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Lectura Agosto 2017
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Lectura Agosto 2017
¡Bienvenidas a la lectura del mes de agosto!
La cual estará a cargo de esta preciosa niña y de @maga pali
Veritoj.vacio- Mensajes : 2400
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Edad : 52
Re: Lectura Agosto 2017
Bad Mommy
Cuando Fig Coxbury compró una casa en la calle West Barrett, no fue porque le gustara el vecindario, o incluso porque le gustara la casa. Es porque todo lo que desea está en la puerta de al lado. El esposo, el hijo, y la vida que pertenece a alguien más.
Cronograma
Martes 1: Capítulos 1 al 3
Miércoles 2: Capítulos 4 al 6
Jueves 3: Capítulos 7 al 9
Viernes 4: Capítulos 10 al 12
Sábado 5: Capítulos 13 al 15
Domingo 6: Capítulos 16 al 18
Lunes 7: Capítulos 19 al 21
Martes 8: Capítulos 22 al 24
Miercoles 9: Capítulos 25 al 27
Jueves 10: Capítulos 28 al 31
Sábado 11: Capítulos 32 al 35
Domingo 12: Capitulos 36 al 39
Lunes 13: Capítulos 40 al 44
Martes 14: Capítulos 45 al 48
Miércoles 15: Capítulos 49 al 52
Vela- Mensajes : 180
Fecha de inscripción : 11/01/2017
Edad : 36
mariateresa- Mensajes : 1841
Fecha de inscripción : 10/01/2017
Edad : 47
Localización : CHILE
Re: Lectura Agosto 2017
Andale me uno!!
@Veritoj.vacio el libro que queríamos
@Veritoj.vacio el libro que queríamos
Invitado,Te interesan más lecturas como esta buscanos en ACUALAND
Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
micafp_2530- Mensajes : 1884
Fecha de inscripción : 26/02/2017
Edad : 30
Localización : Entre las páginas de un libro...
Re: Lectura Agosto 2017
obvio me uno lo voy a anotar para no olvidarme de la lectura! jaja
Invitado- Invitado
Re: Lectura Agosto 2017
Si Ross, se nos hizo leerloRoss L de Mellark escribió:Andale me uno!!
@Veritoj.vacio el libro que queríamos
Veritoj.vacio- Mensajes : 2400
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Edad : 52
Re: Lectura Agosto 2017
Me uno.... Se ve interesante
"No vivas la vida escondiéndote detrás de tu pasado, vive para el ahora, cuando encuentres a alguien con quien quieras pasar el resto de tú vida, no la dejes ir, ya sea si ese para siempre resulta ser un día o un año o cien años. No dejes que el miedo de perderlos te contenga de amarlos"
jesikap- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 09/10/2014
Re: Lectura Agosto 2017
Justo estoy leyendo este libro y vaya que promete, así que me apunto
Invitado- Invitado
Re: Lectura Agosto 2017
¡Hello, chiquillas!
Gracias a todas las que se unieron, espero que disfrutemos de esta lectura!
¡Comencemos!
Re: Lectura Agosto 2017
1
Mala mamá
Veo que obtienes cosas que no mereces, las vives. Maldita sea, apesta. Me siento resentida porque yo lo merezco más que tú. Podría ser una mejor tú, a eso se reduce. Soy cada mujer; todo está en mí.
La pequeña niña tenía cabello rubio. Cuando el viento soplaba, se elevaba alrededor de su cabeza en forma de una aureola. Imagino que tuve un cabello como ese cuando era niña. No lo sabría, porque mi madre estaba demasiado ocupada trabajando como para tomarme fotos. Sabes, ¿por qué tener hijos si vas a estar demasiado ocupada para tomarles fotos? Un día diferente, un problema diferente. Sin embargo, que sepan que mi madre es una hija de perra. Levanto mi teléfono y tomo una foto de la pequeña niña a mitad de una carrera, su cabello ondeando detrás de ella. Era del tipo de fotografía que sacabas y enmarcabas. Me maravillaba mi ojo por la belleza.
Tan pronto como la veo algo se despierta de un largo sueño, mis huesos crujen, mi corazón suena con fuerza renovada. Cierro mis ojos y le agradezco al universo por enviarme este regalo. Luego levanto mi teléfono y le tomo otra fotografía porque no voy a ser una mamá de mierda.
