ayudarse a empujarse a sí misma de modo de poder mirar al hijo de puta.
—¡Voy azotar tu trasero! ¡La próxima vez no me voy a contener!
—¡Dile que cuide su espalda! —sugirió Mitch, riendo.
Jason casi rodó los ojos cuando Haley hizo precisamente eso. Soltó un suspiro cansado.
—Vayamos a tu casa antes de que hagas que el hombre se orine encima.
—Tienes suerte, sinvergüenza —gritó ella, haciéndole sonreír. Era tan malditamente linda.
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Haley gruñó y pateó las mantas apartándolas de ellos.
—¿Vas patear el trasero de la sábana también? ¿Debería correr a un lugar seguro? —preguntó Jason, reprimiendo una sonrisa enorme que amenazaba con revelarse.
—¡Hace calor! —dijo en una pequeña linda voz quejumbrosa—. Y deja de burlarte de mí. Absolutamente pateé traseros esta noche —dijo ella con desdén—. Puede ser que incluso me prohíban entrar al bar después de esta noche.
Él parpadeó.
—¿Por qué?
Se dejó caer de espaldas lejos de él.
—¿Cómo que por qué? ¡Empecé una pelea!
—¿En serio? ¿Cuándo?
—¿Qué quieres decir con cuándo? Tú estabas allí. ¡Me viste patear un trasero!
—¿Esa cosa que estabas haciendo con tus manos? —Ella asintió con la cabeza—. Pensé que estabas teniendo un ataque de algún tipo.
Ella abrió la boca y le dio un empujón juguetón.
—¡Idiota! Pateé completamente su trasero y podría patear tu trasero.
Él la miró por un momento antes de echarse a reír. La cama se sacudió mientras reía, probablemente más de lo que nunca se había reído en toda su vida. Las lágrimas corrían por su rostro mientras se agarraba su costado porque comenzaba a sentir un calambre.
—¡Oye! ¡Deja de reírte de mí! ¡Soy una gran amenaza, maldita sea! —Su tono serio lo hizo reír más fuerte. Maldita sea, ella realmente lo estaba matando—. ¡Sigue así y te voy a patear el trasero con mis puños de furia!
De alguna manera se las arregló para reír más. Realmente no creía que fuera posible, pero lo hizo. —¡Ya está bien! —espetó Haley. Se incorporó y rápidamente se sentó a horcajadas en sus caderas y atrapó sus brazos. Ella trató de fijar sus brazos a los lados de su cabeza. Su risa se hizo más controlada ya que rápidamente volvió a la superficie con ella y se dio la vuelta, sujetándola debajo de él. No se molestó en fijar sus manos abajo. Realmente, ¿qué sentido tenía? La había visto en acción después de todo.
—Muy bien, mi pequeño saltamontes, patea mi trasero. Estoy listo —dijo, sonriendo. Él se aseguró de mantener sus caderas elevadas. No tenía sentido torturarse a sí mismo, sobre todo porque ella sólo llevaba una pequeña camiseta y bragas de algodón color rosa.
Ella comenzó a presionarle el pecho, tratando de empujarlo. Cuando eso no funcionó trató de darle una patada y él pensó que ella estaba tratando de darle un buen viejo retorcijón indio en su brazo.
Era muy triste.
—Vamos, mi pequeño saltamontes, estoy listo en cualquier momento que tú lo estés. Muéstrame algo de esa furia.
Haley empujó y tiró con más fuerza, pero aun así no se movió.
—En serio, estoy listo cuando tú lo estés —dijo él, sonriéndole.
Ella gimió en voz alta mientras aumentó sus intentos. Aun así ella no pudo moverlo.
No pudo evitar burlarse de ella. Era tan condenadamente linda.
—Oh, ¿se está cansando mi pequeño saltamontes? ¿Adónde se ha ido toda esa furia? Vamos, déjame ver esos movimientos…
Ella cortó sus palabras con un beso, sorprendiéndolo jodidamente. Fue un suave roce rápido de labios, pero lo golpeó hasta los huesos. Haley dejó caer la cabeza sobre la almohada, mirándolo fijamente mientras se mordía su labio inferior con nerviosismo.
