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Lectura Agosto 2017
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Book Queen :: Biblioteca :: Lecturas
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Re: Lectura Agosto 2017
12
El Tipo
Barbra Streisand es mi ídolo. “Finalmente Encontré A Alguien” es probablemente la mejor canción jamás escrita. Las personas de mi edad estaban escuchando esas cosas saladas de mierda en la radio. Las voces de las estrellas del pop girando y golpeando como perras vocales. No necesitas todas esas mezclas en la música, necesitas honestidad cruda, del tipo que entrega Barbara Streisand en canciones como “Guilty” —y oh Dios— “Memory”. Lloré como un bebé con “Memory”. A Darius también le gusta, junto con Jeff Bridges, quien él empáticamente dijo que era el amor de su vida. Jolene siempre hacia una mueca con eso. Ella hacía muchas muecas últimamente, todas dirigidas a Darius. Ella era una persona completamente diferente conmigo, educada y atenta. Ella era desdeñosa con Darius y Jeff Bridges, y a mí me parecía que era un paquete en conjunto.
—¿No pudiste elegir a alguien mejor? Me saca de quicio —dijo ella—. Ambos podemos amar a Bradley Cooper juntos. —Ella odiaba todo lo que tenía una vasta popularidad. Bradley Cooper era una broma; ella en verdad no amaba a Bradley Cooper. A ella le molestaba el humor, eso incluía comedias y Saturday Night Live. ¿Qué clase de monstruo odiaba Saturday Night Live? Había una larga lista, de hecho de cosas que ella odiaba: Beyoncé, y la pizza, béisbol, y Alicia Silverstone en Clueless, Bananagramas, el cual era nuestro juego favorito. Nosotros manteníamos nuestra posición, uniéndonos contra ella para discutir los méritos del beisbol, burlándonos de ella por no tener sentido del humor. Ella era imperturbable y por eso me pregunté lo que era que nada te preocupara en cuanto a lo que las personas pensaran de ti.
Darius amaba al tipo, y yo amaba a Darius por amar al tipo. No era un coño insoportable como Jolene. Él vería eso pronto.
—Déjalo en paz —le dije a ella —. Déjalo amar lo que él ama. —Y las esquinas de su boca se movían como si ella estuviera conteniendo una sonrisa secreta.
Me molestaba que ella lo empujara sobre cosas. Ella no tenía idea de lo afortunada que era de estar con alguien como él. Ella no tenía idea de lo afortunada que era, en general. Si tuviera su vida haría las cosas diferentes, eso es seguro. Comenzando por Darius. Lo trataría como un hombre, mostraría más interés en lo que él amaba y lo que él era. Me la imaginé succionando su polla, deteniéndose para decir: ¿Siempre se ha visto de esta forma? No estoy segura que me guste. Amemos algo más juntos.
Perra egoísta.
Las personas como Jolene deberían de estar en relaciones sólo con ellas mismas. ¿Qué mensaje le estaba dando a Mercy sobre su padre? ¿Qué su pastel de carne no era bueno? ¿Qué sus ídolos eran raros? Estaba mal, todo ello. Ellos estaban mal juntos. Y a pesar de su desdén por todo lo que él amaba, Jolene siempre estaba inclinada sobre su teléfono escribiendo. Él había dicho dos o tres veces las cosas antes de que ella levantara la mirada, con una expresión desconcertada en el rostro. Apostaba que había alguien más, por eso ella estaba tan desilusionada de Darius. No dejabas ir a un hombre sin tener al otro alineado para tomar su lugar.
Le enviaba mensajes de texto sólo para saber cómo estaba —porque alguien debía de hacerlo. Él estaba tan devastado y solitario como yo lo estaba. Compartimos bromas y memes, urgiéndonos juntos a pasar a través de los días difíciles. Siempre estaba ansiosa por esperar el siguiente mensaje, sus palabras que significaban solo para mí. Yo llenaba lo que a Jolene le hacía falta, diciéndole el maravilloso padre y esposo que era, preguntándole por su día. Estaba dispuesta a hacer eso.
Pronto teníamos una camaradería. Él enviaba un texto primero, luego yo le enviaba un texto de regreso y seguíamos así todo el día. Me preguntaba si él le contaba a ella cuán seguido nos enviábamos mensajes, o si esto era sólo entre nosotros dos. Un secreto de casi amantes. ¿Pensaba en mí cuando estaba con ella? No me sentía culpable porque sabía en lo profundo de mis entrañas que ella también le estaba escribiendo a alguien. Para el cumpleaños de Darius compré tres boletos para ver a Jeff Bridges en concierto de unos exagerados seiscientos dólares. Se lo mencioné casualmente a Jolene una tarde para hacerla sentir excluida.
—¿Un concierto donde de verdad Jeff Bridges canta? —preguntó ella, incrédula —. ¿Eso es una cosa?
—Bueno, si tontilla. ¿Qué más sucede en un concierto?
Ella sacó su spray de acero inoxidable y comenzó a limpiar el lavavajillas.
—Mierda, eso suena como la peor noche de todas, pero está bien. —Se rio—. ¿Ya compraste los boletos?
—Aún no —mentí—. No quería comprar boletos para algo que no irías.
—Muchas cosas haré por amor. —Ella frotó el lavavajillas con un vigor extra. Puse los ojos en blanco cuando ella no estaba viendo.
—Eso es realmente lindo de tu parte, Fig. Él va a estar muy emocionado.
Sí, él lo estaba. Jeff Bridges le daba una erección emocional; esperaba que mi dedicado regalo le diera una real. Fig, diría él, eres tan buena conmigo. Apuesto a que también te sentirás bien. Inmediatamente me sentí culpable con ese pensamiento. Jolene era una persona decente y mi amiga. Ella nunca haría nada sino apoyarme. Era yo. Era la mala persona. Fantaseaba con tener lo que ella tenía, pero me iba a detener. No era su culpa que ella estuviera tan jodida, las cosas solo le pasaban a las personas.
Darius estaba emocionado cuando le di los boletos. No en la forma de saltar de felicidad, pero sus ojos brillaron y su voz fue una octava más arriba cuando me agradeció. Me enorgullecí bajo su atención.
—También podemos ir a cenar —dije—. A cualquier lugar que quieras.
—El Tipo —dijo él, en una voz grave. Estaba tan complacida con su reacción, tan complacida conmigo misma. Había costado mucho dinero, ¿pero podías ponerle precio al amor?
Este era mi futuro, este hombre. Lo amaba. Él era todo lo que quería cuando era joven y estúpida, pero en su lugar me conformé con George… aburrido, monótono, silencioso… George. Él me había estado esperando, solo que aún no lo sabía. Los dos moldeados del mismo bloque de madera. Pero, él estaba cediendo. Podía verlo en sus ojos. Él solía brillar cada vez que Jolene caminaba en la habitación, ahora él se veía escéptico… aburrido. También estaría aburrida con ella. Ella cansaba con su forma de estar contra las cosas. Pero, él nunca estaría aburrido conmigo; me aseguraría de eso. Nos pertenecíamos. Sólo era cuestión de tiempo.
Re: Lectura Agosto 2017
Ya estamos hablando de amorrrr.
Dios quiere la familia completa y Jolene no se da cuenta...sera que de verdad lo engaña???
Dios quiere la familia completa y Jolene no se da cuenta...sera que de verdad lo engaña???
mariateresa- Mensajes : 1841
Fecha de inscripción : 10/01/2017
Edad : 47
Localización : CHILE
Re: Lectura Agosto 2017
OMG necesito más capitulos.... Fig cada vez me intriga más
Ya quiero otro capitulo
Ya quiero otro capitulo
"No vivas la vida escondiéndote detrás de tu pasado, vive para el ahora, cuando encuentres a alguien con quien quieras pasar el resto de tú vida, no la dejes ir, ya sea si ese para siempre resulta ser un día o un año o cien años. No dejes que el miedo de perderlos te contenga de amarlos"
jesikap- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 09/10/2014
Re: Lectura Agosto 2017
OMG!!
OMG!!
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OMG!!
OMG!!
OMG!!
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Definitivamente necesita ayuda, mmmmm esa familia como dijo Dai puede parecer perfecta pero ya se ven los fallos
Mis capis de Hoy!!!
Ya no estoy tan desesperada, por que sera?
OMG!!
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Definitivamente necesita ayuda, mmmmm esa familia como dijo Dai puede parecer perfecta pero ya se ven los fallos
Mis capis de Hoy!!!
Ya no estoy tan desesperada, por que sera?
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
Que capis mas impactantes!
Esto se está volviendo más y más interesante, y me gusta! :3
Aunque creo que debería de buscar ayuda, digo, por eso de que no es normal.
Pero esto está genial!
Gracias por los capis!
'Sra. Maddox!
micafp_2530- Mensajes : 1884
Fecha de inscripción : 26/02/2017
Edad : 30
Localización : Entre las páginas de un libro...
Re: Lectura Agosto 2017
Jajajaja se me vino a la mente esa canciónY los muchachos del barrio le llamaban loca
Y unos hombres vestidos de blanco le dijeron ven
Y ella grito no señor ya lo ven yo no estoy loca
Estuve loca ayer pero fue por amor
Re: Lectura Agosto 2017
Jajajaja OH MI DIOS!!wordsofthisgirl escribió:Jajajaja se me vino a la mente esa canciónY los muchachos del barrio le llamaban loca
Y unos hombres vestidos de blanco le dijeron ven
Y ella grito no señor ya lo ven yo no estoy loca
Estuve loca ayer pero fue por amor
Tenia años de no recordar esa canción hasta la tararee
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
Gran Domingo para todas!!
Vengo a darle una manta a mi bella Dai con la lectura, ya que tiene problemas técnicos.
