Lectura #1 Mayo 2017

Saxon

El tres de Agosto inició como cualquier otro viernes en el hogar Colley. Imogen tenía listo un almuerzo decente para mí junto con una taza de café al lado de algunas tostadas y huevos revueltos.  Imogen come un montón de huevos, de corral por supuesto, porque necesita la proteína. Aún estoy acostumbrándome al asunto de familia que hemos estado haciendo; pero siendo completamente franco, no sé cómo había vivido sin ella… Debería estar sintiéndome malditamente miserable por holgazanear con ella

Imogen está bajando las escalares con una caja en su mano. Es la caja de condones que tengo el mi lado de la gaveta.

―¿Se acabaron? ―pregunto―. Pensé que quedaban algunos ―razono. Estoy esperando el Lunes…. Pienso que deberíamos ir directamente al Lunes, pero Imogen piensa diferente. Hace un espectáculo mostrando el contenido… efectivamente, hay varios condones restantes en la caja. Entonces, Imogen tira todo el paquete en la basura.

Salto por un momento… jadeando.

―¿Es tiempo? ―pregunto con incredulidad. El último mes se ha sentido eterno de alguna manera. He tenido quemaduras por fricción gracias al caucho, la cual solo ha acabado de curar debido a Imogen fuera de acción.

Ella asiente.

―¡Vas a pagar ahora… en cualquier momento, en cualquier lugar y donde sea! ―digo mientas me cierno hacia ella.

―No eres un super héroe ―señala y suelta una risita mientras la sostengo y beso locamente por todo su cuello.

―¡Verás como de increíble puedo ser señora Colley, más tarde esta noche! ―argumento seductoramente, moviéndome hacia su mandíbula y mordiéndola gentilmente.

Intenta escaparse, pero desde que estoy tarde, le dejo escaparse de todas maneras.

―Tengo que irme… Te veré esta tarde ―digo.

Me giro hacia Bailey sentada en el banco del desayunador próximo al lugar que acababa de desocupar para abordar a mi esposa, la saco de su asiento y le doy un beso de nariz y un abrazo. Se retuerce, pero le gusta.

Ahora salgo para el trabajo para ganar algo de dinero para sostener mi familia.

***

La "Última Voluntad y Testamento" desastrosa está llegando rápido a Imogen. Sencillamente amo como sus correos vienen a nombre de la señora Imogen Colley. Me gusta pensar cómo de enojado su padre debe estar sabiendo que estaba casada. Asumo que su madre debe saber para este tiempo también, desde que él probablemente tuvo que decirle. Hombre, ¡quería reírme en sus caras!

 Es media mañana cuando Reagan entra para decirme que tengo una visita. No estoy seguro de quién es, porque si fuera Imogen y Bailey, Reagan habría dicho simplemente: tu esposa e hija están aquí. Como normalmente haría.

Entro a la oficina y mi estómago cae. Prue se encuentra sentada en un sillón y está vestida para matar, y no de la buena manera. Me refiero… está vestida como una puta. O mi Dios… está cambiada, y nada de eso se ve bien desde donde me encuentro parado.

No me sorprende que él no le hiciera entrar en el taller… todos los chicos la habrían tomado por una prostituta, y ahora mismo, no tengo idea qué está pensando Reagan de mí.

―Prue ―digo en voz alta, así que él puede escucharme. Reagan por lo menos debería ser capaz de recordar que el nombre de la madre de Bailey es Prue.

―Sax. ―Se gira, su voz se encuentra ligeramente quebrada e inestable. Me encuentro jodidamente furioso con ella.

―¿Qué quieres? ―pregunto…  no estoy siendo amable.

―Tu madre dijo que te habías mudado a una casa grande en el campo, así que me preguntaba si seguías trabajando aquí… no podía comprender cómo podías permitírtelo ―explica.

Oh, esto no está pasando… ¿está detrás de dinero? ¡Qué demonios!

―Me mudé ―le respondo y lo dejo así. No quiero que sepa a dónde.

―¿Cómo está Bailey? ―pregunta.

―Bien ―contesto.