Jason se cernió sobre ella, jadeando en busca de aire lo que no tenía nada que ver con la risa. Ese beso... ese beso inocente, dulce, le pegó más duro que cualquier sesión de besos que había tenido en su vida.
—¿Jason? —El susurro roto de Haley atrajo su atención de nuevo a sus labios.
Esto había terminado. Iba a salir de la cama, disculparse con ella, caminar de vuelta a su casa y poner un poco de distancia entre ellos. Él no era bueno para ella. Trataba a las mujeres como una mierda y no tenía ni idea de cómo tratar a alguien tan especial como Haley. Se merecía a un hombre que le diera todo su mundo. Un hombre que se hiciera cargo de ella, la abrazara y amara. Y él no era ese hombre.
—Haley, yo…
Sus palabras se interrumpieron en un gemido cuando la boca de Haley cubrió la suya de nuevo. Ella rozó sus labios contra los suyos en forma tentadora. Todo su cuerpo se puso rígido cuando se obligó a no responder. No podía hacerle esto a ella. Por mucho que le dolería a ambos, él no podía ceder ante ella. Su cuerpo se estremeció con la necesidad de besarla de nuevo y bajar su cuerpo sobre ella, pero de alguna manera encontró la fuerza para luchar contra ello.

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Él no estaba correspondiendo a su beso.
Allí, tenía su respuesta. Sólo tenía que ir y darle un beso para averiguarlo. No podía preguntarle como una persona normal. Ahora, no sólo probablemente acababa de arruinar todo entre ellos, sino también estaba horriblemente avergonzada. Maravilloso. Simplemente y jodidamente maravilloso.
Sintió que las lágrimas ardieron en sus ojos. Él no iba a verla llorar. Se negaba a dejarle ver lo mucho que esto le dolía.
—Disculpa —murmuró en voz baja, rompiendo el beso y empujando su pecho. Él no luchó esta vez. Se alejó de ella. Estaba tan cerca de derrumbarse. Saltó de la cama y se dirigió a la puerta del dormitorio. No se preocupó por su ropa o cualquier otra cosa en este momento. Sólo tenía que salir de allí.
—¡Haley! —dijo Jason tras ella—. ¡Hablemos de esto!
Lo último que ella quería hacer era hablar de esto. Salió corriendo hacia la puerta y cruzó el patio hasta su puerta. Apenas capaz de ver a través de las lágrimas que ahora fluían libremente por su rostro mientras buscaba la llave escondida bajo el escalón de la entrada y entraba en su casa. Cerró la puerta y corrió a su habitación para bloquear su ventana y cerrar las cortinas de un tirón, a sabiendas de que Jason simplemente entraría por la ventana por ella y trataría de bromear para salir de esto. Ella no quería bromear sobre esto. ¡Esto dolía! Su corazón estaba roto y acababa de perder al mejor amigo que había tenido por su propia estupidez.
Un sollozo se escapó y luego otro, hasta que lloró incontrolablemente. Se dejó caer en el borde de la cama y se cubrió el rostro con las manos mientras lo dejaba salir. Estaba demasiado cansada para seguir luchando.
Un cálido aliento le hizo cosquillas en las manos al mismo tiempo que fuertes dedos suavemente apartaron sus manos hacia abajo. Ella desvió el rostro para que así no tuviera que enfrentarse a él de rodillas delante de ella. Simplemente no podía.
—¿Me vas a mirar? —preguntó él en voz baja.
Se mordió el labio y negó con la cabeza.
—No soy... Haley, simplemente no soy lo suficientemente bueno para ti. ¿Entiendes lo que digo?
Haley se encogió de hombros, deseando que llegara al punto rápidamente y se fuera. Al momento, ella no confiaba en sí misma para abrir la boca, temiendo que acabara avergonzándose más.
—Eres demasiado buena para mí, mi pequeño saltamontes —dijo él en voz baja mientras apoyaba su frente en el hueco de su cuello—. Puedes conseguir algo mucho mejor que yo, sin siquiera intentarlo, Haley. Muchísimo mejor.
Su voz bajó mientras continuaba y parecía como si estuviera dolido, pero ella no dijo nada.