Era ella. Lo sabía. Todo lo que quería, todo lo que había esperado. Me quedé paralizada cuando la vi caminar hacia un auto con una mujer alta de cabello negro. ¿Era la madre? ¿Una niñera, quizás? No había rasgos que compartieran entre ellas a parte del color de los ojos-café. Pero, luego escuché que la pequeña niña la llamó Mamá, y me encogí… me marchité… morí. Ella no es quien tú crees que es, pequeña.
Las seguí del parque a su casa en mi Ford Escape blanco, recién lavado y brillando, sobresaliendo como un dedo adolorido. Temí que atrajera la atención y la madre notara a alguien siguiéndolas. Pensaba demasiado, ¿cierto? Mi mente es como una computadora con demasiadas ventanas que han sido dejadas abiertas. Soy muy lista, así que eso es. Las personas que son muy listas tienen muchos pensamientos, pero todos son pensamientos brillantes.
Me calmo al abrir una ventana de la razón en mi mente, la mayoría de las madres no notan las cosas, no las cosas correctas, de cualquier manera. Estaban demasiado ocupadas, demasiado fijadas en sus hijos: ¿está tu rostro limpio, estás poniendo cosas con gérmenes en tu boca, te sabes el alfabeto? Estaban demasiado cómodas en la burbuja del mundo moderno, si me lo preguntan. En aquellos tiempos, las madres tenían miedo de todo: disentería, influenza, arrancarse el cuero cabelludo, polio. Ahora lo que a todos le preocupan es si hay demasiada fructuosa en su jarabe de maple en la caja del jugo de sus hijos. ¿Compórtense, saben? Todos se están volviendo salados por las cosas incorrectas. Asumen que hay un extraño siguiéndolas a casa en una muy limpia y poco sospechosa SUV blanca, asumen que están criando narcisistas, asumen que en veinte años sus hijos las van a odiar porque no pusieron los suficientes límites.
Se detuvieron por gasolina, así que le di la vuelta a la cuadra y esperé en el parqueo de al lado, lista para arrancar en cualquier momento. Un hombre sin hogar golpeó en mi ventana mientras intentaba vigilar el auto. Le di un dólar porque estaba de buen humor, y también porque quería que se marchara. Podía ver a la madre desde donde estaba parada. Ella enganchó la manguera del gas, su cabello cayendo sobre su rostro, y caminó hacia el asiento del conductor. Puse mi auto en conducir y allí nos fuimos.
Quería ver el cabello del padre, asumiendo que ella tenía uno, por supuesto. En estos días nada tenía que ver con la paternidad: arrojas a dos hombres juntos, dos mujeres, denles un niño. Nada era igual como debería ser. No que fuera homofóbica o algo así, pero no era justo que a los homosexuales les dieran bebés y a mí no.
Cuando su auto llegó a una entrada de vehículos, me estacioné al otro lado de la calle, bajo un árbol con flores de cerezas rosadas y grandes. Era la época del año en que las cosas estaban llenas de vida, todas las cosas asomándose después de un duro invierno. Excepto yo. Vi las flores salir, sabiendo que era un vacío en la vida, pero eso no era en realidad mi culpa. Los humanos eran sanguijuelas, desertores. Me sentía sola y aislada porque no había nadie como yo. Las personas decían: encuentra tu tribu. ¿Pero, cuál era mi tribu y dónde estaban? ¿Las pequeñas niñas con las que había crecido? No. ¿La mujer en la oficina en donde tuve mi primer trabajo? Infiernos, no. Acepté a una joven edad que iba a estar sola. Jugué con amigos que solo yo podía ver, y como adulta la mayoría de mis relaciones fueron a través del internet. Veo mientras la madre desabrocha el cinturón de la niña que se ha dormido en su asiento del auto y la levanta hacia su cadera. Siento un golpe de celos, pero luego la cabeza de la niña rodó fuera de su hombro, y quise apresurarme y… ¿y qué? ¿Arreglarlo? ¿Tomar a la niña? Rechino los dientes detrás del volante con la vista. Mala Mamá. Algunas personas no deberían tener niños.