―¿Dónde está? ―inquiere.

―En casa con Imogen ―dejo escapar… Mierda, no quería mencionar a Imogen… No quiero que Prue sepa de ella.

Me da una mirada de confusión. ¡Imogen no es un nombre que le sea familiar y espero por su próxima pregunta sin nada de entusiasmo!

―¿Quién es Imogen? ―Arruga su cara. Prue solía ser hermosa… ahora luce como una mujer que solía ser hermosa antes de la adicción a la heroína. Su piel está amarillenta y la zona debajo de sus ojos se encuentra magullada… sus pupilas se encuentran contraídas como si estuviera mirando directamente al sol, lo que claramente no está haciendo… Estamos en una simple oficina de un taller… No hay nada demasiado animado o brillante en ella.

Está lloriqueando  y se encuentra muy delgada. Su cabello está lacio y se ve como la mayoría de los adultos de los cuales huía cuando éramos niños teniendo un hijo. Estoy enfadado que ella me dejó para venir con esta mierda. Al mismo tiempo lo agradezco, porque si ella se hubiera quedado, nunca hubiese encontrado a Imogen. Por más jodidas que estuvieron las cosas en su momento… convergieron eventualmente a este punto. Ahora, simplemente me encuentro molesto que tenga la audacia de buscarme después de tanto tiempo.

Solo la observo… Aún no le he respondido, desde que me encuentro evaluando todo sobre ella. Parece enojada porque no he dicho nada.

―Sax… ¿quién es Imogen y porqué Bailey está con ella? ―demanda.

―Ella es mi esposa ―le respondo.

La expresión en la cara de Prue es una de completa conmoción.

―¿Estás casado? ―pregunta en voz baja.

―Sí.

―Tu madre no lo mencionó ―declara.

―No lo sabía… no fue invitada ―explico.

―¿No invitaste a tu madre? ―dice con voz entrecortada.

No sé por qué eso la sorprende, pero eso solo reafirma la comprensión de qué tan lejos ha caído y ahora forma parte del jodido desastre del que escapamos todos aquellos años atrás. La cultura la ha reclamado y esas personas ahora son su gente.

―No. No lo hice ―contesto.

―¿Cuánto tiempo has estado casado? ―pregunta.

―Un tiempo. ―No tengo deseos de contarle nada más―. ¿Por qué estás aquí Prue? ―pregunto.

―Solo pensé que ahora que tienes dinero suficiente para mantenerte por tu propia cuenta, podrías permitirte dejarme tener a Bailey un par de días en la semana ―razona.

―¿Qué demonios? ―regreso.

—Bueno, el pago de asistencia social no es mucho, y te habrías enfrentado a perder algo de ello conmigo si yo hubiera tenido a Bailey un par de días de la semana anteriormente —razona.

―¡Oh por Dios! Nunca he tomado un centavo del fondo social para ayudarme con Bailey… ¡Ni un maldito día! He trabajado desde antes que naciera… ¿recuerdas? La he mantenido todos los días trabajando duro Prue ―argumento.

―Bien, también tengo derecho. Quiero ver a mi bebé ―se queja.

―¡Quieres la ayuda para niños para pagar tus drogas! ―grito.

―No uso drogas Sax… ¡Nunca he estado en eso, deberías saberlo! ―chilla.

―¡Estás jodiéndome! Bailey no puede hablar Prue, ¿Aprenderás el lenguaje de señas para hablar con ella? ¿Cómo harás eso? ―le digo, gritándole.

―¿Todavía no escribe? ―pregunta en voz alta.

―¡Tiene cinco años! ¿Qué tanto crees que puede escribir? ―Estoy furioso.

―Vaya, ¿tu esposa habla con ella por señas? ―dice de forma sarcástica.

―¡Sí… lo hace! ―le grito.

―¿Qué? ¿Es sorda también, lo es? ¡Te casaste con una sorda! ―Se ríe entre dientes.

―No, no lo es ―Me enojo.

―Pues también tengo derecho a ver a mi hija. ¡Ni siquiera sé cómo se ve! ―argumenta Prue.