Vengo a darle una manta a mi bella Dai con la lectura, ya que tiene problemas técnicos.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
13
Seudónimo
Pensaba en matarme al menos dos veces por semana. No en una forma dramática por supuesto, está bien, quizás un poco dramático. Fui una bailarina la mayor parte de mis años de juventud, después de todo. Había algo sobre imaginar el final, de tener el poder de hacer que sea posible. Incluso si en verdad no tenías las agallas para hacerlo, podrías si quisieras. No estaba segura qué me deprimía más: lo que pudo ser, o lo que debió ser. Extraño la idea del matrimonio, la que tenías cuando eras joven y estabas emocionalmente sin culpas. Cuando planeabas cómo se vería tu vida, no veías a un silencioso y negligente esposo con manchas de sudor bajo los brazos. O la forma vacía en la que se sentían tus brazos cuando otras madres cargaban niños. Tenía treinta años, y mis oportunidades de tener mis ovarios fertilizados se estaban volviendo más delicadas, al contrario de mis caderas y mis piernas, que no eran delgadas para nada. Estaba dolida y agotada en un matrimonio muerto, con un hombre emocionalmente muerto. El matrimonio no era más que platos sucios y salpicaduras de orina en el asiento del inodoro. Con mi perdición social, emocional y fértil pesando sobre mí con fuerza, manejé hacia Edmonds donde las vías del ferrocarril se mueven con el sonido en una forma ondeante como serpiente, y decidí que la mejor forma de ir era saltar frente a un tren. Me gustaban los trenes, me gustaba el misterioso sonido de sus silbidos mientras pasaban. Cada día por una semana, manejé hacia las vías y miraba los trenes pasar, mis pies colgando del pequeño precipicio, la belleza de Washington esparcida frente a mí. Este era el lugar para morir, con las Cascadas avecinándose en el fondo, y el rocío de agua fría azul en frente de ellos. La última cosa que podría ver sería la belleza de Washington. Pero, la semana en que planeé en realmente hacerlo, me encontré con una chica en el supermercado que trabajaba con George. Sólo la P 58 había conocido una vez en una fiesta de navidad donde ella se había emborrachado y me había contado que tuvo un aborto dos semanas antes. Había sido su octavo, y ella estaba lista para arrojar la toalla. Creí que eso era una cosa muy extraña de decir acerca de tener un bebé —como si fuera una aventura de negocios que salió mal. Tirar la toalla. Ella me miró cerca de los pastelillos de refrigerio y se acercó a decir hola, cargando un bebé en cada una de sus caderas. Al principio no la había reconocido, estaba más rechoncha del rostro y ella se había dejado el cabello corto —justo arriba de la barbilla. Estaba sin respiración mientras ella me contó su historia, dos rondas de in vitro, y allí estaba ella con sus bebés milagrosos. ¡Gemelos! Puse mi plan de las vías del tren atrás mientras decidí concentrarme en ser positiva y tener fe, como ella lo puso, en el futuro. Le dije a Jolene todo acerca de esto mientras nos sentamos a beber té un día en su cocina. Mercy estaba sentada con nosotras jugando con las cucharas medidoras y un bol de agua. Su té se enfrió mientras ella sostenía la taza entre sus manos y escuchaba con el ceño fruncido. Cuando terminé de contarle mi historia, ella bajó su taza y me tomó ambas manos. —No vuelvas a pensar en eso. Debes decirme cuando te sientas sola. ¿Me escuchas, Fig? La vida es una cosa grandiosa y no puedes dejar que las personas la arruinen para ti. —Con personas imaginé que ella se refería a George, lo que ella no se dio cuenta es que ella también estaba arruinándolo para mí. Tragué el enorme nudo en mi garganta y asentí, limpiando una lágrima que caía por la esquina de mi ojo. Ella no era tan mala. Y cuando ella decía cosas mientras sostenía mis manos, realmente le creía. Por supuesto que ella no quería que muriera, ella no sabía que yo era una amenaza para su perfecta vida. O aparentemente perfecta, a mi punto de vista. —Estoy intentando no ser esa persona —dije—. ¡He estado obsesionada con los trenes por un tiempo y ahora me estoy alejando! —Tren —dijo Mercy, levantando la mirada—. Los trenes hacen chú-chú. —Sí, lo hacen. Eres la chica más lista del planeta —le dije. Ella me sonrió realmente grande y yo juro por Dios que nunca amé a nadie más como a esa pequeña niña. Pronto, mi bebé. —Puedes hacer cosas grandes con tú vida —dijo Jolene. 59 Estaba conmovida por cuán sincera que era ella. Dejé mi pequeño pueblo queriendo hacer grandes cosas con mi vida pero entonces… bueno… la vida sucedió. Solía querer hacer algo para que me recordaran, ser alguien importante. Ni siquiera sabría en dónde empezar en este punto. —¿Qué hay de ti? —le pregunté—. ¿Qué cosas quieres hacer? Se echó para atrás en su silla y estudió mi rostro en una forma en que me hizo sentir incómoda. Ella podía voltear la pregunta, hacer parecer que tu reacción a su respuesta le decía algo de ti —¿A parte de ser una madre? —Aparte de eso. —¿Hay algo más en la vida que ser madre? —preguntó ella, la esquina de su boca levantándose en una sonrisa. —Muchas personas lo piensan —dije, medio riéndome. —¿Y qué piensas tú? —preguntó ella, doblando sus manos en su regazo. Sus ojos me estaban penetrando, dos horribles armas cafés. —Creo que no entiendo a las personas que no quieren niños —dije—. Creo que hay algo malo con ellos. —Ella me miró por un momento, esa terrible sonrisa de resignación aun sosteniéndose en su boca. —Bueno, Mercy no es todo lo que yo hago. Supongo que hay cosas de mí que aún no conoces… —Su voz se perdió. Miré a Mercy que era demasiado joven para escuchar el tono en la voz de su madre. Ella estaba bebiendo agua de las tazas medidoras, tarareando para sí misma. Quería decirle que no bebiera del agua con la que había estado jugando segundos antes, pero me retuve. Algunas veces solo tienes que dejar que los niños sean niños. —¿A qué te refieres? —le pregunté. —Solo cosas Fig. Todos tenemos nuestras cosas. —Vamos —la insté—. Somos amigas, ¿verdad? —Arreglé mi rostro para verme herida, pero me temo que no podía ocultar la emoción—. Acabo de decirte que hago un baile suicida con trenes… —Culpa, la culpa siempre funcionaba con las personas. Yo te daba algo a ti; ahora me dabas algo a mí. —Tengo pasatiempos. Pensé en el pequeño talón azul que encontré en su correo. ¡Un poco de negocios de joyería en Etsy! Fui a casa y compré algo de inmediato —usarlo 60 para que ella lo pudiera ver. Me gustaba apoyar los pequeños negocios, especialmente los que eran de unos amigos. Obedientemente, pregunté: —¿Pasatiempos? ¿Qué tipo de pasatiempos? Ya se veía como si ella pensaba que había dicho demasiado. Ella presionó sus labios juntos y le frunció el ceño a la taza en sus manos. Noté que sus uñas estaban pintadas de color melón brillante rosado, brillantes como pequeños dulces. —Escribo —dijo ella, finalmente. Ella me miró insegura, era algo que a ella no le importaba hablar. Podía verlo por la forma en la que ella se había tensado. —Oh —dije, decepcionada. Había estado esperando para tener un nuevo collar—. ¿Alguna vez has tenido algo publicado? —Sí, claro. Un par de cosas. —Ella estaba buscando en el gabinete bajo el lavabo ahora, posiblemente mirando su limpiador de acero inoxidable—. Escribo libros bajo un seudónimo, y nadie sabe quién soy. Jadeé. Como un verdadero jadeo. Luego levanté mi taza y le di un sorbo al té helado. Estaba tratando de imaginármela como una escritora, pero todo lo que veía era el cabello largo y oscuro y los tatuajes. Ella se miraba más como una barista. —¿Cuál es tú…? —No preguntes —me cortó—. Ya estoy lo suficientemente mortificada. —Está bien —dije, calmadamente—. ¿Habré leído alguno de tus libros? —Quizás… Pensé en mis estantes de libros en casa. Aún no había desempacado mis libros. Y había estado pasando demasiado tiempo aquí. —¿Sobre qué escribes? —Oh, ya sabes. Problemas… vida… la mujer que los experimenta. —Eso no me está diciendo mucho —dije, frunciendo el ceño. —Estoy intentando no hacerlo. —Oh. —De repente me sentí herida. Pensé que éramos amigas. Había estado trabajando tan duro en unirme a ella, de ser el tipo de personas que ella confiaba. Ella no me estaba ayudando aquí. Yo estaba tratando de agradarle y 61 ella estaba ocultándome cosas. Mi dolor se cambió a enojo, y me levanté. Ella no podía tratarme de esta forma. No iba a permitirlo. —Tengo que irme —dije—. Olvidé que tengo un asado en el horno… — No podía verla a los ojos. Ella era una engañadora. —Fig… Besé a Mercy sobre su cabeza y le prometí que la vería pronto y luego me dirigí hacia la puerta, pasando a Darius en mi camino a fuera. Ni siquiera lo había escuchado legar a casa. —Hola Fig —dijo él, mientras lo pasaba. Le tiré un “Hola” por sobre mi hombro y prácticamente corrí el resto del camino de regreso a mi casa. Él me envió un mensaje de texto para preguntarme qué estaba mal. Lo prolongué por todo lo que pude. Me gustaba cuando las personas rogaban. Una vez que estaba encerrada dentro encendí el estéreo y coloqué la lista de reproducción que recién acababa de armar. La llamé “La Rubia Espectadora”. Mientras la música sonaba, la cual estaba segura podían escucharla en la casa Avery, cuidadosamente desempaqué mis libros, colocándolos en el orden por color como había visto en Pinterest. Estudié la foto del autor en cada uno de ellos antes de colocarlos en los estantes. No había fotos de Jolene. Sorpresa, sorpresa. Una escritora… ¿Cómo pudo ella no decirme? Esta era el tipo de cosas que a las mujeres les gustaba sacar. Un juego de poder, control. Ellas querrían construirse sus cumplidos y luego arrojarlos cuando estabas en lo peor. Ahora que lo pensaba, ella sí tenía una vibra de artista en ella. Los tatuajes, el cabello negro dramático, la forma en que arreglaba su casa. Me giré y vi mi propia sala —algo sin desempacar, algo aún en cajas. Algunas de mis cosas me habían sido entregadas por mi madre. Me gustaba pensar que mi estilo era moderno del medio siglo. Ella no era mejor que yo. Le iba a enseñar con quien se estaba enfrentando. Saqué mi laptop y escribí Pinterest en la barra de búsqueda. No había usado mi cuenta desde que me uní hace un par de años cuando George y yo nos mudamos a Washington. Por supuesto, encontré a Jolene Avery, y su cuenta no estaba privada. Pasé por sus publicaciones: Recetas, fiestas de cumpleaños, boda, casa. Le di clic a esa última y dejé que la inspiración llegara hasta mí.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
14
Trenes
La mañana después de que salí furiosa de la casa Avery y ordené Lun juego de sala de estar nuevo, encontré un paquete en el umbral de la casa. Lo llevé a la cocina y cuidadosamente desenvolví el
papel café, levantando la cinta para no romperla. Dentro estaba un libro. Lo volteé en mi mano. No había ordenado un libro, y además, no había dirección o estampilla en el papel. Ahí es cuando encajó. Jolene lo había dejado en el umbral. Era su libro. Ella debió haberse sentido culpable después de que me
fui la noche anterior y lo trajo como algún tipo de ofrenda de paz. Se llamaba 62 La Cabaña de Nieve, y el autor era Paige DeGama. No había fotografía del
autor, sólo una rápida biografía.
Paige DeGama es una graduada de la Universidad de Miami.
Una voraz lectora y bebedora de café. Es la autora de La Casa Comestible. La Otra Mujer, Siempre, y Amante de la Mentira.
Ella reside en Seattle con su hija y esposo.
Tuve que sentarme. ¿Cómo podía alguien mantener este tipo de cosas para ellos mismos? Esta era toda otra vida, una existencia en papel. ¿Era por esto que ella quería privacidad? ¿O habría otra razón por la que Jolene Avery no quería reclamar sus propios libros? Observé la cubierta. Una pequeña cabaña de madera en la nieve. Nada de clasificación R, nada repugnante como esas parejas medio desnudas besándose. Abrí mi portátil y busqué el nombre: Paige DeGama. Cientos de artículos salieron: entrevistas con periódicos y revistas, sitios web devotos a hablar sobre sus libros, incluso había una página de fans donde las personas se volvían categóricamente embelesados cuando hablaban de ella. Ellos especulaban como se vería, que hacía su esposo para vivir, y que dirían si alguna vez se encontraban cara a cara con ella. Una chica posteó una fotografía de su nuevo tatuaje, una línea de La Cabaña en la Nieve. Había cientos de comentarios debajo de éste dónde las personas posteaban
fotos de sus propios tatuajes, todos de los libros de Paige. Todo era tan enfermizo y obsesivo.