Viven en una casa de ladrillos grises estilo Tudor, a un kilómetro y medio de mi modesta casa. ¡Qué coincidencia! Añado los datos en mi cabeza una vez más. Dos años, dos meses, seis días. ¿Podría ésta ser mi hija? Me sentía segura que lo era, pero siempre había cierta duda. Vi a una psíquica después de que todas las cosas malas pasaron. Me dijo que me tropezaría con el alma de mi hija algún día, que sabría que era ella. Lo imaginé tantas veces, viendo a una adolescente, a una joven adulta, incluso imaginé que podría ser mi enfermera cuando estuviera acostada en el hospital y fuera vieja. Saco una bolsa de peses dorados de mi cartera y comienzo a meterlos compulsivamente en mi boca.
Estaba por dormirme cuando un sedán dorado se detuvo en la entrada exactamente a las seis y quince. Nadie sospecha de un sedán dorado porque solo las personas aburridas los manejan. Las personas que no tienen la suficiente personalidad para ir por un… auto rojo o blanco. Son los neutrales de la sociedad. Los que se mezclan. Arrojo mi bolsa de peces dorados en el asiento del pasajero y me siento derecha, quitando migajas de mi mentón. Un hombre sale. Lucho en la luz que se desvanece por ver su cabello. Estaba demasiado oscuro para ver el color. Otro ejemplo de que el ahorrar la luz del día está arruinando vidas.
Consideré salir del auto, podía pretender que estaba tomando un paseo, quizás detenerme fuera de la entrada y preguntarle por direcciones de algún lugar. No, no podía arriesgarme a ser vista. Él sostenía un maletín en su mano, balanceándolo de ida y vuelta mientras camina. ¿Estaba silbando? La felicidad está en sus hombros, felicidad en sus labios, felicidad en sus pasos. Nada de lo que está haciendo es real. Quería llegar y advertirle que todo eso se le arrebataría algún día. Solo es la forma en que funcionan las cosas.
Cuando alcanzó el porche, una luz parpadeó y me incliné hacia adelante en mi asiento. ¡Su cabello era oscuro! El gris comenzaba a asomarse por sus entradas, pero desde donde estaba todo lo que podía ver era el cabello oscuro bajo la luz amarilla del porche.
Me senté hacia atrás, sin respiración. Tenía razón. Presioné mis dedos contra mis ojos y comencé a llorar. Gruesas lágrimas de pena corrieron hacia abajo por mi rostro y se derramaron en mi suéter. Estaba llorando por lo que había perdido, por lo que nunca pude experimentar. Deslicé mis dedos bajo mis ojos para limpiar las lágrimas y miré cuando la puerta se abrió. La mujer tiró sus brazos alrededor de su cuello. Se veían como la familia perfecta, como si la felicidad llegara fácilmente para ellos en su casa gris. Ya podía decir que ella no se lo merecía.
Mala Mamá.
Re: Lectura Agosto 2017
2
En punto
No estoy obsesionada con ellas per se.
—¿No?
—No. —¿Por qué mi voz suena así? Me toqué la garganta, hice un pequeño sonido de eh-eh antes de continuar—. Estoy interesada en ellas, claro. Me siento... conectada. Sin embargo, no estoy loca. —¿Por qué estaba asegurándole siempre a la gente que no estaba loca? ¿Era porque ellos eran tan normales, tan aburridos?
—Fig. —Mi terapeuta se inclinó hacia delante en su silla, la luz brillaba en sus gafas de montura roja.
Miré hacia abajo a sus zapatos en su lugar, también rojos. Era como una pequeña muñequita. Es como si nadie se preocupase de tener un poco de personalidad. Golpeé mi dedo en mi reloj de oro rosado y luego extendí la mano para meter el dedo por mis aros de plata en mis oídos. Tal vez ella se daría cuenta y se sintiera inspirada. Eso es lo de lo que la vida se trata. Hacer que los demás quieran ser tú.
—Has seguido a la madre y a la hija a casa desde el parque, ¿correcto?
Ella estaba retorciendo mis palabras, tratando de hacer que pareciera loca. Ese era el peligro de ver a un terapeuta.
—Conduje hacia mi barrio —le dije—. Después del parque. Viven muy cerca.
Pensé que el asunto se resolvería, pero sus ojos me estaban perforando.
—¿Así que no las seguiste a su casa y te sentaste fuera durante horas con el fin de ver al padre de la niña?
—Aparqué —gruñí—. Ya te lo dije. Tenía curiosidad.