―¡Adiós Prue! ―le regreso y giro para irme.

―No… Sax. Realmente lo digo en serio. Quiero ver a Bailey, ¡por favor! ―ruega.

No sé por qué, pero me doy cuenta que  no es únicamente mi decisión por tomar. Necesito hablar con Imogen.

―Dame tu número… Hablaré con mi esposa sobre eso ―razono.

―¿Hablar con tu esposa? ¿Qué tiene que ver ella con esto? ―gruñe.

―Es la madre de Bailey… Tiene que ver en todo de esto ―razono de forma enojada.

―¡Soy la madre de Bailey… nadie más! ―Se enoja.

―¿Entonces dónde has estado los últimos cuatro años? ―le digo como un golpe.

No tiene nada que decir a eso, así que simplemente escribe su número y su dirección y empieza a irse.

―Si tengo algo que decirte, te dejaré saber mañana ―le explico.

―Bien, es eso o te veré en la corte ―dice de forma agresiva, antes de irse.

―¡MALDICIÓN! ―grito, después que se va.

―Jesús, hombre… ¡es una perra! Imogen es como una mejora gigantesco ―Reagan dice desde atrás.

Solo asiento… cuál es el punto en explicar que elle solía ser agradable y dulce. Aún entonces, Imogen hubiera sido una mejora. No voy a relajar con esto… iré directamente a la corte. Necesito hablar con Imogen. No quiero a Bailey en ningún lugar cerca de Prue.

Prue vino y quiere empezar a visitar a Bailey. El problema es que está drogada con D mayúscula y pienso que solo quiere dinero para su adicción. Quiero solicitar un asesoramiento con un abogado.

Hoy, 10:23

¿Te encuentras bien? ¿Conoces algún abogado que ejerza derecho familiar? Pienso que si estás seguro en la razón por la que quiere ver a Bailey, entonces definitivamente deberíamos buscar asesoramiento legal. Te amo. Besos.

Hoy, 10:25.

Y solo con eso, Imogen hace que todo esté bien nuevamente.

―Reagan, ¿conoces a alguien que ejerza derecho familiar? ―pregunto.

―Por supuesto… Sandra tiene bastantes amigos ―responde.

―¿Puedes conseguirme un número de teléfono, por favor? ―pregunto, sentándome en una silla opuesta a él.

―Espera… Llamaré a la oficina de Sandra y obtendré uno para ti ―dice.

Para la hora del almuerzo, realizo una cita para ver al señor John Buttrose el lunes. Está haciendo un espacio para mí en tan poco tiempo porque soy un amigo de una amiga. La primera consulta es gratis, lo cual es bueno, porque no tengo idea de cómo podremos permitirnos esto.

El resto del día transcurre muy lentamente, que encuentro difícil atravesarlo.

Una vez llego a casa, es como si la burbuja protectora me envolviera nuevamente… y regreso a nuestro pequeño mundo de bondad. Me siento un poco ridículo pensando ese tipo de cosas. En serio, vamos… ¡estoy hablando como si fuéramos tres ositos cariñositos viviendo en una nube detrás de algún estúpido arcoíris o alguna mierda así! Maldición…

Y cuando entro y mi ardiente esposa está inclinada hacia el horno, revisando la cena, con su trasero levantado…. vuelvo a pensar  en cómo atraerla a mi cama esta noche… o… ahora… ¡en la ducha!

 ―¿Dónde está Bailey? ―pregunto, mirando alrededor de la cocina sin verla, así que muevo mi mano hacia la pequeña falda de Imogen para sentir la piel de su trasero.

Se retuerce para alejarse un poco, pero no la dejo. Me muevo detrás de ella, agarrando sus caderas. Ella termina lo que estaba haciendo y se levanta, cerrando la puerta del horno.

Se gira en mis brazos y planta sus labios en los míos, pero solo me da un beso rápido.

―¿Quieres venir arriba y ducharte conmigo? ―pregunto. Niega con un gesto.

―Vamos… Haré que valga la pena ―razono, inclinándome para besar su garganta… pero señala por encima de mi hombro.