—Eres amable, inteligente, divertida, tienes el corazón más grande que cualquier persona que he conocido y eres dulce. Dios, eres tan dulce. —Deslizó sus manos por sus costados y las frotó suavemente hacia arriba y hacia abajo.
Su respiración se hizo más rápida contra su piel y Haley no quiso nada más que envolver sus brazos alrededor de él y abrazarlo una vez más, pero no podía hacerlo. No podía soportar que él la apartara de nuevo.
—¿Sabes cuán dulce eres, mi pequeño saltamontes? —Su voz se tornó ronca a medida que sus manos se movían más abajo a sus caderas y se deslizaban de vuelta hasta que sus pulgares rozaron debajo de sus pechos y luego de nuevo hacia abajo. Le dio un beso en el cuello casi como si no pudiera evitarlo. Un gemido de dolor se le escapó cuando lo hizo.
—Debería salir de aquí, no volver nunca y permitirte seguir y conocer a un chico agradable que te dé todo lo que te mereces en la vida. —Él presionó otro beso en su cuello y ella apenas contuvo un gemido. Sus manos se deslizaron por sus costados y esta vez cuando se movieron de vuelta arriba estaban por debajo de su camisa.
Grandes manos cálidas se deslizaron hasta sus costados sólo para detenerse justo debajo de sus pechos. Dudaron por un segundo allí antes de continuar su viaje hacia abajo. Él continuó besando su cuello casi con desesperación. La próxima vez que sus manos se movieron hasta arriba pasó sus pulgares a lo largo de la parte inferior de sus pechos y gimió.
La cabeza de Haley cayó hacia atrás mientras sus manos se cerraron en puños en el edredón. Todavía no había hablado, pero por otras razones ahora. Ella temía que si hablaba lo atravesaría, y él se daría cuenta de lo que estaba haciendo y la dejaría. El cielo la ayudara, pero él la tenía demasiado desesperada para correr el riesgo.
—Tengo que irme. —Él presionó un beso con la boca abierta en su cuello y suavemente chupó mientras sus manos se movían más arriba sólo para rozar tentativamente sobre sus duros pezones. Gimieron al unísono—. Es lo que tengo que hacer... lo um… lo um... —Sus manos se deslizaron de nuevo esta vez apretando suavemente antes de volver hacia abajo.
—Yo um, no debería quererte... no debería... me importas mucho, mi pequeño saltamontes. Es por eso que debería... debería —gimió ruidoso y bajo—, eres [i]tan dulce.[i]
Ella decidió que era suficiente. Obviamente él la quería tanto como ella lo quería a él, bueno, al menos esperaba que lo hiciera. Tomando una respiración profunda fortificante, se echó hacia atrás, desplazando la boca de su cuello. Pareció aturdido, mientras trataba de averiguar lo que pasaba.
Haley le sostuvo la mirada mientras se agachaba y agarraba el dobladillo de su camisa. Con la esperanza de que no estuviera equivocada acerca de él, la jaló hacia arriba, se la sacó y la tiró al suelo.
Jason se quedó helado. Sus manos se detuvieron en sus caderas mientras su mandíbula se tensaba con fuerza. Clavó los ojos en los de ella y ella tuvo que contener una sonrisa mientras él se esforzaba por no mirar hacia abajo. Perdió la batalla varias veces.
Él tomó aire reverente cuando permitió que sus ojos vagaran a sus pechos. Murmuró algo acerca de no ser un santo antes de mirar de nuevo hacia arriba. Él estudió su cara durante un largo momento.
—Sabes que podrías conseguir algo mejor que yo, ¿verdad?
Ella puso los ojos en blanco y le dedicó una floja sonrisa.
—Bueno, duh.
—Mientras estemos en la misma página —murmuró él antes de que su boca descendiera sobre la de ella.


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Mensaje por berny_girl Dom 26 Ago - 22:26

Capitulo 14


Ninguna de las fantasías que había tenido sobre su pequeña saltamontes se acercó a la realidad. Sus labios eran llenos y cálidos contra los de él mientras se movía sobre ellos en un beso hambriento.