Se sentó y escribió algo en su bloc de notas. Estiré el cuello, pero era un profesional en ocultar cosas. Tal vez era una psicópata. Escribir cosas que no podía ver era un juego de poder, ¿verdad?
—¿Y con qué frecuencia lo has hecho desde la primera vez?
De repente estaba tan sedienta que mi lengua se pegaba al techo de mi boca. Miré alrededor de la habitación por agua. El aire caliente atravesaba las rejillas de ventilación del techo. Me quité el jersey que acababa de comprar y me pasé la lengua por los labios.
—Algunas veces —declaré, casualmente—. ¿Tienes agua?
Señaló una pequeña nevera en la esquina de la habitación y me puse de pie y me acerqué. Mini botellas, hilera tras hilera de ellas. Agarré una de la parte posterior pues estaría más fría y volví a mi asiento. Me entretuve en abrir la botella y beber ávidamente para estirar el tiempo. En cualquier momento anunciaría que la sesión había terminado, y podría enfrentarme a su siguiente pregunta la semana siguiente. Pero no puso fin a la sesión, y empecé a sudar.
—¿Por qué crees que te sientes conectada con esta madre e hija en particular?
Esa me tomó por sorpresa. Me relajé, pasando la uña del pulgar ligeramente a través de la muñeca mientras pensaba.
—No lo sé. Nunca he pensado en ello antes. Tal vez porque la niña tiene la misma edad que la que habría tenido mi hija.
Asintió pensativa, y se acurrucó en los cojines.
—Y tal vez porque la mujer…
—¿Quieres decir su madre?
Le lancé una mirada asesina.
—La mujer —enfaticé una vez más—, no se parece a las otras madres. Es la anti-mamá.
—¿Eso te molesta o te gusta?
—No sé —dije, por segunda vez—. Tal vez ambos.
—Háblame de ella, la madre. —Se acomodó en su silla, y empecé a toquetear la piel alrededor de la uña de mi pulgar.
—Lleva cosas que hacen que las otras madres miren, ¿sabes? Pantalones de cuero, una camiseta de Nirvana debajo de una chaqueta, más pulseras de las que le he visto nunca a nadie en su muñeca. Una vez, llevaba un sombrero de fieltro negro y una camisa gris por la que se podía ver a través, la única cosa entre el resto del mundo y sus pezones era su cabello.
—¿Y cómo responden las otras madres en el parque infantil a ella? —preguntó—. ¿Lo has notado?
Sí, eso es lo que había hecho que la mirase en primer lugar. Las vi mirarla, y me enganchó.
—No se molesta en hablar con las otras madres. Se puede ver que no les gusta por eso. Las rechaza antes de que tengan la oportunidad de desairarla a ella. Brillante, si me preguntas. Son perros de carga y disparan sus miradas que van entre curiosas y totalmente molestas.
—¿Te gusta eso de ella?
Pensé en eso.
—Sí, supongo que me gusta que a ella no le importe. Siempre he querido que no importase.
—Es bueno controlarte —dijo—. Saber cómo trabajas.
—Entonces, ¿por qué las sigo? —pregunté en un momento de transparencia.
—Nuestro tiempo se ha acabado. Nos vemos la próxima semana, Fig. —Sonrió.
Era tarde en la noche cuando conduje a casa de la Mala Mamá y aparqué a una cuadra. Había pensado no venir, pero que no iba a dejarme intimidar por una psiquiatra. Hacía frío afuera. Saqué mi sudadera del asiento trasero y me la pasé por la cabeza, metiendo mi cabello con cuidado bajo la capucha. No era probable que me atrapasen, pero este tipo de cabello rubio atraía la atención. Esta parte de la ciudad se compone de familias jóvenes que se metían respetablemente en la cama a las nueve y media, pero nunca se podía ser demasiado cuidadosa. Decidí que mi cubierta sería una carrera tardía. Bastante inofensiva. Si alguien fuera se asomase a su ventana, verían una mujer en chándal tratando de ser mejor. Me agaché para comprobar los cordones de mis zapatillas nuevas. Las había comprado por internet sólo para esta ocasión. Había visto a Mala Mamá llevándolas en el parque, blanco brillante con detalles de leopardo. Las quise al momento. Nos imaginé encontrándonos en el supermercado o en la gasolinera mientras estábamos paradas con las manos en el surtidor, y ella diciendo.