¿Qué tipo de persona creaba este tipo de culto maniaco? Traté de conciliar a la mujer de la puerta de al lado con esta… persona, esta Paige DeGama. Era gracioso en realidad, que las personas se preocupaban tanto de alguien a quien no conocían. Cerré mi MacBook y fui a acostarme en el sofá, un dolor de cabeza comenzando a punzar detrás de mis ojos. El libro seguía yaciendo en mi pecho cuando desperté. Me dije a mi misma que sólo leería una o dos páginas para obtener una idea del libro, pero pronto estaba seis capítulos dentro e incapaz de ponerlo abajo. Tomé una clase avanzada de literatura en el instituto. Mi profesora, una ex-monja, había hablado seguido sobre las palabras escritas teniendo ritmo y tiempo. Me encontré a mí misma cautivada por las palabras usadas por Jolene, las oraciones staccato unidas con un ritmo que fluía tan fácilmente que sólo podías seguir leyendo para no interrumpirlo. Antes de llegar al capítulo siete cerré el libro de golpe, irritada por el hecho de que ella era tan buena. Me sentí deprimida. Vagué hasta el refrigerador, mi lugar al que ir cuando mi humor se bajaba. Terapia en brillantes paquetes de colores, llenos con ingredientes que fueron directo a mis caderas. Pero mi refrigerador recientemente tuvo cambio extremo, y en
lugar de terapia, había hojas verdes y frutas. Nada estaba saliendo a mi 63 manera.
Decidí tomar mi libro e ir a leer a otro lugar. No podía concentrarme con Jolene en la casa de al lado. Se sentí como si ella estaba acechando sobre mi hombro preguntándome qué pensaba.
Conduje al norte hacia Mukilteo a un pequeño parque cerca de la playa, y me senté con la espalda reclinada contra la madera lavada por el mar mientras abría el libro. Después de un tiempo un tren retumbo bajo las vías, uno de esos trenes de carga, cargando grandes montones de acero y amplios troncos. Tomé una fotografía mientras pasaba y la posteé en Instagram. Dos minutos después, Jolene me envió un mensaje.
¿Dónde estás? ¿Estás bien?
Me detuve, preguntándome por qué me preguntaría eso, y luego hizo clic, el tren, mi historia el otro día. Ella pensó que yo era suicida.
Sí, estoy bien. ¿Por qué?
La pequeña burbuja que aparecía para decir que ella estaba escribiendo salió, luego desapareció. ¿Qué diría ella? ¿Vi tu fotografía del tren y sólo estoy asegurándome que no estás corriendo hacia este?
El tren, envió ella de inmediato.
Estaré bien. Solo un poco triste. Puse mi teléfono abajo en la arena y leí
un par de páginas antes de mirarlo de nuevo. Cuando lo hice vi que ella envió
dos mensajes.
¿Dónde estás?
Y luego:
Estoy subiendo a mi auto…
Me la imaginé tomando sus llaves, dándole una apresurada explicación
a Darius, quien estaba probablemente cocinando la cena, y ¿saltando en su
auto para qué? ¿Salvarme? ¿Ella pensó que podía llegar aquí a tiempo si decidí
dar un paso en frente de un tren? ¿O quizás ella pensó que podía hablarme
usando el genérico discurso tu vida tiene significado? Odio decirte esto,
Jolene, pero mi vida no tiene significado. Mi significado era Mercy.
Le envié un mensaje diez minutos después cuando supe que estaba
probablemente en la autopista.
Ya me fui. Estoy viva. Gracias por preocuparte. Luego apagué mi
teléfono así no tenía que ver nada más de ella. Estaba leyendo su libro y eso 64
era suficiente. Era estresante estar en la mente de alguien tan… absorto en sí mismo. Su personaje, Neena, estaba toda envuelta en autoaversión, lo cual tenía que asumir venía directamente de la propia experiencia de Jolene. Me pregunté qué pensó Darius de este libro cuando lo leyó. Y luego vino a mí que quizás él no lo había leído. Porque si lo había hecho, probablemente habría tenido que Baker Acted su trasero.
Estaba gruñona cuando hice mi camino hacia el auto diez minutos después, habiendo acabado de terminar un capítulo donde Neena quemó su propia piel con un encendedor. María y José, ¿Qué estaba mal con esta mujer? Empujé el libro bajo el asiento del pasajero así no tenía que mirarlo. Emo… esa era la palabra para esto. Cuando llegué a casa cuarenta minutos después, Jolene estaba sentada en mi porche delantero, una expresión preocupada en su rostro.
—¿Estas bien? —preguntó ella, saltando de pie—. Estaba tan preocupada.
—¿Por qué? —pregunté—. Solo necesitaba algo de tiempo para pensar.
Me gusta en el agua, aclara mi cabeza.
—Oh —dijo ella—. Solo vi el tren y asumí…
—Te equivocaste —dije simplemente. Decidí no decirle que estaba leyendo su libro y en su lugar caminé hacia mi puerta, ignorándola intencionalmente.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
15
Cursi
Mi hermana atrapó a su bueno para nada esposo enviándole fotografías de su polla a una chica del trabajo. Ella me llamó sollozando mientras estaba en donde Darius y Jolene, y tuve
que salir a hablar con ella.
—Ven a visitarme —dije, de inmediato—. Arregla tu vuelo y solo ven. Necesitas un par de días para aclarar tu cabeza. Además, no me gusta que estés a solas con ese maniático sexual justo hora.
—De acuerdo —dijo ella, su voz rasposa—. Lo voy a agendar ahora. — Me quedé con ella al teléfono hasta que lo hubo hecho, luego regresé a dentro.
—Odio a los hombres —dijo Jolene. Vi a Darius levantar sus cejas, y yo quise sonreír—. Vas a tener que traerla para que podamos conocerla. Si ella está dispuesta, digo. Es una cosa muy difícil por lo que ella va a estar pasando. Quizás podamos ayudar a animarla.
Asentí.
—A ella le gustaría eso. Va a ser su primera vez aquí, en realidad.
—¿Cómo es que lo atrapó? —preguntó Darius. Él estaba intentado moler patatas para Jolene, haciendo un gran escándalo de no saber cómo usar KitchenAid. Ella lo movió a un lado con su cadera, y él alcanzó a golpear su trasero de forma juguetona. Me reí mirándolos. Ellos siempre daban un buen espectáculo.
—Su teléfono. ¿No siempre son atrapados así?
Darius asintió.
—La tecnología es la perdición del hombre que engaña.
—Sííí —dije—. Pero, conociendo a mi hermana, ella se va a quedar con él. Así que, no puedo hablar mucha mierda, ya saben. Me pone en un mal lugar. Él es un bastardo, sin embargo.
Nos movimos hacia la sala principal y Darius encendió el fuego. Noté que Jolene había añadido una réplica de metal de la Aguja Espacial al mantel arriba de la chimenea.
—¿De dónde sacaste eso? —le pregunté a ella.
—Incidentemente, la Aguja Espacial —dijo ella—. ¿Por qué? ¿También quieres comprar una?
—No es mi estilo —reproché—. Es un poco cursi.
Darius se ahogó con su bebida. No quise decirlo. Algunas veces eso me pasaba y yo soltaba las cosas —no tenía filtro, George siempre lo decía.
Caminé hacia el mantel para examinarlo. Podías amar Seattle, por supuesto, pero poner arte de poca cultura en tu casa para ilustrarlo parecía… desesperado. Como, ¿Qué estabas intentando probar? Podía garantizar que podía amar más Seattle que Jolene, pero yo no iba a ir a correr y a hacerme un
tatuaje de la Aguja Espacial para probarlo. De repente me sentí muy 67 competitiva sobre ello. Ella sólo había estado aquí un par de años más que yo.
Eso no decía nada. Ella pensaba que era más una hípster de Seattle que yo, y eso era una mentira.
—Voy a tener que llevar a mi hermana —dije—. A la Aguja. A ella le gustaría.
—Nosotros cenamos allí —dijo Darius —. El restaurante gira. —Él hizo un movimiento circular con su dedo y silbó. Tan tonto. Ellos eran la pareja que siempre estaban haciendo algo.
—¿Cómo se conocieron ustedes dos? —le pregunté a Jolene cuando hubo un descanso en la conversación. Ella automáticamente alcanzó el vino y llenó su copa. Vaya. Y decirlo.
—Bueno —dijo ella, dándole a su esposo una mirada—. Nos conocimos a través de una amiga. No comenzamos a salir hasta que ellos terminaron y nos topamos en un concierto un año después.
—Um… ¿Aún son amigos de ella?
—¿Dani? No. Ella no quería nada conmigo cuando se dio cuenta.
Darius aclaró su garganta mientras Jolene bebía su vino. Una historia que me estaba perdiendo.
¿Dani… Danielle? ¿Dannika? ¿Daniella? Quería ser capaz de ir a casa y buscarlo.
—Bueno, supongo que funcionó al final —dije—. Ustedes dos están juntos, y yo diría que eso le gana a la amistad, ¿no?
Darius levantó su copa con eso. Luego él se inclinó hacia adelante para
decir:
—La hubiera dejado por Jo cinco años antes, pero tomó un pequeño Búho y tres osos que me arrojaran algo de valor.
Jolene lo golpeó juguetonamente en el brazo.
—¿Le llamas mirarme fijamente toda la noche coraje? —Ella se rio.
—Sí, eres realmente agresiva. Estaba tomando riesgos. Además, no dudaste cuando te invité a almorzar.
—Sí, porque era el almuerzo —dijo ella—. El almuerzo no es una cita,
son dos conocidos poniéndose al día. Ese fue tu movimiento ganador. Si me
hubieras pedido que fuera a cenar hubiera dicho que no.
Darius apretó su corazón como si estuviera herido.
68
Leí alguna vez que las mujeres que eran infelices en su matrimonio
comenzaban a notar a los hombres más próximos primero —el esposo de una
amiga, un entrenador personal, un compañero de trabajo. Cuando su felicidad
fallaba, ellas se fijaban en las buenas cualidades de un hombre, sopesando la
opción de que alguien más podía encontrar sus necesidades mucho mejor.
Durante los tiempos difíciles con George, me fijé en el chico de FedEx, un tipo
musculoso que se veía como Topher Grace que siempre hacía pequeñas
conversaciones mientras le firmaba los paquetes. Él nunca usó un anillo de
matrimonio, y yo siempre fantaseaba que él me invitaba por un café algún día.
Nos encontramos en Tin Pin y nos reímos sobre las mujeres vestidas como
zorras, alejando nuestros ojos, y también teniendo ojos para nosotros mismos.
Me enteré que su nombre era Tom, y noté que él siempre daba un paso a un
lado en la acera para dejar a las mujeres pasar. Un verdadero caballero. Y
cuando él me hablaba me miraba a los ojos, algo que George no había hecho
en años. El día en que dejó de entregar mis paquetes, fue reemplazado por un
idiota rubio de edad media llamado Fern. Después de Tom fue un hombre en
el gimnasio. Nunca hablamos, pero podía sentir la tensión a través de la
habitación mientras él corría seis millas al día en la caminadora. Él estaba tan
concentrado en mí como yo lo estaba de él. Comencé a llamarlo mi esposo del
gimnasio en mi cabeza. Un día imaginé que llegábamos al spray al mismo
tiempo, y nos reíamos y comenzábamos una conversación. Dejaría a George por él, y aunque sería un desorden, al final valdría la pena.