Él le dio una oportunidad. Demonios, él la dejo correr fuera de su casa en nada más que sus bragas y una camiseta muy corta. Tendría que hablar con ella sobre su exhibicionismo, pero más tarde… mucho más tarde. Ahora mismo estaba ocupado pasando sus manos sobre los pechos más perfectos en la creación. Eran grandes, pero no tan grandes. Ellos simplemente eran perfectos para sus manos.
Ella gimió y él ataco, deslizando su lengua dentro del cálido cielo que ella llamaba boca. Su lengua salió a jugar y deslizarse contra la de él, haciéndolo gruñir en su boca.
Las manos de ella se deslizaron por su pecho, enviándole olas de placer a través de su cuerpo. Él había soñado con ella tocándolo. Amaba la manera que pasaba sus dedos a través de su cabello en la noche cuando se sostenían al otro. Había fantaseado con ella pasando sus dedos sobre el resto de su cuerpo.
Con un último profundo beso él movió su boca abajo a lo largo de su mandíbula y pasó la lengua por su cuello y entre sus pechos. Sus manos nunca dejando de tocar. Agarró un pecho y lo sostuvo hacia su boca como un ofrecimiento. Corrió su lengua alrededor de un gran, duro pezón, ganándose el gemido más erótico que jamás hubiera escuchado de una mujer antes de chuparlo entre sus labios. Liberó el pezón con un ruidoso pop y cambó su atención al siguiente.
Después de un momento sus manos se deslizaron bajando por su estómago donde agarró sus bragas. Ella no vaciló y alzó sus caderas. Su pequeña saltamontes era una buena chica. Empujo sus bragas mientras besaba su camino hacia abajo. Cuando se habían ido, él gentilmente la empujó de espaldas hacia la cama y movió su boca de un muslo interno al otro.
—Me pregunto si eres tan dulce como te imagino, Haley —dijo él, besando su muslo antes de abrir más sus piernas. Incluso en la débil luz de la habitación él podía ver su sexo claramente. Los rosados labios estaban hinchados por la excitación y cortos rizos estaban empapados, haciéndolo lamerse sus labios con anticipación.
Él presiono un beso provocador cerca de su punto.
—¿Eres dulce, Haley? ¿Hmmm?
Su respuesta fue un gemido.
—Apuesto que eres más dulce que la miel —murmuró mientras se inclinaba y pasaba su lengua entre los hinchados labios rosados en una larga lamida. Cerró sus ojos mientras gemía profundamente. Más dulce. Mucho más dulce de lo que imaginaba. Las caderas de Haley se dispararon fuera del borde de la cama, pero él estaba listo para eso. Agarró sus pies y los colocó sobre sus hombros.
Usando sus pulgares, la extendió abriéndola más y casi se vino por la vista. Con sus pulgares extendió el líquido caliente transparente sobre su pequeña protuberancia.
Haley gimió.
—¿Te gusta eso? —preguntó él con una voz ronca—. Entonces te encantara esto.
Él corrió la punta de su lengua alrededor de la pequeña protuberancia, con cuidado de no tocarla. Haley se retorció bajo sus manos tratando de encontrar su alivio. Él deslizo dos dedos dentro de ella, pero cambió a uno cuando se dio cuenta cuán apretada estaba. Estaba feliz de no ser el único que no había tenido sexo en un tiempo. La quería desesperadamente para él.
Finalmente corrió su lengua sobre su sensible pequeña protuberancia, ganándose un gemido entonces lo hizo otra vez y otra vez mientras lentamente deslizaba su dedo dentro y fuera de ella. Él tuvo que cerrar sus ojos. Estaba muy cerca de venirse y ella ni siquiera lo había tocado. Rezó para no avergonzarse a sí mismo esta noche. Había planeado estar dentro de ella la mayor parte de la noche.
Su vagina estaba apretándose alrededor de sus dedos como una tenaza. Él chupó su clítoris con sus labios mientras movía su lengua sobre ella.
—Jason… Jason… —se quejó ella diciendo su nombre suavemente—. ¡Jason! —gritó su nombre mientras su cuerpo palpitaba fuerte alrededor de su dedo.
Él espero hasta que ella yació sobre la cama jadeando antes de alejarse y lentamente lamer sus labios y dedos para limpiarlos. Se inclinó y la besó.