—¡Oh, también tengo esas zapatillas! ¿No las amas? —Aprendí esta técnica de mi madre que usaba en los hombres después de dejar a mi padre. Pretendes que te gusta lo que les gusta para que tengan algo en común. Quizás te empezará a gustar de verdad —es una ganancia doble.
Estaba a sólo unos pocos metros de distancia ahora.
Miré a escondidas alrededor de la pequeña calle con sus buzones pintados a mano y flores exuberantes. Ni un alma a la vista. La mayoría de las ventanas de las casas ya estaban a oscuras. Corrí en el lugar durante unos segundos y luego cogí la puerta del buzón y la abrí. Dentro había tres correos y encima de ellos, una pequeña caja marrón. Lo cogí todo, metiéndolo en los gigantes bolsillos de mi sudadera con capucha mientras miraba alrededor. Las zapatillas me hacían daño en mis dedos, y todo lo que quería era acurrucarme en mi sofá con el correo de Mala Mamá y una taza de té. Quizás incluso tomase una torta dulce con el té, los de la lata a cuadros con el pequeño perro escocés.
La primera cosa que hice cuando entré en mi casa fue desnudarme. Los pantalones eran para los perdedores. Además, estaban haciéndome daño en mi cintura, haciendo que mi piel sobresaliera por encima, una muy mala sensación. Llevé el correo de Mala Mamá al comedor, dejándolo sin mirarlo. Paciencia, me dije. Todas las grandes cosas necesitan paciencia. Hice té, teniendo cuidado de verter la leche exactamente en el momento adecuado. Agarrando la lata de galletas de mantequilla, llevé mi copa hacia el comedor —un antiguo objeto de madera que había restaurado y pintado yo misma— y me deslicé en una de las sillas de color amarillo. Coloqué cada sobre cara abajo, poniendo el paquete para lo último. Respiración profunda, vale… Giré el primero. Su nombre era Jolene Avery.
—Jolene Avery —dije en voz alta. Y entonces, para no desmayarme ante su bonito nombre, dije—: Mala Mamá.
Usé mis uñas para abrir el sobre y saqué la única hoja de papel blanco en su interior. La factura del médico, aburrido. Recorrí las palabras. Se había hecho análisis de sangre hacía dos semanas. Miré a través de la jerga médica para más detalles, pero eso era todo lo que decía. Laboratorio. ¿Para qué? ¿Un embarazo? ¿Un procedimiento estándar? No era ajena a los problemas médicos. En el último año, había sido hospitalizada dos veces cuando mi presión arterial se disparó, y allí estaban todas las pruebas que habían tenido que hacer cuando se encontraron manchas en mi cerebro. Había culpado George y esas malas cosas que me hizo. Estaba perfectamente sana hasta que descubrí lo hijo de puta que era.
Dejé la factura a un lado y giré la siguiente. Ésta era para su marido, Darius Avery. Era una cotización del seguro, correo basura. Darius y Jolene Avery. Mordí mi galleta. La tercera carta era una invitación de cumpleaños. Globos rojos y amarillos flotaban por toda la carta. ¡Estás Invitada! Decía en letras burbuja.
¡La tercera fiesta de cumpleaños de Giana!
Dónde: Parque de la Reina Anne
Pabellón # 7
02:00 en punto
Confirma tu asistencia llamando a Tiana
Me preguntaba qué tipo de mujer escribía en punto en invitaciones de cumpleaños de su hija. Una persona con trastorno obsesivo compulsivo. El tipo de mujer que se asomaba por la ventana en la noche para asegurarse de que los vecinos no estaban poniendo su bote de basura demasiado cerca de su césped. Mezquinas y patéticas personas. ¿No eran los padres de los niños pequeños conocidos por llegar siempre tarde de todos modos? Era una especie de desmoralizador recordarles sus fracasos en una invitación de cumpleaños.
Dejé la invitación de Giana y empujé el paquete hacia mí. ¿Qué podría haber dentro de una caja tan pequeña? La escritura en el papel era agobiante. Letras estridentes y afiladas en tinta azul. Estaba dirigida a Jolene Wyatt; debía ser su apellido de soltera.