—¿Fig?
—¿Qué…? ¿Eh?
Ambos me están mirando. Mi error. Necesitaba estar más alerta.
—La cena —dijo Jolene—. Está lista.
Los seguí hacia la cocina.
Última edición por Ross L de Mellark el Dom 6 Ago - 14:22, editado 1 vez
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Re: Lectura Agosto 2017
16
Esta ss quien soy ahora
Tessa llegó con los ojos hinchados y una sonrisa esperanzada pegada a su rostro. Lastimó mi corazón saber lo que él le había hecho. ¿Y por qué? ¿Por una zorra quien no había atravesado las
dificultades de la vida con él como lo había hecho Tessa? ¿Dónde estaba la 70 fidelidad? ¿Dónde estaban los votos? Habíamos acosado en línea a la pequeña
zorra, intercambiado fotos de aquí para allá diciendo las cosas que siempre vinieron con engaño: ¿Cómo pudo? Y, ella no es ni siquiera tan bonita como tú. ¿Piensas que él está aburrido de mí? No, él es solo un cerdo. Los hombres hacen estas cosas porque los hacen sentir grandes.
Lo odié, pero no podía decir demasiado. Fui cuidadosa.
—¡Has perdido muchísimo peso! —dijo, una vez estuvimos en el auto—
. Luces increíble, Figgy.
Quise decirle que ella también lo había hecho, pero parecía más como un recordatorio que un cumplido, así que mantuve mi boca cerrada.
—¿Podré conocer a tus nuevos amigos? ¿Los vecinos de los que sigues hablando?
—¡Sí! Ellos también quieren conocerte —le dije. Extendí mi brazo y apreté su rodilla—. Lo que sea que quieras hacer. Quiero que veas mi ciudad. Pensé que tal vez podríamos cenar en la Aguja Espacial.
Asintió.
—Eso me encantaría.
A pesar de nuestros planes para divertirnos, Tessa pasó la mayor parte de los siguientes tres días en el teléfono con Mike, el gran, gordo infiel. En la primera noche creo que despertó a la mitad del vecindario con sus gritos. Me tropecé fuera de la cama, echando un vistazo el reloj. Eran las tres de la mañana. La encontré en la sala de estar, paseándose alrededor como una mujer salvaje, una botella de vodka en su mano. Pasé las siguientes dos horas consolándola en el sofá, mientras ella lloraba en mi regazo diciendo cuánto lo amaba. El futuro estaba sellado: mi hermana regresaría con el infiel. El corazón de una mujer era una terrible maldición. Ella lo aceptaría de regreso, pero probablemente le recordaría su falla por el resto de su vida. Esa era la naturaleza del perdón. Venía con un costo.
—Sé cómo te sientes acerca de George —dijo en voz baja, mientras yo acariciaba su cabello—. Lo he sentido yo misma con Mike: la frustración y desesperación. Pero, no es tan fácil marcharse. No puedes juzgarme. George puede que no haya sido infiel, pero tú sabes que es difícil marcharse, sin importar qué.
Asentí y la apreté con más fuerza, pero no estuve de acuerdo. George se había sentido como una prisión desde el inicio. Hice lo mejor de ello, pero
desesperadamente quería una escapatoria. Tessa tenía un claro camino hacia 71 la libertad. La gente la juzgaría menos severamente si ella dejara a su esposo
infiel. Eso nunca fue tan fácil para mí. La situación con George había sido — era— diferente. Él estaba muerto por dentro, pero realmente nunca había hecho nada malo.
En su última noche mantuve mi promesa y la llevé a la Aguja Espacial para cenar. Por una vez su teléfono estaba alejado y ella estaba sonriendo. Mike había enviado flores a la casa esa mañana, dos docenas de rosas rojas. Una vez que ella las vio, la mirada llorosa en sus ojos desapareció y tenía una nueva resolución sobre ella. Vagamos alrededor de la gran tienda de regalos antes de que fuera nuestro turno de tomar el elevador de arriba, tocando las sudaderas, y sacudiendo los guantes de nieve, riéndonos y siendo hermanas. Tessa me vio observando la réplica metálica de la Aguja Espacial que había visto en casa de Jolene.
—Deberías comprarla —dijo—. Luciría bien en tu nueva y fabulosa casa.
Mordí mi labio, indecisa. Era costosa. Pero, la quería.
—No puedo —dije—. Responsabilidades de casa nueva.
Antes de que pudiera protestar, ella la arrebató de la repisa.
—Quiero comprarla para ti —dijo—. Por hospedar a tu odiosa hermana menor.
—Está bien. —Sonreí, emocionada. Sabía exactamente dónde la pondría.
Cuando Tessa y yo fuimos a casa después de la cena, había al menos una docena de cajas esperando en mi entrada.
—Fui un poco exagerada —dije, culpablemente.
—Tonterías —dijo—. Fuiste un poco Tessa.
Nos reímos y las cargamos dentro. Desenvolví primero mi Aguja Espacial, colocándola en la repisa encima de la chimenea. Después juntas desempacamos mi nueva sala de estar color verde azulado en el piso de mi cocina, pasando una botella de Prosecco de un lado a otro. Sí, esta era yo. Esta era quien era ahora.
Última edición por Ross L de Mellark el Dom 6 Ago - 14:31, editado 1 vez
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Re: Lectura Agosto 2017
17
Cigarrillos
Ella estaba sentada en la escalera de atrás, fumando un cigarrillo, los codos en las rodillas y el cabello desordenado. No sabía que ella fumaba y yo nunca lo había olido en ella. No se veía a Mercy
por ningún lado, probablemente en la cama. La casa estaba en su mayoría a oscuras excepto por la luz de la despensa, lo cual pude ver a través de la ventana de la cocina. Consideré caminar hacia el frente de la casa y golpear la puerta, pero había posibilidad de que ella no escuchara el golpe, y no quería
despertar a Mercy con el timbre. Decidí probar la puerta del jardín. Las 73 enredaderas de mora la cubrían. Las espinas picaron mi mano cuando las retiraba para alcanzar el pestillo. Supe que me vio cuando la abrí de un empujón y me dirigí a su patio, pero ella no sonrió ni reconoció que yo estaba allí. Un escalofrío me recorrió.
—¿Jolene? —dije, tentativamente—. ¿Estás bien?
Ninguna respuesta. Di unos pocos pasos más hacia adelante. Podía oler su cigarrillo ahora, rancio y fuerte. Los cigarrillos me daban terribles dolores de cabeza.
—Jolene... —dije de nuevo, ahora a sólo tres pasos de distancia. Sus ojos se movieron del piso a mi cara donde de repente ella pareció sorprendida al verme.
—Fig, me diste un susto de muerte —dijo, frotándose los dedos sobre la frente.
—¿Por qué estás aquí atrás? —pregunté—. ¿Dónde están Mercy y Darius?
Jolene descartó mi pregunta con un gesto de su mano, enviando una nube de humo hacia mí.
—Darius la llevó con su madre por el fin de semana. Vive en Olympia.
—Oh —dije, sentándome a su lado—. ¿Por qué no te fuiste con ellos?
—Porque su madre es una perra.
—Oh —dije, otra vez—. ¿Qué piensa Darius de que no vayas?
Apagó su cigarrillo en el hormigón y me miró, sus ojos inyectados en
sangre.
—¿Importa?
Tenía un millón de cosas que decir sobre eso, como: sí, sí importa—. Y:
el matrimonio requiere compromiso. Y: cuando te casas con alguien, te casas
con toda su familia. Pero algo me dijo que mi opinión no tendría importancia
esta noche. O tal vez nunca.
—¿Tuvieron una pelea? —le pregunté—. Es eso por lo que…
—¿Por lo que estoy bebiendo y fumando? —terminó—. No, Fig. En
realidad hago éstas cosas de vez en cuando y no tiene nada que ver con que
Darius y yo tengamos una pelea.
Me sentí mal. Reprendida como una niña pequeña. 74
—Entonces, te dejaré en paz —dije, levantándome. Sus ojos
repentinamente se suavizaron y agarró mi mano.
—Lo siento. Ten—dijo, encendiendo un cigarrillo y entregándomelo. Era delgado y largo, algo que imaginaba a Cruella de Vil fumando. Quería decirle que no fumaba, pero parecía una ofrenda de paz, y quería saber si ella tenía algo que valiera la pena para decir. Ella encendió otro para sí misma y lo colocó entre sus labios muy rojos. ¿Había salido? No había visto salir su auto. Llevaba vaqueros negros rasgados y botas negras. Supongo que si fueras del tipo emo o una de esas chicas suicidas, dejarías la casa luciendo así. Di una calada al cigarrillo y de inmediato comencé a toser. Asqueroso.
—Quiero ser una buena amiga para ti —le dije, de improviso—. No siempre es fácil hablar con tus amigos de todos los días acerca de cosas… llegan juzgándote y luego las cosas se ponen incómodas.
Me miró con interés ahora, así que seguí adelante.
—Pero, si tuvieras una vecina, alguien neutral para sacarte las cosas de encima —o tal vez sólo para desahogarte— eso sería perfecto.
Su rostro pétreo se disolvió, y reajustó el cigarrillo entre mis dedos, para que estuviera sosteniéndolo de la manera correcta. Di otra calada y esta vez no tosí un pulmón. Me hizo sentir mareada.
—Amo a Darius —dijo—. Nos elegimos el uno al otro.
Esperé a que ella dijera más, pero cuando no lo hizo, empecé a juguetear con el cigarrillo hasta que me quemé la mano. Me chupé el nudillo, preguntándome si nos quedaríamos sentadas aquí toda la noche en silencio, o si debería decir algo más.
—¿Hay un pero en esa declaración? —pregunté, después de un rato.
—No —dijo ella. Y entonces—. No soy buena en la monogamia.
Mi ritmo cardíaco aceleró. ¿Me estaba confesando algo? ¿Se suponía que insistiera o la dejara hablar? Decidí decirle algo que escuché en la radio.
—Los seres humanos son criaturas monógamas. Nos desviamos cuando nuestra felicidad está amenazada. La felicidad está ligada a la supervivencia. Sentimos como que estamos fallando si no estamos contentos, especialmente cuando abrimos cualquier grupo de redes sociales y vemos a nuestros amigos
publicando hashtags de todas las cosas buenas en sus vidas. Todo es falso. 75 Todos estamos más en el limbo de lo que somos felices.
Apagó su cigarrillo y giró su cuerpo hacia mí.
—Él hace todo bien. Es el mejor padre, me deja ser yo. Es amable y gentil y pasa su vida ayudando a otras personas a ser seres humanos sanos.
—¿Hay alguien más? —Mi voz era baja y conspirativa. Me recordaba a la escuela secundaria, cómo las chicas siempre tenían sus cabezas juntas discutiendo los diversos acontecimientos dramáticos de sus vidas.
—No... no realmente... —Su voz decreció y supe que había algo que ella no me estaba diciendo. Decidí cambiar de táctica.
—¿Fuiste a alguna parte esta noche? Estás arreglada —dije, señalando sus botas.
—Sí —dijo, encendiendo su tercer cigarrillo.
Cambié de posición mi trasero en el escalón, empezando a sentirme entumecida. No tenía tanta amortiguación como antes.
—¿No confías en mí, es por eso que me estás dando respuestas de una palabra? —Traté de sonar lo más herida posible, lo que de alguna manera era cierto. No le había dado ninguna razón para dudar de mí.