—Condón —dijo él a través de dientes apretados. Estaba al borde de correrse. Nunca antes en su vida había estado tan excitado. Quería follarla en cada posición imaginable y otras que estaba seguro que eran físicamente imposibles, pero estaba dispuesto a intentarlas.
Sintió a Haley moverse debajo de él. Fue tan rápido que casi no lo notó. Antes de que pudiera preguntar que estaba mal ella lo empujó. Mierda. Ella todavía estaba molesta por lo de antes.
—Haley, Yo… mierda —gimió fuerte, bueno gritó realmente, mientras Haley en un rápido movimiento tiraba de sus bóxer hacia abajo y lo tomaba en su caliente y mojada boca. Él apoyo sus manos sobre sus hombros mientras ella lo trabajaba. Ella tomó la punta de su polla dentro de su boca con un movimiento experto que casi hizo a sus ojos voltearse.
Ella tomó sus genitales con una mano, rodándolos alrededor de sus manos haciéndolo gemir y sacudirse. Se forzó a sí mismo a estar quieto así no la lastimaría. Ella encontró sus ojos cuando lo tomó lentamente y fue más allá del punto que otra mujer jamás había logrado.
Él gimoteó.
Su cabeza cayó hacia atrás mientras Haley lo tomaba todo hasta su garganta. Nunca se había sentido así, tan bien, tan completo. Su pequeña saltamontes tenía un lado secreto. Un lado que con mucho gusto él planeaba explorar. Se preguntaba qué más podía hacer y quién le había enseñado. Rabia surgió a través de él con sólo imaginarla haciendo esto con otro hombre y rápidamente empujo esos pensamientos lejos con la ayuda de Haley. Ella era fantástica.
Durante varios minutos sonidos de succión y gemidos llenaron la pequeña habitación, haciéndole más difícil a Jason contenerse. Estaba tan malditamente cerca. Demonios, él fácilmente podría haberse corrido cien veces para este momento, pero estaba desesperado de seguir con esto. Se sentía tan bien… tan malditamente bien.
Finalmente no podía contenerse más. Él le dio una palmadita a ella sobre el hombro, la señal universal de advertencia, y empezó a alejarse cuando Haley apretó su cadera con su mano libre y lo mantuvo en su lugar mientras duplicaba sus esfuerzos.
—Haley, nena, me voy a ¡correr! —gimió la última palabra ruidosamente mientras todo su cuerpo convulsionaba y su polla se endurecía más allá de la creencia y estalló en su dulce boca. Haley no perdió el ritmo mientras lo seguía chupando. Ella realmente era increíble.
Jadeando por aire, se apartó tomando una respiración profunda mientras se deslizaba fuera de su lengua. Perezosamente empujó hacia abajo su ropa interior y subió a la cama con Haley.
Ella lamió sus labios, haciéndolo gemir. Se inclinó y la besó, mezclando sus sabores. Mientras se besaban poco a poco se movieron arriba de la cama. Una vez que la cabeza de Haley golpeó la almohada Jason se acostó en su lado y la acercó a él.
Tan bien como se sentía simplemente sostenerla en sus brazos todas estas semanas, se sentía mejor tenerla en sus brazos desnuda. Sorprendentemente no tenía nada que ver con sexo. Amaba sentir su cálida piel contra la de él y sentir su latido mientras lo arrullaba hasta un profundo sueño.
Lectura Agosto 2018 - Página 3 053f3310
—¡Mierda! —escuchó Haley a Jason gritar mientras algo se estrellaba en la otra habitación. Por el sonido de ello él acababa de derribar su pila de libros en la mesa del pasillo, otra vez.
Ella se inclinó contra la encimera de la cocina, mordisqueando una pieza de tostada mientras miraba a Jason tropezar dentro. Su cabello todavía estaba mojado y todavía estaba arreglando con torpeza su ropa. Sus zapatos sin amarrar, sus pantalones abiertos, su camisa estaba medio abotonada y estaba pasando un mal rato con su corbata.
La miró acusadoramente mientras hacía un rápido trabajo con su ropa.
—No me despertaste.
Ella puso los ojos en blanco mientras pinchaba un trozo de salchicha con su tenedor.
—Sí te desperté. Tres veces de hecho. Cada vez me lanzabas algo y volvías a dormir.