Miro brevemente y observo a mi madre y a Prue paradas, mirándonos a mí y a mi esposa con expresiones seriamente airada. Me giro.

―¿Dónde está Bailey? ―susurro. Ella mira hacia arriba, y comprendo que Bailey está en el piso superior… ¡Bien!

―¿Por cuánto tiempo han estado aquí? ―susurro otra vez. Ella levanta sus manos tres veces con cinco dedos―. ¿Quince minutos? ―digo en voz baja. Ella asiente.

―Imogen, ¿puedes esperarme arriba? ―pregunto con la voz un poco alta, así las mujeres detrás de mí puedan escuchar.

Se despega de mí y camina hacia el borde de las escaleras, y con solo un vistazo más, las sube.

―La has entrenado bien ―se queja Prue.

—Entonces, eres feliz de revisar esa caja y escoger las cosas que recuerdas que tu abuela usaba en su vida cotidiana, pero no deseas las cosas que llevaba a eventos y a los clubes de campo de mierda. —Resumo… estamos sentados en la mesa de nuevo, y me he obligado a tomarla de la mano y a jugar a la familia feliz hasta que se vuelva algo natural, lo que por ahora ha pasado.

Asiente y dice con su dominante mano izquierda que sí, ya que le estoy sosteniendo la derecha. Siento como que el peso del mundo se ha levantado de mis hombros. Nos hemos comprometido... ahora es el momento de ir a la cama, tengo trabajo por la mañana y he arreglado que Tom le traiga la caja del tesoro a ella por la mañana para que la revise. Además de todo eso, mañana después del trabajo tengo una cita con John Buttrose para discutir mis opciones con respecto a Bailey.

Me pongo de pie y sosteniendo la mano de Imogen, la ayudo a levantarse.

—Vamos Imi... ¡llévame a la cama! —digo.

Me sigue. Sin embargo, antes de que subamos por la escalera, me toca el hombro para llamar mi atención.

—¿Visitarás a Katie conmigo el sábado? —dice con señas, esperanzada.

—¡Claro! ¿El sábado es 11? —pregunto, atrayéndola hacia mí.

Soy un imbécil... esta noche recién ha sido puesto en perspectiva por completo. Ella se ha preparado para el día de hoy durante cinco años, y en el camino la han jodido, ha crecido, se ha enamorado, la han jodido otra vez, tuvo que aguantar a mi ridícula mierda, tuvo que casarse rápidamente y ser madre de nuevo. Ahora me siento tan estúpido... porque dejé que mi cabeza caliente esta noche me dominara, y si no fuera porque ella perdió el control y me obligó a enfrentar las cosas, una grieta pudo haberse formado a partir de ese enfrentamiento, una que podría habernos socavado aún más en el camino y nos hubiera deshecho.

—Imi... lo siento he sido un completo idiota. Te prometo que voy a esforzarme más. ¿Me perdonas? —le pregunto, deseando desesperadamente que me dé un sí genuino, no uno fingido y roto.

En lugar de eso, me besa suavemente, me toma de la mano y me lleva a la cama en donde me desnuda, así como a sí misma; y luego procede a hacerme el amor suave y lentamente.

Voy a tomar eso como el sí más genuino disponible.

—¿Saxon…? !John! —John se presenta a sí mismo; extendiendo su mano y haciéndome pasar a su oficina. Se asoma por la puerta para hablar con su secretaria—. Jordan... te puedes ir cuando hayas terminado ahí... ¿puede cerrar con llave cuando salgas? Sin embargo, no te preocupes por las alarmas; las pondré en cuanto salga de aquí después de la reunión con el señor Colley. —Le explica a su secretaria en su escritorio afuera de su oficina.

—Saxon... ¿cómo estás hoy? ¿Puedo darte un café... un vaso de agua o algo así? —pregunta cálidamente. No es muy mayor, tal vez tenga treinta y cinco años. Sin embargo es una montaña de hombre... toda una cabeza más alta que yo, sus hombros tan anchos como un defensa en futbol americano, y tiene un gran agarre cuando estrecha mi mano. Su cabello castaño claro está afeitado como Patrick Stewart de Star Trek, con entradas y todo...