—No confío en nadie, Fig. Ni siquiera en mí misma. —Suspiró,
apagando su cigarrillo antes de haber tenido la oportunidad de fumarlo—.
Vamos —dijo, poniéndose de pie. La vi sacudir el polvo de la parte de atrás de
sus vaqueros y cruzar la puerta de la cocina antes de levantarme y seguirla.
Estaba haciendo té, poniendo las tazas y los cubos de azúcar. No se molestó
en encender la luz, eligiendo en su lugar buscar a tientas en la oscuridad.
—Hoy vi a un viejo amigo —dijo, poniendo una taza de té delante de
mí—. De la universidad, en realidad. Estaba en la ciudad visitando a su mejor
amigo y me invitó a cenar con ellos.
—¿Oh? —dije, tratando de sonar indiferente—. ¿Pasó algo?
Ella descartó mi pregunta, frunciendo el ceño.
—No nada de eso. Fue encantador verlo después de todo este tiempo,
¿sabes? Creo que tengo una especie de nostalgia joven y libre por la
universidad.
—¿Te sientes atraída por él?
Ella hizo una pausa.
—Estaría mintiendo si dijera que no. Es muy atractivo. 76
—¿Es por eso que Darius llevó a Mercy con sus padres? ¿Estaba molesto
por que fuiste? —Ella pareció ponerse incómoda ante mi pregunta.
—No le gustó. Pero, tenemos un acuerdo. Él no trata de cambiarme; yo
no trato de cambiarlo. No soy de esas chicas que se encierran después de
casarse. Si un amigo llega a la ciudad, veo a mi amigo. Fin de la historia.
Imaginé que le había dicho esas mismas palabras a él.
—No deberías tener que cambiar —dije—. Se casó contigo por quién eres
tú. Cuando empiezas a cambiar pequeñas cosas, las cosas grandes también
cambian.
—Exactamente —dijo—. Eso es exactamente lo correcto.
Me sentí emocionada. Estaba hablando su idioma y ella confiaba un
poco más en mí con cada frase que intercambiábamos.
—Una relación debería tener total confianza. Si él realmente sabe quién
eres entonces debe sentirse cómodo con que tú cenes con un viejo amigo.
—Gracias, Fig. Necesitaba escuchar eso.
—El tipo con el que cenabas ¿alguna vez ?
Ella estaba sacudiendo su cabeza antes de que yo siquiera hubiera
terminado.
—No nada de eso. Apenas nos conocemos. En la universidad estábamos
en grupos separados. Nos conectamos más después de graduarnos. Nos
poníamos en contacto cada año más o menos por Facebook. Es una amistad
imprecisa.
—Entonces, ¿por qué rayos te haría cuestionar si eres monógama?
Su mano se detuvo sobre su taza de té. Ella no me miró, pero incluso en
la casi total oscuridad podía ver los músculos trabajando en su mandíbula. Le
gustaba este tipo. Sin importar lo que dijera. O tal vez Darius ya no le gustaba
más. Ella se quejaba constantemente de lo poco que él estaba por aquí. No
sabía lo afortunada que era. Darius trabajaba duro, y no era como si estuviera
trabajando en una labor superficial, succiona almas. Él estaba ayudando a la
gente. Ella debería sentirse orgullosa de eso.
—Se está haciendo tarde —dijo, acercando su taza al fregadero—. Creo
que necesito ir a la cama.
—Por supuesto. —Me levanté. Me dirigí a la puerta trasera mientras ella
lavaba las tazas, la cabeza baja. 77
—¿Volverán mañana? —pregunté.
—¿Qué? —Parecía sorprendida de que yo todavía estuviera allí.
—Mercy y Darius ...
—No lo sé. Buenas noches, Fig.
Yo estuve desorientada por un segundo, sin saber en qué dirección
dirigirme para llegar a la puerta. ¿Acababa de despedirme después de pasar
una hora compadeciéndome de ella? Estaba preocupada por ella. Vine a ver si
estaba bien, y lo único que hizo fue despedirme al final. Ese es exactamente el
tipo de amiga que era. ¿Y por qué me sorprendió? Ella había robado al novio
de su amiga, después de todo. Mi último pensamiento mientras me metía en
la cama, agotada y oliendo a cigarrillos, fue acerca de Darius y Mercy.
Merecían algo mejor.
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Re: Lectura Agosto 2017
18
Desorientado
No vi a los Avery por dos semanas enteras. Eso es una mentira. Los vi entrando al auto de Darius el domingo, una alegre familia feliz. Jolene llevando una cacerola. Y el lunes, los vi desde la
ventana trasera comiendo la cena en una mesa de picnic en el jardín. Darius y Mercy luchando con espadas de maíz sobre la mazorca, y Jolene riendo y tomando fotos. Y el miércoles, los vi tomando un paseo, agarrados de las manos de Mercy y balanceándola entre ellos a cada pocos pasos. El jueves,
Darius trajo un ramo de flores y una botella de vino rojo a casa, y más tarde 78 esa noche los escuché haciendo el amor a través de su ventana abierta. El viernes, no los vi.
Cerré mis cortinas y me recosté en la oscuridad, escuchando a Barbra Streisand cantar “Mujer enamorada” y sintiéndome más inferior que en otros momentos. ¿De qué estaba molesta, de todos modos? ¿De la actitud despectiva de Jolene? ¿De que Darius no me buscaba o me invitaba a la cena? ¿O era porque habían sido dos semanas desde que había visto a mi pequeña Mercy? Estaba a punto de rodar y ordenar pizza cuando un mensaje sonó en mi teléfono. Mi corazón comenzó a latir muy rápido cuando vi su nombre. Bueno, hablando del diablo, pensé presumidamente, tecleando la contraseña de mi teléfono.
Él me escribió.
Me tomó un minuto imaginar quién era él. ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding!
¿Quién te escribió? Envié, jugando a ser idiota.
Ryan, el chico que conocí hace unas pocas semanas.
—Ryan —dije alto. Ahora teníamos un nombre.
Bien, ¿qué le tomó tanto tiempo? Pregunté. Luego, pensando que
necesitaba añadir algo que mantuviera las cosas ligeras, añadí una cara
sonriente.
Él me envió un par de canciones que le gustan, dijo que espera que me
ayuden a escribir.
Podía sentir su pánico a través del teléfono. Ella obviamente quería una
perspectiva sobre lo que este chico Ryan estaba haciendo. Inmediatamente lo
miré en Instagram, buscando a través de las personas que ella seguía y
encontrándolo. Era bastante diferente a Darius, nervioso, con uno de esos
cortes de cabello que estaba afeitado a los lados, dejando una larga línea de
cabello en el medio de la cabeza. Tenía tatuajes y le gustaba usar púrpura.
Encajarían juntos, de la misma manera en la que yo lo hacía con Darius.
Muchas de sus publicaciones eran de naturaleza, o del área de la ciudad de
donde fuera que viviera, con una foto ocasional de sí mismo serio.
Eso es realmente bonito. Envié. ¿Algunas canciones buenas?
Sí, supongo.
La sentí deslizarse lejos con eso. Sí la quería hablándome tenía que
decirle lo que quería escuchar. 79
Él está totalmente en ti e incluso no le importa que estés casada. Es algo caliente.
Su mensaje sonó un momento más tarde.
Eso me asusta. Él no me preguntó sobre Darius, y cuando traté de decirle él cambió el tema. Sólo quería hablar sobre mí y mi escritura.
Rodé sobre mi estómago y mordí mi labio.
¿Darius pregunta sobre tu escritura?
No.
Él se preocupa sobre ti. Nada malo hay con eso.
Ella paró de mensajearme después de eso, y cuando miré por la ventana la vi jugando en el jardín con Mercy. Le había dado algo sobre lo qué pensar.
Decidí alcanzar a Darius y ver cómo lo estaba haciendo. Le envié un meme de una de sus películas favoritas, que también sucedía que era una de mis favoritas. Jolene había rodado los ojos cuando habíamos hecho esas confesiones en la cena, citando que su película favorita era La Casa De Arena Y Niebla. Yo había querido decirle que tomara un calmante para aligerarse,
pero luego Darius me había golpeado en ello diciendo que La Casa De Arena Y Niebla era mórbidamente depresiva.
¿Desorientada? Jolene había retrocedido. ¿Esa es la película favorita de ambos? ¿Con qué tipo de imbéciles me asocio? Había humor en su voz, pero todos sabíamos que también era un poquito seria. Era divertido qué tan rápido podías conseguir saber la personalidad de alguien si realmente estabas tratando.
Darius y yo habíamos intercambiado una mirada mientras ella despotricaba sobre la cultura pop y cómo estaba destruyendo el gusto de las personas en calidad. Está bien que te guste, dijo, pero eso no debería ser todo lo que te guste.
Él me envió en mensaje después de un rato con un LOL.
Y luego:
¿Me llamarías egoísta?
No, no en tu cara.
Sabía bien que estaba hablando de Jolene, y silenciosamente estuve de
acuerdo. Ella quería que todo el mundo se elevara a sus estándares, y lo 80 tomaba seriamente. Era cansado, y éramos víctimas de su despótico juicio.
Estaba encantada cuando él me contestó y preguntó si había visto Magnolia, otra de sus películas favoritas. Cuando le dije que no, insistió en prestarme su copia, y me dijo que fuera a recogerla en la noche. Mi corazón estaba latiendo para el momento en el que dejé mi teléfono a un lado y salí de la cama.
Las buenas noticias eran que no me sentía más deprimida. Las malas noticias eran que había ganado tres libras en los últimos días, y los quería fuera. Mientras me ponía ropas de ejercicio, recordé la primera vez que fui a lo de los Avery, cómo había pretendido correr por la acera y estar sin aliento. Esos días estabas tras de mí. Examiné mi figura esbelta en el espejo. ¿Quién sabía que era tan delgada bajo toda esa carne que había estado coleccionando? Era más delgada que Jolene, quien tenía pechos grandes y trasero redondo sobre una figura curva. Quizá eso era lo que a Darius le gustaba, pero no. Pensaba que Darius era un hombre mundano. Él tenía un sabor mixto en todas las cosas, no se conformaba con un estilo o tipo.
Corrí cuatro millas, mis muslos ardieron con gratitud por el ejercicio. Mensajeé a Jolene, preguntando si Ryan le había enviado algo digno de desmayarse. Había una parte profunda de mí que tenía un sentimiento sobre los dos, el mismo tipo de sentimiento sobre Darius y yo. Una vez había tenido ese sentimiento sobre George, pero él lo alejó, ¿lo había hecho? Él me había
tomado como segura y nos habíamos separado. Las mujeres no necesitaban ser naturales.
Sólo unas pocas cosas. Sobre todo lo ignoro, dijo.
Obviamente no sabía el efecto que tenía sobre todos ellos. Hombres siguiéndola alrededor como perritos perdidos. Era realmente patético. Fui a casa y puse a Magnolia dentro del DVD.
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
CRONOGRAMA
Martes 1: Capítulos 1 al 3
Miércoles 2: Capítulos 4 al 6
Jueves 3: Capítulos 7 al 9
Viernes 4: Capítulos 10 al 12
Sábado 5: Capítulos 13 al 15
Domingo 6: Capítulos 16 al 18
Lunes 7: Capítulos 19 al 21
Martes 8: Capítulos 22 al 24
Miercoles 9: Capítulos 25 al 27
Jueves 10: Capítulos 28 al 31
Sábado 11: Capítulos 32 al 35
Domingo 12: Capitulos 36 al 39
Lunes 13: Capítulos 40 al 44
Martes 14: Capítulos 45 al 48
Miércoles 15: Capítulos 49 al 52
Lunes 7: Capítulos 19 al 21
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
Ya me cae bien Fig !!