Jason la miró boquiabierto.
—¿Y te rendiste? Conoces la rutina, mujer. Tienes que seguir con ello hasta que me vea obligado a salir de la cama para conseguir algo para tirarte. —Sus ojos se estrecharon peligrosamente hacia el gran desayuno frente a ella.
—¿Y has comido sin mí? —preguntó con escandalizada indignación. Comer era sagrado para Jason, probablemente porque le gustaba robar comida de su plato cuando todavía estaba caliente.
Cualquier otra mañana se habría asegurado de que se levantara de inmediato. Disfrutaba de sus tranquilas mañanas juntos antes de que se enfrentaran a sus cargos hormonales. Pero esta mañana no quería darle la oportunidad de terminar lo que habían empezado la noche anterior.
Por mucho que ella quisiera, necesitara, dar el siguiente paso con él estaba asustada. Él era un hombre con experiencia y expectativas y ella era... bueno, a falta de una palabra mejor, una gallina.
Era afortunada por ser la hija menor de la familia no sólo porque sus abuelos la acogieron, sino porque fue capaz de ver desde una edad muy joven como eran tratadas sus hermanas y primas mayores por los llamados amigos y hombres. Los hombres iban y venían de sus vidas convirtiéndolas en idiotas babeantes. Había conocido a más de una mujer en los últimos años que pensaban que el sexo significaba amor para los hombres sólo para ver su corazón roto al final.
Podría parecer anticuado, pero sólo planeaba dormir con un hombre en su vida, el hombre con el que pasaría el resto de su vida. Salió en citas con el paso de los años y manejaba sus “necesidades” de otras maneras pero nunca corrió el riesgo con cualquiera de los hombres con los que había salido. Dado que nunca se enamoró de ellos había sido fácil, pero con Jason iba a ser difícil.
Sabía sin lugar a dudas que estaba enamorada de él y que él por lo menos se preocupaba por ella profundamente, tan profundamente como un hombre como él podía. Haley no tenía ilusiones sobre el tipo de hombre que Jason había sido en el pasado. Nunca había tenido una relación seria y nunca se preocupó por ninguna mujer con la que había estado. A pesar de que había cambiado mucho e incluso había madurado el último par de meses ella no era una de esas mujeres delirantes que pensaban que podía cambiar a un hombre.
Jason muy bien podría ser la persona que la haría romper la regla de un sólo hombre en su vida, porque sabía sin ninguna duda que nunca se casaría con ella. Podría ser capaz de manejar una relación exclusiva con ella, pero ¿por cuánto tiempo? Sabía que tarde o temprano se aburriría y pasaría a la siguiente chica. Dolería muchísimo, pero sabía que iba a venir.
Así que, eso la dejaba con una decisión muy importante que tomar. ¿Correría el riesgo y se entregaría a él, esperando que su corazón no se hiciera pedazos completamente cuando él pasara página, o lo mantendría en el nivel físico en el que estaba cómoda?
Lo único que la detenía era el arrepentimiento que sabía que sentiría en un año a partir de ahora cuando otra mujer viniera gritando y golpeando a su puerta en medio de la noche.
Vio como Jason terminaba de vestirse. Durante todo el tiempo frunciéndole el ceño o mirando con nostalgia hacia la pila de waffles, tostadas, huevos, tocino y salchichas. Por supuesto había cocinado esto para él, y él lo sabía en algún nivel, pero era Jason y él se tomaba su comida en serio. Demasiado en serio, pero ese era un trabajo para el Doctor Phil, no para ella.
Cuando terminó de vestirse arrojó su bolso sobre su hombro, cogió la botella de sirope y empapó los waffles. Cogió un tenedor y el plato y se dirigió a la puerta, dejándola para que pusiera los ojos en blanco y lo siguiera.
Mientras ella conducía comían. Por cada dos bocados que él tomaba le daba uno, lo que funcionaba para ella ya que no se necesitaba mucho para llenarla. Secretamente le encantaba cuando hacían cosas de este tipo, sobre todo cuando él la cuidaba. Era tan dulce. Se aseguraba de que ella recibiera el mejor trozo de tocino o bocado de salchicha y siempre se aseguraba de untar dos veces su bocado de waffle en el sirope, sabiendo lo mucho que le gustaba.