Utilicé unas tijeras para cortar la cinta, tarareando en voz baja para mí misma. Una vez que estuvo abierta, me incliné hacia un lado y dejé que el contenido se deslizará afuera. Una caja de terciopelo azul, todo en mi palma —el tipo de caja de baratija donde la gente pone joyería Había una factura plegada en la parte superior; la puse a un lado y abrí la tapa. De inmediato me sentí decepcionada. Asegurada por un hilo rojo, había una pequeña cuenta azul. La saqué y la sostuve contra la luz. Nada extraordinario, o eso diría mi madre, nada que sirviese para escribir a casa. Quizás Mala Mamá era una de esas personas que hacían pulseras y esas cosas. Tener una hija no era suficientemente bueno para ella, necesitaba actividades extra que la hicieran sentir como su antigua yo, que era una puta que iba de bar en bar haciendo collares artesanos. Dejé la cuenta de nuevo en la caja y metí todo dentro de un cajón, de repente sintiendo como se aproxima una migraña. No pensaría en ello más, cuán desagradecida era la gente. Me estaba haciendo sentir enferma. No se merecía esa pequeña niña. Me puse en el sofá con un paño frío sobre los ojos. Y ahí es donde me quedé dormida.
Re: Lectura Agosto 2017
3
La casa de al lado
Fig, me decía siempre la gente. ¿Por qué no tienes hijos? Eres tan buena con ellos. ¿Y qué se suponía que dijera ante eso? Una vez casi los tuve. Pero, verán, mi esposo me falló. Y perdí a mi bebé—una niña.
Mi bebé. La había esperado por tanto tiempo, haciendo dos rondas de tratamientos de fertilidad que vaciaron nuestra cuenta bancaria y terminaron en un vientre vacío. Había perdido la esperanza… y después, un periodo retrasado… dos… una prueba de embarazo. Todo fue confirmado ese día lleno de lágrimas en el consultorio del doctor. Me había tendido un montón de pañuelos cuando me dijo los resultados del examen de sangre, y chillé como… bueno, como un bebé.
Había sido solamente del tamaño de una mandarina. Había estado siguiendo su crecimiento en una aplicación en mi teléfono, cada día revisando la manera en que su pequeño cuerpo iba cambiando. Le envié capturas de pantalla de todo eso a George quien respondió con emojis. Ella fue de un renacuajo a una diminuta persona transparente con manos y pies. Y después no era nada. Mi chica milagrosa, desapareció. Mi cuerpo la expulsó en pedazos. Una cosa violenta que nunca ninguna mujer debería tener que experimentar.
George no había estado allí, por supuesto. Había estado en el trabajo. Conduje al hospital y me senté sola, mientras el doctor explicaba que estaba teniendo un aborto espontáneo. Cuando George se enteró, ni siquiera había llorado. Su rostro se había vuelto pálido como si hubiera visto un fantasma, y después le preguntó al doctor cuán pronto podríamos intentar tener otro. Él solo había querido eliminarla e intentar algo nuevo. George, quien me había hecho cortar la corteza de sus emparedados de queso gratinado y soplar en su sopa hasta que esta no fuese a quemar su boca, no había llorado como el bebé que era.
Estaba enojada, resentida. Le atribuí el aborto a la negligencia que sentí de él. Buena suerte a George y su corazón de piedra. Ya no iba a ser su mamá. Era la mamá para una pequeña niña real, y la había encontrado de nuevo, ¿no lo había hecho? De todos los billones de personas en el planeta, allí estaba ella, solamente a cinco cuadras. Parecía demasiado bueno para ser cierto.
Me encontré a mí misma tomando largas caminatas, todo el camino hasta la calle Cavendish, más allá del parque con las bancas púrpuras, y la tienda de yogurt congelado donde podías bajar una palanca y servir tu propio yogurt en grandes vasos de cartón. Giré a la izquierda por el Little Caesars, donde siempre había al menos dos gatos sentados afuera en la pared, y me detuve en el Tin Pin por un rápido capuchino. El Tin Pin tenía muy buenos capuchinos, pero todas las chicas que trabajaban allí lucían como prostitutas. Intenté no mirarlas cuando ordené, pero en ocasiones era difícil no hacerlo. Era difícil de entender lo que toda esa rosada, hinchada piel tenía que ver con el café.