Toda loca pero me agrada jejejejeje
Toda loca pero me agrada jejejejeje
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Atómic_Mellark- Mensajes : 1172
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Re: Lectura Agosto 2017
OMG Fig definitivamente tiene un tornillo flojo... Y la familia resultó no ser tan perfecta... Quiero otro capítulo... Necesito saber que ocurre...
"No vivas la vida escondiéndote detrás de tu pasado, vive para el ahora, cuando encuentres a alguien con quien quieras pasar el resto de tú vida, no la dejes ir, ya sea si ese para siempre resulta ser un día o un año o cien años. No dejes que el miedo de perderlos te contenga de amarlos"
jesikap- Mensajes : 111
Fecha de inscripción : 09/10/2014
Re: Lectura Agosto 2017
Fig ya lo tiene todo planeado ella se queda con Darius y Jolene con Ryan. Fig tiene sus momentos de locura y cuando de verdad le agradan las personas igual no creo que termine su historia como ella se imagina
Isa- Mensajes : 401
Fecha de inscripción : 24/02/2017
Edad : 42
Re: Lectura Agosto 2017
Por fin encontré como funciona el club aunque ando algo un poco atrasada me gustaría unirme
¿puedo?
¿puedo?
Invitado- Invitado
Re: Lectura Agosto 2017
¡Por supuesto! Eres más que bienvenidaa.Rene escribió:Por fin encontré como funciona el club aunque ando algo un poco atrasada me gustaría unirme
¿puedo?
Re: Lectura Agosto 2017
¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Lo siento por mi desaparición chicas, pero me complique un poquito jeje
Gracias "Ross L de Mellark" con tu ayuda con los capis, recuerdame enviarte un premio más tarde
Hoy leemos
Capitulos 19 al 21
Re: Lectura Agosto 2017
19
Magnolia
Odié Magnolia, pero no le dije eso a Darius.
—Estuvo bien —le dije—. Diferente. —Pareció ligeramente decepcionado por mi respuesta mediocre, así que añadí una frase—: Realmente me gustó el tema: la coincidencia. —Y yo algo así tenía, ¿verdad? Había pasado dos horas leyendo reseñas en línea intentando darle sentido a lo que acababa de ver, y qué mensaje Darius estaba tratando de transmitirme. Leí una docena de críticas antes de entender de sopetón que yo era parte de una extraña coincidencia, y si se dio cuenta o no, él estaba afirmando mi mudanza al lado, además de mi interacción con ellos. Se estaba ganando mi cariño el mensaje en Magnolia, incluso si pensaba que la ejecución fue una tontería. Y además, me gustaba la forma en que la mente de él funcionaba, las cosas que veía y la forma en que veía el mundo. Era profundo sin ser pretencioso. Cuando me hablaba, no me hablaba como George, me hablaba a mí. Antes de salir de su casa, me había entregado otro DVD, este llamado Doubt. Respiré el olor de su colonia, el lugar entre mis piernas comenzando a hormiguear.
—Te llegará enseguida aquí —dijo, golpeando su sien. Decido que Darius tenía una obsesión malsana con Philip Seymour Hoffman. Cuando Darius se retiró a la habitación para ducharse, decidí proponerle a Jolene, algo que había querido hacer durante un tiempo.
—Deberían salir esta noche —le dije—. Cena, bebidas, lo que sea. Yo cuidaré a Mercy.
No llamaría a Jolene exactamente sobreprotectora. Una vez la había visto dejar un cuchillo en el mostrador donde Mercy podría alcanzarlo, pero ella no dejaría a Mercy con nadie más que con su madre. Era frustrante. Mercy estaba cómoda conmigo. A ella le caía bien.
—Ustedes dos necesitan un tiempo juntos, aunque sea sólo por una hora o dos. Ella estará bien, Jolene. —No parecía convencida, así que fui a matar.
»Darius parece molesto últimamente... tal vez un poco distraído. Será bueno para los dos.
Eso la persuadió. Su rostro parecía de repente culpable, y comenzó a mordisquear su labio. Miré su cabello lacio y los círculos oscuros, y por primera vez me di cuenta que podría estar cansada. Mi enfoque estaba principalmente en Darius y Mercy. A veces olvidaba comprobar si Jolene estaba bien.
—Quizá sólo por una hora —dijo. Mantuve mi cara sin expresión aun cuando esto era una victoria.
—Volveré a las siete —le dije—. Eso significa que tienes dos horas para acostumbrarte a la idea y emborracharte lo suficiente como para salir.
Se echó a reír, pero sabía que no era extraño que Jolene bebiera un par de copas de vino a estas horas de la noche. Una desagradable cosa roja que sabía a pudrición. Decía que era para relajarse, pero ella escribía libros para ganarse la vida, ¿de qué tenía que relajarse?
—De acuerdo, pero ven a las ocho, así ella ya está en la cama —dijo Jolene rápidamente. Y añadió—: No quiero que piense que la abandonamos.
Tomó toda mi fuerza de voluntad no rodar mis ojos, pero sonreí y asentí, dirigiéndome a la puerta principal. Buen Dios. Qué jodidamente dramática. No es como si estuviera dejando a Mercy con una completa extraña.
—Nos vemos—dije, y luego—: en dos horas.
Jolene tardó sólo treinta y siete minutos en cancelar. Estaba furiosa, paseando por mi pequeña sala de estar, con mis ojos ardiendo en sus órbitas. Su texto había sido amistoso, y había usado a Darius como excusa, diciendo que él había tenido un largo día y no se sentía a la altura, pero yo sabía la verdad. Ella no confiaba en mí. Tomé unos cuantos tragos de una vieja botella de ron que tenía en la parte de atrás de la despensa y agarré mi sudadera con capucha del perchero. Me sentía imprudente... ¡viva! Había sacrificado tanto por ellos. No tenían ni idea de lo afortunados que eran. Me preocupaba. ¿Cuántas personas podían decir que tenían a alguien como yo en sus vidas? ¿Quién se preocupaba tanto como yo?
Conduje hacia el Este por la 5, pasando por los barrios más modernos y hípster, y salí cerca de una de las partes más sórdidas de Shoreline. Era el tipo de lugar donde mantenías las puertas del auto cerradas en todo momento siempre te asegurabas de que tenías spray de pimienta a mano. Encontré una tienda de licores mugrienta con barras en las ventanas y un aparcamiento de asfalto agrietado. Probablemente podría haber encontrado un lugar más cercano y seguro para comprar licor, pero me gustaba el drama de la situación. ¿Me asaltarían? Tal vez. Y además, sólo necesitaba alejarme de esa gente. Personas que pensaban que eran felices cuando no podían ver todo el alcance de la situación, demasiado cegados por sus equivocadas percepciones del bien y del mal. Ryan estaba moviéndose con Jolene justo debajo de la nariz de Darius, y Darius pasaba más y más tiempo lejos de casa porque estaba profundamente infeliz. La pobre Mercy solo necesitaba a sus padres, pero ambos estaban distraídos. Bueno, aquí estaba yo y no iba a dejar que Jolene la arruinara. Gracias a Dios que yo era parte de su vida, que podría derramar mi amor en ella. A menudo la imaginaba como una adolescente, enojada con sus padres (con razón) y agradeciéndome por mi parte activa y amorosa en su vida.
Estaba de pie frente a las distintas botellas de ron blanco y oscuro cuando Darius me envió un mensaje de texto.
Gracias por la oferta. ¿Tal vez en otro momento?
¿Fuiste tú o Jolene la que no quiso salir? Le envíe un mensaje de texto.
Eeeh... ¿yo?
Eso es lo que pensé, replique.
Estaba tan molesta que metí el teléfono en mi bolsillo trasero sin esperar a que me contestara, luego agarré una botella de Captain Morgan Private Selection y un paquete de seis de Coca-Cola, y marché a la caja registradora. El recepcionista me preguntó si eso era todo, y le dije que agregara un paquete de Capri Slims. Los de la caja rosa como Jolene compraba. Agarré un paquete de fósforos del pequeño cenicero al lado de la registradora y le dije que guardara el cambio. Nunca le había dicho a nadie que guardara el cambio antes, pero lo decían en las películas. No me molesté en esperar hasta que llegué a casa para probar mis compras. Abrí una lata de Coca-Cola tan pronto como subí al auto y bebí un cuarto de ella. Desenroscando la tapa del Captain, reemplacé la Coca-Cola con ron y la giré para mezclarla. Tomé un sorbo. Repugnante. Solo ron. Estaba demasiado molesta para ser exigente. Fumé uno de los Capris mientras bebía un sorbo de mi bebida, viendo los autos pasar. Estaba a punto de salir de mi lugar de estacionamiento cuando vi que tenía una llamada perdida de Jolene. Eso me impactó. Tal vez ella cambió de parecer y quería salir después de todo. Revisé mis mensajes de voz, pero no dejó ninguno. Decidí llamarla de vuelta.
—Hola, hola —dijo.
Mantuve mi voz neutral y respondí con un corto:
—Hola.
—Te vi salir, ¿sólo quería asegurarme de que estás bien?
¿Me vio salir? ¿Me había estado observando por la ventana?
—Saliste del barrio como si estuvieras involucrada en una persecución de autos —dijo suavemente—. Sólo quería estar segura...
—No estoy cerca de ninguna vía de tren —respondí—. Si eso es lo que estás insinuando.
—No, no, no —dijo, rápidamente—. Eso no es lo que quise decir. —Aunque ambas sabíamos que eso era exactamente lo que ella quiso decir.
—Darius y yo estábamos pensando que podríamos hacer una cita doble contigo la próxima semana. —Su voz cayó mientras esperaba a que reaccionara. Puse los ojos en blanco.
—Claro, suena genial. ¿Qué día estás pensando?
Me dijo el jueves por la noche porque era cuando su mamá podía vigilar a Mercy, e hicimos planes para encontrarnos en su casa a las siete.
—¿Siete? —pregunté—. ¿Estás segura que no quieres encontrarnos a las ocho?
—Nah —dijo—. Mamá quiere pasar un tiempo con Mercy.
Tomé un sorbo gigante de mi Captain con Coca-Cola y terminamos nuestra llamada con las educadas y dulces voces de mujeres que apenas se podían soportar.
Re: Lectura Agosto 2017
20
Negro o Morado
Se me cayó el alma a los pies cuando caminé por la banqueta el jueves por la noche y vi el carro de Amanda estacionado frente a la casa de los Avery. Yo iba sola. Necesitaba un respiro de mi… otra vida. Las amigas de Jolene tendían a sospechar de cualquier persona nueva en el grupo. Te estudiaban con ojo crítico, evaluando lo que veían en ti. Me consolé al pensar que se trataba de Amanda, podía haber sido peor. Deseé no haberme tardado tanto eligiendo el vestido morado entallado que traía puesto. Siempre tenías la ventaja cuando eras la persona que les daba la bienvenida a las personas y no cuando eras la persona que recibía la bienvenida. Jolene me había mandado un mensaje diciéndome que entrara sin tocar el timbre. Cuando abrí la puerta, fue recibida por las risas. Me sentí celosa al saber que habían empezado sin mí, pero eliminé cualquier muestra de emoción en mi rostro y entré.