Para el momento en que se detuvieron en el estacionamiento del personal habían terminado y el plato estaba en el asiento trasero en la gran toalla de playa que ella había puesto ahí para momentos como éste.
Se sentaron ahí por un momento y observaron cómo los autobuses y los autos llegaban al frente del edificio. Se le ocurrió que de repente estaba nerviosa. Después de anoche pensó que la incomodidad sería lo primero esta mañana, otra razón por la que dejó la cama temprano. En su lugar saltaron directos a su rutina normal relajada. Ahora que la comida no estaba y estaban sentados ahí estaba muy nerviosa.
¿Se arrepentía él de lo que hicieron? ¿Estaba a punto de recibir el discurso de que no quería nada serio? ¿Se molestaría cuando se enterara de que ella no dormiría con él como varios hombres antes lo habían hecho? ¡Maldita sea! ¿Qué cosa demoledora diría?
—Tienes sirope en tu labio.
Vale, no alteraba la vida exactamente.
Se lamió los labios.
—¿Se ha ido?
—No.
Se limpió la boca con los dedos.
—¿Y ahora?
Él suspiró.
—Veo que voy a tener que manejar esto. —Se inclinó rápidamente y rozó sus labios contra los de ella. Contuvo el aliento mientras él pasaba su lengua por su labio inferior.
—Tan dulce, mi pequeño saltamontes —susurró él contra sus labios. Rozó sus labios contra los suyos otra vez—. Sé por qué te has ido de la cama temprano esta mañana y por qué te has asegurado de que tuviera muy poco tiempo para hacer algo más que prepararme para trabajar.
Presionó otro beso contra sus labios mientras tomaba su mano en las suyas.
—Lo siento por ser un idiota anoche y casi cometer el mayor error de mi vida. Tenía miedo de hacerte daño. Sé lo que soy y también sé que mereces un hombre que pueda mimarte y llevarte a todos los bonitos lugares que tú te mereces. Yo…
—Jason, no me importan esas cosas —dije suavemente.
Negó con la cabeza tercamente.
—No significa que no las merezcas, pero si me das una oportunidad para compensar mi pasada estupidez, y no estoy hablando sólo sobre contigo, prometo que haré todo lo que pueda para hacerte feliz.
—Jason…
—Quiero intentar esto. Tú y yo, quiero decir. Sé que lo más probable es que lo joderé a lo largo del camino y querrás cortar mi cuello, pero quiero intentarlo. Haré lo mejor que pueda para no hacerte daño.
Haley sonrió, sabiendo que era lo mejor que podía esperar de él. Apreciaba su honestidad y sabía que si iban a intentar que esto funcionara entonces tenía que ser honesta con él, al menos sobre el alcance de su relación. Tal vez no le guste estar con una mujer con la que el sexo, bueno, el coito no estaba involucrado.
Le dio a su mano un pequeño apretón.
—Jason, si vamos a intentar esto entonces me gustaría tomarme las cosas con calma. —Él frunció el ceño—. Lo que quiero decir es que nada más allá del nivel en el que estuvimos anoche. —Apretó su labio entre sus dientes—. Lo que quiero decir es que nada de sexo real.
Él entrecerró los ojos hacia ella.
—Pero, ¿todavía dormirás desnuda conmigo y me dejarás hacerte otras cien cosas malas? —preguntó en un tono serio.
—Sí.
Él rozó sus labios contra los de ella otra vez y se alejó unos centímetros para mirarla a los ojos.
—¿Y todavía cocinarás para mí y me llamarás Maestro?
Sus labios temblaron.
—Sí a cocinar y ni una oportunidad en el infierno a lo otro.
Él suspiró con cansancio.
—Bien, ¿qué tal Señor y Maestro?
—Uh... no.
—¿Dios?
—Nop.
—¿Mi vasallo?
—Espera... no.
Le dedicó una de sus sonrisas ladeadas.
—Te ganaré con el tiempo.
No estaba tan segura de que él se quedara el tiempo suficiente para cumplir esa promesa, pero por la oportunidad de estar con él incluso aunque fuera por poco tiempo estaba dispuesta a correr el riesgo.


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