Había escrito algunas sugerencias en la caja en la pared: Hagan que las chicas usen ropa menos provocativa, escribí. Contraten a algunas chicas mayores que tengan respeto por sus cuerpos, dije en otro momento. Y luego finalmente: Espero que todas ustedes cabronas semivestidas se quemen en el infierno. Pero, nunca cambió nada, y las chicas nunca cubrieron esos pequeños panqués pegados a sus pechos. No pude recordar si los míos habían estado alguna vez así de duros.
Había mesas y sillas en la acera, y dado que el clima era agradable, llevé mi bebida afuera y me senté observando el tráfico, manteniendo mi vista en los gatos que no se habían movido un milímetro desde que llegué. Y después, cuando terminé, arriba y en dirección a su casa en la calle West Barrett. Odiaba admitirlo, pero su calle era más agradable que la mía. Los árboles eran más grandes; las casas más cuidadas. Eran los pequeños detalles: persianas blancas alrededor de las ventanas, y los tulipanes bordeando los maceteros que la hacían parecer más… más… personal. Al momento, había una alfombra de flores rosadas cruzando la calle. Podía ver a la pequeña niña chillando con emoción y preguntándole a la Mala Mamá si podía correr en medio de ellas. Ella probablemente también la dejaría. No te preocupes por los autos, solo juega en la calle, querida. Despreocupada, temeraria, distraída.
Me detuve afuera de su casa pretendiendo atar el cordón de mi zapato. Cuando terminé con eso, trabajé recogiendo algo fuera de la acera, comentándole acerca de la basura a una mujer que iba pasando. Me miró como si estuviera loca y siguió caminando, sus auriculares presionados en sus oídos. Probablemente escuchando algo repugnante como ese Justin Belieber. Mis oídos cosquillearon. Había un ruido como el de un niño. Presté atención por ella. Risas desde adentro, o tal vez un llanto —cualquier rastro de su pequeña voz— me sentí hambrienta por ello. Pero, no había nada más que autos pasando y el ocasional perro ladrando. Suspiré decepcionada. Y después lo vi: la casa al lado de la suya estaba a la venta. Al principio lo tomé con sorpresa, pero después algo dentro de mí comenzó a cosquillear. ¿Cuáles eran las posibilidades? Todas las piezas estaban encajando en su lugar. Necesitaba algo nuevo, ¿no lo hacía? Lo merecía. Todos esos malos recuerdos merodeando a mí alrededor como fantasmas. Allí no debían de haber, ¿cierto? Me podría mudar aquí mismo a esta pequeña casita con persianas color crema y el árbol de olivo al frente.
Crear nuevos, hermosos recuerdos, y estar al lado de mi pequeña niña. ¿Quién sabía lo que podía suceder? Quién sabía…
Re: Lectura Agosto 2017
OMG que fuerte estos primero capitulos.... Y algo anda mal con la protagonista... Estoy intrigado
"No vivas la vida escondiéndote detrás de tu pasado, vive para el ahora, cuando encuentres a alguien con quien quieras pasar el resto de tú vida, no la dejes ir, ya sea si ese para siempre resulta ser un día o un año o cien años. No dejes que el miedo de perderlos te contenga de amarlos"
jesikap- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 09/10/2014
Re: Lectura Agosto 2017
AQUI ANDAREE
citlalic_mm- Mensajes : 978
Fecha de inscripción : 04/10/2016
Edad : 41
Re: Lectura Agosto 2017
Wow !!
Esto comenzó con el misterio y la intriga a todo lo que da. Bastante fuertes estos capis.
Esta protagonista, no lo sé, algo no está bien...
Me comienza a gustar.
'Sra. Maddox!
micafp_2530- Mensajes : 1884
Fecha de inscripción : 26/02/2017
Edad : 30
Localización : Entre las páginas de un libro...
Re: Lectura Agosto 2017
Me uno a la lectura ya saben yo siempre me uno hasta el ultimo minuto
La protagonista pobrecita lo que le paso con su bebe y que no puede tener hijos, pero me parece que si esta medio o muy chifladita la niña no es la reencarnacion de su bebe fallecida
La protagonista pobrecita lo que le paso con su bebe y que no puede tener hijos, pero me parece que si esta medio o muy chifladita la niña no es la reencarnacion de su bebe fallecida
Isa- Mensajes : 401
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Edad : 42
Re: Lectura Agosto 2017
Hola bellas disculpen el retraso me fallo la señal el dia de ayer
aca esta la firma
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
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