—No, estoy bien —explico.

—Así que... cómo puedo ayudarte —interviene.

—Tengo una hija de cinco años, y su madre ha estado fuera de escena durante cuatro años, solo para aparecer recientemente y crear problemas para volver a verla —empiezo.

—Entonces, ¿ella no se ha contactado de ninguna forma desde que tu hija tenía qué edad exactamente? —pregunta, sacando una pluma de su bolsillo y haciendo garabatos en un bloc de notas.

—Desde que Bailey tenía 13 meses de edad —explico.

—¿El nombre de tu hija es Bailey? —pregunta.

—Sí… Bailey Marie Colley —respondo.

—¿Cuántos años tiene en este momento? —pregunta.

—Cumplirá 6 en Octubre —explico—. El 21 de Octubre —aclaro.

—Entonces… aproximadamente tiene 5 años y nueve meses de edad —calcula.

—Sí.

—¿Y tiene algún conocimiento de su madre? —pregunta.

—No —digo rotundamente.

Se recuesta en su silla y me mira por encima de la parte superior de sus manos. —¿Nunca le has hablado de su mamá? —Me pregunta.

—No —confirmo.

—¿Por qué?

—Bailey es sorda, y ha sido una lucha solamente para llegar a este punto. Ha tenido que soportar la escolaridad suplementaria y aprender a hacer señas, al igual que yo, y no vi la necesidad de complicar las cosas —razono.

—Está bien... así que tiene necesidades especiales —afirma.

Odio que sea metida en la categoría de necesidades especiales, ya que Bailey no tiene nada de malo en su cabeza o en su cuerpo físico... con la excepción clave de su audición.

—Sí... tiene necesidades especiales —refunfuño. Él no se da cuenta.

—Y has sido el único responsable de ella... déjame hacer las matemáticas... durante cuatro años y medio —pide confirmación.

—Correcto... bueno, en realidad el último mes ha sido diferente —empiezo.

—¿Qué tan diferente? —interroga.

—Me casé, y mi esposa más o menos se ha hecho cargo de la casa y de Bailey —explico.

—¡Felicidades! —dice efusivamente.

Este hombre en este momento es bastante agradable... pero puedo ver que fácilmente puede darse la vuelta y ser un hijo de puta gravemente intimidador... Me alegro de que se encuentre de mi lado... por lo menos le pagaré para que esté de mi lado.

—Gracias.

—¿Y cómo se lleva su hija con su madrastra? —pregunta.

—Excelentemente... ella quería llamarla mamá antes de que incluso nos casáramos —explico.

—Vaya... debe ser una gran mujer —dice.

—¡Lo es! —le confirmo.

—¿Entonces su nueva esposa es conocida como mamá? ¿Y hace señas y participa activamente en todas las necesidades de cuidado de su hija? —pregunta.

—Sí, sí y sí para todo —respondo.

—¡Bien! Ahora, háblame de la madre biológica... ¿cómo hizo ella para pedirte ver a su hija?... ¿tiene un abogado, te llamó, te escribió? —pregunta, con su pluma preparada.

—No, vino a mi trabajo luciendo como una prostituta, y totalmente drogada con algunas sustancias mientras demandaba que la dejara tener a Bailey un par de veces a la semana y que le elaborara un plan de pago —explico.

—¿En serio? —pregunta, sentándose derecho de nuevo.

—¡En serio! —Confirmo.

—Entonces, ¿qué le dijiste? —pregunta, inclinándose hacia adelante otra vez.

—Le dije que la llamaría después de discutirlo con mi esposa —explico.

—Apuesto a que eso resultó muy bien —se ríe con sus cejas levantadas.

—Uh... no... por supuesto que no —digo sarcásticamente.

—Entonces, ¿qué pasó después? —pregunta.

—Le envié un mensaje de texto a mi esposa, ella estuvo de acuerdo en que necesitábamos asesoramiento profesional... por lo tanto usted, y luego, cuando me fui a casa, Prue y mi mamá estaban esperándome —explico.