—¡Fig!—gritó alguien—. Estamos en la cocina.
Jolene asomó la cabeza, sonriendo de oreja a oreja. Atravesé la sala, preparándome para las miradas. Cuando giré la esquina, me encontré a Jolene agachada frente al lavavajillas usando mi vestido. Al menos no era morado, ella traía puesto el negro; había tardado horas en elegir cuál usar. ¿Morado o negro? ¿Morado o negro? Al final me había decidido por el negro porque era menos para funerales y más para el verano. Ahora, viendo a Jolene de negro, estaba dudando que mi elección fuera la correcta. Sonreí débilmente, esperando que todos dijeran algo sobre nuestro accidente de vestuario, pero nadie pareció darse cuenta cuando me saludaban.
Traemos puesto el mismo vestido, quería gritarles. ¿Acaso están ciegos?
Jolene me preguntó qué quería tomar.
—Lo que tú estés tomando —contesté. Se fue a servirme ginebra y tónica, y Amanda se acercó a saludarme.
—Te ves increíble.
Normalmente, me molestaban los elogios de mujeres, pues solían dar un cumplido sólo para señalar algún defecto: Te ves increíble, ya no estás tan gorda como antes. O: Te ves increíble, ¿bajaste de peso? También bajé unos kilos, ¿lo notaste? Pero ella no dijo nada más, dijo algo sobre el tiempo y luego hablamos de mi trabajo. Y en realidad sí me veía increíble. Me dio la bebida y el hielo tintineó en el vaso. Le di una mirada de reojo a Jolene, parada junto a Darius. Él tenía un brazo alrededor de su cintura, en un gesto casual, y parecía que, con el pulgar, estuviera jugueteando con el resorte de sus pantis debajo del vestido. Yo no llevaba pantis; él se sentiría mejor si estuviera haciéndome eso a mí. Ella no era tan delgada como yo.
Como si el universo quisiera molestarme, Amanda comentó:
—Me encanta tu vestido, Jolene; pareces una gatita sexy.
Darius le sonrió.
—Lo sé. No puedo dejar de tocarla —dijo.
—Por suerte, no tienes que hacerlo —contestó. No era la primera vez que notaba la camaradería entre Amanda y Darius. Me fui a un rincón de la cocina, mosqueada. Supuse que Amanda y Darius eran igual de mordaces. Sus bromas siempre terminaban con miradas inexpresivas y con una confusión colectiva por parte de las demás personas en la habitación, haciéndote preguntar si hablaban en serio o si simplemente jugaban contigo.
Jolene nos dijo que si no queríamos perder nuestra reservación, era mejor que nos fuéramos al restaurante. Darius y Jolene se fueron en su carro, y después de una corta discusión, Amanda y Hollis se subieron a la parte trasera.
—Vente con nosotros, Fig —dijeron. No quería ir apretada en medio. Irritada, caminé hacia mi carro, maldiciendo por lo bajo. Todo esto parecía una trampa.
Cuando llegamos al restaurante, la anfitriona elogió el vestido de Jolene. Pues los ojos en blanco.
Fui la última en llegar a la mesa y la más alejada de Jolene y Darius. Me senté, intentando no hacer contacto visual con nadie para que no pudieran notar mi molestia. La conversación pasó de lo que todos iban a ordenar a dónde podías conseguir las mejores ostras. Las ostras eran afrodisiacos, nos dijo Darius. Todos lo sabíamos, pero aun así todos fingimos estar interesados. Pronto, ya estábamos hablando de sexo. Le di unas cuantas miradas a Darius mientras hablaba, preguntándome cómo era en la cama. En más de una ocasión, había escuchado los gemidos de Jolene desde la ventana abierta de su habitación. Había pasado tanto desde la última vez que había tenido sexo que Nooni comenzó a cosquillear.
Mi madre le había dado el nombre de Nooni a mis partes privadas. Dijo que no quería estar en el supermercado y que yo gritara: ¡Me arde mi vagina!, en la línea de pago, como la hija de su amiga Lisa. Así que le pusimos Nooni, y así había quedado. No sé cómo se le ocurrió el nombre, pero en sexto grado, mi amiga Katie le decía Nooni a su abuelita, lo que me ponía muy incómoda. A su abuelita le decía Vagina en mi cabeza. Nunca le dije eso a Katie. Probablemente debí dejar de decirle Nooni, pero se quedó en la universidad y en mi adultez. Y aquí estaba, cenando y pensando en Nooni mientras miraba fijamente mi sopa de cebolla a la francesa, todos riendo a mi alrededor.
Cuando levanté la vista, Darius me observaba desde el otro lado de la mesa. Y sentí cosquilleos hasta los dedos de los pies.
Re: Lectura Agosto 2017
21
Chica Divertida
Jolene y yo estábamos charlando en la cocina cuando Darius llegó a casa del trabajo. Tenía una mancha marrón pegajosa en su camisa, y llevaba gafas de montura negra, las cuales nunca le vi usando antes. Se encontraba inusualmente tranquilo, besándola a ella en la mejilla y disparando un rápido hola a mí antes de agarrar un vaso del escurridor de vajilla. Nuestra conversación sobre la fiesta de pijamas de Mercy con la madre de Jolene disminuyó cuando ambas nos situamos en su tensa espalda.
—¿El trabajo estuvo malo? —preguntó, caminando hacia donde él estaba cortando una lima para su bebida, y frotándole la espalda.
Esta era mi parte favorita del día, cuando Darius hablaba de sus clientes. Nunca nos decía sus nombres, pero siempre había historias que o nos hacían reír o nos hacían gemir. Jolene dijo que estaba desahogando sus cargas. Él la desestimó y se movió al cesto de basura para tirar la parte superior seca de la lima. Aparentemente sin ser afectada por su casual rechazo, Jolene cruzó la cocina y se sentó en la mesa, apoyando sus pies en la silla junto a ella mientras Darius se lanzaba a un relato completo de su día. Terminó su bebida y se sirvió otra mientras le hacíamos preguntas sobre la dama que obligaba a su hijo de diez años a usar rosa aunque se burlaran de él en la escuela.
—Recibí un mensaje de Rachel hoy —dijo él, finalmente, sacando una botella de ginebra del gabinete. Rachel, ese era un nombre que nunca había oído. Eché un vistazo a Jolene, que se estaba hurgando las uñas. Su rostro era neutral, sin darme ninguna indicación de quién era esta chica Rachel.
—Ah sí, ¿qué dijo?
—Se está divorciando. Sonaba bastante mal. Supongo que él va a ir por la custodia completa de su hijo. —Jolene se dio la vuelta, su rostro contorsionado.
—¿Ella está bien?
Darius se encogió de hombros.
—Está muy deprimida. Trató de suicidarse una vez hace algunos años, así que nunca se sabe con ella. Me preguntó si estaría en la ciudad pronto.
Me preguntaba dónde estaba “en la ciudad”, cuando Jolene dijo:
—¿Todavía vive en Miami?
Darius asintió.
—Le dije que iba a estar allí para una conferencia la próxima semana, y me preguntó si podríamos tomar un café.
—Deberías verla —dijo Jolene—. Si ella no tiene a nadie más, tal vez puedas ayudarla. —Los ojos de Darius destellaron como si estuviera enojado por haber sugerido tal cosa.
—Es mi ex novia, Jolene. ¿No te importa eso?
Su barbilla se alzó desafiante mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—No, por supuesto que no. Confío en ti. Si está en problemas, estás preparado para ayudar. Eres un psicólogo, por el amor de Dios.
—Estoy seguro que tiene ayuda —dije en voz baja, volviéndose y sirviéndose otro trago. Me quedé tan quieta como pude, temiendo que si recordaban que me encontraba allí, todo esto se detendría.
—Era sólo una sugerencia, Darius. No quise decir nada por eso —dijo ella, suavemente.
Darius se apoyó con la espalda contra el mostrador, pasando el borde de su vaso por su labio inferior. Era diferente en ese momento, quizás demasiado para beber. Me estremecí ante la mirada salvaje en sus ojos.
—Todavía tiene sentimientos por mí. ¿Es eso lo que quieres, Jo? ¿Que se acerque a mí para que puedas hacer lo tuyo?
—Eso es enfermo —escupió Jolene. Se levantó de la mesa, su teléfono cayendo al suelo de la cocina con un ruido sordo.
—No es que dijera que no. Sigue siendo sexy como la mierda.
91
Sentí una oleada de celos hacia esa chica Rachel. Quería verla, saber cómo era. El rostro de Jolene se volvió de un rojo brillante. Esperaba que lanzara un latigazo, quizás le gritara, pero en su lugar caminó tranquilamente a la nevera y sacó una botella de agua.
—Lo que quieras, Darius. —Sus ojos estaban pegados en su rostro cuando ella desenroscó la tapa de la botella y tomó un sorbo. ¿Estaba sugiriendo que quería a Rachel? Era un poco hipócrita cuando sabías lo que ella se hallaba haciendo con Ryan.
—Voy a ir a tomar una ducha —dijo—. Eso es lo que quiero.
Después de que él se fuera nos quedamos allí en silencio, ambas demasiado asustadas de mirar la una a la otra. ¿Qué acaba de suceder?
—¿Estás bien? —pregunté.
—No —replicó, y pensé que la vi quitarse una lágrima—. Me dijo que quería follar a otra chica delante de mi amiga.
—No quiso decir nada de eso —dije—. Sólo bromeaba.
—Fig, tienes una visión sesgada de Darius. Sé que... lo respetas. Pero, no lo conoces. —Tenía la cara roja, sus labios en una pálida línea delgada. Pensé en todas aquellas mujeres que publicaban en sus sitios de fans y me preguntaba qué pensarían si pudieran verla ahora: fea y nerviosa. Profundamente humana. Nadie estaría corriendo para conseguir tatuajes de sus palabras si pudieran verla siendo esta patética. Consideré brevemente tomar una foto de ella justo así y publicarla en alguna parte. Ella sabría que fui yo.
—Quieres follar a Ryan —respondí—. ¿Cómo es eso diferente?
Su boca se abrió y cerró mientras parpadeaba hacia mí.
—Ni una vez he dicho eso. —Su voz se hallaba cortada; me hizo temer que estuviera enojada conmigo.
—Lo sé —tropecé—. Sólo estaba diciendo... probablemente lo haces. Es humano preguntarse cómo es estar con alguien cercano a ti, sexualmente.
Ladeó la cabeza y algo cruzó en sus ojos demasiado rápido para que pudiera descifrarlo.
—Amo a Darius. Quiero estar con Darius. Lo que tú y yo hemos dicho sobre Ryan es sólo conversación de chicas, ¿lo entiendes?
Asentí.
—Por supuesto, pero sólo estoy diciendo. Los hombres son hombres. Quieren follar chicas bonitas. Él te ama. Fue sólo algo descuidado lo que dijo.
—No lo conoces —repitió—. Me hizo realmente, realmente enojar.
Pensé en la línea de Una Chica Divertida cuando Rose le dijo a Fanny: Cuando lo miras, sólo ves lo que quieres ver. Y la respuesta de Fanny: Lo veo como él es. ¡Lo amo como es!
Ella no lo conocía como yo lo conocía. Lo empujó, lo pinchó y lo insultó hasta que se cerró. Él no era feliz; yo lo sabía y Darius lo sabía. Jolene estaba viviendo en una especie de mundo de fantasía. Vi todas las partes de él que tenía demasiado miedo de mostrarle a ella. Y gracias a Dios por eso, necesitaba a alguien que lo entendiera. Además, pensé que lo que dijo sobre esa chica Rachel fue divertido. Todos queríamos follar a alguien a quien no debíamos. Siempre que conocía a alguien nuevo me imaginaba teniendo sexo con ellos. Un hábito que desarrollé cuando era adolescente. Si Jolene pensaba que Darius sólo fantaseaba con ella, vivía en Lala Land.
La primera cosa que hice cuando llegué a casa fue sacar a Nubby fuera de la parte posterior de mi gabinete de especias. Lo escondí en una botella vacía de paprika durante la mayor parte de mi matrimonio. George estaba firmemente en contra de los vibradores, insistiendo en que arruinaban a las mujeres para la cosa real. Pero, en ocho años juntos, George no fue capaz de darme un orgasmo. Compré a Nubby de una de esas tiendas de sexo en línea, estresándome por días sobre cuando llegaría al buzón, y si George interceptaría el paquete. Cuando finalmente llegó, lo llevé directamente a mi habitación y tuve mi primer orgasmo en años. En las semanas subsiguientes, George hizo varios comentarios sobre de qué buen humor estuve últimamente. Introduje nuevas especias en mi dieta, le dije. Leí sobre ellas en una revista.
“Sea lo que sea, sigue haciéndolo”. Dijo. Así que lo hice.
Llevé a Nubby a mi nuevo sofá desmontable de cuero blanco, golpeando el botón de reproducción en el estéreo antes de sentarme. Barbra empezó a cantar “What Kind of Fool” mientras me acostaba pensando en Darius y qué le haría a Rachel.
Dormir siempre fue un problema para mí. Tenía tantas cosas que digerir, contemplar mi día. A veces reproducía algo que sucedió una y otra vez hasta que pensé que me volvería loca. Mi mente nunca se apagaba, y me despertaba temprano cada mañana con nuevas preocupaciones. Una vez despierta, no podía apagar la ansiedad. Rodaba hacia abajo una empinada colina, ganando velocidad, pero nunca se estrelló, nunca se detuvo. A veces
93
me sentaba en el sofá a la medianoche, mi MacBook abierta en mi regazo, Barbra cantando suavemente a través de los altavoces, y yo trabajaba un poco, pero sobre todo pensaba. Cuando volvía a mirar la hora, serían las cinco de la mañana y no sabría a dónde se fue el tiempo.
Hice listas mentales: todas las formas en que soy mejor que ella, las maneras en que puedo hacerlo más feliz que ella. Si la dejaba, tendríamos a Mercy parte del tiempo. Yo sería su madre. Toda mi familia completa. Pero, ¿qué pasa si lo descubre antes de que sea tiempo? Esto es lo que me mantuvo en pie. Tenía que ser una buena amiga para ella, así no sospecharía.
No estoy equivocada.
Ella está equivocada.
Cuando ella no me llamó, no me buscó, me acerqué. Le envié una foto mía desnuda en la ducha. Le envié un mensaje de texto con pequeñas citas alentadoras e historias ya que ella estaba escribiendo de nuevo, me ofrecí a ir a cocinarles la cena para que así pudiera trabajar. Había días en los que me ignoraba y días en los que respondía. Maníaco, eso era una cosa de artista. Podría relacionarme. Yo era una artista incluso si no había encontrado mí medio todavía.
Al principio se resistió, pero entonces, milagro de milagros, empezó a decir que sí. Corrí al mercado, llenando mi auto con cosas que me pareció que impresionarían: queso de cabra, rúcula, y la carne orgánica magra más tierna que podría encontrar. Luego me presentaba en su casa con una golosina para Mercy, que siempre se hallaba contenta de verme. Desde que las cosas progresaron con Darius y conmigo, él era menos atento en persona, sin hacer contacto visual, sin dirigirse directamente a mí. Quería decirle que no hiciera eso. Actuara de manera normal. Pero, pensé que lo estaba afligiendo el final de su matrimonio, así que lo dejé estar. Ambos necesitábamos tiempo para procesar lo que sucedía. Jolene me dio el número de su estilista cuando le pregunté. Tengo una cita en dos semanas, me dijo. Me teñí de negro para el invierno.
¿Negro? Su cabello ya era un ébano oscuro, ¿cuánto más oscuro podía ir? Pero, puesto que mi cita era antes que la suya, también me teñí el cabello de negro, de esa manera lo tenía primero. Vi su rostro la primera vez que la vio. El susto. Fue un gran cambio para mí.
No estoy equivocada.
Ella está equivocada.
—¿Dónde está tu colador? Lo siento, ¿te estoy molestando? —Eché un vistazo hacia donde trabajaba.
Señaló un mueble y sonreí. A veces estar en una habitación con ella era como estar sola. Me estremecí, pensando en Darius. ¡NO! Terminó de tomar partido. Podría ser amiga de ambos, amarlos a ambos, hacer que sean entidades separadas en mi mente. Tal vez después de que Darius y yo estuviéramos juntos, Jolene y yo podríamos seguir siendo amigas. Vería lo equivocados que eran el uno para el otro, estaría feliz con Ryan y querría tener una buena relación por el bien de Mercy.
Hice una cazuela con Jolene escribiendo en su computadora cerca, pensando en lo que se sentiría tener el pene de Darius dentro de mí. ¿Gritaría como ella, donde podía oírla claramente a través del espacio entre nuestras casas? ¿Me besaría con sus suaves labios llenos mientras me venía? Mis manos temblaban mientras trabajaba. Estaba preparando la cazuela para Darius. Quería ser la única que satisficiera sus necesidades: mi cocina, mi cuerpo, mi boca. También estaba haciendo la cazuela para mí, para demostrar que podía ser una buena amiga, por indigna que pudiera ver a Jolene. Fue una lucha.
Estaba sacando la cazuela del horno cuando sonó el timbre de la puerta. Oí que Darius la abría, y luego las voces de Amanda y Hollis llegaron a la cocina. ¿Sabía que iban a venir? ¿Lo sabía él? Fue francamente grosero y desconsiderado no decirme. Jolene se levantó y caminó hacia la otra habitación. Traté de captar su atención, pero ella estaba sonriendo, caminando hacia Amanda como si no existiera. Inmediatamente me excusé al baño, sintiéndome enferma. Los oí hablando, y un minuto después, los cuatro entraron en la cocina. Forcé una sonrisa mientras alcanzaba el gabinete de los platos, ignorando la sorpresa que se registró en el rostro de Amanda.
—¡Fig, tu cabello! —dijo. Estiré la mano para tocar una hebra mientras sus ojos viajaban entre Jolene y yo.
—Oye, hola. ¿Ustedes se quedan para cenar? —dije, para distraerla. Amanda miró a Jolene, que asentía.
—Sí, sí lo hacen.
—Qué bueno que hice esta cazuela jodidamente gigante entonces. —Me reí. Me ocupé de preparar la mesa para seis, sirviendo vino y llenando vasos de agua con cubos de hielo. Apenas los miré, pero pude sentir sus ojos en mí. Víboras. Chicas malas. Eso es lo que eran. Jolene no era dueña del cabello negro, así que podían irse a la mierda.
Cuando puse la ensalada en la mesa los llamé.
—¿Qué se siente tener dos esposas, hombre? —Hollis se rio, mirando mi propagación y golpeando a Darius en la espalda. Darius lanzó una mirada nerviosa hacia mí antes de caminar hacia Jolene y abrazarla como si estuviera tratando de probar algún tipo de punto de mierda. Patético. Sin embargo, todo el mundo lo compró, su deliciosa muestra de afecto. La pareja feliz. Vi a Hollis mirar a Darius y no podía descifrar la mirada que pasaba por su rostro. Tal vez lo subestimé y él tampoco lo estaba comprando. Cuando llegó la hora de comer, terminé junto a Hollis con Darius y Jolene frente a mí (Mercy entre ellos), y Amanda en la punta de la mesa.
Hollis y yo agarramos la sal al mismo tiempo. Él retrocedió primero y se disculpó profusamente.
—Oye, sólo es sal —dije—. Debes haber sido criado católico. —No era una broma, pero se echó a reír.
—Lo fui en realidad. ¿Mis profusas disculpas lo mostraron?
Sonreí.
—No importa si realmente hiciste algo mal, ¿verdad? Nueve de cada diez veces, incluso si directamente no tenías la culpa de que algo saliera mal, tiende a sentirse como si fuera tu culpa. Alguien te golpea en el supermercado: ¡Culpa mía! Usted accidentalmente dejar caer el jabón en la ducha: ¡Ahh, lo siento! Literalmente, en cualquier momento que hay un breve momento de silencio, estás convencido de que es porque hiciste algo mal. ¡¡Rápido!! REMEDIALO CON UNA DISCULPA.
Hollis se reía tan fuerte que casi estaba llorando. Incluso Mercy se reía de él.
—Oh Dios —dijo Hollis—. ¿Qué sobre nuestra necesidad de agradar a todo el mundo?
—¿Eso es algo? —Me reí, bebiendo mi vino. Sin embargo, tenía razón.
Los empleados de TSA definitivamente no necesitaban mi amistad. Lo mismo era cierto con los empleados del DMV, técnicos de instalación de cable, la cajera en el supermercado. Pero eso seguro como el infierno que nunca me impidió intentar implacablemente de complacerlos. Conversación alegre, siendo tan útil como sea posible, haciendo chistes de auto-depreciación para hacer su trabajo más fácil.
Me gustaba el vínculo que sentía con él. ¡Ah! Catolicismo uniendo a la gente. Me agaché y froté su pierna un poco, justo por encima de la rodilla. Solidaridad Católica. Mentiría si dijera que no me atraía, era un tipo apuesto.
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Me atraía la mayoría de los hombres, ni siquiera tenían que ser guapos, sólo tenían que tener esa chispa. Y casi siempre me imaginaba teniendo sexo con ellos. Amanda tuvo suerte... sin merecerla.
—¿Más vino? —Sonreí, llenando vasos.
—Está delicioso, Fig —dijo Jolene—. Muchas gracias. —Hubo murmullos de acuerdo alrededor de la mesa. Se volvió hacia los demás—. Fig ha estado cuidando de nosotros mientras termino el libro. Cocina y me ayuda con Mercy. Estoy muy agradecida por ella.
Miré hacia abajo, avergonzada, pero no pude ocultar mi sonrisa. Cuando subí la mirada, Amanda me miraba fijamente, su cabeza inclinada hacia un lado.
—¿Qué te hizo ir... negro? —preguntó.
—Oh, ya sabes. Sólo necesitaba un cambio —dije—. Me gusta ir más oscuro para el invierno.
—También yo —dijo Jolene. Levantó el vaso—. Por el invierno.
Chocamos las copas y me sentí agradecida por la distracción. Si quería que Amanda confiara en mí, tenía algo de trabajo que hacer.
Re: Lectura Agosto 2017
Que horror tener el mismo vestido!! que bueno que nadie lo noto.
Que locura el mismo tono de cabello, yo siempre me lo tiño ce un color contrario al de mi hermana. Como es que ella no se altero de tener el mismo tono
Que locura el mismo tono de cabello, yo siempre me lo tiño ce un color contrario al de mi hermana. Como es que ella no se altero de tener el mismo tono
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