—¿Y Prue es su esposa? —pregunta.

—No, Imogen es mi esposa... Prue es mi ex —explico.

—¡Así que tu ex se presentó en su casa con su madre! —pregunta.

—Sí... al parecer viven juntas —confirmo y además le explico.

—Qué bien... ¿tienes algo que ver con tu madre? —pregunta.

—No —respondo.

—¿Por qué? —pregunta.

—Es una drogadicta y exactamente no tuve la mejor vida al crecer —razono.

—¡De acuerdo! ¡Y crees que Prue también anda con drogas! —empieza a juntar las piezas.

—Sé que es así —reitero.

—¿Cómo lo sabes? —pregunta.

—Lo confirmó con la policía cuando ellos aparecieron —explico.

—¿Los policías fueron a tu casa? —pregunta.

—Sí, mi esposa y yo los llamamos por un disturbio doméstico, ya que tanto mi madre y Prue estaban tirándose encima de mí y trataban de golpearme. Han sido acusados y también tiene órdenes de restricción —explico.

—Maldición... ¡has tenido unos días ajetreados! —dice, sacudiendo su cabeza.

—Muy de acuerdo —respondo.

—Así que, volviendo a las drogas... ¿tenía algo con ella? —pregunta.

—¡Sí! —confirmo.

—¿Por ellas tuvo cargos de posesión? —pregunta.

—No tan rápido. Mi mamá no tenía nada con ella, y mi padre tenía crack en su auto, afuera de la casa —explico.

—¡María Santísima de Dios! Has estado lleno de mierda hasta el cuello... ¡tiempo para sair de ahí muchacho! —dice—. ¿Consumes drogas? —pregunta.

—¡No hombre! —respondo.

—¿Estás dispuesto a hacerte la prueba? —pregunta.

—¡Por supuesto! —contesto.

—Bien, bien... ahora, antecedentes... ¿alguna vez has probado drogas? —pregunta.

—No. Solamente bebía un poco cuando era adolescente, pero nada de drogas. Mis padres estaban tan jodidos, que yo no quería nada de eso —explico.

—Oh... ¡muy bien! —sonríe—. Pero Saxon, ¿existen esqueletos en tu armario que necesitan ser mencionados para que no haya sorpresas? —pregunta.

Solamente puedo pensar realmente en uno.

—Sí... me enganché con una drogadicta hace unos dos años y medio, lo que me llevó a estar bajo el escrutinio de los servicios de bienestar infantil —explico.

—¿Te quitaron a Bailey? —pregunta.

—¡Oh, no! —niego con mi cabeza—... En realidad no sabía lo que estaba pasando hasta que se presentaron, y salí de esa situación el mismo día. Tuve reuniones y asesoramiento, pero lo dejaron todo bastante rápido y nos dejaron solos —explico.

—Oh... bueno, nos salvamos por un pelo, pero allí te han rozado muy mal... Sin embargo, no creo que tengamos nada de qué preocuparnos realmente con eso. Ciertamente podemos discutir sobre ese incidente —dice—. Ahora, ¿qué quieres que haga?

—Lo que sea necesario para mantener a Prue fuera de nuestras vidas —exijo.

—De acuerdo... ¡Estoy en ello! Te llamaré luego en la semana con una carta borrador para tu ex para que leas detenidamente, y me gustaría obtener copias de las órdenes de alejamiento, y de los informes de la policía. ¿Tienes un archivo policial? —pregunta.

—Registros juveniles solamente... mayormente de asalto físico y daños a la propiedad pública, y todas antes de cumplir los 16 —explico.

—De acuerdo... no serán capaces de sacarlas a relucir —explica.

—Genial —digo, antes de revisar datos personales, tales como fechas de nacimiento, direcciones y detalles de trabajo.

Al salir, nos damos la mano y me explica que mi caso será muy sencillo, y que probablemente mantendré la custodia total de Bailey. Estoy feliz, así que me voy a casa con mi pequeña familia.